Diferencia entre revisiones de «Elecciones en Madrid durante la Segunda República española»

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In 1930, Madrid was the capital city of Spain, and the second biggest city with a population of 952,832 (following Barcelona, which had just over a million inhabitants). Although many electoral processes had been carried out in Spain since the end of the former regime and the arrival of the liberal state, the years of the Second Republic consisted of an exceptional period in which political activity obtained an unusual strength. Following the title of one of the best known paintings of Stanley G. Payne, the Second Republic represented the ‘first Spanish democracy’.(↑ Payne Stanley G., (1995), La primera democracia española: la Segunda República, 1931-1936, Barcelona: Editorial Paidós, ISBN 84-493-0128-9. Publicado originalmente en 1993 como Spain's First Democracy: The Second Republic, 1931-1936. La reseña en la Casa del Libro indica lo siguiente:
El significado de la Segunda República española, eclipsado en gran parte por la sangrienta y catastrófica guerra civil que la siguió, fue en el fondo, y sin lugar a dudas, el de una entidad histórica por derecho propio, uno de los mayores intentos nacionales de democratización y reforma política habidos en Europa entre las dos guerras mundiales. Empeñado en nadar contra la corriente del fascismo europeo de la época, y situado en el marco histórico del liberalismo español, el régimen se esforzó por establecer las primeras bases verdaderamente democráticas de la historia de España e instituir reformas fundamentales en el ámbito estatal.) It was like this because the proclamation of the Second Republic involved the definite arrival of masses of people to a public life, a process which the dictatorship of Primo de Rivera had tried to prevent and which had ended up a failure, which firstly ended with the dictatorship itself, and that finally, by means of the general elections on 12th April 1931, led to a change of the system. Despite being a period of increasing radicalization and political instability, which finished in a civil war, this period between 1931 and 1926 was the longest democratic period that Spain enjoyed before the restoration of the democratic system in the 70’s, with four electoral processes carried out.

Revisión del 15:10 9 may 2010

Durante la Segunda República hubo cuatro procesos electorales de carácter nacional: tres a Cortes y uno para elección de compromisarios para elegir al Presidente de la República.

En 1930, Madrid era la capital y segunda ciudad en población de España, con 952.832 habitantes (tras Barcelona, que sobrepasaba ligeramente el millón de habitantes). Aunque desde el fin del Antiguo Régimen y el advenimiento del Estado liberal se habían llevado a cabo numerosos procesos electorales en España, los años de la Segunda República constituyeron un periodo excepcional durante el cual la actividad política adquirió una intensidad inusitada. Siguiendo el título de una de las obras más conocidas de Stanley G. Payne, la Segunda República constituyó la «primera democracia española».[1]​ Ello fue así porque la proclamación de la República supuso el advenimiento definitivo de las masas a la vida pública, un proceso que la dictadura de Primo de Rivera había tratado de impedir y que había concluido con un fracaso, que primero acabó con la propia dictadura y que finalmente, mediante las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, llevó a un cambio de régimen. A pesar de tratarse de una época de creciente radicalización e inestabilidad política, que finalizó en una guerra civil, el periodo comprendido entre 1931 y 1936 fue el periodo democrático más prolongado del que disfrutó España antes de la reinstauración del régimen democrático en la década de 1970, llevándose a cabo cuatro procesos electorales de ámbito estatal.

En el caso madrileño, al tratarse de la capital del Estado, los partidos políticos otorgaban una gran importancia a las elecciones en Madrid, presentando a sus líderes y figuras más representativas por la capital. De acuerdo con la ley electoral, la ciudad de Madrid formaba una única circunscripción electoral, separada de su provincia, en la que durante todo el periodo republicano se dio el triunfo de las candidaturas republicanas y de izquierdas, casi siempre en grandes coaliciones, magnificadas por la ley electoral, incluso cuando la tendencia en el resto de España era contraria: Conjunción Republicano-Socialista en 1931, PSOE en 1933 (mientras que en el resto de España ocurrió justamente lo contrario, con el triunfo de las candidaturas radicales y cedistas) y Frente Popular en 1936. Diputados por Madrid fueron futuros ministros, presidentes de las Cortes, como Julián Besteiro o Diego Martínez Barrio, del Consejo de Ministros, como Manuel Azaña, Alejandro Lerroux, Francisco Largo Caballero, Juan Negrín o Rodolfo Llopis (en el exilio), o de la República, como el propio Azaña. La intensificación de la vida política en Madrid, favorecida por la proliferación de partidos, que son ya de masas, en contraposición con los partidos de notables típicos de la Restauración, se vio acompañada por la eclosión de la prensa, con un amplio espectro de publicaciones que cubrió todo el arco político.

La nueva legislación electoral

Archivo:Imagen de las Cortes en 1920.jpg
Palacio de las Cortes en 1920. La Constitución de la Segunda República preveía que el poder legislativo residiese en las Cortes, unicamerales, compuestas por el Congreso de los Diputados.

Artículo 6.º
[...] La ciudad de Madrid y la ciudad de Barcelona constituirán circunscripciones propias, y el resto de los pueblos de cada una de esas provincias formarán a su vez circunscripciones independientes de la capital. [...]

Artículo 7.º
A los fines de la elección de Diputados, queda modificado el artículo 21 en el sentido de que en las circunscripciones se verificará por el sistema de listas con voto restringido, para lo cual, donde haya que elegir 20 Diputados, cada elector podrá votar 16; donde 19, 15; donde 18, 14; donde 17, 13; donde 16; 12; donde 15, 12; donde 14, 11; donde 13, 10; donde 12, 9; donde 11, 8; donde 10, 8; donde 9, 7; donde 8, 6; donde 7, 5; donde 6, 4; donde 5, 4; donde 4, 3; donde 3, 2, y donde 2, 1.

Artículo 11.º
Para que los candidatos puedan ser proclamados Diputados a Cortes Constituyentes será preciso, además de aparecer con el mayor número de votos escrutados, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 52 de la ley Electoral, haber obtenido cuando menos el 20 por 100 de los votos emitidos. Cuando un candidato, a pesar de no haber logrado la mayoría relativa, no alcance el tanto por ciento aludido, se declarará, en cuanto a él, nula la elección y se procederá a celebrar otra el domingo siguiente, en cuyo escrutinio el voto quedará restringido, según la escala aplicable al número de vacantes que resultaren de la primera elección. Para ser proclamado Diputado en la segunda elección, bastará con obtener la mayoría relativa de los votos.

De acuerdo con la ley electoral promulgada por el gobierno provisional mediante un decreto con fecha del 8 de mayo de 1931,[2]​ que modificaba la ley electoral entonces en vigor (la del 8 de agosto de 1907) y que con mínimas modificaciones, estaría en vigor durante toda la República, la ciudad de Madrid constituía una circunscripción electoral distinta del resto de la provincia (según el artículo 6, las ciudades de Madrid y Barcelona constituían circunscripciones separadas de su provincia, al igual que todas las capitales de provincia que, con su partido judicial, superasen los 100.000 habitantes, en cuyo caso capital y partido judicial formaban una circunscripción electoral y el resto de la provincia otra).

El cambio fundamental en la ley electoral consistió en introducir, «en vez de la antigua elección uninominal por pequeñas circunscripciones, la elección por lista y por provincia, por un sistema mixto entre mayoritario y proporcional, que concedía amplia prima a la candidatura mayoritaria, pero reservaba cierto número de puestos a la minoritaria [un 20%]»,[3]​ y todo ello, tal como indicaba el prefacio del propio decreto, para evitar la «coacción caciquil [y] la compra de votos». Así, las listas electorales debían incluir, como mucho, un 80% de los puestos elegibles en la circunscripción. Cada elector podía votar como máximo a ese mismo número de candidatos (que no tenían que pertenecer a las mismas listas); la lista ganadora obtenía ese 80% de los escaños. Los restantes quedaban para la minoría más importante. También se eliminaba el controvertido artículo 29 de la ley electoral vigente, mediante el cual, cuando había una única candidatura, se proclamaban elegidos sin votación los candidatos.

El propósito de la ley electoral era potenciar parlamentariamente a los partidos más fuertes, creando mayorías estables que sustentasen al gobierno y, al mismo tiempo, permitir la representación de las minorías (no obstante, era posible forzar el propósito de la ley y aspirar a copar todos los escaños de una circunscripción, como hicieron las derechas navarras en 1933 y 1936, que formaban una candidatura con el mismo número de miembros que escaños a elegir en la circunscripción; a la hora de presentarlos, sin embargo, los distribuían por los diversos distritos electorales de modo que sólo se presentase en cada uno el número de candidatos legal; el predominio electoral era tan grande que al hacer la suma de votos en todos los distritos, todos los candidatos resultaban elegidos). Ese propósito mostró pronto su fracaso, al propiciar grandes coaliciones que luego no actuaban unidas en las Cortes, permitiendo incluso la representación de grupos minoritarios que, incluso con una representación puramente proporcional nunca hubiesen accedido al Parlamento (como por ejemplo comunistas o falangistas). Finalmente, el efecto más pernicioso de la ley electoral fue el de propiciar grandes bandazos en la composición de las Cortes entre una legislatura y la siguiente, que no se correspondían con el peso efectivo de cada partido o coalición entre la población y sí con el grado de amplitud de las diferentes coaliciones formadas.

Durante la Segunda República tuvieron lugar cuatro procesos electorales a nivel estatal: tres elecciones generales y una elección de compromisarios para la elección de Presidente de la República (existieron también otras convocatorias de rango inferior, como los plebiscitos para la aprobación de los estatutos de autonomía de Cataluña, País Vasco y Galicia; las elecciones municipales en los municipios en los que se había impugnado la elección del 12 de abril de 1931, celebradas el 31 de mayo del mismo año, en aquellas en los que en 1931 se había elegido la corporación sin votación, en virtud del artículo 29 de la ley electoral, celebradas el 23 de abril de 1933 y las convocadas en Cataluña el 14 de enero de 1934;[4]​ y las elecciones al Parlamento de Cataluña de 1932). Fueron estas:

Elecciones a Diputados para las Cortes Constituyentes

Tras la proclamación de la República, fueron convocadas Cortes Constituyentes, en elecciones celebradas el 1 de julio de 1931, las cuales redactaron y aprobaron la Constitución el 9 de diciembre de 1931.

Tras la instauración de la Segunda República, se llevaron a cabo las elecciones a Cortes Constituyentes el 1 de julio de 1931. A estas elecciones las derechas concurrieron de forma totalmente desorganizada (los monárquicos, aún desconcertados por la abdicación de Alfonso XIII y la proclamación de la República no comparecieron como tales, expresando así su rechazo hacia un régimen, el republicano, cuya legitimidad negaban) en tanto que la Conjunción Republicano-Socialista presentó una lista única, formada por candidatos de peso, tanto por parte del PSOE como por la de los diversos partidos republicanos. Se elegían 18 diputados (por lo que las candidaturas presentaban a 14 candidatos, quedando cuatro escaños para las minorías). Las candidaturas que se presentaron en Madrid fueron las siguientes:

  • Coalición republicano-socialista, compuesta a partes iguales por candidatos socialistas y republicanos. Por parte socialista, la Agrupación Socialista Madrileña eligió a Cordero, Largo Caballero, Besteiro, Saborit, Ovejero, Sanchís Banús y Trifón Gómez (de ellos, tres eran intelectuales o procedían del mundo universitario, Besteiro, Ovejero y Sanchís Banús, y cuatro eran dirigentes de la UGT). Por parte republicana, resultaron elegidos los siguientes candidatos: Pedro Rico (alcalde de Madrid, de Acción Republicana, el partido de Manuel Azaña), Marial (Partido Federal), Tapia (radical socialista), Lerroux (líder del Partido Republicano Radical), Castrovido (Derecha Liberal Republicana, el partido del presidente de la República, Alcalá Zamora), Juarros, Sacristán y Sánchez Román (independientes).
  • Candidatura de Acción Nacional. Acción Nacional, fundada el 29 de abril de 1931 y aún sin estructurar, constituía el primer intento de organización de la derecha católica heredera del conservadurismo dinástico (incluyendo al maurismo, versión del regeneracionismo personalizada en Antonio Maura, muerto en 1925). Su aglutinante en Madrid era el equipo redactor de El Debate, el periódico de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, encabezado por Herrera Oria, si bien se integraron también en la candidatura algunos candidatos próximos a la extrema derecha. Los candidatos más significativos fueron el marqués de Lema, antiguo ministro conservador, Goicoechea, ex ministro maurista y ex diputado por Madrid, posteriormente fundador de Renovación Española, el propio Herrera Oria, director de El Debate y dirigente de Acción Nacional y Manuel Castellano. El diario monárquico ABC llamó a votar a esta candidatura.
  • Candidatura tradicionalista. Los jaimistas (carlistas seguidores de Jaime de Borbón) presentaron un único candidato: Hernando de Larramendi.
  • Candidatura de apoyo a la República, de carácter moderado y formado fundamentalmente por empresarios: Ossorio y Gallardo, Sánchez Guerra, Félix Montiel, presidente del Círculo Mercantil y director del Ahora, y Melquiades Álvarez, antiguo líder del Partido Reformista.
  • Además existieron varias candidaturas minoritarias. Se trataba en muchos casos de candidaturas disidentes de los partidos oficiales y, en su inmensa mayoría, pertenecían a la extrema izquierda, ya fuese burguesa o comunista: la candidatura de Pureza Republicana (candidatura de un grupo disidente de la Derecha Liberal Republicana, que sólo presentaba siete candidatos, para ser votados en lugar de los socialistas de la lista republicano-socialista), la candidatura republicana democrático-federal (candidatura disidente del Partido Republicano Federal, de la que formaban parte Francisco Pi y Arsuaga, Eduardo Barriobero —que posteriormente sería presidente de los federales— y el conspirador republicano Ramón Franco, que poco antes había participado en un conato de revuelta anarquista en Andalucía), la candidatura radical-socialista revolucionaria o del bloque revolucionario (candidatura disidente del Partido Republicano Radical Socialista, de carácter izquierdista y extremista y opuesta a las relaciones del partido con la Derecha Liberal Republicana, de la que también formaba parte Ramón Franco), la candidatura del pueblo (otro grupúsculo de agitadores de diversas tendencias unidos por su aversión al republicanismo gobernante, en la que de nuevo se encuentra Ramón Franco) y tres candidaturas autoproclamadas comunistas: la candidatura presidencial comunista, promovida por un insignificante partido republicano presidencialista, sin relación real con el comunismo, la candidatura del Bloque Obrero y Campesino, promovida por la facción disidente del comunismo dirigida por Joaquín Maurín, mayoritaria en Barcelona pero insignificante en Madrid, y la candidatura oficial comunista, liderada por el secretario general del PCE José Bullejos.
Candidatos más votados en las elecciones a Cortes Constituyentes1
Candidato Votos %
Lerroux (rep.) 133.789 87,03
Castrovido (rep.) 126.603 82,35
Sánchez Román (rep.) 125.375 81,55
Pedro Rico (rep.) 124.227 80,81
Largo Caballero (soc.) 118.431 77,04
Besteiro (soc.) 117.917 76,70
Tapia (rep.) 115.769 75,30
Juarros (rep.) 114.326 74,37
Sanchís (soc.) 111.879 72,77
Ovejero (soc.) 110.866 72,12
Marial (rep.) 106.879 69,52
Cordero (soc.) 104.567 68,02
Saborit (soc.) 103.882 67,57
Trifón Gómez (soc.) 98.290 63,93
Ossorio y Gallardo (apoyo Rep.) 38.970 25,35
Melquiades Álvarez (apoyo Rep.) 35.621 23,17
Sánchez Guerra (apoyo Rep.) 35.124 22,85
Herrera Oria (Acc. Nac.) 27.865 18,13
Notas:
  1. Los datos son los tomados del diario El Liberal.[5]

Los resultados constituyeron una victoria aplastante de la candidatura republicano-socialista, existiendo una abstención del 34%. Así, su candidato más votado, Lerroux, obtuvo un 90% de los votos (un 58% de los electores). El primero de los socialistas, Besteiro, sobrepasó el 75%. Se observa, dentro de la candidatura republicano-socialista, una preferencia de los electores por la moderación y por el relieve de los candidatos dentro de la política española, lo cual explica que los candidatos republicanos estén por encima de los socialistas, al menos en los puestos más importantes. Las diferencias entre los candidatos más y menos votados se explica por el voto de parte del electorado moderado y derechista a los candidatos republicanos más afines (esto es, muchos votantes habrían votado sólo a los candidatos republicanos de la coalición republicano-socialista, dejando fuera a los socialistas). Los candidatos socialistas y de otros grupos izquierdistas habían obtenido sus mejores resultados en los distritos del sur y, en general, en los de condición social proletaria. Se definía de esta forma una distribución geográfica del voto que permanecería constante en gran medida durante toda la duración de la República y que había empezado a constatarse desde 1893, cuando se implantó el sufragio universal. Según esta tendencia, los distritos del sur habían dado sus votos en gran medida a republicanos y posteriormente a republicano-socialistas.

A continuación se encontraba la candidatura de Apoyo a la República, si bien con una votación sensiblemente inferior (unos 60.000 votos con respecto al candidato socialista menos votado. Probablemente, estos candidatos obtuvieron sufragios de personas que prescindieron del voto a los socialistas dentro de la candidatura republicano-socialista. El más votado fue Ossorio y Gallardo, de filiación inequívocamente republicana, siendo seguido por Melquiades Álvarez y Sánchez Guerra, personajes de relevancia nacional pero no específicamente republicanos. Sólo Montiel, relativamente desconocido, es sobrepasado por candidatos de Acción Nacional.

La candidatura de Acción Nacional sufrió una notable derrota, especialmente comparada con el porcentaje obtenido por las candidaturas monárquicas en las elecciones municipales, si bien sus cuatro candidatos obtuvieron más de 20.000 votos. Es probable que la popularidad del nuevo régimen hubiera sustraído votos del electorado derechista que anteriormente votaba a las candidaturas monárquicas. Las diferencias entre Herrera y el resto de componentes de su candidatura se debe probablemente a su carácter monárquico.

El resto de candidatos obtiene votaciones testimoniales. Larramendi, el candidato carlista, saca 7.521 votos. Del resto de candidaturas disidentes, destacan Soriano, con 9.480 y Ramón Franco, con 4.916. El candidato comunista, Bullejos, apenas llega a 2.769 votos.

Segunda vuelta del 12 de julio de 1931

De acuerdo con la nueva legislación electoral, para que un diputado fuese proclamado, debía obtener más del 20% de los votos emitidos, lo que no ocurría en el caso de Herrera Oria. De no obtenerlos, los puestos no cubiertos deberían ir a una segunda vuelta a la que presentarían todas las candidaturas que lo deseasen. Se presentaron Luis Bello, de Acción Republicana, por la coalición republicano-socialista, el mismo Herrera Oria y el marqués de Lema, por Acción Nacional, el carlista Larramendi y un candidato nuevo, Larrabeiti, proclamado "lerrouxista autónomo".

La elección se presentaba como poco reñida y, efectivamente, contó con una abstención del 88% (50.700 votos frente a un censo de 230.308). El candidato republicano obtuvo el escaño con 47.933 votos.

Elección parcial del 4 de octubre de 1931

Resultados de las elecciones parciales del 5 de octubre de 1931
Candidato Votos %
Cossío (republicano-socialista) 56.401 61,83
Primo de Rivera (derechas) 28.651 31,41
Bullejos (comunista) 5.983 6,56

Esta elección parcial se llevó a cabo para completar la representación de la ciudad de Madrid en las Cortes, al no haber sido el número de diputados electo en la elección anterior proporcional al número de electores existentes en Madrid, de acuerdo a la ley electoral.

Sin embargo, esta elección parcial estuvo lejos de la apatía de la segunda vuelta de julio. Desde entonces, las Cortes Constituyentes habían comenzado a debatir intensamente las disposiciones de la nueva Constitución republicana y las derechas habían empezado a inquietarse, especialmente ante el cariz que estaban tomando asuntos como la cuestión religiosa o el estatuto catalán. Se presentaron únicamente tres candidaturas: la de José Antonio Primo de Rivera, que se presentaba reivindicando la figura de su padre, Miguel Primo de Rivera (Falange Española no sería fundada hasta 1933), agrupando a los sectores de la derecha antirrepublicana; la de extrema izquierda revolucionaria, liderada por el líder del PCE, Bullejos; y Manuel Bartolomé de Cossío, el insigne pedagogo, como candidato republicano-socialista.

La participación fue bastante superior a la de la segunda vuelta anterior, llegando a casi un 40% (91.214 votos de un censo de 230.308). El triunfo volvió a ser de la candidatura republicano-socialista pero se observa una disminución de su porcentaje, por un gran crecimiento de la candidatura de las derechas (no obstante, Bartolomé de Cossío, enfermo, no llegaría a tomar posesión de su acta de diputado).

Relación de diputados elegidos por la circunscripción de Madrid capital en la legislatura 1931-1933

Los siguientes 18 diputados fueron electos por la circunscripción de Madrid capital, eligiéndose uno adicionalmente que no llegó a tomar posesión (las adscripciones son las que figuran en su ficha del Congreso de los Diputados):

Elecciones Generales del 19 de noviembre de 1933

Las elecciones de 1933, las primeras en las que las mujeres pudieron votar, se llevaron a cabo en una situación de desunión y desconcierto de las fuerzas republicanas e izquierdistas, tras la crisis de la mayoría gubernamental y el abrupto fin de la legislatura. En Madrid (donde esta vez se elegían 17 diputados, con 13 para la mayoría y 4 para las minorías) se presentó una gran cantidad de candidaturas, de las que sólo cinco llevaban candidatos a todos los puestos: por la derecha se presentaron dos, una republicana en torno a los radicales y los conservadores de Miguel Maura y otra que tenía como base a Acción Popular (derecha católica) y la derecha monárquica antirrepublicana (la cual unificaría finalmente a tradicionalista y alfonsinos y se iría haciendo más autoritaria, al asimilar las tesis del legitimismo maurrasiano francés); por la izquierda tres, una republicana procedente básicamente de Acción Republicana y los radical-socialistas; otra socialista y finalmente otra comunista.

La candidatura de las derechas no republicanas estaba formada por un carlista (Larramendi), dos miembros del partido monárquico alfonsino Renovación Española (Calvo Sotelo y Goicoechea), un agrario, Royo Villanova (de acendrado españolismo y significado oponente al estatuto de autonomía de Cataluña, contra el que llegó a publicar un libro, Un grito contra el Estatuto), tres miembros de la CEDA (Marín Lázaro, Valiente y Gil-Robles y seis independientes (dos monárquicos liberales, entre los que se encontraba Luca de Tena, propietario del diario monárquico ABC, tres miembros de instituciones económicas y Pujol, director del diario derechista Informaciones. En las discusiones para crear la candidatura, Gil-Robles había conseguido imponer su visión de la candidatura como frente antimarxista en vez de netamente derechista e incluso de extrema derecha, vetando la participación de candidatos como Sanjurjo (preso por su participación en el golpe de Estado del año anterior), Albiñana o Primo de Rivera.

La candidatura republicana de derechas se formó con el apoyo de los radicales y los conservadores de Miguel Maura. Se trataba de una candidatura compuesta por hombres de prestigio, incluyendo figuras políticas de talla nacional y grandes figuras intelectuales. Así, integraban la candidatura Lerroux, Pi y Arsuaga (jefe del Partido Federal e hijo de Francisco Pi y Margall), Miguel Maura, Lara, Zavala, Martínez Reus, Verdes Montenegro, intelectual y anteriormente socialista, Unamuno, Malagarriga, Vives, Montero y Cardona. Al parecer, Lerroux había ofrecido la entrada en la candidatura a Ortega y Gasset y Gregorio Marañón, que éstos habían rechazado.

La candidatura republicana de izquierdas estaba compuesta por miembros de Acción Republicana, radical-socialistas, independientes de izquierda y algún federal. Antes de presentarse, se había pedido a los socialistas que se unieran a ellos, ofreciéndoles diez de los quince puestos, ofrecimiento que había sido rechazado. La candidatura la formaron finalmente Azaña, Castrovido, Marcelino Domingo, Ángel Galarza (radicalsocialista y posteriormente miembro del PSOE), Ruiz Funes, Barnés, Catalina Salmerón, Torre, Marial, Escudero, Pérez, Amós Salvador e Hinojar. Se trataba de figuras representativas del gobierno durante el bienio progresista que acababa de terminar y que en su inmensa mayoría respaldarían a Azaña en la fundación de Izquierda Republicana tras las elecciones.

La candidatura socialista, una vez rechazada la coalición con los republicanos de izquierda, planteaba en su candidatura madrileña a la práctica totalidad de su plana mayor, incluyendo intelectuales y líderes sindicales de Madrid y su provincia: Largo Caballero, Besteiro, Trifón Gómez, Jiménez de Asúa, Araquistáin, Álvarez del Vayo, L. Martínez, Ramón Lamoneda (prietista y secretario general del PSOE desde 1935), Hernández Zancajo, Llopis, Gracia, Negrín y Mairal.

La candidatura comunista llevaba como candidatos a los principales líderes del partido, tras la purga que había hecho desaparecer a Bullejos y sus partidarios, entre los que se encuentran José Díaz, secretario general del partido, y Dolores Ibárruri.

Finalmente existió una candidatura electoral con un único candidato, el jurista y prestigioso republicano Felipe Sánchez Román (que más tarde fundaría el efímero Partido Nacional Republicano), que había sido elegido diputado en las elecciones anteriores como independiente en las listas de la coalición republicano-socialista.

Candidatos más votados en las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933
Candidato Votos %
Besteiro (soc.) 151.905 39,05
Jiménez de Asúa (soc.) 146.762 37,73
Largo Caballero (soc.) 145.461 37,40
Araquistáin (soc.) 144.651 37,19
Álvarez del Vayo (soc.) 144.243 37,08
Llopis (soc.) 141.264 36,32
Negrín (soc.) 140.737 36,18
Lamoneda (soc.) 139.577 35,88
Trifón Gómez (soc.) 139.312 35,82
Martínez (soc.) 139.079 35,76
Royo Villanova (derechas) 139.047 35,75
Gracia (soc.) 137.903 35,45
Mairal (soc.) 136.672 35,14
Gil-Robles (derechas) 136.538 35,10
Zancajo (soc.) 135.381 34,81
Calvo Sotelo (derechas) 133.557 34,34
Matesanz (derechas) 133.410 34,30
Pujol (derechas) 133.374 34,29

Uno de los aspectos más relevantes de los resultados electorales fue que, al presentarse los partidos republicanos y de izquierda por separado, en lugar de integrando grandes coaliciones, su análisis permite calibrar con más finura la implantación de cada una de las corrientes políticas.

A diferencia de en el resto de España, en la circunscripción de Madrid capital hubo una ajustada victoria de los socialistas. Éstos obtuvieron un 39% de los votos, en tanto que la candidatura de derechas quedaba en un 35,7%. Les seguían la de derecha republicana (20,8%), izquierda republicana (11,8%) y comunistas (3,2%).[24]​ A pesar de la fragmentación de las anteriores coaliciones, puede observarse que el voto en Madrid es relativamente estable: un cuarto de los votos para cada una de las tendencias representadas (derechas no republicanas, izquierdas socialistas, y republicanos, de todas las tendencias), en tanto que el cuarto restante se abstiene. La participación (con un censo que, gracias a la concesión del voto femenino, había pasado de unos 230.000 electores a 530.000) había mejorado, pasando de un 66% en la anterior elección al 73%.

Por lo que respecta a la candidatura de centro-derecha republicana, se observa que gran parte de sus votos en las elecciones anteriores se han ido a otras opciones que ya no comparten candidatura con los radicales (socialistas y republicanos de izquierda) o a la ya factible opción de derechas no republicana. Aún así, su candidatura obtiene unos resultados significativos: el propio Lerroux (81.000 votos), Maura (76.000) y Unamuno (75.000) encabezan los sufragios de la candidatura. El último candidato obtiene 65.000 votos.

La candidatura de centro-izquierda republicana sufre una seria derrota, fruto de su impopularidad en el último tramo de la legislatura. El resultado más notable es el del propio Azaña, que apenas llega a 46.000 votos (Azaña sería elegido diputado por Vizcaya, en la lista socialista liderada por Indalecio Prieto), en tanto que el del último de su candidatura, Galarza, obtiene 16.000, a poca distancia de los comunistas. El segundo candidato, Marcelino Domingo, apenas llega a los 28.000 votos.

La candidatura de derechas no republicanas obtiene un gran triunfo, especialmente si se comparaban con los resultados de las elecciones anteriores. Las diferencias dentro de esta candidatura son de las menores, apenas 9.000 votos. En general, los candidatos percibidos como más moderados obtienen el mayor número de sufragios. Así, el candidato más votado es Royo Villanova, favorecido por sus campañas en contra del estatuto catalán, pero aceptando en la práctica el régimen republicano. El segundo fue Gil-Robles, de acreditado prestigio parlamentario. En tercer lugar, Calvo Sotelo, al que sin duda benefició el prestigio alcanzado por su exilio, y cuya evolución hacia la derecha extrema aún no se había producido. Los últimos puestos fueron ocupados por los candidatos de más significada adscripción derechista: Marín (CEDA), Goicoechea (líder de Renovación Española) y Larramendi (carlista).

En la candidatura socialista ocupan los primeros puestos los candidatos de carácter intelectual, beneficiados por el voto de las izquierdas republicanas, en tanto que los líderes sindicales de carácter local ocupan los últimos, siendo incluso sobrepasados por candidatos de las derechas. Salvo Largo Caballero, beneficiado por su carácter relevante en la política nacional, todos los primeros puestos (Besteiro, Jiménez de Asúa, Araquistáin, Álvarez del Vayo, Llopis y Negrín) tienen carácter intelectual.

La candidatura comunista obtiene unos resultados mediocres, obteniendo apenas un 3,2% de los votos. Curiosamente, los mejores resultados (14.000 votos) los obtiene Balbontín, procedente de la facción más extremista de los radicales-socialistas (y que encabezó en 1931 la candidatura radical-socialista revolucionaria), que obtiene votos de los electores más izquierdistas del republicanismo. A continuación (13.700) se sitúa Francisco Galán, beneficiado sin duda por el hecho de ser hermano del mártir de la República, Fermín Galán, fusilado en Jaca en 1931. El secretario general, Díaz, obtiene 12.700 votos.

Finalmente, la candidatura personal de Sánchez Román obtiene unos bueno resultados que, aunque insuficientes (26.550 votos), resultan ser superiores a los de todos los candidatos comunistas y gran parte de los republicanos de izquierdas.

De nuevo, la correlación clase social-tendencia de voto aparece clara. Los socialistas obtienen sus mejores resultados en los distritos proletarios de Inclusa, Hospital y Latina, siendo en los barrios burgueses de los distritos de Centro, Hospicio y Buenavista donde sus porcentajes son menores. En el caso de la candidatura derechista, sus resultados son precisamente los inversos.

Como conclusión final puede hablarse de recuperación de las derechas y práctica desaparición del republicanismo de izquierdas, con un mantenimiento del socialismo. Si en vez de la ley electoral mayoritaria el sistema hubiese sido proporcional, habrían resultado elegidos 7 socialistas, 5 derechistas, 3 ó 4 republicanos de centro y 2 ó 1 republicanos de izquierdas.

Segunda vuelta del 3 de diciembre de 1933

Candidatos más votados en la segunda vuelta de las elecciones de noviembre de 1933 (3 de diciembre)
Candidato Votos %
Besteiro (soc.) 177.655 50,15
Jiménez de Asúa (soc.) 176.249 49,75
Negrín (soc.) 176.171 49,73
Mairal (soc.) 176.005 49,69
Araquistáin (soc.) 175.895 49,65
Álvarez del Vayo (soc.) 175.913 49,66
Gracia (soc.) 175.851 49,64
Martínez (soc.) 175.842 49,64
Hernández Zancajo (soc.) 175.736 49,61
Lamoneda (soc.) 175.707 49,60
Trifón Gómez (soc.) 175.679 49,59
Largo Caballero (soc.) 175.254 49,47
Llopis (soc.) 175.168 49,45
Matesanz (derechas) 171.381 48,38
Rodríguez Jurado (derechas) 171.319 48,36
Riesgo (derechas) 171.106 48,30
Pujol (derechas) 170.721 48,19

La ley electoral del 27 de julio de 1933, que modificaba ligeramente el decreto del gobierno provisional de 1931, estipulaba que para que los candidatos vencedores pudiesen ser proclamados electos se requería que el primer candidato de la lista triunfante obtuviese, al menos, el 40% de los votos. Al haberse quedado Besteiro a unos 4.000 votos, era necesario repetir las elecciones. A esta segunda vuelta no podrían acudir las candidaturas que no hubiesen obtenido al menos un 8% de los votos, lo que dejó fuera a comunistas y a Sánchez Román.

A pesar de que la ley permitía la presentación de las mismas listas que habían concurrido a la primera vuelta (siempre que hubiesen superado el 8%) y que se alterasen los miembros de las candidaturas, finalmente concurrieron sólo dos listas, las que habían obtenido mejores resultados en la primera vuelta: socialistas y derechas no republicanas. Todas las candidaturas republicanas se retiraron. Las de izquierda visto el fracaso en primera vuelta y la necesidad de la colaboración de los socialistas para obtener representación parlamentaria (lo que ocurriría con Azaña, elegido en segunda vuelta en Bilbao, gracias a la posibilidad que brindaba la nueva ley de modificar las candidaturas en la segunda vuelta). Los radicales por su rechazo a unirse a los monárquicos de la coalición derechista. Los pronósticos apuntaban a la victoria socialista, debido a la previsible abstención radical. Por ello, cinco de los candidatos de la lista derechista, los más prestigiosos y conocidos, entre ellos los que mejores resultados habían obtenido (Goicoechea, Calvo Sotelo, Royo Villanova, Gil-Robles y Valiente), al haber sido elegidos en otros puntos de España en primera vuelta, no se presentaron.

En la segunda vuelta, aumentó la abstención, pero no espectacularmente (sólo un 5%). Los resultados, aunque constituyeron una victoria de los socialistas, dieron unos resultados cercanos al empate. La diferencia entre el primer derechista, Matesanz, y el primer socialista, Besteiro, es de apenas 6.000 votos (si se compara con los últimos candidatos socialistas, Llopis y Largo Caballero, apenas 4.000). Mientras que el aumento de votos socialistas respecto a la primera vuelta es de unos 26.000 votos, en el caso derechista es mayor, unos 32.000. Dentro de la candidatura derechista, los peores resultados van a los candidatos más inequívocamente derechistas, como Luca de Tena o el carlista Larramendi. En el campo socialista es significativa la penúltima posición alcanzada por Largo Caballero, secretario general del partido, explicable por la deriva revolucionaria que empieza a manifestarse en la campaña electoral. De acuerdo con la ley electoral, los socialistas obtuvieron 13 diputados y las derechas 4 (en una distribución proporcional, apenas un escaño hubiese separado ambas candidaturas).

Relación de diputados elegidos por la circunscripción de Madrid capital en la legislatura 1933-1936

Los siguientes 17 diputados fueron electos por la circunscripción de Madrid capital (las adscripciones son las que figuran en su ficha del Congreso de los Diputados):

Elecciones Generales del 16 de febrero de 1936

Monumento a Largo Caballero en los Nuevos Ministerios, Madrid (J. Noja, 1985). Largo Caballero fue, junto con Julián Besteiro, el único diputado que fue elegido por la circunscripción de Madrid en todas las elecciones a Cortes del periodo republicano.

Las elecciones de febrero de 1936 tuvieron lugar en medio de un clima de creciente división política de la sociedad española, de la cual Madrid era un vivo ejemplo. La elaboración de las candidaturas en Madrid resultó dificultosa, debido a la presentación, únicamente, de dos grandes coaliciones electorales, lo que obligaba a complejas negociaciones para acomodar a todos los posibles candidatos. De nuevo se elegían 17 diputados.

Se había acordado que la candidatura del Frente Popular contase con 7 miembros del PSOE y 6 de los restantes partidos (cuatro de Izquierda Republicana, uno de Unión Republicana y un comunista). Comunistas y Unión Republicana presentaron a sus líderes, Martínez Barrio y José Díaz respectivamente. Socialistas e Izquierda Republicana realizaron antevotaciones. En las republicanas, los elegidos por los militantes fueron Azaña, Pérez Urria, Ramos y Velao (quedando fuera, por ejemplo, republicanos ilustres como Castrovido).

Las antevotaciones socialistas fueron significativas porque mostraban el creciente predominio de la facción revolucionaria caballerista, que controlaba la potente Agrupación Socialista Madrileña (erigida ya en contrapoder dentro del partido a la ejecutiva federal controlada por Prieto), siendo barrida la candidatura besteirista (Caballero obtuvo 2.886 votos, por 1.269 de Besteiro; este último resultado se debió probablemente a su prestigio personal puesto que otros besteiristas obtuvieron resultados testimoniales, como Trifón Gómez, que apenas obtuvo 368 votos). Al haber obtenido la mayoría necesaria sólo cinco candidatos, partidarios de Caballero, hubo de acudirse a una segunda vuelta, en la que sí que fue elegido Besteiro.

En la candidatura de las derechas, las dificultades eran mayores si cabe. En primer lugar por la reclamación de los monárquicos de un número elevado de candidatos. Posteriormente, los mismos monárquicos propusieron como candidato a Giménez Caballero, ideólogo del fascismo español, a lo que se opuso de nuevo Gil-Robles, sin éxito. Finalmente, la candidatura estuvo compuesta por cinco miembros de la CEDA (con Gil-Robles a la cabeza), tres de Renovación Española (siendo Calvo Sotelo el elemento más destacado), un carlista, dos radicales y dos independientes (Royo Villanova y Giménez Caballero).

Durante el periodo anterior a las elecciones, se barajó la posibilidad de que existiese una candidatura centrista liderada por Portela Valladares, que no llegó a concretarse. También se presentó una candidatura falangista formada por su plana mayor: Primo de Rivera, Ruiz de Alda, Sánchez Mazas y Fernández Cuesta.

Candidatos más votados en las elecciones generales del 16 de febrero de 1936
Candidato Votos %
Besteiro (PSOE) 224.540 53,95
Martínez Barrio (UR) 224.337 53,90
Manuel Azaña (IR) 223.826 53,78
Pérez Urria (IR) 222.642 53,50
Jiménez de Asúa (PSOE) 222.639 53,50
Ramos (IR) 222.600 53,49
Velao (IR) 222.556 53,48
Araquistáin (PSOE) 221.247 53,16
De Francisco (PSOE) 221.129 53,13
Hernández Zancajo (PSOE) 220.893 53,08
Álvarez del Vayo (PSOE) 220.838 53,06
Largo Caballero (PSOE) 220.310 52,94
José Diaz (PCE) 220.195 52,91
Marín (CEDA) 186.090 44,71
Bermúdez (CEDA) 185.997 44,69
Serrano (CEDA) 185.929 44,68
Riesgo (CEDA) 185.706 44,62

Las elecciones contaron con una amplia participación, superior a la de elecciones anteriores (un 77,48%). Los resultados muestran un triunfo claro, pero no aplastante, de la candidatura del Frente Popular en Madrid, superior al acontecido, al menos en porcentaje de votos, en toda España (54% de los votos, frente a un 45% de las derechas y un residual 1% falangista), lo cual hizo innecesaria una segunda vuelta. El triunfo fue maximizado por la ley electoral.

Dentro de la candidatura del Frente Popular, los mejores resultados corresponden a los más moderados: Besteiro y los candidatos republicanos. Por el contrario, los obtenidos por los socialistas son función inversa de su radicalismo (siendo Largo Caballero el menos votado y, fuera del socialismo, el comunista José Díaz obtuvo resultados incluso por debajo). El segundo socialista en resultados, Jiménez de Asúa, pertenece a la facción prietista del PSOE. Las candidaturas frentepopulistas obtuvieron la victoria en los distritos con mayor proporción de obreros industriales: Inclusa (76,1%), Hospital (69,9%), La Latina (66%) y Universidad (58,3%), en tanto que cosechaba sus peores resultados en Centro (34,8%), Hospicio (39%) y Buenavista (40,8%). La correlación base social-tendencia política se hace más clara que nunca.

La candidatura derechista ha sido derrotada claramente por la izquierdista, pero sube en votos y porcentaje comparándola con la segunda vuelta de 1933 (aunque si se compara con la primera vuelta, en la que el 41% del electorado había votado a candidatos de centroderecha como Lerroux y Royo Villanova, se observa una disminución, hasta el 34%), lo que podría indicar que parte del electorado radical seguía siendo reticente a votar a una candidatura que incluyese candidatos monárquicos. Los primeros resultados los obtienen los candidatos de la CEDA, seguidos por el radical Montero y por el también cedista Gil-Robles (que resultaría elegido por la circunscripción de Salamanca). Los candidatos menos votados son los más claramente antisistema: el carlista y el fascista. Aunque en general los candidatos más moderados obtienen mejores resultados, esta regla no afecta a los candidatos radicales, previsiblemente desacreditados por los escándalos que habían sacudido a su partido en la legislatura saliente (si bien obtienen mejores resultados que los monárquicos de Renovación Española. Las derechas vencieron en los distritos de Centro (62,4%), Hospicio (59,9%), Buenavista (58,2%) y Palacio (56,6%).

La candidatura falangista obtuvo unos resultados insignificantes (con Primo de Rivera como candidato más votado, con 4.995 votos), muy inferiores a los obtenidos por los comunistas en las elecciones anteriores, obteniendo sus mejores resultados en los distritos de clase alta. La diferencia de votos entre Primo de Rivera y el resto de candidatos (que se quedaron en una horquilla entre 3.700 y 3.200 votos) indica la popularidad de aquel entre determinados sectores derechistas.

Relación de diputados elegidos por la circunscripción de Madrid capital en la legislatura 1936-1939

Los siguientes 17 diputados fueron electos por la circunscripción de Madrid capital (las adscripciones son las que figuran en su ficha del Congreso de los Diputados):

Elección de compromisarios del 26 de abril de 1936

El Palacio Nacional era la residencia oficial del Presidente de la República. La destitución de Niceto Alcalá-Zamora puso en marcha los mecanismos para elegir un nuevo presidente, mediante la elección de compromisarios.
Resultados de las elecciones a compromisarios del 26 de abril de 1936
Candidato Votos %
Castrovido (IR) 194.241 83,04
Serrano (IR) 193.746 82,83
Salmerón (IR) 193.679 82,80
Ballester (IR) 192.996 82,51
Rodrigo (UR) 192.671 82,37
Menéndez (PSOE) 188.968 80,79
Lois (PSOE) 188.713 80,68
Mazón (PSOE) 188.633 80,64
Cabo (PCE) 188.586 80,62
Muñoz (PSOE) 188.434 80,56
Cantos (PSOE) 187.946 80,35
Del Rosal (PSOE) 187.816 80,29
Díaz Alor (PSOE) 187.770 80,27
Tarofo (conservador rep.) 27.968 11,96
Lafora (conservador rep.) 27.915 11,93
Robles Romero-Robledo (conservador rep.) 27.907 11,93
Moreno (conservador rep.) 27.883 11,92
En blanco 12.840 5,49
Varios 808 0,35

Estas elecciones se convocaron a raíz de la destitución del presidente de la República, Alcalá Zamora, por las Cortes Generales (7 de abril de 1936). Según la Constitución, el nuevo presidente debía ser elegido por las Cortes y por un número de compromisarios, elegidos al efecto, igual al número de diputados (en el caso de Madrid se elegiría de nuevo a 17, con 13 para la mayoría y 4 para las minorías).

La situación política se había deteriorado desde el mes de febrero y las derechas anunciaron su abstención en estas elecciones, invocando el estado de desorden a su juicio existente y el comportamiento, tildado de irregular, de la Comisión de Actas de las Cortes en los casos de Cuenca y Granada, cuyas elecciones fueron anuladas. Por parte frentepopulista también existía cierta confusión, al no ser claro quien era el candidato del Frente Popular a la presidencia. Tras el veto socialista a Prieto, Azaña era quien suscitaba mayores apoyos, pero Izquierda Republicana se resistía a perder a su líder y relegarlo a un puesto más bien pasivo y secundario.

Se presentaron sólo dos candidaturas. Una de ellas era la gubernamental del Frente Popular, que reproducía las mismas proporciones que en las elecciones de febrero: siete socialistas (Menéndez, Díaz Alor, Muñoz, Cantos, Del Rosal, Mazón y Lois), cuatro miembros de Izquierda Republicana (Castrovido, Serrano, Salmerón y Ballester), uno de Unión Republicana (Rodrigo) y un comunista (Cabo). Enfrente había una única candidatura, promovida por el conservador republicano Miguel Maura, con el propósito de dar visos de normalidad a las elecciones y tratar de atraerse a una parte de los electores de derechas al sistema republicano. La formaban miembros locales del partido de Maura (Moreno, Tarofo, Lafora y Robles Romero-Robledo), constituida únicamente para ocupar los cuatro puestos de la minoría, dando por descontado el triunfo frentepopulista.

La participación fue muy inferior a la de anteriores elecciones (233.910 votantes de un censo de 532.765, un 43,9%), fruto de la abstención de las derechas. Los resultados obtenidos por la candidatura frentepopulista fueron muy similares a los obtenidos en febrero anterior, si bien con una disminución en unos 30.000 votos. Esta reducción puede achacarse tanto a lo poco reñido de la elección como a la insatisfacción con la política del gobierno. De modo similar a anteriores elecciones, los candidatos más moderados, los republicanos, obtienen resultados significativamente superiores a los socialistas y comunistas.

Los republicanos conservadores obtienen una votación no desdeñable pero que muestra a las claras su fracaso en atraer al electorado derechista. Los votos en blanco son significativos (constituyeron el 5,5% de los votos) y son atribuibles a electores de derechas que, aún descontentos por las candidaturas existentes, aún aceptan el sistema (también de funcionarios de ideología derechista, dado que, por ley, los funcionarios estaban obligados a votar). Todos los candidatos fueron elegidos, al ser igual al número de puestos en juego.

Diputados elegidos por la circunscripción madrileña en las tres legislaturas

Los sufragios en la circunscripción de Madrid permanecieron relativamente estables a lo largo de las tres legislaturas. Sólo la legislación electoral republicana y la alteración de las coaliciones concurrentes, especialmente en el campo de la izquierda y el republicanismo, hicieron que las formaciones que obtuviesen representación fuesen mucho más cambiantes que el apoyo electoral que realmente suscitaban. El PSOE fue el único partido que obtuvo una representación sustancial a lo largo de todas las elecciones, al tratarse del partido con mayor respaldo electoral en la capital. Sin embargo, la propia evolución de la Agrupación Socialista Madrileña, progresivamente inclinada al largocaballerismo revolucionario, y la existencia de primarias, hicieron que fuesen pocos los diputados socialistas que repitieron en las distintas convocatorias. De este modo sólo los socialistas Julián Besteiro, que gozaba de gran prestigio personal, y Francisco Largo Caballero, que controlaba la ASM, resultaron elegidos diputados por la capital en las tres legislaturas republicanas. En la primera, en la lista de la Conjunción Republicano-Socialista; en la segunda, en la del PSOE; y en la tercera, en la del Frente Popular. Otros, como Melquiades Álvarez, Araquistáin, Azaña, Anastasio de Gracia, Jiménez de Asúa, Lamoneda, Lerroux, Llopis, Martínez Barrio, Negrín, diputados en las tres legislaturas, lo fueron en alguna de ellas por una circunscripción diferente a la madrileña.

Referencias

  1. Payne Stanley G., (1995), La primera democracia española: la Segunda República, 1931-1936, Barcelona: Editorial Paidós, ISBN 84-493-0128-9. Publicado originalmente en 1993 como Spain's First Democracy: The Second Republic, 1931-1936. La reseña en la Casa del Libro indica lo siguiente:
    El significado de la Segunda República española, eclipsado en gran parte por la sangrienta y catastrófica guerra civil que la siguió, fue en el fondo, y sin lugar a dudas, el de una entidad histórica por derecho propio, uno de los mayores intentos nacionales de democratización y reforma política habidos en Europa entre las dos guerras mundiales. Empeñado en nadar contra la corriente del fascismo europeo de la época, y situado en el marco histórico del liberalismo español, el régimen se esforzó por establecer las primeras bases verdaderamente democráticas de la historia de España e instituir reformas fundamentales en el ámbito estatal.
  2. Texto digitalizado del decreto tal como lo publicó el 10 de mayo la Gaceta de Madrid (requiere visor de formato de imágenes TIFF)
  3. Manuel Tuñón de Lara, (2000), La España del siglo XX, volumen II: «De la Segunda República a la Guerra Civil (1931-1936)», Madrid: Akal, pág. 317
  4. Elecciones Municipales de 12 de abril de 1931
  5. (Tusell: 204-208)
  6. Ficha de Melquiades Álvarez en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  7. Ficha de Luis Bello en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  8. Ficha de Julián Besteiro en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  9. Ficha de Roberto Castrovido en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  10. Ficha de Manuel Cordero en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  11. Ficha de Trifón Gómez en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  12. Ficha de César Juarros en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  13. Ficha de Francisco Largo Caballero en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  14. Ficha de Alejandro Lerroux en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  15. Ficha de Melchor Marial en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  16. Ficha de Ángel Ossorio y Gallardo en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  17. Ficha de Andrés Ovejero en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  18. Ficha de Pedro Rico en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  19. Ficha de Andrés Saborit en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  20. Ficha de José Sánchez-Guerra en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  21. Ficha de Felipe Sánchez-Román en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  22. Ficha de José Sanchís en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  23. Ficha de Luis de Tapia en la legislatura 1931-1933 en el histórico de diputados del Congreso
  24. Los porcentajes de votos no suman un 100% puesto que se han calculado tomando el mejor de los candidatos en cada candidatura.
  25. Ficha de Julio Álvarez del Vayo en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  26. Ficha de Luis Araquistáin en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  27. Ficha de Julián Besteiro en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  28. Ficha de Trifón Gómez en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  29. Ficha de Anastasio de Gracia en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  30. Ficha de Carlos Hernández Zancajo en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  31. Ficha de Luis Jiménez de Asúa en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  32. Ficha de Ramón Lamoneda en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  33. Ficha de Francisco Largo Caballero en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  34. Ficha de Rodolfo Llopis en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  35. Ficha de Antonio Mairal en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  36. Ficha de Lucio Martínez en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  37. Ficha de Mariano Matesanz en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  38. Ficha de Juan Negrín en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  39. Ficha de Juan Pujol en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  40. Ficha de Honorio Riesgo en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  41. Ficha de Adolfo Rodríguez Jurado en la legislatura 1933-1936 en el histórico de diputados del Congreso
  42. Ficha de Julio Álvarez del Vayo en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  43. Ficha de Luis Araquistáin en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  44. Ficha de Manuel Azaña en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  45. Ficha de Antonio Bermúdez en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  46. Ficha de Julián Besteiro en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  47. Ficha de José Diaz en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  48. Ficha de Enrique de Francisco en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  49. Ficha de Carlos Hernández Zancajo en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  50. Ficha de Luis Jiménez de Asúa en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  51. Ficha de Francisco Largo Caballero en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  52. Ficha de Rafael Marín en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  53. Ficha de Diego Martínez Barrio en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  54. Ficha de Leandro Pérez Urria en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  55. Ficha de Enrique Ramos en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  56. Ficha de Honorio Riesgo en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  57. Ficha de Mariano Serrano en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso
  58. Ficha de Antonio Velao en la legislatura 1936-1939 en el histórico de diputados del Congreso

Bibliografía

  • Javier Tusell, (1970), La Segunda República en Madrid. Elecciones y partidos políticos, Madrid, Depósito legal: M. 10.837-1970

Enlaces externos