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* [http://hoxe.vigo.org/conecenos/cies.php?lang=es Las Islas Cíes en la página oficial del Ayuntamiento de Vigo]
* [http://hoxe.vigo.org/conecenos/cies.php?lang=es Las Islas Cíes en la página oficial del Ayuntamiento de Vigo]
* [http://www.riadevigo.org Ría de Vigo]
* [http://www.turismodevigo.org/cies_es.php Las Islas Cíes en la página oficial de Turismo de Vigo]
* [http://www.turismodevigo.org/cies_es.php Las Islas Cíes en la página oficial de Turismo de Vigo]
* [http://www.vigoenfotos.com/cies.html 750 Fotos de las Islas Cíes e información completa]
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Revisión del 17:49 3 may 2010

Islas Cíes
Vista de las Cíes desde el Monteferro
Ubicación geográfica
Océano Atlántico
Coordenadas 42°14′00″N 8°54′00″O / 42.233333333333, -8.9
Ubicación administrativa
País EspañaBandera de España España
División Vigo
Localidades Vigo
Provincia Provincia de Pontevedra
Características generales
Superficie 4,4635 km²
Punto más alto 197 m (en el Alto das Cíes)
Población
Población 3 habitantes, que son los vigilantes del parque[1]​ hab.
Otros datos
Número de islas 3:
Isla de Monteagudo o Isla Norte
Isla Do Faro o Isla do Medio
Isla de San Martiño o Isla Sur

Las Islas Cíes, pertenecientes al municipio de Vigo,[2]​ forman un archipiélago situado en la boca de la ría del mismo nombre, en las Rías Bajas gallegas, en la Provincia de Pontevedra (España). Fueron declaradas parque natural en 1980, y están incluidas en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia creado en 2002.

En febrero del año 2007 el periódico británico The Guardian eligió la playa de Rodas, en la isla de Monteagudo, como "la playa más bonita del mundo".

El archipiélago

Este archipiélago está formado por tres islas, la de Monteagudo o Illa Norte, la Do Faro o Illa do Medio y la de San Martiño o Illa Sur.

La isla de Monteagudo está separada de la costa de Cabo Home, en la península del Morrazo, por el canal Norte, y de la isla de San Martiño por un estrecho de aproximadamente 500 metros conocido como Freu da Porta. Mientras, la isla do Faro ha acabado unida a la isla Norte por una acumulación de arena en la parte interior del archipiélago, en la cara este de las islas, que forma la playa de Rodas, de 1.200 metros. Al subir la marea, el agua pasa entre las dos islas por la cara oeste y, taponada por la playa, se llena la albufera formada entre el arenal y las rocas. El pico más alto se encuentra en la zona norte de la isla de Monteagudo, en el Alto das Cíes, de 197 metros de altitud y tiene una superficie emergida de 434 hectáreas.

Vista de las islas de Monteagudo e do Medio desde la Costa da Vela

Su formación geológica es de finales del Terciario, cuando se produjeron los hundimientos de algunas partes de la costa, con lo que penetró el mar y se crearon las rías. Todas las islas atlánticas son las cumbres de las sierras costeras que quedaron parcialmente bajo el mar y están formadas casi en su totalidad por piedra granítica.

Las tres islas son montañosas con una cara oeste abrupta, con acantilados casi verticales de más de 100 metros y numerosas cuevas (furnas) formadas por la erosión del mar y el viento. La cara este tiene laderas algo más suaves cubiertas por bosques y matorral y se encuentra protegida de los vientos atlánticos, lo que permite la formación de playas y dunas.

Las borrascas atlánticas pasan sobre las islas, descargando al chocar con la costa, por lo que las Cíes reciben más o menos la mitad de lluvia que el resto de la costa de las Rías Bajas.

El Parque Natural

Atardecer en la ría de Vigo, con las Islas Cíes al fondo.
Vista parcial de la playa de Rodas con la vegetación al fondo

Debido al alto valor natural de este espacio y al rápido deterioro que estaba sufriendo por causa de las actividades humanas, en el año 1980 son declaradas parque natural. La situación legal de protección va variando a lo largo de los años hasta que el 21 de noviembre de 2000, el Parlamento Gallego acuerda por unanimidad pedir al gobierno central la declaración del archipiélago como parque nacional. El Congreso de los Diputados tomó el acuerdo definitivo en julio de 2002, creando el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, formado por un conjunto de archipiélagos, islas e islotes que son las Cíes, Ons, Sálvora, Noro, Vionta, Cortegada y Malveiras.

El parque tiene una parte terrestre y otra marítima que comprende una franja de 100 metros, medidos a partir de la bajamar. En las Cíes está prohibida la pesca submarina desde 1992.

Desde 1988 las islas tienen además la consideración de ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves). También se encuentran incluidas, en el ámbito europeo, en la Red Natura 2000, que desarrolla directivas comunitarias de hábitats y aves.

Los parques nacionales son áreas naturales poco transformadas por la acción humana que, sobre la base de su interés paisajístico, geológico, sus ecosistemas o la singularidad de su flora y su fauna, poseen unos valores estéticos, ecológicos, educativos o científicos por los que merecen una especial protección. En las Cíes están excluidas, por tanto, todas las actividades que alteren o pongan en peligro la estabilidad de los ecosistemas. Se permite la pesca artesanal profesional, siempre supeditada a la conservación de los recursos naturales. Sí se apoyan las actividades tradicionales que hayan contribuido a conformar el paisaje y que sean compatibles con su desarrollo.

Las ZEPAs son zonas a proteger especialmente para evitar la contaminación y el deterioro de los lugares en que habitan y nidifican las aves de forma permanente o en sus migraciones.

Flora

Se observan los pinos atrapados por enredaderas y un suelo cubierto de helechos

El matorral se compone fundamentalmente de especies autóctonas, como el toxo (tojo), la xesta (retama), la esparraguera, el torvisco o la jara.

El bosque es el que ha sufrido las mayores alteraciones, pues han desaparecido especies autóctonas como la higuera y otras como el rebollo han quedado reducidas a áreas casi testimoniales, al haber repoblado con pino y eucalipto casi una cuarta parte de la superficie del parque. Los vientos fuertes con alto contenido en sales dificultan, a su vez, el desarrollo de los árboles.

En las dunas, playas y acantilados se mantienen especies, algunas de ellas endémicas del litoral galaico-portugués, propias de estos medios, con unas condiciones físicas y climatológicas muy extremas. Destaca la presencia de la armeria (Armeria pungens), conocida en toda Galicia como herba de namorar, en peligro de extinción, y una importante cantidad de camariñas (Corema album) que además son las únicas en el sur de Galicia.

En la zona de la laguna se encuentra vegetación típica de marismas, como los juncos.

Cormorán moñudo posando en un borde del lago de las Islas Cíes

Fauna

22.000 parejas de gaviotas patiamarillas constituyen la colonia más grande del mundo y es la especie dominante en Cíes. La sigue el cormorán moñudo, con 2.500 parejas, y la gaviota oscura, con 20 parejas. En 1960 se censaron 400 parejas de arao ibérico, que en la actualidad se encuentra casi extinguido en las islas. Hay otras muchas especies de aves rapaces, palomas torcaces, pardelas, alcatraces, tórtolas, pájaros carpinteros y otros pájaros de diferentes clases, que nidifican en árboles y acantilados. Asimismo, numerosos y variados tipos de aves invernan o descansan en sus viajes migratorios. En el Alto da Campá (Illa do Faro) y en el Faro do Peito (San Martiño), existen observatorios ornitológicos. También hay en la Illa do Faro un aula de la naturaleza.

Conejo, erizo y nutria son los únicos mamíferos silvestres con cierta presencia actualmente. También hay ratones de campo, musarañas y murciélagos, así como algunas otras especies de pequeño tamaño y en menor cantidad.

Reptiles, representados por diferentes tipos de lagartos, lagartijas y culebras; anfibios (en menor medida por la escasez de agua), como salamandras y sapos, e invertebrados como los caracoles, escarabajos, arañas y mariposas acaban completando la fauna de las islas.

Playa de Viños, en la Punta das Vellas, isla del Faro

Vida y fondos marinos

La zona submarina que rodea Cíes forma uno de los ecosistemas más ricos de la costa gallega. Lo más destacable es un importante bosque de algas pardas.

El perímetro de las islas tiene diferentes tipos de entornos: los acantilados, expuestos al fuerte oleaje, están poblados por percebes y mejillones. En su parte submarina, muy pedregosa, se pueden encontrar nécoras, centollos, bogavantes y pulpos. En las playas de las zonas más protegidas hay multitud de moluscos bivalvos, así como rodaballos, sollas y lenguados. Las zonas rocosas pero protegidas del interior de las islas están pobladas por verdaderos bosques de anémonas y numerosos erizos de mar.

Habitualmente las aguas que rodean las Cíes son visitadas por delfines, ballenas y tortugas marinas.

El sistema de circulación de aguas que entran y salen de las rías gallegas y la mezcla de agua dulce y salada favorecen la concentración de nutrientes y microorganismos que suponen fuente de alimento al resto de las especies marinas.

Se puede observar también en estos fondos marinos restos arqueológicos.

Historia

En la antigüedad fueron llamadas Siccae (áridas). Se han encontrado en las Cíes restos arqueológicos que datan la presencia humana sobre el 3500 a. C., si bien los restos del primer asentamiento humano de que se tiene constancia son un castro de comienzos de la Edad de Hierro.

Por allí pasaron los romanos, dejando restos como un anillo de oro datado en el siglo II de nuestra era, así como ánforas, cerámica y diversos útiles que se exponen hoy en el Museo de Pontevedra.

En la Edad Media fueron habitadas por monjes de diversas órdenes. En el siglo XI estuvieron allí los benedictinos, que las abandonaron y volvieron a finales del siglo XIII. En el siglo XIV se asentaron allí los franciscanos. También pasó por ahí la Orden de Cluny. De esta alternativa ocupación de las islas quedan como prueba los monasterios de San Estevo en la Isla do Faro y de San Martiño en la isla de su nombre, así como una fábrica de salazón sobre cuyos restos actualmente hay construido un restaurante. Las idas y venidas de los monjes eran debidas a que, por su cercanía a la ciudad de Vigo, el archipiélago era frecuentemente atacado y usado como base de operaciones por piratas turcos y normandos, así como armadas invasoras, como por ejemplo la inglesa, comandada por Francis Drake. Esta situación dura hasta el siglo XVIII, lo que acaba produciendo su despoblamiento.

A mediados del siglo XIX se construye el primer faro en la Isla do Medio, que acaba llamándose Isla do Faro. En esa fecha las islas ya volvían a estar pobladas por algunas familias de O Morrazo que se dedicaban a la pesca y a la ganadería ovina y caprina.

En los años 60 del siglo XX las islas se despueblan de nuevo, esta vez definitivamente. En los 70 y 80 comienzan a ser utilizadas como destino de descanso al que, sobre todo la gente joven de la zona, acudía en busca de naturaleza, mar, sol y libertad, lejos de la vigilancia social y familiar. Entonces en toda Galicia se practicaba la acampada libre.

Veleros fondeados en una playa de las Cíes.

La presencia masiva de personas y el resto de agresiones medioambientales, como la importante actividad industrial en la ría, los emisarios submarinos evacuando aguas con escasa o nula depuración... hacen que las islas sufran una rápida degradación.

Actualmente sólo están ocupadas por los servicios del parque, camping y restaurante y el acceso está restringido a un máximo de 2.200 personas diarias.

Las Cíes pueden también testimoniar el hundimiento de pesqueros que en muchas ocasiones se han saldado con la pérdida de numerosas vidas. En Punta da Galeira una cruz recuerda el hundimiento del Ave do Mar de Moaña, que ocurrió en 1956 y arrojó el terrible saldo de 26 tripulantes muertos. En la madrugada del 28 de enero de 1978 encalla en las Cíes, tras salir del puerto de Vigo, el barco congelador-factoría Marbel. Tras más de doce horas agarrados a las rocas bajo el temporal, son rescatados nueve tripulantes y se da por desaparecidos a 27. El 14 de febrero de 1979 se hunde a 35 millas de las islas el François Vieljeux, con 28 tripulantes a bordo y las esposas de tres de ellos. Sólo ocho son rescatados con vida.

Actual situación medioambiental

A pesar de la protección del archipiélago, éste se ve afectado, como el resto del parque y toda la costa gallega, por la preocupante contaminación existente. Una importante actividad industrial, los emisarios submarinos y el puerto comercial y deportivo de Vigo, con el intenso tráfico que genera, hacen que la ría y la zona estén contaminadas por metales pesados. También se encuentran en varias playas de la ría, concentraciones elevadas de coliformes fecales. Muchas de estas playas pierden arena a excesiva velocidad.

Vista del lago, cerrado por el brazo de arena que une la isla del Faro con la de Monteagudo.

Mención especial merece el tráfico de petroleros frente a la costa gallega, que supone, con su actividad normal, una importante fuente de contaminación, agravada por la frecuente e irresponsable limpieza de sus tanques a su paso. Además, la climatología, lo abrupto de las costas y la escasa atención a la necesidad de renovar las flotas, hacen que con frecuencia se produzcan accidentes de grandes mercantes o petroleros que contaminan gravemente las costas gallegas.

Los más recientes e importantes desastres son los del Polycommander, que se estrelló en las Cíes en 1970 y vertió 50.000 toneladas de crudo; el Urquiola, que embarrancó en La Coruña en 1976 y vertió 20.000 toneladas de crudo; el Andros Patria, que sufrió un incendio a la altura del cabo Ortegal en 1978 y vertió 200.000 toneladas y dejó como saldo la muerte de 34 de sus 37 tripulantes; el Mar Egeo, también en La Coruña, y el Prestige, en 2002.

El hundimiento del Prestige

A los pocos días del hundimiento del petrolero Prestige, el director de Parques Nacionales reconoció que, en una primera oleada, el 85% del parque nacional resultó afectado. Con posteriores oleadas, la cifra llegó al 90%. Las Cíes se vieron afectadas en un 30%. Las islas que forman el parque fueron la barrera natural que frenó la entrada del fuel en las Rías Bajas.

El impacto no solo afectó al medio ambiente, sino que tuvo importantes consecuencias económicas y sociales. Esto generó la mayor respuesta social al hundimiento de un petrolero en Galicia.

Hay que diferenciar entre el impacto visual y el impacto medioambiental. Las imágenes más espectaculares que nos llegaron fueron las de los acantilados y las aves afectadas, pero también se vieron afectados los mamíferos marinos y toda la cadena trófica marina, desde el placton, que morirá por la ausencia de luz o envenenado, hasta el resto de la pirámide, que padecerá los efectos directos del fuel y la falta de alimento.

A los 6 meses del desastre, el Ministerio de Medio Ambiente reconocía que el 52% de las playas del parque natural seguían afectadas por capas enterradas de fuel. Un año después seguían afectados los fondos marinos con la desaparición de importantes bosques de algas, playas, dunas y acantilados, calificándose de "grave" la situación.


Se calcula en décadas el tiempo para que los ecosistemas costeros y marítimos puedan recuperarse, si bien la recuperación nunca será completa.

Curiosidades

  • Una leyenda local cuenta que Dios descansó en las Islas Cíes el séptimo día después de crear el mundo.

Referencias

Bibliografía

  • F. de la Cigoña Núñez, E., Cíes y Ons, la ruta de las islas (guía de campo para una visita provechosa), Colección Naturaleza Gallega, vol. IV, Ed. Asociación Galega para a Cultura e a Ecoloxía (AGCE), Vigo, 1991, ISBN:84-404-8631-6

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