Diferencia entre revisiones de «Tabaquismo»

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Tabaco y sus consecuencias

Las distintas herramientas que sirven para fumar tabaco.
Especialidad psiquiatría
toxicología médica
psicología

El tabaquismo es la adicción al tabaco, provocada principalmente por uno de sus componentes más activos, la nicotina. El consumo habitual de tabaco produce enfermedades nocivas para la salud del consumidor.

Según la OMS el tabaco es la primera causa de invalidez y muerte prematura en el mundo.[1]​ En Europa el tabaquismo provoca cada año 1,2 millones de muertes. Está directamente relacionado con la aparición de 29 enfermedades, de las cuales 10 son diferentes tipos de cáncer y de más del 50 % de las enfermedades cardiovasculares. Fumar es directamente responsable de aproximadamente el 90 % de las muertes por cáncer de pulmón y aproximadamente el 80-90 % de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y enfisema.[2]​ En España cada año mueren más de 50 000 personas debido al consumo de tabaco, más que por los accidentes de tráfico y el consumo de todas las drogas ilegales juntas.

Tabaco

El tabaco es una sustancia adictiva[3]​ debido principalmente a su componente activo, la nicotina, que actúa sobre el sistema nervioso central. El fumador sufre una dependencia física y psicológica que genera un síndrome de abstinencia, denominado tabaquismo. La nicotina genera adicción, pero tiene efectos antidepresivos y de alivio sintomático de la ansiedad. No se utiliza en farmacia, porque en la segunda mitad del siglo XX se descubrieron antidepresivos más eficaces y que no crean adicción. Tampoco se emplea para el alivio sintomático de la ansiedad, salvo en casos excepcionales, porque las benzodiazepinas, que son el tipo de tranquilizantes más utilizado, también crean dependencia, pero se consideran más eficaces.

Es factor de riesgo en enfermedades respiratorias, cardiovasculares, distintos tipos de cáncer, y es especialmente perjudicial durante el embarazo. Además, no solo perjudica a los fumadores, sino también a los que respiran el mismo aire (fumadores pasivos). El tabaquismo es la principal causa de mortalidad, en la mayoría de los países desarrollados, a principios del siglo XXI, aunque hay otros estudios que indican que estas enfermedades atribuidas al tabaco son en realidad la contaminación industrial y química, los aditivos alimentarios y los pesticidas utilizados en la agricultura[cita requerida]. Además, el tabaco como tal es lo que menos se fuma, pues excepto el poco tabaco natural, todo lo que se comercializa está adulterado con sustancias químicas que le aportan dudosas o preocupantes propiedades como la de ser más adictivo o mejorar su sabor, y otras que no se saben porque también tienen fórmulas secretas.[cita requerida] Las industrias agregan aditivos que el tabaco puro jamás ha tenido, aumentando la toxicidad que de por sí ya tiene. Sin embargo es importante recalcar que el tabaco por muy puro o de "liar" como se conoce, siempre causará daño irremediablemente, por lo que la única opción que minimiza el riesgo de padecer enfermedades respiratorias a edades avanzadas es simplemente no fumar.

Debido a las consecuencias, tanto a la repercusión (dependencia) física, psicológica y social que genera en los consumidores, ya desde el último Congreso de Psiquiatría que tuvo lugar en La Habana, fue considerado una enfermedad más, pues requiere tanto tratamiento medicinal como rehabilitación psicológica y re-educación social. Dichas dependencias son las más difíciles de corregir, aunque la dependencia física es la que con mayor facilidad desaparece, después de la abstinencia. Queda constituida desde entonces, como una enfermedad, que genera enfermedades y otras complicaciones.

Epidemiología

Según la OMS existen en el mundo más de 1250 millones de fumadores (2010), lo que representa aproximadamente un tercio de la población mayor de 15 años. Por sexos el 47 % de los hombres y un 11 % de las mujeres en este rango de edad consumen una media de 14 cigarrillos por día, lo que supone un total de 5827 billones de cigarrillos al año. El 74 % de todos los cigarrillos se consumen en países de bajo-medio nivel de ingresos (Banco Mundial) (hay que tener en cuenta que la mayor parte de la población mundial vive en países de bajo-medio nivel de ingresos). Tanto para hombres como para mujeres, el segmento de edad en la que fuma mayor proporción es el comprendido entre 30 y 49 años.

Las mayores prevalencias mundiales se encuentran en Vietnam, Chile,[4]​ parte de África y República Dominicana en hombres (73, 68 y 66 %, respectivamente), mientras que Dinamarca y Noruega la presentan en la población femenina (37 y 36 % respectivamente).[cita requerida] Por su elevado volumen poblacional, China, India y Rusia son las que agrupan la mayor parte de fumadores del mundo.

En la Unión Europea existe una reducción progresiva del consumo, se mantiene la mayor prevalencia en hombres que en mujeres, excepto en Suecia, donde el consumo es algo mayor en mujeres (22 % hombres, 24 % mujeres). La mayor proporción de fumadores se encuentra en los países mediterráneos.[cita requerida] La prevalencia en España para mayores de 16 años (2003) es del 31% de la población.[5]

En México se estima que mueren diariamente entre 123 y 165 personas debido a haber consumido tabaco, lo que convierte a esta adicción en un grave problema de salud pública.

Tabaquismo y salud

Fumar puede ser el causante de varias enfermedades, como el cáncer de pulmón, la bronquitis y el enfisema pulmonar. El tabaquismo es reconocido desde hace varios años como un problema de salud pública, debido a que los daños a la salud asociados al consumo del tabaco causan más de medio millón de muertes en el continente americano.[cita requerida]

Fumar es la causa más frecuente de muertes que pueden evitarse.[cita requerida] Según los últimos informes, cientos de miles de personas mueren anualmente de forma prematura debido al tabaco. Estudios recientes indican que la exposición al humo de los cigarrillos fumados por otra gente y otros productos del tabaco, producen al año la muerte de miles de personas que no fuman. Pese a estas estadísticas y a numerosos avisos sobre los peligros de fumar, millones de adultos y adolescentes siguen fumando. De todos modos se están haciendo progresos: cada día son más las personas que dejan de fumar.

En el año 2004, la Organización Mundial de la Salud estimaba en 4,9 millones el número de muertes anuales relacionadas con el consumo de tabaco.[cita requerida] Pese a existir una probada relación entre tabaco y salud, esto no impide que sea uno de los productos de consumo legal que puede matar al consumidor asiduo.

Fumar un sólo cigarrillo da lugar a una elevación del ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la tensión arterial.[6]​ El humo produce una reacción irritante en las vías respiratorias. La producción de moco y la dificultad de eliminarlo es la causa de la tos. Debido a la inflamación continua se produce bronquitis crónica. También produce una disminución de la capacidad pulmonar, produciendo al fumador mayor cansancio y disminución de resistencia en relación a un ejercicio corporal.[cita requerida]

El humo del tabaco está constituido por una fase volátil o gaseosa y una fase sólida o de partículas. La fase gaseosa representa el 95% de su peso y posee unos 500 componentes. La fase sólida representa el 5% del peso y está formada por unos 3500 componentes, entre los que sedestacan tres: la nicotina, responsable de la adicción, el monóxido de carbono, responsable de las enfermedades cardiovasculares, y el alquitrán, responsable de los cánceres asociados.[5]​ Se han identificado más de 4000 sustancias en el humo del cigarrillo, de las cuales al menos 60 son probables carcinógenos humanos.[7]

Tabaquismo y embarazo

Durante el embarazo, el tabaco multiplica su potencial dañino generando no sólo riesgos para la fumadora, sino también para el bebé, entre otros riesgos aumentan los de sufrir embarazo ectópico, hemorragias vaginales, alteraciones cardíacas, o en el bebé riesgo de nacer con bajo peso, insuficiencias respiratorias, riesgo de padecer muerte súbita, infartos o leucemia infantil.[cita requerida]

Existen numerosas investigaciones que demuestran los efectos tan nocivos del tabaquismo en las mujeres embarazadas. Las fumadoras suelen dar a luz a niños de bajo peso (entre 150 y 250 gramos menos que las mujeres no fumadoras). Además, tanto la nicotina como el monóxido de carbono pasan al cuerpo del feto. Se ha demostrado que la concentración de carboxihemoglobina es dos veces mayor en la sangre del feto que en la de la madre. Si la madre fuma durante los últimos seis meses de embarazo, aumentan los riesgos de muerte para el recién nacido. Las mujeres que fuman, también corren más riesgo de sufrir desprendimiento prematuro de placenta. La mortalidad de los infantes es 30 % mayor en las mujeres fumadoras que en las que no fuman, y tienen también el doble de abortos.[8]

Tabaquismo y cáncer

Carcinógenos humanos conocidos
Benceno
2-Naftilamina
4-Aminobifenil
Níquel
Polonio
Carcinógenos humanos probables
Formaldehído
Hidrazida
Benzopireno
Anilina
Cadmio
Sustancias tóxicas
Monóxido de carbono
Acroleína
Amonio
Óxidos de nitrógeno
Tabaco y cáncer de pulmón
Principales componentes de fase de
partículas del humo del tabaco
Componente Concentración
Alquitrán 1-40 mg
Nicotina 1-2,50 mg
Fenol 20-150 mcg
CAMECOL 130-280 mcg
Pireno 50-200 mcg
Benzo pireno 20-40 mcg

El tabaco se ha relacionado con diferentes tipos cánceres, entre los que se encuentran el cáncer de boca, de faringe, de laringe, de esófago, de páncreas y de vejiga.[9]​ En el humo del tabaco se encuentra benzopireno, N-nitrosaminas, 2-naftilamina y 4-aminobifenilo, que son carcinógenos humanos comprobados y están clasificados en el grupo I del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer.[10]​ También contiene cantidades relativamente altas de posibles carcinógenos como benceno, formaldehído, cadmio, níquel y polonio 210 (radiactivo), además de dióxido de carbono y ácido cianhídrico.[10]​ Es el principal factor de riesgo para el cáncer de pulmón, atribuyéndole entre el 80 y 85% de los casos reportados.[7]

Los primeros casos de cáncer asociados al consumo de tabaco se reportaron en el siglo XVIII. En 1761, John Hill describió los síntomas del cáncer de senos nasales en consumidores habituales de rapé.[11]​ A finales de ese mismo siglo, Samuel Thomas von Sömmerring reportó que existe una obvia relación entre el cáncer de labio y el consumo de tabaco en pipa.[11]​ Sin embargo, hasta mediados del siglo XX esto se atribuyó a la temperatura de la boquilla.[12]​ En aquel siglo el tabaco aun seguía figurando en las farmacopeas. Hasta la edición de 1847 del libro Primitive Physick (1747) de John Wesley, éste recomendaba aspirar humo de tabaco para tratar el dolor de oído, además de incluirlo en el tratamiento de la epilepsia y la hemorroides.[13]

La primera persona en relacionar el cáncer de pulmón con el consumo de tabaco fue el médico alemán Ernst Schönherr en 1928, al notar que la mayoría de las pacientes no fumadoras con este tipo de cáncer eran esposas de fumadores que estaban expuestas al humo de segunda mano.[14]​ El primer estudio epidemiológico que confirma esta asociación lo publicó Franz H. Müller en 1939.[15]​ Entre 1940 y 1941 la Oficina de la Salud del Reich invirtió 48 000 marcos en estudios relacionados con el tabaco y el cáncer.[16]​ En 1941, Hitler donó 100 000 marcos de su fortuna personal para financiar estos estudios.[15]​ En 1943, Eberhard Schairer y Erich Schöniger publicaron un trabajo en el cual se concluye que la causa principal del cáncer de pulmón es el alquitrán presente en el humo del tabaco.[16]

Los estudios médicos realizados en Alemania durante el régimen nazi fueron ignorados tanto en Estados Unidos como el Reino Unido, no hay menciones al trabajo de Schairer y Schöniger en estos países hasta los años 1960.[15]​ De forma totalmente independiente, los ingleses Richard Doll y Austin Bradford Hill comenzaron a estudiar el cáncer de pulmón en 1948 y en 1954 publicaron los resultados en el British Medical Journal, atribuyéndole la causa principal al tabaquismo.[12]​ Éste fue el primer estudio que trató el tema fuera de Alemania, lo que hace que sea frecuente, incluso en la literatura médica, que se los cite como los pioneros, pese a existir estudios alemanes que arribaron a la misma conclusión al menos una década antes.[15]

Tabaquismo y patología vascular

Las enfermedades del aparato circulatorio constituyen la primera causa de muerte en la sociedad occidental. Los dos componentes más importantes son las enfermedades cerebrovasculares y la enfermedad isquémica del corazón o enfermedad coronaria. Dejar de fumar, a cualquier edad, reduce a la mitad el riesgo de muerte por enfermedades coronarias.[5]

Entre las múltiples sustancias del humo del cigarrillo, las que presentan un mayor efecto adverso son la nicotina y el monóxido de carbono (CO).

En Uruguay, después de la prohibición de fumar en espacios cerrados, se detectó una importante disminución en el número de ingresos a instituciones de salud por infarto agudo de miocardio.[17]

Tabaquismo y enfermedad respiratoria no tumoral

Los efectos del tabaco sobre las vías respiratorias se han descrito tanto a nivel de estructuras (vías aéreas, alvéolos y capilares) como en los mecanismos de defensa pulmonar. Provocando, en los fumadores, sintomatología respiratoria y deterioro de la función pulmonar. El tabaco causa hipersecreción, lo que da origen a tos y expectoración crónica en los fumadores

Se ha descrito otras enfermedades respiratorias en relación con el tabaco como la fibrosis pulmonar idiopática, bronquiolitis obliterante con neumonía organizativa (BONO), granuloma eosinófilo, hemorragia pulmonar y enfermedad pulmonar metastásica. Existe evidencia de que el tabaquismo es un factor predisponente importante en el neumotórax espontáneo. Es un factor constante en la Histiocitosis X. La neumonía intersticial descamativa también está asociada al consumo del tabaco.

A fecha de 1997, los europeos y los chinos son los principales consumidores de tabaco per cápita del mundo, según el periódico alemán Nassauische Neue Presse, de Fráncfort del Meno. El 42 % de los hombres y el 28 % de las mujeres de la Unión Europea son fumadores, pero estos porcentajes son mucho más altos en el grupo de edades comprendidas entre los 25 y los 39 años. El tabaquismo siega anualmente la vida de 100 000 personas en Alemania y 100 000 más en Reino Unido. En fechas recientes a 1997, el presidente de la República Checa, Václav Havel, fumador empedernido durante muchos años, recibió tratamiento contra el cáncer de pulmón. De acuerdo con el diario Süddeutsche Zeitung, el presidente escribió al movimiento europeo denominado Tabaquismo o Salud para expresar su admiración por cualquiera que logre abandonar el hábito.

Tabaquismo y patología dermatológica

El humo del tabaco es tóxico para la piel, la exposición directa disminuye el grado de hidratación del estrato córneo, contribuyendo al envejecimiento precoz y la aparición de arrugas faciales, cuadro que se denomina rostro de fumador.[5]​ La nicotina es vasoconstrictora, por lo que disminuye el riego sanguíneo de la piel y provoca una disminución de la oxigenación tisular.[5]​ También exacerba las lesiones cutáneas de la psoriasis, de la pustulosis palmoplantar y el lupus eritematoso discoide, además es un factor de riesgo para el desarrollo de carcinoma de células escamosas, aunque no se asocia con el desarrollo de melanomas ni basaliomas.[5]

Un estudio detectó que el 42,2% de las adictas al tabaco desarrollaron acné no inflamatorio; dolencia caracterizada por presencia de poros cerrados, quistes y puntos blancos y negros.[cita requerida]

Tabaquismo y patología digestiva

El consumo de tabaco se ha asociado con la gastritis, úlcera gastroduodenal, esofagitis por reflujo, hipertrofia de papilas gustativas con déficit del sentido del gusto, y los cánceres de boca, lengua, laringe, esófago y páncreas.

Tabaquismo y psiquiatría

A pesar de la progresiva disminución de la prevalencia de fumadores en la población general, estudios clínicos han mostrado un aumento de la prevalencia de fumadores entre los pacientes psiquiátricos, existiendo una relación entre la intensidad del cuadro clínico y la gravedad de la dependencia al tabaco.[18]​ En MEDLINE se registran 356 artículos científicos publicados entre 2001 y 2011 centrados en la relación entre el tabaquismo y la esquizofrenia.[19]​ La Sociedad Psiquiátrica Europea ha emitido una declaración en 2009 reconociendo que ciertos trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión son factores de riesgo para padecer tabaquismo, entre otras patologías.[20]

En un estudio realizado en el Reino Unido en 1993 se concluyó que el 31% de la población general era fumadora, pero esta cifra se elevaba al 74% de los pacientes con esquizofrenia u otros trastornos delirantes, el 69% de quienes sufren psicosis afectiva y el 74% de los pacientes con neurosis.[21]​ Otro estudio realizado en 1986 en Estados Unidos obtuvo los siguientes resultados relativos a la extensión del tabaquismo en pacientes psiquiátricos: esquizofrenia, 88%; manía, 70%; depresión mayor, 49%; trastornos de ansiedad, 47%; trastorno de personalidad, 46% y trastornos adaptativos, 45%.[22]​ Se han propuesto tres posibles causas básicas para esta relación: la hipótesis de la automedicación, según la cual la enfermedad surge en primer lugar y luego la persona se vuelve fumadora por los efectos beneficiosos de la nicotina en el tratamiento del cuadro principal; la hipótesis neuroquímica, según la cual el consumo crónico de productos que contienen nicotina altera la química del cerebro predisponiendo a padecer cuadros depresivos o maníacos y la hipótesis de la vulnerabilidad común, según la cual ninguna de las patologías predispone a la otra sino que existe un tercer factor, ya sea social o genético, que las predispone a ambas.[22]

En el caso particular de la esquizofrenia, la alta prevalencia solo se puede explicar por motivos fisiopatológicos, sin descartar una predisposición genética.[23]​ Además, esta relación es independiente de los factores socioculturales.[24]​ Debido a esto, se ha sugerido que en familias con predisposición a esta enfermedad, se considere al tabaquismo como un marcador de riesgo para padecer la misma.[23]​ El consumo de tabaco en este tipo de pacientes presenta tanto efectos positivos como negativos. Entre los positivos se pueden citar: mejora de los síntomas negativos, disminución de los efectos secundarios de los medicamentos y sentimiento de placer. Entre los negativos están que interfiere con las drogas utilizadas en el tratamiento y agrava la presentación del trastorno.[19]​ Los hidrocarburos aromáticos policíclicos del humo del tabaco aumentan el metabolismo de la clozapina, la olanzapina y los antipsicóticos típicos.[24]​ Entre los fumadores que padecen esquizofrenia o trastorno bipolar, la probabilidad de contraer una enfermedad coronaria es de 2 a 3 veces superior a la media, elevando la tasa de mortalidad y disminuyendo la esperanza de vida.[20]​ Esta población es la que presenta menor tasa de éxito cuando intentan dejar de fumar (11%), excepto quienes están bajo tratamiento con clozapina.[24]

Dependencia física de la nicotina

Comparación de los efectos negativos del tabaco con las otras 20 drogas más usuales (cuanto más a la derecha esté la droga, más daño producirá en el organismo, y cuando más arriba, más dependencia generará).

No existe hoy en día una opinión unánime acerca de la importancia de la dependencia física a la nicotina como mayor o único componente de la adicción. Allen Carr, creador de un conocido método para dejar de fumar, afirmaba que aunque la ansiedad provocada por la retirada de la nicotina es físicamente real, es más leve de lo que aparenta. Por tanto, esta ansiedad, aunque existente, podría estar multiplicada en la mente del fumador por factores sociales, situaciones de estrés o sus propios temores, lo que, de ser cierto, agregaría un componente psicológico muy importante a la adicción física.

  • Dependencia moderada-intensa: consumo de más de 20 cigarrillos al día, fuman el primer cigarrillo en la primera media hora después de levantarse.
  • Dependencia leve: consumo de menos de 20 cigarrillos al día, fuman el primer cigarrillo después de media hora de levantarse.

Cigarrillos contra tabaco de liar

Según datos del Comisionado para el Mercado de Tabacos de España, se ha producido un incremento espectacular del consumo de tabaco de liar, de un 32 % entre los años 2008 y 2011.[25]​ Existe la creencia de que el tabaco de liar tiene menos riesgo para la salud, que contiene menos aditivos, y que es menos perjudicial. La falsa creencia de que el tabaco de liar es menos nocivo para la salud es mayor en jóvenes, según los datos de la encuesta de la Semana Sin humo de la semFYC de 2012.[26]

Los fumadores de tabaco de liar muestran un mayor riesgo de cánceres de boca, faringe y laringe,[27][28]​ y también de pulmón (de forma importante[29]​ o discreta[30]​) que los fumadores de cigarrillos convencionales. Pero un estudio da una prevalencia similar por el cáncer de boca.[31]​ En el caso del cáncer de pulmón cambiaría la proporción del tipo histológico, con una mayor prevalencia de adenocarcinomas[32]​ y cáncer de pulmón de células pequeñas.[33]

En un estudio analizando las marcas más consumidas en España, muestra que los contenidos de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono del tabaco de liar son muy superiores a los permitidos para los cigarrillos convencionales, en algunos casos hasta de un 85 % más.[34]​ El tabaco de liar también tendría un mayor efecto oxidativo en estudios in vitro sobre cultivos de monocitos.[35]

Tabaquismo y cigarrillos electrónicos

Niveles de producción de vapor en un cigarrillo electrónico

Cada vez más se está generalizando el uso del cigarrillo electrónico como alternativa al cigarrillo tradicional. A pesar de que esta metodología no provee directamente la consumición de tabaco, en aras de la exhaustividad, vale la pena mencionar su existencia. El cigarrillo electrónico es un dispositivo electrónico equipado con un vaporizador y un líquido que se vaporiza por el mismo. No hay cifras oficiales sobre el número de usuarios del cigarrillo electrónico, pero a manera de ejemplo en Inglaterra, donde el fenómeno está más extendido, para fines del 2012 la cifra de fumadores de cigarrillos electrónicos fue de unos seiscientos mil y ascendió a un millón en el 2013.[36]​ Aunque no hay un fluido líquido de nicotina, generalmente el líquido vaporizado en el cigarrillo electrónico contiene esta sustancia, con un porcentaje seleccionado por el consumidor. Por esta razón también los usuarios de los cigarrillos electrónicos, cuando inhalan este líquido que contiene nicotina, están sujetos a los efectos de la adicción. El cigarrillo electrónico no está basado en el fenómeno de la combustión, por lo tanto, no aporta la inhalación de todos aquellos cancerígenos que se emiten en la combustión del tabaco y el papel. El mundo científico ha adoptado un enfoque cauteloso hasta ahora, sobre los efectos de los cigarrillos electrónicos. Sin embargo, hay estudios tranquilizadores, recientemente los Cardiólogos Europeos han declarado que el cigarrillo electrónico no causa daño al corazón.[37]​ Existe también un estudio conducido por la Universidad de Catania, el cual no excluye que el cigarrillo electrónico pueda ser de ayuda para aquellos que quieran dejar de fumar. En comparación con otros métodos, de hecho, permite mantener los gestos de los cigarrillos tradicionales además de evitar los síntomas de abstinencia.

Regulación y campañas antitabaquismo

La primera campaña pública en contra del consumo fue el movimiento antitabaco en la Alemania nazi.[38]​ En 1942 se prohibió fumar en los colegios, en julio de 1943 se prohibió el consumo en espacios públicos por menores de 18 años, en 1944 se prohibió su consumo en trenes, autobuses, edificios públicos, hospitales y geriátricos. Ese mismo año se le reconoció a los fumadores pasivos el derecho a tener el mismo tratamiento médico que los fumadores activos. A su vez, la publicidad estuvo sujeta a fuertes regulaciones.[16]​ Entre 1940 y 1950 en consumo de tabaco per capita en Alemania disminuyó a poco menos de la mitad, mientras que, en el mismo período, en Estados Unidos éste se duplicó. En Alemania el consumo siguió disminuyendo durante al menos la primera mitad de los años 1950.[39]

La primera campaña de concientización sobre los riesgos del tabaquismo realizada en Estados Unidos la llevó a cabo la American Cancer Society en 1959.[14]

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud y muchos gobiernos luchan contra el tabaquismo por medio de la concienciación de la población y la prohibición de fumar en lugares públicos o cerrados. En 1988, la Organización Mundial de Salud estableció el día 31 de mayo como Día Mundial Sin Tabaco y en junio del 2003 aprobó el Convenio Marco para el Control del Tabaco.[10]

Contra la industria tabacalera luchan también numerosas asociaciones, habiéndose ganado importantes juicios contra ésta en Estados Unidos, por prácticas como agregar nicotina extra al tabaco natural. Además, se ha criticado duramente a estas empresas por dirigir su publicidad hacia niños y adolescentes, utilizar intensamente publicidad engañosa, como en el caso de los cigarrillos light, y haber patrocinado numerosos estudios supuestamente científicos que demostrarían efectos beneficiosos del tabaco, que luego resultarían no ser tan ciertos.

Legislación internacional

La Organización Mundial de la Salud (OMS) es el organismo internacional que abandera y estimula el cambio de actitudes de muchos gobiernos a la vez que trata de crear un convenio marco que suscriban los gobiernos y se comprometan a desarrollar acciones más decididas en la prevención y control del tabaquismo. El Banco Mundial en un informe redactado y publicado en 1999, también se ha incorporado a las políticas internacionales de prevención.

Las medidas iniciales de la OMS, se basaron en:

En un plazo de cinco años, estas naciones deberán prohibir la publicidad, la promoción y el patrocinio del consumo de tabaco.

Fumadores pasivos

Son aquellas personas que no fuman, pero que están en contacto constante con los fumadores e inhalan el humo del cigarro. La exposición pasiva a humo ajeno causa graves trastornos cardiovasculares y respiratorios, principalmente cardiopatía isquémica y cáncer de pulmón. En las mujeres embarazadas provoca bajo peso del recién nacido y entre los lactantes causa muerte súbita.[40]

La Organización Mundial de la Salud declara que "El humo ajeno mata" y que "No hay un nivel seguro de exposición al humo de tabaco ajeno."[40]

Véase también

Referencias

  1. Drogas. Secretaría General de Sanidad y Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas. Ministerio de Sanidad y Consumo. Gobierno de España. 2008.
  2. American Lung Association (2012). «Smoking». 
  3. NIDA
  4. «Tabaquismo provoca casi 11 mil muertes y cuesta al Estado más de 1 billón de pesos al año - Universidad de Chile». uchile.cl. Consultado el 7 de abril de 2017. 
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