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La Raulito

La Raulito en los años 1980
Información personal
Nombre de nacimiento María Esther Duffau
Apodo
  • la Raulito
  • la Peladita
Nacimiento 26 de julio de 1933
Buenos Aires, Argentina
Fallecimiento 30 de abril de 2008 (74 años)
Buenos Aires, Argentina
Información profesional
Conocido por Hincha del Club Atlético Boca Juniors cuya historia fue llevada al cine en La Raulito (1975), interpretada por Marilina Ross

María Esther Duffau (Buenos Aires, 26 de julio de 1933Ibídem, 30 de abril de 2008), más conocida como la Raulito, fue una célebre hincha argentina del club de fútbol porteño Boca Juniors. Huérfana de madre y abandonada por su padre, creció en la calle integrando pandillas de niños, donde adoptó por protección la identidad masculinizada que la caracterizó por el resto de su vida. La vida de la Raulito estuvo marcada por un gran número reclusiones y fugas en reformatorios, cárceles y hospitales psiquiátricos.

Hacia 1970, su historia fue representada en un unitario del programa de televisión Cosa juzgada, ciclo basado en casos judiciales reales. Fue interpretada por Marilina Ross, quien quedó cautivada con el personaje y buscó durante los siguientes cuatro años una productora dispuesta a hacer una película. La oportunidad llegó en 1975 con La Raulito —dirigida por Lautaro Murúa— considerado el rol más significativo de la carrera de Ross como actriz y una de las películas más importantes del cine argentino de la década. El éxito de la película convirtió a la Raulito en una figura reconocida.

Con la llegada de la última dictadura cívico-militar argentina en 1976, Ross y Murúa se exiliaron en España, donde —gracias al éxito que había conseguido La Raulito— lograron filmar una secuela titulada La Raulito en libertad (1977), en la que retomaron al personaje. Además, la Raulito fue retratada en el documental La Raulito, golpes bajos (2009) del director Emiliano Serra.

Biografía[editar]

Infancia y juventud[editar]

«¿Vos te escapaste?» Y yo: «sí». «¿Qué hacemos con ella?» «Y bueno», dice, «le conseguimos pantalones, le cortamos el pelo...» «¿Y qué nombre nombre le ponemos?», dice. «Y, le ponemos Raulito». Ahí nació la Raulito. Tendría seis años. Me dijo: «bueno de ahora en adelante vas a ser un pibe más de la barra nuestra y te vamos a cortar el pelo porque yo no quiero que ningún degenerado te toque, manche tu cuerpo»; dijo: «y donde vos veas a un tipo que te esté manoseando... Vos sos chiquita, nosotros sabemos como es la calle, agarrá un palo, una piedra y defendete, que nadie te manoseé».
—La Raulito recordando el origen de su identidad masculinizada en las pandillas de niños de la calle de Buenos Aires, 1999.[1]

María Esther Duffau nació el 23 de julio de 1933 en el Hospital Tornú, ubicado en el barrio de Villa Urquiza en Buenos Aires.[2]​ En el documental biográfico La Raulito, golpes bajos (2009), declaró que lo único que sabía de su madre era que murió en el parto a causa de una tuberculosis y que su padre biológico las había abandonado.[2]​ De allí fue a parar al Preventorio Rocca, donde eran hospedados los hijos de padres afectados por dicha enfermedad, y más tarde fue adoptada por un familiar de su madre.[2]​ En su primera entrevista periodística, realizada para la revista Siete Días en 1975, la Raulito comentó acerca de sus primeros años:

Me empecé a portar mal de chiquita. Sé que mi madre murió en el Hospital Tornú pero no sé dónde está enterrada ni nada de eso. Un día, en el Preventorio Rocca, aparecieron dos personas diciendo que eran mis padres: yo tenía cinco años. Los quise mucho y les decía mamá y papá. Pero cuando tenía diez años, una vecina me dijo: Te engañaron, no son tus padres. Entonces vi la partida de nacimiento que decía: hija de padre desconocido. Creo que allí nació toda mi rebeldía: en saber que tuve un padre que ni siquiera se animó a darme el nombre. Mi padre adoptivo era francés, se llamaba Marcelo Juan Duffau y estuvo en la guerra. Me daba sopa de vino. Era muy tomador y me golpeaba por cualquier cosa. Un día me tiró un banquito por la cabeza y me desmayó. Si no estaba borracho era un hombre muy bueno. Como cualquier padre leía el diario y todo. Una vez, después que me hizo cambiarme la pollera delante de visitas, cosa que me avergonzó mucho, me quise suicidar. Vivíamos en Bella Vista y me mandaron a comprar La Nación. Entonces, cerca de la estación Ricchieri, crucé la ruta con los ojos cerrados. La pobre gente iba de picnic. Tuve golpes en el cuello y la pierna y no podía abrir la boca más de dos centímetros. Cuando mi madrastra me preguntó por qué lo había hecho le dije que no aguantaba más mi casa. Poco después me fui con la poca ropa que tenía. Vení, ¿dónde vas?, me gritaron. Pero yo seguí corriendo y me fui para siempre.[3]

Escapando de la violencia doméstica y pobreza de su hogar adoptivo, la joven tomó el tren Urquiza y comenzó a vivir en la ciudad de Buenos Aires como niña de la calle.[2]​ Según otras versiones, su padre adoptivo la dejó en un orfanato del cual escapó años más tarde.[4]​ A partir de entonces, comenzó a integrar pandillas (o «barras») con otros niños de situación similar, frecuentando las zonas desfavorecidas del Bajo Belgrano, Barracas y Retiro.[2][3]​ Fue en esta época cuando adoptó la expresión de género masculina que la caracterizaría el resto de su vida, luego de que sus compañeros de pandilla la alertaran sobre el peligro de abuso sexual que representa ser percibida como una niña en la calle.[2][3]​ Tomó la apariencia e identidad de un muchacho y sus compañeros comenzaron a llamarla con distintos apodos, siendo «Raulito» y «la Peladita» los más persistentes.[3]​ Para sobrevivir en las calles, la Raulito y sus compañeros de pandilla realizaban trabajos esporádicos (o «changas») como canillita (vendedor callejero de diarios), lustrabotas, lavador de autos, repartidor de carne, cantante de tangos por monedas y abridor de puertas de taxi, además de recurrir al robo.[3]

Ya de adolescente, la Raulito continuó pareciendo un niño de edad mucho menor, cercana a la de sus compañeros, tanto en apariencia física como en actitud.[3]​ Ellos le enseñaban constantemente cómo pararse y hablar como varón, y le llamaban la atención cuando se expresaba con afeminamiento.[2]​ En ocasiones, la Raulito era confundida como un homosexual, cosa que buscaba evitar.[2]

Volvió a aparecer como extra en pandillas de niños en las películas Pantalones cortos (1949) de Torres Ríos y Toscanito y los detectives (1950) de Antonio Momplet.[4]

La vida de la Raulito estuvo marcada por un gran número reclusiones y fugas en reformatorios, cárceles y hospitales psiquiátricos.[3][5]​ La periodista Leda Orellano señalaba en 1975 que: «La marginalidad que le tocó protagonizar en la vida la persigue también en las causas judiciales: se tiene la sensación de que nadie sabe muy bien qué hacer con ella».[3]​ Estuvo recluida en provincias como La Pampa y Neuquén, donde se ganó el aprecio de sus directores; declaraba al respecto: «Yo a toda esta gente la quiero mucho y los llamo tíos. Son la familia que me faltó».[3]​ Arnaldo León Valor, uno de sus directores, recordaba en 1975:

Hace más de 15 años que conozco a La Peladita y la quiero mucho. Es muy traviesa, como un chico, pero incapaz de una maldad. Cuando yo estaba a cargo del penal de Neuquén ella jugaba con mi hijo Daniel que tenía por entonces nueve años; todavía se acuerda y me pregunta por él ¡Hay que ver lo que hace con la pelota! De ser varón hubiese resultado un gran jugador de fútbol profesional. Siempre que estuvo en apuros me mandó llamar para que la ayudara y no se cansaba de decirme: Tío, me enloquece el encierro, quiero verde, quiero aire, quiero sol.[3]
La Raulito —entonces recluida en el Instituto Correccional de Mujeres (actual Museo Penitenciario Argentino)— dando su primer entrevista periodística para la revista Siete Días en enero de 1975.

Además del fútbol, la Raulito era fanática del boxeo, convirtiéndose en una figura conocida entre hinchas y deportistas, incluyendo a José María «Mono» Gatica y Horacio «Roquiño» Accavallo, de quienes declaró haber sido amiga.[3]​ Entrevistado por Siete Días en 1975, Accavallo declaró: «¡Cómo no me voy a acordar de La Peladita! Allí donde la gente se amontonaba o pasaba algo, seguro estaba ella. Conmigo tenía devoción. Me iba a ver a los entrenamientos o en los camarines, después de la pelea. Como yo soy de Racing muchas veces me lo elogiaba, pero ella es de Boca. Para jugar al fútbol era algo serio: un verdadero crack. Me siguió a muerte a lo largo de diez peleas. Nos veíamos en Lanús y charlábamos. Razonando con ella, parecía una persona muy mayor con aspecto de pibe. Le gustaba mucho correr, jugar, era como un gorrión».[3]​ En el mismo reportaje, la Raulito recordaba:

El boxeo siempre me gustó mucho. Con guantes de ocho onzas peleaba con chicos y les ganaba. Un día me rompieron la nariz ¿ve? y se me caían las lágrimas, pero como me gustaba tanto pelear, aguanté. Ahora para admirar, nadie como Horacio Accavallo. Yo paraba con ellos en el café El Porteñito, de Lanús. Estaba cerca del policlínico. Cuando Horacio peleaba yo iba al Luna Park y me dejaban pasar porque ya me conocían. Tito Lectoure se tiene que acordar de mí. Después de la pelea subía al ring para abrazarlo y todos nos íbamos a festejar el triunfo en una mesa larga. Decían que yo le traía suerte a Horacio. También lo conocí a Carlitos Rodríguez, excampeón de los moscas y le decía: Mirá, Carlitos, cuídate de Horacio que te va a sacar el cinto. Y se lo sacó no más. Después Rodríguez trabajó de albañil y fue mozo en El Porteñito, donde me daba de comer gratis. (...) También fui amiga del Cabezón Sívori. Me acuerdo que para unos carnavales nos colamos en River con unos cuantos pibes y allí estaba el gordo Troilo con Sívori y Labruna. Vos sabés que La Raulito canta muy bien, le dijo Labruna al gordo y después a mí: ¿Te animás a cantar? Entonces yo le canté Remembranzas: Como son largas las semanas / cuando no estoy cerca de ti / no sé que fuerza sobrehumana / me da valor para sufrir... Troilo me dijo: Vení, te voy a acompañar en el bandoneón. Y salió bastante bien. Toda la barra de Belgrano aplaudió a rabiar. El que también me quería y me compraba todos los diarios era Julio Sosa. Paraba en un bar de Venezuela y Tacuarí. Cuando tuvo el primer accidente lo fui a ver al Rawson. Se había roto una pierna y estaba con calmantes. Después me enteré de su muerte: en otro accidente. Pero yo ya estaba presa en Neuquén. De la gente que da la mano yo no me olvido. Algunos creen que macaneo, que nunca conocí a estos ídolos, pero le juro, que es verdad.[3]

Reconocimiento y últimos años[editar]

Luego de que su historia fuera llevada al cine en 1975, la Raulito se convirtió en una figura reconocida que empezó a aparecer en los medios de comunicación.[6]​ Su primer entrevista periodística fue con la revista Siete Días en enero de 1975, mientras se encontraba recluida en el Instituto Correccional de Mujeres en el barrio de San Telmo, actual sede del Museo Penitenciario Argentino.[3]​ Gracias a la repercusión de la película, la Raulito también llamó la atención de las autoridades de turno y los médicos empezaron a preocuparse más por su caso; desde entonces, nunca más fue encarcelada.[6]

Durante los años 1970, la Raulito era un símbolo de Boca Juniors y la cultura futbolística contrapuso su figura con la de la Gorda Matosas, la hincha más representativa del club rival River Plate en la misma época.[7][8]​ Ambas hinchas son paradigmáticas a la hora de analizar la historia de la presencia de la mujer en la cultura del fútbol en Argentina.[8][9][10][11]​ En el caso de ambas, su pertenencia estaba definida por una fuerte masculinidad manifestada en ropas, lenguaje y comportamientos.[8][10][11]

El 13 de julio de 1980, la Raulito realizó lo que describió como «la hazaña más grande de mi vida».[12]​ En pleno desarrollo de un partido de Boca Juniors contra Estudiantes de La Plata en La Bombonera, la hincha irrumpió en la cancha, tomó posesión de la pelota y metió un gol desde afuera del área, ante la ovación del público.[5][13]​ El gol de la Raulito no fue declarado válido y fue detenida por las fuerzas de seguridad.[13]​ El resultado del partido quedó totalmente opacado por el suceso.[5]​ La revista Goles Match declaraba que «remató torpemente, como muchos delanteros del fútbol argentino lo harían desde esa posición»,[13]​ mientras que El Gráfico tituló «La Raulito 1 Estudiantes 0».[12]

En 2007, un amigo de la Raulito denunció ante la Cámara Federal porteña que ella se encontraba en una situación de abandono en el hogar de ancianos del ex Hospital Rawson.[14]​ Según el denunciante, la Raulito recibía amenazas constantes de ser declarada insana y trasladada a un neuropsiquiátrico.[14]

Fallecimiento[editar]

El 22 de diciembre de 2007, la Raulito fue internada en el Hospital Argerich tras una caída que le produjo la rotura de la cadera.[15]​ Luego de varios meses de internación, falleció el 30 de abril de 2008 a los 74 años a causa de una descompensación generalizada.[15]​ Sus restos fueron velados en el hall central de La Bombonera durante toda la noche.[5][16]​ Allí concurrió el presidente del club Pedro Pompilio, quien dejó una corona de flores, así como muchos socios e hinchas de la institución.[16]​ Esa misma noche, Boca Juniors se enfrentó a Cruzeiro en los octavos de final de la Copa Libertadores, y los jugadores le rindieron homenaje utilizando un brazalete negro y haciendo un minuto de silencio antes del partido.[5]

Al día siguiente de su muerte, los restos de la Raulito fueron inhumados en un cementerio privado —propiedad de Boca Juniors y exclusivo para hinchas— ubicado en Hudson, en el Partido de Berazategui de la provincia de Buenos Aires.[17]​ Fue sepultada con una bandera azul y oro —los colores de Boca Juniors— sobre el cajón.[18]​ La escritura de la parcela donde fueron colocados sus restos le había sido obsequiada en diciembre de 2006 por Rodrigo Palacio y Guillermo Barros Schelotto en representación del club, acto en el que además había recibido una silla de ruedas envuelta en una bandera con los colores de Boca Juniors.[5]

Representaciones en cine y televisión[editar]

En 1969 o 1970, la historia de la Raulito fue dramatizada por primera vez en Cosa juzgada,[19][20]​ famosa serie de televisión de Canal 11 compuesta por unitarios basados en casos judiciales auténticos, protagonizada por el prestigioso grupo Gente de Teatro —que incluía a Carlos Carella, Emilio Alfaro, Bárbara Mujica, Juan Carlos Gené, Norma Aleandro, Federico Luppi y Marilina Ross— y dirigida por David Stivel.[21][22]​ El capítulo sobre la Raulito se tituló «Nadie» y Ross obtuvo el rol protagónico.[3][22]​ A partir de entonces, la actriz se «enamoró» del personaje y le expresó a Juan Carlos Gené —guionista de Cosa juzgada— su deseo de realizar una película basada en su libreto.[20]​ Durante los cuatro años siguientes, Ross se dedicó a buscar directores y productores con poco éxito, hasta que Gené le sugirió el proyecto a la Productora Helicon y ésta accedió de inmediato, contratando a José María Paolantonio como guionista y a Lautaro Murúa como director.[20]​ Titulada La Raulito, la película se rodó entre diciembre de 1974 y enero de 1975 en Buenos Aires,[20][23]​ y contó con varias escenas filmadas en cámara oculta, capturando las reacciones reales de los transeúntes ante la irreconocible Ross.[24][25]​ Entrevistada por Siete Días durante el rodaje, la actriz declaró:

Hace cuatro años que esperaba esta oportunidad, desde que hice Nadie en el ciclo Cosa juzgada. No me cansaba de repetirle a Juan [Gené] que había que llevarlo al cine; una historia así tiene que filmarse al aire libre, en la calle. Es el papel más importante de toda mi carrera y probablemente de toda mi vida artística. (...) Cuando vi a la Raulito, lo primero que me preguntó es cómo terminaba la película. Se lo dije. Claro, era como preguntarme cómo iba a terminar su propia vida. Es un ser humano simpático, conversador, risueño. Quise saber por qué se había vestido de hombre y me contestó: Es que ser mujer es duro, se sufre mucho, me vestí de hombre para defenderme, para ganarme la vida. ¿Te das cuenta? Sin saberlo, sin proponérselo, fue como una especie de feminista creada por la circunstancia. Cuando hablamos llevaba puestos unos aritos, con toda naturalidad pero sin coquetería, como para ratificar su condición femenina. El tener que vestirse de hombre y hacerse pasar por tal siendo verdaderamente una mujer le hizo perder momentáneamente su identidad. Porque ya no era ni hombre, ni mujer, ni un chico. No era nada, nadie.[3]


Paolantonio declaró en un reportaje:

Escribí el libreto de La Raulito en dos meses, basándome en un libro preparado por Juan Carlos Gené para el ciclo televisivo Cosa juzgada. En aquella ocasión también lo protagonizó Marilina. La Raulito o La Peladita, como le dicen todos, es un ser humano muy tierno, querido por todos los que la conocen, eterna buscadora de cariño y protección. Cuando hablé con ella sobre los derechos que le correspondían por la filmación, me contestó: No, no quiero nada o dame lo que quieras. Total, lo que yo necesito, una familia, no me lo podés dar.[3]

En el exilio, Murúa y Ross retomaron el personaje de la Raulito en una secuela titulalda La Raulito en libertad (1977),[26]​ una producción «hecha por dinero» aprovechando el éxito que la anterior había obtenido en España.[27]La Raulito en libertad pudo estrenarse en Argentina recién en 1985, tras la recuperación de la democracia.[27]

La banda argentina de punk rock Attaque 77 le dedicó a la Raulito la canción «Sola en la cancha (pasión de multitudes)», incluida en su álbum debut Dulce Navidad (1988).

La Raulito también es el sujeto del documental La Raulito, golpes bajos (2009) del director Emiliano Serra, el cual la acompaña en el asilo del ex Hospital Rawson y visitando La Bombonera.[2]​ La película integró la Competencia Latinoamericana del 24° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.[28]

https://www.revistaanfibia.com/higui-es-la-mejor-de-nosotras/

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Mario Socolinsky entrevista a La Raulito (fragmento televisivo). Buenos Aires: ATC. 1999. Consultado el 28 de mayo de 2023 – via Archivo DiFilm en YouTube. 
  2. a b c d e f g h i Emiliano Serra, director (2009). La Raulito, golpes bajos (documental). Argentina: Leonardo Hussen, productor ejecutivo. Consultado el 25 de mayo de 2023 – via YouTube. 
  3. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p Orellano, Leda (6 de enero de 1975). «La Raulito: "Quiero aire, quiero verde, quiero sol"». Siete Días Ilustrados (Buenos Aires: Editorial Abril). Consultado el 25 de mayo de 2023 – via Mágicas Ruinas. 
  4. a b Suvcoplas, Hugo (1994). «La Raulito, un personaje y un éxito». Suplemento Ahora. Crónica. Buenos Aires. Consultado el 26 de mayo de 2023 – via Solo 70. 
  5. a b c d e f «Quién fue La Raulito, la famosa hincha de Boca que tiene una película propia». Buenos Aires: TyC Sports. 17 de febrero de 2022. Consultado el 25 de mayo de 2023. 
  6. a b «Reencuentro: Marilina Ross y La Raulito». Viva. Clarín. Buenos Aires. 1995. Consultado el 29 de mayo de 2023 – via Marilina Ross. 
  7. «Murió la hincha xeneixe más emblemática: la Raulito». Ámbito Financiero. Buenos Aires. 30 de abril de 2008. Consultado el 25 de mayo de 2023. 
  8. a b c Binello, Gabriela; Conde, Mariana; Martínez, Analía; Rodríguez, María Graciela (2000). «Mujeres y fútbol: ¿territorio conquistado o a conquistar?». En Alabarces, Pablo, ed. Peligro de gol. Estudios sobre deporte y sociedad en América Latina. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). pp. 33-53. ISBN 950-9231-48-7. 
  9. Rodríguez, María Graciela (2005). «The Place of Women in Argentinian Football». The International Journal of the History of Sport (en inglés) 25 (2). Abingdon-on-Thames: Taylor & Francis. pp. 231-245. ISSN 0952-3367. Consultado el 28 de mayo de 2023. 
  10. a b Elsey, Brenda J.; Nadel, Joshua H. (2021). «Las fanáticas, las madrinas y otros miembros». Futbolera. Historia de la mujer y el deporte en América Latina (eBook). Santiago de Chile: Ediciones UC. Pontificia Universidad Católica de Chile. ISBN 9789561428263. Consultado el 29 de mayo de 2023 – via Google Books. 
  11. a b Mayer, Marcos (27 de mayo de 2006). «La cultura que todo lo abarca». Clarín. Buenos Aires. Archivado desde el original el 15 de septiembre de 2008. Consultado el 29 de mayo de 2023. 
  12. a b Pedicino, Analía (17 de julio de 2008). «Entrevista a La Raulito». Buenos Aires: Fútbol, literatura y algo más... Consultado el 30 de mayo de 2023. 
  13. a b c Farías, Gustavo (13 de julio de 2011). «¡Qué golazo señorita!». La Voz del Interior. Córdoba. Consultado el 30 de mayo de 2023. 
  14. a b «Qué es de la vida de "La Raulito"». Buenos Aires: Infobae. 14 de mayo de 2007. Consultado el 28 de mayo de 2023. 
  15. a b «Murió "La Raulito", la hincha de Boca más conocida». La Nación. Buenos Aires. 30 de abril de 2008. Consultado el 25 de mayo de 2023. 
  16. a b «Boca despidió a su más emblemática seguidora». Página/12. Buenos Aires. 1 de mayo de 2008. Consultado el 25 de mayo de 2023. 
  17. «Último adiós a la "La Raulito"». La Nación. Buenos Aires. 1 de mayo de 2008. Consultado el 25 de mayo de 2023. 
  18. «La Raulito fue enterrada en el cementerio boquense de Hudson». Buenos Aires: Minuto Uno. 30 de abril de 2008. Consultado el 25 de mayo de 2023. 
  19. Lernoud, Pipo. «Marilina Ross. Aprendiendo sin miedo». Canta Rock (Buenos Aires) 1 (121): 10-15 – via Archivo Histórico de Revistas Argentinas (Ahira). 
  20. a b c d Baron, Ana (30 de enero de 1975). «"Mirénme a los ojos, quiéranme como soy" (Marilina Ross)». Gente y la actualidad (Buenos Aires) 9 (497): 6-9. Consultado el 26 de mayo de 2023 – via Internet Archive. 
  21. «El autor de "cosa juzgada"». Clarín. Buenos Aires. 1 de febrero de 2012. Consultado el 26 de junio de 2023. 
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  23. «Lautaro Murúa». Gente y la actualidad (Buenos Aires) 9 (489): 87. 5 de diciembre de 1974 – via Internet Archive. 
  24. Jiménez España, Paula (4 de septiembre de 2015). «Marilina tras el espejo». Soy. Página/12. Buenos Aires. Consultado el 26 de mayo de 2023. 
  25. «Se lo dije a un tornillo». Revista La Nación (Buenos Aires: La Nación). 20 de julio de 1975. Consultado el 28 de mayo de 2023 – via Marilina Ross. 
  26. Barnard, Timothy (1996). «La Raulito». En Barnard, Timothy; Rist, Peter, eds. South American Cinema: A Critical Filmography, 1915-1994 (en inglés). Nueva York: Garland Publishing. pp. 57-58. ISBN 9780824045746. Consultado el 26 de mayo de 2023 – via Internet Archive. 
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  28. 24° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Mar del Plata: Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. 2009. p. 13. Consultado el 28 de mayo de 2023. 

Enlaces externos[editar]