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Toscana
Localización geográfica
Coordenadas 43°21′00″N 11°01′00″E / 43.35, 11.016666666667
Localización administrativa
País Italia Italia
Características geográficas
Superficie 22.990 km²
(7.6% total; 5º lugar)
Población 3.516.296 hab.
(2004; 9º lugar; 6,1% total)
Mapas

La región de Toscana es una de las mayores y más importantes regiones italianas por su patrimonio artístico, histórico, económico, cultural y geográfico. Está ubicada en la zona central de Italia; limita con la región de Lacio al sur, Umbría al este, Emilia-Romaña y Liguria al norte y el Mar Tirreno al oeste. Su capital, ciudad más poblada (366.074 habitantes) y centro económico, administrativo y cultural es Florencia. Otras ciudades de importancia son las otras capitales de provincia de Arezzo, Grosseto, Livorno, Lucca, Massa-Carrara, Pisa, Pistoia, Prato y Siena. La región administra también las islas que componen el Archipiélago Toscano, además de un pequeño enclave situado en el interior de Emilia-Romaña.

Hasta 1859 fue un Estado independiente. Nacido de la República de Florencia, fue ganando en extensión e importancia hasta la instauración en 1569 del Gran Ducado de Toscana. En 1859 el Gran Ducado fue anexionado al Reino de Cerdeña, que posteriormente se convertiría en el Reino de Italia que precedió a la actual República Italiana.

Toscana tiene una superficie de 22.990 km² y alrededor de 3,6 millones de habitantes. Seis lugares de Toscana han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: El centro histórico de Florencia en 1982, el centro histórico de Siena en 1995, la Plaza de la Catedral de Pisa en 1987, el centro histórico de San Gimignano en 1990, el centro histórico de Pienza en 1996 y el Valle de Orcia en 2004.

Geografía

Vista aérea de la Isla de Elba y la costa toscana.

El territorio toscano está formado en su mayor parte por colinas (66,5%), comprende algunas zonas de llanura (cerca del 8,4% del territorio) e importantes macizos montañosos (25,1% de la región). Su territorio ocupa una superficie de 23.415 km², un área similar a la de la Comunidad Valenciana en España, el estado de México en México, Falcón en Venezuela o la Provincia de Tucumán en Argentina.

  • Costas: 633 km en total (397 km continentales e 230 km insulares).

Colinas y montañas

Paisaje de colinas en el Valle de Orcia.

La mayor parte de Toscana cuenta con un paisaje predominantemente basado en las colinas. A pesar de ello, cuenta con importantes sistemas montañosos. Al norte y al este de la región están los Apeninos y al noroeste los Alpes Apuanos, entre Pisa y Lucca se halla el Monte Pisano, la Montaña Pistoiesa al norte de Pistoia, los Montes de la Calvana al norte de Prato, los Montes del Chianti entre las provincias de Siena y Arezzo, el Pratomagno al este, las Colinas Metalíferas al suroeste entre las provincias de Livorno, Pisa, Siena y Grosseto y las masas del Monte Amiata y el Monte Cetona al sudeste.

Entre los sistemas de colinas de la parte central de la región se encuentran, de oeste a este, las Colinas livornesas, las Colinas pisanas, las Balsas de Volterra, el Montalbano, la colinas del Chianti y los rilieves de colinas de la Valtiberina. El área meridional de la región se caracteriza al oeste por las Collinas Metalíferas, las colinas de la Val de Merse, la zona de Crete Senesi, los relieves del Valle del Ombrone, las Colinas del Albegna y del Fiora, el Área del Tufo y los relieves del Valle de Orcia y del Valle de Chiana.

Llanuras y valles

En Toscana se encuentran áreas llanas, tanto en la franja costera como en el interior. El litoral comprende las llanuras de la Versilia, el último tramo del Valdarno Inferior (que se abre en la Llanura de Pisa) y la Maremma (la llanura más extensa), mientras que en el interior la llanura principal es el Valdarno, que se extiende de este a oeste a lo largo del curso del río Arno atravesando las ciudades de Arezzo, Florencia y Pisa. Otras llanuras del interior son la cuenca entre montañas en la que se sitúan Florencia, Prato y Pistoia (en continuidad con el Valdarno), la Llanura de Lucca, la Valdinievole, la Valdera, la Valdelsa, el Valle de Chiana, el Valle de Cecina, el Valle de Cornia, el Valle de Orcia , el Valle del Ombrone, el Valle de Bisenzio y la Valdambra.

Costas e islas

Monte Argentario, provincia de Grosseto.

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Cabo de Enfola, isla de Elba.

El mar Ligur baña la parte central y septentrional de las costas toscanas, de la misma forma que el Mar Tirreno en la meridional. La costa toscana se caracteriza por un litoral continental muy diverso en sus características. En general, las costas continentales se presentan bajas y arenosas, aunque existen algunos promontorios que se elevan entre Livorno y Vada, al norte de Piombino, entre Scarlino, Punta Ala y Castiglione della Pescaia, entre Marina de Alberese y Talamone, en Argentario y en Ansedonia.

El Archipiélago toscano está constituido por siete islas principales y algunos islotes menores compuestos de rocas, incluidos en gran parte dentro del Parque Nacional del Archipiélago Toscano. La isla principal es la de Elba, bañada al norte por el Mar Ligur, al este por el Canal de Piombino, al sur por el Mar Tirreno y al oeste por el Canal de Córcega. La isla presenta un alternancia de costas bajas y arenosas con otras más altas y dentadas, entre las que se abren pequeñas calas. Al norte de la Isla de Elba se encuentran la Isla de Capraia, en el Canal de Córcega y la Isla de Gorgona en el Mar Ligure, ambas con costas dentadas. Al sur de la Isla de Elba se encuentran la Isla de Pianosa, completamente llana y con ligeras ondulaciones, con costas tanto dentadas como arenosas, la Isla de Montecristo con costas altas y dentadas excepto por la zona de las orillas, la Isla del Giglio con costas fundamentalmente altas y rocosas, excepto por algunas calas y por la Playa del Campese, la Isla de Giannutri cuyas costas rocosas protegen un territorio caracterizado por ligeras ondulaziones y desniveles. Entre las islas y salientes menores cabe señalar las islas de Cerboli, de Palmaiola, las Hormigas de Grosseto, la Hormiga de Burano, el Escollo de África o la Hormiga de Montecristo, las Secas de la Meloria y las Secas de Vada.

Espacios naturales protegidos

Las reservas naturales cubren un total de 227.000 hectáreas, casi el 10% del territorio toscano.[1]​ En la región se encuentran tres parques nacionales italianos, uno de ellos el Parque Nacional del Archipiélago Toscano, se encuentra totalmente dentro del territorio toscano, mientras que los otros dos se sitúan entre Toscana y la región de Emilia-Romaña, el Parque Nacional de Foreste Casentinesi, Monte Falterona y Campigna y el Parque Nacional de los Apeninos Tosco-Emilianos. Existen además tres parques regionales, dos parques provinciales, 36 reservas naturales estatales, 37 reservas naturales provinciales y 52 Áres Protegidas de Interés Local. En el ámbito de la Red Natura 2000 se han propuesto 123 Lugares de Importancia Comunitaria y 36 Zonas de Especial Conservación.

Clima

Historia

Los primeros rastros ciertos de la presencia humana en la región se hallan en el II milenio a. C.: aquel de la edad del bronce. De aquel periodo, se encuentran en varias zonas de Toscana, restos de villas, construidas principalmente sobre terraplenes, con algunos objetos y suplementos que testimonian la existencia de una vida social ya bastante organizada.

Entre el siglo X a. C. y el siglo VIII a. C., la edad del hierro encuentra su máxima expresión en la civilización villanovana, que tomó el nombre de Villanova (una fracción de Castenaso) un asentamiento de gran interés arqueológico, donde se encontraron lanzas, espadas y objetos de todo tipo. Esta es una demostración de los progresos hechos en la extracción y en la elaboración de los metales, de los cuales era particularmente rico el subsuelo de la región.

Etruscos

Hacia el siglo VIII a. C. aparecen los primeros testimonios de la presencia, en todo el territorio de Italia central, de un pueblo misterioso y extraordinario: los Etruscos. De ellos, el actual territorio regional tomo el nombre de Etruria, Tuscia para los Romanos y sucesivamente Tuscania y Toscana.

Su proveniencia es ahora un misterio para los historiadores, sobre todo porque no está traducida ni descifrada la lengua y la escritura; se sostiene que pueden ser originarios de Lidia, en Asia Menor. Otros autores en cambio los tienen por pueblo originario que ha obtenido influencias externas. No es un misterio que al interior de las más antiguas tumbas etruscas se encontraron armas y objetos de origen sardo. Está arqueológicamente probado que este pueblo, más avanzado que el etrusco, había colonizado las costas de Toscana y creado importantes asentamientos en el I milenio a. C. Entorno al siglo VI a. C., los Etruscos alcanzaron el culmine de su potencia, con posesiones que iban de la Padania a la Campania; construyeron caminos, entre los cuales son bien conservadas las Vías Cavas, bonificaron pantanos y edificaron grandes ciudades entre Toscana y el Lacio, como Arezzo, Chiusi, Volterra, Populonia, Vetulonia, Roselle, Vulci, Tarquinia, Veyes y Volsinii.

EI nivel de civilización alcanzado por este gran pueblo está testimoniado por los excepcionales restos arqueológicos, dispersos en un territorio vastísimo y encontrados en las tumbas - de todo tipo y dimensión – de las necrópolis, extraordinarias e increíbles ciudades de los muertos. En cambio se observan interesantísimas similitudes entre los derechos de los hombres y los de las mujeres; interesante por ejemplo que la mujer podía gozar de la herencia del marido o que podía participar en los banquetes sobre el mismo lecho de su marido, o asistir a los espectáculos acompañando al marido. La cosa era talmente diversa de lo usual que para los Romanos el término "etrusca" podía fácilmente ser usado como un sinónimo de prostituta.

La detención de la expansión comenzó en cambio sobre el final del siglo y fue seguido por el declive en el siglo V a. C. Primero fue Roma a liberarse de la supremacía con la expulsión, hacia el 510 a. C., de los Tarquinos; después se liberaron los Latinos, que, sostenidos por Aristodemo, en el 506 a. C., los derrotaron en batalla. De este modo, los avances de los Etruscos en Campania quedaron aislados y se debilitaron después de la derrota naval que ellos sufrieron en la batalla de Cumas en el 474 a. C., quedando del todo perdidos en el 423 a. C. con la conquista de Capua por parte de los Samnitas. Al norte la invasión de los Galos convulsionó los centros etruscos de la Padania al inicio del siglo V a. C.

En el 396 a. C. Roma conquistó Veyes extendiendo su influencia sobre toda la Etruria meridional. Por más de dos siglos los Etruscos, sobre iniciativa de una y de otra ciudad, obstaculizaron la ulterior expansión romana. En el 295 a. C., coaligados con los Umbrios, los Galos y los Samnitas, fueron derrotados por los Romanos en la batalla de Sentino: en el curso de un decenio fueron completamente someidos por Roma que los incluyeron, mediante tratados particulares, en la serie sus aliados en la Península Itálica.

Romanos

En el siglo III a. C. los Etruscos fueron derrotados por la potencia militar de Roma y, después de un primer periodo de prosperidad, debido al desarrollo del artesanado, de la extracción y la elaboración del hierro, de los comercios, toda la región decayó económicamente, culturalmente y socialmente. En el 180 a. C. los Romanos, para proceder en Liguria y en la propia conquista de Galia, debieron deportar 47.000 Ligures Apuanos, confinándolos en el área samnítica comprendida entre Benevento y Campobasso. También la Toscana fue así conquistada por los Romanos, que se asentaron sobre las preexistentes localidades etruscas, también a fundar nuevas ciudades como Fiesole, Florencia y Cosa, actualmente una de las mejor conservadas con los muros, el foro, la acrópolis y el Capitolio, construido originariamente como Templo de Júpiter (mitología).

Durante el periodo de Decadencia del Imperio romano, los confines de la Regio VII Etruria, una de las once comprendidas en la reforma augusta, quedaron estables. Etruria, correspondiente a la actual Toscana, fue incluida en la lista de Plinio el Viejo como sección separada de la Península Itálica. Partiendo de la Regio IX Liguria, con Luni, los confines alcanzaban el Lacio y comprendían también la actual provincia de Viterbo; resaliendo hacia la actual Umbría, alcanzaban la ciudad de Perugia. Con la reforma diocleciana las regiones pasaron a ser doce y el territorio de Etruria fue incluido en la Regio V Tuscia et Umbria. Finalmente en el siglo IV, después de las primeras Invasiones bárbaras, las particiones regionales devinieron diecisiete y Tuscia et Umbría la VIII región.

La Edad Media

Longobardos

Después de la caída del Imperio Romano de Occidente la región fue dominada por godos y bizantinos, antes de devenir objeto de conquista por parte de los Longobardos (569), quienes la erigieron en ducado con sede en Lucca.

Según la historiografía más reciente, el Ducado de Lucca y el Ducado de Spoleto fueron los primeros ducados longobardos formados después de la muerte del rey Alboino, durante el periodo de la anarquía ducal (574) en la parte central de Tuscia]. Los ducados fueron constituidos por longobardos fugados del control real. El Ducado de Lucca viene a presidir el curso final de la Vía Aurelia que, a la altura de Pisa desviaba hacia Lucca y - atravesando la Garfagnana y la Lunigiana alcanzaba Luni.

Desde el inicio el ducado debía afrontar el problema de las inundaciones del río Auserculus que circundaba Lucca. La tradición atribuye la bonificación del territorio a san Frediano, obispo de Lucca, que con la apertura de una nueva boca hizo desembocar el Auserculus directamente en el Mar Tirreno.

Sobre el fin del siglo VI se vuelve incesante la penetración longobarda en Tuscia, con la conquista de varios castra, fortificaciones romanas aprontadas para contener la ocupación longobarda. La cronología de las numerosas correrías longobardas viene así descripta: hacia el 590 cae la Garfagnana, ocupada por las milicias de Teodolindo que transformaron el Castrum Aghinolfi (Montignoso) en fortaleza longobarda. Después del 591 Gummarith, duque de Lucca, irrumpe en Populonia ocupando el castrum de Poggio di Castello y provocando la fuga de los residentes, refugiados en la isla de Elba con el propio obispo, san Cerbone. Hacia el final del 592, si bien contenidas por los romanos, devinieron longobardas Sovana y Roselle.

En el 593 el rey Aginolf, adentrándose en los pasos del Appennino central, con el propio ejército llega a los confines del Ducado Romano, ocupando Balneus Regis (Bagno Regio) y Urbs Vetus (Orvieto)

Sobre el final del siglo VI, terminada la oleada de los saqueos provocados por el ejército longobardo, el rey Autario inició una política de pacificación con el elemento románico, que en los gastaldatos de Tuscia consintió la lenta recuperación económica de su población. En las campañas la aristocracia noble de los invasores, después de haber establecido sus familias asociadas en los castra ocupados, organizó el sistema productivo feudal.

Recuerdo de lejanos asentamientos longobardos, también en el territorio de la ex Regio Tuscia et Umbría, quedan presentes aun hoy numerosos topónimos de Fara y Sala correspondientes a esta época: Fara in Sabina, Fara San Martino, Fara Filiorum Petri , Sala (fracción de Poppi, AR) La Sala (rione di Firenze) Sala (fracción de Leonessa, RI) y numerosos otros topónimos Sala esparcidos por las campañas. Los Longobardos, población principalmente guerrera, permanecen fieles a la natural tradición nómada: caza, pesca, ganadería (sobre todo de caballos, instrumento de guerra y de trabajo de las familias) dejando a los nativos el trabajo de los campos.

En el 644, Rotario (Rey Lombardo) conquistó Luni, extremo castrum septentrional de Tuscia. La última empresa de Rotario signó el fin de la expansión longobarda en la Tuscia Langobardorum limítrofe al sur con la Tuscia Romana de soberanía bizantina pero dominada por la creciente autoridad del papado. Los confines entre los dos territorios, negociados en el tratado de paz del 680 entre el rey Pertarito y el emperador Constantino IV, se volvieron definitivamente estables.

En el último período de la ocupación longobarda, Lucca llegó a hegemonizar a casi todas las provincias limítrofes. Por largo tiempo capital de Tuscia, fue sede habitual de los reyes longobardos, ciudad privilegiada por su historia pasada y por las comunicaciones viales.

Después de la conversión de los Longobardos al catolicismo, el territorio de la diócesis y su patrimonio eclesiástico se incrementaron notablemente: el territorio meridional de Luni, entre Massa y Montignoso, se vio incluido en la diócesis de Lucca. En el 713 los Longobardos, con el obispo Balsari, edificaron la iglesia de San Miniato. Sobre el final de la ocupación longobarda la diócesis, coincidente con la jurisdicción del duque, comprendía los territorios del Valle de Elsa y de la Maremma toscana, con Roselle y Sovana. También las condiciones económicas del ducado prodigaron notablemente tanto en la agricultura como en el comercio, sobre todo en el marítimo y fluvial. Los Negotiantes, emprendedores navales, efectuaban el transporte de grano y sal por cuenta del duque Walter.

La plebe paleocristiana, antes en el servicio religioso, asumió también funciones civiles, registrando los nacimientos en la fuente bautismal, prestando asistencia a los necesitados, proveyendo a la manutención de las calles. Vecino a la plebe surgieron los hospicios, edificios de alimentación y cura para los numerosos viandantes en peregrinaje hacia la Tumba de San Pedro.

Época Carolingia

Durante el periodo carolingio, la oligarquía de los duques longobardos del Ducado de Tuscia es sustituida por los condes francos; así, también en Lucca al duque Allone fue sucedido por el conde Wickram. A Wickram sucedió la dinastía bávara de Agilolfinga, de la cual Bonifacio II fue el más ilustre representante. El conde, apenas asentado, debió afrontar el peligro de las incursiones de los Sarracenos que en el 827 desembarcaban en Sicilia. La estrategia de Bonifacio fue muy hábil, porque a fin de prevenir nuevas incursiones, con la propia flota del puerto de Pisa se dirigió hacia Túnez (Ifriqiya) y atacó victoriosamente a los Sarracenos. Seguido a esta victoria, la tradición afirma que Bonifacio, encargado de la tutela de Córcega, en la extremidad de la isla hizo construir el castillo que dio lugar a la denominación del estrecho de mar: Boca de Bonifacio.

El peligro de las incursiones musulmanas y la necesidad de transformar los feudos en haciendas agrarias más productivas empujaron a los vasallos menores a buscar la protección de los condes más potentes, favoreciendo el proceso de agregación de los condados. Vinieron a formarse así dos grandes condados: el Condado meridional, correspondiente al la Maremma grossetana e infeudado a los Aldobrandeschi y el Condado septentrional, comprensivo de la Maremma pisana, Lucca, Pisa, Luni y Córcega, bajo el dominio de los condes de Lucca.

Sucesivamente, entorno al núcleo central de Lucca y Pisa se afirmó uno de los centros políticos mejor organizados del Reino de Italia (Regnum Italiae), indicado como Ducado (retomando la denominación del precedente dominio longobardo) o Marca: en los documentos del 847 Adalberto de Baviera, sucesor de Bonifacio, es indicado como Tutor Corsicae insulae y Marcensis; poco más tarde es citado como "Marqués" y su poder se establece ulteriormente sobre los condados de Florencia y Fiesole. El proceso de formación del Marquesado se produjo como conclusión, quedando fuera del poder del marqués de Lucca los territorios de Arezzo, Siena y Chiusi.

Época Feudal

Durante el periodo post-carolingio (a partir del Tratado de Verdún, 843) los gastaldatos, los condados y las diócesis de Tuscia, fugaron al control del lejano Sacro Imperio Romano Germánico, cayeron bajo el control de la corte ducal de Lucca, regida por Adalberto II. Los otros funcionarios fueron sujetados a la corte con el contrato de vasallaje.

En el 915 Berengario es coronado emperador por el papa Juan X. La coronación de Berengario suscitó la oposición de Adalberto, que intentaba favorecer el ascenso al cargo imperial de su primer hijo, Hugo de Italia. Contra Berengario, Adalberto procedió a urdir una alianza de potentes feudatarios. El conflicto armado entre la facción de Adalberto y la de Berengario aviene en el 923 en Fiorenzuola d'Arda y se resuelve con la derrota de Berengario, muerto al año sucesivo. La sublevación de los condes abierta por la corte de Lucca a causa de la coronación de Berengario golpeó también al papa Juan X que, acusado de haber introducido en Italia milicias húngaras, es aprisionado y bárbaramente asesinado por los soldados del hijo de Adalberto, Guido, ya marqués de Tuscia.

Después del asesinato de Berengario, la misma nobleza que lo había sostenido se declaró de parte de Hugo de Italia que, permutado el título de marqués de Provenza con Rodolfo de Borgoña, deviene a su vez rey de Italia; fue coronado en Pavía en el 926.

El dominio del rey Hugo de Italia no pudo imponerse establemente en toda Tuscia y menos alargarse al exterior de sus confines. Una ulterior ampliación se verificó en cambio con su hijo y sucesor, Humberto, nominado marqués de Tuscia en el 936 y, gracias al matrimonio contraído con la duquesa de Spoleto; fue también nominado conde palatino del emperador Otón el Grande y representante del rey en Italia central. Sus poderes se extendieron a los territorios de Siena, Arezzo y Città di Castello, territorios hasta entonces extraños al control de los precedentes marqueses.

Sucesor de Humberto en la guía del margraviato fue, en el 968, su hijo Hugo de Toscana, partisano "fidelis" de Otón III del Sacro Imperio Romano Germánico, administrador del Ducado de Spoleto (989-996) el Gran Barón dantesco. Él, autor de la reforma eclesiástica, se encontró con relevantes personalidades religiosas: san Nilo, san Romualdo y san Bononio, a los cuales hizo copiosas donaciones. Según la tradición, el marqués supo repartir ingentes ayudas financieras para un grandioso proyecto de edificación de "siete abadías imperiales" El proyecto iniciado no es llevado a término por la imprevista muerte de Hugo en Pistoia en el 1001. Con el prestigio adquirido gracias a aristocráticos parentescos y con la fama ganada con el inicio de aquel dispendioso proyecto en un momento de particular espiritualidad y emoción que, al llegar el Milenio, estaba atravesando todo el territorio, el marqués ganó suficiente consenso popular, procediendo a consolidar su propio dominio en toda la Tuscia: «La Toscana puede ahora ser llamada también en sentido territorial un verdadero y propio marquesado con confines bien determinados» Con el marqués Hugo de Toscana, el centro político y cultural del marquesado comenzó a transferir la propia sede institucional de Lucca a Florencia. Aun hoy en la Abadía Florentina, fundada por él, cada año el 21 de diciembre (día de su muerte) a la hora 11, es celebrada una pública ceremonia en sufragio de [[Hugo de Toscana], fundador del Marquesado de Toscana.

En el siglo XI el Marquesado pasó a los Attoni, grandes feudatarios de Canossa, que poseían también Módena, Regio Emilia y Mantova. A aquella familia pertenecía la famosa Condesa Matilde de Canossa, en cuyo castillo avino el encuentro entre el papa Gregorio VII y Enrique IV del Sacro Imperio Romano Germánico. Estamos en el periodo histórico del encastillamiento, ligado a exigencias defensivas y de comando territorial, que determinó a través de la lógica feudal seguida también por la dislocación de abadías, aquellos asentamientos medievales esparcidos que hoy distinguen gran parte de la Toscana.

En el siglo XI Pisa deviene la ciudad más potente e importante de la Toscana, fuerte por las victorias contra los Sarracenos, entre las cuales la liberación de Palermo y Regio de Calabria y la conquista de las Islas Baleares. El dominio de la República marítima se extendía sobre toda la Toscana tirrena, las islas del Archipiélago Toscano y las islas de Cerdeña y Córcega. Al sur estaba presente el dominio de los Aldobrandeschi, importante casa de origen lombardo, que controlaba la parte meridional de las actuales provincias de Livorno y Siena, también la entera provincia de Grosseto hasta el Alto Lacio, entrando en conflicto con el Papado, hasta el emerger de la ciudad de Siena, que más tarde entrará en competencia con Florencia.

Entorno al siglo XII se inicia el periodo de las Comunas Libres y Lucca deviene la primera comuna en Italia. Nacen las primeras formas de democracia participativa y los gremios, que hicieron de la Toscana un irrepetible ejemplo de autonomía cultural, social y económica. Entre las ciudades de la región se impone bien pronto, por motivos culturales y económicos pero también militares, la comuna / señorío de Florencia.

El Renacimiento

Primero con Dante Alighieri y con Giotto en el siglo XIV, después en el siglo XV con otros grandes artistas, la Toscana y, en particular, Florencia dieron una determinante contribución al Renacimiento italiano. Devenida entidad políticamente autónoma a partir del siglo XII la Toscana se fragmentó también ella en una miríada de estados entre los cuales la República de Florencia y la República de Siena eran los más importantes. En particular la prosperidad del comercio en Florencia llevó a la ciudad a devenir centro financiero de importancia europea, con dinastías de banqueros como los Bardi, los Peruzzi y los Medici (familia) mismos, que por toda la Edad Media prestaban dinero a los grandes soberanos nacionales europeos para financiar sus guerras.

La unificación toscana bajo una única ciudad se inició con la política expansionista florentina ya en el siglo XIV, cuando la República de Florencia inició a fagocitar los territorios toscanos en sucesión, frenada solamente por la República de Siena. Durante el siglo XV fue el advenimiento al poder de los Medici (familia) que, como las mayores familias florentinas, estaba enriquecida con los bancos. Ella comenzó a obtener relevancia política dentro de las instituciones republicanas a partir de la mitad del siglo, con Cosimo I de Medici que, no obstante la oposición de otras familias, procedió a asegurarse el casi total control de los órganos republicanos, consolidando el poder de la familia al punto que a su muerte las redes del poder pasaron a las manos de su hijo Piero de Medici. Este periodo, comprendido entre la muerte de Cosimo y la de su nieto Lorenzo el Magnífico, es considerado el periodo de mayor esplendor artístico, cultural y político del señorío fiorentino que, con la sabia obra de Lorenzo, supo inclinar algo la balanza en la fragmentada y litigiosa Italia del siglo XV.

La Edad Moderna

A partir de Lorenzo el Magnífico, el poder de los Medici (familia) se consolidó (aparte de dos interrupciones republicanas de 1498 a 1502 y de 1512 a 1530) y Cosimo II de Medici, descendiente de una rama caída de la familia, obtiene el título primero de Duque de Florencia, después en 1569 el Gran Ducado de Toscana. En este momento toda el área toscana, excepto la República de Lucca y el Principado de Piombino, estaba bajo el señorío fiorentino, cayendo la República de Siena en 1555 en las manos de los hispano-florentinos que desde 1557 ejercieron la soberanía. Los Medici (familia) continuaron reinando sobre la Toscana ininterrumpidamente hasta 1737, sobreviviendo como familia artificialmente, siendo crónica la falta de herederos masculinos ya a partir de Francisco I de Medici (1574-1587) El último gran duque de la familia fue Juan Gastón de Medici que, de tendencias probablemente homosexuales, no tuvo herederos.

El Gran Ducado de Toscana, a la muerte de Juan Gastón siguió los vaivenes a nivel europeo debidos a la guerra de sucesión polaca, fue inserto en un juego de equilibrios típicamente dieciochesco, por el cual el gobierno de la región pasó a la Casa de Lorena, en particular a Francisco Esteban, emperador consorte de Austria. Él no puso nunca un pie en Toscana ni en Florencia, dejando la administración a su hijo Pedro Leopoldo de Lorena. La más importante innovación querida por Lorena, propio gracias a Pedro Leopoldo, fue la abolición (por 4 años, hasta 1790 cuando fue restablecida) de la pena de muerte en el Gran Ducado de Toscana, para la época una innovación de no poco relieve. La única interrupción a la soberanía lorenense fue el paréntesis napoleónico que duró hasta 1814, cuando sobre el serenísimo trono ducal fue restaurado Fernando III de Toscana hijo de Pedro Leopoldo. El último Gran Duque de Toscana fue el hijo de Fernando, Leopoldo II de Toscana, que reinó hasta el ingreso del territorio toscano en el naciente Estado unitario italiano.

El periodo lorenense fue para Toscana un periodo iluminado, a partir del gobierno de Pedro Leopoldo de Lorena (que reformó el ordenamiento judicial) hasta el último gran duque que obtuvo resultados muy positivos, con la construcción de los primeros ferrocarriles toscanos, la racionalización del territorio con la creación del catastro, etc. Además, no obstante el periodo histórico inducía a los soberanos a un control represivo sobre el estado, no tuvo nunca actos reaccionarios. Después de las revoluciones de 1848, el retorno de Leopoldo II de Toscana fue sin embargo soportado por una guarnición austriaca que les alienó las simpatías populares. En 1859, cuando la Toscana estaba por entrar en el Reino de Italia (1861-1946), no se opuso en manera tenaz a su destitución, sino que partió de Florencia dejándola pacíficamente en las manos de los revolucionarios. La curiosa expresión usada en la ocasión, dado que era iniciada la revuelta a las cinco de la mañana, fue que a las seis de la misma mañana, cuando el gran duque partió de Florencia, la revolución se fue a desayunar.

Cultura

Centros artísticos

Piazza Grande de Arezzo.
Área arqueológica de Fiesole.
Vista de la laguna de Orbetello.
Villa Médici de Artimino.
Vista de San Gimignano y sus torres medievales.

Toscana es conocida a nivel mundial por su gran riqueza de monumentos y obras de arte, así como por los conjuntos históricos de las ciudades de Florencia, Pisa, Siena y Lucca; menos conocidas para el público internacional resultan las ciudades de Arezzo, Grosseto, Pistoia y Prato y son prácticamente desconocidas para el turismo los monumentos de Livorno, Massa y Carrara.

Además de las capitales de provincia, existen gran cantidad de centros urbanos menores; algunos de ellos son auténticas ciudades históricas perfectamente conservadas, entre los que cabe destacar:

Provincia de Arezzo
  • Cortona: restos de la época etrusca, monumentos medievales, renacentistas y barrocos
  • Lucignano: burgo medieval completamente amurallado, monumentos medievales y renacentistas
  • Sansepolcro: monumentos de época medieval y renacentista
  • Castiglion Fiorentino: burgo medieval amurallado, restos de la época etrusca
Provincia de Florencia
  • Fiesole: restos etruscos y romanos, monumentos de época medieval y renacentista
  • Certaldo: centro histórico de origen medieval
Provincia de Grosseto
  • Massa Marittima: monumentos de época medieval y renacentista
  • Orbetello: restos etruscos y romanos y monumentos de época medieval, tardorrenacentista y barroca
  • Pitigliano: restos prehistóricos y etruscos, monumentos medievales, renacentistas y barrocos
  • Roselle: antigua ciudad etrusca
  • Sorano: restos prehistóricos y etruscos, monumentos medievales y renacentistas
  • Sovana: restos prehistóricos y etruscos, monumentos medievales y renacentistas
Provincia de Livorno
Provincia de Lucca
Provincia de Massa-Carrara
  • Pontremoli: centro prehistórico, romano y medieval, valiosos monumentos barrocos
  • Fivizzano: centro medieval y barroco
Provincia de Pisa
  • Volterra: restos prehistóricos y etrusco-romanos, monumentos medievales y renacentistas
  • San Miniato: monumentos medievales
  • Vicopisano: monumentos medievales
Provincia de Prato
Provincia de Pistoia
  • Pescia: monumentos medievales, renacentistas y barrocos
Provincia de Siena
  • San Gimignano: Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pequeño centro urbano con edificios del siglo XIII y catorece torres medievales che svettano tutt'oggi e un notevole corredo artístico (affreschi, chiese monumentali, opere d'arte) che testimonia il suo passato di luogo d'incontro tra la tradizione senese e fiorentina
  • Pienza: también Patrimonio de la Humanidad, una de las poquísimas "ciudades ideales" renacentistas de Europa
  • Colle di Val d'Elsa: centro histórico medieval bien conservado, monumentos renacentistas y restos paleocristianos y etrusco-romanos
  • Montepulciano: monumentos medievales, renacentistas y barrocos
  • Montalcino centro histórico medieval
  • Chiusi restos etrusco-romanos, monumentos paleocristianos y medievales
  • Monteriggioni burgo medieval amurallado, citado por Dante

Historia del arte toscano

Toscana ha sido a lo largo de la historia una región especialmente fecunda en el campo del arte. Civilizaciones como los etruscos y estilos artísticos como el Renacimiento tuvieron su origen en tierras toscanas. El actual territorio de la región cuenta con restos, yacimientos y testimonios de importancia de aquellas civilizaciones que la poblaron y de aquellos estilos artísticos que en ella se desarrollaron.

Época prehistórica y etrusca

Necrópolis etrusca de Populonia.

La zona de Pontremoli y la cercana Luni fueron el origen de la antiquísima civilización de las estatuas esteladas, en el tercer milenio a. C. También se desarrollaron en el primer milenio a. C. en la zona que hoy es Toscana numerosos asentamientos de la denominada Cultura de Villanova.

La civilización de Villanova se asentó en gran parte de la región histórica de Etruria; a esta civilización le siguió la Etrusca, cuyo origen fue la citada región, que comprendía casi en su totalidad el actual territorio toscano. Hoy en día quedan importantes testimonios de las florencientes ciudades meridionales etruscas, principalmente en la zona de la Maremma, en el litoral livornés y en el interior sienés y grossetano. De excepcional valor son las necrópolis etruscas de Sovana, Vetulonia y Populonia. También en la Toscana septentrional existían numerosos asentamientos, aunque más aislados que en la vertiente meridional. Entre estos cabe destacar los restos arqueológicos hallados en Fiesole, Volterra, Cortona, Carmignano (provincia de Prato), con las tumbas etruscas de Montefortini, de Boschetti y la necrópolis de Prato Rosello. También se descubrió una ciudad etrusca en Gonfienti, cerca de Prato, probablemente el principal centro de intercambio comercial con el área padana hasta el final del siglo V a. C.

Entre los hallazgos etruscos encontrados en las excavaciones arqueológicas cabe destacar el Disco de Magliano, encontrado en la localidad de Magliano in Toscana y fundamental para el descifrado de la lengua etrusca.

Época romana

En la época romana fue fundada la ciudad de Florentia, origen de la actual Florencia. En esta época prosperaron numerosas ciudades del actual territorio toscano, tales como Pisa, Pistoia, Arezzo, Volterra, Fiesole y Roselle. Entre los restos romanos que perduran en Toscana cabe destacar la colonia de Cosa, una de las excavaciones mejor conservadas de los primeros años de la República romana.

Arte paleocristiano

El Medioevo

Renacimiento

Manierismo

Barroco

Siglos XVIII y XIX

El siglo XX

Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Vista de la Piazza dei Miracoli de Pisa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Italia es la nación del mundo con mayor número de lugares inscritos en la lista de Patrimonio de la Humanidad elaborada por la UNESCO.[2]​ Toscana junto con la región de Lombardía son las regiones italianas con mayor número de lugares inscritos, seis, aunque la región lombarda comparte uno de ellos con el Piedemonte y otro con Suiza.

Los lugares toscanos inscritos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO son los siguientes:

Casas rurales

Casa colonial en el Valle de Orcia.

El campo toscano es conocido por sus característicos asentamientos rurales dispersos ligados al sistema mediero. En el medievo algunos pequeños aglomerados rurales fueron precusores de pequeños burgos que han llegado hasta nuestros días, época en la que han conocido una gran revalorización. Este tipo de asentamiento se encuentra principalmente en áreas llanas o sobre colinas interiores de la Toscana centro-septentrional.

Entre el período renacentista y barroco surgen numerosas fábricas fortificadas, denominadas granjas, principalmente en la zona centro-meridional de la región. En estos complejos solía construirse una capilla para uso del dueño de la explotación.

Desde el siglo XVIII en adelante, el drenaje llevado a cabo en la zona de la Maremma y de las llanuras costeras supuso un impulso importante para el desarrollo de casas rurales, sobre todo en las áreas costeras centro-meridionales, donde se necesitaba reconvertir en tierras cultivables aquellas que habían sido estériles hasta ese momento. También en estos nuevos asentamientos se contruyeron capillas en las proximidades de las casas coloniales y de las fábricas, en las que los sacerdotes se dedicaban de forma periódica a oficiar las funciones religiosas.

Las casas coloniales, frecuentemente aisladas, constituyen uno de los elementos fundamentales que caracterizan el paisaje toscano, como por ejemplo el del Valle de Orcia con sus características hileras de cipreses.

La casa rural presenta generalmente una construcción a base de muros de carga de mampostería, con dos pisos y cubierta inclinada con las típicas tejas toscanas. Según el uso, las casas rurales pueden presentarse en dos tipologías: residencial, con una planta inferior para utensilios y ganado y otra superior en la que antiguamente se encontraban las habitaciones, o en forma de hacienda, en cuyo caso el edificio principal está destinado a residencia, mientras que existen una serie de construcciones o estructuras secundarias para el servicio. Cada zona de Toscana presenta unas variaciones locales propias, si bien se mantiene el esquema fundamental: planta rectangular con escalera exterior para acceder a la habitación principal del piso superior.

Villas y residencias de los Médici

Villa La Petraia, en Florencia.

Las villas de los Médici son unos complejos arquitectónicos rurales que formaron parte de las posesiones de la familia Médici entre los siglos XV y XVII y que se encuentran en los alrededores de Florencia y en otros lugares de Toscana. Las villas eran palacios reales situados en la periferia de los terrenos administrados por los Médici, además de servir como centros de la actividad económica del área en la que estaban situadas.

Las primeras villas de los Médici tenían aspecto fortificado y estaban situadas en el Mugello, región de la que eran originarios los Médici. En siglos sucesivos se construyeron nuevas villas de forma dispersa sobre prácticamente todo el territorio del Gran Ducado de Toscana, abandonando la apariencia fortificada por otra más palaciega y rodeándose de ordenados jardines. Alrededor de las villas se generó un microcosmos en el que se desarrollaban todos los rituales de la corte. Estas villas exprimieron al máximo el lenguaje alcanzado durante el Renacimiento y Barroco en Toscana, diferenciándose de esta forma de las casas rurales toscanas que estaban construidas en el estilo tradicional de la región.

Tras la desaparición de la dinastía Médici durante el siglo XVIII, la propiedad de las villas pasó a la dinastía de Lorena. Hoy en día las villas tienen distintos usos: mientras que algunas son museos (Villas de La Petraia, Poggio A Caiano y Cerreto Guidi) y otras están ocupadas por distintas instituciones (como la Villa de Castello, cuyos jardines son un museo mientras que el edificio es la sede de la Accademia della Crusca). También existen varias que fueron vendidas o arrendadas en su momento a propietarios privados. de las cuales algunas son residencias privadas mientras que otras se destinan a la celebración de eventos públicos o privados.

Dialecto

El toscano es el dialecto italiano que menos se ha distanciado del latín y ha evolucionado de forma lineal y homogénea. El toscano es la base de la lengua italiana, adoptado por ser el dialecto en el que escribieron sus obras grandes autores italianos como Dante Alighieri, Francesco Petrarca, Giovanni Boccaccio o Nicolás Maquiavelo, que le confirieron la autoridad de ser la lengua literaria de la península itálica. Tras el proceso de unificación de Italia fue adoptado como lengua oficial, gracias a la teoría desarrollada por Alessandro Manzoni para la elección de la lengua para la escritura de su obra Los Novios, una lengua «aclarada en las aguas del Arno».[3]

Los hablantes del dialecto toscano superan los tres millones, aunque cabe destacar que en la provincia de Massa-Carrara en lugar de éste se habla el dialecto carrarés, clasificado entre los dialectos septentrionales del italiano.

El toscano es una mezcla de dialectos menores que presentan algunas diferencias que los distinguen entre ellos. A continuación se expone la subdivisión de los dialectos toscanos, dividida en septentrional, oriental, meridional y occidental. Dentro de los subdialectos toscanos se incluye el dialecto corso cismontano, hablado en la Córcega septentrional.

Dialectos toscanos septentrionales Dialectos toscanos orientales Dialectos toscanos meridionales Dialectos toscanos occidentales
  • Dialecto florentino
  • Dialecto pratense
  • Dialecto pistoyés
  • Dialecto pesciatino
  • Dialecto luqués
  • Dialecto casentinés
  • Dialecto altotiberino
  • Dialecto aretino-chianino
  • Dialecto sienés
  • Dialecto amiatino
  • Dialecto grossetano
  • Dialecto viareggino
  • Dialecto pisano
  • Dialecto livornés
  • Dialecto corso cismontano

Literatura

Teatros

Sociedad

Personas ilustres

Religiones

Gastronomía

Enología

Demografía

Evolución demográfica

Ciudades

Economía

Datos económicos

Uso del suelo

Agricultura y ganado

Agricultura

Ganado

Industria

Comercio y sector terciario

Turismo

Distribución de la renta por provincias

Ocupación

Gobierno y política

Divisiones administrativas

Toscana está dividida administrativamente en diez provincias, todas ellas nombradas de la misma forma que la capital de la provincia. La más grande de ellas es la provincia de Grosseto, mientras que la más poblada es la de Florencia y la de mayor densidad de población es la de Prato. A continuación se analizan los datos de cada una de las provincias toscanas:

Provincia Área (km²) Habitantes Densidad (hab./km²)
Provincia de Arezzo 3,232 345,547 106.9
Provincia de Florencia 3,514 983,073 279.8
Provincia de Grosseto 4,504 225,142 50.0
Provincia de Livorno 1,218 340.387 279.5
Provincia de Lucca 1,773 389,495 219.7
Provincia de Massa-Carrara 1,157 203.449 175.8
Provincia de Pisa 2,448 409,251 167.2
Provincia de Pistoia 965 289,886 300.4
Provincia de Prato 365 246,307 674.8
Provincia de Siena 3,281 268,706 81.9

Lugares de interés

Costa de Maremma.

El patrimonio de esta región engloba la arquitectura, la pintura y la escultura, obras expuestas en docenas de museos como el de los Uffizi en Florencia e in situ incluso en poblaciones muy pequeñas.

Toscana también es muy conocida por sus vinos (los más famosos los de Chianti, Morellino di Scansano y Brunello di Montalcino) y tiene 120 reservas naturales.

Hay ciudades pequeñas como Arezzo, Lucca, Sansepolcro, Cortona o Volterra que acentúan aún más el atractivo de esta región, cuna de personajes como Dante Alighieri y Giovanni Boccaccio, de Florencia; Miguel Angel, nacido en Caprese; Piero della Francesca, originario de Sansepolcro; Guido de Arezzo o Francesco Petrarca, naturales de Arezzo, Giovanni da Verrazzano, originario de Volterra, Luca Signorelli e Pietro da Cortona naturales de Cortona.

Destinos turísticos de interés en Toscana son Florencia, Pisa, Lucca, Cortona, Maremma (en la provincia de Grosseto), Crete Senesi y Siena. Aunque es muy famosa por sus villas, la Toscana está actualmente promocionando el agroturismo.

Transportes

Los principales aeropuertos de la región son los de Pisa — Galileo Galilei y Florencia — Peretola.

Provincias

Consta de diez provincias:

Provincia de Florencia

Provincia de Prato

Provincia de Siena

Provincia de Lucca

Torre de Pisa, en Toscana.

Provincia de Pisa

Provincia de Pistoia

Provincia de Grosseto

Castiglioncello, provincia de Livorno.

Provincia de Livorno

Provincia de Massa-Carrara

Provincia de Arezzo

Islas

Referencias

  1. Regione Toscana. «Parchi e aree protette» (en italiano). Consultado el 15 de septiembre de 2009. 
  2. UNESCO. «Europe and North America» (en inglés). Consultado el 16 de septiembre de 2009. 
  3. Los novios, edición de María Nieves Muñiz, Cátedra, 1985, Col. Letras Universales, n.º 24, ISBN 84-376-0538-5., p. 38

Véase también

Enlaces externos