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La homeopatía (del griego ὅμοιος homoios, ‘similar’ y πάθος pathos, ‘sufrimiento’) es un sistema de medicina alternativa, caracterizado por el uso de remedios carentes de ingredientes químicamente activos. Fue desarrollada por el médico sajón Samuel Hahnemann (17551843) a principios del siglo XIX. Tiene una amplia y creciente popularidad en las áreas en las que se practica,[1]​ siendo financiada o cubierta por algunos sistemas de sanidad pública o seguridad social. Sin embargo, carece de pruebas empíricas sólidas y sus fundamentos teóricos son contradictorios con lo establecido por el desarrollo de la ciencia moderna, de manera que para la comunidad científica la homeopatía es una pseudociencia, y pocas organizaciones científicas le prestan credibilidad.

La homeopatía surgió como una alternativa más benigna y moderada a la medicina dominante de la época, basada aún en la teoría de los humores hipocrática, que utilizaba con la sangría y la purgación como herramientas principales. Se basa en los principios de que lo semejante se cura con lo semejante (similia similibus curantur), y de dilución extrema. Los remedios homeopáticos se preparan diluyendo progresivamente una sustancia y sacudiendo repetidas veces la disolución (potenciación o dinamización); la dilución llega a alcanzar tal grado que no queda ni una molécula de la sustancia original.[2]

Los resultados de la investigación y de la práctica homeopáticas se publican en revistas específicas o de medicina alternativa, como Homeopathy, rara vez en publicaciones médicas o científicas generales. La posición de la comunidad homeópata es que esta práctica es efectiva en el tratamiento de una multitud de patologías, que los resultados de los ensayos clínicos son complejos, y que la metodología empleada por la ciencia actual para verificar la eficacia de las terapias no se adapta a la especificidad de la homeopatía.[cita requerida]

La posición dominante en la literatura científica es que la homeopatía no ha sido capaz de demostrar por medios objetivos una efectividad específica, es decir, mayor que la del efecto placebo, y que ello no se puede atribuir a una incompatibilidad con la metodología vigente, así como que es posible desarrollar métodos a la vez válidos y que atiendan a cualquier posible especificidad de la práctica homeopática.[3][4]​ Las dos principales revistas homeopáticas, Homeopathy y Journal of Alternative and Complementary Medicine, han publicado en 2008 las actas de un debate que resume las dos posiciones y los puntos de oposición.[5]

Base teórica

La teoría de la homeopatía sostiene que los mismos síntomas que provoca una sustancia tóxica en una persona sana pueden ser curados por un remedio preparado con la misma sustancia tóxica, siguiendo el principio enunciado como similia similibus curantur (‘lo similar se cura con lo similar’)

El concepto homeopático de enfermedad difiere del de la medicina convencional: considera que la raíz del mal es espiritual (energético) en vez de física, y que el malestar se manifiesta primero con síntomas emocionales (como ansiedad y aversiones), pasando a ser, si no se tratan a tiempo, síntomas mentales, conductuales y por último físicos. Como resume G. Weissmann,[6]​ para Hahnemann la enfermedad no es causada por ningún agente físico discreto, sino por la falta de armonía con la «fuerza vital», así que se preguntaba «¿Ha visto alguien alguna vez la materia de la gota o el veneno de la escrófula?» Unas décadas después de la muerte de Hahnemann, Garrod demostró que el urato monosódico es «la materia de la gota» y Koch que Mycobacterium tuberculosis es «el veneno de la escrófula». Sin embargo para los homeópatas la gota y la tuberculosis siguen teniendo su origen en un desequilibrio del espíritu.

Remedios homeopáticos

Remedios homeopáticos.

La Materia médica pura es un repertorio homeopático, un listado de síntomas asociados a sustancias o remedios, utilizado para identificar el remedio más apropiado para cada caso. Se redactó mediante ensayos homeopáticos, observando los síntomas que una materia produce en uno o más voluntarios. Por ejemplo, el investigador bebe una dosis tóxica de la sustancia y anota todos los síntomas físicos, mentales, emocionales y de comportamiento que padece. La sustancia, convenientemente preparada, será empleada en adelante para tratar esos mismos síntomas. James Tyler Kent, que publicó su repertorio en 1905, recoge unos 700 remedios diferentes. En la actualidad, se usan cerca de 3,000 remedios distintos en homeopatía, de los cuales 150 se consideran de uso común.

La preparación de los remedios homeopáticos, conocida como dinamización o potenciación, consiste en una serie de diluciones seguidas de agitaciones, diez fuertes sacudidas contra un cuerpo elástico tras cada proceso de dilución. Se cree que la vigorosa agitación ("sucesión") que sigue a cada dilución transfiere parte de la esencia espiritual de la sustancia al agua. El factor de dilución de cada etapa es tradicionalmente de 1:10 (potencia D o X) o de 1:100 (potencia C), aunque recientemente se han realizado potencias LM (factor de dilución de 1:50.000 en cada etapa).

La elección de la potencia prescrita depende de cuán asentada esté la enfermedad diagnosticada, siendo 12 el punto de partida típico para males agudos, y 30 para males crónicos. El factor de dilución se considera mucho menos importante que el número de diluciones sucesivas. Las potencias D son, por lo general, las preferidas en Europa, mientras que las C prevalecen en los Estados Unidos e India.

El proceso de dilución

La homeopatía define la potencia de sus remedios de acuerdo al número de diluciones: cuanto más diluidos estén, más potentes las considera. El proceso de dilución se llama potenciación. La potencia es un número entero, de modo que cuanto más alto sea el número, la dilución es mayor. 30X, por ejemplo, está más diluido (por lo tanto, de acuerdo con la homeopatía, es más potente) que 10X. Esto contrasta con los postulados básicos de la medicina convencional y la bioquímica, que establecen que cuanto más ingrediente activo esté presente en un medicamento más fuertes serán los efectos fisiológicos (positivos y negativos).

Algunos defensores de la homeopatía creen que mientras las diluciones más bajas tienen mayor efecto fisiológico, las diluciones más altas presentan mayores efectos en el plano mental o emocional.

Una parte de la controversia en torno a la homeopatía se centra en el mecanismo por el que supuestamente actúan estas sustancias tan diluidas. Los críticos afirman que el grado de dilución de las preparaciones homeopáticas es tal que difícilmente pueden contener alguna cantidad de la sustancia diluida, esto es, no hay moléculas de la sustancia «activa» en las diluciones más «potentes». Más aún, puesto que el agua ha estado en contacto con millones de substancias distintas a lo largo de su historia, un solo vaso de agua sería una dilución de casi cualquier substancia concebible y entonces, de acuerdo a los principios homeopáticos, serviría como tratamiento para casi cualquier enfermedad imaginable. En este sentido el Consejo Australiano contra los Fraudes en la Sanidad (Australian Council Against Health Fraud) lo expresó gráficamente:

Curiosamente, el agua que se ofrece como tratamiento no recuerda las vejigas en que se guardó, ni las sustancias químicas con cuyas moléculas estuvo en contacto, o los otros contenidos de las alcantarillas en las que estuvo, o la radiación cósmica cuyas ráfagas la atravesaron.
Singh, S., & Ernst, E. (2008). Trick or Treatment? Alternative Medicine on Trial. Bantam Press, London.

Los defensores de la homeopatía dicen que el mecanismo sería irrelevante, porque, según ellos, funciona; citan el ejemplo de la aspirina, que se había utilizado durante años sin saber cómo actuaba. Los críticos responden que hay una diferencia fundamental primero, entre no entender el mecanismo de una medicina probada, y no encontrar ningún mecanismo para un preparado de eficacia no probada; y segundo, en prestar credibilidad a una hipótesis que entra en profunda contradicción con el conocimiento bien establecido sobre las leyes de la materia y de la vida.

Mientras tanto, los estudios de eficacia no logran despejar la controversia, porque la ausencia de efectividad comprobable suele ser achacada por algunos partidarios a la supuesta inadecuación de los métodos de ensayo clínico, que atendería casos únicos y no problemas parametrizables, el tipo que puede investigarse científicamente. El fracaso es completo también en intentar proponer un mecanismo de acción que concilie las afirmaciones de la homeopatía con los conocimientos actuales de física, química y biología.

Historia de la homeopatía

Pintura alegórica de Alexander E. Beideman (1857) que muestra el horror con que la homeopatía y Samuel Hahnemann contemplan a la medicina de la época.

La homeopatía fue propuesta como un nuevo método terapéutico por el médico alemán Samuel Hahnemann (1755-1843), quien lo concibió entre los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX, publicando la primera edición de su obra magna, Organon der rationellen Heilkunde, en 1810. Hahnemann la presentó como respuesta a la terapéutica predominante de la época, identificada por él como sistema alopático o alopatía, en contraposición a su propio sistema. Aunque ramas del saber médico como la anatomía y la fisiología habían dado importantes pasos para convertirse en científicas, sobre todo desde el Renacimiento, la terapéutica seguía siendo dominada por las enseñanzas de Hipócrates y de Galeno, y se venía tratando a los enfermos mediante medidas extremas como purgantes, eméticos (vomitivos) y, sobre todo, sangrías —extracción deliberada de sangre—, a menudo hasta el límite del desmayo. Una evaluación con los conocimientos actuales de esta etapa de la historia del arte terapéutico lleva a la conclusión de que los médicos estuvieron haciendo más mal que bien durante esos casi dos mil años. La propuesta de Hahnemann resultaba mucho más benigna, porque desde el principio propuso la utilización de preparaciones muy diluidas, aunque no tanto como las que se han venido usando después, precisamente para evitar los efectos negativos.

A mediados del siglo XIX la terapéutica convencional comienza a valerse de los resultados de la investigación científica, sobre todo los de la biología y la química, identificando la causa de muchas enfermedades como resultado de agentes infecciosos, y empezando a examinar estadísticamente los datos epidemiológicos. El desarrollo de métodos estadísticos y experimentales, como la prueba controlada aleatoria, para la evaluación de las medidas terapéuticas, ha alejado a la medicina del siglo XX del estado de cosas que conoció Hahnemann. En contra de los reproches de éste, ni entonces ni ahora, los recursos terapéuticos se buscan entre los que provocan síntomas opuestos a los del paciente, que es lo que quiso dar a entender con el término alopatía. Sin embargo, en Estados Unidos los médicos no homeópatas aceptan sin problemas esta expresión para su propia práctica, sin preocuparse de su significado.

Hahnemann

Hahnemann había abandonado en 1784 el ejercicio de la medicina tradicional, desencantado por lo que veía como un esfuerzo inútil o contraproducente, a pesar de la aceptación acrítica de la mayoría de sus contemporáneos, y se dedicó durante un tiempo a la traducción. Ocupándose de una obra del escocés W. Cullen, encontró en ella motivos de desacuerdo respecto a la explicación de las virtudes de la quinina, y emprendió sus propias investigaciones, como era frecuente en la época, sobre él mismo. Observó que los síntomas provocados por la ingestión de quinina coincidían con los de las fiebres palúdicas para las que estaba indicada, aunque se ha deducido de sus anotaciones que él debía ser hipersensible. Esta constatación le inspiró la interpretación de que «aquello que puede dar lugar a un conjunto de síntomas en un individuo sano puede curar a uno enfermo que presente ese mismo conjunto de síntomas», recuperando un viejo principio, similia similibus curantur (lo semejante se cura con lo semejante), en una generalización que es el fundamento de la terapéutica hahnemanniana.

La ciencia moderna considera que, aunque la formación de la hipótesis fue racional, es de hecho falsa. Actualmente la investigación terapéutica se basa en el rastreo de las propiedades biológicas de las sustancias con sistemas simplificados, como cultivos de tejidos, y modelos animales, y en la investigación biológica de los mecanismos moleculares y celulares, normales y patológicos, de las funciones biológicas. No importa si el tratamiento induce síntomas iguales (homeopáticos), distintos (alopáticos) u opuestos (antipáticos). Tampoco se excluye el uso del propio agente patológico (recursos isopáticos), como en la aplicación de vacunas. Lo único que importa es la verificación de los efectos, tanto terapéuticos como secundarios, mediante procedimientos objetivos, cuyos resultados se puedan valorar independientemente de las expectativas de los agentes implicados, investigadores y pacientes, es decir, mediante procedimientos científicos.

Kent

El Repertorio homeopático de materia médica, escrito por James Tyler Kent.

La homeopatía, como sistema, fue refinada de modo significativo y popularizada por el estadounidense James Tyler Kent. Se basa en la teoría de que cada elemento, planta y compuesto mineral puede, si se ingiere o aplica, producir ciertos síntomas. Hahnemann creía que, diluyendo estas sustancias de un modo sistemático, alcanzaría la verdadera esencia de la sustancia. Hahnemann describió este proceso de dilución como «potenciación» (en alemán, potenziert) de la sustancia. Estas cantidades diluidas podrían usarse para tratar todos los síntomas que se sabe que producen.

Hahnemann y sus estudiantes abordaron sus tratamientos de un modo holístico, lo que significa considerar el cuerpo y el espíritu como un todo, no sólo la enfermedad a tratar. El propio Hahnemann permaneció largas temporadas con sus pacientes, preguntándoles no solamente por sus síntomas o enfermedades, sino también detalles sobre sus vidas cotidianas. Se dice que el modo amable de actuar de los homeópatas es una reacción a los métodos violentos de la medicina de entonces, que incluía técnicas como la sangría como algo cotidiano.

De acuerdo con los homeópatas, la medicina convencional ve los síntomas como signos de enfermedad (aunque algunos científicos actuales ven en esto una descripción simplista). Los modernos tratamientos intentan combatir la enfermedad eliminando la causa de los síntomas. Según la homeopatía, sin embargo, los síntomas son en realidad la forma que tiene el cuerpo de combatir el mal. La homeopatía enseña que esos síntomas deben ser potenciados prescribiendo un remedio en minúsculas dosis el cual, en grandes dosis, produciría los mismos síntomas que presenta el paciente. En el discurso actual de la homeopatía se expresa que los remedios homeopáticos pretenden estimular el sistema inmunitario, colaborando en la curación, alegación que comparte con la mayoría de las terapias alternativas consideradas pseudocientíficas.

Prevalencia y regulación

La homeopatía ha alcanzado un elevado grado de aceptación popular en muchos países. Salvo en la India, en la mayoría de los casos se recurre a la homeopatía como complemento de la atención médica moderna, y frecuentemente al lado de otras prácticas de sanación.

La homeopatía ha atraído a muchos médicos durante casi dos siglos, habiendo afirmado muchos de ellos su eficacia. Además de los titulados en homeopatía, algunos médicos aplican también terapias homeopáticas. Sin embargo, la homeopatía ha sido rechazada y clasificada como pseudociencia por la mayoría de los científicos y de la clase médica de los Estados Unidos y Europa Occidental (en menor medida en Alemania y Francia), ya que consideran que sus efectos se deben únicamente al efecto placebo, que puede suscitarse por cualquier práctica que reciba confianza del paciente. No obstante, hay difundido un amplio mercado de tratamientos homeopáticos en gran parte de Europa y en algunos otros países, como la India, Argentina y México; así, en Alemania (hasta 2003) y Francia la homeopatía y otras formas de medicina alternativa son cubiertas parcialmente por la seguridad social [cita requerida](pero en la legislación europea, a diferencia del resto de fármacos, la aprobación no depende de que hayan demostrado su eficacia en ensayos clínicos, sino sólo de su inocuidad).

España

El 14 de diciembre de 2009, la Organización Médica Colegial de España aprobó en Asamblea el reconocimiento de la homeopatía como «acto médico», con el objetivo de que se regule su práctica, evitar que sea llevada a cabo por individuos sin formación apropiada y que ésta quede restringida a personal y centros cualificados y acreditados.[7]

Reino Unido

En Gran Bretaña hay un gran desarrollo de la homeopatía hasta el punto de que cuenta con un nutrido grupo de médicos investigadores, considerados por los suyos de alto nivel[cita requerida], como por ejemplo Peter Fisher, David Reilly, Ronald Davey, y otros. Existen en este país cinco hospitales homeopáticos que están integrados dentro del Sistema Nacional de Salud británico[cita requerida] (National Health Service), en el cual más de cien médicos realizan su labor tanto a nivel clínico como de investigación. Destacan por su importancia especialmente el Royal Homeopathic Hospital de Londres y el Glasgow Homoeopathic Hospital. Se estima que efectúan más de 80.000 consultas al año sumando el conjunto hospitalario homeopático del Reino Unido.

En junio de 2009 Evan Harris, médico portavoz en materia científica de los Demócratas Liberales de la Cámara de los Comunes, se hacía eco en The Guardian de las protestas de algunos médicos y miembros del parlamento contra el gasto de millones de libras que el National Health Service (Servicio Nacional de Salud) realiza en tratamientos homeopáticos sin efectividad demostrada. A lo que Peter Fisher, del Royal London Homeopathic hospital y David Peters, director de medicina integrada en la Universidad de Westminster contraponían el derecho democrático de los pacientes a escoger el tipo de tratamiento que deseen.[8]

Tras diversos estudios científicos, en febrero de 2010 una comisión del Parlamento británico concluyó negando base científica a la homeopatía, y declarando que ésta carece de consistencia médica y que su único efecto en los pacientes es el de placebo, por lo que conminó al parlamento a suspender su financiación.[9]

Francia

En el país galo el ejercicio de la homeopatía está reservado exclusivamente a los médicos. Se estima que al menos una quinta parte de sus habitantes ha sido tratada con remedios homeopáticos, ya sea como tratamiento único o combinado con otros métodos. En Francia existen varias escuelas privadas que sostienen unos 40 centros, en los cuales se forman al año al menos cinco mil médicos. Este país además ha incluido dentro de su farmacopea una monografía titulada Preparations Homéopathiques[cita requerida] que enseña acerca de los métodos para controlar y preparar medicinas homeopáticas, así como sus denominaciones farmacéuticas y niveles de dilución (o potenciación) permitidos. Está cubierta parcialmente (35%) por la seguridad social.[10]

Alemania

Debido a que en este país nació la homeopatía, sigue siendo dentro de Europa en donde goza de mayor aceptación tanto a nivel general como de la clase médica. También es Alemania un país donde la población manifiesta una apreciable inclinación hacia los tratamientos alternativos, o complementarios, en general, como por ejemplo la acupuntura, y esta tendencia se ha visto incrementada en los últimos años de manera notable.

En este contexto, el país germano destaca por su riqueza en modos de preparación de las medicinas homeopáticas, como la Homöopathisches Arzneibuch (HAB) que abarca unas 400 monografías sobre medicamentos homeopáticos, además de otra parte más general dedicada a las técnicas de fabricación y control.

Hoy día, en Alemania, la homeopatía se practica oficialmente por médicos y Heilpraktiker (naturópatas reconocidos, autorizados para practicar la medicina exceptuando cierto número de actos médicos), debidamente titulados, ya sea en centros privados, ya sea en las universidades[cita requerida]. En el caso de los médicos, la escuela de referencia es la D.Z.H.A. (Unión Alemana de Médicos Homeópatas), que promueve la investigación y estudios de tipo científico sobre homeopatía, estando encargada de realizar cursos y de representar a los homeópatas ante el estado alemán. Actualmente los tratamientos homeopáticos ya no son financiados por la Seguridad Social.

No obstante en la mayor parte de Europa la homeopatía no está regulada, e incluso los críticos sugieren que los homeópatas pueden causar más daño que bien para el enfermo.

Estados Unidos

En los Estados Unidos, los remedios homeopáticos están regulados por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés). Sin embargo, la FDA trata los preparados homeopáticos de un modo significativamente diferente a como trata a los medicamentos convencionales. Los productos homeopáticos no necesitan ser aprobados por la FDA antes de salir al mercado, no se les exige probar su seguridad, ni se les pide etiquetar sus productos con fechas de caducidad, ni son sometidos a pruebas que verifiquen sus contenidos y potencial. Las etiquetas de los productos homeopáticos, al contrario que los medicamentos convencionales, no tienen que identificar sus principios activos dado que tienen muy poca cantidad, o ninguna en absoluto. Los medicamentos que tratan enfermedades graves solamente se pueden expender con prescripción facultativa, mientras que los productos homeopáticos que dicen tratar esas mismas enfermedades no tienen esta limitación, porque no son considerados medicinas.

Críticas a la homeopatía

En un estudio con el medicamento homeopático arnica montana, se llegó a la conclusión de que la efectividad era similar a la del efecto placebo.[11]​ Al estar tan diluidos, se consideran bastante inocuos, pero no hay que olvidar los problemas que pueden derivar de la renuncia a terapias efectivas por sí mismas (ya se conocen unos 40 casos de muerte por ese motivo y cerca de 400 que han sufrido nuevas enfermedades o empeoramientos de las mismas[12]​), ni el efecto nocebo, contrario al placebo. En el terreno de los males crónicos mal definidos es en el que mejor funcionan las medicinas alternativas, dado que son más sensibles al efecto placebo y a la relación humana entre el enfermo y el sanador.

Los defensores de la medicina convencional afirman que los pacientes que confían por completo en las técnicas homeopáticas y rechazan la medicina convencional se arriesgan a abandonar los tratamientos de enfermedades fácilmente tratables, como algunos cánceres de piel, hasta que se convierten en intratables.[13]​ Debe mencionarse que los medicamentos homeopáticos se venden sin control estricto. Estos productos dicen tratar el síntoma y su causa; sin embargo, no se parecen a los tratamientos de los homeópatas tradicionales. La homeopatía tradicional está más reconocida y aceptada en la Europa continental, quizá porque sus seguidores siguen mejor la tradición y el tratamiento con las fórmulas potenciadas que Hahnemann recomendó.

Los defensores y los oponentes de la homeopatía discrepan sobre si los ensayos científicos con el uso de placebos y métodos homeopáticos han sido satisfactorios. Algunos ensayos clínicos han producido resultados positivos en los límites de la significación estadística, pero los críticos se apoyan en que nunca un ensayo de una mínima calidad ha producido resultados claros en favor de la eficacia de la homeopatía. En 1997, la revista médica británica The Lancet publicó un meta-análisis de 89 ensayos clínicos, que dio una conclusión ambigua que sirvió para alimentar tanto a los defensores como a los detractores de la homeopatía. Pero un nuevo metaanálisis (27-8-2005) en la misma revista, esta vez de 110 trabajos primarios, contiene la inequívoca conclusión de que los efectos clínicos de la homeopatía son efectos placebo.[14]

Respecto a este metaanálisis, el Dr. Peter Fisher, del Hospital Homeopático de Londres (Royal London Homoeopathic Hospital, University College), indicó en carta a la misma revista The Lancet dudas sobre la selección de ensayos de este trabajo, del que sospecha el propósito intencionado de desacreditar a la homeopatía. Según Fisher los motivos de dicha selección no se explican en el artículo y su relevancia en la clínica homeopática actual no está clara. Los autores respondieron a estas objeciones, alegando condiciones bien explicadas para la clasificación de los 110 trabajos, incluidos los 8 del grupo especial. El trabajo se realizó dentro de un programa de evaluación por el Gobierno Suizo de la eficacia de las medicinas complementarias, que incluyó un amplio estudio observacional de 10.000 pacientes; 3.000 de ellos fueron tratados con homeopatía. Los efectos del tratamiento homeopático fueron evaluados positivamente respecto a su seguridad, que nadie suele discutir, y economía comparados con los de los tratamientos convencionales. En cuanto a la eficacia curativa, el metaanálisis de la evaluación suiza produjo resultados positivos para la fitoterapia, inconcluyentes para la medicina tradicional china, y dentro de los límites del efecto placebo para la homeopatía (Documento en pdf). En cualquier caso, los resultados de las distintas evaluaciones condujeron al gobierno suizo a interrumpir el pago por la Seguridad Social de las variantes de terapia alternativa previamente financiadas, incluida la homeopatía, por no ajustarse a los criterios requeridos de eficacia y relación coste-beneficio.

Paradójicamente, instituciones académicas regladas, como la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid o la de Sevilla ofrecen una especialidad médica de Homeopatía, mientras otras en España, como Santiago de Compostela, Granada y Murcia ofrecen estudios sobre Homeopatía,[cita requerida] siguiendo la tendencia a integrarla en los estudios universitarios de Medicina, en forma de cursos de posgrado. De la misma manera es común encontrar la promoción de remedios homeopáticos en oficinas de farmacia. Algunos explican esta situación por las oportunidades de ganancia económica que ofrece la medicina alternativa, que empiezan a ser comparables con las de la medicina convencional. La cifra de negocios del sector ha superado los 15.000 millones de dólares en Estados Unidos, y una penetración comparable se observa en países europeos. Hay además fuertes presiones para que los seguros públicos de salud sufraguen también los gastos en terapias de este tipo, motivadas por su creciente popularidad. Favorece esta opción su menor coste monetario, a pesar del precio de los medicamentos homeopáticos, desmesuradamente alto si se compara con sus costes de fabricación y la práctica ausencia de gastos de investigación y desarrollo por las compañías que los producen. Un aspecto positivo es que permiten calmar mediante un producto inocuo la apetencia de recetas por parte de una cierta clase de público, apetencia de la que derivan muy negativos efectos para la salud en forma de efectos secundarios, adicción a fármacos y otros efectos indeseables de la sobremedicación.

La homeopatía es considerada un residuo pseudocientífico de la alquimia, cuyos resultados se pueden explicar por el efecto placebo. La mayoría de los científicos atribuyen los pocos estudios que han producido resultados ligeramente positivos a la casualidad, porque los resultados no son apenas medibles ni los ensayos reproducibles, y porque hay muchos más experimentos fallidos. Además, la metodología de estas pruebas indica que una pequeña parte de ellas dan falsos positivos.

Se ha criticado científicamente la falta de consistencia lógica en la afirmación de que el agua de algún modo «recuerda» las propiedades químicas de las moléculas que alguna vez estuvieron en contacto con ella señalando que el agua "pura" que los propios homeópatas usan estuvo anteriormente en contacto con otros componentes, como residuos químicos, orina, metales radiactivos y venenos varios, que consecuentemente debieron, según dicha teoría, dejar recuerdo en la misma. También se ha señalado que las sucesivas diluciones no incrementan o disminuyen los efectos que la sustancia en cuestión tiene, sino que de hecho no dejan más que agua, destruyendo por completo el agente sanador.[15]​En este sentido, Jacques Benveniste recibió el Premio Ig Nobel de Química 1998, parodia de los premios Nobel, «por su importante descubrimiento en Homeopatía, que indica que el agua no sólo tiene memoria, sino que esta información se puede transmitir a través de la Red Telefónica y de Internet».[16][17][18]

Uno de los argumentos más utilizados en favor de la homeopatía considera la satisfacción de los usuarios como índice pragmático acerca de su eficacia. La falacia de este razonamiento consiste en que no considera los no usuarios que precisamente han abandonado la homeopatía por ineficaz. Se ha señalado también su raíz en el pensamiento mágico: J.G.Frazer clasificó en dos formas la magia simpática, a las que llamó magia homeopática y magia contaminante, basadas respectivamente en la semejanza y el contacto.

Argumentos de los partidarios de la homeopatía

La visión pragmática

Los partidarios de los tratamientos homeopáticos señalan el hecho de que la mayoría de la gente que busca tratamientos homeopáticos está satisfecha con los resultados. También dicen que todo tratamiento que haga que el paciente mejore es válido, sin importar si entra en conflicto con el modelo actualmente aceptado de la composición molecular de la materia. La discusión sobre si el efecto placebo está implicado o no en esto se considera un asunto meramente académico.

Reconciliación con la química molecular

Recientes investigaciones indican que en ciertas situaciones cuanto más diluida está una sustancia, sus moléculas tienden a permanecer juntas.[19]​ Algunos quieren ver en esto una prueba que apoya las terapias homeopáticas. Sin embargo, estos datos no explican por qué las sustancias necesitan ser diluidas, sólo que deberían seguir activas tras esta preparación (aunque no en las concentraciones que requiere la homeopatía). Es más, este fenómeno no tiene conexiones con la homeopatía porque en estos casos no hay un intento de diluir la molécula. La homeopatía pretende diluir las moléculas hasta que no quede ninguna, mientras que estos experimentos siempre presentan cantidades medibles en la solución. Estos experimentos sólo investigaron las diferencias en las propiedades que las moléculas tienen cuando se agrupan en los grandes polímeros, y en menor medida en los pequeños polímeros u oligómeros.

Una investigación, publicada en el 2003,[20]​ estaría aportando un argumento a favor de la base de esta terapia. Este estudio aseguraría que el agua tiene lo que denominaron «efecto fantasma»; comprobando que sustancias como el cloruro de litio o el cloruro de sodio (sal común) «modifican la estructura de hidrógeno del agua», después de realizarse una dilución intensiva. Con lo cual, estaría apoyando de esta forma el aparente «recuerdo del agua» frente a experiencias químicas recientes.

Estudios controlados y ensayos clínicos

Dana Ullman, en su libro de 1995 The Consumer's Guide to Homeopathy, dedica un capítulo completo a las «Evidencias científicas de la medicina homeopática». Por ejemplo, cita un estudio de 1991 en el que figura:

Tres profesores de medicina holandeses, ninguno de ellos homeópatas, realizaron un meta-análisis de 25 años de estudios clínicos con medicinas homeopáticas y publicaron sus resultados en la revista British Medical Journal. Este meta-análisis cubrió 107 ensayos controlados, de los cuales 81 mostraban que las medicinas homeopáticas eran efectivas, 24 determinaron que no tenían efectos, y dos no eran concluyentes. Los profesores concluyeron: «La cantidad de resultados positivos fue una sorpresa para nosotros.»[21][cita requerida]

Un metaanálisis publicado en la revista Lancet sostiene que:

The results of our meta-analysis are not compatible with the hypothesis that the clinical effects of homoeopathy are completely due to placebo. However, we found insufficient evidence from these studies that homoeopathy is clearly efficacious for any single clinical condition.[22]
‘Los resultados de nuestro metaanálisis no son compatibles con la hipótesis que los efectos clínicos de la homeopatía sean completamente debidos al efecto placebo. Sin embargo, no encontramos suficiente evidencia de que la homeopatía sea claramente eficaz en alguna condición clínica.’

Los críticos de la homeopatía sostienen que estos resultados «positivos» (en el sentido que el término tiene en la estadística clínica) eran mínimos, no reproducibles y pobremente controlados.

Algunos médicos homeópatas achacan la falta de apoyos definitivos por parte de ensayos controlados a la ausencia de un trato médico-paciente adecuado para que el tratamiento sea correcto (un argumento que es común a la religión y a las pseudociencias y que contradice el método científico). Otros médicos homeópatas, sin embargo, creen que la investigación justifica la efectividad de la homeopatía, y Ullman afirma que la investigación clínica no necesita ser invalidada por la necesidad de un remedio a la medida del individuo. Por ejemplo, cita un artículo publicado el 10 de diciembre de 1994 en Lancet («¿Son reproducibles las pruebas en favor de la homeopatía?»), que documenta un ensayo clínico sobre el uso de remedios homeopáticos para el tratamiento del asma. También cita otros ensayos, como uno que estudiaba niños con diarrea, que fue documentado en mayo de 1994 en Pediatrics («Tratamiento de la diarrea infantil aguda con medicina homeopática: un ensayo clínico aleatorio en Nicaragua»). Esta disposición a ofrecer predicciones falsables, sería más característica de la protociencia que de la pseudociencia, si no fuera porque la hipótesis homeopática contradice los principios mejor establecidos de la física, de la química y de la biología sin ofrecer explicaciones alternativas.

De hecho, Ullman defiende que los estudios han confirmado que los remedios homeopáticos son efectivos aunque no haya un tratamiento personalizado por parte del médico. Cita dos estudios, incluyendo uno publicado en marzo de 1989, publicado en British Journal of Clinical Pharmacology, «Evaluación controlada de una preparación homeopática para el tratamiento de síndromes gripales», para defender esta postura. Los llamados «remedios combinados», en los que se mezclan varios preparados homeopáticos, se venden a menudo en los Estados Unidos, y la teoría homeopática tradicional tiende a esta aproximación, aunque Ullman cita ensayos que sugieren lo contrario.

Ullman sostiene, de hecho, que «uno sería prácticamente ciego si ignora el conjunto de datos experimentales que existen sobre las medicinas homeopáticas y niega el conjunto de experimentos de los homeópatas y de sus pacientes. Sólo se puede asumir esta ceguera como una aflicción temporal, que pronto se curará». Los científicos que examinan estos mismos datos niegan que los experimentos fueran controlados apropiadamente. Desde una perspectiva científica, que los datos de observación más favorables que puede ofrecer una teoría para afirmarse se mantengan dentro de los límites de la incertidumbre estadística, como ocurre con la teoría homeopática del medicamento, es uno de los signos que, combinados con otros, indican que se trata de una pseudociencia.

En 1988, un científico francés que trabajaba en el prestigioso instituto INSERM afirmó haber descubierto que las diluciones altas de sustancias en el agua dejaban una "memoria", proveyendo así una base racional a la ley de los infinitesimales de la homeopatía. Sus hallazgos se publicaron en una revista científica de reconocimiento mundial, pero los resultados eran poco creíbles y el trabajo había sido financiado por un fabricante de medicamentos homeopáticos (Nature, 1988). Las investigaciones posteriores, incluidas las de James Randi, descubrieron que la investigación se había llevado de un modo inapropiado. El escándalo tuvo como resultado la suspensión del científico.[23]

El debate continúa, siempre en los mismos términos, a falta de pruebas objetivas de eficacia o de hipótesis racionales sobre un posible mecanismo de acción.

Notas

  1. Jane Elliott (10-04-2005). «Malaria row inspired homeopathy». BBC. 
  2. «Un postulado básico de la homeopatía es que remedios que no contienen moléculas activas pueden tener efectos sobre el organismo humano sano.» Walach, Harald (diciembre de 1993). «Does a highly diluted homoeopathic drug act as a placebo in healthy volunteers? Experimental study of belladonna 30c in double-blind crossover design—A pilot study». Journal of Psychosomatic Research (en inglés) 37 (8): 851-60. doi 10.1016/0022-3999(93)90174-E. Consultado el 26 de mayo de 2008. 
  3. Linde K., Scholz M., Ramirez G., Clausius N., Melchart D., Jonas W.D. (1999). Impact of study quality on outcome in placebo-controlled trials of homeopathy. Journal of Clinical Epidemiology, 52(7), 631-636.
  4. Ernst E. (2002). A systematic review of systematic reviews of homeopathy. British Journal of Clinical Pharmacology, 54(6), 577-582
  5. Gold, P. W., Novella, S., Roy, R., Marcus, D., Bell, I., Davidovitch, N., et al. (2008). Homeopathy--quackery or a key to the future of medicine? Homeopathy, 97(1), 28-33, y Novella, S., Roy, R., Marcus, D., Bell, I. R., Davidovitch, N., & Saine, A. (2008). A Debate: Homeopathy-Quackery or a Key to the Future of Medicine? J Altern Complement Med., en prensa.
  6. Weissmann (2006). «Homeopathy: Holmes, Hogwarts, and the Prince of Wales». Faseb J 20 (11): 1755-8. 
  7. «La OMC reconoce la homeopatía como acto médico que habrá de realizar personal cualificado en centros sanitarios autorizados».  Texto « CGCOM» ignorado (ayuda)
  8. Sarah Boseley, health editor (10 de junio de 2009). «Critics find NHS's £12m spend on homeopathy hard to swallow». The Guardian (en inglés). 
  9. El Parlamento británico niega base científica a la homeopatía
  10. La homeopatía en Francia (Wikipedia Fr.)
  11. «Conclusion: The claim that homeopathic arnica is efficacious beyond a placebo effect is not supported by rigorous clinical trials.» Ernst E, Pittler MH (1998). «Efficacy of homeopathic arnica: a systematic review of placebo-controlled clinical trials». Archives of surgery (Chicago, Ill. : 1960) 133 (11): 1187-90. PMID 9820349. 
  12. «What's the harm in homeopathy?». What's the harm? (en inglés). 
  13. Monográfico Homeopatía - ARP-SAPC: Un problema de método. Informe elaborado para la Generalitat catalana en 1996 por dos físicos y un médico.
  14. Shang, A., Huwiler-Muntener, K., Nartey, L., Juni, P., Dorig, S., Sterne, J. A., Pewsner, D. & Egger, M. (2005). «Are the clinical effects of homoeopathy placebo effects? Comparative study of placebo-controlled trials of homoeopathy and allopathy». Lancet 366 (9487): 726-32. 
  15. "El límite de la dilución se alcanza cuando queda aún una sola molécula de la medicina. Más allá de este punto, no queda nada que diluir. En los remedios homeopáticos por ejemplo, una dilución de 30× es un estándar. La notación 30× indica que la sustancia fue diluida en proporción 1:10 y agitada, para después volver a repetir lo mismo hasta 30 veces. La dilución final tendría una parte de medicina por cada 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 partes de agua. Esto estaría lejos del límite de dilución. Para ser precisos, en una dilución de 30× tendrías que beber 29.803 litros de la solución para esperar encontrar sólo una molécula de la medicina." Robert L. Park, 2001. Ciencia o vudú. De la ingenuidad al fraude científico. Grijalbo Mondadori, Barcelona.
  16. Tránsitos: Jacques Benveniste y John Mack
  17. "Transatlantic Transfer of Digitized Antigen Signal by Telephone Link," J. Benveniste, P. Jurgens, W. Hsueh and J. Aissa, "Journal of Allergy and Clinical Immunology - Program and abstracts of papers to be presented during scientific sessions AAAAI/AAI.CIS Joint Meeting February 21-26, 1997"
  18. Comentario semanal de James Randi 18.01.2002
  19. BBC News: Fresh clue to homeopathy mystery
  20. Elsevier Science: Thermoluminescence of ultra-high dilutions of lithium chloride and sodium chloride, copia accesible en Artsenvereniging voor homeopathie
  21. Dana Ullman, M.P.H. The Consumer's Guide to Homeopathy
  22. «Are the clinical effects of homoeopathy placebo effects? A meta-analysis of placebo-controlled trials». The Lancet 350 (9081): 834-43. 20 de septiembre de 1997. 
  23. Posición sobre la homeopatía del NCAHF (Consejo Nacional sobre Fraudes en la Sanidad).

Bibliografía

  • Planer, Felix E. 1988. Superstition. Ed. revisada. Buffalo, New York: Prometheus Books.
  • Hand, Wayland D. 1980. Folk Magical Medicine and Symbolism in the West. In Magical Medicine. Berkeley: University of California Press, pp. 305-319.
  • Phillips Stevens Jr. Magical Thinking in Complementary and Alternative Medicine, Skeptical Inquirer Magazine, Nov.-Dic. 2001

Véase también

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