Centralismo en Perú

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San Isidro (izquierda), en el moderno centro financiero de Lima, departamento homónimo.
Como ejemplo de un lugar que pudo tener autonomía económica, Cajamarca (derecha) es un departamento que en su momento fue uno de los más pobres del Perú, según lo declarado por la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía.[1]​ a pesar de que cuenta con la cuarta mina de oro más grande del mundo,[2][3]​ A pesar de contar con la cuarta mina de oro más grande del mundo, su aporte al desarrollo de la ciudadanía fue menor.[4]

El centralismo en Perú es un fenómeno caracterizado por la concentración de la riqueza económica y la influencia política en un pequeño segmento de la población, predominantemente localizado a lo largo de las regiones costeras del país.[5][6][7]​ Este grupo, conocido como la élite costera, ejerce un poder considerable y ha dominado históricamente los asuntos de la nación. El epicentro de esta tendencia centralista es Lima, la capital y ciudad más poblada de Perú, que ha sido el corazón administrativo y económico del país desde el siglo XX.[8][9][10][11][12]

El gobierno peruano ha funcionado tradicionalmente bajo un sistema centralizado, una práctica que ha persistido a lo largo de la historia republicana de la nación. Durante el periodo conocido como República Aristocrática, de 1895 a 1919, este modelo centralista se afianzó aún más, una situación que el célebre intelectual Víctor Andrés Belaúnde criticó célebremente como «plutocracia costeña».[13][5]​ Las ramificaciones de tal sistema han sido profundas, dando lugar a importantes disparidades económicas,[14]​ privación de derechos políticos y un sinfín de otras desigualdades, sobre todo en las zonas rurales, mientras que Lima ha cosechado la mayoría de las ventajas socioeconómicas.

A pesar del sistema centralizado, se produjo un cambio notable a mediados del siglo XX, durante el mandato del presidente Juan Velasco Alvarado, que intentó romper el statu quo.[12]​ Sin embargo, a principios de la década de 2000, cuando se iniciaron los esfuerzos de regionalización, el dominio de Lima seguía siendo evidente: albergaba a un tercio de la población de Perú, la mitad de su capacidad industrial y controlaba una parte desproporcionada de la economía administrativa de la nación: representaba el 90 % de los ingresos del Estado y el 80 % de sus gastos.[15]

La reforma agriaría del siglo XX provocó cierta redistribución de los recursos y la aparición de élites locales, pero estos grupos no llegaron a ejercer una influencia sustancial sobre las decisiones fundamentales tomadas en la capital,[16][17][18]​ Según el investigador Francisco Durand, en la década de 2000 continuó la concentración del sector empresarial, con la participación del Estado peruano en la adquisición de empresas y la obtención de préstamos. Durand sostiene que el Estado es percibido como una entidad con un peso económico considerable, pero sigue siendo relativamente débil dentro de la economía nacional en general.[19]

Contexto[editar]

Historia y desarrollo político[editar]

Primeros años de república[editar]

El Imperio español tenía el control de Lima, así como el puerto de Callao cerca de la ciudad.[20]​ La ciudad, que contaba con menos de tres mil personas de prestigio según Sociedad Académica de Amantes,[21]​ conformaba el grupo de dominación del país por sus logros en la educación.[22]​ Con la independencia de Perú, se desarrollaron pequeños grupos con liderazgo regional (Cuzco, Arequipa y Huánuco), en contrapeso del acomodado estilo de vida de Lima por el colonialismo de aquel entonces.[20]​ Sin embargo, en otras provincias rurales, se regían prácticas de servidumbre existentes por parte de los terratenientes de haciendas.[10][22][23][24][25]

La disputa entre el federalismo y el centralismo fue el clivaje central en la historia del país.[26]​ Los centralistas, que contaban con el apoyo de las élites económicas y militares, argumentaban que un gobierno fuerte era necesario para mantener el orden y la unidad del país.[26]​ Los federalistas, por su parte, defendían que la descentralización permitiría a las regiones participar más en la toma de decisiones y mejoraría la representación de los intereses locales. La disputa entre centralistas y federalistas culminó en el fracaso de la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839),[26]​ un proyecto federal que fue derrocado por el gobierno centralista de Andrés de Santa Cruz, que estuvo acompañado de una falta de interés de darle autonomía los municipios.[27]​ Tras la caída de la Confederación, así como la derrota de Manuel Ignacio de Vivanco en un intento de revivir la corriente liberal,[28]​ como fue en los años de independencia, el centralismo se consolidó como el sistema político dominante en el Perú.

Durante los siguientes mandatos, Perú experimentó con frecuencia auges de materias primas,[23]​ como el guano, que beneficiaron a las élites blancas de la costa.[29]​ Estas élites aprovecharon sus rentas de ese recurso,[28]​ para aumentar su poder y influencia, lo que consolidó aún más el centralismo.[30]​ En este contexto, la ciudad de Piura, una de las primeras ciudades fundadas en el virreinato, adquirió un protagonismo político. El cabildo de Piura, que era el más antiguo del Perú, se convirtió en un importante centro de poder regional.[20][31]

La globalización del siglo XX intensificó las brechas entre las áreas urbanas y rurales del Perú. Las zonas más pobladas aumentaron su capacidad de conectarse con la economía global y su riqueza, mientras que las zonas más pequeñas experimentaron una fuga de recursos y capital humano hacia las grandes urbes.[32]​ Este fenómeno se vio antecedido por la emergencia de la aristocracia durante los primeros años de la denominada República Aristocrática (década de 1890),[5][33][34]​ que consolidó el poder central y la concentración de la riqueza en Lima. La burguesía, que fue consolidada en la costa peruana,[13]​ también jugó un papel importante en la consolidación del centralismo bajo nombres varios: «plutocracia costeña» (Víctor Andrés Belaunde), «barones del azúcar y algodón» (APRA) y «oligarquía» (izquierda política).[35]​ El presidente Augusto Leguía (1919-1930) profundizó el centralismo al concentrar el poder en el gobierno central y favorecer el desarrollo de Lima.[36]​ Su modelo de desarrollo hasta 1960, basado en el laissez faire,[37]​ contribuyó a la concentración de la riqueza y el poder en la capital, mucho antes que Hernando de Soto estableciera una ideología neoliberal a los empresarios.

El intento de ceder el poder a otras regiones en el siglo XX[editar]

Palais Concert, antiguo referente del centralismo, al referirse como «El Perú es Lima, Lima es [...] el Palais Concert [...]».

El poder rural se vio restringido al carecer de un contacto directo con el Estado hasta 1920,[38]​ cuando se promulgaron la Ley de Reforma Agraria y la Ley de Comunidades Campesinas. En la década de 1930, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA, luego Partido Aprista Peruano) ya representaba a la élite provinciana.[39]​ Esto condujo a un proceso crítico para la oligarquía, que respondió con la elección de Luis Sánchez Cerro, ya que no pudo organizar un partido político que compitiera con el poder rural.[40]

A mediados ese siglo, Lima concentraba la mitad de la economía nacional, debido a su atractivo industrial.[41]​ Este fenómeno se vio reforzado por la Ley de Promoción Industrial de 1959,[37]​ que estableció el Fondo Nacional de Desarrollo Económico (en el segundo gobierno de Manuel Prado) para planificar el empleo de los recursos.[42]

En 1963, Fernando Belaúnde Terry ganó las elecciones generales y gobernó con un enfoque moderado de industrialización y construcción de carreteras en los Andes.[42][43]​ Sin embargo, su doctrina de La conquista del Perú por los peruanos promovía la explotación de los recursos de la Amazonía y otras zonas periféricas del país a través de la conquista y colonización.[44]​ En 1964, el gobierno de Belaúnde fue responsable de un incidente conocido como el genocidio Matsé, en el que las fuerzas armadas peruanas y aviones estadounidenses recurrieron al napalm y atacaron a una etnia indígena de la Amazonía, causando cientos de muertes.[44][45]

Para 1968, Lima ya había emergido como el centro político y económico del Perú, gracias a los incentivos económicos ya concretados.[46]​ El desarrollo urbano e industrial de Lima atrajo a los mejores elementos de las provincias, ofreciendo mayores y mejores oportunidades de educación, salud y empleo.[46]

Por otro lado, la restricción del derecho al voto en las áreas rurales se mantuvo hasta 1979, cuando la constitución de ese año permitió votar a las personas analfabetas. Como resultado, entre 1919 y 2021, once de los dieciocho presidentes elegidos democráticamente en el país eran originarios de Lima.[47]

Además, la reforma agraria peruana de 1969, que buscaba distribuir la riqueza, coincidió con el breve surgimiento de una élite rural. La reforma agraria, al redistribuir la tierra, creó nuevas oportunidades para esta élite y así volver a tener autonomía.[48]

El gobierno militar de Juan Velasco Alvarado intentó nacionalizar industrias se formaron a mediados de siglo,[37]​ pero su objetivo principal era la monopolización y el control político a nivel general.[49][50]​ Además, gobierno asumió el control virtual de todas las estaciones de radiodifusión, cuya meta fue descentralizar los medios de comunicación y así tener mayor contacto a las comunidades rurales en sus propias lenguas.[51]​ El campesino, hacia los años 1980, pudo desarrollar su economía por medio de créditos rurales.[38]​ Sin embargo, durante los años 1990, la presencia de la élite de otros departamentos fue limitada a causa de la crisis de partidos políticos y la posterior disolución de las Asambleas Regionales por consejos transitorios en el gobierno de Alberto Fujimori,[27]​ responsable de instalar el sistema neoliberal en su Constitución de 1993 y la poca regulación de las empresas.[52]​ Para el año 2000, la crisis del fujimorato conllevó a un sector agrícola dañado, lo que complicó la economía rural y dependió de la importación de productos alimenticios.[53]

El nuevo contacto con la región[editar]

Años después de iniciar la etapa de privatización de empresas, una de las personas que buscó luchar al «centralismo limeño» fue el economista Alejandro Toledo Manrique,[54]​ responsable del presupuesto participativo nacional y, al ser elegido presidente, de reformar la Constitución de 1993 para fomentar las entidades subnacionales.[55]​ Sin embargo, la riqueza obtenida entre 1990 y 2020 no fue distribuida a nivel nacional; los niveles de vida mostraban disparidades entre Lima, que era la ciudad más desarrollada, y regiones costeras similares, mientras que las provincias rurales permanecieron empobrecidas.[47][56][57]​ La Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), representante del sector empresarial a nivel nacional, manifestó su recelo ante el proyecto de descentralización, atribuyéndolo a conflictos comunicativos con frentes regionales que abogaban por una distribución más equitativa del poder.[58]

Se destacó, por ejemplo, a la divergencia de la élite empresarial de Arequipa, que mantuvo un perfil bajo durante la década de 1980. Al igual que la capital, la ciudad experimentó una similar inmigración de Lima.[59]​ Durante el Arequipazo, un movimiento que tuvo lugar durante el gobierno de Alejandro Toledo en oposición a la privatización de empresas de su localidad, la clase empresarial se desligó de las autoridades regionales y los candidatos electos a futuro no tuvieron relación con la política regional.[59]​ Otro ejemplo ocurrió en 2004, cuando el departamento de La Libertad formalizó su primera empresa regional figurada como sociedad anónima cerrada, enfocada en la extracción, transformación y comercialización de agregados gruesos y finos.[60]

En 2003 el ejecutivo realizó un proyecto de ley para tomar el control de los apoyos sociales por medio del ministerio de la Mujer,[61]​ institución creada por Alberto Fujimori para promocionar su imagen con campañas presidenciales. En 2005, el 36 % del presupuesto fue destinado fuera del gobierno central como municipalidades y gobiernos regionales.[62]​ En la edición 2005 de CADE Ejecutivos, el 92 % de los encuestados por Apoyo vio como positivo su labor, mucho más que el Congreso de ese entonces.[63]​ Sin embargo, recogido por el diario Expreso, Toledo tuvo un favorecimiento menor que en otros países como señaló la encuesta Cómo la élite de Latinoamérica ve al mundo, realizada por Zogby.[64]

A lo largo del tiempo, los grupos empresariales mantuvieron su defensa de los ideales del neoliberalismo que instauró Fujimori, apoyados por figuras políticas, entre ellas los hombres de negocios Dionisio Romero Paoletti[65]​ y Roque Benavides. Este último fue asesor externo de Alan García y manifestó su visión social desde su asociación civil Reflexión Democrática.[66]​ No obstante, antes de que García asumiera nuevamente el poder, el resultado incierto de las elecciones de 2006 llevó a Enrique Ghersi a advertir que la élite limeña había perdido su ideología. Ante la incertidumbre del panorama político, esta confió en que el exmilitar Ollanta Humala podría transformar sus vidas.[67]​ Cabe destacar que, durante la campaña presidencial de 2006, Alan García declaró que Lourdes Flores Nano era la «candidata de los ricos» y que existía «un libreto» en el que se intentaba distanciarla de la élite limeña y de la Confiep.[68][69]

No obstante, Keiko Fujimori, hija del expresidente, posteriormente se convirtió en una figura controvertida debido a las supuestas contribuciones monetarias realizadas por empresarios limeños.[70]​ En el año 2019, la Confiep expresó que la candidata presidencial Keiko Fujimori no representaba los intereses del gremio, si bien propusieron realizar una campaña de promoción del sector privado a quien asumiera el cargo presidencial el año 2011.[71]

Pandemia de COVID-19 y elección de Pedro Castillo[editar]

Años después, durante la pandemia de COVID-19 en Perú, las élites se enfrentaron al entonces presidente Martín Vizcarra, quien no gozaba de la aprobación del sector empresarial cuando asumía la banda presidencial.[72]​ En dicha pandemia, cuando en la primera ronda electoral, el candidato ultraconservador Rafael López Aliaga resultó el más votado en los distritos más ricos, de acuerdo con el portal Ojo Público;[73]​ en la fase subsiguiente de las elecciones generales peruanas de 2021, la candidatura de Pedro Castillo generó interés debido a las diferencias regionales y la influencia del centralismo. Esto se agudizó, especialmente, ante las calificaciones de «comunista» e incluso «caviar» hacia él y sus seguidores, hechas por su rival Keiko Fujimori.

La campaña de Fujimori se fortaleció por el apoyo de las instituciones de poder del país[74]​ y de los peruanos en el extranjero.[47]​ Según el investigador Steven Levitsky, las élites no buscaban promover las aspiraciones personales de Fujimori sino impedir el surgimiento de una figura que pudiera desafiar sus redes de influencia en Lima.[75]

En contraposición, Castillo adquirió relevancia en zonas rurales. Al igual que en otras elecciones de este siglo, los candidatos favoritos en las áreas rurales generalmente fueron distintos de los más predilectos en las zonas urbanas.[76]​ En mayo de 2021, Americas Quarterly señaló que «la esperanza de vida en Huancavelica, [...] la región donde Castillo recibió su participación más alta del voto en la primera ronda, es siete años menor que en Lima. En Puno, donde Castillo recibió encima 47 % de los votos, la tasa de mortalidad infantil casi triplicó a la de Lima».[47]​ Las disparidades existentes en Perú provocaron una «fatiga de la globalización» según el investigador Raúl Asensio, lo que resultó en una polarización entre las áreas rurales y urbanas que vieron diferentes prioridades con respecto al estilo de vida, la economía y la política.[32]​ Asensio describió que Castillo, ya reconocido como un «verdadero peruano» por sus partidarios, pudo capitalizar los sentimientos de «fatiga de la globalización» compartidos por la población rural y establecer apoyo diciendo que revertiría el favoritismo de Lima y defendiendo derechos regionales.[32]

La zona minera que mayoritariamente se encontraba al sur del país, con los departamentos de Apurímac, Arequipa, Cusco, Moquegua, Madre de Dios, Puno y Tacna, representa el 15.6 % del PBI nacional.[77]​ Además, según el Ministerio de Energía y Minas, obtuvo el 30 % del PBI en minería e hidrocarburos.[77]​ Sin embargo, esta actividad no ha generado suficientes puestos de trabajo para mejorar el desarrollo urbano de las zonas aledañas.[77]​ De hecho, regiones como Puno continúan siendo las más pobres del país.[78]​ Un estudio del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú realizado en 2024 indicó que, entre los periodos 2005 y 2021, solamente el 62 % de los 66 765 millones de soles asignados fueron ejecutados por los gobiernos regionales.[79]​ De las cuales, el promedio de obras ejecutadas por cada gobierno es del 40 %.[79]

La respuesta urbana en Lima fue de temor.[80]​ Según Percy Medina (IDEA Internacional), a pesar de que Lima representaba un tercio de los votantes, la influencia de cada voto era significativa y determinaría el resultado electoral.[81]​ Esta división con el presidente Castillo, marcada por el centralismo de la élite, se hizo evidente cuando personas cercanas a la Sociedad Nacional de Industrias planificaron una eventual destitución presidencial.[82][83][84]​ Un suceso que su representante desestimó posteriormente.[85]​ El diario Clarín notó que Castillo cambió su discurso compatible con las ideas neoliberales antes de entrar al cargo con ayuda del economista Pedro Francke,[86]​ sin el consenso esperado.

Años después, la destitución se concretó por la propia oposición parlamentaria y fue uno de los posibles factores que conllevó la convulsión social de 2022-2023, inicialmente convocada por organizaciones con afinidad política al exmandatario que fue creciendo a los ciudadanos en general.[87][88]​ De hecho, el periodista Marcelo Rochabrun de Bloomberg señaló que los líderes empresariales «han abrazado a Dina Boluarte», mandataria sucesora de Castillo altamente criticada por sus manifestantes.[89]​ Boluarte realizó con mayor intensidad viajes a otros países para buscar acuerdos económicos que a regiones en situación de pobreza,[90]​ en las que se desplazaba Pedro Castillo en su campaña presidencial. En ese entonces, la autoridad del Dirección Desconcentrada de Cultura denunció las restricciones y prohibiciones centralistas impuestas desde el Poder Ejecutivo.[91]

Lima como el centro de desarrollo comercial[editar]

Lima es conocida por su gran expansión comercial, en que opera su centro financiero para conectar con otros países.[92][93]​ Para inicios del nuevo milenio, con 31 mil kilómetros cuadrados y casi el 3 % del territorio nacional, generó el 44 % del PBI.[94]​ Además, Lima representó casi el 55 % del PBI del sector industrial,[94]​ cifra que superó al el 60 % en 2022.[95]​ En 1985, Lima ya concentraba una considerable parte de las 10 mil industrias del país.[96]​ Para 1988 el 70 % de la industria de la manufactura se realizó en la metrópolis de Lima/Callao.[97]

Lima cambió radicalmente el panorama urbano en el siglo XX, del 26.9 % en 1940 al 70.1 % en 1993.[98]​ Según el Mapa de pobreza provincial y distrital 2013, 10 de los 20 distritos con menor incidencia de pobreza están en Lima Metropolitana, zona que agrupa a 43 distritos.[99]​ Esto coincide con otra información de INEI, para mediados de los años 2010 tres de los cinco distritos más ricos del Perú están en Lima (San Isidro, Miraflores y San Borja) y cuentan con menos del 1 % de pobreza, además que poseen el mayor valor de terreno inmobiliario (que supera a los dos mil dólares por metro cuadrado).[100]​ De hecho, por ser tener distritos elitistas,[101]​ en los cinco más ricos sus pobladores son costeños urbanos empleados y con formación profesional universitaria.[102]​ Históricamente, en 1985, Lima contenía el 27 % de las viviendas construidas.[103]​ Para 2023 solo un distrito fuera de Lima superó a San Isidro; según el Sociedad de Comercio Exterior del Perú se trató de San Marcos en Áncash, a pesar de que no cuenta un nivel alto de desarrollo humano.[104]

La capital, especialmente en la zona centro, cuenta con dos sectores destacados para la industria inmobiliaria según la Cámara Peruana de la Construcción: «Lima Top» y «Lima Moderna».[105]​ También alberga empresas peruanas que opera en dicha ciudad y concentran la industria nacional para finales del siglo XX como son el Grupo Breca, el Grupo Romero y el Grupo Wiese;[106]​ siendo los dueños del Banco de Crédito que posee el 9.6 % del sector urbano.[107]​ Así como empresas emergentes como Intercorp (Rodríguez Pastor) y el Grupo Gloria (Rodríguez), que ocupan por debajo de las familias más ricas del país en 2022, los Brescia, bajo la marca Breca, y los Romero.[108]​ Varias familias desarrollaron sus vínculos políticos con los denominados hacedores de política después de la llegada de Velasco Alvarado al poder.[109]​ Según José Carlos Lumbreras de Perú Top, el despegue de las grandes empresas es único en Lima, y no necesariamente en regiones aledañas del país.[110]

En 2019, el reporte del Índice de Competitividad Regional del Instituto Peruano de Economía señaló a Lima como la región con mayor desarrollo, seguida de la provincia constitucional del Callao y otras regiones de la costa sur.[111]​ Un estudio de la Universidad de San Martín de Porres en 2023, señaló que Lima y Callao concentran el 50 % del valor agregado bruto a nivel nacional, a pesar de que el valor per cápita de Lima es menor a otros departamentos como Moquegua y Tacna.[112]

Lima y su representación política e intelectual[editar]

Cuando se conformó la Constitución de 1979, Lima representó el 66 % de los senadores electos, tanto nacidos como residentes de dicha ciudad. Entre 1963 y 1968, el promedio fue de un 20 %.[113]​ La reforma constitucional de 1993, aprobada por el Congreso de la República, redujo la representación de las regiones en el mismo,[114]​ pasando de un sistema de distritos múltiples que estableció la Constitución de 1979 a un distrito electoral único, como denunció la Asamblea Regional del Cusco en el año 2000.[115]​ Esta reforma incrementó la representación de Lima como distrito electoral, que pasó a contar con 35 congresistas en 2002, lo que representó el 29 % del total de escaños (sin contar a Lima Región y Callao).[116]​ Según un estudio de la consultoría Centro Wiñaq, en 2021 Lima Urbana tenía 37 congresistas para una población de 11.18 millones de habitantes, lo que significa 3.3 congresistas por millón. En comparación, las siete regiones del sur tenían 25 congresistas para sus 5.84 millones de habitantes, lo que significa 4.3 congresistas por millón.[117]

Tradicionalmente, Lima ha apoyado a candidatos conservadores con rasgos mestizos, a diferencia de otras regiones como Puno, que optan por representantes de origen andino.[118]​ Esta tendencia se ha visto atenuada en casos puntuales, como la elección de Pedro Pablo Kuczynski, quien representó una alternativa a Keiko Fujimori para ambas regiones.[118]​ Es destacable que, con excepciones como Guido Bellido, la mayoría de los congresistas electos en 2021 no poseían un dominio fluido del quechua.[119]

Existen otros estudios sobre el apartado intelectual para entender el fenómeno de la clase alta en la costa peruana, donde surge la oligarquía, en el cual pocas personas que sabían leer y escribir consiguieron el derecho a votar en el pasado. Uno de ellos correspondió al Partido Civil,[120]​ un partido político representado por intelectuales y partícipe en la República Aristocrática, cuya figura destacada en la posible influencia de la política fue Antero Aspíllaga.[121][122]​ Desde la publicación de La oligarquía en el Perú en 1968, se ha considerado los círculos sociales exclusivos para formarse con futuros influyentes nacionales como el Club de Regatas Lima, el Club Nacional, el Club de la Unión, el Country Club Villa y el Real Club de Lima.[123][124]

Lima presenta una proporción significativamente mayor de instituciones educativas privadas en comparación con otras regiones del país. Según el informe de Comex de 2024, el 75 % de los centros educativos en Lima son operados por el sector privado, en contraste con el promedio nacional del 20 %.[125]​ Un informe publicado por el portal web trujillano Buena Pepa indica que los distritos de San Isidro y La Molina cuentan con una alta concentración de escuelas secundarias privadas.[126]​ Esta concentración no es un hecho aislado. En 2022, se difundieron diapositivas elaboradas por alumnos del Colegio San Silvestre (Miraflores), una institución de alto nivel económico, que contenían directrices para acceder a círculos sociales selectos.[127]​ Este incidente ilustra la dinámica de las instituciones educativas privadas en Lima, donde la disponibilidad de centros educativos de élite se concentra en zonas específicas de la ciudad.

Consecuencias[editar]

El centralismo atrajo la atención de empresas de otros países debido a la instalación de un sistema neoliberal, inclusive en actividades políticas,[128]​ cuya economía de libre mercado (establecida en la Constitución de 1993) no fue lo suficientemente llevada en otros sectores de la sociedad nacional.[129]​ Una muestra de la consecuencia política en el país es la considerable destinación del presupuesto nacional hacia su centralización.[130]​ Producto de ello, el control político de la élite no solo limitó el desarrollo a todo el Perú, desde los inicios de su historia republicana según el escritor José Manuel Valdez y Palacios,[131]​ sino imposibilitó uniformizar la economía nacional.[132]​ La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico criticó en 2023 el dominio del mercado por «unos pocos grupos empresariales de gran tamaño, y ello se traduce en una elevada concentración y una baja percepción de competencia».[133]

En un contexto diferente, el control político se consolidó al margen de la izquierda política y de la participación de los pobladores de las zonas aledañas a la capital.[134]​ En el que fracasaron las formaciones de movimientos progresistas.[132]​ A pesar de estos fracasos, los movimientos sociales tuvieron presencia en la década de 2000 para promover la descentralización del poder en el país.[135]​ Estos movimientos serían posteriormente conocidos como movimientos regionales, descritos por Freddy Vracko Metzger, presidente de la Asociación de Movimientos Regionales del Perú, como «la competencia directa y más fuerte» de los partidos políticos con presencia en otras regiones y provincias.[136]

El control político también contribuyó al racismo sistémico en Perú al generar la percepción de que los limeños reciben una educación de mayor calidad que los pobladores rurales, según lo indicado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación.[137]​ Esta percepción se basa en la concentración de los mejores colegios y universidades en Lima,[nota 1]​ lo que ha contribuido a la invisibilización de los pueblos indígenas y a la estigmatización de sus miembros.[22][87][139]​ En este último se manifiesta el uso del terruqueo.[119]

Uno de los principales problemas del centralismo peruano es su abastecimiento nacional. El economista Manuel Pardo y Lavalle ya había denunciado este riesgo en la etapa militar de la historia republicana, señalando que la concentración de la población y el poder en Lima generaba un desequilibrio que dificultaba la distribución de bienes y servicios a las regiones.[140]​ El historiador Eduardo Arroyo ha advertido que el centralismo podría colapsar si no camina de la mano con la descentralización.[141]​ En su opinión, es dificultoso desarrollarse en provincias cuando la capital es conceptuada como un «trampolín para saltar a la escena internacional».[141]​ Una de las muestras de este desequilibrio es la llegada de nueva población más joven y con mayor movilidad a Lima,[142]​ mientras se presenciaba el envejecimiento de la población en las provincias.[10]​ Estos migrantes, que buscan un mejor estilo de vida,[142]​ contribuyeron a la informalidad en el país,[143][144]​ ya que encontraron dificultades para acceder al empleo formal en una complicada asistencia burocática.[144]

Análisis[editar]

El centralismo fue identificado como una condición estructural que aquejó a la República Peruana desde su nacimiento hasta la actualidad.[10]​ Las disparidades entre la capital, Lima, y las provincias se convirtieron en uno de los ejemplos más marcados de desigualdad de ingresos en América Latina.[10]​ A comienzos del siglo XX, intelectuales de las provincias rurales respondieron a este centralismo promoviendo el regionalismo, que abogaba por redistribuir el desarrollo desde Lima hacia las zonas periféricas.[9][10]​ El filósofo marxista José Carlos Mariátegui inició el análisis sistemático del fenómeno en su ensayo «Regionalismo y centralismo» de sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana.[10]​ Esta idea influyó en el Grupo Norte de Trujillo[145]​ y en las doctrinas de la literatura indigenista, que se oponían a la oligarquía y al dominio extranjero.[146]

El filósofo Francisco Miró Quesada, director suplementario de El Comercio, afirmó en un foro sobre Fernando Belaúnde Terry en 1964 que «todo lo que nos habían dicho sobre el Perú, sólo era válido para una pequeña porción de nuestra Patria».[147]​ Esta noción destaca la influencia de los medios de comunicación y las encuestadoras limeñas en la opinión pública. Rolando Ames resaltó las diferencias entre el pensamiento de Lima y el de otras regiones, observando una disminución significativa en la representatividad de la opinión limeña desde la década de 1990.[148]

Tras la regionalización de Perú en la década de 2000, el economista Roberto Abusada sugirió que esta medida había conducido a un «centralismo chiquito en cada región».[149]​ Sin embargo, el empresario y expresidente de Confiep, Roque Benavides, advirtió en una entrevista de 2017 que persistía un centralismo perjudicial que frenaba el desarrollo, obstaculizando la formalización y el crecimiento de las microempresas.[150]

En 2002 se ha propuesto cambiar la Constitución de 1993 para cambiar el canon minero hacia la población indígena por la entonces primera dama Eliane Karp.[151]​ En 2019, el periodista Juan Carlos Tafur vaticinó que hay una «evidencia de la renovación de un pacto de sangre entre nuestra oligarquía y Fuerza Popular (partido de Keiko Fujimori)», cuyo legado del fujimorismo «se ha institucionalizado como el partido mercantilista, autoritario y conservador que tanto parece gustarle a un sector de nuestras élites».[152]

En el contexto de la crisis socioeconómica de Perú durante la pandemia de COVID-19 en ese país, donde se evidenció la poca presencia de personal de médico por miles de habitantes en las diferentes regiones,[153]​ Kahhat afirmó que «las reformas de mercado en Perú han arrojado resultados positivos en términos de reducción de la pobreza... Pero lo que la pandemia dejó al descubierto, particularmente en Perú, es que se dejó intacto el pobre estado de los servicios públicos[nota 2]​ – específicamente en los servicios de salud».[57]​ Algunos sociólogos notaron que los peruanos ven que todos los recursos naturales están en las zonas rurales pero todos los beneficios se concentran mayoritariamente en Lima.[56]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. «Denuncian campaña sistemática en contra de la inversión privada». Correo. 20 de noviembre de 2004. Archivado desde el original el 30 de noviembre de 2004. Consultado el 4 de noviembre de 2023. «"En el caso de Cajamarca, en 1994 era el cuarto departamento más pobre. Ahora es el segundo. En diez años, la provincia es más pobre. Eso es un hecho. Pero, ¿esto es responsabilidad de las empresas o es del gobierno? Como ven, los términos se confunden. Por eso es necesario tener mesura al anunciar las inversiones y los efectos que esto tendrá sobre la población para evitar expectativas desmedidas", manifestó». 
  2. «La paradoja cajamarquina: entre el potencial económico y la pobreza más grave». Instituto de Ingenieros de Minas del Perú. Consultado el 18 de agosto de 2023. 
  3. IPE (30 de abril de 2018). «Cajamarca es la región más pobre, pero con más potencial minero». Instituto Peruano de Economía. Consultado el 18 de agosto de 2023. 
  4. Vásquez, Mirtha (3 de marzo de 2020). «¿Cajamarca la pobre? Una lectura que debe sobrepasar las cifras». El Búho. Consultado el 18 de agosto de 2023. «De acuerdo a un informe de Ojo Público el monto que el fisco dejó de recaudar por estos cuatro beneficios equivale a todo el presupuesto del Seguro Integral de Salud (SIS) para los 500.000 beneficiarios del país en 10 años. Como resultado, el aporte de la minería a la recaudación peruana es ahora sólo del 3%, el más bajo desde hace 12 años; y en ningún momento, incluida la época del boom minero, los beneficios y convenios tributarios se cuestionaron». 
  5. a b c Ludeña, Wiley (2002-05). «Lima: poder, centro y centralidad: Del centro nativo al centro neoliberal». EURE (Santiago) 28 (83): 45-65. ISSN 0250-7161. doi:10.4067/S0250-71612002008300004. Consultado el 14 de marzo de 2023. «En este marco, la conversión definitiva del espacio ocupado por la ciudad colonial en el nuevo "centro" de la ciudad de Lima, se iniciaría recién a principios del siglo XX, cuando este nuevo epicentro urbano deviene tema de discurso político como producto de la necesidad de legitimación social del emergente poder oligárquico (Ludeña, 1996:15-30)». 
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  12. a b Nercesian, Inés; Mendoza, Marina (Enero-marzo de 2021). «Empresariado y poder político: PPK y Piñera (2010-2018)». Revista mexicana de sociología 83. ISSN 2594-0651. doi:10.22201/iis.01882503p.2021.1.60023. Consultado el 20 de noviembre de 2023. «El surgimiento de los grupos económicos se puede situar entre los años cincuenta y sesenta y vino de la mano del proceso de "expansión hacia adentro" (Thorp y Bertram, 2013), el cual se caracterizó por el pasaje de un país con una vida agraria y provinciana a una más industrial y urbana [...] En este proceso, algunos capitalistas comenzaron a conglomerarse y se formaron los grupos económicos, en su mayoría provenientes de Lima. [...] Si bien el pasaje hacia un modelo de industrialización y desarrollo del mercado interno se perfiló desde las décadas de los cincuenta y los sesenta, cobró un gran impulso con el gobierno reformista del general Juan Velasco Alvarado (1968-1975). Hasta entonces, los grupos de poder económico de Lima habían despuntado económicamente, pero todavía no habían construido hegemonía política y seguían a la sombra de los terratenientes y las viejas familias. Tras la reforma agraria de 1969 se terminó de liquidar la fuerza de estos sectores oligárquicos, con lo que se fortaleció, consecuentemente, el poder de los grupos limeños». 
  13. a b Cotler, Julio (2005). Clases, estado y nación en el Perú (Tercera edición). Instituto de Estudios Peruanos. pp. 148-149. ISBN 9972-51-124-3. OCLC 63913781. Consultado el 17 de marzo de 2023. 
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  16. Diez Hurtado, 2003, p. 17. «En el Perú, los reclamos sobre la necesidad de una élite para sacar adelante las regiones son tan numerosos como escasos los trabajos sobre las mismas. Existe sin embargo, una serie de trabajos que ilustran la conformación y las transformaciones de diversas élites locales –provinciales– en algunas zonas del país. Entre ellos se cuentan los trabajos de Bourricaud (19626/1967), Fuenzalida (1970) y Alberti y Sánchez (1974), que versan sobre procesos de cambio en las sociedades regionales, estructuras de poder y poderes locales antes y durante la Reforma Agraria, así como los más recientes sobre el reacomodo de los antiguos grupos de poder (Quintín 1994), las limitaciones de las prácticas ciudadanas en espacios locales (Sulmont 1995) y los procesos de reemplazo de los antiguos poderes en los ámbitos municipales (Degregori, Coronel y Del Pino 1999). La serie abundante de trabajos sobre procesos de concertación, acompañados muchas veces de sendos diagnósticos locales, suele adolecer de un análisis político que acompañe los recuentos de eventos y procedimientos (Grompone1998; Urrutia 2002). De ahí que en su recuento sobre las alternativas en plaza en materia de descentralización, Grompone (2002) señale el olvido del análisis de las sociedades regionales en las que ésta se inscribe».
  17. Flores Galindo, 1976, pp. 72-73. «Decimos oligarquía arequipeña para precisar el carácter regional de esta clase. Su hegemonía no se ejerció en el conjunto del país [...] Los "hombres ricos de Arequipa no tuvieron todo el poder económico que lograron concentrar los "azucareros" o los "algodoneros", ni mantuvieron los estrechos lazos que estos tenían con Lima».
  18. Dargent, Eduardo; Muñoz, Paula (00/2012). «Peru 2011: Continuities and changes in politics without parties». Revista de ciencia política (Santiago) 32 (1): 245-268. ISSN 0718-090X. doi:10.4067/S0718-090X2012000100013. Consultado el 11 de agosto de 2023. «Ni siquiera el crecimiento económico de algunas regiones permite hablar de poder regional significativo en la periferia. Esta situación se explica en parte por la alta centralización en el país: las grandes decisiones de inversión se toman en Lima. Pero también, creemos, porque no se observan élites económicas con intereses contrapuestos a los del centro en la periferia, ni élites locales con poder económico comparable a las del centro. Por ahora ni los políticos ni las élites económicas regionales son actores políticos muy relevantes.» 
  19. Durand, Francisco (1994). «The Economic Weakness of the National Bourgeoisie». Business And Politics In Peru: The State And The National Bourgeoisie (en inglés) (Edición digital de 2021). Routledge. ISBN 978-0-429-71546-4. Consultado el 18 de agosto de 2023. «If the power (relative control of economic resources) of the national bourgeoisie is compared to the power of both foreign capital and the state (particularly in countries where public firms are still economically significant), it can be asserted that the national bourgeoisie is economically weak.[...] The power differential between the sectoral fractions and the grupos is that the former are "strong" in one economic sector (one branch of the manufacturing industry, for example) but not in the economy as a whole. The grupos, in this sense, are the strongest fraction within the "weak" national bourgeoisie. It must be pointed out that the relative strength of the grupos, compared to foreign and public firms, is based on the fact that wealth is concentrated in a particular way. The grupos control conglomerates composed of several firms that, taken together, constitute a respectable expression of economic power». 
  20. a b c Morán, Daniel (2009). «Elite y pueblo en la independencia en el Perú: Estudios recientes de historia política, social y económica». Desde el Sur 1 (1): 193-206. ISSN 2415-0959. doi:10.21142/DES-101-2009-193-206. Consultado el 22 de abril de 2023. 
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  30. Brooke, Larson (2008). Trials of nation making : liberalism, race, and ethnicity in the Andes, 1810-1910. Cambridge Univ. Press. p. 151. ISBN 0-521-56171-X. OCLC 551697287. Consultado el 16 de marzo de 2023. 
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  35. Panfichi, Aldo (2004). Mundos interiores: Lima 1850-1950 (Tercera edición). Universidad del Pacífico. p. 223. ISBN 9972-57-063-0. OCLC 611620396. Consultado el 17 de marzo de 2023. 
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  40. Miranda Delgado, Rafael Gustavo (27 de diciembre de 2022). «Sistemas políticos de pluralismo limitado y derechas resilientes. Análisis histórico comparado entre Perú y Colombia». Estudios Latinoamericanos (50-51): 37-60. ISSN 2665-329X. doi:10.22267/rceilat.225051.106. Consultado el 11 de octubre de 2023. «No es hasta los años de 1920, durante los once años del segundo mandato de Augusto Leguía, cuando emergieron en Perú los primeros partidos de masa y anti oligárquicos, la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) fundada por Víctor Raúl Haya de la Torre en el contexto de la crisis de los años 1930, logró incorporar a las masas en la política. En las elecciones de 1931 la oligarquía no pudo organizar un partido político por lo que apoyó al oficial Luis Sánchez Cerro, quien ganó en medio de denuncias de fraudes y fue asesinado en 1933; en este año se declaró el estado de emergencia del país y el general Oscar Benavides tomó el poder». 
  41. Gonzales de Olarte, Efraín (7 de marzo de 1986). «Opciones para el desarrollo regional en el Perú». Economia 9 (17-18): 201-216. ISSN 2304-4306. Consultado el 16 de marzo de 2023. «[D]ada la estrechez del mercado interno de los años 50 inclusive de los 60, muchas inversiones sólo se justificaban si el mercado tenía una extensión nacional antes que regional, y Lima, por éstas y otras razones, era el lugar “óptimo” para la localización industrial. Por otra parte, en la medida que Lima fue creciendo al punto de constituir el 50% del ingreso nacional, obviamente se convirtió en la ciudad con la mayor de- manda relativa y absoluta.» 
  42. a b Basombrío Z., Ignacio (13 de febrero de 1983). «La industria en el Perú: 1960-1970». Apuntes. Revista de ciencias sociales: 47-57. ISSN 2223-1757. doi:10.21678/apuntes.13.189. Consultado el 15 de marzo de 2023. 
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  46. a b Durand, 2003, p. 103. «Gracias a esos procesos de cambio, en 1968 Lima no solo es la sede histórica del poder político desde 1535, sino también un área urbana de crecimiento explosivo donde se concentra el 80% de la industria manufacturera (Cotler 1978: 289). El desarrollo urbano e industrial acentúa con tonos marcados el centralismo, dándole una nueva connotación opresiva. Expresa nuevas formas de desigualdad regional al atraer los mejores elementos de provincias y ofrecer mayores y mejores oportunidades de educación, salud y empleo. La base de la pirámide, en un intento por aprovechar la modernidad, se modifica más de forma que de fondo. Hacia 1960, la industria manufacturera representa el 20%».
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  48. Diez Hurtado, 2003, p. 17. «En el Perú, los reclamos sobre la necesidad de una élite para sacar adelante las regiones son tan numerosos como escasos los trabajos sobre las mismas. Existe sin embargo, una serie de trabajos que ilustran la conformación y las transformaciones de diversas élites locales –provinciales– en algunas zonas del país. Entre ellos se cuentan los trabajos de Bourricaud (1962/1967), Fuenzalida (1970) y Alberti y Sánchez (1974), que versan sobre procesos de cambio en las sociedades regionales, estructuras de poder y poderes locales antes y durante la Reforma Agraria, así como los más recientes sobre el reacomodo de los antiguos grupos de poder (Quintín 1994), las limitaciones de las prácticas ciudadanas en espacios locales (Sulmont 1995) y los procesos de reemplazo de los antiguos poderes en los ámbitos municipales (Degregori, Coronel y Del Pino 1999). La serie abundante de trabajos sobre procesos de concertación, acompañados muchas veces de sendos diagnósticos locales, suele adolecer de un análisis político que acompañe los recuentos de eventos y procedimientos (Grompone1998; Urrutia 2002). De ahí que en su recuento sobre las alternativas en plaza en materia de descentralización, Grompone (2002) señale el olvido del análisis de las sociedades regionales en las que ésta se inscribe».
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  50. Pozo, José Vegas (30 de diciembre de 2013). «Primero descentralizar, después regionalizar». Investigaciones Sociales 17 (31): 21-25. ISSN 1818-4758. doi:10.15381/is.v17i31.7897. Consultado el 16 de marzo de 2023. «[E]l escrito de Rosemary Thorp (1981), de la Universidad de Oxford, sobre evolución de la economía peruana, especializada en la investigación de la economía latinoamericana y publicado en el texto sobre El Gobierno Militar, una experiencia peruana 1968-1980, señala: «los militares sostenían que la monopolitización y mala distribución de los recursos económicos, por parte de la oligarquía e inversionistas extranjeros, eran responsables del estancamiento económico, por el desequilibrio creciente y por el fracaso en filtrar los be-neficios a través del sistema adecuadamente». [...] Thorp critica que realmente existió una mala distribución de los limitados recursos, la debilidad del grupo local empresarial que genere inversión, el aumento de los precios de productos básicos de importación, la baja real de salarios y sueldos, la generación de la crisis económica interna a partir de 1975-76, que a nivel nacional se manifiesta en huelgas, movilizaciones e incertidumbre política [...]». 
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  53. «Hay que replantear rescate financiero». La República. 26 de noviembre de 2000. Archivado desde el original el 28 de agosto de 2004. Consultado el 20 de noviembre de 2023. «[Reynaldo Trinidad, director de Agronoticias,] dijo que las pérdidas irreversibles ya superan las 30,000 hectáreas y los daños alrededor de 100,000 hectáreas, frente a 650,000 hectáreas sembradas hasta el momento en esa región. Adicionalmente, la falta de agua en los ríos de la costa está retrasando peligrosamente al período de siembras en este ámbito. [...] En caso [de no ser tratado], no sólo colapsaría la ya archideprimida economía rural, sino también se exacerbaría la migración campo-ciudad y se reduciría drásticamente la oferta de alimentos nacionales, obligando a realizar importaciones extraordinarias, con la subsecuente pérdida de divisas, en un momento en que se requiere ahorrar recursos para levantar a la exangüe economía nacional». 
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  109. Vásquez Huamán, 2000, «Estructura y dinámica de los grupos económicos», pp. 271-300. «Socializar con la élite económica y política muchas veces significó que no había necesidad de un perfil más alto en la política y el Gobierno. En algunos casos, los grupos cortejaron al Gobierno cuando este se venturaba en planes masivos de obras públicas (Wiese), pero en general los intereses del Gobierno y de la élite estaban conectados por una red de familias, amigos y firmas. Sin embargo, el gobierno de Velasco intentó romper esa comunidad de intereses con "hacedores de política" usualmente provenientes de diferentes orígenes sociales. Así, los grupos familiares necesitaron construir nuevos vasos comunicantes que les permitiesen tener acceso a la nueva estructura de decisión del Gobierno, para así obtener una mejor visión del riesgo político y del horizonte temporal detrás de sus inversiones».
  110. «"El poder económico en el Perú está representado por 12 grupos empresariales"». Ojo Público. 27 de julio de 2016. Consultado el 24 de junio de 2023. «-¿Y en provincia se repite este crecimiento? -En eso no hemos avanzado mucho. Ajegroup salió de provincia pero creció en Lima. Hay producción en el interior pero no despegan desde ahí. Aun así hay iniciativas interesantes como el grupo Zárate de Huancayo que está en crecimiento. En cambio, la meta de los grandes grupos es expandirse en América Latina.» 
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  113. García, Henry Pease (1999). Electores, partidos y representantes: sistema electoral, sistema de partidos y sistema de gobierno en el Perú. Fondo Editorial PUCP. p. 87. ISBN 978-9972-9136-0-0. Consultado el 8 de octubre de 2023. 
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  115. «Provincias rechazarán a candidatos limeños». La República. 26 de diciembre de 2000. Archivado desde el original el 4 de enero de 2002. Consultado el 15 de noviembre de 2023. «De no aprobarse mañana en el pleno del Congreso de la República la aplicación del Distrito Electoral Múltiple (DEM), la mayoría de los electores provincianos no concurrirán a votar en las próximas elecciones generales, realizarán actos de protestas y paros, y no pemitirán que los candidatos "limeños" realicen sus campañas en el interior del país, anunciaron diversos líderes regionales del país». 
  116. Tuesta Soldevilla, Fernando (2002). La circunscripción electoral: Perú y la región andina (Primera edición). Oficina Nacional de Procesos Electorales, Centro de Investigación Electoral. p. 17. ISBN 9972-695-12-3. OCLC 62364459. Consultado el 17 de marzo de 2023. «La Constitución de 1993, había colocado en uno de sus artículos un número fijo de parlamentarios (120), por lo que su distribución a nivel departamental se dificultaba, debido a que el número de éstos es alto (25) y Lima concentra el tercio de la población electoral. El resultado de esta distribución fue que se crearon 22 circunscripciones pequeñas, con 72 escaños y que representaban el 60% del total; 2 circunscripciones medianas, con 13 escaños que representaban el 11% del total; y 1 circunscripción grande (Lima), con 35 escaños que representa el 29% del total de escaños. Es decir, una fuerte tendencia al tamaño pequeño que influirá en la relación de votos y escaños.» 
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  118. a b Monge S., Carlos; Guerra-García, José María (Febrero de 2024). «El Puno hirviente de estos días». En Toche M., Eduardo, ed. Institucionalidad bajo ataque. Perú Hoy (Primera edición). Desco. pp. 177-203. ISBN 978-612-5009-20-3. Depósito legal: 2024-01221. Consultado el 16 de marzo de 2024. «Por otro lado, es importante mencionar que, a lo largo de las últimas dos décadas, la orientación del voto de la región Puno ha sido similar a la del voto nacional y diferente a la del voto de una muestra de cinco distritos mesocráticos de Lima. El voto puneño ha sido más identitario, por candidaturas de origen andino (Toledo - Áncash, Humala - Ayacucho, Mendoza - Cusco, Lescano - Puno y Castillo - Cajamarca), y cercano a discursos más críticos. La excepción es la segunda vuelta del 2016, cuando el voto de Verónika Mendoza y el Frente Amplio, de la primera vuelta, se reorientó masivamente hacia Pedro Pablo Kuczynski de Peruanos Por el Kambio, en contra de Keiko Fujimori, de Fuerza Popular. El voto de Lima mesocrática ha sido siempre por candidaturas más limeñas, más mestizas y más conservadoras Por el Kambio, en contra de Keiko Fujimori, de Fuerza Popular. El voto de Lima mesocrática ha sido siempre por candidaturas más limeñas, más mestizas y más conservadoras». 
  119. a b Zavala, Virginia; Almeida, Claudia (22 de diciembre de 2022). «“Motoso y terruco”: ideologías lingüísticas y racialización en la política peruana». Lexis 46 (2): 481-521. ISSN 0254-9239. doi:10.18800/lexis.202202.002. Consultado el 27 de marzo de 2023. «A excepción de Guido Bellido, quien fue socializado hablando quechua, los demás políticos mencionados hablan castellano como primera lengua y no producen fluctuación vocálica en su habla. Salvo Ollanta Humala, ninguno de los políticos mencionados es limeño: Otárola es de Huaraz; Lescano es de Puno; Zeballos, de Moquegua; Acuña, Castillo y Torres, de Cajamarca; y Bellido, del Cusco. Sabemos que, en un país tan centralista como el Perú, la geografía está racializada (Orlove 1993), en el sentido de que la categoría de “raza” resulta de una posición social modelada por el origen geográfico. Mientras más alto sea el origen geográfico de una persona, “menor” será su estatus social y mayor su cercanía a la indianidad. Ahora bien, es importante señalar que algunos políticos son solo motoseados (como [César]Acuña), mientras que otros son simultáneamente motoseados y terruqueados (como Bellido)». 
  120. Murakami, Yusuke (2012). Perú en la era del chino: la política no institucionalizada y el pueblo en busca de un salvador. Ideología y Política (Segunda edición revisada y actualizada). Instituto de Estudios Peruanos. pp. 99-100. ISBN 978-9972-51-345-9. Consultado el 27 de septiembre de 2023. «Este tipo de política es denominada “oligarquía”, lo que significa la dominación política de un pequeño grupo de personas. El término “oligarquía” también se usó para referirse al pequeño grupo de personas que imponían dicha dominación, es decir, a la clase dominante de la política oligárquica». 
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  123. «“¿De qué colegio eres?”: Investigadores analizan a la clase alta limeña». elperuano.pe. Consultado el 17 de marzo de 2023. «La práctica del deporte del colegio [...] se refuerza en las playas y clubes exclusivos a las que estas familias privilegiadas asisten, como el Club de Regatas Lima, el Club Nacional, el Country Club Villa y el Real Club de Lima. [...] Reátegui, Grompone y Rentería explican que la clase alta del resto de la pirámide social peruana no solo se diferencia por los aspectos económicos y culturales de grupo. [...] Todo ello apunta al “posicionamiento” social de sus miembros.» 
  124. Rojas, Rolando; Zapata, Antonio (Diciembre de 2013). «Las promesas igualitarias del liberalismo criollo». ¿Desiguales desde siempre? miradas históricas sobre la desigualdad. Estudios sobre Desigualdad. IEP Ediciones. p. 190. ISBN 978-9972-51-445-6. OCLC 1027203829. Consultado el 9 de enero de 2023. «En cuanto a los cambios sociales, los indicadores más importantes son la aparición de las “sociedades” como nuevos espacios de sociabilidad, tanto en el mundo de las élites (Club Nacional y Club de la Unión) como de los trabajadores (sociedades de artesanos y de ayuda mutua). Por supuesto, estos cambios no repercutieron uniformemente en todo el país, sino particularmente en Lima y algunas ciudades vinculadas a la economía de exportación. En realidad, el guano inició la supremacía de Lima y de la costa sobre las regiones serranas, que en la colonia mantuvieron una importancia económica y en la temprana república mostraron protagonismo político». 
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  126. «“Welcome” a la clase alta: descubre el secreto de la élite del Perú». Buena Pepa. 3 de octubre de 2023. Consultado el 19 de enero de 2024. «[...] Las actividades sociales que organizan se encuadran en ciertos lugares exclusivos como San Isidro y La Molina (Lima). A su vez, las instituciones educativas con altos precios de mensualidad se ubican en estas zonas. De esta manera, los miembros de este estrato tienen experiencias distintas que gran parte de los peatones.» 
  127. «PPT San Silvestre: el polémico manual que explica cómo ‘ser sociable’ en uno de los colegios más caros de Lima». infobae. 4 de diciembre de 2022. Consultado el 1 de abril de 2023. 
  128. Nercesian, Inés; Cassaglia, Roberto (8 de mayo de 2019). «Radiografía de los gabinetes ministeriales en Brasil y Perú (2016-2018). Un análisis comparativo». Telos 21 (2): 372-400. ISSN 2343-5763. doi:10.36390/telos212.07. Consultado el 9 de octubre de 2023. «El sociólogo Francisco Durand (2010) sostiene que el neoliberalismo de los noventa facilitó la llegada al poder de los empresarios a la política, a partir de la profunda modificación en la estructura del poder económico». 
  129. Zevallos, Felipe Ortiz de; Blume, Cecilia; Lguiñiz, Javier; Olarte, Efraín Gonzales de (1 de julio de 2002). «Perú y liberalismo económico: dónde estamos y adónde vamos». THEMIS Revista de Derecho (44): 289-293. ISSN 1810-9934. Consultado el 11 de julio de 2023. «Efraín Gonzales de Olarte: En el Perú existe una economía de mercado incompleta y desigualmente desarrollada en sus componentes. Si bien casi el 100% de la población participa en los mercados de bienes y servicios, sólo la mitad lo hace en los mercados de trabajo, apenas un cuarto en el mercado de crédito y menos de 1% en el mercado de seguros. Además, si en Lima casi dos tercios de la población pasa por el mercado de trabajo, en Apurímac apenas un quinto». 
  130. Barrenechea Lercari, Carlos; Díaz Palacios, Julio (1999). Proyecto Desarrollo de Gobiernos Locales, ed. Desarrollo local: visiones y propuestas en el marco de la globalización y la descentralización : materiales de consulta. ESAN-USAID. p. 131. ISBN 9972-622-13-4. OCLC 42649983. Consultado el 31 de marzo de 2023. «Otra consecuencia del centralismo es la concentración del manejo presupuestal [...]». 
  131. Quiroz Chueca, Francisco (13 de noviembre de 2018). «Conmemoraciones e historiografía». En Líneas Generales (en inglés) (002): 17-29. ISSN 2616-6658. doi:10.26439/en.lineas.generales2018.n002.2664. Consultado el 14 de octubre de 2023. «[El liberal cusqueño José Manuel Valdez y Palacios] (1971) y otros autores hacen la separación entre los líderes anteriores (mayormente, indígenas y mestizos). [...] Todo esto sirve para resaltar el papel que tuvieron los criollos y, eventualmente, el papel de Lima en la lucha. [...] Es más, Valdez y Palacios tiene en pésima estima la actuación de las élites limeñas y Cortegana afirma que los criollos de la “clase influyente” de la capital son “inmorales, corruptos y traidores” (Carrasco Limas, 1954)». 
  132. a b Orihuela, José Carlos (Enero–Junio 2020). «El consenso de Lima y sus descontentos: del restringido desarrollismo oligarca a revolucionarias reformas estructurales». Revista de historia (Concepción, Chile) 27 (1): 77-100. Consultado el 18 de septiembre de 2023. 
  133. Alcala, Christian (28 de septiembre de 2023). «OCDE, preocupada por poca competencia en el mercado peruano». larepublica.pe. Consultado el 28 de septiembre de 2023. 
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  135. Madueño Paulett, Ruth (Septiembre-diciembre de 2006). «Perú: el difícil camino de la transición a la democracia 2000-2003». Sociológica (Universidad Autónoma de México) 21 (62): 79-105. Consultado el 21 de noviembre de 2023. «Esos nuevos movimientos sociales activaron estrategias de concertación local que reprodujeron a lo largo del territorio; adquirieron fuerza en la medida en que sus demandas tuvieron que ser atendidas aunque, en muchos casos, se encapsularon en el ámbito regional con una influencia débil en la política nacional; sin embargo, acentuaron la crisis política y debilitaron más al gobierno de Toledo. Frente a la presión ejercida por las regiones a favor de sus derechos y posibilidad de manejo de recursos, el Congreso aprobó la Ley de Reforma en Materia de Descentralización, quedando como estructura básica de las regiones y sus gobiernos el Consejo Regional con un mínimo de siete miembros y un máximo de 25». 
  136. «Movimientos Regionales del Perú anuncian movilización para el 19 de diciembre en contra del Congreso». Exitosa Noticias. Consultado el 21 de noviembre de 2023. 
  137. Tanaka, Martín. «Las ambigüedades de la IF de la CVR en la explicación». Revista Argumentos. Consultado el 24 de agosto de 2023. «La fragilidad de ese sentido nacional y ciudadano se sintió más allá de las zonas rurales periféricas y abarcó, en mayor o menor medida, al conjunto del país. Se llega así a la tesis de la “indiferencia” de la “opinión pública”: “Después de todo, las víctimas eran, principalmente, «otros»: pobres, rurales, indios. Lejanos no sólo geográfica, sino, sobre todo, emocionalmente […]. El centralismo y el racismo jugaron su papel en la prolongación del conflicto y revelaron las miserias de nuestra democracia” (tomo VIII, p. 36). Nuevamente, la prolongación del conflicto ya no es consecuencia de las decisiones erradas tomadas por los actores, sino de la persistencia de brechas históricas de discriminación». 
  138. Solar Silva, David (23 de noviembre de 2023). «Markham, Roosevelt y Newton: Así son las fastuosas instalaciones de los tres colegios más caros del Perú». infobae. Consultado el 23 de noviembre de 2023. 
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  140. Pease, Franklin (1993). Perú: Hombre e Historia III. Lima: La República. p. 142. Consultado el 26 de abril de 2020. «Unos años antes había preparado un informe para el Congreso acerca de los acontecimientos que rodearon la rebelión indígena de Huancané, allí Pardo hacía críticas al régimen limeño centralista. Pardo había manifestado en diversos momentos su interés en destacar el valor del servicio público; consideraba que los tiempos iniciales de la República habían permitido la proliferación del desorden y, en consecuencia, el desaliento de los peruanos probos y emprendedores. Había consenso, por cierto, en que la continuidad de los gobiernos militares, originados en siempre discutibles "pronunciamientos", no había permitido la organización de un régimen político estable en el país. Contra ese militarismo insurgían los civilistas». 
  141. a b Pimentel, Cynthia (12 de enero de 2009). «Cholo soy…». Variedades (Editora Perú) (104): 16-17. Consultado el 9 de abril de 2023. 
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  143. Gonzales De Olarte, 2006, p. 25. «Según la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), un estimado de 69 mil peruanos murieron a consecuencia de la violencia política entre 1980 y 1999, y por lo menos 200 mil refugiados huyeron del campo hacia Lima y otras ciudades, incrementando las filas del precario sector informal (Schmidt 2004, CVR 2004)».
  144. a b Duárez Mendoza, Jorge Luis (2014). «Los estudios sobre el neoliberalismo en el Perú: entre legitimadores del discurso y críticos de la dominación». Revista de Sociología (Universidad Nacional Mayor de San Marcos) (24): 281-305. ISSN 1605-8933. Consultado el 9 de abril de 2023. «La migración desarrolló una economía informal que progresivamente generó riqueza a pesar de las trabas burocráticas (tesis que encontramos en la obra de Hernando de Soto), la cual coincidió con la progresiva pauperización económica de los sectores tradicionales. Posteriormente, el emprendimiento de los migrantes habría sido estimulado por reformas económicas que generaron el crecimiento de diversas ciudades del Perú». 
  145. Ramos Rau, Demetrio (19 de diciembre de 2014). «Movimiento descentralista y grupo norte». In Crescendo 5 (2): 275-288. ISSN 2307-5260. doi:10.21895/incres.2014.v5n2.11. Consultado el 15 de marzo de 2023. 
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  148. «Rolando Ames: Principal aporte de la CVR fue escuchar a miles de excluidos e inocentes detenidos». IdeeleRadio. Archivado desde el original el 30 de agosto de 2008. Consultado el 29 de marzo de 2024. «Indicó que estamos en una dirección donde las opiniones políticas que registran las encuestas son cada vez más distintas entre Lima y el resto del país, especialmente de las ciudades pobres de provincia y mucho más en las zonas campesinas. "Hasta hace algunos 15 años, Lima reflejaba la opinión promedio del país porque como Lima tiene tanta migración, las encuestas de Lima finalmente correspondían con el promedio nacional. Eso no existe más. Hoy la opinión pública limeña es la opinión de un sector del Perú y la gente tiene que entender que su Perú es más grande que el de su familia", concluyó [el ex comisionado de la CVR Rolando Ames]». 
  149. «Roberto Abusada: Lo que existe es un centralismo chiquito en cada región». Gestión. 9 de junio de 2014. Consultado el 21 de noviembre de 2023. 
  150. «Roque Benavides advierte que centralismo y burocracia afectan a microempresarios». El Comercio Perú. 11 de octubre de 2017. Consultado el 14 de marzo de 2023. «el centralismo le hace daño al país y la densa burocracia y corrupción no hace sino ralentizar todos los procesos. Todo esto afecta al microempresario que quiere abrir su negocio. No permite que se puedan desarrollar sus proyectos ni formalizarse». 
  151. «Nueva Constitución incluirá capítulo sobre poblaciones originarias». El Peruano. 17 de marzo de 2002. Archivado desde el original el 9 de marzo de 2003. Consultado el 27 de marzo de 2023. 
  152. «Pacto de sangre mercantilista». larepublica.pe. 24 de noviembre de 2019. Consultado el 20 de octubre de 2023. 
  153. Chocano, Mario Zolezzi (15 de noviembre de 2021). «El Perú no es [Jauja]: COVID-19 y crisis 2020-2021». Cuestión Urbana (en español) (10). ISSN 2545-6881. Consultado el 16 de marzo de 2023. «Este centralismo limeño se reproduce como estilo de ordenamiento territorial para la gestión en todo el país y se expresa, por ejemplo, en la inadecuada e inequitativa localización de los profesionales. Para el caso los médicos esto constituye uno de los problemas más serios del sistema de salud. Baste con señalar que el coeficiente nacional de 16,6 médicos por 10 mil habitantes encubre significativas diferencias entre Lima y los departamentos y -al interior de éstos- entre sus provincias caracterizadas por mostrar graves déficits en calidad de vivienda y aprovisionamiento de servicios básicos (PNUD Perú 2019).» 
  154. «SAMU realiza 165 traslados aéreos a pacientes críticos de zonas alejadas del país». www.gob.pe. Consultado el 11 de junio de 2023. 
  155. «Traslados aéreos de emergencia financiados por el SIS salvaron vida a más de 1,400 asegurados durante la pandemia». www.gob.pe. Consultado el 11 de junio de 2023. 

Notas[editar]

  1. En la capital se encuentran colegios y universidades que han sido catalogadas como las mejores del país. Por ejemplo hay colegios, restringidos a la clase alta,[138]​ como el Colegio Mayor Presidente del Perú, Markham College, Colegio Humboldt, Colegio Roosevelt, Colegio Alpamayo, Colegio San Silvestre, entre otros. En el caso de las universidades se destacan, entre públicas y privadas, a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la Universidad Nacional de Ingeniería, la Pontificia Universidad Católica del Perú, la Universidad Peruana Cayetano Heredia, la Universidad de Lima, la Universidad Nacional Agraria, la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, entre otras.
  2. Debido a las limitaciones de infraestructura de salud en pronvicias, se realizan traslados aéreos.[154]​ En la capital se encuentran centros de referencia nacional, donde son financiados por el Estado,[155]​ como: Hospital Nacional Arzobispo Loayza, Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen, Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins, Hospital Nacional Dos de Mayo, Hospital Nacional Cayetano Heredia, Instituto Nacional de Salud del Niño (de Breña y San Borja), Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión, entre otros.

Bibliografía[editar]