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José Julián Martí Pérez

El Apóstol
Información personal
Nacimiento 28 de enero de 1853
La Habana, Virreinato de Nueva España
Fallecimiento 19 de mayo de 1895
Dos Ríos, Capitanía General de Cuba
Causa de muerte Muerto en combate Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Familia
Madre Leonor Pérez Cabrera Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Carmen Zayas-Bazán
Hijos José Francisco Martí y Zayas-Bazán, El Ismaelillo
Educación
Educado en Universidad de Zaragoza Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación escritor, filósofo, poeta, político y militar.
Cargos ocupados Cónsul (1887-1892) Ver y modificar los datos en Wikidata
Seudónimo muschacho Ver y modificar los datos en Wikidata
Géneros Poesía, teatro y ensayo Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables Nuestra América Ver y modificar los datos en Wikidata
Rango militar Mayor general Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Revolucionario Cubano Auténtico Ver y modificar los datos en Wikidata
Sitio web www.josemarti.cu Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

José Julián Martí y Pérez (La Habana, Cuba, 28 de enero de 1853Dos Ríos, Cuba, 19 de mayo de 1895), también conocido por los cubanos como El Apóstol, fue un político, pensador, periodista, filósofo, poeta y masón cubano, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria. Su movimiento literario fue el modernismo.

Biografía

Infancia y juventud

Sus padres fueron don Mariano Martí y Navarro, procedente de Valencia, y doña Leonor Pérez Cabrera, originaria de Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias. Fue apadrinado en el bautismo por un matrimonio español, don José María Vázquez Cedrón y doña Marcelina de Aguirre. Fue al colegio de San Anacleto, dirigido por Rafael Sixto Casado y más tarde al colegio de San Pablo Edo. Zulia, Machiques de Perija, dirigido por Rafael María de Mendive, quien se convertiría en un segundo padre para él años más tarde.

Con sus padres viajó a España en 1856. Regresó a Cuba en junio de 1859. Su padre desempeñó varios cargos en el ejército: primero fue celador y más tarde ocupó el puesto de capitán, juez pedáneo de Hanábana al sur de la actual provincia de Matanzas, desde abril de 1862 a enero de 1863.

Durante este tiempo, su padre lo llevó con él y lo tuvo a su lado. Gracias a gestiones de su maestro y educador María de Mendive, en agosto de 1866 ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. El 19 de enero de 1869, ya comenzada la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878) en los campos cubanos, publicó junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez sus primeros artículos políticos en El Diablo Cojuelo, periódico que pertenecía a este último. El 23 de enero de ese mismo año editó un único número de su periódico La Patria Libre, donde hizo público su drama en verso, Abdala.

Extracto de Abdala 1869
(…) El amor, madre, a la patria,
No es el amor ridículo a la tierra
Ni a la hierba que pisan nuestras plantas
Sino el odio invencible a quien la oprime
Es el rencor eterno a quien la ataca (…)

Prisión y revocacion de vivienda

A raíz del encarcelamiento de su maestro y guía Mendive, a causa de los sucesos del teatro Villanueva entre un grupo de partidarios de la independencia y los más recalcitrantes elementos de un cuerpo paramilitar llamados «Los Voluntarios», se produjeron varios registros en las viviendas de muchos criollos intelectuales, entre ellos la casa de Fermín Valdéz Domínguez, su amigo, lugar donde se encontró una carta firmada por Martí y dirigida al condiscípulo Carlos de Castro y de Castro, en la cual lo trataba de traidor por no apoyar la causa criolla y haberse alistado en el ejército español. Juzgado en consejo de guerra, Martí, quien además en dicho juicio asume toda la responsabilidad, fue condenado a seis años de cárcel y Fermín Valdéz Domínguez a seis meses.

El 21 de octubre de 1869, a la edad de 16 años, Martí ingresó en prisión y desde allí le envió una foto a su madre con los siguientes versos escritos por él :

Mírame, madre,
y por tu amor, no llores:
si esclavo de mi edad y mis doctrinas
tu mártir corazón llené de espinas,
piensa que nacen entre espinas flores.

El 4 de abril de 1870 fue llevado a las canteras de San Lázaro, junto a otros presos, a realizar trabajos forzados. Allí conoció las injusticias de la prisión y la rudeza con que las autoridades españolas trataban a los condenados. Quebrantada su salud, su padre hace varias gestiones hasta que logra que le conmuten la pena por el destierro a España. Así el 15 de enero de 1871 parte rumbo a Cádiz, poco después se establece en Madrid y en ese mismo año publica El presidio político en Cuba su primera obra en prosa y en la que denuncia las atrocidades del gobierno colonial español en la isla, y en particular muestra con horror las atrocidades que se cometieron con otro de los prisioneros: Pedro Figueredo, un niño que era sometido a trabajos forzados estando enfermo. También comenzó sus estudios de Derecho en la Universidad Central e inició al mismo tiempo una incipiente pero rápida actividad política en la metrópolis que lo lleva a sostener polémicas con el periódico madrileño La Prensa, y donde condenó el fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina en La Habana, acaecido en 1871, acusados de haber profanado la tumba del periodista español Gonzalo de Castañón. Es válido señalar sobre este hecho que estos estudiantes de medicina fueron condenados realmente por la rabia que causaba al ejército español los triunfos militares que estaban ocurriendo en Oriente; pues ya había comenzado la llamada Guerra de los diez años o Guerra Grande. Ésta fue una época de violentas represiones contra la población civil cubana. Cabe destacar la valiente y ardorosa defensa de los estudiantes de medicina cubanos en 1871, llevada a cabo por el capitán español Federico Capdevila Miñano, fallecido en Santiago de Cuba en 1898 y que está sepultado junto a los ocho estudiantes fusilados.

Después de operado por las lesiones producidas por los grilletes de la cárcel, por las cuales seguirá sufriendo el resto de su vida, se traslada a Zaragoza con su amigo Fermín Valdés en 1873.

Durante su estancia en España, entre enero de 1871 a octubre de 1874, José Martí obtiene en Madrid y Zaragoza, los títulos de Bachiller y Licenciado en Derecho y el de Licenciado en Filosofía y Letras, todos con notas de sobresalientes, estos últimos no pudieron ser recogidos por Martí y fueron entregados 120 años después a las autoridades cubanas por el entonces rector de la Universidad de Zaragoza, José Badiola. Además, escribe y publica el libro La República Española ante la Revolución Cubana y termina su drama La adúltera y la obra de teatro Amor con amor se paga.

Durante estos años, Martí descubrió lo más significativo del filósofo alemán Krause a través de sus seguidores españoles, y le prestó una gran atención a su trascendentalismo en filosofía, lo cual va a ser el punto en común con el filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson, a quien Martí le profesó una gran admiración durante toda su vida.

Durante su estancia en Zaragoza, José Martí estuvo muy activo en la vida cultural de la ciudad, colaborando con el Diario de Avisos, acudiendo frecuentemente a tertulias, al teatro, hace amistades, se convierte en orador brillante e incluso tiene tiempo para enamorarse; lo dice en versos de manera impecable, como sólo él sabía hacerlo:

Para Aragón en España,
Tengo yo en mi corazón
Un lugar, todo Aragón,
Franco, fiero, fiel, sin saña.
Si quiere un tonto saber
Por qué lo tengo, le digo
Que allí tuve a un buen amigo,
Que allí quise a una mujer.

La mujer que menciona Martí en su poema es Blanca de Montalvo, aragonesa, que posteriormente se casaría con el doctor José Simeón Pastor. Hoy en día una placa en la calle Manifestación (conocida en el tiempo de Martí como calle Platería) de Zaragoza recuerda donde vivió el poeta.

A fines de 1874 viaja a varias ciudades europeas, entre ellas París, dónde conoce a Víctor Hugo, Augusto Vacquerie y más tarde, en un segundo viaje, a la actriz Sarah Bernhardt.

Poco después viaja a México, al que llega desembarcando por Veracruz. Allí experimentó dos años trascendentales en su vida, ya que aprendió a conocer la América profunda, la América indígena y su pasado de grandeza. En ese mismo país conoce y contrae matrimonio, en 1877, con Carmen Zayas-Bazán, una Camagüeyana proveniente de una familia acomodada exiliada en México.

Esta época va a ser muy intensa para la vida de José Martí, viaja a Guatemala donde fue nombrado catedrático de literatura y de historia de la filosofía en la escuela normal central de ciudad de Guatemala, colabora en varias publicaciones como la revista «Universidad» y es nombrado vicepresidente de la sociedad literaria Patria y Libertad. En esos tiempos sostiene una profunda amistad con María García Granados hija del ex presidente de guatemalteco Miguel García Granados y a la que inmortalizaría en su poema, La niña de Guatemala que forma parte de sus Versos Sencillos.

El 31 de agosto de 1878 regresa a La Habana y allí comienza a trabajar en los bufetes de abogado de Nicolás Azcárate y Miguel Biondi. El 22 de noviembre nace su hijo José Francisco Martí y Zayas-Bazán a quien todos conocerían después como el Ismaelillo, por la obra que le dedicó, del mismo nombre y que marcaría una nueva manera de decir en las letras hispanoamericanas. El 21 de abril de 1879, por sus discursos en el Liceo de Guanabacoa, fue detenido y acusado de conspirador, motivo por el cual es deportado nuevamente hacia España el 25 de septiembre de ese mismo año. El 11 de octubre de 1879 desembarcó en Santander, a donde había llegado en el vapor-correo "Alfonso XII". Su madrina de bautismo, doña Marcelina de Aguirre, consiguió de las autoridades españolas que Martí pudiera pernoctar en su casa de los Arcos de Regules, en la actualmente llamada Plaza de Pombo.

En 1882 publica El Ismaelillo, dedicado a su hijo, y Versos Libres.do

A su hijo le escribe en en el prólogo de El Ismaelillo:

Hijo :
Espantado de todo, me refugio en ti.
Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.
Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así.
Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. :Cuando he cesado de verte en esa forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón.
¡Lleguen al tuyo !

Escenas norteamericanas

En 1881 se establece en Nueva York,lugar donde comienza a planificar y organizar la independencia de Cuba, colaborando con los periódicos neoyorquinos The Hour y The Sun.

A partir de este momento, su vida no tiene reposo. Discursos, publicaciones y encuentros para organizar la guerra, fueron actividades mediante las cuales nucleó a los cubanos emigrados dentro de clubes revolucionarios que fueron la célula fundamental de lo que más tarde sería el Partido Revolucionario Cubano (PRC), fundado el 10 de abril de 1892 en el Club San Carlos, Cayo Hueso, Florida (EE.UU.); siendo el resultado de años de intensa labor de reunificación y organización del exilio cubano para recomenzar la «Guerra Necesaria», quedando las causas de Cuba y Puerto Rico unidas en los estatutos del PRC.

Ya en esta época Martí, además de resumir en su obra y acción lo más avanzado del espíritu progresista del pensamiento político cubano, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, es además un americanista convencido en la necesidad de la unión de lo que el denominó Nuestra América, convirtiéndose indiscutiblemente en uno de los pensadores más ilustres de América y del mundo cuyo pensamiento conserva toda vigencia en nuestros días.

El 5 de septiembre de 1881 escribe sus Cartas de Nueva York o Escenas norteamericanas, que aparecerán en diferentes diarios estadounidenses como La América (de Nueva York) La Opinión Nacional (de Caracas), El Partido Liberal (de México), La Nación (de Buenos Aires) y otros.

En 1882 escribe la mayoría de los poemas conocidos como Versos libres. En 1883 es redactor de La América, de la que más tarde sería su director. En 1885 publica Amistad funesta, considerada hoy como la primera novela modernista. En 1886 trabaja sin descanso como corresponsal en Nueva York de diversos periódicos latinoamericanos como La América, El Latino Americano, La República (de Honduras) y La Opinión Pública (de Montevideo).

El 16 de abril de 1887 se encarga del consulado de Uruguay en Nueva York, en septiembre termina la traducción de Ramona, de Helen Hunt Jackson, colabora en El Economista Americano de Nueva York y trabaja en la traducción del poema Lalla Rookh, de Thomas Moore, que no ha podido ser hallada. El 25 de marzo de 1889 aparece publicada en The Evening Post, su carta de Vindicación de Cuba en respuesta a un artículo del The Manufacturer de Filadelfia sobre la posible compra de Cuba por los Estados Unidos. En julio de ese año aparece La Edad de Oro, revista mensual dedicada a los niños de América enteramente redactada por él y del que sólo salieron cuatro números.

El 24 de julio de 1890 fue nombrado cónsul de Argentina en Nueva York, el 30 del Paraguay y en octubre comienza a trabajar como instructor de español en la clase nocturna de la escuela central de Nueva York. En agosto de este año se produce la ruptura definitiva con su esposa Carmen Zayas-Bazán. Esta a través de el cónsul español radicado en Nueva York lo separa de su hijo y escapa sin su consentimiento.

Ese mismo año es designado representante de Uruguay en la Comisión Monetaria Internacional Americana de Washington D. C..

Para dedicarse por entero a su labor patriótica de organización de la guerra en Cuba y para acallar las protestas del cónsul español, en octubre de 1891 renuncia a todos sus cargos de cónsul de Argentina, Uruguay y Paraguay así como a la presidencia de la Sociedad Literaria Hispano-Americana.

Invitado por Néstor Leonelo Carbonell a nombre del Club Ignacio Agramonte llega a Tampa el 25 de noviembre de 1891 y el 26 y 27 pronuncia sus discursos Con Todos y para el Bien de Todos y Los Pinos Nuevos. El 10 de abril de 1892, en reunión de presidentes de las agrupaciones patrióticas de los clubes en el Hotel Duval House, se aprueban las bases y estatutos del Partido Revolucionario Cubano.

De regreso a Nueva York pronuncia un discurso conocido como oración de Tampa y Cayo Hueso en el Hardman Hall. Funda el periódico Patria, que aparece el 14 de marzo y es elegido delegado del Partido Revolucionario Cubano. El 31 de agosto parte a entrevistarse con Máximo Gómez, el Generalísimo, en Montecristi (Republica Dominicana).

De regreso a Nueva York continua con su actividad hasta que el 25 de mayo de 1893 se traslada de nuevo a Santo Domingo, donde una vez más se entrevista con Gómez y el 30 conferencia con el Mayor General Antonio Maceo en San José de Costa Rica. El 28 de octubre pronuncia en Nueva York un discurso en honor de Bolívar, y prosigue su intenso trabajo de organización a través de una copiosa correspondencia y viajes incesantes por Estados Únicos, Costa Rica, Panamá, Jamaica, y México, país donde se entrevista con su presidente Porfirio Díaz.

La Guerra Necesaria

Hacia finales de 1894 casi ha completado los detalles del «Plan Fernandina», consistente en invadir la isla de Cuba mediante tres expediciones coordinadas con levantamientos internos; pero el plan fracasa, por una delación en la cual se culpa al coronel López de Queralta. Una vez fracasado el plan, el 30 de enero de 1895, sale de Nueva York hacia Cabo Haitiano en compañía de Mayía Rodríguez y de Enrique Collazo. El 25 de marzo, después de conocer las noticias del alzamiento en Cuba, redacta El manifiesto de Montecristi, programa ideológico de la revolución, firmado por él y por Máximo Gómez en la ciudad dominicana del mismo nombre.

El 1 de abril escribe a Gonzalo de Quesada y Arostegui y sale de Montecristi hacia Cuba con Máximo Gómez y otros patriotas en la goleta Brothers, cuyo capitán se niega a cumplir lo pactado, llegar hasta las costas cubanas. Finalmente el 10 del mismo mes parten de Cabo Haitiano en el vapor Nordstrand hacia Cuba y desembarca el día 11 en horas de la madrugada en el sitio conocido como Playitas de Cajobabo -territorio guantanamero-, al sur de la región oriental de la Isla.

El 13 de abril de ese año de 1895, en pleno monte, establecen contacto con hombres de la guerrilla de Félix Ruenes y más tarde con las fuerzas de José Maceo, hermano del heroico general Antonio Maceo, y el 3 de mayo redacta el manifiesto sobre las causas de la guerra para el New York Herald.

El 15 de abril, los generales veteranos de la Guerra de los Diez Años, Máximo Gómez y Antonio Maceo, en justo reconocimiento a su labor titánica de organizar la guerra y unir a los cubanos en un mismo objetivo, la independencia, lo nombran Mayor General del Ejército Libertador.

Aunque saludado como Presidente de la República en Armas el 10 de mayo de 1895 nunca pudo ser electo como tal, sin embargo, fue nombrado Delegado del Partido Revolucionario Cubano. El marqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros Betancourt, que ya había sido Presidente de la República en 1873-1875, tras el mandato del pater patriae Céspedes (1869-1873), ocupa de nuevo la Presidencia de la República de Cuba en Armas de 1895-1897.

Un día antes de morir, el 18 de mayo de 1895, le escribe a su amigo Manuel Mercado en un campamento cerca de Dos Ríos, la que sería su última carta, considerada su testamento político y visión premonitoria de lo que seria la política imperialista de los Estados Unidos de América en Iberoamérica:

Campamento de Dos Ríos, 18 de mayo de 1895

Señor. Manuel Mercado.

Mi hermano queridísimo: Ya puedo escribir: ya puedo decirle con qué ternura y agradecimiento y respeto lo quiero, y a esa casa que es mía, y mi orgullo y obligación; ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber— puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin. Las mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos —como ese de Vd., y mío—, más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino, que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América al Norte revuelto y brutal que los desprecia, —les habrían impedido la adhesión ostensible y ayuda patente a este sacrificio, que se hace en bien inmediato y de ellos—.
Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas; y mi honda es la de David (...)
Tomado de Wikisource: Carta a Manuel Mercado

Caída en Combate

El 19 de mayo de 1895 cae en combate cerca un lugar conocido como Dos Ríos, contra una tropa al mando del coronel español llamado Ximénez de Sandoval.

Pasado el mediodía el 19 de mayo de 1895, Martí buscaba al general Máximo Gómez e iba acompañado por su ayudante el joven Ángel de la Guardia.

Tres tiros certeros proveniente de unos fusileros españoles escondidos, segaron la vida del apóstol, uno le dio en el pecho fracturándole el esternón, otro entró por la parte alta del cuello destrozándole el labio superior, y el otro en el muslo derecho.

Al caer Martí su ayudante Ángel de la Guardia regresa al campamento con los suyos e informa de la noticia a Máximo Gómez quien en gesto impulsivo galopó hacia el lugar de los hechos y trató de recuperar el cuerpo pero no le resultó posible, las tropas españolas tenían rodeado el lugar y una barrera de fuego impedía todo acercamiento, Gómez en un acto de furia prácticamente arremete tan cerca de los españoles que estos pensaron que lo habían herido.

Al día siguiente el 20 de mayo, Gómez envía un mensaje al jefe de la columna española para conocer el verdadero estado de Martí, si vivía o si estaba muerto le entregaran el cuerpo, pero no recibió respuesta alguna.

Después de los acontecimientos, los españoles realizaron una identificación del cadáver. Los que identificaron el cuerpo fueron el capitán Enrique Satué (que había conocido a Martí en Santo Domingo) y el prisionero Carlos Chacón, que dijo: «Este es uno nombrado Martí, y esta mañana le di una jicara de leche, que quiso pagarme, y no le cobré».


El día 20 cerca de las tres de la tarde el cadáver fue conducido por cuatro soldados al cementerio de Remanganaguas, fue enterrado en tierra viva y solo con el pantalón que le vestía, se le dio sepultura en una fosa debajo del cadáver de un soldado español.

El 22 de mayo dos días después de haber sido enterrado, el general Salcedo ordena su traslado a Santiago de Cuba para una última y definitiva identificación.

El forense santiaguero Pablo Aurelio de Valencia inicia su misión el día 23 alrededor de las 5:30 pm, la tumba estaba marcada con dos grandes piedras y sobre ellas aun se hallaba el saco negro de Martí donde encontraron un pañuelo de seda con las marcas JM. El 26 de mayo, después de su revisión, a las seis de la tarde llega por tren celosamente escoltado el cuerpo de José Martí a Santiago de Cuba.

En 1907 los restos del apóstol fueron nuevamente desenterrados ante la presencia de Carmen Zayas-Bazán y numerosas personalidades de la ciudad, al comprobar que los restos estaban completos estos fueron depositados en una caja de plomo que fue posteriormente sellada y depositada en otra de Caoba. El 30 de junio de 1951 por fin los restos del apóstol reposan en paz en el monumento actual, situado en el mismo cementerio de Santa Ifigenia en la ciudad de Santiago de Cuba.

Sugieren que su muerte fue producto de un suicidio político para un héroe ideológico sin experiencia en el combate.

José Martí y la Medicina

En José Martí y Carlos J. Finlay fueron coetáneos y fueron grandes por los aportes que hicieron a su país y a la humanidad.

José Martí, Héroe Nacional de Cuba, acumuló durante su corta vida de 42 años (1853-1895), méritos extraordinarios en muchos campos, en especial en su condición de libertador, que le hicieron un grande de América y del mundo. Fue el más universal de los cubanos de su tiempo. José Martí fue abogado de profesión, pero en su corta existencia, que tuvo como eje central su vocación política de revolucionario independentista y líder máximo de la Revolución de 1895, acumuló diversos quehaceres como escritor, poeta, orador y periodista. Como se ha señalado en el ensayo titulado José Martí y la Medicina de Wilkie Delgado Correa (Editora Política, La Habana, José Martí fue un observador profundo de su época y, por eso mismo, un visionario capaz de vislumbrar el futuro y proyectar hacia el porvenir su pensamiento sobre innumerables temas de la realidad política, económica, social, científica, educacional, filosófica, moral, etcétera. El tema de la medicina, en su sentido integral, le acompañó durante gran parte de su vida. De ahí que resulte de gran importancia su definición conceptual y su visión sobre el estado y desarrollo de aspectos relacionados con la salud individual y pública, las enfermedades, las aplicaciones científicas, etc. Pero importa subrayar también la vocación y sensibilidad por el ejercicio de la medicina, primero como algo íntimo, pero confeso, y más tarde como práctica primaria concreta en la vida de campaña en Cuba, en la última etapa de su existencia. Son muchas las temáticas que abordó Martí sobre la medicina en sus artículos periodísticos. El tema de la fiebre amarilla fue abordado y en 1884 se refirió al desarrollo de los conocimientos epidemiológicos con apuntes sobre insectos como vectores de enfermedades. Al respecto apunta: "Sábese que los insectos son portaepidemias. Es creciente entre médicos la creencia de que los mosquitos y otros animalillos de su especie transmiten y diseminan las enfermedades contagiosas: un buen médico de Georgia publica ahora hechos que estima pruebas de la agencia activa de los mosquitos e insectos semejantes en el desarrollo de la fiebre amarilla. Aboga porque los actuales cordones sanitarios imperfectos, por entre cuyas filas y sobre cuyas zonas vuelan ahora los diminutos y poderosos agentes de la fiebre, se completen con la creación de cordones de fuego que detengan en su paso a los funestos mensajeros". Es posible que en esa época Martí desconociera que en la Conferencia Sanitaria Internacional de Washington, celebrada en febrero de 1881, Carlos J. Finlay señaló el medio de transmisión de la fiebre amarilla, y el 14 de agosto del mismo año presentó en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana su trabajo "El mosquito hipotéticamente considerado como agente de transmisión de la fiebre amarilla", en el que expuso su descubrimiento científico. Se puede afirmar que Martí resultó el cronista que faltó a Finlay para una mayor divulgación de su hallazgo científico en América. En su obra se puede constatar de qué manera tan especial Martí seguía los avances más notables de la medicina de su época, de cómo llegaba a profundizar sobre aspectos complejos, de cómo expresaba su dominio sobre temáticas diversas, con su nomenclatura particular, qué afán ponía en la divulgación de los logros científicos principales, y de cómo llegó a conceptuar los problemas y tendencias médicas de su tiempo y del porvenir. Así, por ejemplo, el 5 de noviembre de 1881 reporta: "De toda la literatura del mundo una treceava parte corresponde a la medicina con sus ciencias aliadas" ) El 11 de noviembre de 1881 apunta que: "M. Pasteur ha hecho, y comunicado ante el Congreso Médico en Europa, utilísimos descubrimientos sobre los gérmenes de las enfermedades…estudia ahora los gérmenes de la fiebre amarilla". En nota al día siguienbt4e, 12 de noviembre, retoma el tema, reseñando la ponencia presentada por Pasteur en el Congreso Médico Internacional y señala refiriéndose a la vacunación: "¿Cuándo se descubrirá la inoculación contra la fiebre amarilla?". El 13 de febrero y el 14 de junio de 1882 comenta los estudios científicos realizados que apuntan hacia la propagación de determinadas enfermedades por microorganismos del medio ambiente. Son numerosas las referencias recogidas y comentadas en el ensayo José Martí y la Medina, incluyendo aquellas que ponen en evidencia la sensibilidad de Martí, recogidas en su Diario de Campaña, como las siguientes: "Ahora hurgo el jolongo, y saco de él medicina para los heridos". "¿Y adónde, al acampar, estaban los heridos? (…) Y el practicante, ¿dónde está el practicante, que no viene a sus heridos? (…) Al fin llega, arrebujado en una colcha, alegando calentura. Y entre todos (…) de tierna ayuda, curamos al herido de la hamaca (…) lavamos, yodoformo, algodón fenicado." Y siendo consecuente con aquella idea original sobre lo hermoso de la profesión de enfermero -la más noble y grata de las ocupaciones, según su decir-, Martí narra, en forma admirable, cómo interrumpe sus faenas para ir a socorrer a los enfermos del campamento, enfatizando el valor que tiene el trato cariñoso a estos. Con ello realza el efecto positivo que tiene el componente psicológico y el trato adecuado como parte del tratamiento médico. "Y han de saber- escribe a Carmen Mantilla y sus hijos- que me han salido habilidades nuevas, y que a cada momento alzo la pluma, o dejo el taburete, y corte de palma en que escribo, para adivinarle a un doliente la maluquera, porque de piedad y de casualidad se me han juntado en el bagaje más remedios que ropa, y no para mí, que no estuve más sano que nunca. Y ello es que tengo acierto, y ya me he ganado mi poco de reputación, sin más que saber cómo está hecho el cuerpo humano, y haber traído conmigo el milagro del yodo y el cariño, que es otro milagro". Y es así como Martí desempeña o ejerce la práctica médica en forma real, aunque elemental, y a la vez trascendente, en los campos de Cuba, en los días previos a su caída en combate. Era así consecuente, una vez más, con las ideas que expresara unos años antes: "Es que con vivir yo tan triste, donde no se le ve, y con trabajar y mis deberes públicos, aún parece que me alcanza espíritu para andar de médico de tribulaciones ajenas:" En conclusión, cabe al genio visionario de Martí, habernos adelantado aspectos esenciales como estos: La medicina preventiva como la medicina verdadera o esencial. El ejercicio de la medicina como la más noble de las ocupaciones, y la más grata. La situación de la medicina en el siglo XIX en sus múltiples facetas, desarrollo y proyecciones futuras. El principio de que la falta de atención médica de los pobres es un crimen público, y que el deber de remediar la miseria innecesaria es un deber del Estado. La idea de que ante el dolor humano, se impone remediarlo con la propia acción o práctica de la medicina, y con el cariño, que valora como milagro. Ideas hermosas y esenciales como las siguientes: "Es la medicina (…) profesión de lucha; necesítase un alma bien templada para desempeñar con éxito ese sacerdocio…" "La más noble de las ocupaciones, y quién sabe si la más grata, es la de enfermero". "La verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave: la higiene es la verdadera medicina". "Los médicos deberían tener siempre llenas de besos las manos". "En el mundo se ha de vivir como viven los médicos en los hospitales". En fin, las ideas de Martí fueron de lo mejor en el siglo XIX y XX, y lo serán en el XXI.


Enfermedades

José Marti

José Martí fue un hombre de una precaria situación de salud. Estudios recientes realizados para conformación del texto del autor Ricardo Hodelín Tablada, Enfermedades de José Martí, han dado a la luz una relación bastante completa de los padecimientos del héroe nacional. A Martí se le diagnosticó a la edad de 18 años recién llegado a España sarcoidosis. Producto de esta enfermedad, derivaron otras, como afectaciones oculares (que presentan entre el 25% y 30% de los diagnosticados de sarcoidosis). También padeció afecciones en el sistema nervioso, afectaciones cardíacas y estado febril, todo probablemente producto a la sarcoidosis.

Martí presentaba un sarcocele (tumor de testículo, de tipo quístico), con abundancia de líquido alrededor del tumor. Para aliviar los padecimientos de Martí los médicos procedían a puncionar el propio testículo para así disminuir el tamaño del tumor y con ello el dolor, pero al poco tiempo reaparecía el líquido y se reiniciaba el ciclo. Finalmente fue operado por el Dr. Francisco Monte de Oca que le realizó una exéresis total del testículo, extirpando el tumor.

Martí y «Nuestra América»

Su genio político rebasó las fronteras de su tierra y su época, las facetas de su pensamiento se encuentran interrelacionadas en la tarea que se impuso y a la cual dedicó toda su vida, la unidad de todos los cubanos, la expulsión del dominio colonial español de la Isla, evitar el peligro de una expansión estadounidense y fundar una república libre e independiente, «Con todos y para el bien de todos».

José Martí fue un revolucionario incansable en el arte y en la política; su obra es inmensa y abarca la poesía, la novela, el periodismo y el ensayo. Fue un gran pensador, orador, diplomático y político. En el campo de la poesía merecen mención Ismaelillo (1882), Versos Sencillos (1891), Versos Libres y Flores del Destierro. Sus obras ensayísticas más notables son el Presidio Político en Cuba (1871) y Nuestra América (1891), cabe también destacar su obra epistolar, de un elevadísimo nivel literario.

Nuestra América

Publicado en La Revista Ilustrada de Nueva York, 10 de enero de 1891. El Partido Liberal, México, 30 de enero de 1891.

Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, sino con las armas en la almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra (...)

Ni ¿en qué patria puede tener un hombre más orgullo que en nuestras repúblicas dolorosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios, al ruido de pelea del libro con el cirial, sobre los brazos sangrientos de un centenar de apóstoles? De factores tan descompuestos, jamás, en menos tiempo histórico, se han creado naciones tan adelantadas y compactas. Cree el soberbio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal, porque tiene la pluma fácil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irremediable a su república nativa (...)

La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyès no se desestanca la sangre cuajada de la raza india (...)

La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas (...)
Tomado de Wikisource: s:Nuestra América

Martí y el Derecho Internacional Humanitario

Martí recogió en su vasta obra, un profundo humanismo, el cual predico sin descanso, criticando los crímenes de la guerra, y la necesidad de instruir a los pueblos, para alejarlos de la barbarie. Impulsor de la unidad de los cubanos, había logrado unir dos generaciones de cubanos en el mismo empeño, y logra organizar las principales fuerzas que posibilitaron, el recomienzo de la lucha por la independencia de Cuba; pero su aporte significativo, esta dado por haber trazado un programa y un proyecto que permitieran el desarrollo de lo que, en el “Manifiesto de Montecristi”, denomina “guerra culta”. Con lo que pretendía paliar los efectos inhumanos de la guerra, esbozos pues de lo que entendemos hoy como Derecho Internacional Humanitario. Martí imbrica en lo que llamó “guerra culta” un grupo de preceptos del Derecho y la Moral, que se articulan para sustentar la estructura teórica de la puesta en marcha de una lucha de Liberación Nacional, enfocadas en la rápida obtención de la victoria, y el mínimo de daños colaterales, principios básicos del actual DIH. Esta ideación se pone en práctica en tres momentos fundamentales: -Demostrar la justeza de las causas por las cuales el pueblo de Cuba iba a la guerra, o sea el fundamento legítimo de la lucha. -La forma en que habrían de conducirse los cubanos durante las hostilidades, que Martí delinea a través de una fusión entre sus conocimientos Filosófico-Morales y de Derecho, ejerciendo sugestión en la conciencia de los libertadores, en cuanto a lo que debiera permitirles reconocer la violencia, canalizándola sólo hacia las necesidades militares objetivas. -La dimensión de los fines mediatos e inmediatos de la guerra en Cuba, expresados en el logro urgente de la independencia de la Isla, con cuya transformación en República democrática no solo se beneficiaría el pueblo cubano, sino Latinoamérica toda al ponérsele fin a la expansión geopolítica de los Estados Unidos.

En el proyecto de “guerra culta”, a Martí no le bastaba con que el recurso a la guerra, o “jus ad bellum” (derecho a la guerra), tuviera, en el caso cubano, un fundamento legítimo: la misma debía llevarse a cabo sobre principios que garantizaran, ante todo, el respeto a la vida de los civiles, de los prisioneros de guerra y de los enemigos heridos. El camino para tal fin pasaba por la necesidad de contar con una clara definición de los objetivos de la lucha, y del verdadero enemigo; además del carácter político que debía albergar la lucha, divorciado de todo vestigio de odio y venganza en el soldado Mambí. En este sentido escribiría: “…a la guerra sin odio por donde se ha de conseguir la república laboriosa y justiciera…”

El gran problema para la estrategia martiana radicaba precisamente en crear los mecanismos necesarios para que la contienda no desbordara los límites. La solución del mismo pasaba, en primer lugar, por la correcta delimitación del enemigo, que para Martí no es (y no puede ser), ni el pueblo, ni la nación española: en Cuba no se luchaba contra un pueblo, se luchaba contra un sistema que frenaban el desarrollo del país y marginaba a sus habitantes: “…Por adversario entienden los cubanos libres (…) el gobierno ajeno que ahoga y corrompe las fuerzas del país, y la constitución colonial que impedirá en la patria libre la práctica pacífica de la independencia. El adversario es el gobierno ajeno que en el nombre de España niega el derecho de hombres a los hijos de los españoles (…) El adversario es la constitución colonial…”

El Partido surgía entonces, no sólo como el rostro y la voz de la revolución en el extranjero, sino como el conductor político y organizador de la guerra, expresando en el Artículo número 2, de sus bases: “…El Partido Revolucionario Cubano no tiene por objeto precipitar inconsideradamente la guerra en Cuba (…), sino ordenar (…), una guerra generosa y breve, encaminada a asegurar en la paz y el trabajo la felicidad de los habitantes de la Isla…”

La representación clara de la legitimación de la guerra resulto en una declaración de guerra, “El Manifiesto de Montecristi (El Partido Revolucionario Cubano a Cuba)” que es resumen y definición de toda la doctrina militar de la revolución cubana, así como del carácter y fundamento de la lucha. Contiene además un discurso humanitario, formado por un conjunto de principios reguladores que hoy calificaríamos claramente como Derecho Aplicable a Conflictos Armados: “…La revolución de independencia, iniciada en Yara después de preparación gloriosa y cruenta, ha entrado en Cuba en un nuevo período de guerra, en virtud del orden y acuerdos del Partido Revolucionario en el extranjero y en la isla, y de la ejemplar congregación en él de todos los elementos consagrados al saneamiento y emancipación del país…” “…La guerra no es contra el español, que, en el seguro de sus hijos y en el acatamiento a la patria que se ganen, podrá gozar respetado, y aún amado, de la libertad que sólo arrollará a los que le salgan, imprevisores, al camino…” Tratando de armar normativas por las cuales se regiría el comportamiento del movimiento independentista durante la contienda, o sea, “jus in bellus”, el 28 de abril de 1895, desde el Cuartel General del Ejército Libertador, escribe una Circular, denominada “Política de Guerra”, máxima expresión del humanismo en el “jus in bellus”, de la “guerra culta” ideada por José Martí, reafirma con creces el carácter visionario del Apóstol, esta circular que es en sí misma un documento de DIH, firmada por él como Presidente y por Máximo Gómez como General en Jefe del Ejército Libertador, expresaba: “…La guerra debe ser sinceramente generosa, libre de todo acto de violencia innecesaria contra personas y propiedades, y de toda demostración o indicación de odio al español. Con quien ha de ser inexorable la guerra, luego de probarse inútilmente la tentativa de atraerlo, es con el enemigo, español o cubano, que preste servicio activo contra la Revolución. Al español neutral, se le tratará con benignidad, aun cuando no sea efectivo su servicio a la Revolución (…) A los cubanos tímidos y a los que más por cobardía que por maldad, protesten contra la Revolución, se les responderá con energía a las ideas, pero no se les lastimarán las personas (…) A los prisioneros, en términos de prudencia, se les devolverá vivos y agradecidos (…) En cuanto a las propiedades, se respetarán todas aquellas que nos respeten, y sólo se destruirán, después de anuncios reiterados y de la prueba completa de su hostilidad, aquellas de que se sirva o asile habitualmente el enemigo: o alberguen al cubano que hace armas contra la Revolución...” Estableciendo un paralelismo con los principios del DIH contemporáneo, esta circular que norma la conducta en la guerra, no se limito al principio de humanidad, respecto al trato con los prisioneros y heridos, sino que abarco, el principio de distinción entre combatientes y civiles, entre objetivos militares y bienes civiles. Todos estos conceptos se ven reflejados en su término “la guerra culta”, de la que hace referencia directa en dos ocasiones, una en carta dirigida “Al New York Herald” el 2 de mayo de 1895, en la cual plasmo: “…sin odio contra su opresor, y por los métodos estrictos de la guerra culta, el puesto de República que permitirá al hijo de Cuba el empleo de su carácter y aptitud y el derecho de abrir su tierra cegada al trato pleno con las naciones…” Otra desde Cabo Haitiano, 10 de abril de 1895, en carta a Bemjamín y a Gonzalo, les expreso: “…afecto leal al español respetuoso-concepto claro y democrático de nuestra realidad política; y de la guerra culta con que se la ha de asegurar...” La guerra culta y sin odio, no sólo se proponía derribar en la lucha la vetusta estructura de dominación colonial, sino que perseguía la fundación de un pueblo nuevo, a partir de brindar igual reconocimiento al suelo de Cuba, tanto al criollo, sin importar su color de piel, como al español pacífico y neutral, elementos básicos que habían concurrido al proceso histórico de formación de la nacionalidad cubana; es por ello que le afirma a Gonzalo de Quesada y a Benjamín Guerra en carta desde Montecristi, el 26 de febrero de 1895: “…la guerra es para que españoles y cubanos puedan gozar de la tierra ordenada en paz, y que la revolución, generosa y serena, jamás tratará como enemigo, en el cubano de hoy, al autonomista de ayer…” Esta misma concepción era la expresada en nota cursada al Agente Consular del Gobierno Británico por motivo de la muerte de un marinero de esa nacionalidad en la goleta Honor, que trajera a Cuba la expedición Maceo-Crombet. En la misma Martí afirma: “…Los altos ideales que sustenta la revolución cubana (…), no pueden tolerar, antes bien tienen que castigar, la menor trasgresión de las leyes morales y el respeto internacional por parte de sus mantenedores. Hay que ejercer los derechos de guerra, pero para evitar desórdenes censurables y devastaciones inútiles...”

Martí intenta con la “guerra culta” educar a un pueblo en valores cívicos que le permitan humanizar una campaña militar y preparase para el ejercicio de la vida política propia de una república democrática.

Influencia de Martí

La influencia del pensamiento en los cubanos, es tal que aún hoy día, a más de un siglo de su muerte, parece ser Martí una vez más quien se eleva en figura protectora y reunificadora de los cubanos. Su figura es tan respetada e idolatrada tantos por los cubanos que se encuentran en el exilio como por el Gobierno cubano. No hay proyecto de nación en Cuba sin el ideario martiano pues su pensamiento es la base de todo sentido de identidad y nacionalidad del pueblo cubano. Es por ello que José Martí es para cada cubano, y bien ganado el título, El Apóstol.

Fue precursor del Modernismo, junto a Manuel González Prada (Perú), Rubén Darío (Nicaragua), Julián del Casal (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México), Manuel de Jesús Galván (República Dominicana), Enrique Gómez Carrillo (Guatemala), José Santos Chocano (Perú) y José Asunción Silva (Colombia), dio forma al movimiento.

Monumento a José Martí en Ciudad de México (DF).
Monumento a José Martí en la ciudad de Cienfuegos (Cuba).
Monumento a José Martí en el Central Park de Nueva York (EE. UU.).
Monumento a José Martí en Ybor City (Tampa, Florida).

Versos Sencillos: 1891 "La Bailarina Española"

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El alma trémula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española.
Han hecho bien en quitar
El banderón de la acera;
Porque si está la bandera,
No sé, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.
Lleva un sombrero torero
Y una capa carmesí:
¡Lo mismo que un alhelí
Que se pusiese un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,
Ceja de mora traidora:
Y la mirada, de mora;
Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz,
Y sale en bata y mantón,
La virgen de la Asunción
Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la frente;
Crúzase al hombro la manta:
En arco el brazo levanta;
Mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera,
Como si la tabla fuera
Tablado de corazones.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos
Se va en el aire meciendo.
Súbito, de un salto arranca;
Húrtase, se quiebra, gira;
Abre en dos la cachemira,
Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;
La bata abierta provoca,
Es una rosa la boca;
Lentamente taconea.
Recoge, de un débil giro,
El manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro...
Baila muy bien la española,
Es blanco y rojo el mantón:
¡Vuelve, fosca, a su rincón
El alma trémula y sola!

Lecturas adicionales sobre su prosa

  • Miller, Nicola: In the Shadow of the State: Intellectuals and the Quest for National Identity in Twentieth-Century Latin America. London: Verso, 1999: 96-114.
  • Molloy, Silvia: "His America, Our America: José Martí Reads Whitman". Spanish American Literature: From Romanticism to 'Modernismo' in Latin America. Eds. David William Foster & Daniel Altamiranda. New York & London: Garland, 1997: 257-267.
  • Fernández Retamar, Roberto: "José Martí en los orígenes del antimperialismo latinoamericano". Spanish American Literature: From Romanticism to 'Modernismo' in Latin America. Eds. David William Foster & Daniel Altamiranda. New York & London: Garland, 1997: 247-255.
  • Marbán, Jorge: "Evolución y formas en la prosa periodística de José Martí." Revista Iberoamericana 146-147 (Enero-Junio de 1989): 211-222.
  • Ramos, Julio: "Tres artículos desconocidos de José Martí." Revista Iberoamericana 146-147 (Enero-Junio de 1989): 235-247.
  • Schwartz, Kessel: "José Martí, the New York Herald and President Garfield's Assassin." Hispania 56 (1973): 335-42.

Lecturas adicionales sobre su poesía

  • Carter, Boyd: "Gutiérrez Nájera y Martí como iniciadores del modernismo". Revista Iberoamericana 28 (1962): 295-310.
  • Hauser, Rex: "La poética de la artesanía y las claves sociales en la obra de Martí y González Prada". Revista Iberoamericana 55: 146-147 (Ene-Jun 1989): 223-233.
  • Henríquez Ureña, Max: Breve historia del modernismo. México: Fondo de Cultura Económica, 1954; sobre la poesía de Martí, 49-63.
  • Omaña, Balmiro: "Concepción de la poesía de José Martí." Revista Iberoamericana 146-147 (Enero-Junio de 1989): 193-209.
  • Sánchez, Luis Alberto: Escritores representativos de América. Primera serie. Segunda edición. 3 tomos. Madrid: Gredos, 1963: Tomo II, "José Martí", 189-202.
  • Schulman, Ivan A.: Símbolo y color en la obra de José Martí. Madrid: Editorial Gredos, 1960.
  • ---. "Las estructuras polares en la obra de José Martí y Julián del Casal". Revista Iberoamericana 56 (1963): 251-282.
  • ---. Génesis del modernismo: Martí, Nájera, Silva, Casal. México: Colegio de México/Washington University Press, 1968.
  • Schulman, Ivan A. y Manuel Pedro González: Martí, Darío y el modernismo. Madrid: Editorial Gredos, 1969.

Lecturas adicionales generales sobre Martí

  • Abel, Christopher & Nissa Torrents, eds. José Martí, Revolutionary Democrat. Durham: Duke University Press, 1986.
  • Agramonte y Pichardo, Roberto Daniel: Martí y su concepción del mundo. Río Piedras: Universidad de Puerto Rico, 1971.
  • Belnap, Jeffrey Grant & Raul Fernández: José Martí's "Our America": from National to Hemispheric Cultural Studies. Durham: Duke University Press, 1998.
  • Coleman, Alexander: "Martí y Martínez Estrada: Historia de una simbiosis espiritual". Revista Iberoamericana 92-93, Vol 41 (1975): 629-645.
  • Cruz, Jacqueline: "'Esclava vencedora': La mujer en la obra literaria de José Martí". Hispania 75.1 (March 1992): 30-37.
  • Franco, Jean: Historia de la literatura hispanoamericana. Barcelona: Seix Barral, 1979; véase "La tradición y el cambio: José Martí y Manuel González Prada", pp. 139-157.
  • González, Aníbal: "Journalism and the self: the Modernist Chronicles." En Journalism and the Development of Spanish American Narrative. Cambridge: Cambridge University Press, 1993: pp. 83-100.
  • González, Manuel Pedro: "Semblanza de José Martí". Hispania 36 (1953): 43-51.
  • Hernández, José M: "Martí y Pérez, José Julián". Encyclopedia of Latin American History and Culture. Ed. Barbara A. Tenenbaum. 5 vols. New York: C. Scribner’s Sons, 1996: 3: 534b-536b.
  • Henríquez Ureña, Max: Panorama histórico de la literatura cubana 1492-1952. 2 tomos. New York: Las Américas, 1963; el capítulo XXXVII del segundo tomo se dedica a José Martí II: 210-231.
  • Hodelín Tablada, Ricardo: Enfermedades de José Martí. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007. ISBN 978-959-11-0550-9.
  • Delgado Correa, Wilkie: José Marti y la Medicina. Editora Política,La Habana, 2000.
  • Henríquez Ureña, Pedro: Historia de la cultura en la América hispánica. México: FCE, 1979: 118-124.
  • Kirk, John M.: José Martí, Mentor of the Cuban Nation. Tampa: University Presses of Florida, 1983.
  • Leante, César: "Martí y el destierro". Revista Iberoamericana 152-153 (1990): 823-827.
  • Lizaso, Félix: "Normas periodísticas de José Martí". Revista Iberoamericana 56 (1963): 227-249.
  • Mañach, Jorge: Martí el apóstol. Prólogo de Gabriela Mistral. Nueva York: Las Américas Pub. Co, 1963.
  • Marbán, Jorge: "Evolución y formas en la prosa periodística de José Martí". Revista Iberoamericana 55 (1989): 211-222.
  • Masiello, Francine: "Melodrama, Sex, and Nation in Latin America's Fin de Siglo." Modern Language Quarterly 57.2 (June 1996): 269-278.
  • Molina de Galindo, Isis: "El presidio político en Cuba de José Martí. Intento de un análisis estilístico". Revista Iberoamericana 54 (1962): 311-336.
  • Molloy, Sylvia: "His America, Our America: José Martí Reads Whitman." Modern Language Quarterly 57.2 (June 1996): 369-379.
  • Oria, Tomás G.: Martí y el krausismo. Boulder: Society of Spanish and Spanish American Studies, 1987.
  • Pérez de Regules, Agustín, "La Madrina de Martí", "BOHEMIA", año 45, número 16, La Habana, 19 de abril de 1953
  • Ramos, Julio: Divergent Modernities: Culture and Politics in Nineteenth-Century Latin America. Tr. John D. Blanco. Durham: Duke University Press, 2001: Véase particularmente "Marti and His Journey to the United States", "'Nuestra America': The Art of Good Governence", The Repose of Heroes: On Poetry and War in Marti", 151-159, 251-267, 268-279.
  • Sacoto, Antonio: "Sarmiento y Martí y el aborigen americano". En Del ensayo hispanoamericano del siglo XIX. Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1988.
  • — "'Nuestra América' de José Martí". En Del ensayo hispanoamericano del siglo XIX. Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1988.
  • Schulman, Ivan A.: "José Martí". Latin American Writers. 3 Vols. Ed. Solé/Abreu. NY: Charles Scribner's Sons, 1989, I: 311-319.
  • Stabb, Martín S.: "Martí and the Racists". Hispania 40 (1957): 434-439.
  • Teja, Ada María: "El origen de la nacionalidad y su toma de conciencia en la obra juvenil de José Martí: semantización de Cuba y España". Revista Iberoamericana 152-153 (1990): 793-822.
  • Ward, Thomas: "La historia nacional como intertexto universal en las ideas de Sarmiento, Martí y González Prada". Literatura como intertextualidad. IX Simposio Internacional de Literatura. Ed. Juana Alcira Arancibia. Buenos Aires: Editorial Vinciguerra, 1993.
  • Ward, Thomas: La resistencia cultural: la nación en el ensayo de las Américas. Lima: Universidad Ricardo Palma, 2004: 140-159.
  • Ward, Thomas: “Martí y Blaine: entre la colonialidad tenebrosa y la emancipación inalcanzable”. Cuban Studies 38 (2007): 100-124.
  • Ward, Thomas: “From Sarmiento to Martí and Hostos: Extricating the Nation from Coloniality”. European Review of Latin American and Caribbean Studies 83 (October 2007): 83-104.
  • Vitier, Cintio: Temas martianos (Segunda serie). La Habana: Centro de Estudios Martianos, 1982.
  • Siracusa, Jordi: "Adiós, Habana, adiós", 2005; introducción de Eusebio Leal Spengler

Véase también

Enlaces externos