Diferencia entre revisiones de «Cráter de Chicxulub»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
cambio imagen localizadora por este tipo de coordenadas.
Sin resumen de edición
Línea 1: Línea 1:
{{Artículo bueno}}
[[Archivo:Yucatan chix crater.jpg|thumb|200px|La topografía de radar revela que el anillo exterior del cráter tiene 180 kilómetros de diámetro; la acumulación de [[dolina]]s alrededor del cráter sugiere la presencia de una antigua cuenca oceánica ocupando la depresión formada por el impacto.]]
[[Archivo:Yucatan chix crater.jpg|thumb|200px|La topografía de radar revela que el anillo exterior del cráter tiene 180 kilómetros de diámetro; la acumulación de [[dolina]]s alrededor del cráter sugiere la presencia de una antigua cuenca oceánica ocupando la depresión formada por el impacto.]]



Revisión del 20:57 12 feb 2010

La topografía de radar revela que el anillo exterior del cráter tiene 180 kilómetros de diámetro; la acumulación de dolinas alrededor del cráter sugiere la presencia de una antigua cuenca oceánica ocupando la depresión formada por el impacto.

El cráter de Chicxulub es un antiguo cráter de impacto cuyo centro aproximado está ubicado ligeramente al norte de la península de Yucatán, en México.[1]​ Este centro se encuentra cerca de la población de Chicxulub, a la que el cráter debe su nombre. La traducción al español del nombre en lengua maya del poblado, que se encuentra al oriente del puerto de Progreso en Yucatán, es pulga del diablo.[2][3]

El cráter mide más de 180 kilómetros de diámetro, formando una de las zonas de impacto más grandes del mundo; el bólido que formó el cráter medía, se estima, menos de diez kilómetros de diámetro. Fue descubierto por Antonio Camargo y Glen Penfield,[4]geofísicos que trabajaban en Yucatán para la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos en busca de yacimientos de petróleo a finales de la década de 1970. Inicialmente, no se pudo encontrar pruebas que evidenciaran que esa inusual estructura geológica era, en realidad, un cráter de impacto, por lo que abandonó sus investigaciones. A través de su contacto con Alan Hildebrand, Penfield y Camargo fueron capaces de obtener muestras que sugerían que el cráter había sido consecuencia de un impacto. Las pruebas de un origen por impacto del cráter incluyen un "cuarzo chocado", una anomalía gravitatoria y la presencia de tectitas en el área circundante.

La edad de las rocas y los análisis isotópicos muestran que esta estructura data de finales del período Cretácico, hace aproximadamente 65 millones de años. La principal evidencia es una delgada capa de iridio encontrada en sedimentos del límite K/T en varios afloramientos de todo el mundo. El iridio es un metal escaso en la Tierra, pero abundante en los meteoritos y asteroides.

Se piensa que este impacto es parcial o completamente responsable de la extinción masiva del Cretácico-Terciario. Entre las consecuencias del choque destaca la extinción de cierto número de dinosaurios, como lo sugiere el límite KT, aunque algunos críticos argumentan que el impacto no fue el único motivo[5]​ y otros debaten si en realidad fue un único impacto o si en la colisión de Chicxulub participaron una serie de bólidos que podrían haber impactado contra la Tierra aproximadamente al mismo tiempo. Las pruebas recientes sugieren que el objeto podría haber sido una parte de un asteroide mucho más grande que se dividió en una colisión en el espacio distante hace más de 160 millones de años,[6]​ y que es conocido como Baptistina.[7]

Descubrimiento

Representación artística e hipotética de cómo fue el impacto del asteroide que impactó y formó el cráter de Chicxulub.

En 1978, los geofísicos Penfield y Camargo, trabajaban para la compañía petrolífera estatal mexicana Petróleos Mexicanos, Pemex, como parte de una prospección magnética aérea del golfo de México, al norte de la península del Yucatán.[8]​ Su trabajo era utilizar datos geofísicos para estudiar posibles localizaciones para extraer petróleo.[9]​ En dicha investigación, Penfield encontró un enorme arco subterráneo con una "simetría extraordinaria" forma de anillo que medía alrededor de 70 kilómetros de diámetro. Entonces obtuvo un mapa gravitatorio de Yucatán realizado en la década de 1960.

Una década antes, el mismo mapa sugirió una estructura de impacto al contratista Robert Baltosser, pero la política corporativa de Pemex de aquella época le prohibía hacer pública su conclusión.[10]​ Penfield descubrió otro arco en la península en sí, cuyos extremos apuntaban hacia el norte. Comparando los dos mapas, encontró que los dos arcos formaban un círculo, de 180 kilómetros de diámetro, centrado cerca del pueblo de Chicxulub, en Yucatán; se sintió prácticamente seguro de que la forma había sido creada por un evento cataclísmico en la historia geológica.

Pemex prohibió hacer públicos datos específicos, pero permitió a Penfield y a Camargo presentar sus resultados en la conferencia de 1981 de la Sociedad de Geofísicos de Exploración.[11]​ La conferencia de ese año tuvo poca asistencia y su informe atrajo una escasa atención; irónicamente, muchos de los expertos en cráteres de impacto y el límite K/T estaban asistiendo a una conferencia diferente sobre los impactos contra la Tierra. Aunque los descubridores tenían una gran cantidad de información geofísica, no tenía muestras de roca, ni ninguna prueba física de la colisión.[9]

Otra prueba es que Pemex había perforado pozos de exploración en la región de 1951, en una perforación penetró hasta lo que fue descrito como una gruesa capa de andesita a una profundidad de unos 1.300 metros. Esta capa podría haber sido el resultado del intenso calor y presión de un impacto contra la Tierra, pero en la época de las perforaciones fue considerada un domo de lava, un rasgo atípico de la geología de la región. Penfield intentó obtener muestras de la capa, pero fue informado de que las muestras se habían perdido o destruido.[9]​ Cuando los intentos de volver a los pozos a realizar una exploración y una búsqueda de rocas se hicieron vanos, Penfield abandonó dicho proyecto, publicó sus descubrimientos y volvió a trabajar para Pemex.

Al mismo tiempo, el científico Luis Walter Álvarez presentó su hipótesis de que un gran cuerpo extraterrestre había impactado contra la Tierra, y en 1981, desconocedor del descubrimiento de Penfield, el estudiante de la Universidad de Arizona Alan R. Hildebrand y el consejero de la facultad William V. Boynton publicaron un borrador de la teoría de un impacto contra la Tierra, y se encontraban buscando un cráter candidato.[12]​ Sus pruebas incluían arcilla marrón-verdosa con un exceso de iridio, que contenía granos de "shocked quartz", y vidrio alterado, que parecían ser tectitas.[13]​ También había depósitos gruesos y mezclados de fragmentos toscos de roca, que se creía que habían sido arrancados de algún lugar y depositados en algún otro por un gran tsunami probablemente causado por un impacto contra la Tierra.[14]​ Estos depósitos se encuentran en muchos lugares, pero parecen estar concentrados en la cuenca del Caribe, en el límite KT.[14]​ Así que cuando el profesor haitiano Florentine Moras descubrió lo que creía que era la prueba de un volcán antiguo en Haití, Hildebrand sugirió que podía ser un rasgo revelador de un impacto cercano.[15]​ Las pruebas efectuadas sobre las muestras recuperadas del límite KT revelaron más cristales de tectita, que sólo se forman con el calor de impactos de asteroide y detonaciones nucleares de gran potencia.[15]​ —comparadas con las detonaciones de Hiroshima y Nagasaki.

En 1990, el periodista del Houston Chronicle Carlos Byars informó a Hildebrand del descubrimiento previo de Penfield de un posible cráter de impacto.[16]​ Hildebrand se puso en contacto con Penfield en abril de 1990 y los dos pronto obtuvieron dos muestras de los pozos de Pemex, guardadas en Nueva Orleans.[17]​ El equipo de Hildebrand analizó las muestras, que presentaban claramente material metamórfico.

En 1996, un equipo de investigadores de California, incluyendo Kevin Pope, Adriana Ocampo, y Charles Dullin, estudiando imágenes de satélite de la región, descubrieron un semi-anillo de dolinas (cenotes) con centro en el poblado de Chicxulub, que correspondía con el que Penfield había visto anteriormente. Se creía que las dolinas o cenotes habían sido provocados por la subsidencia de la pared del cráter de impacto.[18]​ Pruebas más recientes sugieren que el cráter real mide 300 kilómetros de diámetro, y que el anillo de 180 kilómetros es una pared interior.[19]

El evento ha sido descrito más recientemente en un libro editado y publicado en 2007, escrito por el astrónomo mexicano Arcadio Poveda Ricalde y por Fernando Espejo Méndez, quienes actualizaron el conocimiento que se tiene del acontecimiento.[20]

Características del impacto

Animación mostrando el impacto y la formación posterior del cráter.

El tamaño estimado del bólido era de unos 10 km de diámetro, y se calcula que podría haber liberado unos 400 zettajoules (4 × 1023 julios) de energía, equivalentes a 100 teratones de TNT (1014 toneladas).[21][22]​ En cambio, el explosivo creado por el hombre más potente jamás detonado, la Bomba del Zar, tenía un rendimiento de sólo 50 megatones,[23]​ es decir, el impacto de Chicxulub fue dos millones de veces más potente.[24]​ Incluso la erupción volcánica explosiva más grande conocida, que liberó aproximadamente 10 zettajoules y creó la caldera de la Garita,[25]​ fue significativamente menos potente que el impacto de Chicxulub.

Efectos

El impacto habría causado algunos de los megatsunamis de la historia de la Tierra. Una nube de polvo, cenizas y vapor habrían extendido el diámetro y área del cráter, cuando el impactor se hundía en la corteza terrestre en menos de un segundo.[26]​ El material excavado, junto con trozos del asteroide habrían sido eyectados a la atmósfera por la explosión, se habrían calentado hasta convertirse en incandescentes que habrían reentrado a la propia atmósfera terrestre, quemándola y posiblemente provocando incendios globales; mientras tanto, enormes ondas de choque habrían causado terremotos y erupciones volcánicas globales.[27]​ La emisión de polvo y partículas podrían haber cubierto la superficie entera de la Tierra durante varios años, posiblemente una década, creando un medio de vida difícil para los seres vivos. La producción de dióxido de carbono provocada por el choque y por la destrucción de rocas carbonatadas habría causado un dramático efecto invernadero que pudo haber extinguido a los dinosaurios.[28]​ Otra consecuencia del impacto es que las partículas de polvo de la atmósfera habrían impedido que la luz solar llegara a la superficie de la Tierra, disminuyendo la temperatura drásticamente. La fotosíntesis de las plantas habría quedado interrumpida, afectando la totalidad de la red trófica.[29][30]

En febrero de 2008, un equipo de investigadores dirigido por Sean Gulick, de la Universidad de Texas en Austin Jackson, de la Escuela de Ciencias de la Tierra utilizó imágenes sísmicas del cráter para descartar la teoría de que el asteroide impactó en aguas más profundas de lo que se suponía anteriormente. Argumentaron que esto habría dado como resultado un aumento de los aerosoles de sulfato en la atmósfera. Según el comunicado de prensa, "pudo haber generado dos incidentes mortales: alterando el clima (los aerosoles de sulfato en la atmósfera podrían haber enfriado el lugar a temperaturas muy bajas) y generando lluvia ácida (mediante el vapor de agua que ayudó a vaciar la atmósfera de los aerosoles de sulfato)".[31]

Geología y morfología

En su trabajo de 1991, Hildebrand, Penfield y otros describieron la geología y la composición de la estructura de impacto.[32]​ Las rocas situadas sobre la estructura de impacto son capas de marga y caliza de hasta casi 1.000 metros de espesor. Las dataciones más antiguas para estas rocas sitúan su formación a partir del Paleoceno.[33]​ Bajo estas capas hay más de 500  metros de vidrio y brechas de composición andesítica. Estas rocas ígneas andesíticas fueron encontradas únicamente en la supuesta estructura de impacto, de manera similar, se encuentran cantidades de feldespato y augita, elementos presentes en rocas fundidas por impacto,[34]​ como el "cuarzo chocado".[33]​ Dentro de la estructura, el límite K/T está deprimido entre 600 y 1.100 metros respecto a la profundidad normal de unos 500 metros a la que se encuentra alejándose cinco kilómetros de la estructura de impacto.[35]​ A lo largo del borde del cráter, hay agrupaciones de cenotes o dolinas, que sugieren que hubo una cuenca de agua dentro de la estructura durante el período Terciario, después del impacto.[35]​ Las aguas subterráneas de esta cuenca disolvieron la caliza y crearon las cavernas y cenotes que hay hoy bajo la superficie.[36]​ El estudio también señalaba que el cráter parecía ser un buen candidato para el origen de las tectitas encontradas en Haití.[37]

Origen

El 5 de septiembre de 2007, un informe publicado en Nature sugirió un origen para el asteroide que creó el cráter de Chicxulub.[29]​ Los autores, William F. Bottke, David Vokrouhlický y David Nesvorný, argumentaban que una colisión producida en el cinturón de asteroides resultó en la creación de la familia Baptistina de asteroides, el miembro superviviente mayor de la que es 298 Baptistina. Sugirieron que el "asteroide de Chicxulub" también era miembro de este grupo. La conexión entre Chicxulub y Baptistina es apoyada por la gran cantidad de material carbonáceo presente en los fragmentos microscópicos del impactor, sugiriendo que el bólido era miembro de una clase rara de asteroides llamados "condritas carbonáceas", como Baptistina.[38]​ Según Bottke, el impactor de Chicxulub era un fragmento de un cuerpo padre mucho mayor, de unos 170 km de diámetro, mientras que el otro cuerpo impactor habría medido unos 60 km de diámetro.[38][39]

Chicxulub y la extinción en masa

Imagen tridimensional que muestra las anomalías gravitatorias provocadas por el meteoroide en Chicxulub.

El cráter de Chicxulub apoya la teoría postulada por el fallecido físico Luis Álvarez y su hijo, el geólogo Walter Álvarez, que la extinción de numerosos grupos de animales y plantas, incluyendo los dinosaurios podría haber sido el resultado del impacto de un bólido. Los Álvarez, ambos trabajando entonces en la Universidad de California, en Berkeley, postularon que la extinción fue aproximadamente contemporánea con la fecha estimada de la formación del cráter de Chicxulub, que como bien se arguye fue el resultado de un fuerte impacto.[40]​ Esta teoría goza actualmente de una aceptación amplia, pero no universal, por parte de la comunidad científica. Algunos críticos, incluyendo al paleontólogo Robert Bakker, argumentan que un impacto tal habría matado a las ranas junto con los dinosaurios, aunque las ranas sobrevivieron a la extinción.[41]​ Sin embargo, Gerta Keller de la Universidad de Princeton, argumenta, por su lado, que recientes testigos de roca de Chicxulub demuestran que el impacto se produjo unos 300.000 años antes de la extinción, de modo que no podría haber sido el factor causante.[42]

La prueba principal de un impacto, aparte del cráter en sí, se encuentra en una fina capa de arcilla presente en el límite K/T de todo el mundo. A finales de la década de 1970, los Álvarez y sus colaboradores informaron[43]​ que contenía una concentración anormalmente alta de iridio. En esta capa, los niveles de iridio llegaban a 0,006 ppm en peso o más, en comparación con 0,0004 ppm[44]​ en la corteza de la Tierra en general, en comparación, los meteoritos contienen unas 0,47 partes por millón[45]​ de este elemento. Se teorizó que el iridio se extendió por la atmósfera cuando el impactor fue vaporizado, y que se depositó en la superficie de la Tierra junto con otro material expulsado por el impacto, formando así la capa de arcilla rica en iridio.[46]

Teoría del impacto múltiple

En años recientes, muchos otros cráteres como el de Chicxulub han sido descubiertos, todos entre las latitudes 20°N y 70°N. Ejemplos incluyen al cráter Silverpit en el mar del Norte de Gran Bretaña,[47]​ y el cráter Boltysh en Ucrania,[48]​ ambos mucho más pequeños que el de Chicxulub pero parecieran haber sido causados en el mismo periodo.[49]​ Esto ha conducido a la teoría de que el impacto de Chicxulub solo fue uno dentro de un evento de múltiples impactos.[50]​ Otro posible cráter formado al mismo tiempo puede ser el cráter Shiva.[51][52]

La colisión del Cometa Shoemaker-Levy 9 con Júpiter en 1994 demuestra que las interacciones gravitacionales pueden afectar a un cometa dando la posibilidad de muchos impactos en un periodo de días. Esto mostró que los cometas tuvieron varias interacciones gravitacionales con este gigante de gas y que similares disrupciones y colisiones pudieron haber ocurrido en el pasado.[51][53]​ Este escenario podría haber tenido lugar en la Tierra hace 65 millones de años,[49]​ aunque los cráteres de Shiva y Chicxulub se pudieron haber formado 300,000 años antes.[51]

A finales del 2006, Ken MacLeod, profesor de geología de la Universidad de Missouri-Columbia, completó un análisis de los sedimentos bajo la superficie del océano, reforzando la teoría del impacto único. MacLeod llevó a cabo su análisis a aproximadamente 4.500 kilómetros del cráter de Chicxulub para controlar posibles cambios en la composición del suelo en el lugar de impacto, aunque permaneciendo suficientemente cerca como para ser afectado por el impacto. El análisis reveló que sólo había una capa originada por impacto en el sedimento.[54]​ Los proponentes de un impacto múltiple, como Gerta Keller, consideran los resultados como "dudosos" y no está de acuerdo con la conclusión del análisis de MacLeod.[55]

Véase también

Fuentes

Referencias

  1. Earth Impact Database. «"Chicxulub"» (en inglés). University of New Brunswick. Consultado el 29 de enero de 2010. 
  2. Existen otras traducciones como cola del diablo y/o Lugar del cuerno prendido/pegado.
  3. Enciclopedia de los Municipios de Yucatán
  4. Trabajos sobre el Cráter de Chicxulub
  5. Entrevista con Bakker.
    "¿[La teoría del impacto] explica la extinción de los dinosaurios? Hay problemas..."
  6. Bottke, Vokrouhlicky, Nesvorny.
  7. Baptistina.
  8. Verschuur, 20-21.
  9. a b c Bates.
  10. Verschuur, 20.
  11. Weinreb.
  12. Mason.
  13. Hildebrand, Penfield, et al.
  14. a b Entrevista con Hildebrand:
    "Se encuentran depósitos similares de guijarrales en toda la costa meridional de Norteamérica [...] indicando que algo extraordinario se produjo aquí"
    .
  15. a b Morás.
  16. Frankel, 50
  17. Hildebrand interview.
  18. Pope, Baines, et al.
  19. Sharpton & Marin.
  20. Arcadio Poveda Ricalde y Fernando Espejo Méndez, El Cráter de Chicxulub y la extinción de los dinosaurios. Mérida, 2007. ISBN 968-5011-78-8
  21. Covey et al.
  22. Bralower et al.
  23. Adamsky and Smirnov, 19.
  24. Adamsky and Smirnov, 20.
  25. Mason, et al.
  26. Milosh, interview.
  27. Milosh.
    "En el suelo, se habría sentido un efecto similar al de un horno en la parrilla, durante aproximadamente una hora [...] provocando incendios forestales globales, terremotos y erupciones."
  28. Hildebrand, Penfield, et al.; 5.
  29. a b Perlman.
  30. Pope, Ocampo, et al.
  31. Gulick, et al. «"Seismic Images Show Dinosaur-Killing Meteor Made Bigger Splash"». Consultado el 30 de enero de 2010. 
  32. Hildebrand, Penfield, et al.; 1.
  33. a b Hildebrand, Penfield, et al.; 3.
  34. Grieve.
  35. a b Hildebrand, Penfield, et al.; 4.
  36. Kring, "Discovering the Crater".
  37. Sigurdsson.
  38. a b Bottke, Vokrouhlicky, Nesvorny.
  39. Ingham.
  40. Alvarez, W. interview.
  41. Kring, "Environment Consequences".
  42. Keller, et al.
  43. Alvarez.
  44. Web Elements.
  45. Quivx.
  46. Mayell.
  47. Stewart, Allen.
  48. Kelley, Gurov.
  49. a b Mullen, "Multiple Impacts".
  50. Stewart.
  51. a b c «Mass extinctions: I am become Death, destroyer of worlds». The Economist. 22 de octubre de 2009. Consultado el 24 de octubre de 2009. 
  52. Mullen, "Shiva".
  53. Weisstein.
  54. Than.
  55. Dunham.

Bibliografía