Diferencia entre revisiones de «Baruch Spinoza»

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Corrección de la religión de Spinoza. Es un error considerarlo panteísta porque tal concepción es muy posterior. Profesaba el judaísmo y era estudioso del mismo incluso después de su expulsión.
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Revisión del 22:30 18 ago 2019

Baruch Spinoza

Retrato de Baruch de Spinoza, cerca de 1665
Información personal
Nombre de nacimiento Benedict de Spinoza
Nombre en hebreo בָּרוּךְ שְׂפִּינוֹזָה Ver y modificar los datos en Wikidata
Nombre en latín Benedictus de Spinoza Ver y modificar los datos en Wikidata
Nombre en portugués Benedito de Espinosa Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 24 de noviembre de 1632
Ámsterdam, Provincias Unidas de los Países Bajos
Fallecimiento 21 de febrero de 1677 (44 años)
La Haya, Provincias Unidas de los Países Bajos
Causa de muerte Tuberculosis Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Nieuwe Kerk Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Neerlandesa
Etnia Sefardí
Religión Panteísmo
Lengua materna Neerlandés, portugués, hebreo
Familia
Padres Miguel de Espinoza Ver y modificar los datos en Wikidata
Hanna Debora Marques Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Alumno de Franciscus van den Enden (1657) Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Filosofía
Alumnos Gottfried Leibniz Ver y modificar los datos en Wikidata
Movimiento Racionalismo y filosofía occidental Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables
Miembro de Colegiantes (1660-1663) Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

Baruch Spinoza —también conocido como Baruch de Espinoza[1]​ o Benedict, Benito o Benedicto (de) Spinoza o Espinosa, según las distintas traducciones de su nombre, basadas en distintas hipótesis sobre su origen— (Ámsterdam, 24 de noviembre de 1632 - La Haya, 21 de febrero de 1677) fue un filósofo neerlandés de origen sefardí hispano-portugués, heredero crítico del cartesianismo, considerado uno de los tres grandes racionalistas de la filosofía del siglo XVII, junto con el francés René Descartes y el alemán Gottfried Leibniz. Hostigado por su crítica racionalista de la ortodoxia religiosa, su obra cayó en el olvido hasta que fue reivindicada por grandes filósofos alemanes de principios del siglo XIX. Según Renan, «Schleiermacher, Goethe, Hegel, Schelling proclaman todos a una voz que Spinoza es el padre del pensamiento moderno».[2]

Biografía

Orígenes familiares

Nació en Ámsterdam (Países Bajos) en 1632, procedente de una familia de judíos sefardíes emigrantes de la península ibérica, que huía de la persecución religiosa.

Su familia procedía de España, de donde huyó durante el siglo XV a Portugal.[3]​ Sus raíces se encontraban en Espinosa de los Monteros, donde el apellido de su familia era «Espinosa de Cerrato». Los Espinosa fueron expulsados de Castilla por el decreto de los Reyes Católicos del 31 de marzo de 1492,[4]​ y decidieron instalarse en Portugal. Allí fueron obligados a convertirse al catolicismo para seguir permaneciendo en el país cuando Manuel I de Portugal el Afortunado se casó con Isabel de Aragón, primogénita de los Reyes Católicos, y ordenó a los judíos que ocupaban posiciones importantes en el país que se bautizasen a la fuerza (médicos, banqueros, comerciantes, etc.). Entonces apenas ciento veinte mil judíos se convirtieron y los Espinosa pudieron vivir en paz hasta que la Inquisición se estableció en Portugal alrededor de cuarenta años más tarde.[5]

El abuelo de Baruch Spinoza, Abraham de Espinosa, marchó a Nantes (norte de Francia; su presencia está atestiguada en 1593), pero no se quedó allí, sin duda porque el judaísmo estaba oficialmente proscrito y porque había también una cierta hostilidad hacia los «marranos» y en especial hacia los portugueses.[6]​ Aparentemente expulsado en 1615, llegó a Róterdam con su familia, donde falleció en 1627. El padre de Spinoza, nacido en Vidigueira (Alentejo), era un mercader reputado y un miembro activo de la comunidad judaica (sinagoga y escuelas judías).

Educación

Baruch Spinoza se educó en la comunidad judía de Ámsterdam, donde se conservaba una considerable tolerancia religiosa, pese a la influencia de los clérigos calvinistas. Contrajo la tuberculosis, que poco a poco minaría su salud hasta ocasionarle la muerte.

A pesar de haber recibido una educación ligada a la ortodoxia judía, por ejemplo, con la asistencia a las lecciones de Saúl Levi Morteira,[7]​ el joven Spinoza mostró una actitud bastante crítica frente a estas enseñanzas y amplió sus estudios por su cuenta en matemáticas y filosofía cartesiana, dirigido por Franciscus van den Enden, de quien también aprendió latín. Leyó también a Thomas Hobbes, Lucrecio y Giordano Bruno; estas lecturas lo fueron alejando de la ortodoxia judaica. A esto, se le pueden sumar las influencias del grupo de los collegianten (colegiantes), cristianos liberales protestantes neerlandeses, así como de heterodoxias judías hispano-portuguesas, estas últimas encarnadas principalmente en las figuras de Juan de Prado y Uriel da Costa.

Expulsión de la comunidad judía

Muerto su padre en 1654, Spinoza no tuvo ya que mantener oculto su descreimiento por respeto a la figura paterna.[cita requerida] El 27 de julio de 1656, la congregación de Talmud Torá de Amsterdam emitió una orden de cherem (en hebreo: חרם, una especie de prohibición, rechazo, ostracismo, expulsión o excomunión) contra Spinoza, por entonces de veintitrés años, y fue desterrado de la ciudad, a la sazón dividida en dos grupos:

Los asquenazíes constituían un grupo cerrado. En algún momento histórico parece que sus normas fueran más ortodoxas y rígidas que las de los sefardíes. Era el grupo mayoritario en Ámsterdam.

La estatua del filósofo vecina a su casa en La Haya.

Tras la expulsión, se retiró a un suburbio en las afueras de la ciudad y publicó su Apología para justificarse de su abdicación de la sinagoga, obra perdida que algunos autores consideran un precedente de su Tractatus theologico-politicus. Acentuó su trato con los grupos cristianos menonitas y colegiantes, de carácter cristiano bastante liberal y tolerante. Para sobrevivir, se dedicó a pulir lentes para instrumentos ópticos, entre ellos para su amigo el científico Christiaan Huygens. Aparte de ganarse la vida con este oficio, recibía, según alguno de sus biógrafos, una pensión que le consiguió su amigo el munícipe Johan de Witt.

Redacción de sus obras

En 1660 se trasladó a Rijnsburg, pueblo cercano a Leyden, donde redactó su exposición de la filosofía cartesiana, Principia philosophiae cartesianae, y los Cogitata metaphysica, que se editaron conjuntamente en el verano boreal de 1663 (edic. latina; en 1664 apareció la versión neerlandesa) y que serían las dos únicas obras publicadas con su nombre en vida. Sostuvo una abundante correspondencia con intelectuales de toda Europa. En los primeros años 1660, también empezó a trabajar en su Tractatus de intellectus emendatione y en la más famosa de sus obras, la Ethica, terminada en 1675.

En 1663 se trasladó a Voorburg, cerca de La Haya, donde frecuentó los círculos liberales y trabó una gran amistad con el físico Christiaan Huygens y con el por entonces jefe de gobierno (raadspensionaris) Johan de Witt, quien, según algunos, protegió la publicación anónima de su Tractatus theologico-politicus en 1670, obra que causó un gran revuelo por su crítica racionalista de la religión. Estas protestas, y el bárbaro asesinato de su protector De Witt (1672), que condenó con el pasquín anónimo Ultimi barbarorum, lo convencieron para no volver a publicar nuevas obras sino tras su muerte; las obras circularían, sin embargo, entre sus admiradores, cada vez más numerosos.

Últimos años

Desde 1670 hasta su muerte, vivió en La Haya. En 1673 J. L. Fabritius, profesor de teología, por encargo del elector del Palatinado, le ofreció una cátedra de filosofía en su universidad (Heidelberg), pero Spinoza no la aceptó, pues aunque se le garantizaba «libertad de filosofar», se le exigía «no perturbar la religión públicamente establecida». La corte de justicia del régimen surgido tras el asesinato de Johan de Witt prohibió, además, el 19 de julio de 1674, el Tratado Teológico Político. Un año antes de su muerte fue visitado por Gottfried Wilhelm Leibniz, pero este negó luego tal encuentro.

Minado por la tuberculosis, murió el 21 de febrero de 1677 cuando contaba 44 años. Dejó inconcluso su Tratado político. Un inventario de sus posesiones que se realizó tras su muerte incluía una cama, una mesa pequeña de roble, otra de esquina de tres patas y dos mesas pequeñas, su equipo de pulir lentes, unos ciento cincuenta libros y un tablero de ajedrez.[8]​ Sus amigos editaron en noviembre de ese mismo año, simultáneamente en latín y en neerlandés, todas las obras inéditas que encontraron, incluida (parte de) la correspondencia, bajo el título Ópera pósthuma (versión latina) y Nagelate schriften (versión neerlandesa). El libro fue incluido en el Index librorum prohibitorum del Vaticano del año 1690.

Pensamiento

Sistema metafísico

Partiendo de la innegable influencia de Descartes, creó un sistema muy original, con mezcla de elementos propiamente judíos, escolásticos y estoicos. En lo que se refiere a Descartes, este había considerado la existencia de tres sustancias: el pensamiento (res cogitans), la extensión (res extensa) y Dios. Pero en vez de partir del Yo pensante, Spinoza parte de Dios: reduce estas tres sustancias a una sola: sustancia divina infinita, que según la perspectiva que se adopte, se identifica bien con Dios o bien con la naturaleza (ambos términos llegan a ser equivalentes para él, según su célebre expresión Deus sive Natura).[9]

Para Spinoza, la «substancia» es la realidad, que es causa de sí misma y a la vez de todas las cosas; que existe por sí misma y es productora de toda la realidad. Por tanto, la naturaleza es equivalente a Dios. Dios y el mundo, su producción, son entonces idénticos. Y dios tiene infinitos atributos, de los cuales solo conocemos dos: el pensamiento y la extensión. Los atributos originan modos. Y los dos atributos conocidos originan cada uno un modo: el del pensamiento es el alma o esfera de lo espiritual, y el de la extensión el cuerpo o esfera de lo material. Todos los objetos físicos son los «modos» de Dios contenidos en el atributo «extensión». Del mismo modo, todas las ideas son los «modos» de Dios contenidas en el atributo «pensamiento». La única substancia o Dios es "natura naturans / naturaleza naturante o generante". Mientras que el mundo o las cosas son "natura naturata / naturaleza naturada o generada", sin que el mundo sea algo aparte de Dios, sino Dios mismo visto desde otro prisma, ya que "cualquier cosa que es, es en Dios, y nada puede existir ni ser concebido sin Dios" (Ética, I, prop. 15). Las cosas o «modos» son contingentes y finitas, mientras que Dios es de naturaleza infinita y existencia necesaria y eterna.

El estudio del pensador conservado en su casa-museo de Rijnsburg.

Este cambio tiene la ventaja, sobre la filosofía cartesiana, de borrar de un plumazo los problemas que presenta la filosofía de Descartes para explicar la posibilidad del conocimiento: dado que el pensamiento y la extensión son dos de los infinitos atributos de Dios, distintos e independientes el uno del otro (paralelismo de los atributos), ¿cómo se puede conocer el mundo? Descartes había resuelto este problema de una manera aparentemente gratuita, amén de insatisfactoria, señalando la comunicación de estas sustancias en la glándula pineal.

Con Spinoza, pues, ya no existe este problema: se puede conocer el mundo porque el entendimiento, en tanto parte del entendimiento de Dios, es una modificación o «modo» de la misma sustancia divina, entendimiento infinito de Dios, que «piensa» su objeto extenso o cuerpo, de modo que el entendimiento puro puede «aprehender» la realidad, porque el alma, o sea la idea del cuerpo, «replica» lo que afecta a este cuerpo. La unidad del alma y el cuerpo está justificada por la unidad de la sustancia infinita de la que son sus modificaciones finitas o modos.

Pero, a la vez, abre un tremendo problema para explicar la libertad humana. La anterior distinción de Descartes en tres sustancias le permitió sustraer del determinismo mecanicista al entendimiento, con lo cual el ser humano mantendría su libertad.

El mecanicismo sostiene que todo el universo está determinado por leyes, con lo cual cualquier ente que esté dentro de él también estará sujeto a dichas leyes, incluido el ser humano. Descartes y Spinoza son mecanicistas, pero el primero salva el problema a través de su postulado de las tres sustancias: el mecanicismo (por tanto el determinismo o ausencia de libertad) solo afecta a la sustancia extensa o mundo, pero no a la sustancia pensante o entendimiento.

Pero, al postular Spinoza una sola sustancia, ¿cómo es posible que exista la libertad humana, si todo está sometido a una inexorable regulación permanente? Spinoza acaba afirmando un determinismo (negación de la libertad humana) riguroso, aunque deja el resquicio de una definición poco alentadora y paradójica de libertad: la libertad humana aparece cuando el ser humano acepta que todo está determinado; la libertad no depende de la voluntad sino del entendimiento; el hombre se libera por medio del conocimiento intelectual.

En el campo de la filosofía Spinoza se declara monista, esto es, no cree en la existencia de un dualismo cuerpo-alma. Para Spinoza el hombre es cuerpo y mente, y todo en su conjunto es parte de una sustancia universal con infinitos modos e infinitos atributos, algo que da lugar a un «monismo neutral».

También es determinista, lo que supone que no cree en el libre albedrío: asegura que el hombre está determinado por leyes universales que lo condicionan mediante la ley de la preservación de la vida. Así, afirma que ser libre es regirse por la razón frente a la sumisión, por ejemplo, a la religión.

Pensamiento político

En el aspecto político sigue en parte a Thomas Hobbes. Sin embargo, su doctrina tuvo gran influencia en el pensamiento del siglo XVIII, ya que se le considera el iniciador del ateísmo, aunque esta afirmación no es del todo correcta.

Como filósofo, comparte con Hobbes el tema del determinismo. Sin embargo, Spinoza fue siempre, y en todos los campos, un escritor proscrito, hasta el punto de que a comienzos del siglo XIX no se le reconocía, especialmente por el movimiento romántico alemán (Goethe, Jacobi, etcétera).

Dentro del ámbito de la política se le considera precursor de Jean-Jacques Rousseau.

Su pensamiento traslada la visión del mundo de Galileo, que dice que el mundo está sujeto a unas determinadas leyes, por lo que buscará cuáles son las que regulan a la sociedad. En este punto coincide en parte con Descartes y Hobbes, pero con la singularidad de que Spinoza además busca las leyes que rigen la moral y la religión. Así, Spinoza entra de lleno tanto en la moral como en la religión, intentando introducir la razón en ambas esferas, para lo que usa un método racional.

La casa del pensador en Rijnsburg, hoy un museo que conserva su obra.

En su Ética demostrada según el orden geométrico Spinoza habla de Dios, del ser humano y del puesto que el hombre ocupa dentro de la naturaleza; así, dice que la forma correcta de entender a los hombres, es que son una parte más de la naturaleza y que las acciones humanas no se deben analizar con criterios morales, sino como partes necesarias de leyes que rigen el cosmos, esto es, que existen leyes universales de la naturaleza a las que los hombres están sujetos, por lo que no se puede afirmar que el hombre es totalmente libre. Siguiendo este planteamiento se encuentra una de sus afirmaciones más importantes y que más problemas le trajo: afirma que los valores son creaciones humanas arbitrarias.

En el tema político, el filósofo reivindica la democracia más amplia posible, aunque dentro de esta no incluye explícitamente a las mujeres, a quienes plantea si deben tener o no derechos políticos, cosa que no tiene muy clara; finalmente se inclina por sostener una inferioridad innata de las mujeres, y afirma que el mejor gobierno es de los hombres. No obstante, deja una puerta abierta al reconocimiento de las mujeres, diciendo finalmente que sí son iguales a los hombres, que sí pueden gobernar, pero que lo mejor es evitar el tema, ya que puede generar conflictos.

Según su pensamiento político, el fin del Estado es hacer a todos los hombres libres, lo que significa que el hombre no debe ser un autómata.

Recepción

¿Panteísta, pananteísta o ateo?

Es creencia común que Spinoza identificara a Dios con el mundo material. Como consecuencia, Spinoza ha sido considerado entre los mayores exponentes del panteísmo. Pero, en una carta a Henry Oldenburg, Spinoza declara que "con respeto a quien cree que yo identifique Dios y la Naturaleza (entendida como masa o materia física), están del todo equivocados".[10]​ Para Spinoza, nuestro universo (cosmos) es un modo expresado a través de los atributos de pensamiento y extensión. Dios tiene una infinidad de otros atributos, pero que no están presentes en nuestro mundo.

Según el filósofo alemán Karl Jaspers (1883-1969), cuando Spinoza escribía Deus sive natura ( "Dios o la Naturaleza"), implicaba que Dios es natura naturans (la naturaleza activa; literalmente: "la naturaleza naturando"), y no natura naturata (la Naturaleza creada, pasiva; literalmente: "la naturaleza naturada"). Jaspers creía que Spinoza, y su sistema filosófico, no implicaba que Dios y la Naturaleza sean términos intercambiables, sino que la transcendencia de Dios se expresa en la infinidad de sus atributos, y que los dos atributos conocidos por los humanos, «pensamiento» y «extensión», expresan la inmanencia de Dios.[11]​ Pero, incluso limitado a los atributos de Pensamiento y Extensión, Dios no puede ser identificado estrictamente con nuestro mundo. Ese mundo es "divisible", tiene partes. Pero, según el propio Spinoza, "ningún atributo de una sustancia puede ser verdaderamente concebido del cual deduzcamos que esa sustancia pueda ser dividida", lo que significa que no podemos concebir ningún atributo que implique la división de la substancia. Al mismo tiempo "una substancia que sea absolutamente infinita es indivisible" (Etica, p1pr12 y13).[12]​ Según esta lógica, nuestro mundo debería ser considerado un único modo expresado a través de los dos atributos de Pensamiento y Extensión. Por lo tanto, según Jaspers, el lema panteísta "Uno y Todo" quedaría válido para Spinoza solamente si "Uno" mantuviera su transcendencia y "todo" no fuera interpretado como la totalidad de las cosas finitas.[11]

Martial Guéroult (1891-1976) sugirió que el término "pananteísmo" pudiera describir mejor que "panteísmo" la visión de Spinoza sobre la relación entre Dios y el mundo. El mundo no es Dios, pero es, en un sentido muy fuerte, "en" Dios.[12]​ No solamente todas las cosas finitas tienen su causa en Dios: no pueden ni ser concebidas sin Dios. Sin embargo, el filósofo americano pananteísta Charles Hartshorne (1897-2000) insistió que la visión de Spinoza se describiría mejor con el término de Panteísmo Clásico.[13]

En 1785, Friedrich Heinrich Jacobi publicó una condena del panteísmo de Spinoza, después de que corriera la voz de que Gotthold Lessing hubiera confesado a punto de morir ser un "espinozista", en la época prácticamente un sinónimo de ateo. Jacobi afirmaba que la doctrina de Spinoza era puro materialismo, porque declaraba que la Naturaleza y Dios no son nada más que Extensión. Esto, según Jacobi, era el resultado del racionalismo típico de la Ilustración y solo podía llevar a lo ateísmo absoluto. Moses Mendelssohn estaba en desacuerdo con esta interpretación, y afirmaba que no hay diferencia real entre teísmo y panteísmo. Este tema se convirtió en uno de los mayores debates intelectuales y religiosos de la civilización europea de la época.

Para los europeos de la segunda mitad del siglo XVIII, la filosofía de Spinoza resultaba particularmente atractiva porque constituía una alternativa al materialismo, ateísmo y teísmo. Tres eran las ideas de Spinoza que más les atraían:

- la unidad de todo lo que existe

- la regularidad de todo lo que sucede

- la identidad entre espíritu y naturaleza[14]

En 1879, muchos elogiaban el panteísmo de Spinoza, pero algunos aún lo consideraban alarmante y peligroso.[15]​ El lema de Spinoza "Dios o la Naturaleza" (Deus sive Natura) sugería un Dios vivo, natural, en contraste con la "Causa Primera" de Isaac Newton y el Materialismo mecanicista de Julien Offray de La Mettrie (1709-1751) en su obra El Hombre Máquina (L'homme Machine). Coleridge y Shelley vieron en la filosofía de Spinoza una religión de la Naturaleza[16]​, y Novalis le llamó “el hombre intoxicado de Dios”.[17][18]​ Shelley se inspiró en Spinoza para escribir su ensayo “la Necesidad del Ateísmo”.[18]

Spinoza era considerado ateo porque no utilizaba la palabra "Dios" de la misma manera que la tradición monoteísta judeocristiana. "Spinoza niega claramente que Dios pueda tener personalidad o consciencia; Dios no tiene ni inteligencia, ni sensibilidad, ni voluntad; no actúa según finalidades, sino que todo resulta necesariamente de su naturaleza, según la ley..."[19]​ Por lo tanto, el Dios distante e indiferente de Spinoza[20]​ es la antítesis del concepto de un Dios antropomorfo y paterno que se interesa por el destino de la humanidad.

Según la Stanford Encyclopedia of Philosophy, el Dios de Spinoza es un "intelecto infinito" (E2p11c), omnisciente (E2p3) y capaz de amarse a sí mismo y también a nosotros en cuanto parte de su propia perfección (E5p35c). Y si lo que define un ser individual es que podamos tener actitudes personales hacia él, entonces hay que tener en consideración que Spinoza recomienda el amor intelectualis dei (el amor intelectual de Dios) como el bien supremo para los hombres (E5p33). Sin embargo, el tema es complejo. El Dios de Spinoza no tiene libre arbitrio (E1p32c1), no tiene objetivos ni intenciones (1appendix), y Spinoza insiste que "ni el intelecto ni la voluntad pertenecen a la naturaleza de Dios" (E1p17s1). Además, mientras podemos amar a Dios, tenemos que acordarnos que Dios no es realmente el tipo de ser que pueda amarnos de vuelta. "El que ama a Dios, no puede luchar para que Dios también lo ame" (E5p19).[21]

Steven Nadler, uno de los mayores expertos de Spinoza de nuestros días, sugiere que la respuesta al dilema del supuesto ateísmo de Spinoza depende de cómo definamos ateísmo y panteísmo. Si el panteísmo se asocia con la religiosidad, entonces Spinoza no es un panteísta, ya que según Spinoza nuestra actitud hacia Dios no debería ser de reverencia o asombro religioso, sino de estudio objetivo y racional, ya que una actitud religiosa podría llevar al error y a la superstición.[22]

Comparación con las tradiciones filosóficas orientales

Muchos autores han discutido el parecido entre el pensamiento de Spinoza y las tradiciones filosóficas orientales. El experto en sánscrito Theodor Goldstücker fue uno de los primeros, en el siglo XIX, en subrayar las similitudes entre el pensamiento religioso de Spinoza y la escuela tradicional india Vedanta. Goldstücker escribió que:

...un sistema filosófico occidental que ocupa un lugar fundamental entre las filosofías de todas las épocas y naciones, y que es una representación tan exacta de las ideas de la escuela de pensamiento clásico indio Vedanta que podríamos sospechar que su autor hubiese copiado sus principios fundamentales de los hindúes, si su biografía no nos asegurara su total desconocimiento de sus doctrinas. Estoy hablando de la filosofía de Spinoza, un hombre cuya propia vida es una representación de esa pureza moral e indiferencia ante los encantos transitorios de este mundo, actitud que es la constante aňoranza del verdadero filósofo Vedanta... Comparando las ideas principales de ambos sistemas, no deberíamos encontrar ninguna dificultad en demostrar que, si Spinoza hubiese sido hindú, su sistema hubiese sin duda marcado una última fase de la filosofía Vedanta.[23][24]

En sus lecciones, Max Müller subrayó las sorprendentes similitudes entre la Vedanta y el sistema de Spinoza, diciendo que "el Brahmán, como es concebido en los Upanishads y definido por Sankara, es claramente lo mismo que la "Substantia" de Spinoza". Helena Blavatsky, fundadora de la Sociedad Theosofica, también comparó el pensamiento filosófico de Spinoza con la Vedanta, y escribió en un ensayo inacabado: “El Dios de Spinoza –natura naturans– entendido simplemente y solamente con sus atributos; y el mismo Dios –como natura naturata- entendido como la serie infinita de modificaciones y relaciones, el flujo directo que resulta de las propiedades de esos mismos atributos. Eso es exactamente la divinidad Vedanta.[25]

Obra

Spinoza publicó dos obras en vida:

Además de las mencionadas, se atribuyen a Spinoza dos pequeñas obras de carácter científico, publicadas de manera anónima en 1687. Sin embargo, la autenticidad de estas obras se encuentra en disputa.

Por último, se encuentran las cartas de Spinoza, las cuales están fechadas entre 1661 y 1676 y son consideradas de interés filosófico.

  • Correspondencia (1661-1676)

Traducciones al español

Las obras completas de Baruch de Spinoza, incluido su epistolario y las biografías que se compusieron sobre él, han sido traducidas al español por uno de los máximos especialistas en este autor, el profesor Atilano Domínguez Basalo (Madrid: Alianza Editorial).

  • Spinoza, Baruch (2011). Luciano Espinosa, ed. Obra completa. Biblioteca de Grandes Pensadores. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 9788424919412. 
  • Atilano Domínguez Basalo (ed). Spinoza. Obras completas y biografías. Madrid: viveLibro, 2015. ISBN 978-84-16423-68-2 (No contiene el Compendio de gramática de la lengua hebrea)
  • Ética demostrada según el orden geométrico, introducción, traducción y notas de Vidal Peña, Madrid: Alianza Editorial, 1987. ISBN 84-206-0243-4.
  • Ética demostrada según el orden geométrico, edición y traducción de Atilano Domínguez. Madrid: Trotta, 2000, 2005, 2009.
  • Ética demostrada según el orden geométrico, traducción de Oscar Cohan. México: FCE, varias ediciones desde 1958.
  • Tratado teológico-político, traducción, introducción, índice analítico y notas de Atilano Domínguez. [1986]. Madrid: Alianza, 2003. ISBN 84-206-0185-3.
  • Tratado político, traducción, introducción, índice analítico y notas de Atilano Domínguez. [1986]. Madrid: Alianza, 2004. ISBN 84-206-0219-1.
  • Tratado político, introducción, traducción, notas, índex latinus translationis y bibliografía de Humberto Giannini y María Isabel Flisfisch. Santiago (Chile): Editorial Universitaria, 1989.
  • Tratado de la reforma del entendimiento. Principios de la filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicos, introducción, traducción y notas de Atilano Domínguez. [1988]. Madrid: Alianza. ISBN 84-206-0325-2, 2006.
  • Tratado de la reforma del entendimiento, traducción de Oscar Cohan. Buenos Aires: Cactus, 2006.
  • Tratado breve (traducción, prólogo y notas de Atilano Domínguez). Madrid: Alianza, 1990. ISBN 84-206-0478-X.
  • Compendio de gramática de la lengua hebrea (introducción, traducción y notas de Guadalupe González Diéguez). Madrid: Editorial Trotta, 2005.
  • Correspondencia (introducción, traducción, notas e índices de Atilano Domínguez). Madrid: Alianza, 1988. ISBN 84-206-0305-8.
  • Correspondencia completa (traducción, introducción, notas e índices de Juan Domingo Sánchez Estop). Madrid: Hiperión, 1988.

Véase también

Referencias

  1. Ver la firma de Spinoza en 1671.
  2. Renan, Ernest (1877). Spinoza. Discours prononcé à la Haye le 21 février 1877, à l'occasion du 200e anniversaire de sa mort (en francés). La Haya: Martinus Nijhoff. p. 6. ark:/12148/bpt6k1142954. 
  3. En su «Introducción» a B. Spinoza, Correspondencia, Madrid, 1988. ISBN 84-206-0305-8, pp. 24-26, el especialista en Spinoza Atilano Domínguez informa sobre las diferentes teorías sobre el origen del filósofo y de su familia; entre otras, menciona (p. 25 y siguientes) de la de Salvador de Madariaga, que sostuvo en 1977 la tesis aludida del origen burgalés de la familia de Spinoza:
    «aunque vio la luz en Ámsterdam..., Benito Espinosa era oriundo de Espinosa de los Monteros... El disfraz que se le ha echado sobre su preclaro nombre –supresión de la E inicial, sustitución de la S por la Z y hasta ese «Baruch», hebreo de Benito– no parece haberse debido a iniciativas suyas, sino al celo de los eruditos que en todas partes han procurado deshispanizar a los prohombres que llevaban su nombre con garbo de Castilla. Su familia, que siempre se da como portuguesa, era española: tan española, que lo hizo educar en la escuela judeo-española de Ámsterdam, cuyo vehículo para la enseñanza era el español. Su lengua y su biblioteca españolas eran».
    Salvador de Madariaga, «Benito de Espinosa», en Museo Judío, núm. 132, p. 137, 1977.
  4. Maxime Rovere, Le Clan Spinoza. Amsterdam, 1677. L'invention de la liberté, Paris, Editions Flammarion, 2017, p. 16.
  5. Maxime Rovere, op. cit., p. 17.
  6. Alain Croix (dir.), Nantais venus d'ailleurs : histoire des étrangers à Nantes des origines à nos jours, Nantes-Histoire/Presses universitaires de Rennes, 2007, pp. 57-58.
  7. Steven Nadler, Spinoza, Bayard, Paris, 2003, p. 114.
  8. Baruch Spinoza http://cautebaruchspinoza.blogspot.com.es/p/la-haya-1670-1677.html
  9. «Baruch Spinoza». Stanford Encyclopedia of Philosophy. 2016. 
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