Antiséptico

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Una solución antiséptica de yodo aplicada en una herida.

Los antisépticos (del griego αντι /anti/, contra, y σηπτικος /septicos/, putrefactivo) son sustancias antimicrobianas que se aplican a un tejido vivo o sobre la piel para reducir la posibilidad de infección, sepsis o putrefacción. En general, deben distinguirse de los antibióticos que destruyen microorganismos en el cuerpo, y de los desinfectantes, que destruyen microorganismos existentes en objetos no vivos. Algunos antisépticos son auténticos germicidas, capaces de destruir microbios (bactericidas), mientras que otros son bacteriostáticos y solamente previenen o inhiben su crecimiento.

Características de los antisépticos

Entre las características más comunes de los antisépticos (y desinfectantes) se encuentran:[1]

  • Amplio espectro
  • Poder germicida
  • Excelente penetración
  • Selectividad de acción
  • Efecto rápido y duradero
  • Actividad en presencia de líquidos y material orgánico.

Funcionamiento

Para que sea posible el desarrollo de las bacterias debe haber cierta provisión de alimento, humedad, en muchos casos oxígeno, y una temperatura mínima (véase bacteriología). Estas condiciones han sido especialmente estudiadas y aplicadas en relación con la conservación de los alimentos y la antigua práctica del embalsamamiento de cadáveres, que es el más antiguo ejemplo del uso sistemático de antisépticos.

En las primeras investigaciones un punto fundamental era la prevención de la putrefacción, y las investigaciones se dirigían a determinar qué cantidad de un agente debía añadirse a una solución dada para que las bacterias presentes accidentalmente no prosperaran. Pero por varias razones éste era un método inexacto, y hoy en día un antiséptico es valorado por sus efectos sobre cultivos puros de microbios patogénicos determinados, y sobre sus formas vegetativas y esporas. Su estandarización se ha llevado a cabo de varias maneras, y actualmente se toma una solución acuosa de fenol de una fuerza determinada como el estándar con el cual se comparan los otros antisépticos.

Los agentes químicos afectan a los microorganismos mediante 5 mecanismos de acción:[1]

  1. Desnaturalización de proteínas
  2. Rotura de membrana celular
  3. Eliminación de grupos sulfhidrilos
  4. Antagonista químico
  5. Oxidación

Ejemplos

  • Jabones
    Los jabones se dividen en dos grupos en función de su composición (véase saponificación). Se conocen como jabones duros los que tienen como base una sal sódica (ácido graso + sodio), resultan útiles para la supresión mecánica de las bacterias en la piel y se preparan en concentración 1:100 a 1:1000. Se conocen como jabones blandos a los que tienen como base una sal potásica (ácido graso + potasio) y actúan sobre la membrana celular bacteriana. Dependiendo de la composición del ácido graso tenemos que los jabones con ácidos grasos saturados son útiles contra bacterias gram-negativas mientras que los jabones con ácidos grasos insaturados son útiles contra las bacterias gram-positivas.[1]


El alcohol etílico al 70% destruye el 90% de las bacterias en dos minutos. El alcohol isopropílico es más potente que el etílico, aunque provoca vasodilatación por lo que puede provocar hemorragias excesivas.[1]

  • Ácido bórico
    Se usa en supositorios para el tratamiento de las infecciones vaginales por hongos, en colirios, y como antiviral para reducir la duración de los resfriados. Ingrediente de cremas para quemaduras. También es frecuente en cantidad ínfima en soluciones para lentes de contacto. Aunque es popularmente conocido como antiséptico, en realidad se trata de un fluido calmante, y las bacterias crecen sin problemas en contacto con él.
  • Gluconato de clorhexidina
    Un derivado de la biguanidina, usado en concentraciones de 0.5 - 4.0% solo, o en menor concentración combinado con otros compuestos, como alcoholes. Se usa como antiséptico en la piel y para tratar inflamaciones de las encías (gingivitis). Su acción microbicida es algo lenta, pero continuada. Es un surfactante catiónico, similar a los Quats.
  • Peróxido de hidrógeno
    También llamado agua oxigenada, se usa como solución al 6% (20Vols) para limpiar y desodorizar heridas y úlceras. Las soluciones de peróxido de hidrógeno al 1% o 2% se usan generalmente en el hogar como cura básica para rasguños, etc. Sin embargo, esta forma menos potente no se recomienda para el cuidado típico de las heridas ya que la fuerte oxidización provoca la formación de cicatrices e incrementa el tiempo de curación. Una ligera limpieza con un jabón suave y agua, o enjuagar el rasguño con suero fisiológico es una opción mejor.
  • Yodo
    Normalmente se usa en una solución alcohólica (llamada tintura de yodo) o en la solución de Lugol como antiséptico pre- y post-operatorio. No se recomienda para desinfectar heridas menores porque induce la formación de cicatrices e incrementa el tiempo de curación, también manchan la piel y pueden generar hipersensibilidad, causar irritación o quemaduras. Una ligera limpieza con un jabón suave y agua, o enjuagar el rasguño con suero fisiológico es una opción mejor. Los nuevos antisépticos con yodo contienen yodopovidona/PVP-I (un yodóforo, complejo de povidona, un polímero soluble en agua, con aniones de triyodado I3-, que contienen aproximadamente un 10% de yodo activo, con el nombre comercial de Betadine), y son bastante mejor tolerados, no afectan negativamente el proceso de curación y dejan un depósito de yodo activo, creando el llamado efecto remanente o persistente.


Las preparaciones iodadas dejan la piel intacta para la preparación quirúrgica. Su efecto oxidante se debe a que se combina de manera irreversible con tirosina y precipita las proteínas bacterianas, además de alterar los ácidos nucleicos y alterar la membrana celular. El Yodo tiene un amplio espectro antimicrobiano ya que afecta a bacterias gram-positivas, bacterias gram-negativas, micobacterias, hongos, virus y protozoarios.[1]

  • Mercurocromo
    No reconocido como seguro y efectivo por la Food and Drug Administration (FDA, Administración de Alimentos y Fármacos norteamericana) a causa de su contenido en mercurio. Otro antiséptico obsoleto conteniendo mercurio es el bis-(fenilmercurio) monohidrogenborato (Famosept).
  • Dihidrocloruro de Octenidina
    Un surfactante catiónico derivado del bis-(dihidropiridinil)-decano, usado en concentraciones del 0.1 - 2.0%. Es similar en su acción a los Quats, pero tiene un mayor espectro de actividad. La Octenidina está actualmente incrementando su uso en Europa como QAC y substituto de la clorhexidina (debido a su acción lenta y sospechas sobre la impureza carcinógena 4-cloroanilina) en antisépticos basados en agua o alcohol para la piel, mucosa y heridas. En formulaciones acuosas, se potencia a menudo con la adición de 2-fenoxietanol.
  • Compuestos de Fenol (ácido carbólico)
    El fenol es germicida en solución fuerte, e inhibitorio en soluciones diluidas. Se usa para el lavado aséptico de manos en preoperatorios. Usado en forma de polvo como antiséptico para bebés, espolvoreado en el ombligo para cicatrizarlo. También se usa en enjuagues bucales y pastillas para la garganta, por su efecto analgésico además de antiséptico. Ejemplo: TCP. Otros antisépticos fenólicos son los históricamente importantes, pero hoy día raramente usados (a veces en cirugía dental) timol, el obsoleto hexaclorofeno, el todavía usado triclosán y el sodio 3,5-dibromo-4-hidroxibenzenosulfonato (Dibromol).
  • Cloruro de sodio
    Usado como limpiador general, también como enjuague bucal antiséptico. Sólo presenta un débil efecto antiséptico, debido a la hiperosmolaridad de la solución por encima del 0.9%.
  • Permagnato potásico o de potasio
    No es tan común como los anteriores, pero es de utilidad para prevenir infecciones por hongos (tiñas) e incluso detenerlas en sus primeras etapas.

Todos los antisépticos son útiles en las técnicas de curación de enfermería, propiciando una mejoría eficaz para el paciente.

Véase también

Referencias

  1. a b c d e Jaime Polaco Castillo; Manuel Alfonso Villalobos Huerta; Blanca Monserrat Mercado Hernández; Carmen magdalena Peña Jiménez; Carolina O. Baños Galeana (29-ago-2011). «Capítulo 4: Asepsia y antisepsia». En Dr. Jesús Tápia Jurado; Dr.Abel Archundia García; Dr. Wulfrano Antonio Reyes Arellano, eds. Introducción a la cirugía. México: McGraw-Hill (publicado el 20-sep-2011). pp. 49-60. ISBN 978-607-02-2469-0. «Facultad de Medicina (UNAM)». 
  2. «Antiséptico». Investigación realizada por la Dirección Médica de Esteripharma. Consultado el 25 de julio de 2011.  Parámetro desconocido |paginas= ignorado (se sugiere |páginas=) (ayuda)

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