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Diferencia entre revisiones de «Temas de El Señor de los Anillos»

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=== Aplicabilidad, no alegoría ===
=== Aplicabilidad, no alegoría ===
Tolkien declaró en el prólogo a la segunda edición de ''El Señor de los Anillos'' que «no es ni alegórico ni tópico .... Me desagrada cordialmente la alegoría en todas sus manifestaciones... Prefiero la historia, verdadera o fingida, con su variada aplicabilidad al pensamiento y la experiencia de los lectores».<ref group=T>{{harvnb|Tolkien|1954a|loc=Prólogo de la segunda edición}}</ref> Shippey comenta que, ciertamente, Tolkien escribió a veces alegorías, poniendo como ejemplo ''[[Hoja, de Niggle]]'',{{Sfn|Shippey|2005|p=49}}y que se supone que hay alguna relación entre su ficción y la realidad.{{Sfn|Shippey|2005|pp=191–197}}También señala que Tolkien «se acercó deliberadamente al límite de la referencia [[Cristianismo|cristiana]]»{{Sfn|Shippey|2005|p=227}} al situar la destrucción del Anillo y la caída de Sauron el 25 de marzo, fecha anglosajona tradicional de la [[Crucifixión de Jesús|crucifixión de Cristo]] y de la [[anunciación]], y del último día de la [[Narración de la creación del Génesis|creación del Génesis]].{{Sfn|Shippey|2005|p=227}}Otros comentaristas han notado más ecos de temas cristianos, incluida la presencia de figuras de Cristo,<ref name=":4" /> la resurrección,<ref>{{Cita libro|título=J.R.R. Tolkien encyclopedia : scholarship and critical assessment|url=https://www.worldcat.org/oclc/71004244|editorial=Routledge|fecha=|fechaacceso=2023-03-29|isbn=0-415-96942-5|oclc=71004244|nombre=Matthew|apellidos=Dickerson,|nombre-editor=Michael D. C.|apellido-editor=Drout|año=2013|año-original=2007|páginas=438–439|capítulo=Moria|idioma=en}}</ref> la esperanza<ref>{{Cita libro|título=Mapping the Catholic cultural landscape|url=https://www.worldcat.org/oclc/53162597|editorial=Rowman & Littlefield|fecha=2004|fechaacceso=2023-03-29|isbn=0-7425-3183-X|oclc=53162597|nombre=Paula Jean|apellidos=Miller|nombre2=Richard|apellidos2=Fossey|páginas=58–59|idioma=en}}</ref> y el sufrimiento redentor.<ref>{{Cita web|url=http://graceandknowledge.faithweb.com/tolkien.html|título=The Gospel According to J.R.R. Tolkien|fechaacceso=2023-03-29|apellido=Olar|nombre=Jared L.|fecha=12 de julio de 2022|sitioweb=|idioma=en|publicación=Grace and Knowledge}}</ref>
Tolkien declaró en el prólogo a la segunda edición de ''El Señor de los Anillos'' que «no es ni alegórico ni tópico .... Me desagrada cordialmente la alegoría en todas sus manifestaciones... Prefiero la historia, verdadera o fingida, con su variada aplicabilidad al pensamiento y la experiencia de los lectores».<ref group=T>{{harvnb|Tolkien|1954a|loc=Prólogo de la segunda edición}}</ref> Shippey comenta que, ciertamente, Tolkien escribió a veces alegorías, poniendo como ejemplo ''[[Hoja, de Niggle]]'',{{Sfn|Shippey|2005|p=49}}y que se supone que hay alguna relación entre su ficción y la realidad.{{Sfn|Shippey|2005|pp=191–197}}También señala que Tolkien «se acercó deliberadamente al límite de la referencia [[Cristianismo|cristiana]]»{{Sfn|Shippey|2005|p=227}} al situar la destrucción del Anillo y la caída de Sauron el 25 de marzo, fecha anglosajona tradicional de la [[Crucifixión de Jesús|crucifixión de Cristo]] y de la [[anunciación]], y del último día de la [[Narración de la creación del Génesis|creación del Génesis]].{{Sfn|Shippey|2005|p=227}}Otros comentaristas han notado más ecos de temas cristianos, incluida la presencia de figuras de Cristo,<ref name=":4" /> la resurrección,<ref name=":5">{{Cita libro|título=J.R.R. Tolkien encyclopedia : scholarship and critical assessment|url=https://www.worldcat.org/oclc/71004244|editorial=Routledge|fecha=|fechaacceso=2023-03-29|isbn=0-415-96942-5|oclc=71004244|nombre=Matthew|apellidos=Dickerson,|nombre-editor=Michael D. C.|apellido-editor=Drout|año=2013|año-original=2007|páginas=438–439|capítulo=Moria|idioma=en}}</ref> la esperanza<ref>{{Cita libro|título=Mapping the Catholic cultural landscape|url=https://www.worldcat.org/oclc/53162597|editorial=Rowman & Littlefield|fecha=2004|fechaacceso=2023-03-29|isbn=0-7425-3183-X|oclc=53162597|nombre=Paula Jean|apellidos=Miller|nombre2=Richard|apellidos2=Fossey|páginas=58–59|idioma=en}}</ref> y el sufrimiento redentor.<ref name=":6">{{Cita web|url=http://graceandknowledge.faithweb.com/tolkien.html|título=The Gospel According to J.R.R. Tolkien|fechaacceso=2023-03-29|apellido=Olar|nombre=Jared L.|fecha=12 de julio de 2022|sitioweb=|idioma=en|publicación=Grace and Knowledge}}</ref>


=== Figuras cristianas ===
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Varios comentaristas han visto el paso de Gandalf por las Minas de Moria, muriendo para salvar a sus compañeros y regresando como «Gandalf el Blanco», como un símbolo de la resurrección de Cristo.<ref name=":5" /><ref>{{Cita publicación|url=https://utpjournals.press/doi/10.3138/jrpc.13.1.003|título=Middle Earth’s Messianic Mythology Remixed: Gandalf’s Death and Resurrection in Novel and Film|apellidos=Stucky|nombre=Mark D.|fecha=2006-06|publicación=The Journal of Religion and Popular Culture|volumen=13|número=1|páginas=3–3|fechaacceso=2023-03-29|idioma=en|issn=1703-289X|doi=10.3138/jrpc.13.1.003}}</ref><ref name=":6" /><ref>{{Cita libro|edición=1st ed|título=The power of Tolkien's prose : Middle-Earth's magical style|url=https://www.worldcat.org/oclc/608023882|editorial=Palgrave Macmillan|fecha=2009|fechaacceso=2023-03-29|isbn=978-0-230-10166-1|oclc=608023882|nombre=Steve|apellidos=Walker|páginas=3–5|idioma=en}}</ref>Al igual que Jesús, que cargó con su cruz por los pecados de la humanidad, Frodo llevó la carga del mal en nombre de todo el mundo.<ref name=":7">{{Cita web|url=https://core.ac.uk/download/pdf/48854054.pdf|título=Frodo Baggins: The Modern Parallel to Christ in Literature|fechaacceso=29 de marzo dec 2023|apellido=Bedell|nombre=Haley|año=2015|editorial=Pacific University|en=Documento 24|idioma=en|publicación=Humanities Capstone Projects.}}</ref>Frodo recorre su «[[Vía Dolorosa]]» hasta el [[Orodruin|Monte del Destino]] igual que Jesús, que se dirigió al [[Calvario|Gólgota]].<ref>{{Cita libro|título=The postmodern sacred : popular culture spirituality in the science fiction, fantasy and urban fantasy genres|url=https://www.worldcat.org/oclc/809845107|editorial=McFarland & Company|fecha=2012|fechaacceso=2023-03-29|isbn=978-0-7864-6388-6|oclc=809845107|nombre=Emily|apellidos=McAvan|idioma=en}}</ref> A medida que Frodo se acerca a las Grietas del Destino, el Anillo se convierte en un peso aplastante, como lo fue la cruz para Jesús. Sam Gamgee, el criado de Frodo, que lo lleva hasta el Monte del Destino, es paralelo a [[Simón de Cirene]], que ayuda a Jesús al llevar su cruz al Gólgota.<ref>{{Cita libro|título=J.R.R. Tolkien encyclopedia : scholarship and critical assessment|url=https://www.worldcat.org/oclc/71004244|editorial=Routledge|fecha=|fechaacceso=2023-03-29|isbn=0-415-96942-5|oclc=71004244|nombre=Joseph|apellidos=Pearce|año=2013|apellido-editor=Drout|nombre-editor=Michael D. C.|año-original=2007|páginas=97-98|idioma=en}}</ref>Cuando Frodo cumple su misión, como Cristo, dice «está hecho».<ref>{{Cita web|url=https://www.cslewis.org/journal/humble-heroism-frodo-baggins-as-christian-hero-in-the-lord-of-the-rings/|título=Humble Heroism: Frodo Baggins as Christian Hero in The Lord of the Rings|fechaacceso=2023-03-29|apellido=Dalfonzo|nombre=Gina|fecha=2007-09-28|sitioweb=In Pursuit of Truth {{!}} A Journal of Christian Scholarship|idioma=en-US}}</ref>Al igual que Cristo asciende al [[cielo]], la vida de Frodo en la Tierra Media llega a su fin cuando parte hacia las [[Aman|Tierras Imperecederas]].<ref name=":7" />


== Referencias ==
== Referencias ==

Revisión del 23:26 29 mar 2023

Académicos y críticos han identificado muchos temas de El Señor de los Anillos, una importante novela de fantasía de J. R. R. Tolkien, incluida una búsqueda inversa, la lucha del bien y el mal, la muerte y la inmortalidad, el destino y el libre albedrío, el peligro del poder y varios aspectos del cristianismo como la presencia de tres figuras de Cristo, para profeta, sacerdote y rey, así como elementos como la esperanza y el sufrimiento redentor. También hay un hilo conductor a lo largo del trabajo del lenguaje, su sonido y su relación con las personas y los lugares, junto con la moralización de las descripciones del paisaje. De estos, Tolkien afirmó que el tema central es la muerte y la inmortalidad.

Además, algunos comentaristas han criticado a Tolkien por supuestos fallos en El Señor de los Anillos, como no incluir a mujeres significativas, no ser relevante para los habitantes de las ciudades, no mostrar abiertamente ninguna religión y por racismo, aunque otros han defendido a Tolkien de todas estas acusaciones.

Búsqueda inversa

A diferencia de una búsqueda típica, como la del Santo Grial de la leyenda arturiana, la de Frodo consiste en destruir un objeto, el Anillo Único.[1]Vision of the Holy Grail de William Morris, 1890

El crítico de Tolkien Richard C. West escribe que la historia de El Señor de los Anillos es básicamente sencilla: la búsqueda del hobbit Frodo Bolsón consiste en llevar el Anillo del Señor Oscuro Sauron al Monte del Destino y destruirlo. Él llama a la búsqueda «primaria», junto con la guerra contra Sauron.[1]​El crítico David M. Miller está de acuerdo en que la búsqueda es el «recurso narrativo más importante» del libro, pero añade que está invertida con respecto a la estructura convencional: el héroe no busca un tesoro, sino que espera destruir uno. Señala que, desde el punto de vista de Sauron, la historia es en realidad una búsqueda, y sus malvados Jinetes Negros sustituyen a los tradicionales «caballeros andantes en busca del sanctasanctórum», mientras que la Comunidad que le guarda el Anillo no puede utilizarlo: por tanto, hay múltiples inversiones.[2]​El crítico Tom Shippey coincide en que se trata de «una anticonquista», una historia de renuncia. Escribe que Tolkien vivió dos guerras mundiales, el «bombardeo rutinario» de civiles, el uso de la hambruna en beneficio político, los campos de concentración y el genocidio, y el desarrollo y uso de armas químicas y nucleares. Shippey afirma que el libro plantea la cuestión de si, en caso de que la capacidad de los seres humanos para producir ese tipo de mal pudiera destruirse de algún modo, aun a costa de sacrificar algo, merecería la pena hacerlo.[3]

Antítesis

«Ningún lector atento de la ficción de Tolkien puede dejar de ser consciente de las polaridades que le dan forma y ficción»,[4]​escribe Verlyn Flieger. Tolkien utiliza ampliamente la dualidad y el paralelismo, el contraste y la oposición a lo largo de toda la novela, en combinaciones como la esperanza y la desesperación, el conocimiento y la iluminación, la muerte y la inmortalidad, el destino y el libre albedrío, el bien y el mal.[4]

Muerte e inmortalidad

Tolkien afirmó en sus Cartas que el tema central de El Señor de los Anillos es la muerte y el deseo humano de escapar de ella:

Pero si me preguntan, debo decir que el cuento no trata realmente del poder y el dominio: eso sólo pone en marcha el engranaje; trata de la muerte y del deseo de no morir. Lo cual no es más que decir que es un cuento escrito por un hombre.[T 1]

Comentó además:

Se ocupa principalmente de la muerte y la inmortalidad, y de las «fugas»: la longevidad en serie y el acaparamiento de la memoria.[T 2]

Un apéndice narra La historia de Aragorn y Arwen, en el que la elfa inmortal Arwen elige la mortalidad para poder casarse con el hombre mortal Aragorn. Tras más de doscientos años de vida, Aragorn elige el momento de su muerte, dejando atrás a una Arwen desconsolada y ahora mortal. Ella viaja a los desvanecidos restos de Lothlórien, donde una vez fue feliz, para morir sobre una piedra plana junto al río Nimrodel. Este tema se repite a lo largo del libro[5]​ y en dichos y poemas concretos como el linnod de Gilraen[6]​ y el Lamento de los Rohirrim.[7]

El bien y el mal

The ShireTolkien's moral geographyGondorMordorHaradcommons:File:Tolkien's Moral Geography of Middle-Earth.svg
Mapa de imágenes con enlaces clicables de la geografía moral de la Tierra Media de Tolkien, según John Magoun[8][11]

El Señor de los Anillos presenta una aguda polaridad entre el bien y el mal. Los orcos, la más difamada de las razas, son en una interpretación una corrupción de la raza místicamente exaltada de los elfos. Minas Morgul, la Torre de la Hechicería, hogar del Señor de los Nazgûl, el Rey más corrupto de los Hombres, se opone directamente a Minas Tirith, la Torre de la Guardia y la capital de Gondor, el último vestigio visible del antiguo reino de los Hombres en la Tercera Edad. Mordor, la tierra del Señor Oscuro Sauron, se opone a Gondor y a todos los pueblos libres. Estas antítesis, aunque pronunciadas y prolíficas, se consideran a veces demasiado polarizadoras, pero también se ha argumentado que constituyen el núcleo de la estructura de toda la historia. Se ha considerado que la técnica de Tolkien consiste en «conferir literalidad a lo que en el mundo primario se llamaría metáfora y luego ilustrar [en su mundo secundario] el proceso por el que lo literal se convierte en metafórico».[4]

Destino y libre albedrío

En el capítulo «La sombra del pasado», Gandalf discute la posibilidad de que Bilbo estuviera destinado a encontrar el Anillo, y que Gollum tenga un papel importante que desempeñar, el testimonio más claro del papel del destino en El Señor de los Anillos. Más allá de las palabras de Gandalf, la historia está estructurada de tal manera que las decisiones pasadas tienen una influencia decisiva en los acontecimientos actuales. Por ejemplo, como Bilbo y Frodo perdonaron la vida a Gollum, éste pudo destruir el Anillo al caer en las Grietas del Destino, mientras que Frodo no logró destruirlo. Así, Frodo, dominado por el malvado Anillo, se salva por lo que parece ser suerte.[12]

El papel del destino en El Señor de los Anillos contrasta fuertemente con el destacado papel que también se otorga a la elección y la voluntad personales. La elección voluntaria de Frodo de llevar el Anillo a Mordor es fundamental para la trama de toda la historia. También es importante el ofrecimiento voluntario del Anillo por parte de Frodo a Gandalf, Aragorn y Galadriel, y su rechazo voluntario, por no mencionar la incapacidad final de Frodo para reunir la voluntad de destruirlo. Así, tanto la voluntad como el destino aparecen a lo largo de la historia: desde la visión de Sam de la carretilla del viejo Gaffer Gamgee y la devastación de la Comarca en el Espejo de Galadriel, hasta la elección de Arwen Evenstar de la mortalidad.[13]

Peter Kreeft señala que la providencia divina, en forma de voluntad de los Valar, que expresa la voluntad de Eru Ilúvatar, puede determinar el destino. Gandalf dice, por ejemplo, que un poder oculto actuó cuando Bilbo encontró el Anillo Único cuando intentaba regresar a su amo.[14]

Ganar y perder

La estudiosa de Tolkien Marjorie Burns señala en Mythlore que la «sensación de desintegración inevitable» del libro[15]​ está tomado de la visión nórdica del mundo, que hace hincapié en la «destrucción inminente o amenazante».[15]​Escribe que, en la mitología nórdica, este proceso parecía haber comenzado durante la creación: en el reino del fuego, Muspell, el jötunn Surt esperaba ya entonces el fin del mundo. Burns comenta que «He aquí una mitología en la que incluso los dioses pueden morir, y deja en el lector una vívida sensación de los ciclos de la vida, con la conciencia de que todo llega a su fin, de que, aunque [el malvado] Sauron se vaya, los elfos también se desvanecerán».[15]

Patrice Hannon, también en Mythlore, afirma que:

El Señor de los Anillos es una historia de pérdida y añoranza, salpicada de momentos de humor, terror y acción heroica, pero, en general, es un lamento por un mundo —aunque ficticio— que ha pasado, incluso cuando parecemos vislumbrarlo por última vez, parpadeando y desvaneciéndose...[5]

En opinión de Hannon, Tolkien pretendía mostrar que la belleza y la alegría fracasan y desaparecen ante el paso del tiempo y el embate de los poderes del mal; la victoria es posible pero sólo temporal.[5]​Da múltiples ejemplos de momentos elegíacos en el libro, como que Bilbo no vuelva a ser visto en Hobbiton, que Aragorn «nunca más volvió como hombre vivo» a Lothlórien, o que Boromir, transportado por el Anduin en su barca funeraria, «no volvió a ser visto en Minas Tirith, de pie como solía estar por la mañana en la Torre Blanca».[5]​ Como estaba muerto, escribe Hannon, esto no es sorprendente; la observación es elegíaca, no informativa.[5]​Incluso la última línea del apéndice final, señala, tiene este tono: «El dominio pasó hace mucho tiempo, y [los elfos] moran ahora más allá de los círculos del mundo, y no regresan».[5]​ Hannon compara este énfasis continuo en lo elegíaco con los elogios de Tolkien al poema inglés antiguo Beowulf, en el que era un experto, en Beowulf: The Monsters and the Critics, sugiriendo que buscaba producir algo parecido:[5]

Porque ahora nos parece antiguo; y, sin embargo, su creador hablaba de cosas ya viejas y cargadas de pesar, y empleó su arte en hacer agudo ese toque en el corazón que tienen las penas que son a la vez conmovedoras y remotas. Si el funeral de Beowulf nos conmovió una vez como el eco de un antiguo canto fúnebre, lejano y desesperado, es para nosotros como un recuerdo traído de las colinas, el eco de un eco...[T 3]

Ecologismo y tecnología

Minas, fábricas de hierro, humo y escombreras: se ha sugerido que el Black Country, cerca de la casa natal de Tolkien, influyó en sus representaciones del infierno industrial, como Mordor.[16]

El ecologismo de Tolkien y su crítica a la tecnología han sido observados por varios autores. Anne Pienciak señala que la tecnología sólo es empleada por las fuerzas del mal en las obras de Tolkien, y que a él le parecía uno de «los males del mundo moderno: la fealdad, la despersonalización y la separación del hombre de la naturaleza».[17]​Esta tecnofilia se aprecia en el carácter de Saruman y en su nombre: el inglés antiguo searu, o en el dialecto merciano antiguo saru, significa «hábil, ingenioso». En Beowulf se asocia con la herrería, como en la frase «searonet seowed, smiþes orþancum»,[18]​ «ingeniosa red tejida, por la astucia de un herrero»: perfecto para «un hombre astuto», un mago.[19]​La ciudad de Saruman, Isengard, ha sido descrita como un «infierno industrial»,[20]​ y su «destrucción gratuita» de los árboles de la Tierra Media para alimentar sus máquinas industriales como revelación de sus «malos caminos».[21]​El capítulo «El azote de la Comarca» considera la tecnología industrial importada por los secuaces de Saruman como una amenaza maligna para el entorno natural, que sustituye los oficios tradicionales de los hobbits de la Comarca por ruidosos molinos contaminantes llenos de maquinaria.[22]

Andrew O'Hehir escribió en el sitio web Salon que la tierra natal de los hobbits, la Comarca, se inspiró en los «bosques y colinas» cercanos a Sarehole. Tolkien vivió allí durante su infancia, y décadas más tarde se horrorizó al ver la zona urbanizada. O'Hehir señala que Mordor se caracteriza por «sus montones de escoria, su manto de humo permanente, sus industrias dirigidas por esclavos», y que Saruman es representado como un representante ideológico del utopismo tecnológico, que industrializa a la fuerza la Comarca. O'Hehir llama a la novela un lamento por el impacto de la Revolución Industrial y la degradación ambiental de la antigua «tierra verde y agradable» de Inglaterra. En esto, en opinión de O'Hehir, los sentimientos de Tolkien son como los de Thomas Hardy, D. H. Lawrence y William Blake.[23]

Orgullo y coraje

Tolkien explora el tema del «ennoblecimiento de los innobles». El erudito en literatura inglesa Devin Brown vincula esto con el Sermón de la Montaña: «Él derribó a los poderosos de sus tronos, y exaltó a los humildes».[24]​Pone como ejemplo a los humildes hobbits que derrotan al orgulloso y poderoso Sauron.[25]​Los biógrafos de Tolkien, Richard J. Cox y Leslie Jones, escriben que los héroes que destruyen el Anillo y recorren la Comarca son «los pequeños, literalmente. El mensaje es que cualquiera puede marcar la diferencia»; llaman a este uno de los temas principales de Tolkien.[26]

Tolkien contrastó el valor a través del servicio leal con el arrogante deseo de gloria. Mientras Sam sigue a Frodo por lealtad y moriría por él, Boromir se deja llevar por el orgullo en su deseo del Anillo, y arriesgaría la vida de otros por su gloria personal. Del mismo modo, el rechazo del anillo por parte de Sam, Faramir y Galadriel es un valiente rechazo del poder, la gloria y el renombre personal.[27]​El coraje frente a las abrumadoras probabilidades es un tema recurrente. Tolkien declaró en The Monsters and the Critics que se inspiró en la leyenda apocalíptica nórdica de Ragnarök, donde los dioses saben que están condenados en su batalla final por el mundo, pero van a luchar de todos modos. Frodo y Sam comparten este «coraje del norte», sabiendo que tienen pocas posibilidades de regresar a casa de su misión en el Monte del Destino.[28]

Adicción al poder

Lord Acton dijo que «El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente», una idea encarnada en el poder adictivo del Anillo Único.[29]

Un tema importante es la influencia corruptora del Anillo Único a través del poder que ofrece, especialmente a aquellos que ya son poderosos.[30]​Tom Shippey toma nota de las declaraciones de Gandalf sobre la influencia corruptora que tiene el Anillo en sus portadores. Los poderosos Gandalf, Elrond, Galadriel, Aragorn y Faramir lo rechazan, creyendo que los dominaría. Los Hobbits Frodo y Sam, mucho menos ambiciosos por el poder, son menos susceptibles pero no totalmente inmunes a sus efectos, como puede verse en los cambios que realiza en Frodo, Bilbo y Gollum.[31]​ Por otro lado, Boromir se obsesiona mortalmente con el Anillo, pero nunca llega a poseerlo, mientras que Sméagol mata a su amigo Déagol, el primer Portador del Anillo después de Isildur, para obtenerlo.[32]

El efecto corruptor del poder es, según Shippey, un tema moderno, ya que en épocas anteriores se consideraba que el poder «revelaba el carácter», no lo alteraba. Shippey cita la declaración de Lord Acton de 1887:

El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Los grandes hombres son casi siempre hombres malos.[33]

Los críticos han argumentado que este tema se puede encontrar ya en La República de Platón, donde el personaje Glaucón argumentó que hacer justicia a los demás nunca beneficia a uno; citó el mítico Anillo de Giges, que podía hacer invisible a cualquier hombre que lo usara y, por lo tanto, podía escapar del robo u otro delito. Glaucón afirmó que tal poder corrompería a cualquier hombre y que, por lo tanto, ningún hombre cree verdaderamente que actuar con justicia hacia los demás sea bueno para él.[34]

Colin Manlove critica la actitud de Tolkien hacia el poder como inconsistente, con excepciones a la influencia supuestamente abrumadora del Anillo. El Anillo se puede entregar con relativa facilidad (Sam y Bilbo), y quitar el Anillo por la fuerza (Gollum a Frodo) no rompe la mente de Frodo, a pesar de la afirmación de Gandalf al comienzo de la historia. El Anillo también parece tener poco efecto en personajes como Aragorn, Legolas y Gimli.[35]

Shippey responde a la duda de Manlove con «una palabra»: adictivo. Escribe que esto resume todo el argumento de Gandalf, ya que en las primeras etapas, como en el caso de Bilbo y Sam, la adicción puede quitarse de encima con bastante facilidad, mientras que para los que aún no son adictos, como Aragorn y otros como Galadriel y Faramir, su atracción es como cualquier otra tentación. Lo que Gandalf no pudo hacer con Frodo, escribe Shippey, es conseguir que quisiera entregar el Anillo. Y para el dueño del Anillo, el aspecto destructivo es el impulso de usarlo, por muy buenas que sean las intenciones del dueño al principio.[29][36][37][38]

Cristianismo

Aplicabilidad, no alegoría

Tolkien declaró en el prólogo a la segunda edición de El Señor de los Anillos que «no es ni alegórico ni tópico .... Me desagrada cordialmente la alegoría en todas sus manifestaciones... Prefiero la historia, verdadera o fingida, con su variada aplicabilidad al pensamiento y la experiencia de los lectores».[T 4]​ Shippey comenta que, ciertamente, Tolkien escribió a veces alegorías, poniendo como ejemplo Hoja, de Niggle,[39]​y que se supone que hay alguna relación entre su ficción y la realidad.[40]​También señala que Tolkien «se acercó deliberadamente al límite de la referencia cristiana»[41]​ al situar la destrucción del Anillo y la caída de Sauron el 25 de marzo, fecha anglosajona tradicional de la crucifixión de Cristo y de la anunciación, y del último día de la creación del Génesis.[41]​Otros comentaristas han notado más ecos de temas cristianos, incluida la presencia de figuras de Cristo,[14]​ la resurrección,[42]​ la esperanza[43]​ y el sufrimiento redentor.[44]

Figuras cristianas

El filósofo Peter Kreeft, como Tolkien, un católico romano, observa que no hay una figura de Cristo completa, concreta y visible en El Señor de los Anillos comparable a Aslan en la serie Crónicas de Narnia de C. S. Lewis. Sin embargo, Kreeft y Jean Chausse han identificado reflejos de la figura de Jesucristo en tres protagonistas de El Señor de los Anillos: Gandalf, Frodo y Aragorn. Si bien Chausse encontró «facetas de la personalidad de Jesús» en ellos, Kreeft escribió que «ejemplifican el triple simbolismo mesiánico del Antiguo Testamento del profeta (Gandalf), el sacerdote (Frodo) y el rey (Aragorn)».[14][45][46]

Análisis de Peter Kreeft de las figuras de Cristo en El Señor de los Anillos[14]
Atributo de Cristo Gandalf Frodo Aragorn
Muerte sacrificial,

Resurrección

Muere en Moria,

renacido como Gandalf el Blanco

Muere simbólicamente bajo el cuchillo de Morgul,

sanado por Elrond

Toma el Camino de los Muertos

reaparece en Gondor

Salvador Los tres ayudan a salvar la Tierra Media de Sauron
Triple simbolismo mesiánico Profeta Sacerdote Rey
Los comentaristas han comparado a Frodo con Cristo, y a Sam, que llevó a Frodo camino del Monte del Destino, con Simón de Cirene, que llevó la cruz de Cristo al Gólgota. Iglesia de San Juan Nepomuceno, Brenna

Varios comentaristas han visto el paso de Gandalf por las Minas de Moria, muriendo para salvar a sus compañeros y regresando como «Gandalf el Blanco», como un símbolo de la resurrección de Cristo.[42][47][44][48]​Al igual que Jesús, que cargó con su cruz por los pecados de la humanidad, Frodo llevó la carga del mal en nombre de todo el mundo.[49]​Frodo recorre su «Vía Dolorosa» hasta el Monte del Destino igual que Jesús, que se dirigió al Gólgota.[50]​ A medida que Frodo se acerca a las Grietas del Destino, el Anillo se convierte en un peso aplastante, como lo fue la cruz para Jesús. Sam Gamgee, el criado de Frodo, que lo lleva hasta el Monte del Destino, es paralelo a Simón de Cirene, que ayuda a Jesús al llevar su cruz al Gólgota.[51]​Cuando Frodo cumple su misión, como Cristo, dice «está hecho».[52]​Al igual que Cristo asciende al cielo, la vida de Frodo en la Tierra Media llega a su fin cuando parte hacia las Tierras Imperecederas.[49]

Referencias

Primarias

  1. Carpenter, 1981, #203 a Herbert Schiro, 17 de noviembre de 1957
  2. Carpenter, 1981, #211 a Rhona Beare, 14 de octubre de 1958
  3. Tolkien, J. R. R. (1984). «Beowulf: The Monsters and the Critics». En Christopher Tolkien, ed. The Monsters and the Critics and Other Essays (Houghton Mifflin). pp. 5-48. ISBN 978-0048090195. 
  4. Tolkien, 1954a, Prólogo de la segunda edición

Secundarias

  1. a b Lobdell, Jared; Scheps, Walter; Perkins, Agnes; Huttar, Charles A.; Tolkien, J. R. R. (1975). A Tolkien compass : including J.R.R. Tolkien's Guide to the names in The lord of the rings (en inglés). p. 81. ISBN 0-87548-316-X. OCLC 1055562. Consultado el 5 de marzo de 2023. 
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  3. Shippey, 2005, pp. 369–370.
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Bibliografía