Mama Rayhuana

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Mama Rayhuana (también como: Mama Rayguana o Mama Raywana) es una diosa preincaica considerada la madre y benefactora de los alimentos.

Además de ser considerada la madre de los alimentos, la deidad Rayhuana también personifica a la Tierra y la fertilidad.[1]

Etimología[editar]

El nombre Mama Rayguana es compuesto del término quechua Mama (madre) y Rayhuana (del quechua de Pasco rahuay, camellón).[2]​ Asimismo, el término Rayhuana también es usado para designar a un tipo particular de papa que es oriunda de la zona centro norte del Perú.

La variedad Rayhuana es una papa con un característico color rosado-blanco en su pulpa.[3]

Representación[editar]

La Mama Rayhuana es representada como una mujer provista de un vestido rosado con pliegues blancos en la cintura (los colores evocan el peculiar tono de la pulpa de la papa Rayhuana). De su espalda, cuelgan mazorcas de maíz, papa y otros alimentos. En regiones como Panao, estos elementos son portados en su cintura.

Asimismo, la diosa porta una canasta con múltiples semillas de granos y tubérculos.

Es de esta forma como se la representa en su danza homónima.[1]

Mitología[editar]

El origen de los alimentos[editar]

Zonotrichia capensis (pichuchanca), al ser atacado por la ira de la diosa Rayhuana, adquirió la parte rojiza de su cuello.

Hace muchísimo tiempo, la Tierra solamente se encontraba habitada por las aves. Un día, el dios Wiracocha quiso volver fructífero al mundo, por lo que el todopoderoso dios envió a la diosa Rayhuana para dicha tarea. Ya en la Tierra, la madre Rayhuana apareció embarazada. A los nueve meses, la diosa dio a luz una pequeña criatura al que las aves recibieron con mucho regocijo.

Hubo un día en el que Rayhuana tuvo que dejar durmiendo a su pequeño para ir a lavar ropa a un río de la quebrada. Pichuchanca, una avecilla que frecuentaba aquellos lugares, se quedó al cuidado de la criatura. Así pasó el tiempo, la diosa Rayhuana no se hacía presente; por lo que su pequeño hijo empezó a sollozar de hambre. Pichuchanca y las otras aves trataron de calmarlo batiendo las alas, pero no lograron apaciguar a la criatura. Entonces, le dieron picotazos y sin querer le dieron muerte al niño.

En su desespero, pichuchanca llamó de inmediato a un consejo de aves para decidir qué hacer con el cadáver del niño. Llegó el colibrí, luego arribaron el gorrión, la gaviota y otras más. Todas las aves discutieron y finalmente decidieron desaparecer la evidencia. Para ello, cada ave se llevaría una parte del cuerpo del niño. El rucchi, avecilla que vive en las quebradas, le sacó las uñas al niño y se las llevó para enterrarlas en las chacras de cultivo. El lorito de la selva se llevó la dentadura y también la enterró. Finalmente, el cóndor y el picpish se llevan el mal olor de la ventosidad del niño y lo entierran en las alturas.

Cuando Rayhuana aparece, esta pregunta por su niño. Pichuchanca quiso evadirla; sin embargo, la pequeña ave no pudo contener la culpa y terminó por contarle todo a la diosa. Enterada de semejante noticia, Rayhuana agarró una piedra y, con tal furia, la lanzó sobre el avecilla. La piedra logró alcanzar la cabeza del ave y la hizo sangrar. Es por esta razón que el pichuchanca lleva una especie de faja roja en su cabeza.

La diosa, afligida por su hijo, desaparece dando gritos de profunda tristeza y luego esta misma se convierte en el nevado Huascarán (algunas versiones establecen que Rayhuana tuvo al niño con una montaña llamada Shallapa. Del mismo modo, se menciona que Rayhuana, en lugar de transformarse en montaña, maldice dichas tierras con la mortandad de futuras criaturas y fuertes aludes).

Meses después, brotan diversas especies del cadáver del niño. De su dentadura se origina el maíz, las uñas se convierten en habas, de sus ojos brota el tarwi, de sus testículos el olluco, de su miembro viril sale oca, de su riñón la papa, de su sangre la kiwicha, de su cabello las ortigas, de su carne las frutas, de su brazo la yuca, de su glúteo el zapallo, etc.[4]

El origen de la danza Mama Rayguana[editar]

En este mito, se explica el origen de una danza dedicada a la diosa Mama Rayguana. Según el mito, dicha danza se comenzó a practicar cuando los alimentos volvieron después de una larga hambruna ocurrida en la Tierra.

A continuación, se narrará lo expresado en el mito:

Antiguamente hubo una terrible hambruna que azotó a toda la Tierra. El motivo de este terrible acontecimiento se debía a que los hombres habían maltratado a las comidas. Les hacían llorar. A las papas las quemaban en ollas, exponían al hielo para hacer el chuño, una vez peladas, se le agujereaban los ojos o hacían picotear a las aves; al maíz lo tostaban vivitos en las "canalas" y a las ocas las secaban al Sol.

A las pobres comidas las tiraban al suelo, hacían pudrir o sancochaban por ollas para botarlas.

La papa, el maíz, la oca, el olluco y otros se resintieron por el constante sufrimiento. Antes de desaparecer, estos dieron aviso al dios Pachacámac (creador del mundo). Una fuerte helada quemó a las hierbas, un mal viento deshojó a los árboles y una hambruna general asoló a los pueblos. El Sol secó el sembrío. Las nubes y lluvias se alejaron por años, desaparecieron los manantiales y las chacras se tornaron infértiles. Los animales y los niños sollozaban por el hambre y cientos de aves murieron de sed. Los hombres escarbaron las raíces del ayrampo, rangún y otras hierbas para confortar el hambre.

Un día, los animales se reunieron y acordaron nombrar una comisión de aves para acudir ante el dios Pachacámac y suplicarle el regreso de los alimentos. El cóndor, seguido del águila, el colibrí y otros fueron haciendo una cadena en el espacio. Volando fueron todos ellos. Los demás permanecieron en la Tierra para preparar el terreno. Al llegar ante Pachacámac, las aves le dijeron: "Por culpa de los hombres padecemos de hambre". El dios Pachacámac, compadeciéndose de las criaturas, perdonó a los malhechores y retornó las semillas a la delegación de aves. Todos los animales, consternados, mirando al cielo nomás estaban. De repente, vieron a lo lejos que las aves estaban regresando, cada cual portando una semilla en sus picos. El cóndor traía la papa, el gavilán traía el maíz, el colibrí la quinua, y así cada uno según su tamaño y preferencia. Los demás animales, serviciales y con gran amor, recibieron las semillas que iban cayendo una a una. Sembraron con extrema alegría y cultivaron con mucho cariño. Cantaron y bailaron cuando nuevamente hubo cosecha, gracias a la fecundidad de la Mama Rayguana (Mama Pacha) que hace nacer, crecer y madurar a las plantas.

Desde entonces, todos los animales danzan dichosos en torno a la Mama Rayguana, festejando el paso de la hambruna a la abundancia. Por eso hasta ahora, de pueblo en pueblo escenifican la danza de la Mama Rayguana. A las semillas de la papa, del maíz, la oca, etc. Las personas hacen cariñar con la Mama Rayguana para que sean prolíficas. Desde entonces, los hombres amaron a las comidas y construyeron collqas, pirhuas, altillos para guardar sus cosechas y no padecer de hambre. De algunos pueblos Mama Rayguana se está yendo, llevándose las comidas, porque están olvidando de presentar la danza de la Mama Rayguana. Si los hombres vuelven a maltratar a la papa, al maíz, a la oca, y a los demás alimentos andinos, nuevamente vendrá la hambruna como vino antes.[5]

Véase también[editar]

Referencias[editar]