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Diferencia entre revisiones de «Historia de la industria en la Argentina»

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=== El nuevo gobierno constitucional de Illia ===
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[[Archivo:PP Illia.jpg|thumb|200px|El presidente [[Arturo Illia]] durante un discurso.]]
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El [[15 de junio]] de [[1964]], el presidente [[Arturo Illia]] sancionó la ley 16.459, del salario mínimo, vital y móvil, previo a la constitución del Consejo del Salario, integrado por representantes del Gobierno, los empresarios y los sindicatos.
Más tarde el [[12 de octubre]] de [[1963]] asume el gobierno [[Arturo Umberto Illia]], tras ganar en las elecciones más raras de la historia argentina.

El [[15 de junio]] de [[1964]], el presidente Arturo Illia sancionó la ley 16.459, del salario mínimo, vital y móvil, previo a la constitución del Consejo del Salario, integrado por representantes del Gobierno, los empresarios y los sindicatos.


Entre los objetivos del proyecto figuraba la necesidad de "evitar la explotación de los trabajadores en aquellos sectores en los cuales puede existir un exceso de mano de obra", "asegurar un ingreso mínimo adecuado" y "mejorar los salarios de los trabajadores más pobres".
Entre los objetivos del proyecto figuraba la necesidad de "evitar la explotación de los trabajadores en aquellos sectores en los cuales puede existir un exceso de mano de obra", "asegurar un ingreso mínimo adecuado" y "mejorar los salarios de los trabajadores más pobres".

Revisión del 17:18 5 jul 2010

Los comienzos de la historia de la industria en la Argentina se podrían centrar durante la expansión económica de la Generación del 1880, aunque en esa época el modelo agroexportador hacia que pocas industrias crezcan, ya que el negocio era el factor agro, pero desde aquel momento algunas fabricas se radicaron, sobre todo aquellas destinadas a producir productos para el mercado interno, como alimentos. Pero casi ningún producto de fabricación industrial se exportaba.

Faltando poco para terminar el siglo, en 1890 se produce una baja violenta en los precios de los productos que Argentina exportaba. Este hecho produce una crisis, este hecho indica que ya el modelo agroexportador, era obsoleto.

Con Yrigoyen comienzan a realizarse varias obras como la creación de YPF en 1922, para hacer crecer la industria desde el estado argentino, lo mismo ocurre en la gestión de Marcelo Torcuato de Alvear. Cuando Yrigoyen vuelve al poder, lo derrocan al poco tiempo, desde una década, conocida como la Década infame, Argentina volvía al modelo agroexportador.

El gobierno de Juan Domingo Perón creó varias fábricas de equipamientos militares, y también se radicaron varias industrias pesadas como las automotrices, entre otras. Pero como esas industrias surgieron a través de subsidios del estado, se crearon industrias nacionales débiles, y más a la hora de competir con las extrajeras, con el objetivo de abastecer al mercado interno argentino.

Con el gobierno de Arturo Frondizi se radican una mayor cantidad de industrias, a través de la política de los capitales extranjeros, además se forjó el abastecimiento de materias primas como petróleo (industrias petroquímicas y combustibles), acero (industrias pesadas y automotrices) y otras menores, como el caucho para neumáticos, para evitar comprarlas en el exterior.

La vuelta de Perón en 1973, se realizaron nuevas obras para la industria, y entre 1973 a 1974 se registró la máxima producción histórica en el sector industrial, esta cae a consecuencia de una crisis.

Los sucesivos conflictos vinculados con las guerrillas o la violencia política tendieron por debilitar la economía de la Argentina, estos hechos provocaron un nuevo golpe de estado en 1976, este "gobierno" no siguió los proyectos industriales del gobierno anterior, y además, empezó a restringir o también a eliminar los beneficios de la promoción industrial.

Debido a malas políticas de subsidios a empresas, el 1981 marcó el comienzo de un largo período de ajuste, signado por la deuda externa y la creciente inflación, en esta década la actividad industrial se vio envuelta en ciclos intensos de altibajos en su producción, el siguiente gobierno democrático de Raúl Alfonsín tuvo que afrontar la debilidad económica del país, lo hizo mediante el Plan Austral, el cual funciono, pero por poco tiempo, más tarde la inflación se disparó violentamente, también conocido como la hiperinflación.

El gobierno de Carlos Menem suspendió los planes de promoción industrial y redujo beneficios ya concedidos, aparte de recortar sus plazos de vigencia, las nuevas políticas del gobierno como la compra de diversos productos los cuales se vendían a precios mucho más baratos que los de fabricación industrial, provoco una mortal caída de la industria nacional.

Las pocas industrias durante la organización del estado argentino

Julio Argentino Roca presidente del país en dos oportunidades, fue el impulsor el modelo agro exportador.

La industria argentina se caracteriza por haber surgido en una comunidad rica desde fines del siglo XIX, cuando la pampa húmeda sirvió como una gran generadora de divisas, basándose en un modelo agroexportador, el cual consistía en las grandes exportaciones de materias primas requeridas en el exterior, como la carne y diversos cereales, que superaba el consumo interno. Los países ricos pagaban buen precio por estos productos, lo cual permitía satisfacer las demandas de productos manufacturados con estos ingresos, mediante la importación.

En el año 1830 se producen reformas en los sistemas productivos de la mano de inmigrantes europeos, los cuales aportaban conocimientos técnicos a esta sociedad primitiva. Las fábricas en en esos años en la Argentina correspondían solo a emprendimientos artesanales proveedores del mercado interno: panaderías, fábricas de fideos, jabones, licores y cervezas, pero nada se destinaba a la exportación.

La crisis del 1890

La crisis de 1890 provoco algunos alzamientos en contra del gobierno de Miguel Ángel Juárez Celman, este renunció faltando dos años para terminar su gestión.

Sin embargo los precios de las materias primas que se producían en Argentina bajaron, y el país perdió su ventaja relativa dado que otros países aprendieron a producir carne y cereales en mayores cantidades y a menores costos, lo que desemboco a una económica crisis en 1890, en consecuencia, se produjeron algunos alzamientos civiles, provocando la renuncia del presidente Miguel Ángel Juárez Celman.

La solución a este problema consistió en realizar un cambio del modelo económico del país, y pasar del sistema agrario un sistema más industrial, alentando la producción de nuevos bienes y creando mayor riqueza, imitando los planes de desarrollo de otros países.

El cambio del modelo económico

Así los primeros pasos industriales fueron por los saladeros, los cuales procesaban y exportaban carne y cueros. Estos fueron instalados a partir de 1810 en las zonas más urbanas del país, como Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Los elementos y métodos de procesamiento eran simples y rudimentarios en sus comienzos.

Con el desarrollo del ferrocarril se buscó desarrollar el trasporte argentino, imitando lo sucedido con la industria siderúrgica en el Reino Unido. Esto originó un mejoramiento del sector agrario Argentino y un desarrollo del sector metalúrgico británico, dado que se compraban locomotoras, rieles y equipos a fábricas de este origen. Se creó una de las redes ferroviarias más extensas del mundo.

El gobierno buscó generar la expansión ferroviaria invirtiendo directamente en la construcción de ferrocarriles (ferrocarril del Oeste) y equipándolos con rieles y material rodante de fabricación nacional. Esto dio el comienzo de las primeras industrias siderúrgicas argentinas.

Mientras tanto el rubro textil también se expandía, se instaló en Buenos Aires la Fábrica Argentina de Alpargatas, compuesta de capitales nacionales e ingleses, pero con mayoría de este último. Asombró por su tecnología y capacidad, dando ocupación en sus primeros años a 530 operarios. Por su tamaño, esta empresa dominaba la actividad en la Argentina, primero en la fabricación de alpargatas y luego en otros productos en que fue diversificándose.

En 1889 se instala una nueva planta textil, La Primitiva. Se dedicaba a la fabricación de sacos de vestir y lonas impermeables. En 1892 el informe del ministro del interior señalaba 296 nuevas fábricas, las cuales sumaban unos 12.000 puestos de trabajo.

Un censo de 1887 de la ciudad de Buenos Aires afirma que existen unos 4.200 establecimientos de los cuales solo 560 tenían fuerza motriz (indicador esencial de la producción fabril), el resto eran manufacturas o artesanías menores. La fuerza motriz instalada en estos 560 establecimientos era de 6.000 HP en total. Se destacaban la fábrica de alpargatas, los talleres del arsenal militar y La Estela, dedicada a la producción de aceite. Esta última abastecía un tercio del consumo interno de aceites.

En 1899, Otto Bemberg fundó la Brasserie et Cervecerie Quilmes, que desplazó a Bieckert del liderazgo del mercado de cervezas. La instalación de esta planta impulsó al fabricante de vidrio León Rigolleau a instalar una nueva fábrica cerca de esa fábrica de cervezas, para así proveerlo de botellas.

El censo nacional del año 1914 registra 48.000 establecimientos en todo el país con más de 400.000 trabajadores. La potencia instalada asciende a 270.000 HP. A esa cifra se le debe agregar los 400.000 HP instalados en las usinas de electricidad y en servicios públicos.

En 1911 surge la empresa Siam, dedicada al área metal-mecánica, desarrolló una máquina para amasar pan en el preciso momento en que se suprimió el trabajo manual del amasado del pan. Esto le ofrecía un mercado estimado de 700 máquinas en Buenos Aires y aproximadamente 5.000 en el país, las cuales eran dimensiones adecuadas para el rápido crecimiento del negocio que vio Torcuato Di Tella. Pronto comenzó a vender entre 100 y 200 máquinas por año, algunas se exportaron a Brasil.

Industria durante la "era dorada de la democracia"

Durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen se creó YPF, surgieron los primeros sindicatos, y se radicaron las primeras grandes industrias.

En 1916 hay elecciones, pero esta vez con un gran cambio en el sistema electoral, Hipólito Yrigoyen es elegido presidente de Argentina mediante la ley Sáenz Peña. Durante su presidencia surgen los primeros sindicatos que se reprodujeron por todo el país, presionando cada vez más al gobierno.

En el rubro metalúrgico surgieron las empresas Tamet y La Cantábrica, Tamet nació como un pequeño taller y siguió creciendo hasta convertirse en la mayor empresa metalúrgica de América del Sur en la década de 1920. También se destacaban la fabrica de sanitarios (existente hoy en día) Ferrum, tres fábricas de bolsas de arpillera y la Compañía General de Fósforos. La empresa CATE (de capitales alemanes), dominó el mercado de generación de energía eléctrica de la ciudad de Buenos Aires en pocos años.

El General Enrique Mosconi fue el primer presidente de YPF.

El 12 de octubre de 1922 asume el doctor Marcelo Torcuato de Alvear, su periodo de presidencia justo coincidió con el fin de la crisis mundial de la posguerra, lo cual permitió mejorar la economía y las finanzas, sin mayores problemas.

La economía argentina alcanza durante su gobierno la situación más próspera que jamás haya tenido en su historia, debido principalmente a un favorable frente externo, con la reactivación posterior a la Primera Guerra Mundial. En este período, el gobierno de Alvear se centro en las políticas agroexportadoras, en carnes y cereales, hubo un gran crecimiento en las áreas sembradas con cereales. En 1923 se crea el primer frigorífico nacional (el cual más tarde se lo llamó Frigorífico Lisandro de la Torre), fue hecho con la intención de acabar con los manejos que existían en los frigoríficos estadounidenses.[1]

Existía una necesidad de satisfacer la demanda de productos para la defensa nacional, y al no existir en Argentina industrias privadas que pudiera cumplimentarla, provoco que en 1923, se planeara la creación de un grupo de fábricas militares. La opinión pública recibió con beneplácito esta idea, dada que la misma evidenciaba el propósito de realizar el abastecimiento de material de guerra sobre la base de un potencial industrial propio, que liberara al país de la dependencia del exterior, y otorgara suficiente libertad de acción en caso de emergencia nacional.[2]

El presidente Marcelo Torcuato de Alvear.

En octubre del año 1927 se construye la Fábrica de aviones de Córdoba, esta fue la primera empresa de alta tecnología en Argentina.[1]

Tiempos de crisis

Sin embargo la Argentina no pudo escapar de los efectos negativos de la Primer Guerra Mundial, dando origen a una crisis industrial. Las consecuencias inmediatas tendieron a reducir el comercio exterior, ofreciendo una protección especial a la industria local. Esa ventaja no podía utilizarse en toda su amplitud por la necesidad de importar equipos productivos. Esta dependencia se relevó como uno de los problemas para el desarrollo industrial.

Entonces se dio una expansión en el rubro textil por el nuevo mercado abierto a causa de la guerra. Con esta nueva política industria se tuvo que llevar a las plantas existentes a su máxima capacidad, y se exigió lavar la lana producida en el país, ya que hasta entonces se exportaba sucia, lo cual aportaba menos ingresos y traía mayores costos de fletes. Sin embargo el avance de esta industria se detuvo posteriormente a esta guerra, dado a que los países europeos protegieron sus industrias con aranceles.

El 9 de octubre de 1941, se creó la Dirección Nacional de Fabricaciones Militares. En el año 1944 se creó el Banco de Crédito Industrial para dar créditos a los sectores industriales. Pero interferencias políticas obligaron al Banco a dar los créditos a las empresas argentinas más tradicionales.

Cuando Yrigoyen vuelve al poder, lo derrocan al poco tiempo, esa década, a partir de su derrocamiento se la llamó Década infame, Argentina volvía al modelo agroexportador.

Un general industrial asume el poder

El general Juan Domingo Perón recién asumiendo la presidencia: en su gobierno se crearon varias fábricas de equipamientos militares, y también se radicaron varias industrias. Pero como esas industrias surgieron a través de subsidios del estado, se crearon industrias nacionales débiles, sobre todo a la hora de competir con las extrajeras, con el objetivo de abastecer al mercado interno argentino.

El gobierno de Juan Domingo Perón creó varias fábricas de equipamientos militares, y también se radicaron varias industrias pesadas como las automotrices, entre otras. Pero como esas industrias surgieron a través de subsidios del estado, se crearon industrias nacionales débiles, y más a la hora de competir con las extrajeras, con el objetivo de abastecer al mercado interno argentino.

En el 1946 asume el gobierno el general Juan Domingo Perón. Durante su gobierno se realizaron obras destacables para la industrialización del país. El gobierno subsidió a molinos harineros, refinerías de aceites, fábricas y plantas de quebracho que eran sectores envejecidos y tradicionales.

Entre 1947 y 1949 se firmaron contratos con el Reino Unido para regular el comercio bilateral, Argentina lograba con ellos una cuota para la carne a cambio de comprar bienes británicos. A partir de 1948 las liquidaciones, quiebras y cierres de plantas de distintos rubros tradicionales se hicieron frecuentes.

En el año 1952, la empresa argentina Siam, se lanzó a la producción de motonetas, que despertó una enorme demanda latente por este artículo. De esta forma comenzó fabricando el 20% de la motoneta en el país e importando el 80% restante, a la espera de instalar el resto del equipo y maquinaria necesario. Muy poco después en 1953 se empieza a fabricar las motocicletas Puma.

Se firmó en 1953 la ley n.º14122, que trataba de regular los flujos de fondos esperados y de otorgar garantías jurídicas a sus propietarios; su principal objetivo era atraer empresas a la producción metal mecánica en Córdoba en asociación con la Fábrica Militar de Aviones. Se logró la privatización de la fábrica de tractores que FMA estaba instalando, quedando a cargo de la multinacional Fiat, antigua proveedora de la FMA. También en Córdoba se instaló una fábrica de automóviles denominada IKA. Ambas empresas obtuvieron créditos generosos de parte del Banco Industrial, garantías de reserva del mercado interno e instalaciones, equipos y personal calificado, logrando así beneficios desde el primer año de actividad. Estos fueron los mayores frutos de expansión industrial asociada con el capital externo, creando el primer y mayor polo metal mecánico del país hasta el momento.

La empresa argentina Siam, se expandió mayormente, debido sus ventas exitosas en productos como las motonetas, ventiladores y otros electrodomésticos, que demandaba con avidez la sociedad local. Su capacidad industrial le permitió iniciar en 1948 la producción de heladeras a un ritmo de 11.000 anuales, para alcanzar las 70.000 unidades diez años más tarde.

Fábrica Militar de Aviones, Córdoba, 1950.

Desde mediados de la década de 1930 en Argentina se había iniciado un amplio proceso de industrialización, básicamente con eje en Buenos Aires y las industrias textil y de la alimentación. Para mediados de la década de 1940 el sector industrial comenzó a expandirse hacia la industria metal-mecánica, de la mano de grandes emprendimientos siderúrgicos, como Altos Hornos Zapla y el desarrollo de centrales de energía hidroeléctrica, como las que se instalaron en Córdoba, desde la gobernación de Amadeo Sabattini.

A comienzos de la década de 1950, era evidente que la industria argentina, desarrollada sobre la base de la sustitución de importaciones, tenía serios problemas en el sector de la industria pesada, en particular la producción de automotores.[3]​ Mientras que en 1950 se habían importado solo 3.000 automotores, en 1951 la cantidad saltó 20.000. Ante la situación, el presidente Juan Domingo Perón se reunió con representantes de industrias automotrices extranjeras, expresándoles el interés del país en contar fábricas de producción de automóviles. Los empresarios, sin embargo, consideraron que la Argentina no estaba todavía preparada para ello y que era conveniente seguir importando elementos para proceder a su armado en el país, y tal vez pensar en la fabricación nacional de algunas piezas.

Una motoneta Siambretta modelo 1948.

En la década de 1950, precisamente en la ciudad de Córdoba, comenzaron a instalarse grandes fábricas metal-mecánicas, para la producción de motores, automotores, locomotoras y aviones. Entre ellas se encuentran la fábrica Fiat (1955), IKA (Industrias Kaiser Argentina 1955) y la transformación de la Fábrica Militar de Aviones en IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado), y luego en DINFIA (Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas).

La iniciativa de instalar un polo automotriz en Córdoba provino del entonces Ministro de Aeronáutica, el Brigadier Juan Ignacio San Martín, quien se había desempeñado como gobernador de Córdoba de 1949 a 1951, y había profundizado las políticas industrialistas que esa provincia venía impulsando desde mediados de la década de 1930. Ante el fracaso de la posibilidad de radicar empresas automotrices internacionales, el Brigadier San Martín le propuso al presidente Perón:

Señor, si usted me permite, yo le voy a fabricar automóviles en el país".[4]

A raíz de ello se creó primero en Córdoba la Fábrica de Motores y Automotores, luego llamada de Automóviles, hasta que nace IAME, sobre la base de todos los bienes hasta entonces afectados al Instituto Aerotécnico de Córdoba. Sus fábricas eran diez: de Aviones, de Motores de Aviación, de Motores de Reacción, de Instrumentos y Equipos, de Paracaídas, de Hélices y Accesorios, de Maquinas y Herramientas, de Automóviles, de Tractores y de Motocicletas.[5]

La transformación económica de Córdoba impactó fuertemente en la composición demográfica de la ciudad y a partir de ese momento, se convirtió en uno de los principales centros industriales del país.[6][7]

El IAME fue creado para promover la fabricación de aeronaves y automóviles en 1951.

La etapa del IAME tiene un gran éxito, que se ve detenido con el derrocamiento en 1955 del gobierno constitucional del General Perón a manos de la llamada Revolución Libertadora. José Ignacio San Martín es desplazado de su cargo por el nuevo gobierno, y se muda a los Estados Unidos, donde fallece en 1966.

Entre las aeronaves producidas se encontraban el Pulqui II, tuvo su primer vuelo el 17 de junio de 1950. Alcanzaba una velocidad de 1040 km/h, con un techo de 15.100 m, se fabricaron cinco prototipos. Surgieron luego en la historia del I.A.M.E. aviones como el Huanquero, Pandora, Constancia, Mentor, Querandí, Ranquel, Morane Saulnier, Guaraní II, Tehuelche, Urubú, Mamboretá, Pucará, Pampa, Cessna 150, Cessna 182 y Cessna 188.

También se fabricaron algunos automotores, son los siguientes: Sedan Institec, Rural Institec, Camioncito Institec, Rural Gauchita, Rastrojero Willys, Gran Sport (sin capota), Furgoncito Institec, Rastrojero Diésel, Sedan Graciela, Automóvil Sport 1954 con capota desmontable, Sport V8, Automóvil Sedan GW, Sport 1955 capota fija, Sport 1955, Gran Sport V8, Cupe Gran Sport, Rural R63, Pick Up Cabure, Taxi T63, Chata acoplado y Ómnibus Savien.

Sin embargo la industrialización en este periodo se desarrollaba a través de subsidios a las empresas, lo que producía industrias grandes, pero débiles al mercado exterior, es más, en algunos casos las industrias no fueron capaces de abastecer el mercado interno, fue el caso de la explotación de petróleo, la siderurgia, la automotriz y otras ramas industriales proveedoras de materias primas. Argentina debía importar estas meterías primas, gastando grandes cantidades de sus divisas en importaciones de estos productos que se podrían producir en el país.

La obra en industria pesada por el general Savio

El General Manuel Savio fue el mayor promotor de la industria siderurgica en argentina.

El general Manuel Savio fue un gran promotor de la ley del Plan Siderúrgico Argentino, su principal preocupación y actividad estuvo orientada a desarrollar la industria pesada en el país. En esa dirección creó la Escuela Superior Técnica en 1930.[2]

Durante la presidencia de Roberto Ortiz, Savio fue el autor de la ley 12.709 de 1941, de creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares de la que fue designado director. En esa función creó Altos Hornos Zapla, en Jujuy, aprovechando los yacimientos ferríferos allí presentes. Bajo su dirección, el 11 de octubre de 1945 (Presidencia Edelmiro Farrell), se realizó la primera colada de arrabio.

Desde Fabricaciones Militares impulsó la industria química pesada, creando las plantas químicas de Río Tercero, José de la Quintana y Tucumán. Estableció un permanente intercambio científico y tecnológico con las empresas mecánicas; impulsó la minería bajo la regla de que la demanda interna debía ser satisfecha con recursos mineros nacionales.

La ley 12.987 y su modificatoria ley 15.801 conocida como ley Savio, en homenaje a su creador, fue sancionada por el Congreso de la Nación el 13 de Junio de 1947, y aprueba el Plan Siderúrgico Argentino y la constitución de la empresa SOMISA. Sus principales finalidades fueron producir acero en el país, suministrar acero a la industria nacional de transformación y terminado, y finalmente asegurar la evolución y el ulterior afianzamiento de la industria siderúrgica argentina, para manejar buena parte del comercio exterior nacional. Vendía carne y cereales y compraba diversos materiales en el extranjero, como por ejemplo materias primas como combustibles y metales.[2]

Hacia una Argentina moderna

El presidente Arturo Frondizi en casi cuatro años de gobierno logro el autoabastecimiento de materias primas, y fortalecer las industrias del país.

En 1958 asumió un nuevo presidente constitucional, con muchas ideas nacionalistas sobre la industrialización nacional, ese era Arturo Frondizi, en este gobierno se siguió la política de los capitales extranjeros, pero no la de subsidios.

Las medidas principales fueron las leyes de inversiones extranjeras, de promoción industrial y los contratos petroleros, tuvo éxito al coincidir con la etapa de gran expansión transnacional que tuvieron las empresas estadounidenses en aquella época.[8][9]

Entre 1958 y 1963 se llegó a alcanzar el máximo histórico de las inversiones extranjeras en Argentina: alrededor del 23% del total del período entre 1912 a 1975. Las ramas industriales privilegiadas en esta segunda etapa del proceso de sustitución de importaciones fueron la automotriz, la petrolera y petroquímica, la química, la metalúrgica y la de maquinarias eléctricas y no eléctricas. Las inversiones se orientaron hacia el aprovechamiento de las posibilidades que ofrecía un mercado interno protegido.[10][11][12]

Pero a causa de las inversiones realizadas en los años 1958 y 1959 (algunas de ellas emergentes), la inflación aumentó a pasos agigantados, a tal punto que a principio de 1959 llegó al 113%. Para combatir la inflación, el gobierno lanzó un incremento salarial del 60%, ya con el aviso de que gran parte de este incremento sería absorbido por el crecimiento de la inflación. Pero gracias a la explotación petrolera y al incremento de la producción, la inflación bajó de nuevo en 1960.[13][14][14]

Al llegar el gobierno de Frondizi, había una grave situación petrolera en Argentina: existía un consumo de quince millones de toneladas de petróleo, pero en el país sólo se producían cinco millones, por lo tanto debía importar diez millones de toneladas para llegar a abastecer de petróleo el país. Todo esto representaba el valor de una tercera parte del producto de las exportaciones. Una de las primeras metas del gobierno de Frondizi fue la de producir todo aquello que se importaba. La explotación de petróleo y su autoabastecimiento fue uno de los primeros logros: las reservas de petróleo aumentaron casi en un 50%, pasó de 390.000.000 a 590.000.000 de toneladas de reservas en todo el país y también se quintuplicó la producción de gas. Gracias a la construcción de gasoductos y otras infraestructuras, se comenzó a vender gas licuado en garrafas, y también mediante cañerías, este reemplazó a los combustible sólidos y líquidos que antes se usaban para calefacción y cocina.

En 1958 se firmaron contratos con empresas petroleras estadounidenses, que operarían por cuenta de YPF, con el propósito de lograr el autoabastecimiento de hidrocarburos y no comprarlos. Gracias a esto, en tres años de gestión se logró un aumento del 150% en la producción de petróleo y gas natural en Argentina. Por primera vez en la historia, en el país se logró el autoabastecimiento de petróleo, y Argentina pasó de ser importador a ser exportador de petróleo.[10][11]​ Los nuevos contratos petroleros se sumaron en conjunto doscientos millones de dólares. Gracias a estos contratos, en cuatro años la producción de petróleo se triplicó. Por estas acciones, en septiembre los gremios de trabajadores petroleros declararon una huelga general, en repudio a los contratos petroleros. El presidente decretó el estado de sitio, poniendo presos a peronistas sindicalistas; de hecho, se rompió el Pacto Frondizi-Perón.[15]

Con el fin de promover la industrialización acelerada del país, alentó el ingreso del capital industrial extranjero. Profundizó en la política petrolera de apertura al capital extranjero, impulsada por Perón desde 1952.[16]

El automotor Siam Di Tella 1500, ejemplo del auge de la industria automotriz durante la época de Frondizi.

La expansión siderúrgica se logró a pesar de los obstáculos de la Dirección de Fabricaciones Militares, que se oponía a la intervención del capital privado. Durante esos años, la inversión extranjera se multiplicó por diez, como también se duplicó la inversión interna, lográndose así un gran re-equipamiento industrial. Y tal como lo había anticipado Frondizi, las divisas que antes se gastaban en la importación de combustibles y otras materias primas, ahora se destinaron a la compra de equipos industriales, modernizando la industria y la infraestructura básica. Hubo una inversión de 140 millones de dólares en industria petroquímica entre 1959 y 1961.[17]​ La industria se modernizó en 1960 y 1961 por un valor de mil millones de dólares en máquinas y equipamientos importados.[10][12]

También hubo un pequeño progreso en el sector agro, a partir del desarrollo de la industria siderúrgica y petroquímica, que impulsó la tecnificación y la provisión de fertilizantes, plaguicidas y maquinarias, de forma que se hizo incrementar la producción y productividad agropecuaria.[17][10]

El crecimiento de la industria automotriz se dio gracias a la sanción de las leyes n.º 14.780 y 14.781 de Inversiones y Promoción Industrial. El Poder Ejecutivo Nacional sancionó también en 1959 el decreto n.º 3.693 llamado Régimen de Promoción de la Industria Automotriz. Igualmente, se presentaron veintitrés proyectos de radicación automotriz. En él se fijaron las normas de funcionamiento de las fábricas existentes, y también de aquellas en vías de desarrollo, con la idea de reglamentar la creciente participación de elementos en la producción en materia de automotores. Se establecieron numerosas industrias multinacionales (de las cuales algunas continuarían funcionando en 2010), pero también se fundaron algunas argentinas, como la Siam Di Tella Automotores. Su primer automotor producido fue el Siam Di Tella 1500, también cabe destacar el crecimiento de la producción de la empresa Siam, un ejemplo fue el salto en la producción de lavarropas, pasó de 2.000 unidades año a 38.000 unidades en 1958. Se fabricaron mil unidades de este automotor en seis meses. Antes, Argentina debía importar automóviles para poder abastecer el mercado automotriz interno, pero luego, con todos estos logros de producción automotriz, se pudo abastecer ella misma en el mercado de automóviles nacional.[18]​ Otro ejemplo de los resultados de estas leyes, fue la producción automotriz por IKA, pasó de 33.000 unidades en 1959, a un salto de 200.000 en 1965, superando las expectativas más amplias sobre su evolución.

Laminador continuo de chapas en caliente, modelo único en Sudamérica en ese momento.

El 25 de julio de 1960, se inauguró el alto horno de San Nicolás de los Arroyos, sobre el río Paraná, para la producción de acero, albergando doce mil puestos de trabajo. Este alto horno se había empezado a construir en la época de Perón, pero con su derrocamiento, los militares no la habían terminado (se demoró diez años su finalización).[19]​ Con este alto horno se produjo un total de 248.500 toneladas de acero en 1958, y cuatro años después, en 1962, se triplicó la producción, pasando a 643.400 toneladas de acero. También creció un 1.270% la producción de arrabio: pasó de 29.000 a 397.000 toneladas anuales, dando así un gran crecimiento a la industria siderúrgica argentina.[20][21]​ Se construyó también un laminador continuo de chapas en caliente, modelo único en Sudamérica en ese momento. Con estas obras (y otras no tan destacables), se dio un gran impulso a la petroquímica, a la industria automotriz y la siderurgia en Argentina. [16][22]

Con este crecimiento en la siderurgia, la industria automotriz produjo en 1961 137.000 automóviles y camiones, dándole trabajo a un total de 150.000 obreros, y ahorrando unos 250 millones de dólares que antes su utilizaban en importaciones de automotores.[20][19]​ Se aumentó la producción: en 1958 se fabricaron diez mil tractores, y tres años después, las unidades llegaron a veinticinco mil.[20]​ La red vial creció en diez mil kilómetros. Hubo un aumentó en la producción industrial de un 10%. Se inauguró la planta de SOMISA (Sociedad Mixta Siderurgia Argentina).[16]​ Las ramas industriales pertenecientes al papel, la celulosa y la química, también mantuvieron el interés del gobierno, ya que su crecimiento significaba el reemplazó de las importaciones de esos productos

La petroquímica se concentró en unos pocos proyectos basados en diversas ventajas ofrecidas por el sector público y en especial por precios bajos de los insumos que utilizaban, provistos por empresas estatales. Surgieron PASA y Duperial en la provincia de Santa Fe, Indupa en Cinco Saltos e Ipako en el gran Buenos Aires.

La expansión de esta época tendía a satisfacer la demanda latente. A partir de allí la oferta se esos bienes se estancaba, limitada por el lento aumento del consumo y la gradual reposición del stock en uso. En 1957 se alcanzó la máxima producción de estufas y lavarropas; en 1959, la de máquinas de coser; en 1960 la de bicicletas y motonetas; en 1961, la de televisiones.

El nuevo gobierno constitucional de Illia

El presidente Arturo Illia durante un discurso.

El 15 de junio de 1964, el presidente Arturo Illia sancionó la ley 16.459, del salario mínimo, vital y móvil, previo a la constitución del Consejo del Salario, integrado por representantes del Gobierno, los empresarios y los sindicatos.

Entre los objetivos del proyecto figuraba la necesidad de "evitar la explotación de los trabajadores en aquellos sectores en los cuales puede existir un exceso de mano de obra", "asegurar un ingreso mínimo adecuado" y "mejorar los salarios de los trabajadores más pobres".

Con los mismos objetivos, se promovió la Ley de Abastecimiento, destinada a controlar los precios de la canasta familiar y la fijación de montos mínimos de jubilaciones y pensiones.

Las industrias se siguieron radicando y produciendo, así el desempleo y la pobreza bajaron aún más, aunque cabe destacar que en estas épocas la pobreza en Argentina era bastante baja con respecto a la actualidad.

Vuelta del régimen industrial Justicialista

Juan Domingo Perón sale al palco a ver a la gente en plaza de mayo victorioso (se encuentra vestido de civil).

El 12 de octubre de 1973 después de varios hechos como el renunciamiento del presidente Hector Campora, asume el gobierno por tercera vez el general Juan Domingo Perón, el general volvió al poder después de casi veinte años de exilio, el país había crecido industrialmente, pero los conflictos violentos entre comandos civiles, como también la violencia por parte de la represión hizo una Argentina muy inestable.

En ese año se realizaron políticas de exportaciones industriales, para ello se firmaron varios acuerdos de comercio con varios países. El Banco Central les pagaba en pesos a los exportadores locales y les vendía a créditos (en dólares) a los compradores externos. Así creció el envío de manufacturas. Sin embargo las exportaciones no habían crecido tanto como se esperaba, y la demanda local absorbió la producción de las plantas, las cuales se encontraban saturadas en 1974.

Entre 1973 a 1974 se registro la máxima producción histórica en el sector, esto recién se repitió en 1980.

El gobierno Argentino comenzó a trabajar en la manera de crear nuevas empresas. No se trató de impulsar las industrias existentes, sino de crear nuevas en las ramas en donde se notaba la necesidad de tener producción local.

Ese campo elegido fue la de los insumos básicos, como la del hierro primario y acero, aluminio, petroquímica, celulosa, papel para diario, etc.

Crisis

La crisis de 1975 provocó en la caída de los mercados argentinos, y el paro de las exportaciones, aunque todavía quedaban algunas pequeñas ventas al exterior. Sin embargo el brusco cambio de exportaciones repercute en una crisis.

La desindustrialización de la década de 1970

En esa época Argentina vivía tiempos complicados, la violencia política y el terrorismo de estado en el gobierno democrático era cada vez más común. Estos conflictos llevaron a debilitar la economía del país, esto sumado al golpe de estado militar de 1976, tuvo como consecuencia un gran cambio de orientación en la economía, que terminó con el régimen productivo anterior.

La persistencia de las elevadas tasas de interés sufridas desde el año 1975, y la desmedida apertura a las importaciones fueron cambiando la economía Argentina. Estos factores, junto con los cambios en la demanda local, tomaron de sorpresa a la industria y lentamente, cobraron su precio.

Algunas de las firmas de las empresas más endeudadas, optaron por la venta de activos fijos para pagar sus compromisos, reducir algunos costos y achicar estructuras, aunque bajó su infraestructura, lograron sobrevivir.

Sin embargo, no todas las empresas se vieron afectadas por el cambio del nuevo mercado financiero, unas pocas se vieron beneficiadas, sea porque disponían de un mercado positivo o porque podían tomar créditos a bajo interés en el exterior para re-prestarlo a tasas elevadas en el mercado local.

Véase también

Referencias

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