Religión en Colombia

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Cruz en subida a Monserrate.

Colombia es un país cuya constitución establece, a partir de 1991, la separación iglesia-estado. Aunque la libertad religiosa existe en Colombia desde el código de trabajo del indígena americano en tiempos de la colonia, sin embargo la Iglesia católica mantiene privilegios de facto ya que la mayoría de sus habitantes se declaran pertenecientes a dicha iglesia. Aunque el Estado no mantiene estadísticas oficiales al respecto una encuesta del 2001 revelada por el diario El Tiempo, indica que un 80% de la población se declara católica, seguida por otros cultos de origen cristiano con un 11.5%, mientras que en menor medida otra porción de los habitantes se identifica con el judaísmo, el rastafarismo, el islam, y algunos otros no se identifican con religión alguna. Sin embargo, datos más recientes indican, que el protestantismo o iglesias de origen evangélico en Colombia están por el orden del 30%[1]​de la población, siendo Colombia un país de crecimiento exponencial.

Encuesta Barómetro de las Américas

El proyecto Barómetro de las Americas de la Universidad Vanderbilt indagó en el 2009[2]​ a 1,485 personas de todas las regiones del país sobre su religión con los siguientes resultados:[3]

Religión en Colombia[4]​ Encuesta Barómetro de las Americas
%
(2009)
Católica 58,21%
Evangélico y pentecostal (Pentecostal, Carismático no católico, Luz del Mundo) 30,08%
Ninguna 6,67%
Protestante tradicional o protestante no evangélico 2,63%
Mormón, Testigo de Jehová, Espiritualista y Adventista del Séptimo Día 1,08%
Otra no cristiana (Judíos, Musulmanes, Budistas, Hinduistas, Taoistas) 1,01%
ateos 0,40%

Principales religiones

Las principales religiones en Colombia son el catolicismo con un 80,21% de la población quienes han decrecido grandemente comparado con lo que alguna vez fue la religión oficial del Estado, el protestantismo con el 10,08%[5]​ los cuáles se han multiplicado en forma exponencial en las últimas décadas y tienen cada vez mucha más fuerza. También hay miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días iglesia católica antigua en colombia que se integró en colombia a mediados de los años 60 y 70 de los cuales se propagó en todas las regiones del país. (Iglesia mormona), Iglesia Adventista del Séptimo Día y la Congregación de los Testigos de Jehová. La Iglesia Ministerial de Jesucristo es la organización religiosa de origen colombiano con mayor presencia y proyección internacional.[6]

Historia de las religiones en Colombia

Archivo:Basilica del Señor de los Milagros, Guadalajara de Buga, Valle del Cauca, Colombia.jpg
Basílica del Señor de los Milagros, Buga
Nª Sª de los Milagros, patrona de Palos de la Frontera, conocida como la cuna del descubrimiento de América.
Imagen del Divino Ecce homo en Ricaurte.
Imagen del Divino Ecce homo en Ricaurte.

Hubo varias expresiones religiosas en los pueblos amerindios de la actual y hermosa Colombia antes de la llegada de los españoles, especialmente en la zona andina asociada a los pueblos de la familia chibcha o muisca. Los relatos de corte sagrado evidencian una cosmología variada.

La preponderancia del catolicismo romano tiene hondas raíces en los procesos de conquista y colonización por parte de España después de 1492. En dicho proceso, la imposición de una cultura europea de corte católico determinó la exclusión de cualquier otra manifestación religiosa en el suelo colombiano. El siglo XVI fue además un tiempo de profundas convulsiones socio-políticas en Europa con el enfrentamiento entre los católicos fieles al Romano Pontífice y los seguidores de la Reforma Protestante iniciada por Lutero y Calvino. Aquello no sólo influyó en la actitud de los conquistadores españoles en sus nuevos dominios de ultramar, provocando además el establecimiento en Cartagena de Indias de la Inquisición española, con el fin de salvaguardar la ortodoxia religiosa - cultural. Por otra parte, las influencias tridentinas y barrocas dieron un sello particular al catolicismo establecido en el país, presente todavía en tiempos contemporáneos.

Durante el proceso de independencia iniciados a principios del siglo XIX, varios clérigos criollos simpatizaron con la causa patriota y participaron activamente como agitadores, capellanes y aún soldados. Varios de ellos incluso llegaron a ingresar a la masonería cuyas logias se establecieron por esos años con gran aceptación de parte de las elites locales. Luego de un proceso dubitativo, el Vaticano reconoció en 1835 al nuevo estado independiente y estableció relaciones formales con este, iniciando además un proceso de romanización eclesiástica. Al tiempo, las elites liberales en el poder presionaron por el establecimiento de un estado cada vez más libre el influjo eclesiástico, lo que provocó choques de poder con la institución clerical que no estaba dispuesta a ceder su espacio en la sociedad.

Vale la pena aclarar que este hecho se presentaba en el contexto de la lucha entre federalistas y centralistas, aquellos de escuela liberal influenciados en la Revolución francesa, estos de corte conservador, fieles a la herencia española de honor militar y clericalismo; conflicto que más tarde desencadenaría en una de las guerras civiles del XIX que vivió la joven república, periodo conocido como la Patria Boba. En este conflicto se destacan episodios como la expropiación de bienes eclesiásticos, llevada a cabo por Tomás Cipriano de Mosquera en 1861-63, la declaratoria de tuición de cultos (1861) extrañamientos de obispos, supresión de comunidades religiosas (1861) o la expulsión de los Jesuitas (en dos oportunidades: 1851 y 1861). Finalmente, los intentos del gobierno radical por establecer un sistema educativo "neutro" en materia religiosa degeneró en una guerra civil (1877) donde participaron activamente varios obispos y clérigos. A partir de 1886 las relaciones entre ambas potestades se regularizaron de nuevo con el establecimiento de una nueva constitución centralista, que reconocía a la Iglesia Católica como fundamento de unidad nacional.

En 1887 se firmó un concordato con la Santa Sede, en el cual se le otorgaba a la institución eclesiástica el control del sistema educativo colombiano, privilegio que mantuvo hasta la reforma concordataria de 1973, a la vez que le restituía las tierras y bienes que le fueron substraídos durante la desamortización impulsada por los radicales; el gobierno aristocrático de Rafael Núñez pagaría a la iglesia católica una altísima indemnización, al tiempo que se acrecentaban los problemas sociales y la lucha intestina entre liberales y conservadores, evento conocido como la Guerra de los mil días.

El quiebre a la hegemonía total del catolicismo comenzó a darse tímidamente con la llegada -auspiciada por los liberales- a mediados del siglo XIX de la Iglesia Presbiteriana, que actuaba fundamentalmente entre sectores urbanos acomodados. A comienzos del siglo XX llegan otras iglesias protestantes históricas, como los bautistas, menonitas[7]​ y evangélicos. Entre 1932 y 1945 ingresaron las primeras denominaciones pentecostales, dándose una gran confrontación entre la inmensa mayoría católica y los primeros evangélicos, tejiéndose muchos mitos en torno a estos últimos con el ánimo de desprestigiarlos, tales como que eran culpables del comunismo y de la violencia en general, llegando incluso a ser atacados físicamente en sus lugares de culto.[8]​ Pero es a partir de los años 60, gracias a cambios sociales, económicos y culturales que se dan en el país -modernización, urbanización, alfabetización, entre otros-, que el panorama religioso comienza a cambiar visiblemente. De Estados Unidos arriba el pentecostalismo, de corte fundamentalista y proselitista, con creciente aceptación, especialmente entre los grupos populares. También hacen su aparición otras iglesias y nuevos movimientos religiosos de origen cristiano, como La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los adventistas, testigos de Jehová, etc. Avanzado el siglo XX irrumpen con fuerza otras confesiones religiosas cristianas en Colombia como la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional; si a ello se añaden otros grupos religiosos minoritarios, como el judaísmo, el islam, el hinduismo se obtiene una creciente diversidad del panorama religioso en el país, aunque manteniéndose aún el predominio del catolicismo.

Tal diversidad fue reconocida en 1991 en la nueva constitución de Colombia, que declara al país plural en los ámbitos cultural, étnico y religioso.

En 1995, el gobierno de centro-izquierda de Ernesto Samper da por terminado el concordato con El Vaticano, quedando así prohibido para dicha institución religiosa regular e impartir moral a los colombianos.

En los últimos años se ha dado un fuerte proceso de internacionalización de algunas organizaciones cristianas surgidas en Colombia, siendo el caso más relevante de esto la Iglesia Ministerial con presencia, en expansión, en más de 40 países de 5 continentes.[9][6]

En 2012, los medios de comunicación en Colombia y a nivel internacional, publicaron la noticia titulada "El Papa está preocupado por penetración de pentecostales en Colombia" donde Benedicto XVI reconoció el impacto cultural de los pentecostales en la idiosincrasia de este país. Benedicto XVI afirmó que "Mientras que años atrás era posible reconocer un tejido cultural unitario (basado en el catolicismo romano)... El creciente pluralismo religioso es un factor que exige una seria consideración. La presencia cada vez más activa de comunidades pentecostales y evangélicas, no sólo en Colombia, sino también en muchas regiones de América Latina, no puede ser ignorada ni minusvalorada"[10]

Inquisición

En América, la Inquisición fue impuesta por Felipe II, en 1570, y tuvo tres centros jurisdiccionales: México, Lima y Cartagena. Los casos que se juzgaron fueron bastantes, aunque se excluía a los indígenas de los castigos impuestos, debido a que, al ser nuevos en la fe, no tenían la madurez teológica para evitar errar. Contraria a la opinión de la mayoría de historiadores, los acusados en sí fueron pocos, y todavía mucho menor el número de condenados a muerte o a castigos corporales. En la Nueva Granada, la Inquisición se encargó, además, de reprimir la propagación de las tradiciones paganas de los negros y de reprobar las obras literarias que atentaban contra los dogmas de la Iglesia Católica.

Educación religiosa

La educación religiosa en Colombia estuvo, desde la época de la conquista y colonia principalmente bajo la dirección de la Iglesia católica, aunque actualmente otras confesiones en desarrollo de la Ley 133 de Libertad de Cultos han creado otras instituciones de carácter educativo cristiano. Gracias a la constitución del 91 Colombia goza de una educación laica dónde todo establecimiento educativo del gobierno tiene prohibido dar muestras de inclinación por cualquier religión.

Participación política de los grupos religiosos

Catedral Primada de Colombia en Bogotá.

El artículo 19 de la Constitución de Colombia de 1991 garantiza la libertad de cultos y dice además que "Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva". El artículo 19 aclara también que "Todas las confesiones religiosas e iglesias son igualmente libres ante la ley". De esta manera, el Estado Colombiano en lo que respecta a su credo político, entra en pleno tono con el desarrollo democrático y da participación libre y activa a todos los credos religiosos presentes en Colombia de acuerdo con la ley civil y los deberes y derechos del ciudadano común. Por otra parte, los grupos religiosos pueden determinar la forma de participación política de acuerdo a la ley dentro de sus propios esquemas orgánicos.

Esto dio pie a que a partir de 1991 se diera una activa participación política de parte de grupos evangélicos, que llegaron a poner a varios de sus pastores en cargos de representación en instituciones como El Congreso de la República o los concejos municipales. Quienes han analizado dicha participación se refieren a la reproducción de los antiguos lazos clientelares que antes utilizaban con frecuencia en ciertas zonas rurales de Colombia, por parte del clero católico para promover el voto hacia ciertos candidatos que decían ofrecer garantías a la Iglesia Católica. Entre el cristianismo protestante se promovió, así la organización de partidos confesionales que basaban su éxito en el clientelismo religioso, combinando efectivamente la predicación religiosa con la propaganda política.

En la actualidad y a raíz de continuas reformas políticas que han aumentado el mínimo de votos para que las diferentes organizaciones conserven su personería jurídica, no existen partidos confesionales en Colombia, de tal manera que los cristianos católicos y no católicos, que tienen un liderazgo político participan en diferentes partidos y movimientos políticos.

Movimientos ecuménicos

Iglesia Bautista de San Andrés, construida en 1847.

Si bien la génesis de la nación colombiana de la Colonia a la República vivió en gran parte ligada al señorío de una sola religión, dos hechos rompieron dicho esquema unireligioso: el primero fue la celebración del Concilio Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII y que tuvo su primer más evidente efecto en Colombia con la visita del Papa Pablo VI y la apertura de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Medellín, (1968), mediante el cual la Iglesia Católica entra en diálogo con el mundo y abandona una actitud excluyente frente a otros credos y modos de pensar expresado en la Constitución Pastoral Gauidum et Spes (Decreto del Concilio Vaticano II). El segundo hecho viene en cambio de la parte civil con la proclamación de una nueva Constitución Política en Colombia de corte más moderno en el cual se garantiza de una vez por todas la libertad de culto. De dichos acontecimientos, se define el nacimiento de los Movimientos Ecuménicos en Colombia que en el mundo tienen una desarrollo desde principios del Siglo XX con la creación de diálogos entre las diferentes iglesias cristianas. Los encuentros ecuménicos en Colombia no son entonces extraños, pero tienen sus dificultades, sobre todo con la proliferación de sectas acéfalas que, contrario a las Iglesias históricas, tienen una organización altamente ramificada.

A nivel internacional algunos pocos colombianos han participado activamente en grupos ecuménicos como la Comunidad de Taizé.

Cuestiones vinculadas a los credos

  1. El secularismo: En general un fenómeno común en todas las naciones occidentales de corte cristiano. El desarrollo de los estados laicos y la separación Iglesia/Estado generada por la Revolución francesa y la Independencia de los Estados Unidos, trajo como consecuencia la creación de una sociedad que en su base se hace "menos religiosa" y que circunscribe la esfera religiosa a la privacidad del individuo o del grupo. Esta separación no es para nada pacífica: aquello que antes era considerado dominio de la religión, es tomado por el Estado civil que regula la vida del ciudadano y hace entrar en crisis lo que la religión considera su esfera. Discusiones como el aborto, la eutanasia y otros temas de actualidad, son los campos de batalla entre un Estado civil y arreligioso y entre grupos que se rigen por normas teológicas.
  1. Los nuevos movimientos religiosos: Si bien nacen los movimientos ecuménicos principalmente entre los grandes grupos y movimientos religiosos de las Iglesias cristianas, la proliferación de los nuevos movimientos religiosos sobre todo a partir de 1991 hace que se presenten conflictos de convivencia. La organización de las Iglesias cristianas históricas se basa en una autoridad más elaborada e identificable, mientras los nuevos movimientos religiosos poseen una nota más informal cuyos límites pueden, en algunos casos, incluso llegar al sincretismo religioso.

Persecuciones político-religiosas

Los conflictos socio-políticos en Colombia no han dejado por fuera el tema religioso. La presencia de las formas organizadas de religión en aquellas zonas en donde el Estado no llega (zonas marginadas, poblaciones olvidadas, entre otras), hace que los grupos y líderes religiosos se encuentren con frecuencia con los actores del conflicto armado en Colombia y que muchos pastores, clérigos y religiosos sufran las consecuencias de la guerra.

En 2014 Colombia se convirtió en el único país, de todas las américas, en el ranking de las 50 naciones más peligrosas para los cristianos.[11]

Poblaciones destacadas

Algunas poblaciones colombianas se destacan o bien por su actividad religiosa, o bien por las trazas culturales y sociales que las prácticas han dejado.

Mezquita de Maicao.
Vista frontal nocturna del Templo de Bogotá de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

En Tunja capital del departamento de Boyacá, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días construyó y dedicó una hermosa capilla en un estilo arquitectónico mezcla colonial y moderno, está ubicada cerca al bosque de la república. En el año 2008 la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional inauguro, en la cabecera municipal de Sáchica en la Provincia de Alto Ricaurte, en Boyacá, una sala de oración estilo colonial que con los templos y monasterios católicos, aunados a la Semana Santa en vivo, el Festival de Música Sacra que convoca a grupos musicales nacionales e internacionales, y las esculturas alusivas al sol y la luna como homenaje a los dioses de los indígenas, ratifican a Sáchica como La Jerusalén de Colombia.[12][13]

Por su parte, en 1917 se instauró la diócesis de Santa Rosa de Osos por orden del Papa Benedicto XV, nombrando como primer Obispo a Monseñor Maximiliano Crespo. Hacia 1924, Miguel Ángel Builes Gómez, (Obispo Misionero de Colombia), asumió la Diócesis de Santa Rosa de Osos dirigiendo sus destinos por más de cuarenta años, y quien fundó además tres comunidades religiosas de mucha importancia para la Iglesia católica. Quizá por eso Santa Rosa de Osos adquirió el apelativo de "La Ciudad Religiosa". Su historia está llena de hechos y personajes que definieron su vocación católica y, por eso, muchos de sus atractivos tienen que ver con el turismo religioso: la Catedral, capillas y monumentos que dan cuenta del fervor que ha caracterizado a los santarrosanos.

Chiquinquirá, situada en el departamento de Boyacá, es sede del principal santuario mariano de la Iglesia Católica en Colombia. Miles de peregrinos visitan permanentemente la basílica para rendir honores a una imagen de la Virgen María que fue restaurada tras las oraciones de una mujer, María Ramos en 1586. Desde entonces la vida del municipio ha estado ligada al santuario y a la devoción que la gente profesa por la Virgen María, representada en el cuadro, que ha custodiado casi ininterrumpidamente la Orden de los Dominicos.

La capital colombiana, Bogotá, cuenta con una gran tradición católica que se percibe en el número de templos como la Catedral Primada de Colombia, construidos en el centro histórico de la ciudad, y costumbres tales como el ascenso a los cerros tutelares de Monserrate y Guadalupe, en cuyas cimas se encuentran templos católicos. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuenta con el Templo de Bogotá. Por su parte la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional ya cuenta con 23 megasalas de oración distribuidas por la ciudad,[14]​ además de sus oficinas mundiales; y un moderno baptisterio en Cota, dentro del Área Metropolitana de Bogotá. Es así como en la actualidad, Bogotá es una muestra de la gran diversidad religiosa que se percibe en Colombia, a partir de la Constitución de 1991.

Otras ciudades relevantes son Popayán, cuya Semana Santa de es de renombre nacional e internacional. Por su parte, Maicao cuenta con la Mezquita de Omar Ibn Al-Jattab inaugurada en septiembre de 1997. Es la tercera mezquita más grande de Sudamérica.

En el siglo XVIII se construyó en Ipiales un puente el Santuario de Las Lajas, el cual es sitio turístico a nivel internacional. En fin, por la isla de San Andrés fue que entraron los primeros misioneros cristianos no católicos a Colombia, a principios del siglo XIX, y allí se erigió, en 1847 la primera Iglesia Bautista en América del Sur, llamada Emmanuel. Para edificar la Iglesia Emanuel se utilizó madera de pino traída desde Alabama, en los Estados Unidos. Desde el propio centro de San Andrés, se destaca a lo lejos, cuando se mira desde cualquier punto alrededor de la isla, ya que su techo es rojo y se encuentra ubicada en la parte más alta de la isla llamada el cerro de La Loma.

Fuentes

  • BELTRAN, William Mauricio. De microempresas religiosas a multinacionales de la fe: la diversificación del cristianismo en Bogotá, Bogotá, Universidad de San Buenaventura, 2006.
  • BIDEGAIN, Ana María (ed.) Historia del cristianismo en Colombia. Corrientes y diversidad. Bogotá, Taurus, 2004
  • BIDEGAIN, Ana María y Demera, Juan Diego (ed.). Globalización y diversidad religiosa. Bogotá, Ediciones Unibiblos, 2005.
  • MORA, Julián, Bogotá, Universidad de la Salle "Cristianismo en Colombia".

Notas

Referencias

  1. http://www.infolatam.com/2013/04/04/america-latina-el-papa-francisco-y-el-reto-de-los-evangelistas/
  2. http://www.vanderbilt.edu/lapop/colombia.php
  3. http://lapop.ccp.ucr.ac.cr/
  4. http://www.vanderbilt.edu/lapop/colombia.php
  5. http://www.infolatam.com/2013/04/04/america-latina-el-papa-francisco-y-el-reto-de-los-evangelistas/
  6. a b edelslay. «Profesora Bidegaín». Consultado el 20 de febrero de 2012. 
  7. Nuestra Historia Menonita
  8. «Hermano Luis Eduardo Moreno Moren. Cofundador, profeta y predicador». Revista Zion Internacional (7). 2012. ISSN 2216-0566. 
  9. Revista Cambio. «Mercado de almas». Consultado el 13 de febrero de 2011. 
  10. El Tiempo. «El Papa está preocupado por penetración de pentecostales en Colombia». Consultado el 22 de junio de 2012. 
  11. Joel Forster. «Lista Puertas Abiertas 2014: ‘Estados quebrados’ son el nuevo enemigo de cristianos». Consultado el 12 de septiembre de 2014. 
  12. * El Espectador. «Boyacá: territorio de fe». Consultado el 15 de mayo de 2009. 
  13. * Semana. «¡Boyacá es para vivirla!». Consultado el 15 de mayo de 2009. 
  14. Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional. «Historia». Consultado el 25 de noviembre de 2012. 

Véase también

Enlaces externos