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Se cree que alrededor del [[Años 1000|año 1000]], un grupo de [[vikingo]]s establecidos en [[Groenlandia]] navegaron hacia la costa oriental de [[América del Norte]] bajo el mando de [[Leif Eriksson]], arribando a un lugar que llamaron [[Vinland]]. En la provincia canadiense de [[Terranova]] se han encontrado irrefutables vestigios de una colonia vikinga, en [[L'Anse aux Meadows]]. Es probable que los vikingos también visitaran [[Nueva Escocia]] y [[Nueva Inglaterra]]; sin embargo, no lograron fundar colonias permanentes y pronto perdieron contacto con el nuevo continente. |
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Este artículo es de la serie: |
Historia de América |
América precolombina |
Colonización de América |
Historia de Groenlandia |
Historia de Canadá |
Historia de los Estados Unidos |
Historia de México |
primera menten megustan las mujeres para que me follen un poca y lla
América precolonial
Se cree que alrededor del año 1000, un grupo de vikingos establecidos en Groenlandia navegaron hacia la costa oriental de América del Norte bajo el mando de Leif Eriksson, arribando a un lugar que llamaron Vinland. En la provincia canadiense de Terranova se han encontrado irrefutables vestigios de una colonia vikinga, en L'Anse aux Meadows. Es probable que los vikingos también visitaran Nueva Escocia y Nueva Inglaterra; sin embargo, no lograron fundar colonias permanentes y pronto perdieron contacto con el nuevo continente.
Cinco siglos más tarde, la necesidad de incrementar el comercio y un error de navegación propiciaron un nuevo encuentro con el continente americano. A finales del siglo XV había en Europa una gran demanda de especias, sedas y tinturas de Asia. Cristóbal Colón creyó erróneamente que podría llegar al Extremo Oriente navegando 6.400 kilómetros hacia el oeste partiendo desde Europa. En 1492 persuadió a los reyes de España para que le financiaran el viaje. Colón navegó hacia occidente pero no llegó a Asia, sino a la isla de Guanahani en el Caribe, el 12 de octubre de 1492. Colón llegó a explorar la mayor parte del área caribeña; jamás alcanzó el Extremo Oriente, pero en cambio regresó a Europa con oro, y en el lapso de 60 años los aventureros españoles habían conquistado un enorme imperio en Centro y Sudamérica. Los españoles también fundaron algunas de las primeras colonias norteamericanas: San Agustín en Florida (1565), Santa Fé en Nuevo México-(1609), y San Diego en California-(1769).
Colonización británica en Norteamérica
Estados Unidos surgió a partir de la colonización británica de América, protagonizada por oleadas de inmigrantes británicos que fundaron entre los siglos XVII y XVIII Trece Colonias en la costa atlántica del subcontinente norteamericano, al Este de los Apalaches. Estas colonias daban la espalda a las posesiones francesas del Québec y la Luisiana.
Luego de un desarrollo más bien pacífico de los colonos, las guerras contra los franceses al norte obligaron la creación de cuerpos de ejército coloniales, una de las primeras expresiones de identidad nacional. Más tarde, y fomentados por las ideas de los enciclopedistas franceses, vinieron las sublevaciones como el Motín del Té en el puerto de Boston (1773). Las medidas represivas del gobierno inglés provocaron el inicio de la Guerra de Independencia. Los colonos formaron un ejército de milicianos que se pusieron bajo el mando de George Washington, quien tuvo problemas para equipar a sus hombres con armas y municiones, además de no disponer de una flota para combatir a la del imperio británico, así que pidió ayuda a Francia, la cual para desquitarse de la Guerra de los Siete Años accedió a ayudar a las colonias.
Estados Unidos (1776–1789)
La Guerra de la Independencia dio lugar a la creación de los Estados Unidos de América. La principal causa de este conflicto fue el sentimiento de marginación por parte de los colonos, que aportaban riquezas e impuestos a la metrópoli, impuestos que se incrementaron a partir de 1765, año de imposición de la Ley del Timbre (Stamp Act), para sufragar los elevados gastos que a Inglaterra le había supuesto la Guerra de los Siete Años. Las colonias creían injusta su obligación de pagar impuestos a la metrópoli sin tener representación política en el parlamento de Londres. Esta situación hizo que desde mediados del siglo XVIII comenzara a crecer la creencia de que no hacía falta la fuerte dependencia de Inglaterra.
En 1773 se produjo en Boston, el denominado «Motín del Té», que provocó una escalada de las hostilidades entre los ingleses, que cerraron el puerto de la ciudad, y las colonias americanas cuyos representantes reunidos en Filadelfia en 1774 respaldaron a Boston frente a las exigencias de reparación inglesas.
En 1775 comienza oficialmente la guerra, cuyo desarrollo inicial fue claramente de dominio inglés, pero su curso cambiaría cuando tras la Batalla de Saratoga, primera gran victoria estadounidense, Francia y posteriormente España entrasen en guerra apoyando a los independentistas norteamericanos.
En 1783 por la Paz de Versalles, Inglaterra se ve obligada a reconocer la independencia de las 13 colonias británicas, tal y como éstas habían redactado en la famosa Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776.
Una vez lograda la independencia, resultó muy complicado poner de acuerdo a todas las antiguas colonias sobre si seguían como estados independientes, o se reunían en una sola nación. Tras varios años de negociaciones, en 1787, 55 representantes de las antiguas colonias se reunieron en el Congreso de Filadelfia con el fin de redactar una constitución. Se creaba así un único gobierno federal, con un Presidente de la República y dos Cámaras Legislativas (Congreso y Senado) como solución intermedia. Se redactó también la Constitución de 1787, y se llamó a las elecciones por las cuales George Washington fue elegido como el primer Presidente de los Estados Unidos bajo la nueva constitución.
Esta constitución estaba inspirada en los principios de igualdad y libertad que defendían los ilustrados y se configuró como la primera carta magna que recogía los principios del liberalismo político, estableciendo un régimen republicano y democrático. La independencia y democracia estadounidense causó un notable impacto en la opinión y la política de Europa.
Como Estados Unidos, George Washington gobernó con un estilo federalista. Cuando los agricultores de Pensilvania se negaron a pagar un impuesto federal sobre el licor, Washington movilizó a un ejército de 15.000 hombres para sofocar la Rebelión del Whisky. Con Alexander Hamilton al frente de la Secretaría de Hacienda, el gobierno federal se hizo cargo de las deudas de cada estado y creó una banca nacional. Estas medidas fiscales fueron concebidas para alentar la inversión y persuadir a la iniciativa privada a que apoyara al nuevo gobierno.
Estados Unidos (1789–1861)
En 1797 George Washington fué sucedido por otro federalista, John Adams, quien se vió envuelto en una guerra naval no declarada contra Francia. En una atmósfera de histeria bélica el Congreso, controlado por los federalistas, aprobó en 1798 las Leyes sobre Extranjeros y Sedición. Estas medidas permitieron la deportación o arresto de extranjeros «peligrosos» y prescribieron multas o prisión por publicar ataques «falsos, escandalosos y maliciosos» contra el gobierno. Diez editores republicanos fueron condenados conforme a la Ley de Sedición, la cual fue duramente denunciada por el abogado virginiano y principal autor de la Declaración de Independencia Thomas Jefferson.
En 1803 la joven nación realiza la compra de Luisiana a Francia y poco tiempo después compra también Florida a España.
Entre 1812 y 1814 hubo una segunda guerra entre Inglaterra y los recientemente creados Estados Unidos de América. La armada británica era muy superior a la estadounidense. La intención de los Estados Unidos era apoderarse del territorio de Canadá, pero para sorpresa de ellos, los británicos incluso teniendo un conflicto con Francia, tomaron la Ciudad de Washington hasta diciembre de 1814 que se retiraron tras la firma del Tratado de Gante, que mantuvo el statu quo de la frontera entre los Estados Unidos y la América Británica del Norte. Esta guerra cambió poco la situación política del nuevo país.
Después de esta segunda guerra, Estados Unidos gozó de un período de rápida expansión económica, sobre todo a partir de la colonización y expansión hacia el Oeste. Ya a fines del siglo XVIII se había iniciado el avance imparable de los colonos, bien desde los trece estados originales (las antiguas trece colonias que están representadas en las trece barras de la bandera estadounidense) o directamente desde el continente europeo, por lo general, emigrantes anglosajones (irlandeses, escoceses, ingleses) y de otros países de la Europa Central y Occidental. Muchos de estos inmigrantes viajaban desde Nueva York y Filadelfia hacia la parte oriental del estado de Pensilvania, donde se construían en el hoy conocido como Dutch Country las carretas de gran tamaño tiradas por mulas que se conocían como «Conestoga Wagons» ('carretas Conestoga').
Las inacabables caravanas de estas carretas fueron los verdaderos motores de la ocupación progresiva del continente hacia el oeste. Sin embargo, no se trató de la ocupación de áreas «pioneras» (es decir, áreas deshabitadas que podían destinarse a la ocupación sistemática con fines agropecuarios), ya que gran parte del territorio estaba previamente ocupado por pueblos originarios, colonos franceses procedentes del Canadá francés, así como todas las ciudades fundadas por los españoles antes en los territorios de Arizona, Texas, Colorado, Nuevo México, Utah, Nevada y California, ciudades que ya habían crecido, incluso, antes de la expedición de los peregrinos en 1620 que dio origen a la formación de las colonias inglesas en el siglo XVII. Así pues, ciudades como Detroit, Dubuque, Saint Louis, Nueva Orleans, Baton Rouge, Des Moines, Louisville y muchas otras, ya habían sido fundadas por los franceses bastantes años antes de esa especie de estampida hacia el oeste, y lo mismo podía decirse de las ciudades fundadas por los españoles que procedían de México, como Socorro, San Antonio, Albuquerque, Santa Fe, El Paso, San Diego, San Bernardino, Los Ángeles, San Francisco, etc. que se habían fundado durante los siglos XVI y XVII.
Toda esta expansión hacia el Lejano Oeste (Far West) se vio dinamizada por dos hechos muy importantes: el descubrimiento de oro en California (1848) y la culminación de la red ferroviaria con la primera línea transcontinental en 1869 (el primer ferrocarril de vapor se había inaugurado en Baltimore (Maryland), en 1830). Una red nacional de carreteras y canales recorría el país, buques de vapor surcaban los ríos, y la Revolución Industrial había llegado a Estados Unidos: la región de Nueva Inglaterra contaba con fábricas de textiles y Pensilvania con fundiciones de hierro. Para la década de 1850 había fábricas que producían artículos de hule, máquinas de coser, zapatos, ropa, equipos agrícolas, pistolas, relojes, etc.
Guerra con México
Entre las décadas de 1820 y 1830, después de la proclamación de la Doctrina Monroe de expansión territorial hacia el Pacífico, miles de colonos estadounidenses se establecieron en las comunidades anglosajonas de Texas (entonces territorio mexicano). En aquel momento el gobierno mexicano se encontraba en una mala situación económica al término de una guerra de independencia con España que duró más de una década, y dio la bienvenida a los colonos. El gobierno mexicano obtuvo fondos vendiendo tierras a estos colonos que prefirieron mudarse a territorio mexicano en vez de pagar altos precios en Louisiana y otros estados del sur. Estos colonos esperaban, además, que Estados Unidos comprara Texas para proveer de más tierra a sus nuevos ciudadanos.
En 1820 un empresario de Misuri, Moses Austin, había negociado con España para que se le permitiera llevar 300 colonos a Texas. Stephen Austin, el hijo (conocido como el padre de la República de Texas) siguió estos planes con el nuevo gobierno mexicano, escogiendo colonos que fueran buenos trabajadores y que pudieran ser leales al gobierno mexicano. El gobierno mexicano, que había abolido la esclavitud, toleró que los colonos trajeran sus esclavos para trabajar las tierras y venderlos a otros colonos pero se listaban como «sirvientes contratados» (indentured servants en inglés). Problemas con el nuevo gobierno del presidente Antonio López de Santa Anna causaron que los colonos se levantaran en armas y lucharan, con el franco apoyo del «Norte», para obtener la independencia, ya que para entonces los colonos anglosajones eran más numerosos que los colonos mexicanos. Después de la guerra (1836), Texas se estableció como una república independiente, pero casi inmediatamente buscó su anexión a los Estados Unidos, que obtuvo algunos años después.[1]
En 1846 Estados Unidos incursiona en el norte de México en una zona texana en disputa, donde las tropas son atacadas y como consecuencia en 1847 Estados Unidos le declara la guerra a México, venciéndole. Por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848) adquiere además de la zona en disputa, los territorios mexicanos de Alta California y Nuevo México que hoy actualmente conforman los estados de Arizona, California, Nevada, Nuevo México, Utah, y partes de Oregón, Colorado y Wyoming.
La abolición de la esclavitud
Desde su nacimiento, Estados Unidos se convirtió en el más importante comprador de esclavos para satisfacer la demanda de mano de obra en las pesadas labores agrícolas. La esclavitud se extendió entre los estados sureños que practicaban principalmente la agricultura y a la postre se convirtieron en los estados secesionistas.
La Isla de Gorée, ubicada a unos cuantos kilómetros frente a la costa de Senegal, en el océano Atlántico, fue el lugar desde donde se organizó el tráfico de esclavos hacia Estados Unidos de América, que durante los siglos XVII, XVIII y hasta la abolición de la esclavitud, en el siglo XIX, desplazó a más de 20 millones de personas de África.
En 1858, cuando el senador Douglas buscó la reelección, fue desafiado por Abraham Lincoln y el Partido Republicano (un nuevo partido en contra de la esclavitud, y que nada tenía que ver con el Partido Republicano de Jefferson). En una serie de debates históricos con Douglas, Lincoln exigió un alto a la expansión de la esclavitud. Estaba dispuesto a tolerarla en los estados del sur, pero al mismo tiempo afirmó que «este gobierno no puede subsistir permanentemente siendo mitad esclavo y mitad libre».
La Guerra Civil en los Estados Unidos (1861–1865)
La mayoría en los estados sureños y fronterizos votaron contra Lincoln, pero el norte lo apoyó y ganó las elecciones. Unas semanas después, Carolina del Sur decidió mediante votación abandonar la Unión. Pronto se le unieron Misisipi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana, Texas, Virginia, Arkansas, Tennessee y Carolina del Norte. Estos estados proclamaron su independencia de la Unión con el nombre de Estados Confederados de América y así empezó la Guerra Civil. La Guerra Civil fue el episodio más traumático de la historia de los Estados Unidos. Las cicatrices no se han cerrado por completo hasta el día de hoy.
Historia de los Estados Unidos (1865–1918)
Con excepción de la compra de Alaska a Rusia en 1867, la expansión territorial de Estados Unidos se había detenido en 1848. No obstante, alrededor de 1890, al tiempo que muchas naciones europeas expandían sus imperios coloniales, un nuevo espíritu animó la política exterior estadounidense, la cual en gran medida seguía las pautas de la Europa septentrional. Los políticos, los directores de periódicos y los misioneros protestantes declararon que la «raza anglosajona» tenía el deber de llevar los beneficios de la civilización occidental a los pueblos de Asia, África y América Latina. En el punto culminante de este período (1895), Cuba se sublevó contra el colonialismo de España. Y para empezar dicha guerra los propios Estados Unidos quemaron uno de sus buques de guerra haciendo creer que había sido el ejército de España; la lucha fue desigual ya que España no contaba con todo el potencial de armamento que si tenía Estados Unidos.
Después de la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898, Estados Unidos de América se apoderó también de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. En el archipiélago asiático, sostuvo una terrible guerra, conocida como Guerra Filipino-Estadounidense, que asoló el archipiélago asiático.
En abril de 1917 el presidente Woodrow Wilson pidió al Congreso una declaración de guerra; de esta manera los Estados Unidos tomaron parte de la Primera Guerra Mundial. Para Wilson la guerra constituiría una gran cruzada en pro de la paz mundial y la autodeterminación nacional. «El mundo debe convertirse en un lugar seguro para la democracia», declaró Wilson cuando Estados Unidos entró en «la guerra que pondrá fin a todas las guerras».
Cuando se declaró la guerra, el ejército de los Estados Unidos era una pequeña fuerza de 200.000 soldados. Millones de hombres tuvieron que ser reclutados, adiestrados, equipados y enviados a Europa a través de un océano infestado de submarinos. Transcurrió un año hasta que el ejército de Estados Unidos estuvo listo para contribuir de manera significativa al esfuerzo bélico de los aliados.
Historia de los Estados Unidos (1918–1945)
En 1919, Wilson viajó a Europa para redactar el tratado de paz. Fue acogido por muchedumbres jubilosas en las capitales de los países aliados, pero la bienvenida se agrió cuando las negociaciones comenzaron en Versalles. Pese a las protestas de Wilson, los aliados impusieron sanciones aplastantes a Alemania y se repartieron sus colonias. Wilson logró establecer la Sociedad de Naciones, pero muchos estadounidenses temían que dicha organización mundial arrastrara a Estados Unidos a otra guerra extranjera. Un grupo de senadores republicanos impuso restricciones al Tratado de Versalles: aceptarían la Liga de Naciones sólo con el entendimiento de que el Congreso, no la Liga, retendría el control de las fuerzas armadas estadounidenses. Inglaterra y Francia no objetaron esa restricción, pero Wilson porfiadamente se negó a modificar el tratado. El Presidente y el Congreso no lograron superar su desacuerdo respecto a esta cuestión. Estados Unidos nunca ratificó el Tratado de Versalles ni pasó a formar parte de la Liga de Naciones.
La mayoría de los estadounidenses no lamentaron el fracaso del tratado, ya que se habían desilusionado con los resultados de la guerra. Después de 1920, Estados Unidos volvió la mirada hacia adentro y se retiró de los asuntos europeos.
El 24 de octubre de 1929, el denominado «Jueves Negro», una oleada de ventas de acciones provocada por el pánico originó un crack en la Bolsa de Valores de Nueva York. Una vez iniciado, el derrumbe en los precios de las acciones y de otros valores no pudo detenerse. Para 1932, miles de bancos y más de 100.000 sociedades mercantiles habían quebrado. La producción industrial se redujo a la mitad, el ingreso agrícola decayó en más del 50%, los salarios bajaron un 60%, la inversión nueva se redujo un 90%, y uno de cada cuatro trabajadores estaba desempleado.
En 1933 asume la presidencia, el demócrata Franklin D. Roosevelt, quien salvaría al país de la quiebra económica.
En septiembre de 1939 la Segunda Guerra Mundial estalló en Europa. Roosevelt anunció que Estados Unidos sería neutral, mas no indiferente.
En el Extremo Oriente las fuerzas japonesas habían invadido Manchuria (1931), China (1937) e Indochina francesa (julio de 1941). Roosevelt respondió a esta agresión prohibiendo las exportaciones de chatarra, acero y petróleo a Japón y congelando los créditos japoneses en Estados Unidos.
Para noviembre de 1941 los planificadores militares de Estados Unidos se preparaban para un asalto japonés, pero esperaban un ataque al sur, hacia las Indias Orientales Holandesas (actual Indonesia) ricas en petróleo. En vez de ello, bombarderos japoneses estacionados en seis portaaviones de una flota atacaron la base naval de Pearl Harbor en Hawái. El sorpresivo ataque hundió o averió ocho barcos de guerra y destruyó casi 200 aviones. Estados Unidos inmediatamente declaró la guerra a Japón. Cuatro días después Alemania e Italia, aliadas de Japón, declararon la guerra a Estados Unidos.
El 8 de mayo de 1942 la amenaza japonesa contra Australia fue detenida en la batalla del Mar del Coral. En junio la principal flota japonesa, que navegaba rumbo a Hawai, fue rechazada en la batalla de Midway, con una pérdida de cuatro portaaviones. Los criptógrafos estadounidenses eran expertos en descifrar las claves japonesas, así que los aliados generalmente conocían la disposición de la marina de guerra japonesa.
A lo largo de los tres años siguientes las fuerzas de Estados Unidos avanzaron hacia Japón «saltando entre islas», es decir, tomando algunas islas estratégicas en el Pacífico y pasando por alto otras. Una fuerza aliada bajo el mando del general Joseph W. Stillwell ayudó a los chinos, y las tropas comandadas por el general Douglas MacArthur regresaron a las Filipinas en octubre de 1944. La isla de Iwo Jima, en el Pacífico central, cayó en manos de Estados Unidos en marzo, y Okinawa en junio de 1945. Desde estas dos islas los bombarderos B-29 lanzaron ataques devastadores contra las ciudades japonesas.
Las fuerzas estadounidenses se prepararon en seguida para invadir las islas japonesas. Con la esperanza de llevar la guerra a un rápido fin, el presidente Harry Truman ordenó usar la bomba atómica contra Hiroshima (6 de agosto) y Nagasaki (9 de agosto). Japón se rindió el 14 de agosto. Casi 200.000 civiles murieron en los ataques nucleares.
Historia de los Estados Unidos (1945–1964)
Después de la guerra se crearon rápidamente tensiones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, lo que más tarde se conocería como la Guerra Fría. En la Conferencia de Yalta celebrada en febrero de 1945 Franklin D. Roosevelt, Winston Churchill y el líder soviético Iósif Stalin prometieron elecciones libres en todas las naciones liberadas de Europa. Los aliados occidentales restauraron la democracia en Europa occidental y Japón, pero las fuerzas soviéticas impusieron dictaduras comunistas en Europa oriental.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Corea fue dividida en dos estados, Corea del Norte y Corea del Sur, controlados por gobiernos comunistas y pro-occidentales respectivamente a lo largo del paralelo 38. Estos dos estados no tardaron en entrar en guerra, siendo apoyados por las grandes potencias sin reservas.
En este momento, se decide no usar armas atómicas en conflictos localizados, para evitar las repercusiones que tendría esta acción en la política global. Durante la guerra de Corea, las tropas estadounidenses entraron en combate directo con las chinas, que habían acudido a socorrer a la República Democrática Popular de Corea.
Tras tres años de lucha, la guerra quedó en tablas, con las fronteras prácticamente en los mismos lugares de antes de la guerra.
En 1953 Dwight D. Eisenhower, un ex militar, es elegido como presidente de los Estados Unidos. Este presidente se destacaría por fomentar e impulsar el uso de la inteligencia y las acciones encubiertas, así como por el desarrollo del avión espía U-2 que tanto aportaría al fin de la Guerra Fría.
La injerencia estadounidense en Vietnam se remonta al presidente Truman, quien ya durante la Segunda Guerra Mundial envió ayuda militar a Francia en apoyo al colonialismo francés en Indochina.
Después de retirarse los franceses del sureste de Asia en 1954, el presidente Eisenhower envió asesores y ayuda estadounidenses para contribuir al establecimiento de un gobierno democrático y pro-occidental en Vietnam del Sur, cosa que se conseguiría en 1956 instalando al general Ngo Dinh Diem en el poder.
En 1957 la URSS lanza el primer satélite artificial, llamado Sputnik, causando un gran revuelo en las opiniones públicas mundiales. Estados Unidos tratará de arrebatar a la Unión Soviética el liderazgo obtenido con este éxito formando en 1958 la NASA.
En 1959, Fidel Castro se alza como líder de una Revolución que llevará en poco tiempo a Cuba a convertirse en el primer gobierno comunista del hemisferio occidental. El presidente Einsenhower no iba a permitir la creación de un estado comunista a 150 km de las costas americanas, de modo que la CIA comenzó a planear una operación para derrotar a Castro.
En 1960, las relaciones entre los Estados Unidos y la URSS empeoran aún más si cabe al ser derribado un avión espía U-2 estadounidense que sobrevolaba el espacio aéreo soviético. Este incidente terminó con la conferencia de París, acabando de momento con las iniciativas encaminadas a lo que años más tarde se conocería como distensión.
En el año siguiente, 1961, John F. Kennedy es elegido presidente. Su elección despierta aún hoy grandes pasiones, al ser el presidente más joven de la historia de los Estados Unidos, y el único católico. El mismo año de su elección, Kennedy se enfrentará a las crisis de Bahía de Cochinos y de Berlín.
Kennedy había heredado del anterior presidente un plan de la CIA para derrocar al gobierno de Fidel Castro, que consistía en organizar y dar apoyo a grupos de exiliados cubanos, esperando que si se producía una invasión, el pueblo de las ciudades cubanas se alzaría contra su dictador.
Los miedos de Kennedy a la respuesta soviética, hicieron que la operación fuese de bastante menor envergadura que lo previsto inicialmente, por lo que el 15 de abril de 1961, el grupo de exiliados cubanos fracasó en su intento de tomar Bahía de Cochinos, saliendo Fidel Castro muy reforzado tanto en su propio país como ante la opinión pública mundial.
La gran corriente migratoria que se había establecido huyendo de Alemania Oriental hacia la República Federal de Alemania decidió a las autoridades orientales a construir un muro de separación entre ambos sectores de la ciudad en agosto de 1961. El incidente del Checkpoint Charlie en que tanques estadounidenses y soviéticos se encontraron frente a frente, hizo saltar las alarmas cuando los soviéticos amenazaron con defenderse con armas atómicas.
También en 1961 los primeros asesores e instructores militares estadounidenses (un total de 900) aterrizan en Saigón, capital de Vietnam del Sur.
Tras la fracasada operación de Bahía de Cochinos, el régimen cubano se sentía muy vulnerable frente al gigante estadounidense, de modo que buscó ayuda militar en la URSS. Ésta respondió instalando en octubre de 1962 baterías de misiles balísticos en Cuba, capaces de alcanzar en pocos minutos las principales ciudades estadounidenses. Así comenzaría la Crisis de los Misiles, el episodio de la Guerra Fría en que ésta estuvo más cerca que nunca en convertirse en «caliente».
Tras la crisis de los misiles cubanos, se instaura el Teléfono Rojo por el cual se establecía un enlace de comunicación directo entre Washington y Moscú para evitar situaciones similares en un futuro.
El 22 de noviembre de 1963, durante un desfile en Dallas John Fitzgerald Kennedy es asesinado, supuestamente por Lee Harvey Oswald, aunque la duda sobre la autoría ha seguido en ciertos círculos hasta el día de hoy.
Historia de los Estados Unidos (1964–1980)
Luego del asesinato del Presidente Kennedy, el Presidente Johnson se enfrentó a fuertes desafíos por parte de dos demócratas opuestos a la Guerra de Vietnam: los senadores Eugene McCarthy y Robert F. Kennedy, este último hermano del Presidente John F. Kennedy. El 31 de mayo de 1968, en vista de una humillante derrota en las encuestas de opinión pública y de la incesante prolongación del conflicto en Vietnam, Johnson se retiró de la contienda presidencial y ofreció negociar el fin de la guerra. En 1968, tras la renuncia de Johnson a las aspiraciones de su reelección, el partido Demócrata depositó todas sus esperanzas en el carismático senador Robert F. Kennedy, que se presentó como candidato y tenía inmejorables posibilidades de llegar a la Casa Blanca por encima de los demás precandidatos de su propio partido político e incluso su presunto rival republicano Richard Nixon.
Poco después de celebrar el triunfo de las elecciones primarias de California que lo aseguraba su nominación por los demócratas, Robert F. Kennedy sufrió un atentado perpetrado por un inmigrante palestino, Shiran Shiran que lo hizo caer mortalmente herido en un hotel de Los Ángeles y muere al día siguiente, el 6 de junio de 1968. Al menos por ahora no se sabe quien estuvo detrás del asesino y se supone que hubo un complot organizado por la mafia que utilizó a ese hombre árabe para cumplir esa oscura misión.
El 20 de julio de 1969, el programa espacial de los Estados Unidos logra un gran éxito técnico y propagandístico al conseguir mandar un astronauta estadounidense a la luna y traerlo de vuelta sano y salvo a la Tierra.
Después de la Guerra de Vietnam y del escándalo Watergate, muchos estadounidenses se habían desilusionado de los hombres que los gobernaban y les habían perdido la confianza. Gerald Ford, el presidente republicano que ascendió al poder tras la renuncia de Richard Nixon, hizo mucho para restaurar la confianza de los ciudadanos, aunque algunos votantes nunca le perdonaron que hubiera indultado a su ex jefe, Richard Nixon.
Historia contemporánea de los Estados Unidos (1980–presente)
En agosto de 1990 Iraq invadió a Kuwait. El Presidente George H. W. Bush exigió la retirada inmediata, ya que altos funcionarios del gobierno tenían relaciones económicas con empresas petroleras de Kuwait y organizó una coalición militar y política con fuerzas militares de Asia, Europa, África, y Medio Oriente. Seguido de la formación de un gobierno democrático impuesto en el régimen kuwaití en días previos para justificar la guerra ante la visión mundial. La campaña aérea encabezada por Estados Unidos duró un mes. Los aliados lograron su objetivo militar, pero permitieron que Saddam Hussein se mantuviera en el poder.
En la mañana del 11 de septiembre de 2001, dos de los cuatro aviones secuestrados por Al-Qaida impactaron en las dos torres del World Trade Center en Nueva York, el tercero en el Pentágono, causando la muerte a más de 3.000 personas, convirtiéndose en el peor atentado terrorista en la historia estadounidense (actualmente se discute sobre los hechos del atentando). Tras esto, Estados Unidos declaró su lucha contra el terrorismo, iniciando una invasión a Afganistán con el propósito de derrocar el régimen talibán y sus conexiones terroristas, lográndolo en menos de un mes iniciado el conflicto. Más tarde, argumentando la existencia de armas de destrucción masiva —las cuales hasta la fecha no han sido encontradas o no existieron— comenzó una invasión a Iraq. Tambien se recortaron la libertades publica en EEUU y se aprobaron la USA Patriot Act. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Abogados, Irma Lozada, sostuvo que la secuela del Patriot Act atenta contra la democracia. "Se trata del fin de la democracia tal y como la conocemos", sentenció. "11s ha dado un cheque en blanco al gobierno federal, para dar al traste con todo lo que los padres fundadores intentaron a fines del siglo 18 con las enmiendas a las constituciones, en cuanto a los derechos humanos y constitucionales de libertad de expresión, reunión, asamblea, organización, y de requerir del gobierno información sobre sus actos y pedir desagravios"", segun el. Lozada sostuvo que la propuesta fortalece los poderes de las agencias de seguridad de detener sin garantías constitucionales a sospechosos, como en el caso del puertorriqueño José Padilla y los presuntos miembros de la red Al-Qaeda detenidos en Guantánamo. El licenciado opinó que se establecería en Estados Unidos, y por ende en Puerto Rico, una nueva versión del macartismo, término que nació en los años 50 con la campaña de persecución contra el comunismo. "Van a perseguir a los patriotas e izquierda puertorriqueña, a toda persona que proponga por ejemplo la paz. Se justifica toda persecución contra el disidente. Es una redefinición del macartismo para el siglo 21, una revisita al mundo tenebroso de persecución contra todo lo que sea ideas nuevas o promueva posiciones contrarias al militarismo y al imperialismo norteamericano". El abogado constitucionalista, Alejandro Torres, añadió que la medida otorga una base legal a las autoridades federales para perseguir y reprimir sectores políticos disidentes. Lo mismo que antes se catalogaba como subversivo o acciones armadas de grupos independentistas, ahora le van a poner el mote de terrorismo doméstico. Con la histeria que hay uno debería esperar mayores mecanismos de control, persecución y representación contra el independentismo.[2]
A pocas semanas de comenzar la acción militar en Iraq, Saddam Hussein que en ese momento ejercía como jefe de estado, escapó y se escondió en la zona montañosa del sur iraquí. Posteriormente fue encontrado en una pequeña cueva excavada en el suelo de donde fue rescatado enfermo y hecho prisionero, siendo juzgado por su actuación represiva (y hasta ejecuciones masivas) ante la propia población de Iraq, especialmente, por motivos religiosos y políticos. Saddam Hussein fue ejecutado la madrugada del 30 de diciembre 2006. Las victorias en Afganistán e Irak fueron logradas gracias a la superioridad tecnológica y militar estadounidense. Actualmente, la ocupación en esos países se encuentra jaqueada por la insurgencia y un profundo rechazo de la población hacia el ejército estadounidense, objeto de denuncias, probadas a través de vídeos que muestran torturas a ciudadanos iraquíes, por violación de los derechos humanos. Debido, parcialmente, a ello, en las elecciones legislativas de 2006 el presidente Republicano Bush perdió el control de la cámara de Representantes frente al partido Demócrata.
Desde 2004 la carrera del senador afroamericano Barack Obama fue meteórica. Sus promesas de cambio y su famoso lema "Yes, we can " le dieron fama mundial y le llevarían a la Casa Blanca, tras ganar con una ventaja considerable las elecciones de 2008, convirtiéndose en uno de los presidentes de U.S.A que más fuerza consiguió en las urnas. El candidato demócrata Obama tendrá que afrontar la crisis económica, la tensión con Irán, la resolución de las gueras de Irak y Afganistán y los problemas del medio ambiente. También, Barack Obama tiene entre sus objetivos la mejora de la política exterior con Europa y el diálogo con todos los gobiernos del mundo.