Intervención estadounidense en México

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La Guerra de Intervención Norteamericana se dio entre Estados Unidos y México desde 1846 hasta 1848. También fue llamada: la "Guerra México - Estados Unidos" o "Guerra de Texas"". En EE.UU. se conoce también como la "Guerra Mexicana"; en México se le llamó la "Invasión Norteamericana".

Antecedentes

Ya desde 1809 se venían observando pretensiones anexionistas por parte de Estados Unidos. El Virrey de la Nueva España (aún México no era independiente) de aquel entonces inicia negociaciones con el gobierno de Washington para determinar límites entre la frontera norte neohispana y Estados Unidos. De esta manera consideraba que se frenarían los ímpetus de este país. Las gestiones del gobierno colonial español concluyen con la firma de un tratado por el que España cede Florida, ya ocupada por tropas estadounidenses. A cambio Estados Unidos se compromete a no hacer más exigencias territoriales.

En 1821 México logra su independencia del yugo colonial español. Dos años después (en 1823) el gobierno estadounidense reconoce a México como nación independiente y envía a Joel Robert Poinsett como representante para firmar un tratado de amistad y comercio. Se firma un tratado de límites, pero el gobierno de Estados Unidos intenta anexar Texas.

Hacia 1830 miles de colonos estadounidenses se habían establecido en Texas, que hasta ese entonces había formado parte de México. Estos colonos se consideraban un territorio independiente no reconocido por el gobierno mexicano. Para evitar la guerra, el gobierno mexicano aceptó que Texas debía ser considerado como país independiente.

Para los texanos, el régimen republicano centralista del general Antonio López de Santa Anna era cada vez más opresivo, y en 1835 se rebelaron (con el apoyo del gobierno estadounidense), derrotaron a un ejército mexicano y fundaron la República Independiente de Texas.

Los mexicanos consideraban una injusticia que los colonos estadounidenses hubieran recibido tierras gratis en Texas con condiciones generosas. Los estadounidenses no cumplieron esas condiciones: entraron a México aceptando cumplir con las leyes del país, pero cuando se terminó el período de importación libre que les había concedido el gobierno mexicano se negaron a pagar impuestos y apoyaron el contrabando de productos mucho más baratos que traían naves estadounidenses a través del golfo de México.

En 1845 Texas ingresó a la Unión Americana (EE.UU.) con categoría de estado. Se rompen las relaciones diplomáticas entre ambos países vecinos y se retira de Washington el representante del gobierno mexicano, Juan Nepomuceno Almonte.

El presidente de Estados Unidos James K. Polk envió tropas estadounidenses al territorio disputado en la frontera texana. Después de una batalla entre soldados mexicanos y estadounidenses en mayo de 1846, el Congreso de Estados Unidos declaró la guerra a México.

Después de que Texas declaró su independencia de México en 1836 (en esa declaración sólo había un mexicano, Lorenzo Zavala, siendo todos los demás «texanos mexicanos rebeldes» simples mercenarios estadounidenses).

La República de Texas se anexó a Estados Unidos en 1845; la frontera reconocida en ese tratado fue la del río Nueces. Ese mismo año crecieron las tensiones entre los dos países sobre los territorios cuando el gobierno de EE.UU. ofreció pagar la deuda mexicana a colonos estadounidenses si México permitía que EE.UU. le comprara los territorios de Alta California y Nuevo México. La propuesta fue rechazada por el gobierno mexicano.

La guerra entre México y Estados Unidos inicia oficialmente el 13 de mayo de 1846 con la aprobación, por parte del congreso estadounidense, de la ley de guerra, y culmina el 2 de febrero de 1848 con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo.

No obstante lo anterior, el primer enfrentamiento entre tropas de ambos países se llevó a cabo el día 25 de abril de 1846, en lo que hoy es el Estado de Tamaulipas, cuando una patrulla estadounidense de 63 hombres, al mando del capitán Seth Thornton e internadas claramente en territorio mexicano, fueron emboscadas por tropas mexicanas al mando del General Anastasio Torrejón. Este enfrentamiento le da a James Polk (presidente de Estados Unidos) el motivo para declarar la guerra a México para después —bajo el pretexto de una indemnización de guerra— apropiarse de los codiciados territorios mexicanos de la Alta California y Nuevo México.

Declaración de la guerra

El gobierno de EE.UU. desconoció los tratados internacionales en los que se establecía que el límite de la frontera sur de Texas era el río Nueces. El presidente Polk entonces ordenó al general Zachary Taylor establecer tropas entre los dos ríos. Taylor cruzo el río Nueces, violando abiertamente el tratado internacional sobre la frontera de esta «nueva nación tejana».

El General Ampudia —quien era el encargado de detener a estos invasores (quienes estaban en territorio de Tamaulipas y no en Estados Unidos)— le envió una carta intimándole que deshiciera su fuerte y se retirara hasta más allá del río Nueces. La carta fue ignorada. Taylor más bien marchó más al sur, hasta el río Bravo, donde comenzó a construir el fuerte Brown.

La pelea inició el 24 de abril de 1846 en un lugar llamado Carricitos, que se encuentra en el territorio mexicano de Tamaulipas. La caballería mexicana capturó una de las unidades cerca del río Bravo, degollándolos a todos (excepto a dos sobrevivientes, que escaparon). Cabe decir que esto le dio pesadillas a Taylor y sus hombres de lo que le podría pasar si caía en manos mexicanas: le cortarían la cabeza y la freirían en aceite por haber invadido México, tal era la reputación del general Ampudia (generado quizá por el mito azteca).

Después del primer encuentro en el territorio mexicano de Carricillos, el presidente Polk encontró su pretexto ideal y solicitó una declaración de guerra, iniciando su discurso con estas palabras "Sangre estadounidense [American blood] ha sido derramada en suelo estadounidense..." lo cual ni siquiera era cierto ya que los invasores estadounidense se encontraban en territorio de Tamaulipas, dentro de México. El congreso de EE.UU. declaró la guerra el 13 de mayo de 1846. Taylor inició su avanze aun sin haber recibido la noticia de la declaración de guerra formal entre los dos países y así inició la batalla en Palo Alto y en Resaca de la Palma. Los estadounidenses norteños y los whigs (republicanos) generalmente se opusieron a la guerra mientras que los sureños esclavistas y los demócratas tendieron a otorgar su apoyo. México declaró la guerra diez días después, el 23 de mayo de 1846.

Escenario

México no estaba preparado para una guerra. El país se encontraba en la ruina económica, política y social. El ejército y sus jefes no estaban equipados ni preparados para defender al país, carecían de armas, vestuario, alimentos y espíritu de lucha (el sentimiento de patria prácticamente no existía aún).

Los rifles mexicanos eran de pedernal y pólvora y los cañones eran de corto alcance mientras que los estadounidenses tenían rifles de repeticion (revolucionarios en aquella época), obuses (howitzer) y cañones Paxhan de largo alcance.

Por otra parte los soldados mexicanos eran escasamente recompensados y estaban mal alimentados, mientras que los estadounidenses aparte de tener un ejército regular contaban con mercenarios pagados por el gobierno, que recibían propiedades, así como su paga puntual.


Batallas

Después de las declaraciones de guerra, las fuerzas estadounidenses invadieron territorio mexicano en diversos puntos. En el Pacífico, la fuerza naval mando a John D. Sloat para ocupar California y reclamarla para EE.UU. debido a preocupaciones de que Gran Bretaña también intentase ocupar el área. Él se alió con colonos ingleses en el norte de California quienes previamente habían declarado una República Independiente de California y habían ocupado varias ciudades clave.

El gobierno de Estados Unidos ordena a su ejército atacar los siguientes puntos de México: Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y otros puntos hacia el sur. También invade Chihuahua (Alta California). Por otra parte, se bloquean los puertos de Tampico, Guaymas, Mazatlán y San Blas, entre otros.

Mientras tanto, las tropas de la armada de EE.UU. (bajo el mando de Stephen W. Kearny) ocuparon Santa Fe (Nuevo México), mientras Kearny condujo una pequeña tropa a California donde después de algunos reveses iniciales, se unió con los refuerzos navales bajo el mando de Robert F. Stockton para ocupar San Diego y Los Ángeles.

La fuerza principal guiada por Taylor continuó a través del río Bravo hacia México, derrotando a las fuerzas de Mariano Arista en la batalla de Monterrey en septiembre de 1846, tras una fiera resistencia de los regiomontanos (que a los estadounidenses les tomó semanas en derrotar).

El presidente mexicano Antonio López de Santa Anna marchó personalmente hacia el norte para combatir a Taylor pero fue derrotado en la Batalla de Buena Vista el 22 de febrero de 1847.

Mientras tanto, en vez de reforzar las tropas de Taylor para un avance continuo, el presidente Polk mandó una segunda armada bajo el mando del general Winfield Scott en marzo de 1847, que se transportó al puerto de Veracruz por mar, para iniciar la invasión del centro de México.

Taylor casi perdió la batalla en La Angostura pero por una decisión de Santa Anna, se decide mover al ejército mexicano de regreso a la ciudad de México para sofocar una rebelión patrocinada por la iglesia y promovida por agentes estadounidense infiltrados con la iglesia, la de los Polkos.

Valentín Gómez Farías se levanta en armas a favor del federalismo y Santa Anna lo apoya. El presidente de la nación, Paredes Arrillaga, pide al congreso de México le declare la guerra a Estados Unidos, y además, solicita licencia para hacer frente a las rebeliones que se producen en el país. Nicolás Bravo queda a cargo de la presidencia.

De esta manera Santa Anna perdona la vida de Taylor y todos sus soldados y se retira del campo de batalla, cosa que estaba ya planeada por él y por el presidente Polk. Scott ganó el puerto de Veracruz destruyéndolo totalmente y marchó hacia la Ciudad de México con ayuda de la Mexican Spy Company (compañía de espías mexicanos), un grupo de mexicanos traidores que eran pagados por el ejército estadounidense para guiarlos, ganando las batallas de Cerro Gordo gracias a la incompetencia de Santa Anna al ordernar que no se fortificaran los cerros adyacentes. Esto le dio oportunidad al ejército estadounidense de ganar. Chapultepec, ya sin Santa Anna, cayó, no sin antes haber luchado valientemente los jóvenes cadetes de ese plantel militar, quienes murieron heroicamente.

Fin de la guerra

El Tratado de Cahuenga, firmado el 13 de enero de 1847, finalizó las disputas en California. El Tratado de Guadalupe Hidalgo se firmó el 2 de febrero de 1848, finalizó la guerra y otorgó a EE.UU. el control indiscutible sobre Texas así como de Arizona, California, Nevada, Utah, y partes de Colorado, Nuevo México y Wyoming. A cambio, México recibió forzadamente 18.250.000 dólares por el costo de la guerra.

El término «tratado» se refiere a un acuerdo mutuo entre dos entidades capaces de decidir, en cambio este tratado no fue sino una imposición estadounidense.

Combatientes

Durante el curso de la guerra, murieron alrededor de 13.000 soldados estadounidenses. De estas muertes, sólo el 1,5% (unos 200) murieron en combate; el resto fue por enfermedades y condiciones insalubres. También se estima que si se contasen las muertes relacionadas con la guerra, el porcentaje sería muy alto. Se estima que murieron 25.000 mexicanos. Un 30 a 40% de las bajas mexicanas permanece de alguna manera en el misterio.

Un grupo notable de combatientes que es recordado controversialmente, fue el Batallón de San Patricio, un grupo de varios centenares de soldados inmigrantes (la mayoría de Irlanda) que desertaron de la armada estadounidense en favor del lado mexicano.

De acuerdo a la versión mexicana, el batallón desertó después de haber percibido lo injusta que era la guerra que había forzado Estados Unidos y así se fraternizó con el pueblo de México. La mayoría murió en el conflicto. Algunos fueron capturados y colgados. Los generales dieron instrucciones para que se asegurara de que lo último que vieran fuese la bajada de la bandera mexicana y el alzado de la bandera estadounidense. Los mexicanos consideran que estos irlandeses fueron verdaderos hombres de honor que se fraternizaron con la causa mexicana. Se construyeron varios monumentos que se mantienen en la actualidad en México.

De acuerdo a datos del Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos, el último sobreviviente estadounidense de este conflicto, Owen Thomas Edgar, murió el 3 de septiembre de 1929, a la edad de 98 años.

Implicaciones políticas de la guerra

México perdió una gran parte de su territorio durante la guerra, cediéndolo con amargura a Estados Unidos. Santa Anna huyó al exilio a Venezuela. El general Porfirio Díaz, presidente de México de 1877-1911, se lamentaría posteriormente: «¡Pobre México! Tan lejos de Dios, y tan cerca de Estados Unidos».

En EE.UU., la victoria en la guerra trajo un surgimiento de patriotismo y con la adquisición de los territorios al oeste — en 1846, EE.UU. había adquirido la parte sur de Óregon— parecía cumplir con las creencias del gobierno del «destino manifiesto del país.

Mientras que el filósofo y escritor Ralph Waldo Emerson rechazó la guerra como un «medio de obtener el destino de Estados Unidos», tuvo que aceptar que «la mayoría de los grandes resultados de la historia se han logrado por medios indignos». La guerra hizo de Zachary Taylor un héroe nacional, un partidario whig (republicano) sureño, quien fue elegido como presidente en las elecciones de 1848.

Sin embargo, este período de euforia nacional no duraría mucho tiempo. La guerra había sido ampliamente respaldada en los estados sureños pero fue rechazada por los estados del norte. Esta división se desarrolló extensamente debido a expectativas de como la expansión de Estados Unidos afectarían el tema de la esclavitud.

En ese tiempo, Texas reconoció la institución de la esclavitud, pero México no lo hizo (la esclavitud estaba prohibida en México desde la firma de la constitución federal de 1824). Muchos abolicionistas (antiesclavistas) norteños vieron a la guerra como un intento de expandir la esclavitud y asegurar su influencia continua en el gobierno federal por parte de los dueños de esclavos. El escritor Henry David Thoreau publicó su ensayo Desobediencia civil y se rehusó a pagar impuestos para solventar la guerra.

Durante el primer año de la guerra, el congresista demócrata David Wilmot introdujo una ley que prohibía la esclavitud en cualquier territorio capturado de México. Esta ley, que se conoció como el Proviso (cláusula) Wilmot causo una protesta inmediata de los sureños en ambos lados del congreso.

Para los sureños, parecía que si el norte estaba dispuesto a abandonar la paridad dentro del senado, y la cláusula de Wilmot encendió la hostilidad entre las dos secciones. La ley por sí misma fue aprobada por la Casa de Representantes, pero falló en el Senado, con ambos votos en las líneas seccionales.

En 1848 los demócratas (antiesclavistas) propusieron una nueva solución al tema de cuáles territorios podrían tener permiso de esclavitud, conocida como soberanía popular. Esto permitía a los votantes dentro del territorio a determinar por ellos mismos si permitirían la esclavitud dentro de su territorio. El Acta de Kansas-Nebraska en 1854 hizo más popular la soberanía popular de las tierras, deshaciendo el Compromiso de Misuri. En protesta de estas acciones, el Partido Republicano se organizó ese año con oponentes de la expansión de la esclavitud.

Ulysses S. Grant, quien sirvió en la guerra bajo el comando de Taylor, consideraría mas tarde que esta guerra fue una de las causas de la Guerra Civil Estadounidense: «La ocupación, separación y anexamiento [de Texas] fue... una conspiración para adquirir territorio del cual los estados esclavistas pudiesen formar una unión americana». Muchos de los generales de la guerra de Intervención pelearon en la posterior Guerra Civil, incluyendo a Grant, Ambrose Burnside, Stonewall Jackson y Robert E. Lee.

Véase también

Enlaces externos

Referencias