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Diferencia entre revisiones de «Pseudociencia»

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Aunque la astrología tiene una larga tradición como sistema de creencias desde la antigüedad, sus bases como ciencia están refutadas desde el [[Renacimiento]],<ref>[[Pico della Mirandola]], ''Disputationes adversus astrologiam divinicatrium''</ref> a pesar de lo cual hoy en día existen intentos de reivindicar este papel. Debido a la peculiar atracción de la astrología en Occidente, los medios de comunicación le dedican espacios incluso en noticieros, mientras que en periódicos serios suele incluirse una página especial para las predicciones astrológicas (los llamados [[horóscopo|horóscopos]]).
Aunque la astrología tiene una larga tradición como sistema de creencias desde la antigüedad, sus bases como ciencia están refutadas desde el [[Renacimiento]],<ref>[[Pico della Mirandola]], ''Disputationes adversus astrologiam divinicatrium''</ref> a pesar de lo cual hoy en día existen intentos de reivindicar este papel.
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Autores como Van Rillaer recopilaron ejemplos sobre la forma en que Freud y otros psicoanalistas descalifican a sus críticos empleando argumentos de autoridad y falacias ''ad hominem''.<ref>{{cita libro|apellidos=Van Rillaer|nombre=Jacques|editor=Ariel|título=Las ilusiones del Psicoanálisis|año=1985|páginas=411|ubicación=Barcelona|ISBN=843448014X}}</ref>
Autores como Van Rillaer recopilaron ejemplos sobre la forma en que Freud y otros psicoanalistas descalifican a sus críticos empleando argumentos de autoridad y falacias ''ad hominem''.<ref>{{cita libro|apellidos=Van Rillaer|nombre=Jacques|editor=Ariel|título=Las ilusiones del Psicoanálisis|año=1985|páginas=411|ubicación=Barcelona|ISBN=843448014X}}</ref>
<ref>{{cita libro|apellidos=Van Rillaer|nombre=Jacques|coautores=Meyer, Catherine|editor=Ed. Sudamericana|título=El libro negro del Psicoanálisis. Parte 3: Cómo el psicoanálisis se ha inmunizado contra la crítica|año=2007|isbn=9789500727969}}</ref>
<ref>{{cita libro|apellidos=Van Rillaer|nombre=Jacques|coautores=Meyer, Catherine|editor=Ed. Sudamericana|título=El libro negro del Psicoanálisis. Parte 3: Cómo el psicoanálisis se ha inmunizado contra la crítica|año=2007|isbn=9789500727969}}</ref>

Algunos autores ubican al psicoanálisis como una corriente filosófica y no como una ciencia, y consideran que su valor consiste en aportar categorías filosóficas que ayudan a comprender ciertos fenómenos psíquicos y psicosociales, siempre y cuando se tengan en cuenta sus límites epistémicos.


Pese a lo anterior, el psicoanálisis sigue siendo materia de estudio en diversas universidades.
Pese a lo anterior, el psicoanálisis sigue siendo materia de estudio en diversas universidades.

Revisión del 20:59 7 jun 2010

Diagrama usado en la ciencia fallida de la frenología, estudio descartado a comienzos del siglo XX.

Pseudociencia (neologismo formado a partir de la raíz griega pseudo-falso, y la palabra «ciencia»: ‘falsa ciencia’) es un término que da cuenta de un conjunto de supuestos conocimientos, metodologías, prácticas o creencias no científicas pero que reclaman dicho carácter. Este concepto es utilizado en los enfoques epistemológicos preocupados por el criterio de demarcación de la ciencia para diferenciarlas claramente de las ciencias exactas, las naturales y las sociales.

El término tiene connotaciones peyorativas, porque se usa para indicar que las materias así etiquetadas son errónea o engañosamente presentadas como científicas. Por este motivo, aquellos que cultivan determinada "pseudociencia", normalmente rechazan esta clasificación.

Filósofos de la ciencia que se han ocupado extensamente de esta cuestión, como Karl Popper, consideran que el carácter de pseudociencia depende menos del ámbito u objeto de estudio que de la actitud de sus seguidores hacia la crítica y, en general, hacia el método científico. Así, un físico o un biólogo podrían comportarse de un modo dogmático, mientras que un historiador o un sociólogo pueden presentar sus tesis de una manera que inviten a la refutación (o «falsación», en lenguaje popperiano). En general, y en la medida en que pueda resultar aplicable, la metodología científica exige que las teorías puedan someterse a pruebas empíricas rigurosas, mientras que a las pseudociencias, o bien no será posible aplicarles sistemas de refutación (por tratarse de formulaciones ambiguas), o bien sus partidarios protegerán la teoría (por ejemplo, con hipótesis auxiliares o ad hoc, formuladas a posteriori), en lugar de someterla a ensayos que puedan refutarla.

Características de las pseudociencias

Los autores que diferencian entre ciencias reales y pseudociencias señalan características cuya presencia simultánea, no necesariamente de todas a la vez (definición politética), ayuda a reconocer a las pseudociencias como tales:[1][2][3][4][5]​ A falta de un criterio delimitador objetivo y universal, la clasificación definitiva requiere de un argumento de autoridad.

  • No tienen consistencia interna y externa. Es decir, soportan contradicciones lógicas y no se integran con otras ciencias.
  • No aplican métodos como los característicos de las ciencias, aquellos cuya validez pueda aceptarse con independencia de las expectativas del observador. Pero, Norwood Russell Hanson en su libro Patterns of discovery de 1958 y apoyándose en la obra póstuma de Ludwig Wittgenstein, particularmente en sus Investigaciones filosóficas, señala como la observación de un hecho cualquiera, siempre está sujeta a las expectativas del observador.[6]
  • Son dogmáticas. Sus principios están planteados en términos tales que no admiten refutación, a diferencia de las ciencias, donde las condiciones de refutación de las hipótesis o teorías están determinadas o pueden determinarse con precisión. Aunque esto último no es de aplicación estricta a las ciencias sociales, que a menudo no producen (ni pretenden producir) resultados precisos, y parten de premisas que hay que interpretar con cierto grado de subjetividad. Por otro lado, en la ciencia, a veces ocurre que proposiciones formalmente falsables, son en la práctica (en el estado actual de la técnica), imposibles de falsar (por ejemplo: "El universo es finito").
  • Proclaman teorías para las que no aportan pruebas empíricas, que a menudo contradicen abiertamente las observaciones o resultados experimentales conocidos y aceptados. Aunque este tipo de problema también aparecen ocasionalmente en las ciencias (véase por ejemplo: Problema del horizonte)
  • Son incoherentes con el cuerpo teórico de disciplinas relacionadas, invalidando las explicaciones admitidas sin ofrecer alternativas mejores para la explicación de los mismos fenómenos ni reconocer la necesidad de hacerlo.
  • Son inmutables. Al no tener bases experimentales, no cambian incluso ante nuevos descubrimientos (como excepción especial están las matemáticas). La máxima autoridad teórica se le sigue atribuyendo al fundador o fundadores de la disciplina, y sus enseñanzas son tratadas como escrituras sagradas.
  • Utilizan ante el público un lenguaje oscuro, o emplean términos que tienen un significado preciso en ciencia con sentidos totalmente diferentes.
  • No cumplen la estrategia de la navaja de Occam (también conocido como principio de parsimonia), que es un método heurístico de búsqueda creativa de soluciones que propone que, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla es la que se debe considerar como la más probable. O cuando la cumplen es basándose en la utilización de "ganchos celestes" (por ejemplo el creacionismo lo explica todo con base en un solo ente: dios)
  • No buscan leyes generales.
  • Descalifican las críticas por parte de las ciencias, a menudo, utilizando falacias ad hominem, aduciendo conspiraciones o proclamándose objeto de persecución cuando sus planteamientos son rebatidos.
  • Invocan entes inmateriales o sobrenaturales, tales como fuerza vital, creación divina, inconsciente metafísico, quintaesencia, etc. de los que proclaman a la vez, contradictoriamente, que intervienen en fenómenos observables, pero que son inaccesibles a la investigación empírica. Aunque también en física se especula con entidades que, a día de hoy, son inaccesibles a la investigación empírica, pero que se supone que intervienen en fenómenos observables (véase por ejemplo: Bosón de Higgs), y en psicología se emplean entidades inmateriales tales como por ejemplo: "inteligencia".
  • Los promotores de la teoría hacen poco esfuerzo para desarrollar una teoría que supere los problemas a los que se enfrenta. Carecen de la vocación autocritica propia de los científicos verdaderos.
  • Proclaman y exigen que se reconozca su carácter científico, pero sólo ante el público general, renunciando o siendo muy reticientes a poner a prueba sus explicaciones ante la comunidad científica establecida. El hecho de reclamar estatus científico las diferencia de otros campos, como la religión o la metafísica.

Algunos autores afines al relativismo epistémico o al llamado «programa fuerte» (o «estándar») de la sociología de la ciencia (Barry Barnes, Steve Shapin y David Bloor), la Escuela de Paris, (Bruno Latour y Michael Callon), el grupo de Bath, (Harry Collins y Steven Yearley), el grupo de norteamericanos y su “Etnometodología”, (Harold Garfinkel y Michael Lynch), ponen en duda que sea posible diferenciar con rigor y objetividad el límite que demarca la "ciencia" de la "pseudociencia", respaldando en algunos casos posiciones abiertamente contrarias a determinadas concepciones de lo que es ciencia y criticando el método científico.[7]​ Estas posiciones relativistas fueron contestadas por los científicos Alan Sokal y Jean Bricmont en su libro Imposturas intelectuales,[8]​el cual a su vez recibió contrarréplicas.

Algunos críticos de la pseudociencia consideran algunas o todas las formas de pseudociencia como pasatiempos inofensivos. Otros, como Richard Feynman,[9]Richard Dawkins,[10]Carl Sagan[11]​ y Mario Bunge,[12]​ consideran que todas las formas de pseudociencia son dañinas, causen o no daños inmediatos a sus seguidores. Estos críticos generalmente consideran que la defensa de la pseudociencia puede suceder por varias razones, que van desde la simple candidez sobre la naturaleza de la ciencia y el método científico, hasta un engaño deliberado por beneficios económicos o políticos. No es apropiado tratar de pseudociencia cualquier cuerpo sistemático de creencias sólo por no considerar veraces sus postulados, sino que sólo tiene sentido hacerlo cuando desde la disciplina en cuestión se proclama sin fundamento su carácter científico.

El problema de la demarcación de las ciencias

Se han hecho varios intentos para aplicar rigor filosófico a la demarcación de la ciencia con resultados diversos. Estos incluyen el criterio de falsabilidad de Karl Popper y la aproximación histórica de Imre Lakatos, que lo critica en su Methodology of scientific research programmes (Metodología de los programas de investigación científica). Historiadores y filósofos de la ciencia, principalmente Thomas Kuhn y Paul Feyerabend, sostienen desde otras perspectivas epistemológicas del conocimiento, que incluye la dimensión social, que no siempre es posible una distinción nítida y objetiva entre ciencia y pseudociencia.

Mario Bunge, filósofo de la ciencia, es conocido por su posición de incluir al psicoanálisis entre las pseudociencias. Críticas hacia la inconsistencia entre teoría y experiencia, o hacia el carácter especulativo del discurso se dirigen también a veces desde las ciencias naturales hacia ciertas ciencias sociales, como la economía o la psicopedagogía. El escándalo Sokal, por el nombre del físico que lo puso en marcha, mostró que desde una cierta orientación de la Sociología de la Ciencia, una postmoderna y deconstruccionista, también se ha recurrido a veces a usar inconsistentemente el lenguaje de las llamadas ciencias duras, en lo que parece un intento irregular de legitimación científica, siendo esta una de las líneas de conducta frecuentemente reprochadas hacia las llamadas pseudociencias.

Para algunos sectores de la filosofía de la ciencia no existe un criterio de demarcación perfectamente delimitado, metodológico y objetivo para definir universalmente qué es ciencia y qué es pseudociencia,[13][14][15][16][17][18][19][20][21][22][23][24][25][26][27][28][29][30][31][32][33][34][35]​ todo intento de diferenciación es necesariamente aribitrario y subjetivo.

Pseudociencia, protociencia y ciencia

La protociencia engloba áreas de conocimiento en proceso de consolidación. Por ejemplo la alquimia en el siglo XVII entraba dentro de esta categoría. Cuando se descubrió que los principios en la que se basaban (como la influencia de los planetas en los metales) no tenían respaldo experimental, pasó a ser una pseudociencia. Lo mismo puede decirse de la parapsicología en el siglo XIX y principios del XX. No todas las protociencias desembocan en pseudociencias. La alquimia dio origen a la química y la astrología a la astronomía.

No hay un acuerdo para la diferenciación entre protociencia, pseudociencia y ciencia. Hay ejemplos de teorías científicas vigentes a día de hoy que una vez fueron criticadas y etiquetadas como pseudocientíficas. La transición se caracteriza por una mayor investigación científica sobre el tema y el descubrimiento de más evidencias que sustenten la teoría. Así, la teoría de la deriva continental fue, en su momento, considerada pseudocientífica.[36]

Peligros de la medicina pseudocientífica para la salud

Un campo en el que se usa frecuentemente de alegaciones pseudocientíficas es el de la curación de enfermedades. Ocurre incluso dentro de la medicina convencional, por ejemplo cuando algunas compañías farmacéuticas promueven el uso de sus productos para fines distintos de los que justificaron su aprobación y sin ensayos clínicos suficientes o adecuados>[cita requerida].

Existe además un importante mercado de métodos curativos y diagnósticos, que en muchos casos utilizan métodos mágicos tradicionales, como la imposición de manos o procedimientos sin fundamento, como la radiestesia o el empleo de pirámides. La mayoría de estos curanderismos, cuya extensión creciente debe mucho a internet, busca la credibilidad y el prestigio que tiene la ciencia, alegando desconocidas propiedades del agua,[37]​ la acción de fenómenos cuánticos o presuntas energías de naturaleza difusa.

El cartílago de tiburón se ha promocionado falsamente como cura para el cáncer en base una supuesta inexistencia de cánceres en tiburones. De acuerdo con Ostrander et al (2004), esta práctica ha llevado a una continua disminución de las poblaciones de tiburones[38][39]​ y, lo que es más importante, esta práctica ha alejado a los pacientes de terapias contra el cáncer que sí son efectivas. Sugieren que "los mecanismos basados en la evidencia por la comunidad científica día a día deberían añadirse al aprendizaje de los profesionales de los medios de comunicación y gubernamentales".

Un caso especial, por su extensión, es el de la homeopatía, cuya incongruencia con el conocimiento científico fue mostrada ya en vida de su fundador, Samuel Hahnemann, y respecto a la que se han utilizado recientemente términos prestados de la mecánica cuántica (como entanglement) de manera admitidamente metafórica.

Algunos tratamientos alternativos de carácter pseudocientífico han producido accidentes graves, incluso muertes; pero se admite en general que el mayor peligro para la salud de los pacientes se realiza cuando, confiando en un método ineficaz, renuncian a medidas más efectivas, como hábitos más saludables o un tratamiendo médico de eficacia demostrada.[40][cita requerida]

Explicaciones psicológicas

El pensamiento pseudocientífico se ha explicado en términos de psicología y psicología social. La tendencia humana a buscar confirmación en vez de refutación,[41]​ la de mantenerse aferrado en las creencias confortables, y la de sobregeneralizar han sido mencionadas como razones comunes para la adherencia al pensamiento pseudocientífico. De acuerdo con Beyerstein (1991) los humanos son propensos a realizar asociaciones en función de la apariencia, y a menudo cometen errores en el pensamiento sobre causa y efecto.[42]

La utilidad de las etiquetas

El filósofo de la ciencia Larry Laudan ha manifestado que el concepto pseudociencia no tiene significado científico y se usa básicamente para describir una apreciación subjetiva: "Si quisieramos permanecer firmes al lado de la razón, deberíamos desentendernos de términos como ‘pseudociencia’ y ‘acientífico’ de nuestro vocabulario; son sólo palabras huecas que sólo trabajan a nivel emotivo".[43]

Richard McNally, catedrático de Psicología de la universidad de Harvard, manifiesta: "El término 'pseudociencia' se ha convertido en poco más que una palabra de moda incendiaria para desacreditar rápidamente a un oponente a través de los medios de comunicación" y "Cuando los terapeutas manifiestan haber obtenido logros con sus prácticas, no deberíamos gastar nuestro tiempo en tratar de averiguar si sus prácticas se las pueden calificar de pseudocientíficas. En vez de eso, se le debería preguntar: ¿Cómo sabe usted que su práctica funciona? ¿Cuál es su evidencia?"[44]

Campos considerados como pseudociencias

Algunos autores que defienden la posibilidad de un criterio de demarcación estricto entre ciencia y pseudociencia como Mario Bunge,[45]Carl Sagan,[1]Robert L. Park,[2][3]James Randi,[4]​ o Michael Shermer[5]​ consideran que en algunos de los campos siguientes una parte significativa de sus practicantes presentan su disciplina como más o menos equivalente a campos del conocimiento rigurosos, imitándolos a veces formalmente en el lenguaje o las formas de comunicación, y adoptando títulos científicamente prestigiosos ante el público como «doctor» o «profesor», legitimados o no académicamente. Tal como se deduce de la caracterización del concepto, los practicantes de estas actividades afirman su carácter científico.


Ejemplos de disciplinas consideradas pseudocientíficas por algunos autores
Alquimia[45] Fue una práctica que combinó elementos de lo que hoy son la química, la metalurgia, la física, astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte y se la considera precursora de la moderna química. Al contrario que la astrología, que sigue teniendo muchos seguidores en la actualidad, la práctica de la alquimia prácticamente desapareció durante el siglo XIX, quedando en la actualidad únicamente algunos seguidores,[46]​ aunque para la mayoría de ellos se haya convertido en una corriente filosófica que ya no sigue los mismos objetivos,[47][48]​ por lo que realmente únicamente serían pseudocientíficas algunas corrientes actuales, a pesar de la definición de Bunge.
Astrología[49] Es la creencia en una relación causal entre la posición relativa de determinados planetas, satélites y estrellas y la personalidad y expectativas futuras de las personas.[50]

Aunque la astrología tiene una larga tradición como sistema de creencias desde la antigüedad, sus bases como ciencia están refutadas desde el Renacimiento,[51]​ a pesar de lo cual hoy en día existen intentos de reivindicar este papel.

Biomagnetismo Es el intento de curar enfermedades mediante imanes, su descubridor afirma poder curar enfermedades como el SIDA al inactivar virus mediante el uso de imanes, que desregularían a los patógenos internos. No hay ninguna evidencia y su creador fue acusado de fraude recientemente, a pesar de ello es una disciplina en expansión y que ha logrado engañar a mucha gente.
Cerealogía[52]

También llamados pictogramas o crop circles (en inglés), son dibujos que aparecen en campos de cultivo (trigo, maíz, etc), supuestamente creados por extraterrestres, aunque sin evidencias empíricas.

Creacionismo y Diseño inteligente

Algunas interpretaciones literales del Génesis niegan la Teoría de la evolución y plantean hipótesis alternativas como si tuvieran la misma validez. La teoría de la evolución no es sólo una hipótesis sino la teoría más sustentada que actualmente existe sobre el origen de los seres vivientes y es el cuerpo teórico unificador de las ciencias biológicas. Por esto, la gran mayoría de los científicos e instituciones científicas rechazan las afirmaciones sobre creacionismo científico y diseño inteligente por su falta de base científica y lo clasifican como pseudociencia. La comunidad científica califica de infundadas las acusaciones de tautología hacia algunas hipótesis evolutivas, como la selección natural.

Criptozoología[53]

Es el estudio de animales mitológicos, no reconocidos como reales por la ciencia. No cumple con el método científico al no ocupar mediciones y observaciones directas para sacar sus conclusiones, sino que se basa en dichos de otras personas y tradiciones orales. Esto es como tomar por cierto que el suelo de piedra de una habitación está más frío que la alfombra que está sobre él, sólo porque alguien nos dijo "que lo sintió más frío". El método científico demanda hacer mediciones antes de sacar conclusiones, y fácilmente se puede comprobar con un termómetro que ambos llegan a un equilibrio térmico con el ambiente, y tienen la misma temperatura. Además sus predicciones, por su naturaleza, carecen completamente de falsabilidad, pues los animales mitológicos que estudian no dejan de serlo hasta que se comprueba su existencia real.

Dianética (la “ciencia” de la cienciología)[54]

La dianética es una parte de la cienciología, consistente en una especie de "psicología" basada en los principios de la cienciología.[55]

Hubbard insiste varias veces a lo largo de su libro en que la Dianética es una ciencia[56]​ y que su sistema, basado en la localización y eliminación de los engramas, permite la curación de toda clase de compulsiones, obsesiones, neurosis, y demás afecciones o enfermedades, incluyendo parálisis, cáncer y leucemia.[57]​ Sin embargo nunca ha habido ninguna demostración científica de tales afirmaciones.

Feng Shui

Es una forma de geomancia que supone la existencia de supuestas energías como el chi. Esta puesta en duda, ya que desde el punto de vista escéptico una energía propiamente dicha no puede ser positiva o negativa, no podría influir ni alterar el comportamiento humano y su relación con el medio[58]​ Por ello los escépticos sostienen que no tiene valor terapéutico.

Fisiognomía

En la Antigüedad la fisiognomía se desarrolló com un arte adivinatoria, que buscaba el destino en los rasgos de la cara, en parte por culpa de algunos párrafos de la Historia animalium de Aristóteles.[59]​ Lavater, a finales del XVIII llamó así a la ciencia («una ciencia con reglas fijas») que permitiría conocer el carácter de una persona por los rasgos de su cara y la forma de su frente. Un obituario tras su muerte, señalaba que tras Lavater un noble no escogería un criado sin antes comparar su rostro con las láminas del libro. Darwin cuenta que estuvo a punto de no ser elegido como naturalista del Beagle, porque Fitzroy no veía con buenos ojos la forma de su nariz.[60]​ La asignación de caracteres faciales y su asociación a rasgos de personalidad para los grupos humanos históricos, como los judíos o los eslavos, fue recuperada por el racismo pseudocientífico de la primera mitad del siglo XX, y una variante, la morfopsicología, inventada por un médico francés en 1937, todavía se emplea para selección de personal.

Flores de Bach (terapias florales)[61][62]

Los ensayos no demuestran ningún valor terapéutico más allá del efecto placebo.[63][64]​ La preparación de los remedios, dejando algunas flores en agua al sol y diluyendo el filtrado después, no es compatible con ningún mecanismo físico-químico específico. Los pronentes dicen que se basa en «vibraciones», sin que se justifique que son o como se pueden observar.

La selección de los remedios se basa en criterios ajenos a la experiencia, como la teoría de las signaturas,[65]​ una doctrina precientífica propia de la medicina medieval, según la cual la virtud curativa ha sido marcada sobre las cosas o sobre sus nombres. Por ejemplo, la planta que Lineo llamó Impatiens porque dispara sus semillas, es propuesta para curar la impaciencia.

Frenología[66][67]

Era una teoría que afirmaba ser capaz de determinar el carácter y los rasgos de personalidad basándose en la forma del cráneo. Se basaba en la creencia de que diversos comportamientos están controlados por sitios distintos del cerebro, y que el mayor desarrollo de esas secciones supone un mayor tamaño, que se ve reflejado en la forma del cráneo. No se debe confundir con la craniometría o la fisonomía, que estudian los huesos del cráneo o los rasgos faciales sin intentar extraer información sobre la personalidad.

Fusión fría

Hoy en día se siguen realizando esfuerzos en la búsqueda de reacciones nucleares del tipo de la fusión fría, a pesar de que el engaño de los años 80 quedó marcado en la comunidad científica. Los descubridores de esta supuesta fusión fría, ahora en la industria privada, siguen anunciando periódicamente que en menos de un año sacarán al mercado un modelo viable.[68]​ El fenómeno ha sido intensamente estudiado por la comunidad y siguen encontrándose publicaciones al respecto, sin resultados positivos.

Grafología[69][70]

Se trata de la supuesta relación entre la escritura y la personalidad del individuo, pretendiendo inferir incluso el estado fisiológico y las aptitudes laborales del autor de la escritura. No debe confundirse con la grafología o caligrafía forense, que es usada en la justicia como técnica auxiliar para determinar si un escrito pertenece a una persona en particular. Aunque los análisis grafológicos de personalidad no son aceptados en las cortes, sí son empleados con frecuencia y sin fundamento en la selección de personal.

Homeopatía

Muchos consideran la homeopatía como un residuo pseudocientífico de la época de la alquimia. Los resultados atribuidos a la homeopatía se pueden explicar por el efecto placebo.[71]

Otra crítica a la homeopatía es su falta de consistencia externa. Esta teoría asume que el agua de algún modo "recuerda" las propiedades químicas de las moléculas que alguna vez estuvieron en contacto con ella, pese a que la investigación empírica no confirma la hipótesis de la llamada memoria del agua.

Negacionismo del Holocausto[72]

El negacionismo del Holocausto está considerado una pseudociencia (en la disciplina de la historia) no porque sea revisionista (el revisionismo es una actividad legítima del historiador, por ejemplo, a la luz de nuevas evidencias), sino porque para lograr su objetivo de negar el Holocausto necesitan negar todos y cada uno de los principios del método científico: deciden primero cómo quieren que sean los "hechos", en lugar de recurrir a testigos oculares y a pruebas físicas y documentales. Elaboran teorías para "probar" que los hechos "auténticos" son como ellos quieren que sean. Reescriben la historia para dar apoyo a una agenda, a menudo política, usando un sinnúmero de falacias lógicas que corroboren sus tesis. Nunca someten sus trabajos a la revisión por pares. A causa de todo ello, la comunidad de historiadores consideran a estos escritos como defectuosos y no fiables desde el punto de vista científico.

Numerología[73][74]

La numerología actual se basa en los principios esbozados por Pitágoras. Consideraba que el universo es una obra sólo descifrable a través de las matemáticas. Los pitagóricos postulaban que la Tierra, el Sol y el resto de los planetas conocidos, giraban en torno a una fuerza simbolizada por el número uno.

Parapsicología[75]

Esta doctrina sostiene la existencia de fenómenos como la telepatía, la videncia a distancia y del futuro, y la telequinesis, entre otros. La parapsicología atribuye esos supuestos hechos a la percepción extrasensorial y a otras capacidades supra-normales que no pretende explicar. Es bastante ambigua no sólo porque trata de entidades no físicas como los fantasmas y acontecimientos no físicos como la telepatía, sino también porque no ofrece afirmaciones detalladas acerca de sus mecanismos de acción o regularidades.

Piramidología[69]

La piramidología es una creencia que afirma que los objetos en forma de pirámide con base cuadrada, simplemente por su forma, pueden provocar fenómenos tales como mantener los alimentos frescos durante mucho más tiempo de lo normal. Se cree que el origen de esta creencia fue el descubrimiento en las pirámides de la Meseta de Giza de momias y otros objetos orgánicos en relativamente buen estado a pesar de su edad.[76]​ Sin embargo, los experimentos realizados no han mostrado ningún efecto.[77]

Psicoanálisis

En su modelo de demarcación de la ciencia, Karl Popper tomó al psicoanálisis como ejemplo de pseudociencia, en contraste con la teoría de la relatividad de Albert Einstein. Popper observó que mientras las condiciones de refutación de las hipótesis de Einstein estaban determinadas con precisión y Einstein estaba dispuesto a empezar de nuevo si la evidencia no las sustentaba, las teorías de Sigmund Freud eran infalsables y le permitían reinterpretar la evidencia para mantener las hipótesis.

Aunque Popper calificaba al psicoanálisis como pseudociencia. No sugiere que no sea racional o que no sea valioso. Popper mismo declara que el psicoanálisis: "Constituye una interesante metafísica psicológica (y no cabe duda de que hay alguna verdad en él, como sucede tan a menudo en las ideas metafísicas)".[78]

Adolf Grünbaum considerado el heredero de Karl Popper en la crítica epistemológica al psicoanálisis, considera por otro lado que el psicoanálisis sí es falsable, pero con el resultado de ser una teoría falsa.

Alan Sokal y Jean Bricmont explican en su controvertido libro Imposturas Intelectuales cómo Jacques Lacan usa el lenguaje matemático en su teoría del psicoanálisis de forma incorrecta y totalmente fuera de contexto para aparentar carácter científico.[79]​Otros autores, sin embargo, explican que el uso por parte de Jacques Lacan de un lenguaje matemático significó no el intento de demostrar matemáticamente las afirmaciones del psicoanálisis, sino una representación explícitamente metafórica de algunas de tales afirmaciones. La respuesta de Sokal es que tal uso simbólico de conceptos matemáticos, muy probablemente desconocidos por la gran mayoría de los lectores de Lacan, es de dudosa utilidad. Arkady Plotnitsky (matemático y profesor de la Universidad de Purdue de teoría literaria) resalta en particular que en el libro de Sokal y Bricmont «algunas de sus aseveraciones concernientes a objetos matemáticos y especialmente sobre los números complejos son incorrectas» lo cual hace que su ataque a Lacan (por errores similares) se convierta en patético.[80]

El epistemólogo Mario Bunge también usa al psicoanálisis como ejemplo en su modelo de demarcación de la ciencia. Sostiene que el psicoanálisis es una forma de pseudociencia porque carece de consistencia externa: las diferentes disciplinas científicas interactúan apoyándose las unas a las otras tanto en sus aspectos teóricos como empíricos. El grave problema del psicoanálisis, sostiene Bunge, es que se trata de una disciplina aislada del resto del conocimiento (no interactúa con disciplinas obviamente pertinentes, tales como la psicología experimental, la neurociencia cognitiva y las ciencias biológicas). Más aún, el psicoanálisis es incongruente con los descubrimientos de estas disciplinas.[81][82][83]

Por otra parte algunos filósofos de la ciencia[84]​ e investigadores[85]​ sostienen que el psicoanálisis sí puede investigarse científicamente. Aunque otros filósofos[86]​ y psicoanalistas[87]​ sostienen que el psicoanálisis no puede investigarse científicamente. En todo caso hay gran variedad de corrientes psicoanalíticas y sólo cabría plantear la posibilidad de acusar de pseudocientíficas a aquellas que se consideran a sí mismas científicas.

Autores como Van Rillaer recopilaron ejemplos sobre la forma en que Freud y otros psicoanalistas descalifican a sus críticos empleando argumentos de autoridad y falacias ad hominem.[88][89]

Pese a lo anterior, el psicoanálisis sigue siendo materia de estudio en diversas universidades.

Psicología transpersonal[90]

Se trata de corrientes de pensamiento psicológico fundamentadas en creencias religiosas, ocultistas o filosóficas, muy a menudo cercanas a movimientos como el New Age. Sus prácticas y creencias no poseen, en la mayor parte de los casos, fundamentos empíricos testables necesarios para toda ciencia. Arranca del pensamiento de autores post-freudianos como Carl Jung. Al igual que con el psicoanálisis freudiano, aunque no todas sus afirmaciones pudieran carecer de fundamento real, no existe en sus prácticas y tradiciones de generación de conocimiento un modo de distinguir entre lo válido y lo erróneo. Estas corrientes de pensamiento también se han asociado en ocasiones a la parapsicología. Muy pocos psicológos realizan en realidad investigación científica seria sobre estos temas.

Radiestesia[91]

La dependencia de los fenómenos en que se basa la radiestesia respecto al efecto ideomotor y las expectativas del sujeto, está demostrada desde el siglo XIX.[92]

Ufología[93][94][95]

La Ufología es el estudio de los objetos voladores no identificados (OVNIs) y frecuentemente incluye la creencia de que los OVNIs son la evidencia de visitantes extraterrestres.[96]​ Cabe destacar que en sus orígenes la ufología fue impulsada con base científica por profesionales certificados como el doctor en astronomía Josef Allen Hynek y el astrofísico Jacques Fabrice Vallée, quienes intentaron hacer de la ufología una ciencia seria y reconocida por la comunidad científica internacional, incluso llegando a llevar tales argumentaciones ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Tras la negativa de la ONU, la ufología no fue acreditada ni apoyada por las naciones predominantes ni por sus universidades y esto dio lugar a la proliferación de multiples "investigadores" que afirmaban ser ufologos sin tener base científica para sus "investigaciones", e inclusive sin tener fines cientificos en el tema sino mas bien volcando argumentos sobrenaturales, ficticios o incluso religiosos, supuestamente versados en la ufología, pero con fines comerciales y no cientificos.

Actualmente se ha desvirtuado tanto este tema que por esa razon existen una gran cantidad de personas que se vuelcan por el lado de la pseudociencia al referirse a la ufología y no investigan ni tratan sus temas de manera científica, pese a que aún persisten algunos pocos ufólogos que proceden de manera científica con este asunto.

No debe confundirse a la ufología con la búsqueda de inteligencia extraterrestre de proyectos científicos académicamente aceptados como el SETI.

Telepatía[97]

Es un término que se refiere a la capacidad mental de los humanos y otras criaturas de comunicar información de una mente a otra, sin el uso de herramientas adicionales como el habla o el lenguaje corporal. Aunque se han llevado a cabo muchos experimentos científicos sobre la telepatía, incluyendo varios recientes por parte de reputadas universidades, la existencia de la telepatía no es aceptada por la comunidad científica. [98]


Análisis bursátil

En su libro divulgativo Un matemático juega en bolsa, el profesor John Allen Paulos, especialista en lógica matemática y matemática social, describe un buen número de problemas y juegos matemáticos que hacen dudar del análisis bursátil, tanto técnico como fundamental, como un estudio científico real del mercado, tachándolo en muchos casos de pseudociencia. Paulos muestra en su libro que gran parte de las técnicas de análisis bursatil se basan en un mal empleo de la lógica, no teniendo una base matemática sólida que sustente dichas teorías, ya que no han demostrado, ni teórica ni empíricamente, que el mercado no se comporte de forma aleatoria y de acuerdo a estas reglas en muchos casos domáticas. A lo largo del libro se acusa en varias ocasiones a dichas técnicas de pseudociencia, siendo especialmente escéptico con aquellas sustentadas en series o números especiales como el número phi o la serie de Fibonacci, sin más base matemática que las correlaccione con el mercado real. El propio John Paulos se interesó en la base matemática real de este campo cuando perdio una gran antidad de dinero en la burbuja punto com.

Sintergética

La teoría sinergética fue establecida por el matemático y físico Hermann Haken. La teoría sinergética, según sus representantes, es una curación biónica y no un tratamiento médico. Así evitan disputas con la medicina occidental.[99]

Como ilustra el listado anterior, algunas pseudociencias son a veces desarrolladas por científicos o investigadas o estudiadas en universidades como si de ciencias reales se tratase.[100]

Véase también

Referencias

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Bibliografía en español

Enlaces externos