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Revisión del 15:16 28 feb 2010
República (del latín res publica, «la cosa pública, lo público»), en sentido amplio, es un sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley (constitución) y la igualdad ante la ley como la forma de frenar los posibles abusos de los más fuertes, del gobierno y de las mayorías, con el objeto de proteger los derechos fundamentales y las libertades civiles de los ciudadanos, de los que no puede sustraerse nunca un gobierno legítimo. A su vez las república escoge a quienes han de administrar la cosa pública mediante la representación (democracia representativa) de toda su estructura mediante el derecho a voto. El electorado constituye la raíz última de su legitimidad y soberanía. Muchas definiciones, como la de Encyclopædia Britannica de 1911, resaltan también la importancia de la autonomía y del Derecho (incluyendo los derechos humanos) como partes fundamentales para una república. No debe confundirse república con democracia, pues aluden a principios distintos, la república es el gobierno de la ley mientras que democracia significa el gobierno de la mayoría.
República en la politología
En la teoría y la ciencia política, el término república se puede referir a varias formas de estado.
Definición
Tradicionalmente, se ha definido la república como la forma de gobierno de los países en los que el pueblo tiene la soberanía o facultad para el ejercicio del poder, aunque sea delegado por el pueblo soberano en gobernantes que elige de un modo u otro. Suele pensarse que en la práctica, la forma de estado de un país es la monarquía si tiene soberano o rey no soberano, y república. Lo cierto es que una república está fundamentada en el "imperio de la ley" y no en el "imperio de los hombres". Una república es, de este modo, independiente de los vaivenes políticos, incompatible con tiranías ni monarquías, en la cual tanto los gobernantes como los gobernados se someten por igual a un conjunto de principios fundamentales normalmente establecidos en una constitución.
"Un montón de gente no es una república" Aristóteles.
Y la constitución, de ser apegada al Derecho, sirve para protegerlo y definir incluso qué leyes son buenas y cuáles malas en el marco de referencia constitucional.
El desconocimiento de estos principios clásicos en el mundo moderno lentamente ha conducido a muchos a expresarse en términos de "repúblicas democráticas" o "repúblicas islámicas", sin considerar la contradicción que tales frases contienen.
Son elementos comunes que participan del contenido de la definición tradicional que la cultura occidental ha elaborado del concepto "República": 1.-la periodicidad en los cargos; 2.-la publicidad de los actos de gobierno, no es posible el secreto de Estado; 3.-la responsabilidad de politicos y funcionarios públicos; 4.- la separación y control entre los poderes; 5.- la soberanía de la ley; 6.- el ejercicio de la ciudadanía, quien pone y depone; 7.- la práctica del respeto, y no la tolerancia, con las ideas opuestas; 8.- la igualdad ante la ley; 9.- la idoneidad como condición de acceso a los cargos públicos.
Los pilares fundamentales de la República
Los tres pilares fundamentales de la República según Aristóteles son: -La división de poderes y su control recíproco. -La participación política activa por parte de los ciudadanos (esto supone la publicidad de los actos estatales y la necesidad de instrucción en materias de ciencias jurídicas y política tanto teórica como "material" [aquella ocurrida en un estado determinado y en un momento dado]). -La representación de todas las clases sociales dentro de las instituciones de gobierno con iguales atribuciones y prevalencia de ninguna. (La accedencia a dichas magistraturas necesariamente colegiadas en razón de la materia debe ser restringida (el magistrado debe pertenecer a la clase que representa y ser elegido con el voto solo de ésta). Es necesario considerar que para Aristóteles los fines supremos de las formas de gobierno deben ser: -La libertad-igualdad ("solo somos libres entre iguales" [consideración griega de la época]) -La realización de la justicia y del bien común. --La realización plena del desarrollo de las capacidades cognitivas humanas (para lo cual considera necesaria la realización de los dos puntos anteriores siguiendo el concepto fundamental de Sócrates [BIEN=VERDAD. Según el cual el bien es igual a la verdad y el mal a la ignorancia. Sócrates explica esto de la siguiente manera: -el humano busca la felicidad, llenar su vació existencial -para esto utiliza medios por los cuales pretende lograr dicho fin -la mayor parte de las veces utiliza medios que consiguen satisfaciones efímeras, etéreas, superficiales, qué no no van más alla de "deseos pasionales" {como tener sexo, alimentarse, etc} -de ésta manera concluye que busca un fin por medios que no puden alcanzarlo; ya que éste sólo puede ser alcanzado mediante la contemplacion de la verdad, entendida como el conocimiento de la realidad]) De esto se advierte que si sólo somos libres entre iguales no puede haber una clase gobernante, deben gobernar todas por igual. Marx va más alla advirtiendo además que: habiendo elementos (individuos y/o clases) económicamente diferentes unos intentan superponerse sobre otros, estando rota, bajo dicho supuesto, la relacion de igualdad de unos elementos para con los demás y por lo tanto la de libertad.
Ambigüedad en las definiciones
La aplicación de la misma palabra a dos conceptos distintos pero relacionados lleva a inconsistencias:
- Los países que son repúblicas según la definición práctica normalmente aducen que son repúblicas en un sentido tradicional, aunque en muchos casos sean regímenes autócratas o dictatoriales donde el pueblo no es soberano.
- Una monarquía electiva con soberanía popular o una monarquía constitucional serían repúblicas en sentido tradicional, porque la soberanía está en el pueblo que otorga más o menos atribuciones a un monarca no soberano. Sin embargo en la práctica jamás se llama república a una monarquía.
Los analistas políticos creen que la Primera guerra mundial desató el fin de las monarquías tradicionales. La forma de estado republicana (definición tradicional) se impuso en la mayoría de los estados desarrollados, monarquías o no. Tras la primera guerra mundial, con el Tratado de Versalles desaparecieron tanto el Imperio austrohúngaro, como el Imperio alemán. Además, los monarcas de los estados ganadores fueron cediendo poderes y prerrogativas a instituciones democráticas electas.
Jefes de Estado
En las repúblicas más modernas, el Jefe de Estado es llamado el Presidente de la República (o presidente), que no hay que confundir con el Primer Ministro o Presidente del Gobierno. En ciertos países el Presidente de la república recibe una denominación especial, como cónsul, dux, knyazs, archon, etc.
En las repúblicas democráticas, el Jefe de Estado ha de ganar unas elecciones. Estas elecciones puede ser directas o indirectas (se forma un consejo especial o es el parlamento quien elige a la cabeza del Estado). Cuando el presidente es electo, normalmente, desempeña su cargo en un periodo preestablecido (generalmente, de cuatro a seis años), finalizado este periodo, se celebran nuevas elecciones. Muchas legislaciones nacionales, limitan el número de Reelecciones a las que puede presentarse un Presidente cuando ya ha concluido su primer mandato.
Si el Jefe del Estado de una república es al mismo tiempo el Jefe del Gobierno, a este tipo de República se dice que tiene un Sistema de gobierno presidencial. Éste es el caso de Estados Unidos y Chile.
Por el contrario, en los Sistemas de gobierno semipresidenciales, el Jefe de Estado no es la misma persona que el Jefe del Gobierno. En estos casos, se da la diferenciación entre Presidente de la República y Primer Ministro (Presidente del Gobierno). En estos casos, el papel del Presidente de la República resulta casi ceremonial, aunque tiene tareas específicas como el papel consultivo en la formación de un gobierno después de una elección. Por el contrario, es el primer ministro el que cuenta con el poder ejecutivo.
En los sistemas semipresidenciales, puede darse el caso (dependerá de los sistemas y calendarios de elección de cada país) de que el Presidente de la República y el Primer Ministro pertenezcan a diferentes partidos políticos con ideologías encontradas. Esta cohabitación suele darse a menudo en Francia.
En otros países, como Alemania o India, sin embargo, el presidente de la República, tiene que permanecer estrictamente independiente a la dinámica gobierno/oposición.
Por último, en otros países, como Suiza o San Marino, la presidencia de la República no la ejerce una persona, sino que lo hace un Consejo o Comité. En este caso, la cabeza visible del Estado va rotando entre los miembros del Consejo. En el caso de San Marino, cada medio año. En el caso de Suiza, cada Año Nuevo. Estos sistemas son una herencia de la Antigua república romana donde también rotaba este cargo. Los Comicios designaban a dos cónsules que ocupaban el cargo durante un año. La rotación era mensual. En cada semiperiodo, un cónsul ejercía el poder real (cónsul maior), mientras que el otro lo supervisaba.
República y Religión
Una de las principales motivaciones por las que se cambiaba del régimen monárquico al republicano era el aspecto religioso.
La mayoría de Monarquías tenían una religión oficial del Estado de la que no se podían discernir, mientras que las repúblicas, sobre todo desde que la francesa y la estadounidense establecieran las bases para el derecho que actualmente recogen la mayoría de constituciones, la libertad de culto dejan este aspecto a la libre elección del ciudadano.
Repúblicas laicistas
Muchas veces, las revoluciones que han propiciado el cambio de Monarquía a República han sido altamente laicistas, lo que en ocasiones ha despertado un importante sentimiento anticlerical a raíz del apoyo y el simbolismo que algunas confesiones religiosas como el catolicismo han prestado al Antiguo Régimen, o por su estrecha vinculación con las oligarquías, así como el papel eminentemente reaccionario que las jerarquías eclesiásticas han tendido a desempeñar en su complicidad o defensa activa del orden establecido. En los casos de mayor exacerbación, o de mayor acumulación histórica de frustración y sufrimiento por parte de las clases populares y oprimidas, a raíz del statu quo, esto ha llegado a provocar quemas de iglesias, persecución de religiosos y destrucción de arte sacro, etc. Casos de ello se dieron en Francia, durante la revolución francesa, o en algunas revoluciones socialistas, como las que dieron paso a las distintas Repúblicas Soviéticas (algunas de corta duración), así como las de Vietnam, Corea del Norte, China, o la inconclusa Revolución social española de 1936, que tiene lugar en el seno de la II República tras el frustrado golpe de Estado fascista, por parte de los militares sublevados, que dio lugar al estallido de la Guerra Civil, siendo los intentos o afiliaciones revolucionarias duramente reprimidas desde el bando sublevado ó nacional. Aunque también la imposición de monarquías o estados totalitarios han fomentado en ocasiones la persecución o ataque a minorías religiosas como a los judíos, o a los cristianos en el Japón Tokugawa, o han legitimado su poder en la religión, como la dictadura de carácter fascista del General Francisco Franco y su nacionalcatolicismo.
En los Estados Unidos, no sucedió esto, probablemente, porque la suya más que revolución, fue ante todo una Guerra de Independencia para librarse de los abusos de la corona británica. No obstante, la joven nación no eligió ninguna religión de Estado en especial, aunque sí hace referencia en ocasiones a la Biblia o a Dios, por ejemplo en su constitución. Francia, pionero en la independencia de la religión y el estado, asumiría la laicidad del estado finalmente a principios del siglo XX.
Repúblicas confesionales
Si bien es cierto que muchas veces se ha esgrimido el sentimiento anti-religioso para favorecer la implantación de un régimen republicano, otras tantas veces, ha sido al revés, se ha utilizado un sentimiento religioso (en ocasiones, incluso fundamentalista), con idéntico objetivo.
El sentimiento religioso jugó un importante papel, por ejemplo, en el derrocamiento del Régimen del Sah en Irán, que fue substituido por una república dirigida por los líderes espirituales islámicos, los ayatolás. De hecho, Irán tiene como nomenclatura oficial la de República Islámica de Irán.
Algunos países se han organizado como una república, para establecer una religión estatal en su constitución. El ejemplo más evidente es el de las República Islámicas, aunque no son las únicas, lo mismo sucede el polo opuesto, en el Estado de Israel.
Históricamente, mucha repúblicas se han definido en función de una religión, como la República católica de Irlanda o la República protestante de los Países Bajos.
En este caso, al dotar a la República de una determinada religión oficial, lo que se busca es impedir injerencias en el culto estatal, provengan dichas injerencias de dentro del propio Estado o del exterior.
República y Democracia
La república, a menudo, se asocia con la democracia. De hecho, si todos los estados que se autodenominan repúblicas realmente se acoplaran a la definición, no habrá problema en que esta asociación fuera automática. El problema es que en muchas autodenominadas repúblicas, la soberanía no reside en el pueblo.
El derecho a voto ha sufrido una larga evolución. De hecho, no se generalizo el sufragio universal (derecho a voto solo limitado por la mayoría de edad) hasta mediados del siglo XX. Antes, este derecho estaba bastante restringido. Sólo determinados estratos sociales podían votar, o se discriminaba por cuestiones de origen, color de piel, sexo, etc. Actualmente, a muchas formas de democracia de la antigüedad (incluyendo la Democracia ateniense se las denomina Plutocracias, pues sólo permitía votar a la oligarquía dominante)
El referéndum
Un instrumento de democracia directa son los referendos, pero éstos sólo son convocados, normalmente, por algún motivo extraordinario. Pocos países, entre los que está Suiza, convocan varios referendos al año.
Países declarados como regímenes o estados socialistas o comunistas, en cambio, suelen tener un alto índice de participación del pueblo, de lo que denominan proletariado, pero en cambio, las decisiones que ahí se toman, no son de gran alcance o bien no cuentan con una base realmente democrática donde se puedan discutir y plantear por toda la sociedad las ventajas o inconvenientes al apoyarlos. Es el caso, por ejemplo, del Régimen de Fidel Castro en Cuba que organiza los llamados comités populares para que los ciudadanos puedan participar en la toma de decisiones.
Además, muchas de las antiguas repúblicas socialistas de Europa del Este incorporaron a su nombre la denominación titular de democracia, pero al igual que el concepto de república moderno, no se ajustaban a la realidad o a la definición común. Ni se trataba de regímenes participativos de manera transparente y con derechos humanos básicos, ni se ejercían consultas directas (referendos) a la ciudadanía en las condiciones adecuadas. Un ejemplo sería, antes de la reunificación de Alemania, la hoy ya desaparecida, República Democrática Alemana.
En otros estados considerados democráticos como México, sin embargo, esto se puede comparar, según algunas opiniones, con los famosos plebiscitos que toman la opinión del pueblo pero sin que la sociedad en sí tome parte activa en la legislación, y la cámara de diputados
República o Monarquía
Aunque, teóricamente, la república hace referencia a que la soberanía reside en el pueblo de forma democrática, en la práctica, el concepto república se lo pueden atribuir estados que simplemente no adopten como a una forma de monarquía, incluyendo en ocasiones estados con sistemas totalitarios, oligarquías o dictaduras, como Corea del Norte. Por ejemplo, los autócratas tratan de maquillar su forma de gobierno con trajes democráticos llamándose presidentes, en vez de reyes y república a la forma de gobierno de su país en lugar de monarquía o dictadura.
Siempre han existido repúblicas, en cierto modo con rasgos de monarquías absolutistas, donde el Jefe de Estado puede tener muchas de las características de un monarca o rey, llegando a instalar a presidentes vitalicios (concepto muy cercano o paralelo al de dictador). Este tipo de presidente, muchas veces, tiene un poder más allá de lo que es habitual en una democracia. Un ejemplo es el caso de la República Árabe de Siria en la que a partir de 1970 el cargo presidencial puede devenir en hereditario.
Durante mucho tiempo, república era un concepto de estado moderno y de ideas ilustradas o liberales diametralmente opuesto a monarquía, símbolo del Antiguo Régimen. Éste es el caso, no sólo de Antigua república romana sino de estados modernos como Estados Unidos de América, tras su independencia del estado monárquico de Gran Bretaña o Francia, tras la revolución francesa, punto de referencia de la actual historia moderna. En cambio hoy, esta radical oposición ha quedado diluida por la propia aceptación y evolución de algunas monarquías, especialmente europeas, hacia sistemas de monarquía constitucional o parlamentaria, régimen similar a una república, en el sentido de concederse casi totalmente la soberanía en el pueblo en forma de derecho a voto, aunque conservando como máximos representantes del estado en un cargo heredable entre otras particularidades. Es el caso de Gran Bretaña o España, entre otros países.
El debate no obstante sigue abierto y países como Australia en 1999 celebraron un referéndum para convertirse en República, rechazada con un 55% de los votos, otros países de reciente creación, como Montenegro, aún a pesar de tener herederos a la corona real y basarse su escudo nacional en el símbolo real de 1918, paradójicamente han aceptado formalmente la República como forma de gobierno.
Evolución histórica
En la antigüedad
En la Antigüedad, las repúblicas no se entendían como entiende la ciencia política el concepto de república.
Aunque República significara la cosa pública, no todos podían participar de esa cosa pública. La llamada democracia ateniense no lo era en el mismo sentido que tomamos actualmente. En realidad, las polis griegas estaban gobernadas por oligarquías (aristoi, "los mejores") y sólo los ciudadanos (y no todo los miembros del pueblo eran ciudadanos) eran los únicos que participaban en las discusiones del ágora. (No podemos decir que la República antigua era "mal llamada" así, pues la noción de Libertad era distinta para lo antiguos, lease la Libertad de los Antiguos y la Libertad de los Modernos de I. Berlin).
Pocos textos antiguos sobrevivieron a la Edad Media, entre estos pocos está La República de Platón. No obstante, pese a los elevados ideales de ésta, cuando Platón puso sus ideas política en práctica en la polis de Siracusa el resultado fue un completo fracaso.
También Cicerón intento algo parecido en tiempos de la Antigua Roma y tampoco logró reforzar el gobierno de la República romana, muy a su pesar, sólo logró un preludio de lo que luego sería la Roma imperial.
En el Renacimiento
Durante el Renacimiento se fomentó la revisión del mundo antiguo, no sólo de su arte, sino también de su cultura, de su pensamiento político y de su literatura y, la mayoría de los pocos escritos que lograron sobrevivir a la Edad Media fueron traducidos. Entre estos los que hacían referencia a las Repúblicas de la Antigüedad que fueron rebautizadas como Repúblicas clásicas.
La filosofía renacentista vio en la república una especie de Estado ideal y los Estados que surgieron en ese periodo como Países Bajos adoptaron esta forma de organización política. Aunque más que los ideales republicanos, pesó en su decisión su sentimiento anticatólico (por ello, se autodenominaron República Protestante de los Países Bajos) y el hecho de que no encontraron a ningún candidato que les convenciese como monarca.
Republicanismo ilustrado
La Ilustración trajo consigo toda una nueva generación de políticos y filósofos ilustrados que se replanteó los principios de la ciencia política que habían estado vigentes hasta el momento. Locke, por ejemplo, se había planteado la división de poderes y la Separación Iglesia-Estado cuando el Absolutismo aún era moneda de cambio. Estos planteamientos políticos serían los que se establecerían no mucho después en las constituciones promulgadas tras la Revolución francesa y la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. De hecho, la Ilustración definió el estándar de lo que había de ser una república y de las monarquías constitucionales que empezarían a consolidarse en el siglo XIX.
Los principios más importantes establecidos por la Ilustración fueron:
- La autoridad de la ley.
- La exigencia de que los gobiernos se interesen por los ciudadanos a los que afecta dicha ley.
- La necesidad de que los gobiernos establezcan el llamado interés nacional, de tal modo, que fuesen comprensibles por el pueblo en general.
- Que existiese algún modo de autodeterminación (En el sentido de consulta popular de tipo referéndums, elecciones, etc).
Desde el final del absolutismo, tanto el liberalismo (repúblicas con sistemas económicos librecambistas), como el socialismo (repúblicas con sistemas económicos planificados), así como, las monarquías constitucionales se basaban en los ideales republicanos aparecidos durante la ilustración y desarrollados en las repúblicas de Estados Unidos y Francia. Estos ideales son la creencia en la autodeterminación de los pueblos y la dignidad individual humana.
República de partido único
Karl Marx argumentó que las clases sociales tenían intereses y que los gobiernos existentes representaban los intereses de la clase dominante, y que, tarde o temprano, estos gobiernos serían derrocados por las clases proletarias.
Cuando las predicciones de Marx se cumplieron y aparecieron las nuevas Repúblicas Socialistas, éstas se proclamaron como las herederas más directas de los ideales de la Ilustración.
Cuando aparecieron estas Repúblicas socialistas tuvieron que enfrentarse a un grave problema, la mayor parte del proletariado carecía del interés o de la experiencia de gobierno necesaria para que los ideales republicanos socialistas se pudieran poner en marcha. Por ello, las estructuras de gobierno socialistas acabaron siendo, en la práctica, muy piramidales.
República islámica
Muchos eruditos occidentales no consideran a las repúblicas islámicas como auténticas repúblicas, pues sus ideales están fundamentados en el Corán, no en los ideales de la Ilustración, ni tienen ningún otro lazo con la tradición occidental del republicanismo que puede remontarse hasta la Antigua Roma.
Estas repúblicas islámicas surgieron en las zonas de dominio del Islam, tras las descolonizaciones de la segunda mitad del siglo XX.