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Teresa Carreño

Información personal
Nacimiento 22 de diciembre de 1853
Caracas, Venezuela
Fallecimiento 12 de junio de 1917 (63 años) Nueva York, Estados Unidos

María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García, conocida como Teresa Carreño (Caracas, 22 de diciembre de 1853-Nueva York, 12 de junio de 1917), fue una pianista venezolana, considerada una de los más destacadas de su época. Es denominada como la pianista más prolífica de América Latina durante los siglos XIX y XX.

Carreño realizó sus últimos conciertos en Nueva York y La Habana, solo unas pocas semanas antes de su muerte, en 1917.

Biografía[editar]

Infancia y comienzos artísticos[editar]

«Cuando yo tenía tres años y medio toda la gente relacionada con el ambiente musical de Caracas, donde nosotros vivíamos, solía frecuentar nuestra casa. Los grandes artistas que llegaban a Venezuela pedían cartas para visitar la casa de mi padre; su posición como ministro les brindaba también una especie de presentación. Mi hermana mayor tocaba el piano maravillosamente, así que en este sentido, nuestra casa era un centro de encuentros y veladas musicales»
—Teresa en una entrevista con el crítico musical William Armstrong, en 1917.[1]

Teresa nació el 22 de diciembre de 1853 en la ciudad venezolana de Caracas, en el seno de una familia rica en herencia musical y cómodamente adinerada,[2][3][4]​ como María Teresa Gertrudis de Jesús. Penúltima hija de Manuel Antonio Carreño y Corinda García de Sena y Toro. Tuvo cuatro hermanos: María Emilia Gertrudis de Jesús (n. 1841) su hermana mayor, María Teresa Gertrudis de Jesús (1842-1845) y Manuel Antonio Alejo Ramón del Carmen (n. 1856), su hermano menor.[2][3][4]​ Su padre fue un músico aficionado con talento, que si no habría sido por sus estudios políticos, «habría llegado a ser un gran músico».[5]​ Manuel fue ministro finanzas.[4][2]​ Mientras que su madre provenía de la casa de nobleza del marqués del Toro; su tía abuela María Teresa, fue esposa de Simón Bolívar, en cuyo honor ella recibió su nombre.[2]

Carreño a los ocho años de edad.

A los tres años de edad mostró interés por la música [2]​ y con cuatro años ya tocaba el piano «sin instrucción de nadie, diferentes piezas de baile que oía tocar a otros».[6]​ Manuel la dejó que explorar la música,[7]​ y al ver su gran pasión y talento, escribió quinientos ejercicios para piano.[8]​ Sus escritos «contenían pasajes de distinto grado de dificultad, de obras pianísticas de grandes compositores».[9]​ Algunos de los ejercicios, fueron escritos para ser ejecutados con una sola mano, pero Teresa los adaptó para las dos, de manera de balancear el ejercicio.[9]

Manuel comenzó a darle lecciones de piano, cuando solo tenía seis años y medio.[7]​ La edad de su precoz hija, no fue impedimento para que le enseñara diversas técnicas musicales dinámicas, entre las que incluye la improvisación, armonía y variación, que crearon en ella hábitos de trabajo meticulosos que nunca abandonó.[3]​ Cuando Manuel sintió que no podía enseñarle más, contrató al pianista Julio Hohené para que siga con su intrusión.[4][2][10]​ «A los siete años, Teresa no es solamente una avezada intérprete, sino también compositora».[10]​ A esa edad, ya «tenía su pequeño repertorio de valses y danzas, más algunas inspiraciones de carácter serio y contemplativo».[10]​ Teresa afirmó que, a pesar de haber comenzado a componer desde muy joven, «no era Mozart», y que sus composiciones no tenían «ningún concepto».[11]

En 1862, en vista de la difícil situación política por la que atravesaba el país, cuatro presientes en tres años, y tras Manuel perder su pues puesto como ministro de finanzas, se dio cuenta que no tenía posibilidades de trabajar en la administración pública venezolana. Manuel, después de pensar que el talento de su hija no podía desarrollarse en un ambiente tan poco cultural como el de Venezuela, tomó la decisión de emigrar a los Estados Unidos.[1][2]​ Para salir de Venezuela, se necesitó el consentimiento de la abuela materna, Gertrudis, quien después de vender todos los bienes de la familia, se se embarcó con ellos.[12]​ El 23 de julio de 1862, salió la embarcación desde puerto de La Guaira hasta Puerto Cabello; el viaje estaba constituido por Manuel, Clorinda, su hermano menor Manuelito y la abuela Gertrudis. Además del tío Juan de la Cruz Carreño, abogado y músico, su esposa y su hija, y cinco sirvientes que necesitarán en su aventura.[12]​ Emilia, la hermana mayor de Teresa, fue la única que se quedó en Caracas tras insistir, ya que contraería nupcias con su primo hermano, Manuel Lorenzo Carreño.[12]​ Después de un breve tiempo en Puerto Cabello, donde Teresa ofreció varios actuaciones musicales, se dirigen a Santo Domingo para luego desembarcar en tierras estadounidenses en busca de un mejor porvenir.[12]

Emigración a Nueva York[editar]

Al llegar a Estados Unidos, se establecieron en la segunda calle de Nueva York,[12]​ y Teresa empezó a ir al colegio, aunque por un breve tiempo.[13]​ Miguel, con la visión de que su hija podría llegar a ser una excelsa pianista, comenzó a preparar pequeños espectáculos en privado para que Teresa conociera a músicos aborígenes también a los extranjeros que se aventuraban por la ciudad.[14][2]​ Aunado a eso, también se le ocurrió conseguir menciones acerca de ella en reportajes de presa, con el fin de que su nombre se fuera difundiendo.[14]​ Por lo que, siguió planificando más veladas e invita a músicos y críticos musicales para que aprecien las habilidades artísticas de Teresa, y rápidamente comienzan a aparecer elogios acerca de ella en artículos de prensa, en la que se catalogaba como una «niña prodigio».[14]​ El profesor de música y compositor estadounidense J. G. Maeder, uno de los que estuvo presente en las recitales, sostuvo:

«Es muy alegre e infantil, recibió a sus visitantes con gracia y naturalidad. Primero tocó un nocturno compuesto por ella, después una primorosa composición entrelazando a la vez hasta tres temas diferentes. Luego tocó la Norma con gran espíritu y fuerza, pieza que tenía dificultades como para cuatro manos, con más razón para dos, y siendo las de una niña»
Maeder [15]
«Aquella escena tenía algo de conmovedora; se oían los latidos del corazón de una madre; el rostro severo de un padre había cambiado con la expresión de la agonía de la incertidumbre (...) A los pocos momentos Gottschalk, el rey del piano, llevaba con la cabeza el compás de una Brillante fantasía de Thalberg tocada por Teresa Carreño (...) Un segundo más y la palabra ¡bravo! se escapó de los labios de Gottschalk»
—Camacho relatando acerca del encuentro entre Teresa y Gottschalk [16]

Entretanto, se reencontraron con un viejo amigo venezolano de la familia llamado Simón Camacho, quien fungía como periodista en Nueva York. Gracias a Camacho, consiguió que Louis Moreau Gottschalk escuchara a Teresa.[17]​ Su pelicular habilidad con el piano cautivó a Gottschalk, quien después de cumplir con su apretada agenda de conciertos, fue a Nueva York y dio a Teresa unas clases de interpretación.[12][2][3]​ Gottschalk se convirtió en su mayor influencia musical y a menudo Teresa incluía en sus repertorios composiciones de él.[2][3]

Después de un tiempo, la familia cayó en quiebra. Tras verse en una difícil situación financiera, ni tampoco tener la forma de ganarlo. La única manera de conseguirlo, era lanzar a la joven Teresa de nueve años al estrellato para obtener dinero.[2][12][2]​ Aunque su padre se recusaba a que se convirtiera en una estrella a tan corta edad, posteriormente accedió.[12]​ Se comenzó una campaña a través de la prensa y una vez que consideraron que tenia una buena difusión, Manuel firmó un contrato con empresario L. F. Harrison.[12]​ El empresario agregó en el acuerdo una cláusula que le dio derecho exclusivo de dirigir cualquier futuro concierto de Teresa, por una suma de cincuenta dólares por espectáculo.[12]​ Se pautó su primer concierto en privado para el 7 de noviembre de 1862, en la sala multiusos Irving Hall que Harrinson dirigía.[12]​ El programa incluyó: Souvenirs d'Il Trovatore de Goria, Grande Fantaisie de Thalberg, Capriccio sobre Hernani por Prudent, Bananier de Gottschalk y una composición de su autoría: Vals Gottschalk.[12]​ Su puesta en escena fue un total éxito; tras sugerencia de Harrison, se pautó el debut en público de la pianista para fines de ese mismo mes.[12]

Teresa llevó a cabo su primer concierto en el público en el mismo Irving Hall de Nueva York el 25 de noviembre de 1862, con solo nueve años de edad.[3][2][4]​ Tuvo un éxito asombroso; recibió elogios generalizados por darte de la crítica y el público en general, y se agregaron otros conciertos más.[3][2][12]​ Después de su debut, realizó una presentación en la Music Academy de Brooklyn. Con tan son nueve años, Teresa se convirtió en una de las artistas más prominentes de la temporada en Nueva York. Su presentación en el Irving Hall le abrió muchas puertas; en tres semanas llevó a cabo seis conciertos en recintos con aforos que admitían dos mil espectadores. Harrison, sagaz y avaricioso, no pagó la última actuación a los Carreño.[18]​ Sin embargo, consiguieron un nuevo promotor, George Danskin, que la lleva a Boston en enero de 1863 a realizar una serie espectáculos musicales y copa las primeras planas de los periódicos.[18][2]​ Tras una presentación en con la Sociedad Filarmónica de Boston, es elogiada con una medalla «como un tributo a su genio», que en un principió pensó que era un simple obsequio.[19]

El 1963, también ofreció una serie de actuaciones por Nueva Inglaterra y viaja a Cuba.[12][3][2]​ Estando en cuba, hizo varios recitales en se presenta en La Habana y Matanzas.[20]​ Para ello, compuso Saludo a Cuba y un Impromptu, que dedicó al pianista cubano Nicolás Ruiz Espadero,[20]​ a quien pidió que realizara un reportaje con muchas alabanzas sobre ella.[21]​ Luego de regresar a Nueva York de su gira de conciertos, su padre comienza a comienza a dar clases de piano y resurgen sus sentimientos de que Teresase no debería ser «pianista profesional» a una corta edad. Por lo que invierten el dinero recaudado en Cuba en una empresa para su sustento, que al poco tiempo fracasó; en ese entonces Teresa era el sosten de la familia.[22]

En el otoño de 1863, Teresa fue invitada por el presidente Abraham Lincoln a dar un concierto privado en la Casa Blanca.[3][2]​ Cuando asistió a la residencia del presidente, la familia jugueteó con el piano antes de su presentación, por lo que al tocar «March de Nuit» y «The Last Hope», dos temas clásicos de Gottschalk, comentó que el piano estaba desafinado y que no continuaría tocando.[23]​ Pero tras petición de Lincoln, interpretó su canción favorita «Listen to the Mocking Bird», que Teresa tocó con algunas variaciones, respecto del tema original.[23][24]​ Después de este acontecimiento, se dieron cuenta que Teresa llevaba una vida muy agitada a una corta edad.[25]​ Por lo que, durante 1864 y 1865, sus presentaciones públicas cesaron,[14][2]​ aparentemente por las advertencias de críticos musicales «quienes temían las consecuencias de éxito demasiado pronto y muy poco entrenamiento serio».[2]​ Con el tiempo, Manuel planeó un viaje a Europa, donde veía que probablemente Teresa tendría una mejor formación y también éxito.[2]

Mudanza a París[editar]

A fines del primer trimestre de 1866, Teresa, de trece años, y su familia, zarparon rumbo a Inglaterra. Tras un viaje accidentado, y una parada de emergencia en Liverpool, llegan a su destino, París.[26][2][3]​ Allí, comienza nuevamente con sus recitales de piano, ofrecidos a compositores, pianistas y otros músicos notorios de la época.[26]​ Teresa conoció al señor Erard, y empieza a realizar conciertos privados en su casa.[26]​ El 6 de junio de 1866, hizo su debut en la sala de conciertos de Erard, y rápidamente se hizo notoria sin mucho esfuerzo entre los músicos de París más distinguidos.[26]​ Su primer espectáculo, en el que tocó obras de Beethoven, Liszt y Gottschalk, fue todo un éxito.[27][12]​ El virtuoso Eugène Vivier, formó parte de sus conciertos.[3]​ Ella era frecuentemente asesorada por Gioachino Rossini y Franz Liszt;.[3]​ El último de estos, propuso a Manuel que llevara a Teresa a Roma para darle clases de piano, dicha propuesta no se llevó a cabo por razones desconocidas. Durante sus conciertos en París, solía tocar piezas de Thalberg, Gottschalk, Beethoven y de su autoría. Ella comenzó a recibir clases de canto con Rossini y Enrico Delle Sedie, motivada por su deseo de emular a Adelina Patti, a quien admiraba enormemente.[2]​ En 1866, junto con su padre parte para Inglaterra con el fin de realizar unas puestas en escena.[28]​ Su tutor, Rossini dirigió unas cartas para el compositor y director de orquesta Arditi y la profesora de canto Puzzi, para que dieran su apoyo a Teresa en Londres.[28]​ Sin embargo, el programa ya estaba muy avanzado, y Teresa no pudo llevar a cabo su recital, a pesar de que Puzzi hizo lo posible para que lo realizara.[13]

Tras regresar a París, intentó ingresar como discípula en el Conservatorio, pero fue rechaza al ser extranjera y por ya tener los conocimientos que podía aprender. Así, empezó a recibir clases de piano por parte de Georges Mathias, y también recibió lecciones de armonía y contrapunto de François Bazin, que para poder saldar sus estudios realizó conciertos en Inglaterra, Francia y España.[2]​ En 1866, murió la madre de Teresa a causa de cólera, e influida por ello, compuso Marcha Fúnebre, Elegías y Lamentos, y recurrió al arte como forma de consuelo.[13]​ Teresa no fue la única afectada por el fallecimiento de Clorinda; su padre propuso un viaje para despejarse. Fueron de gira por España, y realiza varios conciertos en Madrid y Zaragoza en diciembre de 1866. Su repertorio principalmente estuvo por piezas de Liszt, Osborne, Aubert, Beriot, Chopin, Beethoven y selectas valses de ella. Manuel consiguió que la prensa española difundiera traducciones de las reseñas más destacadas acerca e su hija.[29]

Después de una actuación en Zaragoza, volvieron a París y Manuel fundó una escuela de música, en la que Teresa impartió clases. Entretanto, realizó una presentación en privado en el salón de la princesa Matilde Bonaparte,[30]​ que le permitió conocer a Heugel, un editor de música y uno de los propietarios del periódico Le Ménestrel.[30]​ Con la ayuda de Heugel, publica sus obras Polka Capricho y el vals Corbeille de Fleurs.[30]​ En 1868, a los dieciséis años, fue a Inglaterra y en Londres llevó a cabo un concierto en privado para la princesa Victoria de Gales. La princesa quedó tan encantada por su presentación, y al preguntar a Teresa que quería recibir de regalo, y en su condición de sostén de la familia, respondió: «Oh su majestad, ¡mejor preferiría dinero!».[31]​ En ese mismo viaje conoció a Antón Rubinstein, quien se convirtió en su un amigo durante toda su vida, además guío parte de su carrera y le dio clases de piano.[3][32][13]​ Rubinstein pasó a ser «la destacada influencia de su infancia».[33]​ La relación con su padre para esa época, empezó a deteriorarse por su constante abandono, debido a los viajes que ella hacia a Londres. Para 1870, inició la guerra franco-prusiana y se arraigó en Londres, ya que no podía volver a París.[3]​ En Inglaterra, se unió a las serie de espectáculos musicales de Maurice Strakosch, lo que la ayudó a obtener una entrada de dinero estable.[2][3][4]​ Posteriormente, en 1872 fue contratada por el empresario James Henry Mapleson, y actuó como una pianista solista para sus giras por varios países europeos, pero principalmente Gran Bretaña.[3][34]

A principios de 1872, fue suplente de una mezzosoprano que se encontraba enferma e interpretó su papel en la ópera Les Hugenots de Giacomo Meyerbeer.[3]​ En ese mismo año, firma un contrato Strakosch y retorna a Estados Unidos para una serie de actuaciones musicales.[2]

Retorno a Estados Unidos e incursión en la ópera[editar]

Teresa en el papel de Zerlina en la ópera Don Giovanni.

En 1872, Carreño desembarcó en territorio estadounidense, y a partir de septiembre, inició una gira de conciertos por América del Norte en la que estuvo sumergida varios meses.[2][3]​ Junto con Carlota Patti, Anton Rubinstein y violinista Émile Sauret, recorrió Nueva York, Boston, Charleston y Chicago, y se extendió para Canadá.[2][3]​ En dicho recorrido, Teresa empezó a interesarse por Sauret, y haciendo caso omiso al consejo de su padre de que no se casara con él, Teresa contrajo nupcias con Sauret en julio de 1873.[35][3][4]​ El 23 de marzo de 1874, nació su primogénita Emilita,[2][3]​ y poco tiempo después murió Manuel en Francia.[36]

En 1875, Teresa comenzó nuevamente una serie de espectáculos por Estados Unidos con la misma compañía Strakosch. Su apretada agenda, impidó que cuidase a Emilita como es debido, por lo que la dejó bajo el cuidado de Bischoff en Inglaterra. En medio del recorrido, comenzaron las diferencias entre Suaret y Teresa.[37]​ Luego de que culminó la gira, Teresa anunció que estaba embarazada y permanecieron en en Nueva York hasta dar a luz. Tras el nacimiento del niño, Suaret la abandonó y poco tiempo después el niño murió.[2][38]​ Durante su matrimonio con Sauret, tuvo que hacer a un lado su breve carrera como cantante, ya que como pianista obtenía más, para así poder pagar los gastos de la familia, y también de la de los padres de Sauret.[38]​ Posteriormente, tras la disolución de su matrimonio, Teresa dejó nuevamente el canto para poder ganarse la vida y alimentar a su bebé.[38]​ Mientras superaba la pérdida de su hijo, Bischoff, quien tenía una excelente posición económica, le propuso adoptar a Emilia. Inicialmente, Teresa se negó pero tras considerar su condición, decidió aceptar, pensando que su hija tendrá un mejor porvenir.[2][39]​ Con el tiempo, Teresa se mudó a Boston en busca de trabajo.

Radicada en Boston, recibió la ayuda de la cantante operática Rudersdorff, para quien tocó el piano y, fue su respaldo vocal en sus clases y puestas en escena. Rudersdorff, además la alentó a incursionar en el canto y Teresa vio esto como una de comenzar de nuevo. Así, el 25 de febrero de 1876 en Nueva York, Carreño debutó como una artista operística cuando ejecutó el papel de Zerlina en Don Giovanni.[3][2]​ Un crítico escribió para el Daily Tribune de Nueva York, lo siguiente:

Teresa con su hija Teresita.
«La debutante de la noche, Mme. Carreño-Sauret, en el papel de Zerlina, fue calurosamente ovacionada por el auditorio y produjo una agradable impresión. Su voz revela un cuidadoso estudio y método excelente. En el segundo acto parecía más segura, y cantó el solo de manera exitosa».[40]

A pesar de que previamente había realizado realizado espectáculos de ópera, se considera el comienzo de su breve carrera operística.[2]​ Carreño tuvo éxito moderado como cantante, que la apartó por un breve tiempo del piano; sin embargo, retomó a su principal fascinación un tiempo después, ser pianista.[2]​ Gracias a la ópera, conoció al barítono Giovanni Tagliapietra en 1876.[2][4]​ Al regresar a Nueva York, formó una fuerte amista con la familia MacDowell.[41]​ Ella dio algunas lecciones de piano a un niño de la familia, Edward MacDowell, que años después se convirtió en un celebre compositor.[41]

El 1 de marzo de 1878 nació su hija Lulú, quien murió de una grave enfermada en 1881, a los tres años.[41]​ Para septiembre de 1881, fundó la Carreño-Donaldi Operatic Gem Company junto con su italiana Emma Donaldi y realizó varios conciertos por Estados Unidos.[42]​ El 24 de diciembre de 1882, nació Teresita,[12][41]​ que también se convirtió en una notable pianista.[3]​ Durante 1883, se dedica a llevar a cabo actuaciones por Estados Unidos y Canadá y empanzó a componer nuevamente: escribió Vals Teresita en homenaje a su hija.[12]​ En el año antes mencionado, también se embarcó en una gira con Leopold Damrosch.[43]​ El 7 de enero de 1885, nació Giovanni, y para ese entonces la relación entre Teresa y Tagliapietra había mejorado.[12]​ Organizó una gira de concierto junto con su esposo, y recorrieron varias localidades estadounidenses.[12]

Visitas a Caracas[editar]

«A mi llegada, toda la ciudad salió a recibirme, con banda de músicos, discursos, etc., etc., y todas las demostraciones de afecto de mis conciudadanos... Mi entrada a la ciudad fue de tal regocijo general, que las calles por donde pasaba mi carruaje, desde la estación hasta la casa, estaban llenas de multitud, que me aclamaba y ondeaba sus sombreros y pañuelos, tratándome como si yo fuese una reina que entraba a su ciudad. Puesto que las ovaciones, flores, discursos, serenatas, condecoraciones, medallas y, en fin, toda clase de demostraciones agradables y honoríficas han llovido sobre mí, me he sentido durante todo el tiempo como si no mereciera nada de esto y fueran pocos mis méritos en comparación a los honores que recibía».
—Carreño hablando acerca de su primera visita a Venezuela en 1885.[44][45]

El 15 de octubre de 1885, Teresa llegó a Venezuela con Tagliapietra,[12]​ después de recibir una invitación del presidente Joaquín Crespo, con el fin de que realizara unos conciertos en Caracas.[4][12]​ Esta fue su primera visita a su país natal luego de haber emigrado en 1862.[12]​ Teresa fue reciba por todo lo alto; una multitud ondeaba pañuelos y sombreros, y le lanzaba flores.[44]​ Recibió por parte del Gobierno la condecoración Busto a Bolívar, la distinción de más alto honor que se confería a alguien en ese entonces.[44]​ Asimismo, obtuvo una medalla de parte de la prensa de Caracas y un collar con un medallón de oro y brillantes de un grupo de damas de Trinidad.[44]

El 29 de octubre de 1885 en Caracas, Teresa realizó su primer concierto en el Teatro Guzmán Blanco junto con Tagliapietra.[44]​ Dedicó dicha prestación al presidente Crespo y también a Simón Bolívar.[44]​ En su presentación, estrenó estrenó Himno a Bolívar, que había compuesto años anteriores.[44]​ Su debut tuvo un gran éxito, y preparó un segundo concierto, que llevó a cabo el 10 de noviembre en el mismo lugar.[44]​ Teresa se quedó en Venezuela un tiempo más del que había planeado; hizo un una gira por Puerto Cabello, Valencia y Ciudad de Cura; regresó a Caracas el 28 de diciembre, donde realizó otros dos espectáculos musicales.[44]​ Posteriormente, ofreció puestas en escenas en Ciudad Bolívar, Trinidad y Maracaibo.[44]

En 1866, finalizó el mandato de Crespo y se instaló Antonio Guzmán Blanco, y esta se hizo muy buena amiga de él.[46]​ Blanco estaba lejanamente emparentado con Teresa por el lado materno; sin embargo, lo llamaba «mi primo».[47]​ Entretanto, Teresa participó en un concierto en homenaje a Blanco, y debutó en su honor una composición titilada Himno a El Ilustre Americano. Blanco encargó a Teresa realizar una propuesta para la creación de un conservatorio en Caracas; pero, no logró materializarse,[48]​ y luego, a pesar de las pocas ganancias económicas que recibió la pianista, Guzmán la encargó a organizar la temporada de ópera en la capital venezolana del año 1877.[4]​ Teresa llegó Nueva York y Tagliapietra fue a Italia en busca del conjunto musical para la temporada de ópera. El 25 de febrero de 1877, desembarcaron en el Puerto de La Guaira, y la temporada de ópera dio inicio el 5 de marzo.[49]​ Los dos primeros recitales tuvieron éxito, pero el número de espectadores fue disminuyendo dramáticamente en las siguientes presentaciones. Después de la primera velada, el presidente Blanco, asistió más, lo que hizo que fracasara un intento de magnicidio, cual se llevaría a cabo en el teatro.[50]

A pesar de múltiples inconvenientes que Teresa superó durante la temporada de ópera,[51]​ fue un total fracaso.[4][52][53]​ Ella hasta, ocupó el puesto del director de la orquesta por una supuesta enfermedad que este tenía.[51]​ La serie de actuaciones culminó el 24 de abril de 1887, mucho antes de lo previsto. Al respecto, Teresa dirigió unas palabras al presidente Blanco sobre la temporada de ópera:

«Yo me he encontrado aquí con una enemistad en varias personas, tan grande como incomprensible, que, a pesar del mérito incontestable de la compañía (mérito que el público que ha asistido a las óperas como también los periódicos serios y aficionados, han reconocido unánimemente) están trabajando día y noche para hacerme romper la compañía y quedar mal ante el público y los artistas que he traído. Yo no sé a qué atribuir esta guerra que se me hace pues no sé en que manera merezca yo esto como también los insultos personales que se me hacen por la prensa a cada paso».
Teresa [54]

Hubo un momento, en el que Teresa comenzó a ser atacada con cartas anónimas, desprestigios en la prensa y para colmo, de malversar el dinero de la temporada.[55]​ En respuesta a dichas acusaciones, Teresa remitió una carta en la que aclaró lo sucedido; explicó que ella no administró ningún dinero, sino una compañía ajena a ella.[55]​ Por otro lado, Teresa fue demandada por soprano Adela Aimery, por supuestamente incumplir con los pagos y logró que se le embargara el piano.[56]​ Teresa, sin dinero y sin el piano con el que iba de giras, no podía salir del país.[57]​ Por lo que pidió, acudió al presidente para que la ayudara económicamente y al recibir mil pesos, salda la su supuesta deuda con Adela.[45]​ Teresa por un breve tiempo trabajó en lo que pudo en Caracas para sostener a su familia.[57]​ Asimismo, en julio de 1887, publicó un aviso de prensa caraqueña en la que se ofreció a dar clases de piano.[57]​ Para mediados de agosto de 1887, Teresa planificó su retorno a Estados Unidos.[58]

Regreso a Estados Unidos[editar]

Tras llegar a Nueva York en 1887, Teresa continuó con sus giras.[58]​ El 5 de julio de 1888, tocó como solista bajo la batuta de Theodore Thomas en el estreno del Concerto de Edward MacDowell, hijo de sus grandes amigos, a quien además dio clases de piano cuando era niño.[58]​ En marzo de 1888, llegó de vista el hermano menor de Tagliapietra, llamado Arturo y al presenciar las constantes discusiones entre Teresa y su hermano, trató de convencerla de que se separara de él.[12]​ En el invierno de 1888, Teresa se unió a las giras del Redpath Lyceum Circuit por el Medio Oeste de Estados Unidos.[12]​ Después de un tiempo, Teresa «meditó la idea de irse a Alemania donde se podría consagrar como pianista», pero tenía obstaculos: carecía de dinero para establecerse en dicho país y su terrible relación con Tagliapietra.[59]​ Sin embargo, en julio de 1889, partió rumbo a Alemania a escondidas de Tagliapietra con su hermano Arturo, con quien ya había comenzado una relación.[12][2]​ Antes de llegar a Alemania, hizo una parada primero en Londres el 13 de julio, y después de permanecer allí por nueve días, fue a París a visitar a su hermano Manuel Antonio, quien ejercía un cargo diplomático.[60]​ Teresa se residenció cerca de la casa de su hermano, desde su llegada a fines de julio hasta principios de noviembre, cuando partió rumbo Berlín.[60]

Mudanza a Berlín[editar]

A fines de octubre de 1889 llegó Teresa a Berlín.[61]​ Antes de salir para Alemania, contactó al empresario musical Hermann Wolff, quien arregló su entrada a los círculos musicales y culturales de la ciudad.[61]​ Se hospedó en el Askanischer Hof, una residencia frecuentada principalmente por artistas.[61]​ Allí, comenzó a practicar para su primer concierto en la ciudad y además estudió alemán.[61]​ Dias antes de su presentación, realizó una demostración al crítico musical Emil Breslauer, y comentó que lo que hacía era «tan diferente, tan interesante... pero su técnica es tan extraña, en Alemania tenemos un estilo más moderado».[62]​ El 18 de noviembre de 1889, hizo su debut en Berlín, en la Sala de Singakademie, junto con la Orquesta Filarmónica de Berlín.[63]​ Allí tocó el Concierto en la menor de Edward Grieg, y obras de Schumann, Weber y Liszt.[64][41]​ Su puesta en escena recibió elogios de parte de los críticos y después de ello, empezó a ser llamada la «Walkiria del piano».[41]​ Sin dejar pasar mucho tiempo, Wolff le recomendó que realizara un segundo recital, pero esta vez, como solista.[65]​ El 30 de noviembre, llevó a cabo satisfactoriamente el concierto en la misma sala,[65]​ y en la cumbre de su carrera como concertista de piano, Carreño fijó su residencia en Berlín.[41]​ Posteriormente, otros conciertos, entre ellos uno bajo la batuta de Hans von Bülow en la Filarmónica de Berlín.[64]​ A pesar de que habían pasado muchos años desde que dio en adopción a su hija Emilita, no la olvidó.[66]​ Ella escribió una carta a Bishoff, amiga a quien había dado en adopción, para encontrarse con su hija por «breves minutos» mientras ofrecería un concierto en Wiesbaden, pero su petición es negada.[66][67]​ Decepcionada por lo antes sucedo, Teresa continuó con su vida sin Emilita, y emprendió una gira por Holanda, Praga y Bélgica en 1890.[68]​ En mayo de 1890, tocó después de muchos años en Londres, y Volvió luego a Berlín para pasar las navidades con sus hijos en Montmorency.[69]​ A mediados de 1891, visitó por primera vez Rusia y el 28 de ese mismo mes debutó en la Sala Filarmónica de San Petersburgo, en la primera visita que realizaba a este país. Y luego de una serie de conciertos en Alemania en marzo, viajó a Escandinavia en abril donde el Rey de Suecia le confirió el reconocimiento Litteris et artibus por su aporte a la música.[69]

Casa en la que Teresa vivió con d'Albert en Coswig, Alemania, a la que bautizaron Villa Teresa.

En abril de 1891, conoció a Eugen d'Albert, un compositor de óperas y músico muy reconocido en ese entonces, de quien se enamoró después de escucharlo tocar piano.[69]​ Después de unas vacaciones juntos, el 27 de julio 1892 en Londres,[70]​ y el 27 de septiembre nació la primera hija de su matrimonio, Eugenia.[70][41]​ Con d´Albert consiguió estabilidad económica, ya que era un hombre acomodado.[70]​ A principios de enero de 1893, realizó su primera presentación Berlín, bajo la batuta de su marido, y recibió muchos elogios por su concierto.[71]​ Durante un tiempo dan conciertos en conjunto.[41][71]​ En marzo de 1893, el Rey de Sajonia le otorga el título de Königliche Kammermusikerin (en español, Músico de la Cámara Real).[72]​ El 26 de septiembre de 1894, nació Hertha, y en diciembre, se separó d'Albert.[73]​ Según la crítica, d'Albert fue una importante influencia en el desarrollo artístico de Carreño, ya que «su sonoridad suavizó, su tempo se hizo más relajado y consistente, y aprendió a restringir y controlar sus excesos».[3]

En la temporada 1895 y 1896, como una de las artistas favoritas del público, hizo múltiples conciertos; se calcula que llevó a cabo aproximadamente setenta espectáculos, que la llevaron desde Alemania hasta Gran Bretaña.[74][41]​ y en febrero de 1896, recorrió Escandinavia en una gira de conciertos, donde ganó mucho éxito.[74]​ Asimismo, visitó otros países europeos como Italia, Francia, Noruega, Suiza y Suecia.[74]​ Al culminar la gira, fue a Pertisau y se reunió con sus hijos, y tomó ese tiempo para dar clase a niños de diversas regiones que se habían congregado allí.[74]​ Posteriormente, recibió una interesante cantidad de dinero por unos conciertos en Lucerna en Suiza.[74]

Volver a Estados Unido era constantemente una tentación para Teresa, considerando que ya tenía un gran éxito en Europa.[75]​ De un número de ofertas para realizar una serie de espectáculos que le hicieron, Teresa finalmente aceptó el más rentable con la ayuda de Wolff.[75]​ Firmó un contrato con Rudolph Aronson; el acuerdo estableció cuarenta presentaciones por cuatrocientos dolares cada uno.[75]​ Entretanto, realizó un recorrido por Rusia y la península escandinava, y «en todas partes el éxito de Carreno continuó siendo sensacional».[75]​ En Helsinki se vio obligada a dar cuatro conciertos, dos recitales, un concierto con orquesta, y un concierto a precio asequible, debido a su gran popularidad en dicho territorio.[75]​ Para fines del año 1897, fue recibida por Aronson en Nueva York, y tuvo su primera presentación con la Filarmónica de Nueva York.[75]​ Un crítico escribió que su interpretación habría sido interrumpida «si hubiera sido un público menos refinado», por otro lado, el crítico W. J. Henderson comentó que su técnica se había vuelto más segura, más suave y que su estilo se había ampliado.[75]​ Después de que la compañía de Aronson llegó a un estado financiero critico, se designó otro representante de la gira.[76]​ Esa temporada tuvo mucha importancia para Teresa, ya que «había ganado en Estados Unidos el derecho a ser comparada solamente con el más grande de su campo, independientemente de su sexo».[77]​ Para mediados de marzo de 1897, regresó a Europa.[78]


Tras ello, regresó a Baviera, donde empezó a dar clases de música y, siguió con su puestas en escena por Europa y en ocasiones por Estados Unidos; también tomó un tiempo para dedicarse a sus hijos y estudiantes.[41]

El 30 de junio de 1902, se casó por cuarta y última vez, con Arturo Tagliapietra, el hermano menor de su segundo esposo Giovanni,[41][4]​ quien sirvió como su gerente de negocios.[3]​ Si bien fue un acontecimiento escandaloso, esta unión duró hasta la muerte de Carreño en 1917; con él encontró estabilidad y era verdaderamente feliz.[3][41]​ Seguido de su matrimonio, Carreño trabajó arduamente durante la década de 1890 llevando a cabo múltiples conciertos por Europa.[3][41]​ Entre 1907 y 1908 recorrió Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos en una gira musical, y de nuevo en los años 1909 y 1911;[41][3]​ posteriormente por Estados Unidos en los años 1913 y 1914.[3]​ A mediados de la década de 1910, tuvo una caída drástica en el número de presentaciones musicales, debido al inicio de la Primera Guerra Mundial,[3]​ que la hizo volver a Nueva York en 1916.[3][4]

Últimos años[editar]

En 1816, retornó a Nueva York en busca de un público más amplio.[3]​ En ese mismo año llevó a cabo su último concierto en el territorio estadounidense con la Orquesta Filarmónica de Nueva York y el último de su vida en La Habana, Cuba, el 12 de marzo de 1917.[3]

Composiciones[editar]

Obras[editar]

Obras para piano[editar]

  • Op. 1, Valse Gottschalk
  • Op. 2, Capriche Polka
  • Op. 9, Corbeille des Fleurs
  • Op. 11, Marche funèbre
  • Op. 13, Polka de Konsert
  • Op. 14, Fantasía sur Norma
  • Op. 15, Ballade
  • Op. 17, Plainte, (Erste Elegie)
  • Op. 18, Partie, (Zweite Elegie)
  • Op. 24, Fantasie sur L' Afrucane
  • Op. 25, Le Printemps Vals
  • Op. 27, Une Pevue a Prague, Fantasie
  • Op. 28, Une Reve en mer, Meditation
  • Op. 29, Le Ruisseau, etude de Salon
  • Op. 29, Six etudes
  • Op. 30, Mazurka de Salón
  • Op. 31, Scherzo
  • Op. 32, Un Bal en Reve
  • Op. 34, Intermezzo Scherzoso
  • Op. 35, Le sommeil de l'enfant - berceuse
  • Op. 36, Scherzino
  • Op. 38, Highland (Souvenir de l'Écosse)
  • Op. 39, La fausse note, (Fantaisie-Valse)
  • Op. 40, Stacatto-Capriccieto
  • Petite Valse (Teresita), (1898)
  • Saludo a Caracas (1885)
  • Vals Gayo

Obras para coro y orquesta[editar]

Otras[editar]

Legado[editar]

En 1910, se dedicó a la educación musical, y se le considera «una maestra excepcional».[3]​ Entre sus alumnos se encontró Edward MacDowell.[3]​ Su escrito, Possibilities of tone color by artistic use of pedals (1909), «se considera una de las mejores obras pedagógicas disponibles para maestros».[3]

Referencias[editar]

Notas al pie[editar]

  1. a b Armstrong, William (1917b). «Teresa Carreño´s Reminiscences». Musical Courier (en inglés) (Boston). 
  2. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w x y z aa ab ac ad ae af ag ah James, James y Boyer, 1971, p. 288
  3. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w x y z aa ab ac ad ae af ag ah ai Wyatt, Robert (abril de 2014). «Teresa Carreño». American National Biography Online (en inglés). Consultado el 24 de mayo de 2016. 
  4. a b c d e f g h i j k l m Mendoza, 1988, p. 588
  5. Plaza, 1938, p. 9
  6. Silva, 1865
  7. a b Cochran, 1931, «Very wisely, my father let me go my own musical way until I was six and a half, when he began to teach me»
  8. Rosales Pulido, 1999, p. 3
  9. a b Coifman, 2001, p. 44
  10. a b c Andrés Silva en Milanca, 1988, p. 99
  11. Cochran, 1931, «I used to compose little pieces of my own too, but I was no Mozart, and my first creations were of no account»
  12. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w x y Milinowski, Marta (1940). Teresa Carreño, "by the grace of God" (en inglés). Estados Unidos: Yale University Press. OCLC 1083577. 
  13. a b c d Cochran, J.W. (1931). Teresa Carreño as i knew her. Manuscrito perteneciente a la Teresa Carreño Collection. Vassar College. 
  14. a b c d Mann, Brian (2001). «Nuevas apreciaciones sobre el comienzo de la carrera musical de Teresa Carreño: años 1862-1874». Revista Musical de Venezuela (43 edición) (Caracas). 
  15. Milinowski, 1988, p. 34
  16. Camacho, c. 1863
  17. Camacho, Simón (c. 1863). «Probablemente «El album de Teresa Carreño». Texto sin título ni datos bibiográficos. Archivo Teresa Carreño, Caracas». El Diario de la Marina (La Habana). 
  18. a b Mann, 2001
  19. Milinowski, 1988
  20. a b Mann, 2001, p. 21
  21. Milinowski, 1988
  22. Cochran, 1931, «Father was still unwilling for me to become a professional musician, and was anxious to put an end to my public playing as soon as possible. So the money earned in Cuba was invested in the hope of bettering our fortunes. But it was no very long before our hopes were shattered. The enterprise fails, and the investment was lost. The tragedy of the situation was wasted on me. The failure pleased me because it mean that I could go on playing, That was the one thing I wanted to do, and the wounds to the family pride meant nothing to me»
  23. a b Smith, Gail (octubre de 2008). «The Musical World of Abraham Lincoln» (en inglés). Consultado el 27 de mayo de 2016. 
  24. Bella, Anna Di; Chapman, Sandy (2009). Happy Birthday, Mr. Lincoln: A Commemorative Collage. Washington, D.C.: Pen Women Press. ISBN 9780981569307. 
  25. Milinowski, 1988
  26. a b c d Mann, 2001, p. 24
  27. Mann, 2001, p. 25
  28. a b Milinowski, 1988, p. 83
  29. Milinowski, 1988
  30. a b c Mann, 2001, p. 26
  31. Sterling, Elizabeth (1938). The Queen of American Pianists: Some Unpublished Memoirs of Madame Carreño (en inglés). p. 497. «Oh your Majesty, I should much rather have money!» 
  32. Marciano, 1971, p. 27
  33. Milinowski, 1940, p. 86
  34. De acuerdo con las cartas que se conservan en la Carreño Collection en Caracas, la compañía se llamaba Mapleson & Co Ltd.
  35. Milinowski, 1988, p. 121
  36. Milinowski, 1988, p. 123
  37. Milinowski, 1988, pp. 124-126
  38. a b c Coifman, 2001, p. 62
  39. Milinowski, 1988
  40. Milinowski, 1988, p. 133
  41. a b c d e f g h i j k l m n ñ James, James y Boyer, 1971, p. 289
  42. Milinowski, 1988
  43. Milinowski, 1988, p. 148
  44. a b c d e f g h i j Milinowski, 1988, p. 173-174
  45. a b Peñín, 1993, pp. 41-42
  46. W., J. (1909). «Troubles of a Feminine Impresario». Musical America. 
  47. J., 1909, «“…when my cousin, Guzman Blanco, the president of the republic»
  48. Peñín, 1993, pp. 33-34
  49. Milinowski, 1988, p. 175
  50. Velásquez, 2005, p. 21
  51. a b Peñín, 1993, p. 43-46
  52. Milinowski, 1988, p. 182
  53. Velásquez,, Ramón J. (2005). Joaquín Crespo. Caracas: Biblioteca Biográfica Venezolana. p. 21. 
  54. Peñín, 1993, pp. 42-43
  55. a b Malinca, 1987, p. 54
  56. Malinca, 1987, p. 58
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  58. a b c Milinowski, 1988, p. 191
  59. Milinowski, 1988, p. 192
  60. a b Milinowski, 1988, pp. 197-198
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  63. Milinowski, 1940, p. 180
  64. a b Milinowski, 1940, p. 198
  65. a b Milinowski, 1940, p. 195
  66. a b Milinowski, 1940, pp. 199-200
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  68. Milinowski, 1940, p. 203
  69. a b c Milinowski, 1940, pp. 211-212
  70. a b c Milinowski, 1940, p. 227
  71. a b Milinowski, 1940, p. 228
  72. Milinowski, 1940, p. 229
  73. Milinowski, 1940, p. 234
  74. a b c d e Milinowski, 1940, p. 250
  75. a b c d e f g Milinowski, 1940, p. 253
  76. Milinowski, 1940, p. 259
  77. Milinowski, 1940, p. 262
  78. Milinowski, 1940, p. 261

Bibliografía[editar]

  • Mendoza, Leonor Giménez de (1988). Diccionario de historia de Venezuela / [1] A - D. Caracas: Ex. Libris (responsabilidad: Fundación Polar). ISBN 9806100174. 
  • Gispert, Carlos (2002). Grandes personajes universales y de Venezuela. Barcelona, España: Océano. ISBN 8449423295. 
  • James, Edward T.; James, Janet Wilson; Boyer, Paul S. (1971). Notable American Women, 1607-1950: A Biographical Dictionary (en inglés) (2 edición). Cambridge, Mass.: Belknap Press of Harvard University Press. ISBN 0674627318. 
  • Silva, Andrés A. (1865). Celebridades artísticas de Venezuela. María Teresa Carreño. Caracas: Museo Venezolano. 
  • Plaza, Juan Bautista (1938). Teresa Carreño. Caracas: Tipografía Americana. OCLC 44945210. 
  • Rosales Pulido, Gerardo (1999). «El método de piano de Manuel Antonio Carreño: su importancia histórica y la polémica con Antoine Françoise Marmontel». Revista Musical de Venezuela (Caracas). 
  • Coifman, David (2001). «Recuerdos americanos de Madame Teresa Carreño». Revista Musical de Venezuela (Caracas). 
  • Milinowski, Marta (1988). Teresa Carreño. Caracas: Monte Ávila Editores. ISBN 9800101845. 
  • Marciano, Rosario (1971). Teresa Carreño compositora y pedagoga. Caracas: Monte Ávila Editores. OCLC 2043983. 
  • Peñín, José (1993). «21 cartas de Teresa Carreño a Guzmán Blanco». Revista Musical de Venezuela (Caracas). 
  • Milanca, Mario (1987). Teresa Carreño. Gira caraqueña y evocación (1885-1887). Caracas: Cuadernos Lagoven. 

Artículos relacionados[editar]

Enlaces eternos[editar]