Partido Comunista de España (marxista-leninista)

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Partido Comunista de España (marxista-leninista)
Fundación 1964  [1]
2006  [2]
Disolución 1992
Ideología Marxismo-leninismo, estalinismo, federalismo
Posición Extrema izquierda
Sede Tirana
País España
Organización
juvenil
Juventud Comunista de España (marxista-leninista)
1 Escisión del PCE.
2 Creado por el Comité Estatal de Organizaciones Comunistas.
Brazo político del FRAP entre 1973 y 1978.

El Partido Comunista de España (marxista-leninista), también conocido por sus siglas PCE (m-l), fue un partido político español de ideología comunista estalinista[1]​ surgido en 1964 de una escisión en el Partido Comunista de España (PCE). Se enfrentó a la dictadura del general Franco y fue el principal impulsor del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), una organización conocida por haber asesinado a varios policías en los últimos años de la dictadura. Se opuso frontalmente a la reforma promovida por Adolfo Suárez y se excluyó del consenso alcanzado entre las principales fuerzas políticas durante la Transición. Tras la instauración de un régimen parlamentario y la aprobación de la amnistía, abandonó sus métodos violentos y fue legalizado en 1981. Su escaso éxito político le impulsó a autodisolverse en 1992.

En 2006 fue fundado un nuevo partido que retomó la misma denominación del anterior y que reivindica su pasado, si bien no hay constancia de que haya tenido relevancia alguna en la vida política española.

Nacimiento y evolución

Franco en 1969. El objetivo del PCE (m-l) era derribar su dictadura por medios revolucionarios para implantar una república popular.

El proceso de desestalinización iniciado en 1956 por Kruschev produjo un enfrentamiento entre el PCUS y el PCCh. Mao Zedong seguía reivindicando la obra política de Stalin y discrepaba de la tesis sovietica de la «coexistencia pacífica». Esta postura culminaría años más tarde en la denominada Revolución Cultural.[2]​ En este marco surgió en 1964 el PCE (m-l) creado por un grupo de militantes del Partido Comunista de España que rechazaba también la «política de reconciliación nacional» adoptada por la dirección del PCE encabezada esta por Santiago Carrillo. Se trataba de una escisión que es calificada habitualmente por las fuentes como «pro china» en dicho contexto.[3]​ El grupo estaba encabezado por Elena Ódena y Raúl Marco, una pareja residente en Ginebra,[4]​ quienes habían creado en 1963 una facción denominada «Oposición Revolucionaria Comunista de España». Tras abandonar el PCE, celebraron una conferencia para la unificación de los grupos disidentes y crearon el nuevo partido.[5]

El PCE (m-l) fue el primer partido surgido de una disidencia habida en el interior del PCE desde la fundación de este.[6]​ La primera reunión de su Comité Central se celebró en diciembre del mismo año 1964. Desde su nacimiento, el nuevo partido alentó la táctica frentista en sus concepciones políticas de lucha contra la dictadura de Francisco Franco.[7]​ Intentó trasladar al escenario español la estrategia seguida por Mao Zedong veinticinco años antes durante la ocupación japonesa de China: la creación de un frente amplio e interclasista dirigido por el partido comunista. Las ostensibles diferencias entre ambas situaciones no le disuadieron.[8]​ A lo largo de su historia se unieron a él otros pequeños grupúsculos y también sufrió escisiones, muchas veces entre acusaciones de traición, ultraderechismo y fraccionalismo trotskista.[9]​ En 1970, rompió también con el Partido Comunista de China al sostener este la Teoría de los tres mundos y se aproximó al Partido del Trabajo de Albania de Enver Hoxha, del que recibió apoyo económico y político.[10]​ Recibió también ayuda de Argelia.[4]​ Acabó estableciendo su sede central en Tirana, la capital de la Albania, y haciendo de Radio Tirana el principal medio de promoción de sus ideas políticas.[11]​ Hasta 1971, la dirección del partido estuvo en el exterior, en Ginebra, y su presencia en España fue muy limitada.[12]

Ideario político

Sus principales referencias ideológicas eran Lenin, Mao Zedong y —en menor medida— Stalin. Además, se basaba en la tradición histórica española de las guerrillas de la Guerra de la Independencia y del maquis de los años 40. Pero, sobre todo, enlazaba con la Guerra Civil interpretada como Guerra Nacional Revolucionaria.[13]

Desde un principio, el PCE (m-l) atacó sin descanso el «revisionismo» de la Unión Soviética y del PCE de Carrillo. A este último le calificaba habitualmente como «renegado», «antipatriota» y «agente de la burguesía». Consideraba que tanto la política de reconciliación nacional como el posterior «Pacto para la Libertad» no eran sino maniobras continuistas para maquillar el franquismo y permitir el mantenimiento del poder en manos de la oligarquía.[14]​ Al mismo tiempo, defendía la labor de Stalin y negaba los crímenes de los que este venía siendo acusado desde su fallecimiento con estas palabras:[1]

Los supuestos «crímenes» que los reaccionarios y los tránsfugas de la revolución imputan a Stalin, se refieren a que libró una lucha de clases consecuente contra todos aquellos que pretendían destruir el poder soviético desde dentro y compinchados con el enemigo exterior.

Por otra parte, el PCE (m-l) era el partido de la izquierda que con más radicalismo vinculaba la lucha contra el régimen de Franco con la lucha contra el imperialismo estadounidense. Consideraba que los Estados Unidos habían dado soporte a la dictadura a cambio de obtener el control económico de España. Ello, unido a la supuesta dominación militar obtenida con la instalación de varias bases aéreas y una naval en el territorio español, hacía que calificara al país como una «colonia» de EE. UU. Todo ello le permitía dotar a su proyecto revolucionario de un contenido fuertemente nacionalista.[15]​ Este planteamiento desmesurado fue matizado en 1973 al referirse a España como «moderna semicolonia del imperialismo americano», si bien siguió siendo un eficaz reclamo para atraer a una juventud muy influida por el discurso anticolonialista de la época, que presentaba a los Estados Unidos como el enemigo principal.[16]

El partido profesaba un marcado republicanismo y rechazaba la solución monárquica propuesta por dictador en la persona del Príncipe de España Juan Carlos de Borbón por considerarla continuadora del régimen. No obstante, la república que defendía no era la instaurada en 1931, sino una república popular y federativa.[17]

En cuanto a su metodología, desde un principio defendió que la violencia revolucionaria era una «necesidad ineluctable» para la lucha antifranquista y la «lucha armada» fue para el partido una seña fundacional.[18]

En 1968 enunció las que consideraba «leyes generales» de la revolución:[13]

La ley general de todas las revoluciones en la historia: Sólo por la violencia puede abatirse el poder de las clases dominantes reaccionarias e implantar el poder de las clases revolucionarias (...)
Ley general de todas las revoluciones proletarias y populares (dirigidas por el proletariado): No solamente es necesario derrocar por la violencia a las clases dominantes reaccionarias, sino también destruir por la fuerza todo el aparato militar y burocrático de dichas clases (...)
Ley general de todas las revoluciones proletarias y populares en la época actual: No sólo es necesario la destrucción del aparato del Estado burgués mediante la insurrección popular armada, sino que es imprescindible, en general, una guerra popular de carácter prolongado, puesto que un aparato de represión tan fuerte, tan centralizado y organizado como el del capital financiero y sus lacayos, no se puede abatir de un golpe ni en unas cuantas batallas, sino que para derrocarlo es necesario un ejército popular, que sólo puede surgir y desarrollarse en la guerra revolucionaria.

Sus órganos de expresión fueron las publicaciones Vanguardia Obrera y Revolución Española. Sus jóvenes estaban encuadrados en la Juventud Comunista de España (marxista-leninista).

Creación del FRAP

La gestación

Bandera del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), la organización promovida por el PCE (m-l) para desarrollar su acción revolucionaria violenta contra la dictadura.

Las importantes movilizaciones de protesta nacionales e internacionales habidas con motivo del Proceso de Burgos convencieron al PCE (m-l) de que la crisis final del régimen de Franco estaba próxima, por lo que el partido debía dar un paso más en su estrategia revolucionaria.[19]​ En enero de 1971 se celebró una reunión en la casa que Arthur Miller tenía en París. A ella asistieron Raúl Marco, Benita Fernández y E. Zújar en representación del PCE (m-l), así como representantes de los Comités Antiimperialistas (CAI) y del Frente Español de Liberación Nacional de Vanguardia Socialista. También asistió Julio Álvarez del Vayo, antiguo Ministro de Estado de la República durante la Guerra Civil. En esta reunión se comenzó a gestar la creación de lo que luego sería el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota. El día 31 del mismo mes se emitió un comunicado que anunciaba la formación de un Comité Coordinador pro-FRAP dedicado a crear dicho Frente y divulgaba sus seis objetivos:[20]

  • Derrocar a la dictadura fascista y expulsar al imperialismo yanqui mediante la lucha revolucionaria
  • Establecimiento de una república popular y federativa que garantice las libertades democráticas para el pueblo y los derechos para las minorías nacionales
  • Nacionalización de los bienes monopolísticos extranjeros y confiscación de los bienes de la oligarquía
  • Profunda reforma agraria, sobre la base de la confiscación de los grandes latifundios
  • Liquidación de los restos del colonialismo español
  • Formación de un ejército al servicio del pueblo.

En abril de 1973, el partido celebró su I Congreso en Italia. La formación del FRAP seguía siendo su principal preocupación. Al respecto, se acordó lo siguiente:[21]

En la etapa actual de la revolución, los objetivos del FRAP, plasmados en sus seis puntos... se conjugan con los del Partido. El FRAP y el Partido tienen en esta fase objetivos inmediatos comunes, que lo son también a todos los explotados o perjudicados por el yanqui-franquismo. Por ello, en el FRAP tienen cabida todas las fuerzas, sectores, capas y clases que son, en una u otra forma, oprimidas o explotadas por la oligarqula y el imperialismo yanqui y que quieren sacudirse ese yugo.

El inicio de la violencia

Pocos días después, el PCE (m-l) y el Comité Coordinador pro-FRAP convocaron a sus simpatizantes a una manifestación que se celebraría el Primero de Mayo en la Plaza de Antón Martín. Los manifestantes, armados con palos, piedras, barras de hierro y navajas, se fueron concentrando en pequeños grupos a pesar del despliegue policial. Los organizadores habían preparado servicios asistenciales con la colaboración de médicos y enfermeros afines en previsión de lo que iba a suceder. A las 19:30 horas, los reunidos comenzaron a manifestarse y, al intervenir la policía, se produjo un violento enfrentamiento. Como consecuencia, falleció de una puñalada el subinspector Juan Antonio Fernández y resultaron heridos el inspector López García y el agente Per Abat Castro. Aunque se trata del primer asesinato atribuido tradicionalmente al FRAP, esta organización no existía todavía formalmente.[22]​ En total, una veintena de agentes de policía resultaron heridos de diversa consideración, lo que fue presentado por los organizadores como ejercicio de autodefensa: «los grupos de protección de las manifestaciones han respondido con la violencia revolucionaria a la violencia fascista». Además, el Comité avanzaba que el hecho debía ser interpretado como el «comienzo de la justicia popular que empieza ya a organizarse en toda España».[23]

Los hechos desencadenaron una pronta represión policial[24]​ y el abandono de parte de la militancia.[12]​ Numerosos militantes fueron detenidos y torturados en dependencias policiales, lo que hizo que aumentara también la actividad de respuesta del embrión del FRAP. El 30 de agosto fue detenido en Reus Cipriano Martos; sometido a durísimos interrogatorios, acabó falleciendo el 17 de septiembre a consecuencia de habérsele obligado a beber el contenido de un cóctel molotov. En octubre, la Oposición Sindical Obrera (OSO) —pequeña organización sindical controlada por el PCE (m-l)— convocó una huelga en el sector de la construcción de Madrid.[25]

Finalmente, el FRAP fue fundado en noviembre de 1973 en París. Su declaración de proclamación fue firmada por el propio PCE (m-l); su organización juvenil, la Juventud Comunista de España (marxista-leninista); algunas organizaciones sectoriales también controladas por el partido —como la OSO o la Unión Popular de Artistas (UPA)— y otras entidades afines.[26]​ El único elemento externo significativo que se incorporó fue Julio Álvarez del Vayo.[12]​ Por consiguiente, el Frente fue creación casi exclusiva del partido hasta el punto de que las actuaciones de ambos son difíciles de deslindar y tienden a ser confundidas.[27]

Radicalización

A lo largo del año 1974, el FRAP fue radicalizando sus acciones debido a la convicción del PCE (m-l) de que se estaba en una situación propicia para desencadenar un movimiento revolucionario. De esta forma se distanciaba aún más de la estrategia del PCE, que había creado por entonces la Junta Democrática como intento de aglutinar a la oposición para buscar un proceso de ruptura negociada que condujera a un régimen parlamentario.[28]

En la primavera de 1975 culminaría ese proceso al tomar el FRAP la decisión de organizar grupos de combate para dar un salto cualitativo en la actuación violenta: se realizan robos de armas, atracos a mano armada, ataques a empresas con conflictos laborales y a instituciones oficiales.[12]​ Un comando intentó asaltar la sede del diario Ya; el 14 de julio fue asesinado un agente de la Policía Armada; días después, otro policía fue gravemente herido; en agosto, fue asesinado un teniente de la Guardia Civil.[29]​ En total, tres policías murieron ese año a manos del FRAP.[3]​ La respuesta del régimen fue contundente: tres militantes del FRAP —José Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz— fueron fusilados el 27 de septiembre junto con dos miembros de ETA en lo que fueron las últimas ejecuciones en vida de Franco. El hecho tuvo una amplia repercusión internacional y la fuerte repulsa motivó una última multitudinaria manifestación de apoyo al dictador el 1 de octubre en la Plaza de Oriente. Poco después, el 20 de noviembre, falleció Franco.[29]​ La represión prácticamente acabó con la operatividad del FRAP como organización armada.[12]​ Aunque sus acciones habían estado caracterizadas por la improvisación, debido a la falta de medios materiales y experiencia, tuvieron un fuerte efecto sobre el régimen de Franco en un momento delicado para este, y le obligaron a aumentar la represión, lo que desacreditó los intentos aperturistas del presidente Arias Navarro.[30]

La Transición

Adolfo Suárez. El PCE (m-l) se opuso a su Reforma de la dictadura, pero el presidente logró culminar la transición a un régimen parlamentario.

Tras la muerte del Caudillo, el PCE (m-l) decidió en su II Conferencia Nacional que, dada «la desigual correlación de fuerzas entre quienes están por la lucha y la liquidación del régimen y quienes, desde el PSOE y aún más el PCE, propician pacto tras pacto», había que renunciar a la «lucha armada».[31]​ De esta forma, durante la Transición española a la democracia el PCE(m-l) siguió movilizándose continuamente contra el nuevo régimen monárquico que se estaba asentando,[32]​ reivindicando una ruptura total con el franquismo, que se juzgasen los crímenes cometidos durante dicho período y que se avanzase hacia una nueva república en España. Ello le hizo quedar al margen de la plataforma unitaria de la oposición, la Coordinación Democrática o Platajunta, en la que participaban el PCE, el PSOE y otras fuerzas que acabaron negociando la Reforma con el presidente Suárez. Por tal motivo, a sus tradicionales acusaciones contra Santiago Carrillo unió entonces las hechas a Felipe González —líder de los «elementos antipopulares del PSOE»—, Enrique Tierno Galván —«socialfascista»—, Rodolfo Llopis —«reliquia socialtraidora»— y otros líderes políticos de la izquierda.[33]

Para su nueva orientación política, el PCE (m-l) optó por ir desactivando al FRAP y creó en junio de 1976[34]​ la Convención Republicana de los Pueblos de España,[35]​ una nueva organización controlada por el partido y sus organizaciones satélites alternativa a la Platajunta, con una naturaleza marcadamente republicana y partidaria de crear tribunales cívicos para enjuiciar los presuntos delitos cometidos durante la dictadura.[36]​ Durante el año 1977, la reivindicación más repetida fue la de amnistía total.[37]​ No obstante, su vinculación con el FRAP hizo que sus militantes fueran constantemente detenidos. En las primeras elecciones pluripartidistas de 1977 llamó explícitamente al boicot.[38][nota 1]​ Tras lo que calificó como «farsa electoral», el partido celebró su II Congreso del 23 al 26 de junio con asistencia de doscientos delegados. Además de aplaudir el mensaje de apoyo de Enver Hoxha, el congreso valoró positivamente la anterior fase de lucha armada, decidió seguir impulsando el FRAP y la Convención Republicana, aprobó continuar con la depuración del partido de «elementos derechistas y oportunistas» y adoptó otras resoluciones sobre diversas cuestiones políticas.[39]​ Unos meses más tarde, sus militantes presos comenzaron a ser excarcelados a consecuencia de la aprobación de la Ley de Amnistía.[40][41][42][43]

Ante la resistencia de las autoridades a su legalización, la Convención recibió apoyos nacionales e internacionales, como el de los escritores franceses Simone de Beauvoir y Claude Bourdet.[44]​ La organización promovió manifestaciones el 14 de abril de 1978, aniversario de la proclamación de la República, que, a diferencia de las convocadas por la tradicional Acción Republicana Democrática Española (ARDE), se caracterizaron por los enfrentamientos violentos con la policía.[45]​ Cuando participaba en manifestaciones conjuntas con otros partidos de oposición, no era extraño que surgieran incidentes con el PCE u otros grupos de la izquierda.[46]​ Ese año, el PCE (m-l) decidió definitivamente poner fin a las actividades del FRAP. En septiembre, un Pleno Nacional de la Convención Republicana fue suspendido por las autoridades, dando lugar esta vez a protestas de grupos ajenos al propio PCE (m-l). En noviembre propuso la creación de un tribunal para examinar «todas las manifestaciones de la represión franquista»; los promotores fueron detenidos una vez más acusados de colaborar con el FRAP.[47]​ En el referéndum constitucional de diciembre de 1978 olvidó su anterior postura abstencionista y pidió el voto negativo.[nota 2]​ Pero la realidad le fue una vez más adversa.[48]

Evolución posterior

En las elecciones legislativas y en las municipales de 1979 el PCE (m-l) participó a través de candidaturas republicanas, pero solo obtuvo resultados puramente testimoniales.[49]​ Su legalización fue retrasada por el Gobierno hasta que una decisión del Tribunal Constitucional la impuso en 1981.[50]​ Por primera vez pudo presentarse con su propio nombre en las elecciones legislativas de 1982,[51]​ en las que obtuvo solo 23.186 votos, un 0,11% de los votos emitidos.[52]

A partir de su legalización, el PCE (m-l) se encontró en una difícil situación provocada por su absoluta ausencia de representación institucional y nunca recuperó la notoriedad que la violencia del FRAP le había otorgado durante los últimos años de la dictadura. Su editorial, Ediciones Vanguardia Obrera, se dedicó a difundir las obras de Stalin. Finalmente, la nueva situación provocada por la disolución de la Unión Soviética y la caída de los regímenes comunistas de Europa Oriental le llevaron a autodisolverse en 1992.[53]

El segundo PCE (m-l)

En 2006 se fundó un nuevo partido con el mismo nombre. En mayo de ese año se publicó el número 0 de Octubre, que sería su órgano de expresión. En él, un denominado Comité Estatal de Organizaciones Comunistas (CEOC) anunciaba su voluntad de reconstruir el Partido Comunista.[54]​ En su ejemplar nº 2, correspondiente al mes de diciembre de 2006, la existencia del nuevo PCE (m-l) se anunciaba ya como una realidad.[55]​ El partido dispone de una página web en la que publicita su ideario político, si bien no consta que haya influido de forma significativa en la política española.

Véase también

Notas

  1. El llamamiento a la abstención no tuvo mucho éxito. La participación electoral fue del 78,83%, sensiblemente superior a la del 68,04% que habría en las siguientes elecciones de 1979.
  2. El voto negativo fue solicitado también por la mayoría de los partidos de la extrema izquierda (salvo el PTE y la ORT), por la extrema derecha en su conjunto, por algunos pequeños partidos conservadores y por fuerzas independentistas periféricas, y alcanzó solo el 7,89% de los votos. El SÍ obtuvo un rotundo 88,54%.

Referencias

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  2. Estruch, 2000, p. 214.
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  4. a b Estruch, 2000, p. 217.
  5. Hermida Revillas, 1997, p. 298.
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  7. Setién, 1999, p. 366.
  8. Avilés Farré, 2010, pp. 28-29.
  9. Moreno Sáez,, p. 1.
  10. Moreno Sáez,, p. 2.
  11. de Riquer, 2010, p. 583.
  12. a b c d e Avilés Farré, 2010, p. 29.
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  15. Hermida Revillas, 1997, pp. 304-305.
  16. Domínguez Rama, 2010, pp. 398-399.
  17. Hermida Revillas, 1997, pp. 305-306.
  18. Domínguez Rama, 2010, pp. 397-398.
  19. Domínguez Rama, 2010, p. 400.
  20. Setién, 1999, pp. 366-367.
  21. Setién, 1999, p. 367.
  22. Setién, 1999, pp. 367-368.
  23. Domínguez Rama, 2010, pp. 402-403.
  24. «Desarticuladas diversas organizaciones izquierdistas encuadradas en el F.R.A.P.». Informaciones. 21 de mayo de 1973. Consultado el 11 de noviembre de 2013. 
  25. Hermida Revillas, 1997, p. 307.
  26. Setién, 1999, p. 368.
  27. Hermida Revillas, 1997, p. 299.
  28. Domínguez Rama, 2010, p. 403.
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  32. «El PCE (m-l) prepara jornadas de lucha». El País. 13 de septiembre de 1978. Consultado el 8 de noviembre de 2013. 
  33. Hermida Revillas, 1997, pp. 309-311.
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Bibliografía utilizada

Enlaces externos