Diferencia entre revisiones de «Evangelios apócrifos»

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[[Casiodoro Reina|Casiodoro de Reina]] decidió incluirlos como parte integral del Antiguo Testamento en la [[Biblia del Oso]], la primera edición de la Reina-Valera, en el año de 1569. Y Cipriano de Valera, su primer revisor y corrector de estilo, optó por reunirlos aparte, como un tercer grupo de textos intertestamentarios, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, en su revisión de 1602. Sin embargo, a causa de confrontaciones de tipo ideológico, fueron suprimidos por los editores de las revisiones hechas de forma posterior a la muerte de Reina, y de Valera, pero en [[2009]] fue publicada en [[España]] la ''Biblia del Siglo de Oro'' que es una edición actualizada de la Reina-Valera original, con los deuterocanónicos.
[[Casiodoro Reina|Casiodoro de Reina]] decidió incluirlos como parte integral del Antiguo Testamento en la [[Biblia del Oso]], la primera edición de la Reina-Valera, en el año de 1569. Y Cipriano de Valera, su primer revisor y corrector de estilo, optó por reunirlos aparte, como un tercer grupo de textos intertestamentarios, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, en su revisión de 1602. Sin embargo, a causa de confrontaciones de tipo ideológico, fueron suprimidos por los editores de las revisiones hechas de forma posterior a la muerte de Reina, y de Valera, pero en [[2009]] fue publicada en [[España]] la ''Biblia del Siglo de Oro'' que es una edición actualizada de la Reina-Valera original, con los deuterocanónicos.


Los [[puritanismo]]s y [[fundamentalismo]]s cristianos, han aplicado y siguen aplicando sin embargo de forma despectiva el término '''apócrifos''', para hacer referencia a los textos religiosos que son rechazados por los judíos contemporáneos y por los protestantes y paraprotestantes; pero no por judiós de la [[Diáspora]], ni por los cristianos tempranos e históricos.
Los [[puritanismo]]s y [[fundamentalismo]]s cristianos, han aplicado y siguen aplicando sin embargo de forma despectiva el término '''apócrifos''', para hacer referencia a los textos religiosos que son rechazados por los judíos contemporáneos y por los protestantes y paraprotestantes; pero no por judiós de la [[Diáspora]], ni por los cristianismos tempranos e históricos.


== Apócrifos del Nuevo Testamento ==
== Apócrifos del Nuevo Testamento ==

Revisión del 12:19 15 nov 2009

El término apócrifo (griego: απόκρυφος; latín: apócryphus; castellano: oculto) ha sido utilizado a través de los tiempos para hacer referencia a algunas colecciones de textos y de escritos religiosos sagrados surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos, que no han sido incluidos en el canon de la Tanach judía hebreo-aramea, de la Biblia israelita Septuaginta griega, así como tampoco de ninguna de las distintas Biblias usadas por distintos grupos de cristianos.

Diferencia entre "Apócrifos" y "Deuterocanónicos"

Con este antecedente, es justo enfatizar que existen controversias muy antiguas entre los diferentes grupos confesionales al seno de la Tradición Judeocristiana; dado que cada uno entre los principales grupos confesionales (cristianos ortodoxos, cristianos orientales —cópticos eutiquianos, siríacos nestorianos, etc.—, católicos romanos, protestantes y otras tendencias) a través de los siglos, ha venido planteando algunas importantes diferencias con respecto del canon de los grupos restantes, y ha ido reservando el término de "apócrifos" para distintos grupos de textos y de escritos no inclusos en su propia versión del Canon bíblico, aunque estén en la de otro u otros.

Los teólogos, ministros y adeptos de las confesiones protestantes y evangélicas aplican el término apócrifos al grupo de los textos deuterocanónicos; que son reivindicados como textos sagrados por varias confesiones históricas cristianas, citadas más arriba. Y usan el término pseudoepígrafos, "escritos falsamente atribuidos", para hacer referencia al resto de los libros surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos; y que hoy, sin embargo, no son reconocidos por los católicos romanos y ortodoxos griegos.

El primero en usar el término en este sentido fue Jerónimo de Estridón, en los escritos en que comenta la tarea que representó la traducción al latín del texto bíblico, a fin de designar a algunos de los libros que hoy son conocidos como deuterocanónicos, que habían sido incluidos en la Biblia judía griega (Canon Alejandrino), llamada Biblia Septuaginta, o de los LXX, aun cuando no aparecen en la Tanach judía hebreo-aramea (Canon Palestinense), que fue redefinida por judíos, en particular por los fariseos históricos y neotestamentarios, durante los trabajos del Sínodo de Jamnia, en fecha tan tardía como el 95 d. C., y luego utilizada por las comunidades judías de los Siglos posteriores. Jerónimo ignoraba las grandes disensiones que esta aventurada decisión atraería con el tiempo entre las Cristiandades del Mundo Occidental.

Algunos de estos libros: I Esdras, Tobit, Judit, I Macabeos, II Macabeos, III Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico, el Libro de Baruc, la Epístola de Jeremías, la Historia de Susana, la Historia de Bel y el Dragón, el pasaje Daniel 3:24-90 (en el cuál se contiene la Oración de Azarías y el Cántico de los 3 Jóvenes), el Capítulo 151 del Libro de los Salmos [de David] (comúnmente llamado el Salmo 151), y el Capítulo 12 del Libro de las Odas (comúnmente llamado la Oración de Manasés), el Epílogo Griego del Libro de Job, el Epígrafe Griego de varios de los Salmos [de David], y el Epígrafe Griego del Capítulo 1 del Libro de las Lamentaciones, así como distintos pasajes agregados en los Códices Griegos al Libro de Ester (comúnmente agrupados bajo el nombre de "el Descanso de Ester", por una mala traducción de la expresión inglesa "the Rest of Esther", mejor interpretada como "el Resto de Ester"), que conferían a ésta un carácter religioso del que había carecido de forma original, finalmente serían aceptados, de forma casi unánime, por los distintos grupos históricos cristianos (cristianos ortodoxos, cristianos orientales —cópticos eutiquianos, siríacos nestorianos, etc.—, y católicos romanos).

Todos estos escritos fueron ratificados por los escritos de muchos de los Padres de la Iglesia en Oriente y Occidente. Y, en el caso concreto de la iglesia latina, doce de estos textos fueron legitimados por el Sínodo de Roma, en el año 380 d. C. Sin embargo, el término volvió a ser aplicado a estos mismos textos por Martín Lutero, y otros reformadores protestantes del Siglo XVI. A causa de lo cuál, la Iglesia romana decidió ratificar su legitimación durante los trabajos del Concilio de Trento, en el año de 1546.

Algunos otros libros propios de la Biblia judía griega alejandrina (Canon Alejandrino, Códice Alejandrino): IV Macabeos, el Libro de los Salmos de Salomón, y el resto de los textos del Libro de las Odas, aún pueden leerse como apéndices al texto de las Biblias cristianas ortodoxas.

Algunos otros libros fueron considerados escritos inspirados, al menos por algunos de los Padres de la Iglesia, así como por grupos históricos cristianos, siendo considerados apócrifos más tarde, o allende los contextos en que fueron acogidos:

  • El Libro IV de Esdras, llegó a ser incluido en la Biblia Vetus Latina, así como también en la Vulgata, transcrita por Jerónimo, y aún suele ser hallado en las Biblias de algunas Iglesias Cristianas Ortodoxas Eslavas, así como entre los escritos deuterocanónicos de algunas importantes versiones inglesas, tales como la King James Version, la Revised Standard Version, y la New Revised Standard Version.
  • La Peschitta Siríaca, la Biblia oficial de las Iglesias Siríacas Nestorianas (las Iglesias de Siria, Asiria, Caldea, el Asia Central, Armenia, el Turquestán, China y la India, de entre cuyas filas se separó Mahoma, y, en seguimiento suyo, el Islam musulmán), incluye en su Libro de los Salmos, además del Salmo 151, los Salmos numerados 152, 153, 154 y 155 y el Apocalipsis de Baruc.
  • El Libro de Henoc aún es considerado una parte integrante del Canon de la Biblia de la Iglesia Cristiana Ortodoxa de Etiopía.
  • Y los Beta Israel, quienes antiguamente habitaron Etiopía, tenían por escritos inspirados, además de otros textos y escritos conocidos, el Libro de Henoc, y el Libro de los Jubileos.

Los judíos rabínicos, seguidos por distintas iglesias protestantes y evangélicas, siguen llamando apócrifos de forma sistemática a todos los escritos deuterocanónicos, y suelen no incluirlos en sus propias versiones de la Biblia. Sin embargo, algunas de las Biblias protestantes mayormente importantes, solían o suelen incluirlos como apéndices, tales como la King James Version, la New Revised Standard Version, el original y algunas reediciones de la Biblia alemana de Martín Lutero, y las primeras ediciones de la Reina-Valera.

Casiodoro de Reina decidió incluirlos como parte integral del Antiguo Testamento en la Biblia del Oso, la primera edición de la Reina-Valera, en el año de 1569. Y Cipriano de Valera, su primer revisor y corrector de estilo, optó por reunirlos aparte, como un tercer grupo de textos intertestamentarios, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, en su revisión de 1602. Sin embargo, a causa de confrontaciones de tipo ideológico, fueron suprimidos por los editores de las revisiones hechas de forma posterior a la muerte de Reina, y de Valera, pero en 2009 fue publicada en España la Biblia del Siglo de Oro que es una edición actualizada de la Reina-Valera original, con los deuterocanónicos.

Los puritanismos y fundamentalismos cristianos, han aplicado y siguen aplicando sin embargo de forma despectiva el término apócrifos, para hacer referencia a los textos religiosos que son rechazados por los judíos contemporáneos y por los protestantes y paraprotestantes; pero no por judiós de la Diáspora, ni por los cristianismos tempranos e históricos.

Apócrifos del Nuevo Testamento

Una vez esbozadas estas observaciones, se debe precisar que el término apócrifos, lejos de referirse a todos estos textos, y de las consabidas acepciones adversas negativas que muchos han tratado de vincular a ellos, se debe comprender que el término apócrifos es una expresión sumamente especial, que, de hecho, reviste un carácter mucho más elevado: se trata de los textos cuyo acceso fue oculto, vedado, denegado, ante las grandes masas de cristianos católico-ortodoxos, escritos revestidos en una gran auréola de magia y misticismo.

Se trata de las otras palabras y enseñanzas del Maestro, que supuestamente fueron difundidas por siete de los doce discípulos de Cristo que fueron investidos con el grado de Apóstoles, de acuerdo con los textos del Nuevo Testamento. (En éste sólo han sido compilados documentos escritos por cinco de esos doce. Y ellos son, a saber: Mateo, Juan, Santiago, Pedro y Judas el Tadeo. Confróntese este dato en cualquier Biblia moderna.) Se trata de escritos que alegan ser las enseñanzas ocultas de los restantes apóstoles y que no respaldan muchas de las ideas mesiánicas comúnmente aceptadas por grupos de cristianos, y que fueron, de hecho, documentos tenidos en gran estimación, e incluso revestidos de carácter sagrado por los cristianos gnósticos de los primeros Siglos de la Era Cristiana. Se trata de enseñanzas referentes a una forma distinta de lograr acceder a la vida del mundo perdurable; no como un don gratuito, por bienaventuranza; sino como un estado conquistado de una transcendencia metafísica basada en la renuncia cotidiana al mundo y los placeres de la carne. Se trata de un concepto sumamente distinto de todo cristianismo difundido de formas exotéricas.

Los apócrifos del Nuevo Testamento incluyen varios evangelios y vidas de los apóstoles. Algunos de ellos fueron escritos evidentemente por autores gnósticos o miembros de otros grupos posteriormente definidos como herejes. Muchos de estos textos fueron descubiertos durante los Siglos XIX y XX, generando una intensa oleada de especulaciones en torno a su importancia en los inicios del cristianismo entre los eruditos religiosos.

Si bien los protestantes, católicos y, en general, los ortodoxos están de acuerdo acerca de qué libros deben ser incluidos en el canon del Nuevo Testamento, la Iglesia ortodoxa etíope solía incluir las epístolas I y II de Clemente y al Pastor de Hermas. A su vez otras iglesias como la Copta, tenían en sus pasajes escritos que describían la niñez de Jesus.

Lutero consideraba apócrifa a la epístola de Santiago, dudando y cuestionando su autoría a manos de cualquiera de los dos apóstoles llamados por el nombre de Santiago. También porque la epístola contiene una declaración que contradice aparentemente las enseñanzas de Lutero de la salvación sólo por la fe: la "fe sin obras está muerta" (2:26). Lutero, en su propia edición de la Biblia, degradó y relegó al nivel de unos simples apéndices la Epístola de Santiago y otros tres documentos, a saber: la Epístola a los Hebreos, la Epístola de Judas, y la Apocalipsis.

Posteriormente se incluyeron estos libros con el canon protestante en su Nuevo Testamento, pero los colocaron luego de esos libros. Por lo tanto, los libros del Nuevo Testamento Luterano (al menos en alemán) están ordenados en forma diferente a otras biblias protestantes.

Un libro apócrifo del Nuevo Testamento bien conocido es el Evangelio de Tomás, el único texto completo que fue encontrado en la ciudad egipcia de Nag Hammadi en 1945. Otro evangelio propio de las corrientes gnósticas dentro del cristianismo de los primeros siglos, atribuido a Judas de Carioth, el Evangelio de Judas, generó expectación entre los seguidores de estudios y cuestiones del judeocristianismo cuando fue rescatado, reconstruido y presentado en el año 2006, en esfuerzo conjunto de Maecenas Foundation y National Geographic Society.

Han ejercido y ejercen un enorme influjo en la piedad e iconografía cristianas. Entre las tradiciones conservadas únicamente en los apócrifos, se cuentan los nombres de los padres de María (Joaquín y Ana), el episodio de la Presentación de la Virgen niña en el templo, el número y los nombres de los Reyes Magos (Melchor, Gaspar, Baltasar), la presencia de un asno y un buey en el pesebre donde María dio a luz. Allí también se encuentran los nombres y las historias del Buen Ladrón (Dimas) y del Mal Ladrón (Gestas), la historia de Verónica (recogida inclusive en la devoción piadosa del Via Crucis, de tradición católica), el nombre de Longinos, el centurión que atravesó el costado de Jesús en la cruz, o la primera sugerencia explícita de la virginidad perpetua de María, que se encuentra en el Protoevangelio de Santiago. La fuerte presencia de esas tradiciones en la liturgia lleva con frecuencia a olvidar que ninguno de ellos ha sido incluido entre los Evangelios canónicos.

Entre los textos apócrifos se cuentan numerosos Evangelios; entre ellos hay los que llevan nombres de personajes famosos de la iglesia primitiva a los que se atribuyen estos escritos, como el Evangelio de Tomás del cual se encontraron antiguas copias en copto, manuscritas por una comunidad de cristianos gnósticos; otros fueron titulados por el supuesto contenido de la obra (Evangelio de la Verdad), por su origen (evangelios atribuidos a Marción, a Cerinto) o por el grupo al que estuvieron destinados (Evangelio de los Hebreos, de los Griegos, etc.)

En el siglo XIX comenzaron a hacerse unos estudios a fondo sobre estos textos. Se encontraron escritos "apócrifos" desde el año 300 a. C. hasta el Nuevo Testamento, que proporcionaron a los investigadores una gran riqueza como fuentes históricas, así como, también, posturas divergentes sobre temas como inmortalidad, resurrección, etc., y la creencia en ellos a través de los siglos, desde un punto de vista siempre escatologico.

Véase también

Bibliografía

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  1. Díez Macho, Alejandro (1984). Tomo I. Introducción General. ISBN 978-84-7057-361-3. 
  2. Díez Macho, Alejandro & Piñero, Antonio (2002). Tomo III. Odas de Salomón. Oráculos sibilinos. ISBN 978-84-7057-323-1. 
  3. Díez Macho, Alejandro (1984). Tomo IV. Ciclo de Henoc. ISBN 978-84-7057-353-8. 
  4. Díez Macho, Alejandro (1987). Tomo V. Testamentos o discursos de Dios. ISBN 978-84-7057-421-4. 
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  • García Bazán, Francisco (2003-). La Gnosis eterna. Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos. Tres volúmenes en preparación. Madrid: Editorial Trotta. 
  1. La gnosis eterna. Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos I. 2003. ISBN 978-84-8164-585-9. 
  2. La gnosis eterna. Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos II. Pístis Sophía / Fe Sabiduría. Primera edición y traducción del original copto en lengua española. 2007. ISBN 978-84-8164-852-2. 
  3. La gnosis eterna. Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos III. Versión de textos de gnósticos libertinos y de los testimonios hermético-gnósticos, alquímicos y neoplatónicos. En preparación. 
  • – (2006). El Evangelio de Judas. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-837-9. 
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  • Montserrat Torrents, José (1990). Los Gnósticos. Obra completa. Madrid: Editorial Gredos. 
  1. Volumen I: Los Gnósticos I. 1ª ed., 2ª imp. ISBN 978-84-249-0884-3. 
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  • Piñero, Antonio (Editor) (1997/2008). Textos Gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi. Obra completa. Madrid: Editorial Trotta. 
  1. Volumen I: Tratados Filosóficos y Cosmológicos. Colaboradores: Traducción, introducción y notas de Antonio Piñero, José Montserrat Torrents, Francisco García Bazán, Fernando Bermejo y Alberto Quevedo. Tapa dura, 1997 (3ª edición 2007). ISBN 978-84-8164-884-3. 
  2. Volumen II: Evangelios, Hechos, Cartas. Colaboradores: Traducción, introducción y notas de Antonio Piñero, José Montserrat Torrents, Francisco García Bazán, Fernando Bermejo y Ramón Trevijano. Tapa dura, 1999 (3ª edición 2007). ISBN 978-84-8164-885-0. 
  3. Volumen III: Apocalipsis y otros escritos. Colaboradores: Traducción, introducción y notas de Antonio Piñero, José Montserrat Torrents, Francisco García Bazán, Gonzalo Aranda, Fernando Bermejo, María Luz Mangado y Alberto Quevedo. Tapa dura, 2000 (2ª edición 2009). ISBN 978-84-9879-020-7. 
  • Santos Otero, Aurelio de (2003/2009). Los evangelios apócrifos. 1ª edición, 12ª impresión. Edición bilingüe. También en colección BAC Selecciones 2009. Madrid: B. A. C. ISBN 978-84-7914-044-1 / ISBN 978-84-220-1409-6. 

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