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Enrique Gil Robles

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Enrique Gil Robles
Información personal
Nacimiento 15 de junio de 1849
Salamanca (España)
Fallecimiento 26 de junio de 1908
Salamanca (España)
Nacionalidad Española
Religión Iglesia católica Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padre Eugenio Gil y Carrasco Ver y modificar los datos en Wikidata
Hijos José María Gil-Robles Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Universidad de Salamanca Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Jurista, político y filósofo Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados
Empleador Universidad de Salamanca Ver y modificar los datos en Wikidata

Enrique Gil Robles (Salamanca, 15 de junio de 1849 - Salamanca, 26 de junio de 1908)[1]​fue un pensador tradicionalista y jurista español, que ocupó la cátedra de derecho político en la Universidad de Salamanca.

Primeros años

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Su familia paterna procedía de León. Su abuelo paterno, Juan Gil, se instaló en la localidad de Villafranca del Bierzo donde fue administrador del Marqués de Villafranca.[2]​ El hijo mayor de Juan Gil fue el escritor Enrique Gil y Carrasco, uno de los más conocidos novelistas del romanticismo español.[3][4]​ El hijo menor, Eugenio, quien sería el padre de Enrique, heredó la plaza en la administración de su hermano y también demostró interés por las letras. Contrajo matrimonio con Matilde Robles Burruezo,[5]​natural de Málaga.[6]​ Se instalaron en Salamanca donde fue inspector primero de la administración de contribuciones directas de la provincia.[7]

Enrique Gil y Robles perdió a su madre siendo niño.[8]​Estudió el bachillerato de Filosofía y Letras en el Instituto de Segunda Enseñanza de Salamanca donde se graduó en 1864.[9]​Estudió derecho en Salamanca, pero se graduó en derecho civil y canónico en la Universidad Central de Madrid en 1868.[10]​ Se doctoró en Derecho en la Universidad Central en 1872.[11]Francisco Giner de los Ríos, miembro del tribunal que lo evaluó, quedó tan impresionado con el joven estudiante que lo visitó más tarde el mismo día, le ofreció protección y amistad. Gil Robles rechazó lo primero, pero aceptó la segunda, la cual perduró aun con sus enormes diferencias ideológicas hasta la muerte de Gil Robles.[12]​ En esa época comenzó a destacar en la Juventud católica de Madrid en las polémicas contra los constitucionales, defendiendo la monarquía tradicional.[13]​Se convirtió en profesor titular del Instituto de Segunda Enseñanza de Ponferrada.[14]

Catedrático

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Se presentó a las oposiciones para la cátedra de Derecho político de Salamanca, que obtuvo en julio de 1875. Ejerció de profesor durante 32 años y solo faltó a clase los cuatro días antes de su muerte.[13]​Durante muchos años trató de obtener infructuosamente otras plazas fuera de Salamanca: Una de derecho político en Barcelona en 1881 a la que renunció por "circunstancias imprevistas" y sucesivamente las de derecho público, historia del derecho, literatura jurídica y derecho canónico entre 1882 y 1891 en la Universidad Central para las que fue rechazado.[15]

En la década de 1880 sufrió el desprecio de los círculos liberales de la ciudad y de la universidad de Salamanca, pero poco a poco fue ganando reconocimiento.[16]​ Fue juez en numerosos tribunales de oposiciones, asistió congresos jurídicos nacionales [17]​y era popular entre sus estudiantes quienes apreciaban su estilo claro, su cortesía y su benevolencia.[n. 1]​ Fue temporalmente decano de la facultad de derecho y para el final del siglo se había convertido en un académico de prestigio junto a otros neotomistas que dominaban el ambiente intelectual salmantino.[18][19]

Escribió en varias publicaciones tradicionalistas locales, primero en La Tesis, después en La Región, La Tradición, La Época y finalmente en La Información. Participó en las campañas de la prensa, tanto en los periódicos tradicionalistas locales de Salamanca, que él inspiró, como en los de Madrid.[20]

En 1885 fue nombrado obispo de la diócesis fray Tomás Cámara y Castro (conocido como "padre Cámara"), un agustino moderado y posibilista que abogaba por que los católicos aceptaran el sistema político de la Restauración, integrándose en él a través de los llamados partidos católicos como la Unión Católica de Alejandro Pidal y Mon. El obispo Cámara no tardó en lanzar una persecución contra los periódicos tradicionalistas y Gil Robles se convirtió en el máximo representante de los integristas enfrentados a la jerarquía eclesiástica, llegando a referirse en uno de sus escritos a algunos obispos como «aduladores de los poderes perseguidores de la Iglesia y odiados por su pueblo».[21]​Los jesuitas, que entonces representaban el sector más radical y hostil al episcopado de la iglesia salmantina, apoyaron a los integristas liderados por Gil Robles.[22]​ El conflicto con la prensa integrista llegó hasta el extremo de que el 1 de abril de 1892 el obispo prohibió la publicación y lectura de La Región, además de prohibir a su editor Sánchez Asensio y a Gil Robles publicar en la diócesis de Salamanca.​[23][24][n. 2]​ En diciembre de 1892 se levantó la sanción episcopal y se fundó La Información. También este periódico integrista acabaría siendo condenado y prohibido en 1897 por el obispo de Salamanca.[26]

El obispo Tomás de Cámara.

En 1891 tras la muerte del catedrático de metafísica, el krausista Mariano Arés Sanz, quien había rechazado los sacramentos antes de morir, el obispo de la diócesis, Tomás Cámara, le negó la sepultura en el cementerio católico por su pertinaz rechazo a la religión.[27]​ Este hecho desencadenó una fuerte polémica en la Universidad y en toda la sociedad salmantina que dio lugar a la creación de dos facciones en el claustro: la liberal liderada por un recién llegado Miguel de Unamuno y la tradicionalista y conservadora encabezada por Gil Robles quien firmó una carta apoyando la decisión del obispo de negar el funeral a Arés citando la ley por la que solo son admisibles para quienes profesan la Religión [28]​ Ese mismo año, el catedrático de derecho pronunció el discurso inaugural del curso 1891-1892 titulado El absolutismo y la democracia, el cual fue contestado por Unamuno –que entonces contaba con solo 27 años– en varios artículos firmados con seudónimo en el periódico La Libertad y titulados «Un nocedalino desquiciado».[29]​ Escritos en un estilo muy agresivo y alejados del tono de las disputas académicas de la época, calificaba a Gil y Robles de "inepto, mediocre e indocto" y su discurso de "sudado, artificioso, falso, manera y no estilo".[30]​ Su relación se mantuvo tirante desde entonces.[31]

También hubo de enfrentarse a Unamuno y al ala progresista del claustro en 1897 cuando el padre Cámara lanzó la propuesta de excomunión contra Dorado Montero, catedrático de derecho penal, al que pretendía echar de la Universidad, consecuencia de una denuncia de un grupo de alumnos de éste en la que se le acusaba de revolucionario y de seguir doctrinas deterministas y materialistas que "no sólo son groseros errores filosóficos, sino herejías opuestas a los dogmas de nuestra Sacrosanta Religión Cristiana". Tras varios meses de polémica, el rector de la Universidad, Mamés Esperabé, respaldó a Dorado Montero, acogiéndose a una circular del Ministerio de Fomento sobre "amparo a los catedráticos en el ejercicio de su profesión".[32][33][34]

En 1900 Mamés Esperabé fue jubilado como rector. Gil Robles promovió el envío de un escrito al ministro García Alix pidiendo la continuidad de Esperabé al frente del rectorado para evitar el nombramiento de Unamuno que finalmente se produjo.[35]​ Durante el mandato de este último como rector mantuvo una notable oposición al rectorado y cuando Unamuno entregó los bienes de la Universidad al Estado no volvió a concurrir a ningún acto universitario a modo de protesta.[36]

Político

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Comprometido pronto con el movimiento tradicionalista, fue cercano al integrismo de Ramón Nocedal a quien conoció en la década de 1860. Aunque se ha sugerido,[37]​ no existen fuentes que acrediten su participación en la tercera guerra carlista y se desconocen las razones por las que no se presentó a los exámenes de las oposiciones para las que se postuló en 1872.[38]​Participó de la peregrinación tradicionalista a Roma en 1882 [39]​y también en iniciativas carlistas como el intento de 1883 de construir un monumento a Zumalacárregui.[40]​ A mediados de la década de 1880 ya se encontraba entre los líderes del tradicionalismo salmantino.[41]​ En las elecciones de 1886, se barajó la posibilidad de que se presentara como candidato carlista a las Cortes, pero el partido finalmente decidió mantener su estrategia de abstención.[42]

Durante la crisis del carlismo en 1888, Gil Robles decidió unirse a la escisión integrista liderada por Nocedal[43]​firmando el Manifiesto de Burgos.[44]​En 1891 se presentó a las elecciones a las Cortes por el Partido Integrista en el distrito electoral de Sequeros[45]​; inicialmente se le concedió la victoria, pero finalmente se confirmó su derrota.[46][47]​No renovó su candidatura en la siguiente campaña de 1893. Durante el período previo a la campaña de 1896, dirigió la junta electoral provincial, pero no se postuló él mismo.[48]​En ese momento sus relaciones con Nocedal estaban empeorando.[49]​Aparte de otras razones,[50]​Gil Robles supuestamente se sentía incómodo con la virulenta campaña integrista contra el reclamante carlista.[51]​ A principios de 1899, Gil Robles buscó la reconciliación entre los principales carlistas y los integristas, pero su propuesta fue recibida con una fría respuesta de Nocedal.[52]​Más tarde ese año, los dos rompieron por completo,[53]​su altercado público fue aplaudido por la prensa republicana.[54]

Carlos de Borbón y Austria-Este

Gil Robles regresó al partido carlista[55]​ tras un intercambio de cartas cordiales con Carlos VII en 1899,[n. 3]​ y comenzó a publicar trabajos suyos en el principal órgano de prensa del partido, El Correo Español (anteriormente había sido colaborador asiduo del diario integrista El Siglo Futuro).[57]​Durante algún tiempo, entre 1901 y 1902, siguió trabajando por la reconciliación de ambas facciones del tradicionalismo.[58]

En 1903 renovó su candidatura a las Cortes,[59]​ esta vez casi aseguró la victoria presentándose por la circunscripción de Pamplona dominada por los carlistas.[60]​En el parlamento se convirtió en portavoz de la minoría carlista[61]​y hasta 1905 la prensa informó con bastante frecuencia de sus intervenciones sobre gran variedad de temas, que iban desde la educación hasta la cuestión catalana, el orden jurídico, la organización del comercio, la política exterior, el reglamento interno del Congreso y la religión. Sobre este paso por el Congreso, relata Enrique Esperabé lo siguiente:

En las Cortes, llevó con dignidad y elocuencia la voz de su agrupación política, pero no se acostumbró al ambiente del Parlamento ni a los rudos embates de los Diputados por su fina educación y gran caballerosidad. Por eso precisamente era de todos querido y respetado, no obstante la separación en que viven los que profesan distintas creencias.

La legislatura en la que ejerció de diputado concluyó en 1905.[62][n. 4]​No se postuló en las elecciones de 1905 ni 1907 y permaneció bastante al margen de la política carlista interna, aunque siguió publicando en El Correo Español.

Murió en Salamanca el 29 de junio de 1908 a la edad de 59 años. Dispuso un entierro sencillo: El féretro fue conducido a hombros por sus alumnos y no tomó parte en el cortejo, como era costumbre, una comisión del claustro universitario. En las esquelas no se hizo constar otro título que el de «terciario carmelita» habiendo renunciado a la gran cruz de Alfonso XII que le había concedido el Gobierno.[64][13]

Pensamiento y legado

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Gran teórico del tradicionalismo, escribió obras fundamentales para el desarrollo de las tesis de esta doctrina política. Su obra El absolutismo y la democracia (1893) fue aprobada por el obispo de Plasencia Pedro Casas Souto, a quien Gil Robles visitó en 1897. El obispo, afín al tradicionalismo, le dijo en aquella ocasión que no podría seguir dando licencia eclesiástica a sus obras, a pesar de la ortodoxia incontrovertible de las mismas, «por graves razones» que no le ocultó.[65]

En el discurso académico actual, como teórico del derecho, Gil Robles es catalogado como 'iusnaturalista' perteneciente ya sea a la escuela neoescolástica[66]​o neotomista,[67]​deudora de Luigi Taparelli, José Prisco[68]​ y Luis Mendizabal Martín.[69]​ En obras dedicadas al derecho natural en España se le trata marginalmente[70]​ o no se le trata en absoluto,[71]​aunque algunos autores aprecian su contribución original.[72]​Como teórico de la educación, se le presenta como representante de la visión católica,[73]​ enemigo del krausismo y la heterodoxia.[74]​Como teórico del Estado se le suele denominar tradicionalista,[75]​ a veces también como "organicista",[76]​ "católico tradicional"[77]​o representante del "corporativismo católico".[78]​ Como político, Gil Robles suele ser etiquetado como carlista[79]​ o integrista.[80]​ Como figura pública se le considera un reaccionario.[81]​Según su hijo: “fue fiel hasta su muerte a los principios del tradicionalismo y leal a la dinastía carlista”;[82][n. 5]José María Gil-Robles admitió haber estado en deuda política con su padre[n. 6][n. 7]​, pero sus visiones de la democracia cristiana y su acción política fueron totalmente incompatibles.[82]

Fue una de las personalidades más respetadas del carlismo, pero tuvo en cambio amistad con personalidades de la Institución Libre de Enseñanza, como Gumersindo de Azcárate o el propio Giner de los Ríos, que siempre paraba en su casa cuando visitaba Salamanca. [82]​Tras su muerte[85]​ su memoria fue primero eclipsada y luego relegada al olvido por la prolífica actividad de otro teórico carlista, Juan Vázquez de Mella.[86]​ En la década de 1930 su imagen se redujo aún más a la de simplemente "el padre de José María Gil-Robles". Después de la guerra, ni el régimen ni ningún otro grupo político reivindicaron especialmente a Gil Robles. Durante el resurgimiento de la doctrina carlista a finales de la era franquista, los principales teóricos se centraron en Vázquez de Mella y se refirieron a Gil Robles de manera casual,[87]​ aunque era reconocido como uno de los gigantes del tradicionalismo.[88]​ En la actualidad su figura es bastante desconocida.

Obras

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Aunque comenzó a escribir a principios de la década de 1870, sus obras más conocidas fueron escritas y publicadas entre 1891 y 1902. La obra más importante de Gil Robles es su Tratado de derecho político según los principios de la filosofía y el derecho cristianos, publicado en Salamanca en dos volúmenes respectivamente en 1899 y 1902. Abarca más de 1100 páginas, la obra tenía como objetivo proporcionar una conferencia exhaustiva sobre la organización del Estado en general y los principios del derecho público en particular, aunque creció hasta convertirse en una síntesis de la visión del autor sobre política, historia y religión.[82]

Otras dos obras, de menor tamaño pero mucho más citadas, son los opúsculos: El absolutismo y la democracia (1891, que contiene su discurso de apertura del curso académico en la Universidad de Salamanca) y Oligarquía y caciquismo. Naturaleza. Primeras causas. Remedios. Urgencia de ellos (1901). Ambas tuvieron el formato de conferencias sobre problemas de la política española contemporánea, envueltas en un discurso ideológico y filosófico más amplio.

También escribió una serie de obras sobre la educación, la más importante es El catolicismo liberal y la libertad de enseñanza (1896), un libro que compara los modelos educativos católicos y liberales, y que desarrolló las tesis expuestas anteriormente en La Libertad Universitaria (1882). Estudios menos parciales y más técnicos fueron Ensayo de metodología jurídica (1893) y Guía para el estudio del Derecho administrativo (1899).

Vida personal

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Se casó con 45 años con Petra Quiñones Armesto, originaria de Ponferrada. [89][90]​Fueron padres de tres hijos aunque solo le sobrevivieron los dos últimos: Carmen y José María. José María, fue líder de la CEDA, ministro y uno de los políticos españoles más importantes durante la Segunda República. Unió los conocidos apellidos de su padre con un guion.[91]​ El hijo de este último, José María Gil-Robles y Gil-Delgado, también se dedicó a la política, miembro de Alianza Popular y del Partido Popular, fue presidente del Parlamento Europeo entre 1997 y 1999.[92]

Notas

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  1. Fue peculiar su obsesión por conocer la personalidad de cada estudiante; para una curiosa descripción de sus clases ver Rojas 2001, pp. 216-217
  2. Unamuno escribió: "esta Salamanca era por entonces, cuando yo llegué acá, uno de los más activos focos – acaso el más activo – de las luchas intestinas de la derecha antiliberal", [25]
  3. Gil Robles escribió en noviembre de 1899: "Señor: No encuentro palabras bastante expresivas con que manifestar a V. M. La gratitud de que le soy deudor. El regio autógrafo con que V. M. se ha dignado honrarme, sería sobrada recompensa de los más ilustres y heroicos servicios a la Causa de Dios, de la Patria y del Rey, no habiendo tenido yo la dicha de prestarlos; mas obligado quedo a consagrarme a ella sin reserva ni restricción alguna, para que los renglones trazados de la real mano sean merecida ejecutoria de lealtad que transmitir sin mancha a mis hijos. Hora es ya de que no haya más que un programa y una hueste bajo la Cruz triunfadora de todas las desventuras y catástrofes bajo la Monarquía cristiana, que hoy, como después del Guadalete, es la única institución que flota sobre el naufragio", a lo que Carlos VII respondió: "Mi querido Gil Robles: Quiero ponerte yo mismo dos letras, pues arrepentimientos y retractaciones como las tuyas prueban, además de un espíritu recto y elevado, un gran corazón. Cuento contigo, y quiera Dios que muchos de los engañados abran los ojos y sigan tan noble ejemplo, para bien de nuestra querida y tan desgraciada España. Tu afectísimo, Carlos", [56]
  4. No se terminó sin embargo de adaptar a la dinámica parlamentaria; de él diría Francisco Romero Robledo: «Es usted tan educado y atento, amigo Gil Robles, que dudo mucho que consiga ver con indiferencia y sin inquietarse las cosas que aquí pasan».[63]
  5. También "¨[...] demócrata en lo más profundo del alma", lo que no evita que José María llame también a su padre "inquebrantable carlista" [83]​ También señala que solo la falta de un abierto monarquismo de la CEDA los separaba del Tradicionalismo. [84]
  6. Quedó huérfano de su padre a la edad de 10 años
  7. Durante uno de sus discursos en las Cortes a principios de la década de 1930, un diputado carlista exclamó: "¡Esto es tradicionalismo!", a lo que Gil-Robles respondió afirmando que los carlistas no poseían derechos exclusivos sobre el tradicionalismo.

Referencias

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  1. Rojas Quintana, 2001, p. 214, 219.
  2. Raquel Pérez Valle, Biografía. D. Enrique Gil y Carrasco, part 1: Su nacimiento, [in:] Ricardo Gullón (ed.), Cisne Sin Lago. Vida y obra de Enrique Gil y Carrasco, Madrid 1951, p. 6, disponible aquí (enlace roto disponible en este archivo).
  3. Raquel Pérez Valle, Biografía. D. Enrique Gil y Carrasco, part 3: Su juventud, [in:] Ricardo Gullón (ed.), Cisne Sin Lago. Vida y obra de Enrique Gil y Carrasco, Madrid 1951, p. 7, disponible aquí (enlace roto disponible en este archivo).
  4. Rojas Quintana, 2001, p. 214.
  5. Felipe Alfonso Rojas Quintana, Enrique Gil y Robles: la respuesta de un pensadór católico a la crisis del 98, [in:] Hispania Sacra 53 (2001), p. 214
  6. Sebastián Martín, Gil y Robles, Enrique (1849-1908) entry, [in:] Diccionario de catedráticos españoles de derecho (1847-1943) 2014, disponible aquí (enlace roto disponible en este archivo).
  7. Martín 2014
  8. Rojas 2001, p. 214
  9. Martín 2014
  10. en Madrid, Martín 2014
  11. Martín 2014; Rojas 2001, p. 214.
  12. Revista católica de cuestiones sociales 163 (1908) p. 470, disponible aquí
  13. a b c «Desde Salamanca: Entierro del Sr. Gil Robles». El Correo Español: 1. 29 de junio de 1908. 
  14. Martín 2014
  15. Martín 2014
  16. José María Hernández Díaz, Maestros y escuelas en la Salamanca contemporánea, Salamanca 2001, ISBN SBN 8495327031, esp. capítulo Agresión a Gil Robles por un "cate" en la Universidad (1884)
  17. en 1881 en Granada, en 1886 y 1888 en Barcelona o en 1902 en Sevilla, Martín 2014, también El Día 25.08.86, disponible aquí y El Día 18.08.88, disponible aquí
  18. Posada 1983, p. 270
  19. Luis Enrique Rodríguez-San Pedro Bezares, Historia de la Universidad de Salamanca, vol. 1, Trayectoria histórica e instituciones vinculadas, Salamanca 2002, ISBN 9788478001163, p. 254
  20. Son conocidas sus contribuciones en La Información - ver también La Época 27.07.08, disponible aquí, en La Región - ver José Andrés Gallego, La política religiosa en España, Madrid 1975, p. 41, en La Tradición - ver Rabaté 1997, p. 170, y en La Tesis, Carlos Manuel Sánchez Pérez, Manuel Sánchez Asensio (1860-1919) a través de los periódicos que fundó y dirigió, [in:] Documentación de las Ciencias de la Información 30 (2007), p. 152
  21. Unamuno, Miguel de (16 de diciembre de 1933). «Comentario: Recuerdos vivos a don José María Gil Robles». Ahora: 5. 
  22. "jesuitas de la Clerecía", Claude Rabaté 1997, pp. 169-170
  23. La Unión Católica 05.04.92, disponible aquí; la orden episcopal dice: "esta prohibición se extiende, mientras otra cosa no ordenáramos, á cualquier papel periódico que redactaren D. Manuel Sánchez Asensio ó D. Enrique Gil y Robles"
  24. Sánchez Pérez, 2007, p. 159.
  25. Ana Chaguaceda Toledano, Miguel de Unamuno. Estudios sobre su obra, Vol. 2, Salamanca 2005, ISBN 9788478005925, p. 74
  26. Sánchez Pérez, 2007, p. 163.
  27. Vega, Mariano Esteban de (26 de agosto de 2019). «Mariano Esteban de Vega: Memorias». La Gaceta de Salamanca. Consultado el 3 de junio de 2024. 
  28. Rabaté 1997, p. 136
  29. Rabaté 1997, pp. 147-8
  30. Rabaté 1997, p. 149
  31. Rojas 2001, p. 213
  32. Posada 1983, p. 270
  33. «Pedro Dorado Montero, por Santiago Valentí Camp / 1922». filosofia.org. Consultado el 3 de junio de 2024. 
  34. Valentí Camp, Santiago (1922). Ideólogos, teorizantes y videntes / Santiago Valentí Camp ; prólogo de Juan Barco. Consultado el 3 de junio de 2024. 
  35. Jean-Claude Rabaté, 1900 en Salamanca. Guerra y paz en la Salamanca del joven Unamuno, Salamanca 1997, ISBN 9788474818512, p. 15
  36. «Miguel de Unamuno. Profesor y rector – Servicio de Actividades Culturales de la Universidad de Salamanca». Consultado el 3 de junio de 2024. 
  37. "figuró á la cabeza de aquella brava y animosa juventud salmantina que, respondiendo corno á una solemne evocación del espíritu de nuestra raza, peleaba con denuedo en defensa de la España de sus amores y de la religión de sus padres", Revista católica de cuestiones sociales 163 (1908) p. 469
  38. Martín 2014
  39. El Siglo Futuro 17.01.82, disponible aquí; la iniciativa fue pronto suprimida por presiones de la autoridad eclesiástica, El Siglo Futuro 20.02.82, disponible aquí
  40. El Siglo Futuro 03.03.83, disponible aquí
  41. El Siglo Futuro 12.05.83, aquí
  42. La Dinastia 06.02.88, disponible aquí
  43. Javier Real Cuesta, El carlismo vasco 1876–1900, Madrid 1985, ISBN 9788432305108, p. 113
  44. El Siglo Futuro 07.11.88, disponible aquí
  45. La Unión Católica 29.01.91, disponible aquí; Sequeros fue el distrito más carlista de la provincia, más de un cuarto de los militantes carlista provenían de esta zona, Díez Cano 1986, p. 36
  46. El Liberal 03.02.91, disponible aquí
  47. ver la página oficial de las Cortes, disponible aquí
  48. El Siglo Futuro 15.10.95, disponible aquí
  49. alrededor de 1897 El Siglo Futuro dejó de publicar sus artículos y de anunciar sus libros
  50. Su amistad se forjó a finales de los años 1860, pero empezó a deteriorarse entre 1891 y 1892 cuando Nocedal rechazó recurrir a la Rota Romana para protestar por las medidas episcopales contra el periódico La Región, José M. Cuenca Toribio, Otras memorias jesuíticas de la Restauración, [in:] Anales de Historia Contemporánea 1 (1982), p. 168
  51. Cuenca Toribio 1982, p. 168
  52. El Siglo Futuro 21.06.99, disponible aquí
  53. El Siglo Futuro 30.06.99, disponible aquí
  54. que atacó a Gil Robles refiriéndose a él como "catedrático de Salamanca por desgracia de la juventud española", El País 12.07.99, disponible aquí
  55. Cuenca Toribio 1982, p. 153, Román Oyarzun, Historia del carlismo, Madrid 1969, p. 511
  56. Maximiliano García Venero, Historia de la Unificación, Madrid 1970, p. 18
  57. «Don Enrique Gil Robles». El Correo Español: 1. 27 de junio de 1908. 
  58. El Siglo Futuro 12.11.01,
  59. declinó la oferta de presentarse al Senado como representante de la Universidad de Salamanca, Revista católica de cuestiones sociales 163 (1908) p. 470
  60. ver la página oficial de las Cortes aquí
  61. Jesús Millán, La Retopía del carlismo: referentes y márgenes ideológicos, [in:] Manuel Suárez Cortina, Utopías, quimeras, y desencantos: el universo utópico en la España liberal, Oviedo 2008, ISBN 9788481024821, p 255, Rojas 2001, p. 225; en las Cortes se ganó el sobrenombre de Don Tancredo, una referencia taurina, Posada 1983, p. 269. Cuando su compañero el diputado carlista Miguel Irigaray Gorría falleció, Gil Robles dio el discurso obituario ante las Cortes.
  62. «Gil Robles, Enrique. 43. Elecciones 30.4.1903». Archivo histórico de diputados (1810-1977). Congreso de los Diputados. 
  63. Rojas Quintana, 2001, p. 218.
  64. Rojas 2001, p. 219
  65. «D. Pedro Casas y Souto». El Correo Español: 1. 2 de agosto de 1906. 
  66. Índice Histórico Español Vol. XVIII no 65, Barcelona 1972, p. 451
  67. Montoro Ballesteros, Filosofia y estilo de vida: apunte biografico y perfil intelectual del profesor Mariano Hurtado Bautista, [in:] Antonio Perez Martin (ed.), Funciones y fines del derecho: estudios en homenaje al profesor Mariano Hurtado Bautista, Murcia 1992, ISBN 9788476843260, p. 23
  68. Antonio Enrique Pérez Luño, El derecho natural en la España del siglo XX, [in:] F. Puig (ed.), El Derecho Natural Hispánico, Madrid 1973, p. 134
  69. Pérez Luño 1973, p. 138
  70. compare Pérez Luño 1973, pp. 140-1
  71. Enrique Pérez Luño (2013), pp. 1-24
  72. a saber, su elaboración de un "derecho objetivo" monista (dirigido contra la dualidad del derecho público y privado), señalado por Albert Márquez 2010, p. 99, y distinción entre ley natural divina, atributo natural de un ser, y ley natural adventicia, que aparece en casos y hechos creados por la actividad humana entre lex (preceptivo natural) y dominium (dominante natural), - Pérez Luño 1973, pp. 140-1; discusión detallada del concepto Suárez en JA Fernández-Santamaría, Derecho natural, constitucionalismo, razón de Estado y guerra: pensamiento político español de la contrarreforma , vol. 1, Madrid 2005, ISBN 97808204742749780820474274 , pág. 132 
  73. La educación debe ser gestionada por la Iglesia, la cual garantiza la unidad y el espíritu de la nación, Rojas 2001, p 222, Rojas 2001, p 222
  74. Pedro Carlos González Cuevas, Las tradiciones ideológicas de la extrema derecha española, Hispania 207 (2001), p. 119
  75. one of "doctrinarios de tradicionalismo carlista" (Orella Martínez 2012, p. 449), "teorético del tradicionalismo" (Juan Rodríguez Ruiz, José María Benavente Barreda, Tradicionalismo, [in:] Enciclopedia de la Cultura Española, Madrid 1968, pp. 456-459), also García Canales 2015, p 25, González Cuevas 2008, p. 1165; some claim that Gil "offers fruitful and original synthesis of neothomism and traditionalism" (Díaz Díaz 1988, p. 462. A peculiar approach is demonstrated by a historian militant in progressist Partido Carlista, who claims that Traditionalists were aliens who infiltrated the genuine Carlism, compare José Carlos Clemente Muñoz, El carlismo en el novecientos español (1876-1936), Madrid 1999, ISBN 9788483741535, p. 56
  76. José Manuel Roca, La derecha furiosa, Madrid 2005, ISBN 9788493447472, p. 161
  77. Rojas 2001, p. 213
  78. Laureano López Rodó, Memorias, Madrid 1990, ISBN 9788478630097, p. 143
  79. Gonzalo Álvarez Chillida, El antisemitismo en España: la imagen del judío, 1812-2002, Madrid 2002, ISBN 9788495379443, p. 227, José Andrés-Gallego, Antón M. Pazos, La Iglesia en la España contemporánea 1800-1936, Madrid 1999, ISBN 9788474905199, p. 216, José Andrés Gallego, Historia general de España y América, Madrid 1982, ISBN 9788432121135, p. 694, Eric Storm, La perspectiva del progreso: Pensamiento político en la España del cambio de siglo (1890-1914), Madrid 2001, ISBN 9788470309090, p. 134, Paul Preston, Coming of the Spanish Civil War : Reform, Reaction and Revolution in The Second Republic, Barcelona 2001, ISBN 9788425335990, p. 102, Cristián Garay Vera, El tradicionalismo y los orígenes de la guerra civil española (1927-1937), Santiago de Chile 1987, p. 96.. Algunos autores clasifican a Gil Robles (junto a Matías Barrio, Pascual Comín, Salvador Minguión, Bartolomé Feliú y otros) como representantes del carlismo académico, Bartyzel 2015, p. 12
  80. Alberto Gil Novales, Centenario de la "información de 1901" del Ateneo de Madrid sobre "oligarquía y caciquismo", Madrid 2003, ISBN 9788424509194, p. 140, Chaguaceda Toledano 2005, p. 74, Rabaté 1997, pp. 114-5, Luciano G. Egido, Salamanca, la gran metáfora de Unamuno, Salamanca 1983, ISBN 9788474812435, p. 19, Dolores Gómez Molleda, Unamuno "agitador de espiritus" y Giner de los Ríos, Salamanca 1976, ISBN 9788460069089, p. 11, Posada 1983, p. 221, José Javier López Antón, Arturo Campión entre la historia y la cultura, Pamplona 1998, ISBN 9788423517879, p. 106. Some refer to Gil as "ora integrista, ora carlista", see Víctor Manuel Arbeloa, El quiebro del PSOE (1933-1934), vol. 1, Del gobierno a la revolución, Madrid 2015, ISBN 9788415705642, pp. 98-99
  81. "postura inequívocamente reaccionaria" (Ángel Menéndez Rexach, La jefatura del Estado en el derecho público español, Barcelona 1979, p. 199), "uno de los más reaccionarios" scholars in Salamanca (Víctor Ouimette, Los intelectuales españoles y el naufragio del liberalismo, 1923-1936, v. 1, Madrid 1998, ISBN 9788481911770, p. 246), "Católico reaccionario" (Manuel José Alonso García, Temas y protagonistas del pensamiento español del siglo XX, v. 1, Madrid 2003, ISBN 9788492177417, p. 113)
  82. a b c d «Enrique Gil y Robles | Real Academia de la Historia». dbe.rah.es. Consultado el 3 de junio de 2024. 
  83. José María Gil-Robles, No fue possible la paz, Barcelona 1968, p. 20.
  84. García Canales 2015, p. 68
  85. falleció consecuencia de una hemiparesis y la prensa se hizo eco de su muerte, véanse los obituarios en Revista católica de cuestiones sociales 163 (1908) p. 470 y siguientes
  86. José Luis Orella Martínez, El origen del primer Catolicismo social Español, [PhD thesis, Universidad de Educación a Distancia], Madrid 2012, pp. 36-7
  87. véanse los escritos de Francisco Elias de Tejada o Rafael Gambra. El único autor tradicionalista de la posguerra que lo trata es Marcial Solana; que se centró en las tesis autáquicas, Jacek Bartyzel, Nic bez Boga, nic wbrew tradycji, Radzymin 2015, ISBN 9788360748732, pp. 113, 189–201
  88. veáse el opúsculo de 1970 ¿Que es el carlismo?, (enlace roto disponible en este archivo)., p. 10
  89. Rojas 2001, p. 214
  90. José María Gil Robles, [in:] Vida. Biografías anecdóticas 3 (1936), p. 3, disponible aquí
  91. De acuerdo a la costumbre española debió haber sido José María Gil y Quiñones José María Gil Robles, [in:] Vida. Biografías anecdóticas 3 (1936), p. 7
  92. Excmo. Sr. Dr. D. José María Gil-Robles Gil-Delgado, [in:] Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras disponible aquí

Bibliografía

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Enlaces externos

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