Cetacea

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Cetáceos
Rango temporal: 55 Ma - 0 Ma
Eoceno Inferior - Reciente

Yubarta saltando fuera del agua.
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Subclase: Theria
Infraclase: Eutheria
Orden: Cetacea
Brisson. 1762.
Subórdenes
Véase texto del artículo

Los cetáceos (Cetacea, gr. κήτος (ketos), "gran animal marino" y del latín -aceum, "relación o la naturaleza de algo")[1]​ son un orden de mamíferos placentarios que viven exclusivamente en ambiente acuático, no necesitando de tierra firme para parir, que abarca las ballenas, los delfines y las marsopas. El orden está constituido por unas ochenta especies vivientes clasificadas en dos subórdenes: Mysticeti (ballenas con barbas, que se alimentan filtrando el alimento del agua) y Odontoceti (animales cazadores, con una dentición homodonte que se aparta mucho de lo que es característico de los mamíferos).

Hay además otras diferencias entre los misticetos y los odontocetos. Por ejemplo, el espiráculo (sus aventadores) es diferente: en los misticetos hay dos contiguos mientras que en los odontocetos tan solo hay uno.

Muchas especies de cetáceos han sido explotadas hasta el borde de la extinción. Desde el año 1986 existe una moratoria que prohíbe su caza comercial.

Características

1. Ballena franca, 2. Orca, 3. Ballena franca glacial, 4. Cachalote, 5. Narval, 6. Rorcual azul, 7. Rorcual común, 8. Beluga.

Son mamíferos fusiformes, perfectamente adaptados al medio acuático, sin extremidades posteriores y cuyas extremidades anteriores han sido transformadas en aletas. El cuerpo termina en una sola aleta caudal, de disposición horizontal. Presentan un característico alargamiento del cráneo y una migración de la cavidad respiratoria hacia la parte superior de la cabeza. Los misticetos tienen dos espiráculos (orificios nasales), mientras que los odontocetos sólo uno.

La piel está casi desprovista de pelos, pero debajo de esta existe una gruesa capa de grasa. No poseen orejas, y los ojos son pequeños.

Su cerebro es grande en relación a su tamaño, con numerosas circunvoluciones en la corteza. Los pulmones son grandes y las costillas son libres (no unidas ventralmente al esternón), lo que les permite una gran plasticidad del volumen pulmonar. El diafragma se encuentra en posición oblicua respecto al eje del cuerpo. Los machos poseen los testículos en el interior del abdomen.[2]

En general tienen un gran repertorio vocal. Los misticetos usan el sonido principalmente para comunicarse entre ellos; pero los odontocetos emplean adicionalmente la gama de frecuencias altas a modo de sónar.

Características del cráneo en cetáceos:[3]

  • La apófisis mastoides de la porción petrosa del temporal no está expuesta posteriormente. La sutura lambdoidea de la porción escamosa del occipital esta en contacto con exoccipital y basioccipital. En el resto de los mamíferos la apófisis mastoides esta totalmente expuesta.
  • Bulla Pachyosteosclerotica: La bulla auditiva de los cetáceos se compone de una parte pachyostotica y una parte osteosclerótica que reemplaza al hueso esponjoso y al compacto. Este tipo de huesos sólo está presente en los cetáceos.
  • La bulla timpánica se articula con el escamoso a través del llamado proceso entoglenoide. A pesar de los contactos de la bulla y el escamoso en ungulados arcaicos, este proceso distintivo no se desarrolló.
  • Protocono premolar superior está ausente. Los molares y premolares superiores de los mamíferos primitivos tienen tres grandes cúspides: protocono, paracono y metacono. En los registros fósiles de cetáceos, la cúspide del protocolo está ausente en los premolares superiores.
  • El cráneo presenta una torsión tridimensional, y esta asimetría permite una mejor percepción de los sonidos.[4]

Los primeros fósiles conocidos de misticetos corresponden a finales del Eoceno- Oligoceno temprano en la Antártida.[3]

Adaptaciones fisiológicas al ambiente marino

Los cetáceos han sufrido una serie de cambios a nivel molecular que han repercutido en diversos aspectos de su fisiología. Estos cambios se basan en mutaciones en el ADN (amplificaciones y mutaciones puntuales) en genes implicados en:

  • Estrés oxidativo, originado por la anaerobiosis continua a la que se exponen en los largos periodos de buceo. Las mutaciones afectan a genes relacionados con el metabolismo del glutatión, genes de la familia de la peroxirredoxina y el gen de la haptoglobina, entre otros.
  • Control del ácido láctico, el cual aumenta durante el buceo prolongado.
  • Control de la presión sanguínea mediante el sistema renina-angiotensina-aldosterona.
  • Desarrollo embrionario, que reflejan las adaptaciones morfológicas de estos animales al ambiente marino.[5]

Problema en la distinción de cetáceos

Usualmente el hecho de utilizar nombres comunes en los animales puede producir confusiones. Esto ocurre en extremo con los cetáceos. En especial en un idioma como el inglés en donde el nombre común, sin importar la especie de la que se esté hablando es “whale” (ballena). Por ejemplo, esto ocurre mucho con las orcas, las cuales en Norteamérica se conocen como ballenas asesinas. Pero en realidad las orcas pertenecen a la familia de los delfines (Delphinidae). Deberían conocérsele mejor como “delfines asesinos” aunque hoy en día es mejor utilizar el término de orca debido a que este animal no merece el adjetivo de “asesino”. La mejor manera que existe de distinguir los diferentes cetáceos es separándolos en dos grupos distintos: los cetáceos con dientes (u odontocetes) y los cetáceos con barbas o cerdas (o misticetos). Estos grupos tienen una base científica importante y permite evitar la confusión asociada a la distinción de las ballenas, los delfines y las marsopas.

Alimentación

En lo referente a la alimentación, los cetáceos pueden ser separados en dos grupos:

  • Los cetáceos dentados (Odontoceti), incluyendo belugas, cachalotes, delfines, zifios y marsopas, usualmente tienen muchos dientes que usan para cazar peces, calamares, y otros animales marinos. No mastican su alimento, sino que lo tragan prácticamente entero. En los casos puntuales en que atrapan grandes presas, como la orca (Orcinus orca) cuando caza a una foca, la trocean previamente en pedazos que puedan engullir. La mayoría de cetáceos son odontocetos y hay aproximadamente unas 70 especies. Aunque por supuesto estos varían de tamaño, forma y número de dientes. Por ejemplo el delfín de hocico largo tiene la mayor cantidad de dientes, entre 172 y 252. También hay otras especies que tan solo tiene dos dientes y en ocasiones no le llegan a salir, debido a esto pareciera que no tuvieran. Los odontocetos son predadores y comen presas relativamente grandes. La adaptabilidad a la alimentación explica la gran diversidad de especies de odontocetos y su gran variedad de hábitats. Las proporciones del cráneo y de la mandíbula permite estos hábitats. Por ejemplo, una mandíbula estrecha y larga es para un cerrado rápido pero no una contención fuerte, mientras que una mandíbula corta y ancha suelen ser para una sujeción más fuerte pero menos rápidas.

Antiguamente los odontocetos tenían dientes triangulares con varios puntos de corte. Pero éstos evolucionaron hacia los dientes puntiagudos (en forma como de cono) que poseen la mayoría, con la posible funcionalidad de agarrar el alimento, aunque existen anomalías. Por ejemplo, la marsopa común tiene dientes en forma de espada y están comprimidos lateralmente, lo cual puede indicar que desgarran su alimento en vez de agarrarlo. En el caso de la orca, tienen mandíbulas cortas y robustas y sus dientes son grandes y fuertes lo cual le permitió una adaptación para alimentarse de presas grandes, como otros mamíferos marinos. Esta gran variedad de mandíbulas y dientes existentes en los odontocetos muestra como fueron evolucionando para adaptarse a diferentes tipos de alimentos y así poder reducir la competencia entre ellos. Incluso se ha logrado encontrar comportamientos de capturas en masa (trabajo en equipo). En general, los odontocetos pueden tener dietas muy versátiles, comen peces, cefalópodos, algunos crustáceos y unos pocos, mamíferos marinos.


  • Los cetáceos con barbas (Mysticeti), las ballenas, no tienen dientes. En su lugar tienen barbas o ballenas (placas de queratina, la misma sustancia que forma las uñas y el pelo en los humanos), que cuelgan de la mandíbula superior. Es erróneo creer que los misticetos se alimentan sólo de plancton; las grandes ballenas tienden a alimentarse con pequeños peces, denominados genéricamente micronecton. Los misticetos abarcan las 11 especies restantes entre los cetáceos. A pesar de ser tan reducidas, incluyen las especies más grandes del mundo como la ballena azul. Estos animales se caracterizan porque a diferencia de los odontocetos, en vez de tener dientes tienen cientos de placas peludas, tipo barbas (cerdas) que les cuelga de su mandíbula superior. Estas cerdas son finas y largas, tienen forma de triángulo de base estrecha y están hechas de un material orgánico resistente y flexible muy similar al pelo o a las uñas de los humanos. Aunque nacen en la encía de los misticetos no tienen relación alguna con los dientes. Están muy juntas en la boca de estos cetáceos formando así una estructura estilo colador que les permite filtrar los peces pequeños, el krill, anfípodos, moluscos, pterópodos o los copépodos.

Los antepasados más antiguos de las ballenas muestran haber tenido diente es por esto, que aún en los embriones de los misticetos se encuentran dientes, pero éstos los reabsorben antes de nacer. Tienen dos métodos de alimentación: por espumación y por engullida. La espumación es un método comúnmente utilizado por ballenas francas. Éstas se acercan a la superficie y van forzando chorros de agua con sus cerdas para ir espumando la comida. Mientras que la engullida, la utilizan especies como los rorcuales, las cuales tienen muchos pliegues bajo la boca y la garganta que les permite dilatar mucho la boca y así introducir mucha agua con alimento. De esta manera cuando tienen la boca cerrada el agua se va filtrando hacia fuera mientras que las cerdas funcionan como un colador y retienen dentro de la boca el alimento que es entonces engullido.

Evolución

Pakicetus, ancestro de los modernos cetáceos

Los cetáceos evolucionaron a partir de mamíferos terrestres de hábitos anfibios, probablemente durante el Eoceno, entre 55 y 34 millones de años atrás. Las pruebas más recientes confirman una vieja hipótesis según la cual los cetáceos evolucionaron a partir de miembros del orden artiodáctilos, el mismo que incluye a vacas, antílopes, ciervos, cerdos e hipopótamos.

Muchas de las especies fósiles más antiguas de cetáceos se clasifican en un suborden específico: los arqueocetos (Archaeoceti). En 2001, dos importantes fósiles incompletos de 47 millones de años de antigüedad, llamados Rodhocetus balochistanesis y Artiocetus clavis, fueron hallados en Baluchistán (Pakistán). Estos fósiles representan formas intermedias entre ungulados terrestres y ballenas, y son evidencia de que los parientes más cercanos de las ballenas en ambientes terrestres debían ser parecidos a los hipopótamos, aunque las pruebas de ADN no permiten asegurar que éstos lo sean de hecho. Sin embargo la filogenia de los hipopótamos actuales se remonta a tan solo unos 15 millones de años por lo cual queda descartada una evolución directa desde los hipopótamos hasta los cetáceos.

Según Thewissen[6]​ en un artículo publicado en Nature (diciembre de 2007) un pequeño artiodáctilo de hace 48 millones de años, el Indohyus (semejante al actual Hyemoschus, el ciervo ratón africano o vioñ) habría iniciado el linaje de los cetáceos; como el ciervo ratón, el Indohyus, aunque bien adaptado a la marcha terrestre, se refugiaba con frecuencia en medios acuáticos para huir de sus depredadores; es probable que sucesivas mutaciones en el genoma dieran especies transicionales semejantes primeramente a los actuales hipopótamos y luego a los actuales sirenios hasta llegar a especies altamente adaptadas al medio acuático, por ejemplo Pakicetus attocki es el registro fósil de cetáceo más antiguo que se conoce en el año 2007; efectivamente hace unos 35 millones de años los ancestros marinos de los actuales cetáceos perdieron definitivamente sus patas que por convergencia evolutiva se transformaron en aletas o quedaron como pequeños y atrofiados huesos vestigiales.

Eco-localización

Las ondas sonoras viajan a una mayor velocidad en el agua que en el aire. Los cetáceos, han desarrollado sistemas de emisión y recepción de ondas sonoras a lo largo de su evolución, por las cuales se comunican y ubican en el océano. Por medio de estas ondas pueden localizar fácil y remotamente a sus presas utilizando sonidos de muy bajas frecuencias, menores a 1 KHz. Además puede también producir ondas sonoras de mayores frecuencias por medio de las cuales se comunican entre si, estos sonidos son perceptibles por el oído humano.

Las ondas emitidas por el cetáceo rebotan y son recibidas por el oído interno e interpretadas.

Debido a la intervención humana por medio de maquinarias y embarcaciones con sistemas de sonar, los cetáceos se ven afectados a nivel sensorial pues ellos dependen casi totalmente del sonido. Al perturbar sus sistemas de eco-localización pueden alterar su curso y otras de sus actividades naturales, tanto de supervivencia como de comunicación, provocando en algunos casos la muerte, además de llegar a interferir en la ubicación de parejas para fines reproductivos pues los machos suelen emitir diferentes melodías para atraer a las hembras. La actividad de sonares militares puede provocar desorientación y generalmente se encuentran ballenas varadas en playas cercanas al lugar donde se realice este tipo de actividad.

Guerrero, Mercedes; Urbán, Jorge; Lorenzo, Rojas (2006). «1». Las Ballenas del Golfo de California (1º Edición edición). México: Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales Instituto Nacional de Ecologia. pp. 81-84. ISBN 968-817-761-X. Consultado el 24 de noviembre de 2012. 

Según una noticia publicada en BBC Mundo investigadores de la universidad de Hawaii identificaron en una falsa orca la capacidad de ajustar su sensibilidad auditiva cuando su cerebro identificaba ruidos muy intensos reduciendo su impacto en la ondas cerebrales. A través de sensores en la cabeza del animal se media su actividad cerebral. Los investigadores reprodujeron un sonido neutral seguido de una secuencia de pulsos que simulaban los producidos por un rifle disparado a un metro de distancia. Por medio de esto el animal aprendió que seguido del tono neutral venían pulsos más intensos, así la orca ajustaba su sensibilidad para reducir el impacto de los pulsos en sus ondas cerebrales. Los científicos esperan que este descubrimiento pueda utilizarse para proteger a las especies marinas que son afectadas por los pulsos producidos por sonares, investigaciones militares y exploraciones de gas o petroleo.[7]

Taxonomía

Filogenia

El siguiente cladograma muestras las relaciones filogenéticas de los cetáceos (según Babinski):[8]

Mesonychia

Cetacea

Pakicetus

Ambulocetus

      

Dalanistes

Rodhocetus

Takracetus

      

Gaviacetus

Dorudon

      

Basilosaurus

      
      

Mysticeti

Odontoceti

Clasificación

Existen alrededor de ochenta especies de cetáceos, repartidas en dos subórdenes y 11 familias,[9]​ a las que hay que añadir el suborden Archaeoceti, extinto, con cinco familias más.[10]

Suborden Familia Descripción
Archaeoceti

(cetáceos primitivos)
Pakicetidae Ancestros cuadrúpedos terrestres
Ambulocetidae Ancestros cuadrúpedos semiacuáticos
Remingtonocetidae Ancestros cuadrúpedos semiacuáticos
Protocetidae Ancestros acuáticos con aspecto de foca
Basilosauridae Ancestros completamente acuáticos
Mysticeti

(cetáceos con barbas)
Balaenidae Ballenas francas y ballena de Groenlandia
Balaenopteridae Rorcuales y yubarta
Eschrichtiidae Ballena gris
Neobalaenidae Ballena pigmea
Odontoceti


(cetáceos con dientes)

Delphinidae Delfines oceánicos y orcas
Iniidae y Platanistidae Delfines de los ríos Amazonas, Plata y Yangtsé
Phocoenidae Marsopas
Physeteridae Cachalote común
Kogiidae[11] Cachalotes enano y pigmeo
Ziphiidae Zifios
Monodontidae Beluga y narval

Conservación

Avistamiento de cetáceos en Península Valdés (Argentina)

Durante siglos, los cetáceos han sido cazados para obtener diferentes productos, como aceite de ballena, grasa, espermaceti, barbas, ámbar gris y carne, entre otros. Nada de las ballenas se desperdicia, incluso el esqueleto de los cetáceos han sido utilizados a lo largo de los siglos. Los vikingos hacían sillas con las vértebras, los habitantes de las islas Feroe usaban los cráneos de los calderones para levantar los cercados de sus granjas e incluso los mismos balleneros utilizaban los huesos para decorarlos y hacer botones, piezas de ajedrez, collares, etc. La piel de los cetáceos se usaba para las sillas de bicicleta, bolsos, zapatos y también los cordones de los zapatos. La sangre se usaba de ingrediente para embutidos e incluso los tendones los usaban como cuerdas para raquetas de tenis e hilos de sutura de operaciones. Tal vez uno de los usos más curiosos que se le daba a los cetáceos eran sus intestinos, los cuales se usaban como alternativa al vidrio de ventanas hechas por los escandinavos. Los cetáceos corren grandes peligros, ya sea por el impacto de la pesca en sus hábitats, por la contaminación marina, por la contaminación sonora, los que capturan para tener en cautiverio (por ejemplo el caso que se expone en el documental de The Cove) o simplemente por industrias balleneras. La Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas, en vigor desde 1948, regula la explotación de cetáceos, y es administrada por la Comisión Ballenera Internacional (CBI]). A causa del descenso en sus poblaciones, en 1986 se estableció una moratoria que prohíbe su caza comercial. No obstante, se permite a ciertas comunidades continuar con la cacería de subsistencia Además, el artículo VIII del Convención que reglamenta la caza de la ballena permite la cacería con fines científicos.[12]​ Y aunque en los últimos años se han visto progresos, la realidad es otra y es que los cetáceos aún no están a salvo.

Contaminación sonora del océano

Los ecologistas han discutido durante mucho tiempo que algunos cetáceos se encuentran en peligro por los sonares y especialmente los utilizados por equipos y navíos militares. Científicos británicos han sugerido recientemente que algunos varamientos están relacionados con maniobras militares involucrando el uso del sonar. Los varamientos de ballenas ocurren de hecho ocasionalmente en las diferentes especies; y estos han servido durante mucho tiempo para estimar las población de algunas especies. [13]

Véase también

Referencias

Enlaces externos