Batalla de Mantinea (362 a. C.)
Batalla de Mantinea (362 a. C.) | ||||
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Parte de las batallas posteriores a la Guerra del Peloponeso y a la Guerra de Corinto, durante la hegemonía de Tebas. Parte de Hegemonía tebana | ||||
Falange combatiendo. | ||||
Fecha | 362 a. C. | |||
Lugar | Mantinea, Arcadia | |||
Coordenadas | 37°36′N 22°24′E / 37.6, 22.4 | |||
Casus belli | Lucha por la hegemonía sobre el Peloponeso | |||
Resultado | Victoria militar de Tebas. | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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La Batalla de Mantinea tuvo lugar en 362 a. C.[1] entre los tebanos liderados por Epaminondas y apoyados por los habitantes de Arcadia y Beocia, y los espartanos, dirigidos por el rey Agesilao II y apoyados por Elis, Atenas y Mantinea. La batalla debía decidir la hegemonía sobre Grecia, pero la muerte de Epaminondas y la derrota de los espartanos sólo sirvieron para allanar el camino para la conquista de Grecia por Macedonia.
Contexto histórico
Después de que la Batalla de Leuctra en 371 a. C. hiciera tambalear la hegemonía espartana, el político y general Epaminondas de Tebas procuró construir una nueva hegemonía centrada en su ciudad. Para ello, el tebano había marchado al sur, en el área dominada tradicionalmente por los espartanos, y creó la Liga Arcadia, una federación de ciudades estado de la meseta central de Peloponeso, para contener la influencia espartana de tal modo que Tebas mantuviera el control total.
En los años anteriores a la batalla de Mantinea, los espartanos se unieron con Elis (ciudad de menor importancia del Peloponeso con una desavenencia territorial con Arcadia) en un esfuerzo de minar a la Liga. Cuando los arcadios calcularon mal y se apropiaron del santuario de Zeus en Olimpia, en Elis, una de las ciudades estado de Arcadia, Mantinea, se separó de la Liga. Mantinea se unió a Esparta y Elis para atacar la Liga Arcadia. Atenas decidió dar su apoyo a Esparta, pues estaba recelosa del poder tebano. Los atenienses también recordaban que al final de la Guerra del Peloponeso, los tebanos demandaron que Atenas fuera destruida y sus habitantes esclavizados. Un ejército ateniense fue mandado por mar para unirse a las fuerzas expedicionarias espartanas, para evitar que fuera interceptado en tierra por el ejército tebano.
En el año 362 a. C. Epaminondas marchó con sus tropas a Mantinea, pero no por el camino más corto, sino siguiendo la cadena montañosa que se encuentra al oeste de Tegea. Al desembocar junto a la ciudad de Mantinea descendió por la ladera del monte y formó en el llano, frente a los enemigos. Los dos ejércitos se encontraron a unos treinta estadios de Mantinea, en el camino que lleva a Palantio, junto al encinar llamado de Pélago. La facción liderada por los espartanos estaba comandada por el rey espartano Agesilao II. El ejército tebano estaba compuesto por contingentes tanto de Tebas como de otras ciudades estado de Beocia, y contaban con el apoyo de los arcadios todavía leales a la Liga, y principalmente por Megalópolis (ciudad fundada por los tebanos la última vez que estuvieron en campaña en el Peloponeso como capital federal) y por Tegea (antigua ciudad principal de Arcadia).
Ambos generales tenían una gran experiencia en combate, si bien fue Epaminondas el que impuso sus tácticas sobre Agesilao.
Epaminondas pareció dar a sus tropas las instrucciones para montar el campamento, por lo que, viendo a los beocios dejar las armas, los lacedemonios y los aliados peloponesios rompieron también poco a poco su formación pensando ya en retirarse. Fue entonces cuando Epaminondas dispuso a sus hombres en columna y, dando la orden de recoger de nuevo y rápidamente las armas, con él mismo a la cabeza, marchó en línea recta contra el enemigo. Éste, desconcertado por el ataque cuando ya no esperaban tal cosa, procedió precipitadamente a volver a formar la línea de batalla.
Desarrollo de la Batalla
Epaminondas utilizó una versión modificada de las tácticas que había utilizado por primera vez en Leuctra. Organizó a los tebanos en el ala izquierda en una inusual y profunda columna de hoplitas, con el Batallón Sagrado de Tebas como punta de lanza. Esta formación de tropas, conocida como falange oblicua intentaba obtener superioridad en un punto localizado. Con esto pudo romper con facilidad la mucho más delgada línea espartana. Epaminondas condujo personalmente esta columna en primera línea. Jenofonte describe el ala izquierda tebana como «un trirreme», con su espolón de proa sobresaliendo por el frente". Los enemigos se desplegaron en línea como venía siendo habitual, colocando delante a la caballería aunque sin protección de peltastas u otros auxiliares.
Epaminondas lanzó contra estos, para quitarlos de en medio, a su caballería reforzada con peltastas y hammipoi, y al mismo tiempo mandó más caballería y peltastas a ocupar una colina de su flanco derecho para evitar que desde allí los atenienses pudieran intentar envolver su formación.
La batalla se desarrolló como era de prever, la caballería que sus enemigos dispusieron en primera línea fue barrida y luego las líneas de infantería no pudieron resistir el empuje de las tropas de élite beocias que deshicieron el frente y los pusieron en fuga. Las únicas que sufrieron contratiempos fueron las tropas de cobertura situadas en el flanco derecho, que fueron derrotadas por la excelente caballería ateniense.
Consecuencias
Cuando el ejército enemigo se encontraba ya en franca retirada y fuga, llegó la noticia de la muerte de Epaminondas. Al punto, las tropas volvieron lentamente a sus líneas y cesó toda persecución cuando esta apenas se había iniciado. Desconcertados, los beocios no supieron reaccionar a la muerte de su líder y sus enemigos volvieron a recuperarse, ambos solicitaron retirar sus muertos y los dos bandos dieron así la batalla como ganada.
Epaminondas cargó e hizo huir al ala derecha espartana, ganando la batalla. Sin embargo, luchando en primera línea, tuvo un final fatal. Los líderes tebanos Iolaidas y Difanto también murieron. En su lecho de muerte, Epaminondas, al saber que sus compañeros habían muerto, instó a los tebanos a firmar la paz, a pesar de ganar la batalla. Lo cierto es que la batalla podría haber sido una completa victoria beocia, pero al final, la muerte de Epaminondas, cambio totalmente el escenario del conflicto. Los beocios se retiraron (nunca volverían a entrar con todo su ejército en el Peloponeso). Las pocas guarniciones que quedaron en el país serían retiradas pocos años después.
La ambiciones e influencia de Tebas en la región quedaron de esta manera enterradas para siempre en los campos de Mantinea. Sin el liderazgo de Epaminondas, la hegemonía de Tebas se derrumbó. En manos de políticos muy mediocres, la política de la Liga Beocia vino a caer en una sucesión de despropósitos que la llevaron finalmente a perder prácticamente todo el poder que con Epaminondas habían disfrutado. Tan sólo les quedó el prestigio y el orgullo, que fue el que les animó a llevar adelante con resolución y valentía su postrero enfrentamiento con Alejandro Magno, y que a la postre supuso su destrucción definitiva. El resultado final de la batalla fue el allanamiento del camino para que Macedonia conquistara Grecia, asegurada la debilidad de Tebas y Esparta.
Véase también
Referencias
- ↑ Volume 10 L-MEMN du Grand Dictionnaire universel du XIXe siècle de Pierre Larousse
Enlaces externos
- Thomas R. Martin: An Overview of Classical Greek History from Mycenae to Alexander (Panorama de la historia de la Grecia Antigua desde la época micénica hasta la de Alejandro); texto inglés, con índice electrónico, en el Proyecto Perseus.
- Stalemate after the Battle of Mantinea (El estancamiento tras la Batalla de Mantinea).