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Diferencia entre revisiones de «Humberto Peña Taylor»

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Al asistir a la sustentación de tesis de filosofía de Clara Carrillo, sobre la armonización de ley moral y cultura, levantar la mano y preguntar lo definitivo: “¿Por qué armonizar ley, moral y cultura?”. Hizo parte de manisfestaciones lanzando piedra en las calles como forma de [[protesta]], imponiendo la moda (sólo seguida por él mismo) de no usar capucha. Dentro del imaginario de la universidad se le recuerda porque recibió un tiro en el estómago (siete puntos, recuperación en el [[Hospital San Juan de Dios]] durante ocho días) por subirse y saltar sobre una [[tanqueta]] en medio de una [[Manifestación|protesta]]. Tumbar las puertas del [[auditorio León de Greiff]] y ser suspendido por tales hechos. Igualmente se declaró [[antimarxista]] en esa universidad abiertamente de [[Izquierda política|izquierdas]].
Al asistir a la sustentación de tesis de filosofía de Clara Carrillo, sobre la armonización de ley moral y cultura, levantar la mano y preguntar lo definitivo: “¿Por qué armonizar ley, moral y cultura?”. Hizo parte de manisfestaciones lanzando piedra en las calles como forma de [[protesta]], imponiendo la moda (sólo seguida por él mismo) de no usar capucha. Dentro del imaginario de la universidad se le recuerda porque recibió un tiro en el estómago (siete puntos, recuperación en el [[Hospital San Juan de Dios]] durante ocho días) por subirse y saltar sobre una [[tanqueta]] en medio de una [[Manifestación|protesta]]. Tumbar las puertas del [[auditorio León de Greiff]] y ser suspendido por tales hechos. Igualmente se declaró [[antimarxista]] en esa universidad abiertamente de [[Izquierda política|izquierdas]].


¿Por qué armonizar ley, moral y cultura?”. Pasar hambre y pedir plata y pagar luego con lo que le consignaban del préstamo-beca. Lanzar piedra en las calles como forma de [[protesta]], imponiendo la moda (sólo seguida por él mismo) de no usar capucha, de dar la cara. Recibir un tiro en el estómago (siete puntos, recuperación en el [[Hospital San Juan de Dios]] durante ocho días) por subirse y saltar sobre una [[tanqueta]] en medio de una [[Manifestación|protesta]]. Tumbar las puertas del [[auditorio León de Greiff]]. Ser suspendido. Leer compulsivamente a [[Nietzsche]], a [[Marx]], a [[Deleuze]], a [[Althusser]]. Declararse [[antimarxista]] en una universidad abiertamente de [[Izquierda política|izquierdas]]. Perder una parte del préstamo-beca. Volver al [[campus]] para ponerle punto final a todo.
¿Por qué armonizar ley, moral y cultura?”. Pasar hambre y pedir plata y pagar luego con lo que le consignaban del présta Recibir un tiro en el estómago (siete puntos, recuperación en el [[Hospital San Juan de Dios]] durante ocho días) por subirse Leer compulsivamente a [[Nietzsche]], a [[Marx]], a [[Deleuze]], a [[Althusser]]. Declararse [[antimarxista]] en una Perder una parte del pedfeferfref.


'''Asesinato.'''
'''Asesinato.'''

Revisión del 00:49 10 oct 2016

Archivo:Humberto Peña Universidad Nacional- Oct 1994.jpg
Humberto Peña

Humberto Peña Taylor fue un pro-anarquista colombiano que sin ser un militante abierto de ningún movimiento anarquista determinado fue, empero, un lider del anarquismo y del movimiento libertario en Colombia, en el seno de la Universidad Nacional. Fue asesinado siendo aun estudiante con aparente connivencia del Estado.

Su muerte forma parte de la lista de presuntos casos  de víctimas de la violencia de Estado en Colombia denunciados por Amnistía Internacional y por la Human Rights Watch aun no resueltos. Su asesinato cerró  ocho años de un muy proteico movimiento estudiantil difícil de definir, pero con marcadas caracteristicas anarquistas o pro-anarquistas enlazado con colectivos libertarios.

El nombre Humberto Peña Taylor forma parte del imaginario de la Universidad Nacional de Colombia ya que hizo parte de  las revueltas y de las ideas que se pasearon por esa institución entre 1987 y 1995. Su estilo de vida y su evolución de pensamiento marca pauta y similitud con la forma como las generaciones entre 1987 y 1999 de la Universidad Nacional de Colombia experimentaron su propio proceso personal de evolución por ese campus.

Peña Taylor es uno de los representantes más radicales de una corta generacion de pensadores críticos de la sociedad colombiana que han manifestado un inconformismo radical contra el Status Quo de la sociedad en general. Entre ellos se encuentra Jamie Garzón, que fue compañero de Taylor y quien quien mas tarde usaría la ironía en un programa crítico llamado zoociedad y quien, igualmente, sería víctima de la violencia de Estado.

Sin embargo en virtud de un extremo radicalismo en la crítica y de una pasión intelectual algunos de esos intelectuales han caido en la abierta marginación debido al hecho de no compartir la confianza en los valores, absteniéndose de competir en tareas importantes para la Sociedad Colombiana. Peña Taylor no conforme con la simple resistencia o la ironía, era de un accionar imprudente, provocador y de acciones de hecho.

Origen.

Humberto Peña Taylor Nació aprox. el 20 de Abril  de  1967, hijo de Humberto Peña (un veterano de la guerra de Corea) y Alba Taylor, llegó desde Bucaramanga a la sede bogotana de la Nacional, en Enero de 1987. De ahí en adelante, hasta el año 1995, cuando fue asesinado por la espalda a tiros en la cafetería de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia, su vida habría de reducirse a lo que sucediera en torno a esa universidad, desde entonces, para él, centro de su mundo: si de algo le sirvieron los extractos que aprehendió del planeta restante era para redirigirlos al campus, como muchos estudiantes que nunca salieron o quedaron atrapados, en muchos sentidos, en la Ciudad Universitaria.

Pensamiento y Actitud.

A los 28 años, Peña Taylor escribió una tesis de grado sobre la Enseñanza del Derecho y la Crisis de la Justicia en Colombia combinando los discursos de poder de Michel Foucault, la institucionalización de la función jurídica de Jürgen Habermas y la Eficacia simbólica del Derecho de Mauricio García Villegas.

Una corriente que contribuyó en la evolución de su pensamiento fue la Escuela de Frankfurt, liderada por Habermas y Herbert Marcuse cuyo núcleo central es la crítica radical de la sociedad occidental industrializada, y la denuncia de los intereses y necesidades creados en su seno, cuyos intereses arrebatan la escencia misma de la libertad humana y reifican al ser humano convirtiéndolo en una simple cosa, en un accesorio sin libertad al servicio de su cultura, en un esclavo de la obra de su propio trabajo.

En este sentido la denuncia del antropólogo Jules Henry contra la visión contemporánea del ser humano tratado como una cosa obsolescente al servicio de la cultura dinámica y productiva tambien forma parte del Pensamiento Libertario que contribuyó en gran medida al desarrollo de las ideas de Humberto Peña.

En los últimos párrafos de su tesis puede leerse lo siguiente: “Pareciera que la verdad sobre cómo debe existir y reproducirse la sociedad (Colombiana) ha de servirse de la muerte, la física y la simbólica, como técnica de producción de ésta”. en palabras más simples: que la verdad en Colombia se impone por medio de la violencia. El director fue Germán Palacio; Camilo Borrero, el jurado.

Sin embargo Peña, lejos de quedarse en la crítica académica era amigo de la acción directa, imprudente y fisica, muchas veces caótica o carente de un hilo conductor programático, el suyo era un liderazgo mas natural y espontáneo que sistemático u organizado.

Al asistir a la sustentación de tesis de filosofía de Clara Carrillo, sobre la armonización de ley moral y cultura, levantar la mano y preguntar lo definitivo: “¿Por qué armonizar ley, moral y cultura?”. Hizo parte de manisfestaciones lanzando piedra en las calles como forma de protesta, imponiendo la moda (sólo seguida por él mismo) de no usar capucha. Dentro del imaginario de la universidad se le recuerda porque recibió un tiro en el estómago (siete puntos, recuperación en el Hospital San Juan de Dios durante ocho días) por subirse y saltar sobre una tanqueta en medio de una protesta. Tumbar las puertas del auditorio León de Greiff y ser suspendido por tales hechos. Igualmente se declaró antimarxista en esa universidad abiertamente de izquierdas.

¿Por qué armonizar ley, moral y cultura?”. Pasar hambre y pedir plata y pagar luego con lo que le consignaban del présta Recibir un tiro en el estómago (siete puntos, recuperación en el Hospital San Juan de Dios durante ocho días) por subirse Leer compulsivamente a Nietzsche, a Marx, a Deleuze, a Althusser. Declararse antimarxista en una Perder una parte del pedfeferfref.

Asesinato.

El 15 de junio de 1995, a pocos dias de recibir su titulo como abogado, entró en la cafetería de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales (UNAL Bogotá). A eso de la 1:00 de la tarde, según lo que la prensa dice, un hombre y una mujer le dispararon por la espalda, lo dejaron caer al piso con la monografía apretada en una mano y lo remataron. Al principio, pasmados ante lo que acababan de ver, los estudiantes no hicieron nada. Después, sí, armaron el caos: las diligencias del levantamiento del cadáver de la Fiscalía estuvieron obstaculizadas por los estudiantes, que se negaban a que el cadáver saliera de las instalaciones y se lo llevaran a Medicina Legal para la necropsia Las directivas de la Universidad en un comunicado de prensa rechazaron el hecho y al igual que los estudiantes dijeron que solicitaban la presencia de la Procuraduría delegada para los derechos humanos y la Defensoría en ese sitio. La necropsia, por tanto, fue realizada en el anfiteatro de la universidad: cinco de las siete balas eran letales.

Cada uno a su manera, los estudiantes lloraron a Peña Taylor: unos seguidores ajenos rompiendo vidrios, unos amigos más cercanos montándole guardia al cuerpo. La Universidad cerró. El cadáver fue trasladado un día después a Bucaramanga, donde tuvo lugar un sepelio tranquilo, repleto de discursos y de lágrimas. Por su parte la Policía dijo que, según la información que les habían suministrado otros estudiantes, fue identificado como presunto jefe del grupo de Guardias Rojos de la Universidad, cosa muy improbable siendo anarquista.

El apodo “Duce”

En las primeras semanas de 1987, Juan Montes dictaba una cátedra sobre sistemas constitucionales, luego de que la Universidad Nacional reabriera sus puertas después de un cierre prolongado y de que la Facultad de Derecho reestructurara el currículo académico. Un estudiante de esa clase, hablando duro y tejiendo una argumentación radical, empezó a defender la mano fuerte de las dictaduras como respuesta a la crisis de eficacia que había por estas latitudes. Acababa de prestar servicio militar.

- ¿Cómo le digo, pues, El Duce? –, dice Leo Guerra que le dijeron a Humberto Peña Taylor, en plena clase de primer semestre, burlándose de sus posturas. Duce, que en italiano significa “líder”, es el apodo con el que pasó a la historia Mussolini. Un alemán diría, casi en el mismo sentido político de la palabra, que en su idioma se traduce führer, la forma en la que era nombrado Hitler. Y con ese apodo se quedó. Así lo recuerdan quienes lo conocieron.

Peña Taylor tuvo un grupo a su alrededor y se codeó con estudiantes que llegarían a ser parte de la vida nacional tales como Jaime Garzón y Antanas Mockus, quien dijo de Peña que "entonces sabía más de Derecho que todos nosotros”, en una entrevista para el documental La ciudad blanca. Peña fue compañero de debate con Leopoldo Múnera Ruiz, hoy eminente catedrático e investigador de esa universidad que ha trabajado tambien en la Critica a la sociedad colombiana, y en temas de Teoría del Poder de una forma más juiciosa, académica y rigurosa que Peña, aunque no menos efectiva.

Lo de la afinidad con las dictaduras le duró más bien poco a Peña. Eran unas impresiones que esbozaba como reducto del pasado: “Eso fue las primeras semanas. Cuando empezó a leer y se metió con Nietzsche se le acabó el tema del poder y del Estado”, dice Isidro Santos, compañero de pupitre y de habitación de Peña Taylor. Después de esas lecturas introductorias apareció en su vida Jaime Garzón, por entonces un heterodoxo monitor de filosofía, quien le sugirió tomar materias de ciencias humanas. Freud, Kant, Hegel, Marx. Así lo hizo, anteponiendo el interés por la filosofía al estudio de los códigos de derecho.

Parte de su fama residía en esa dualidad, “todo lo relacionado con filosofía, sociología, ciencia política, lo estudiaba con mucha disciplina. En esas áreas era brillante. En las otras áreas, normal. No creo que le interesaran mucho”, dice Miguel Castillo, abogado egresado de la Nacional. Parte de su fama, también, se la llevaba su forma de ser: escandaloso, deconstructor, líder. “Aunque él odiaría eso de ser líder, porque nunca intentó armar grupos ni que nadie lo siguiera. Había, eso sí, gente que quedaba seducida por su personalidad fuerte y su accionar”.

El tránsito se dio de manera rápida, eficaz: de defensor teórico de las dictaduras, pasó a ser una especie de promotor práctico de la desobediencia civil, un crítico feroz de las formas que constituyen la verdad y el orden. Tanto así, tal era el ímpetu, que no veía ningún empacho en encadenarse frente a la Rectoría como una muestra de violencia simbólica, de protesta que pendía temblorosa al borde del vandalismo.

Sin embargo, y como si habláramos ya de otra persona, participaba activamente en las discusiones que se dieron en torno a la reforma universitaria del 90:

El fin de la reforma es hacer que la Universidad responda a las necesidades de modernización del aparato productivo y no, como se propone explícitamente, de asumir su responsabilidad ante la Nación” (Carta Universitaria, citando a Peña Taylor, en agosto de 1990).

El resto es difícil de determinar. Dicen (siempre bajo la advertencia de que no quisieron dar su nombre) que era un rebelde sin causa, un vándalo, que organizaba, desde el Jardín de Freud, pedreas estudiantiles y ataques con petardos; que se enfrentaba, sin explicación alguna, y de forma muy dura, con los jíbaros o vendedores de droga, con la policía, con los guardias de seguridad. Todo eso dicen, todo puede ser cierto.

El rector de La Nacional, Guillermo Páramo, en conjunto con el Consejo Directivo, el personal docente y administrativo de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, le comunicaron a la opinión pública nacional, en 1995, que el estudiante sacrificado “se distinguió por sus capacidades intelectuales, que le llevaban a rechazar toda forma institucionalizada de violencia social y en consecuencia, mantuvo siempre una postura valerosa de crítica frente al orden existente”. Por un tiempo persistieron rumores de que era agente secreto del Estado o policía encubierto.

Su muerte como crimen de Estado.

El nombre de Humberto Peña Taylor, reposa en pocas partes. Amnistía Internacional, en un documento público del 25 de julio de 1995, pide celeridad para hallar a los culpables de su asesinato. Un informe de Human Rights Watch, 1996, menciona que lo mataron “en aparente confabulación con el personal de seguridad de la universidad”. En el mapa “Bogotá, Ciudad Memoria”, del Centro de Memoria Histórica, aparecen, bajo el número 22, los estudiantes de la Nacional de Colombia que han sido asesinados: Peña es uno de ellos.

En el último párrafo de su tesis de grado comparte con el lector una aspiración final con un sabor libertario: “Lo que sigue en adelante es la profundización de la investigación en la dirección que aquí estamos proponiendo que, valga la pena repetirlo, pretende hacer de este discurso una herramienta útil en la tarea de construir prácticas de libertad para nuestra sociedad”.

Referencias:

{{https://www.hrw.org/reports/1996/WR96/Americas-03.htm}}

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