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Diferencia entre revisiones de «LSD»

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* La última intoxicación colectiva con LSD sucedió en Francia en el pueblo de Pont-Saint-Esprit el año 1951.Otras formas de llamarlo era Pan de la locura.


== Referencias ==
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LSD
Nombre (IUPAC) sistemático
Dietilamida del ácido lisérgico
o:
(6aR,9R)-N, N-dietil-7-metil-
4,6,6a,7,8,9-hexahidroindolo
[4,3-fg]quinolina-9-carboxamid
Identificadores
Número CAS 50-37-3
PubChem 5761
Datos químicos
Fórmula C20H25N3O 
Peso mol. 323.43 g/mol
Farmacocinética
Metabolismo Hepático
Vida media 3 Horas
Excreción Renal
Datos clínicos
Vías de adm. Oral y Parenteral (IM e IV).

La dietilamida de ácido lisérgico, LSD-25 o simplemente LSD, también llamada lisergida y comúnmente conocida como ácido, es una droga semisintética de efectos psicodélicos que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas. Los ensayos científicos realizados hasta el momento demuestran que la LSD no produce adicción y no es tóxica.[1][2][3]​ Es conocida por sus efectos psicológicos, entre los que se incluyen alucinaciones con ojos abiertos y cerrados, sinestesia, percepción distorsionada del tiempo y disolución del ego. Se popularizó como parte de la contracultura de los años '60. Actualmente se usa como enteógeno y droga recreativa de forma ilegal y en algunos países en psicoterapia, como droga legal bajo prescripción médica.[4]​ En países como Rusia y el Reino Unido se discute actualmente una propuesta para legalizar su uso terapéutico.[5][6]

Generalidades

Su nombre es un germanismo, acrónimo de Lysergsäure-Diethylamid, ‘dietilamida de ácido lisérgico’. Aunque el uso general ha optado por la forma masculina, tendría más sentido hablar de la LSD, pues dietilamida es un vocablo femenino. Ha sido utilizada como droga recreativa y enteógeno, así como herramienta para la meditación, la psiconáutica, la creación artística y la psicoterapia.

Origen

El químico suizo Albert Hofmann sintetizó por vez primera la sustancia en 1938 y en 1943 descubrió sus efectos por accidente durante la recristalización de una muestra de tartrato de LSD. El número 25 (LSD-25) alude al orden que el científico iba dando a los compuestos que sintetizaba.

Los laboratorios Sandoz presentaron la LSD como una droga apta para diversos usos psiquiátricos. Muchos psiquiatras y psicoanalistas de los años 50 y 60 vieron en ella un agente terapéutico muy prometedor.[7]​ Sin embargo, el uso extra-medicinal del fármaco ocasionó una tormenta política que llevó a la prohibición de la sustancia, ilegalizando todos sus usos, tanto medicinales como recreativos y espirituales. A pesar de ello, algunos círculos intelectuales siguen considerando que tiene un gran porvenir como sustancia medicinal.[8]​ Varias organizaciones, como la Fundación Beckley, MAPS, el Heffter Research Institute y la Fundación Albert Hofmann continúan financiando, promoviendo y coordinando la investigación sobre sus usos medicinales.[9]​ Tras varios decenios de bloqueo, en el 2008 el gobierno suizo dio luz a verde a una investigación para averiguar si la LSD ayuda a los pacientes que sufren enfermedades incurables, como el cáncer, a disminuir su angustia. En 2009, la Fundación Beckley ha emprendido un estudio para explorar los efectos de la LSD en la actividad neuronal y su estímulo a la creatividad.[10]

Composición química y dosificación

Se trata de un compuesto cristalino, relacionado estrechamente con los alcaloides del cornezuelo del centeno, a partir de los cuales puede prepararse semisintéticamente.

La LSD es sensible al oxígeno, la luz ultravioleta y el cloro, especialmente diluido, aunque puede conservar su potencia durante años si almacena lejos de la luz y la humedad, a temperaturas bajas. En su forma pura, es incolora, inodora y levemente amarga. La LSD suele administrarse por vía oral, generalmente en algún tipo de substrato, como un papel secante, un terrón de azúcar o gelatina. En forma líquida, puede administrarse mediante una inyección intramuscular o intravenosa.

La LSD es una de las drogas de uso común más potentes, ya que es activa en dosis extremadamente bajas. Las dosis de LSD se miden en microgramos (µg), o millonésimas de gramo, mientras que las dosis de casi todos los fármacos se miden en miligramos, o milésimas de gramo. La dosis mínima de LSD capaz de causar un efecto psicoactivo en humanos está entre los 20 y 30 µg (microgramos). Por tanto, es alrededor de 100 veces más potente que la psilocibina y la psilocina y alrededor de 4.000 veces más potente que la mescalina. «Como observó Sidney Cohen, en una maleta con capacidad para sólo dos trajes podría llevarse suficiente LSD para incapacitar temporalmente a toda la población de Estados Unidos».[11]

A finales de los noventa, la LSD obtenida durante las operaciones antidroga en Estados Unidos varía usualmente entre los 20 y 80 microgramos por dosis. Durante los años sesenta, las dosis eran comúnmente de 300 microgramos o más. Los efectos de la droga son marcadamente más evidentes en dosis más altas.

La LSD no causa dependencia física. El uso frecuente del fármaco o de otros relacionados con él (como la mescalina y la psilocibina) genera una rápida tolerancia, de modo que el consumo deja de generar efecto. La tolerancia se debe probablemente a la regulación de los receptores de serotonina 5-HT2A en el cerebro, y disminuye tras unos días de abstinencia.

Los efectos adversos de los psicotrópicos se tratan a menudo con benzodiacepinas de acción rápida, como el diazepam o el triazolam, que tienen efectos calmantes y ansiolíticos, pero no afectan directamente a las acciones específicas de los psicotrópicos. Circulan muchos rumores sobre remedios caseros para contrarrestar los efectos psicodélicos, que incluyen sustancias como el azúcar, el calcio, el zumo de naranja o la leche, pero no se ha demostrado que ninguno de ellos sea efectivo, y no tienen sentido desde un punto de vista farmacológico. Teóricamente, antagonistas específicos de los receptores 5-HT2A, como Seroquel, actuarían como antídotos directos.

Historia

Síntesis

El químico suizo Albert Hofmann sintetizó por primera vez LSD el 16 de noviembre de 1938 en los laboratorios Sandoz de Basilea (Suiza), durante un programa de investigación dirigido a encontrar posibles usos medicinales de los alcaloides del grupo ergolina, presentes en el cornezuelo del centeno. El cornezuelo es un hongo que infecta los granos del cereal que se utilizan para hacer pan de centeno, causando el fuego de san Antonio (ergotismo). Tras lograr sintetizar la ergobasina (sustancia uterotónica), comenzó a trabajar en otros derivados amidas del ácido lisérgico. La dietilamida del ácido lisérgico es el vigésimo quinto derivado del ácido lisérgico que sintetizó (de ahí su nombre: LSD-25), y en un primer momento Hofmann pensó que podría tener utilidad como analéptico, estimulante de los sistemas circulatorio y respiratorio, dada su analogía estructural con la nicetamida (dietelamida del ácido nicotínico), un analéptico conocido. Sin embargo, en los experimentos que se realizaron con animales no se observó ningún efecto beneficioso en este sentido (si bien las notas de laboratorio indican que los animales se volvieron extraordinariamente inquietos bajo sus efectos), y se abandonó su estudio. Sus propiedades psicodélicas no se descubrieron hasta 1943, cuando Hofmann, siguiendo lo que denominó «un curioso presentimiento», volvió a trabajar sobre el compuesto.[12]​ Mientras volvía a sintetizar LSD-25, Hofmann se sintió mareado y tuvo que dejar el trabajo. En su diario, Hofmann escribió que abandonó el laboratorio y partió a su casa, afectado por «una notable inquietud, combinada con un ligero mareo». Hofmann indica que mientras reposaba en su cama cayó en un "estado similar a la ebriedad", no desagradable, que se caracterizaba por una estimulación extraordinaria de la imaginación. En un estado similar al ensueño, con los ojos cerrados contemplaba series ininterrumpidas de «imágenes fantásticas, formas extraordinarias con patrones de colores intensos, caleidoscópicos». El estado duró unas dos horas, pasadas las cuales remitió.[13]​ Hofmann pensó que estos efectos psicoactivos se debían a que había absorbido accidentalmente una pequeña cantidad de LSD-25 por vía cutánea. Tres días después, tomó una dosis mucho mayor para poner a prueba sus efectos; este día pasó a ser conocido más tarde como "el día de la bicicleta".[7]

El día de la bicicleta

El 19 de abril de 1943 el doctor Hofmann ingirió a propósito 250 µg de LSD, pues, por su experiencia con otros alcaloides ergóticos, pensó que podría ser la dosis mínima. Sin embargo, pronto descubrió que la sustancia tenía una potencia superior a la de casi cualquier otra conocida en la época, por lo que la dosis que se administró era en realidad superior a la que más tarde se aconsejó para fines terapéuticos. Tras ingerir la sustancia, Hofmann sintió que le costaba hablar de forma inteligible y pidió a su asistente de laboratorio, que estaba al tanto del experimento, que le acompañase en su viaje a casa en bicicleta, pues, por las restricciones del período de guerra, no había automóviles disponibles. Durante el viaje a casa, el estado de Hofmann se agravó, y en su diario escribió que todo lo que había en su campo de visión ondulaba, distorsionado como una imagen en un espejo cóncavo. Aunque avanzaba velozmente, tuvo la sensación paradójica de que permanecía inmóvil. Cuando llegó a casa, llamó a un doctor y pidió a su vecina algo de leche, creyendo que le ayudaría a recuperarse. Hofmann hace notar que a pesar de su estado delirante, fue capaz de escoger con lucidez la leche, por su calidad de antídoto no específico contra el envenenamiento.[13]

Cuando llegó el médico, no encontró ningún síntoma físico anormal, salvo las pupilas extremadamente dilatadas. Tras pasar varias horas aterrorizado, convencido de que un demonio había poseído su cuerpo, de que su vecina era una bruja y de que el mobiliario de su casa le amenazaba, el doctor Hofmann pensó que había enloquecido por completo. En su diario, Hofmann indica que el doctor decidió no medicarlo y prefirió enviarlo a la cama. Una vez acostado, Hofmann sintió que el pánico comenzaba a dar paso a una sensación de buena suerte y gratitud. Los colores y juegos de formas que veía con los ojos cerrados le resultaban ahora placenteros. Se trataba de «imágenes fantásticas» que surgían ante él, alternándose unas tras otras, abriéndose y cerrándose en círculos y espirales para después explotar en fuentes de color, y comenzar de nuevo, en un flujo incesante. Durante su 'viaje', las impresiones acústicas (como el ruido de un automóvil que pasaba) se transformaban en imágenes. Finalmente, Hofmann se quedó dormido y despertó al día siguiente fresco y con la mente clara, aunque con cierto cansancio corporal. Desayunó con una sensación de bienestar y vida renovada, y encontró la comida deliciosa. Mientras caminaba por el jardín, notó que todos sus sentidos «vibraban con una sensibilidad superior, que duró durante todo el día».[13]

Uso clínico

Dosis de LSD

La LSD fue utilizada en primer lugar en experimentos con animales, llevados a cabo por el doctor Aurelio Cerletti en los laboratorios Sandoz. Se observó que los gatos y perros sufrían, al parecer, alucinaciones, y se alteraban sus patrones de conducta (ante un ratón, el gato no reaccionaba o incluso huía, amedrentado). Al administrar LSD a un único chimpancé, se observó que toda la tribu de chimpacés reaccionaba encolerizada, pues el chimpancé embriagado dejaba de observar las leyes jerárquicas de la comunidad. Con dosis bajas, las arañas hacían sus telas con más tino que de costumbre, pero con dosis altas eran incapaces de tejerlas adecuadamente.[7]

Una vez concluida la experimentación con animales, el doctor Werner A. Stoll, de la universidad de Zurich, administró dosis bajas de LSD (entre 0.02 y 0.13 microgramos) a dos grupos, uno de personas sanas y otro de esquizofrénicos. Se detectó en ambos grupos un efecto eufórico, y Stoll hizo notar la similitud con los efectos de la mescalina.[7]

En sus conclusiones, publicadas en 1947, el doctor Stoll sugería que la LSD podía ser un buen fármaco para la psicoterapia.[7]​ En ese mismo año, los laboratorios Sandoz comenzaron a comercializar la sustancia con el nombre de Delysid, un fármaco cuyas indicaciones incluían la terapia psicoanalítica y el estudio experimental sobre la naturaleza de las psicosis. En su prospecto, los laboratorios sugerían que los terapeutas tomaran también el fármaco para comprender mejor el estado mental de sus pacientes. El fármaco aparecía en dos formatos: debía administrarse oralmente en forma de tabletas azucaradas de 0.025 µg. (25 microgramos) o ampollas de un mililitro que contenían 0.1 µg. (100 microgramos). Estas últimas podían beberse o inyectarse. Se recomendaba una dosis inicial de 25 microgramos, que podía incrementarse en sucesivas tomas hasta hallar la dosis óptima. Los efectos descritos eran «trastornos pasajeros del afecto, alucinaciones, despersonalización, vivencia de recuerdos reprimidos y síntomas neurovegetativos leves. El efecto comienza entre 30 y 90 minutos después de la toma y dura generalmente entre 5 y 12 horas. Sin embargo, los trastornos intermitentes del afecto pueden persistir, ocasionalmente, durante varios días».[7]

El doctor Max Rinkel, del Centro para la salud mental de Massachussets, introdujo la LSD en Estados Unidos en 1949. Los primeros experimentos estaban dirigidos a mejorar las condiciones de los esquizofrénicos. El objetivo era provocar en personas sanas, que se prestasen voluntariamente a ello, un estado psicótico pasajero, similar a la esquizofrenia, para conocer mejor ésta. La LSD se consideraba entonces psicomimética, es decir, capaz de producir una psicosis temporal. Dado que los investigadores consideraron las similitudes entre la esquizofrenia y los efectos de la LSD eran en realidad superficiales, se abandonó esta vía de investigación.[14]​ Sin embargo, en 2007 una nueva investigación llevada a cabo en la Escuela de Medicina Monte Sinaí de Nueva York demostró que la analogía sí tiene fundamento: la LSD afecta a los mismos receptores de serotonina y glutamato que funcionan anómalamente en los esquizofrénicos. Por tanto, si se descubren fármacos capaces de bloquear los efectos de la LSD en estos receptores, es muy probable que también resulten eficaces para combatir los síntomas de esquizofrenia.[15]

Durante los años 50 y 60 se investigaron varias aplicaciones medicinales de la LSD, entre los que destacan el psicoanálisis, la rehabilitación de alcohólicos y el uso como analgésico para enfermos terminales de cáncer.

Numerosos psicoanalistas y psicoterapeutas en general utilizaron la LSD como psicolítico, para derribar las barreras psíquicas del paciente, logrando que éste afrontara en una sola sesión contenidos reprimidos que, de otra forma, hubieran exigido años de terapia. Uno de ellos fue el doctor estadounidense Humphry Osmond, quien en 1956, en carta a Aldous Huxley, acuñó el término psicodélico («que manifiesta el espíritu») para referirse a este tipo de sustancias. Otro de ellos es el checoslovaco Stanislav Grof, que sigue en activo.

Uno de los primeros pacientes en hacer pública su experiencia fue el actor Cary Grant, quien en 1961 declaró que la terapia con LSD había cambiado su vida: «Siento que ahora me comprendo realmente a mí mismo. Antes no era así. Y al no comprenderme a mí mismo, ¿cómo esperar comprender a los demás? Sencillamente, he vuelto a nacer.»[16]

En cuanto a la investigación con enfermos de alcoholismo, estaba dirigida a «hacerles "tocar fondo", liberando recuerdos reprimidos y creando una situación propicia para nuevos procesos de aprendizaje».[17]​ De los cerca de mil pacientes tratados por los doctores estadounidenses Hoffer y Osmond, casi la mitad abandonó el alcohol o redujo sustancialmente su consumo del mismo.[18]​ En un experimento similar llevado a cabo en Canadá, el 72% de los alcohólicos tratados se tornaron abstemios o redujeron el consumo durante más de un año.[19]

También se les recetó LSD a pacientes cancerosos desahuciados para ayudarles a tolerar los dolores intensos y aceptar su destino. Los resultados fueron positivos en la mayor parte de los casos, aunque también se produjeron efectos adversos en algunos enfermos. Según señala Escohotado, de 17 enfermos terminales de cáncer a los que el doctor Pahnke aplicó una terapia agónica de LSD en 1969, «un tercio de los individuos (...) no experimentó mejora alguna; otro tercio mejoró en grado considerable, y el último tercio se sintió "dramáticamente aliviado"».[20]​ El efecto analgésico de la LSD se reveló más duradero que el de los analgésicos más poderosos, como la meperidina y la dihidromorfinona.[21]

Se ensayaron también otras aplicaciones, algunas llamativas, como 'curar' a homosexuales y desinhibir a mujeres frígidas.[22]​ Niños autistas y esquizofrénicos mostraron, tras la experiencia con LSD, un interés mayor por entablar relación con otras personas, mejorando sus intentos de comunicación y sus rutinas de reposo y comida.[23]

Ilegalización

En 1962 el Congreso de EE.UU. aprobó una nueva normativa sobre fármacos, en la que la LSD quedaba catalogada como «droga experimental». Esto suponía la prohibición de su uso clínico.[24]​ Sin embargo, no se restringieron las investigaciones de la CIA y el ejército.[25]​ En 1965 se dio un paso más con la Enmienda para el Control del Abuso de Drogas, que penalizaba como delitos menores la producción ilegal y la venta, aunque no la posesión. En abril de 1966 los laboratorios Sandoz dejaron de comercializar LSD, y en 1968 se modificó la Enmienda, convirtiendo la posesión en delito menor y la venta en delito grave.[26]

La ilegalización de la LSD no pudo frenar su uso creciente entre la juventud estadounidense, pues la experiencia psicodélica se convirtió en uno de los rasgos de identidad del movimiento hippie. El barrio de Haight-Ashbury, en San Francisco, corazón del movimiento, se convirtió en un supermercado psicodélico, «el primer lugar donde se vendió ácido de forma masiva».[27]​ Buena parte del arte de esa época, etiquetado como hippie, psiquedélico o psicodélico, se inspira en la experiencia de la LSD o pretende evocarla. Cuando el movimiento entró en decadencia, también lo hizo el consumo de alucinógenos, que fue perdiendo popularidad, desplazado por los opiáceos. Sucesivos movimientos neopsicodélicos han revitalizado algo su uso, como la subcultura rave,[28]​ sin alcanzarse en ningún caso los niveles de su época de apogeo.

En 2008 se reanudó la investigación clínica sobre los efectos psicoterapeúticos del fármaco. Actualmente, se desarrollan dos investigaciones en este sentido, una en Suiza y otra en la Universidad de California.[10]

Actualmente, la situación legal de la LSD viene determinada por el Convenio de Viena de 1971, donde se la clasifica dentro de los psicotrópicos, junto con la fenciclidina, el XTC, la anfetamina y la metanfetamina.

El Código Penal español, en su artículo 368, establece lo siguiente:

«Los que ejecuten actos de cultivo, elaboración o tráfico, o de otro modo promuevan, favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, o las posean con aquellos fines, serán castigados con las penas de prisión de tres a nueve años y multa del tanto al triplo del valor de la droga objeto del delito si se tratare de sustancias o productos que causen grave daño a la salud, y de prisión de uno a tres años y multa del tanto al duplo en los demás casos.»

No se considera delito el propio consumo, ni la tenencia o la compra de pequeñas cantidades destinadas al propio consumo. El Tribunal Supremo utiliza una tabla elaborada por el Instituto Nacional de Toxicología el 18 de octubre de 2001 sobre las dosis medias de consumo diario. Según dicha tabla, un consumidor habitual suele adquirir para sí mismo la cantidad necesaria para 5 días, que en el caso de la LSD es de 3 µg .

Efectos

Los efectos de la LSD sobre el Sistema Nervioso Central son extremadamente variables y dependen de la cantidad que se consuma, el entorno en que se use la droga, la pureza de ésta, la personalidad, el estado de ánimo y las expectativas del usuario. Algunos consumidores de LSD experimentan una sensación de euforia, mientras que otros viven la experiencia en clave terrorífica. Cuando la experiencia tienen un tono general desagradable, suele hablarse de "mal viaje".

Cuando la sustancia se administra por vía oral, los efectos tardan en manifestarse entre 30 minutos y una hora y, según la dosis, pueden durar entre 8 y 10 h.[29]

Entre los efectos fisiológicos recurrentes están los siguientes: contracciones uterinas, hipotermia, fiebre, niveles elevados de glucemia, erizamiento del vello, aumento de la frecuencia cardíaca, transpiración, pupilas dilatadas, insomnio, parestesia, hiperreflexia y temblores.

Efectos psicológicos

Los efectos de la LSD en la psique humana se caracterizan por variar de una persona a otra y de una situación a otra. Se considera que los efectos de la LSD son en gran medida imprevisibles y que dependen del contexto del consumo y de la situación mental en que se encuentre el individuo que la consume. Sin embargo, existe una amplia gama de efectos que suele provocar la LSD. De acuerdo a las investigaciones llevadas por el Mental Research Institute (un departamento del Medical Research Institute de California), podemos comprender los efectos psicológicos de la LSD en cinco niveles distintos:[30]

Efectos en el estado de ánimo

Suelen ser muy variados. En líneas generales, el individuo que consume la droga entra en un estado de susceptibilidad emocional que lo pueda llevar tanto a la tristeza intensa como a la euforia. Frecuentemente los sentimientos de euforia y bienestar tienden a evolucionar en muchos sujetos a sensaciones de omnipotencia. En ocasiones, la droga produce un aumento de la ansiedad mientras que en otros casos, hay un descenso de los niveles de ansiedad, que puede permitir al individuo hablar de temas que normalmente le son dolorosos o difíciles de afrontar.

De igual manera, los sujetos bajo los efectos de la LSD tienden a preocuparse por los eventos que suceden en el momento inmediato y perder interés por los eventos del futuro y del pasado.

Efectos en el comportamiento interpersonal

La LSD tiende a generar en el sujeto un mayor interés por las relaciones interpersonales. Esto deriva muchas veces en una facilidad para sentirse herido por los demás o ignorado. En un ambiente psicoterapéutico, ha demostrado en ocasiones aumentar la confianza del sujeto con su médico tratante. También puede ocasionar reacciones paranoides en el sujeto que la consume.

Efectos sensoriales y perceptivos

Son frecuentes: mayor sensibilidad a los estímulos sonoros y visuales en general; distorsiones de la imagen corporal; distorsiones visuales que suelen ser ilusiones, aunque pueden en ocasiones ser también alucinaciones; sinestesia de todo tipo, por ejemplo, música que produce visiones, imágenes visuales que producen olores, etc; alteración de la percepción del tiempo, por ejemplo, sentir que el tiempo se detiene, o que el tiempo va hacia atrás o que se acelera, etc; percepción alterada el mundo externo, como algo inestable y escurridizo.

Efectos cognitivos

Suele estimular los procesos del pensamiento, ocasionando el paso acelerado de una idea a otra. Puede ocasionar una disrupción del pensamiento o de los conceptos. Esto se ha interpretado como confusión o pensamiento psicótico pero también se le ha considerado como un impulso creativo.

Otros efectos

La LSD tiende a producir sentimientos de unidad con el entorno, sensación de "comprender" la vida y la existencia, experiencias religiosas y una fuerte tendencia a pensar en términos existenciales. Estos efectos se han registrado frecuentemente en la literatura científica y se interpretan como el resultado de la combinación de los efectos cognitivos y emocionales producidos por la LSD; tal como se han descrito en los segmentos anteriores.

Trastornos

La dilatación de las pupilas es una de las reacciones físicas de la LSD.
Comparación del tamaño de una dosis de LSD con el de un fósforo. Los popularmente llamados tripis, consumidos a la moda, con agua mineral. Consisten en papel impregnado con LSD, los colores y la decoración son para que resulten más atractivos pero pueden presentarse en monocolor.

Como reacción a la enorme popularidad que dieron a la LSD Timothy Leary y otros científicos defensores, algunos medios contraatacaron destacando sus peligros: tanto los derivados de una conducta imprudente durante el 'viaje' (se hizo famosa una leyenda urbana sobre unos jóvenes que se habrían quedado ciegos mientras observaban, arrobados, el sol)[31]​ como daños permanentes a la salud derivados del consumo: por ejemplo, mutaciones en los cromosomas y pérdida irreparable de la lucidez.

La LSD no deja secuelas que puedan ser apreciables en electroencefalogramas, ni en resonancias magnéticas, ni en pruebas neurológicas puntuales. La investigación tampoco ha corroborado el supuesto deterioro del material genético.

Sin embargo, aunque la LSD no origine generalmente trastornos duraderos en personas que no hayan experimentado ansiedad, depresión o alienación, puede contribuir al desarrollo de problemas mentales en aquéllos que ya los tienen o son propensos a estados psicóticos. En el prospecto del Delysid, los laboratorios Sandoz advertían que el fármaco podía agravar las enfermedades mentales, y que debía tenerse especial cuidado en personas con tendencias suicidas.[7]​ Un caso célebre de este tipo es el de Syd Barrett, compositor de los primeros éxitos de Pink Floyd.

Un estudio de 1971 sobre reacciones adversas a la LSD en un entorno clínico aporta las siguientes conclusiones: de 4.300 pacientes, 3 de ellos (que sufrían ya enfermedades mentales) se suicidaron y 9 lo intentaron sin éxito (lo que da una razón de 0,7 por mil pacientes). Un 2,3 por mil de los pacientes sufrieron algún accidente. Nicholas Malleson concluye que «el tratamiento con LSD origina reacciones adversas agudas, pero si hay una supervisión psiquiátrica adecuada y se dan las condiciones adecuadas para su administración, la incidencia de tales reacciones no es grande».[32]

Según indica John Cashman, «existen también otros informes de reacciones negativas, psicosis temporales, disociaciones y reacciones post-LSD que requirieron la hospitalización. Pero en todos ellos existía historial anterior de perturbaciones psíquicas».[33]

Curiosidades

  • Cuando los Beatles publicaron su canción Lucy in the Sky with Diamonds, muchas personas (entre ellas, Timothy Leary) interpretaron que el título era un acróstico intencionado de LSD. John Lennon desmintió repetidamente esta interpretación, afirmando que tomó el personaje de un dibujo de su hijo Julian.[34]
  • En cambio, está bien acreditado que John Lennon compuso otra canción de los Beatles, Tomorrow Never Knows (incluida en el álbum de 1966 Revolver), para evocar la experiencia de un viaje de LSD, inspirándose para ello en el libro The Psychedelic Experience, de Timothy Leary y otros, inspirado a su vez en el Bardo Thodol o Libro tibetano de los muertos.[35]
  • El álbum de éxitos y remixes de Enigma, de nombre Love, Sensuality, Devotion es, también, un acróstico de LSD.
  • En el capítulo 12 de la segunda temporada de House MD, de nombre "Distractions", el doctor Gregory House se droga con LSD para curarse de la migraña que el mismo se había provocado para vengarse de un antiguo compañero suyo, que había descubierto un supuesto remedio que evitaba la migraña, que quedó desacreditado gracias a House.
  • Otro acróstico de LSD es el tema de Viejas Locas "La Simpática Demonia", cuya letra habla de los efectos de la droga.
  • Los famosos The Chemical Brothers describen un "viaje" bajo los efectos del LSD en su canción 'The Test'. Tanto la letra de la canción como el video de la misma hacen referencia al estado alterado de conciencia: en el video una ballena se come a la modelo protagonista, en la letra dice 'I'm seeing waves breaking form to my horizon / Yeah I'm shining', y el coro al final expresa 'Did I pass the acid test?'.
  • EL bajista Mike Dirnt compuso bajo los efectos de la LSD el bajo de la cancion «Longview» de Green Day.[36]

Referencias

  1. "Las pequeñas cantidades que causan la muerte en experimentos animales pueden dar la impresión de que la LSD es una sustancia muy tóxica. Sin embargo, si uno compara la dosis letal en animales con la dosis efectiva en seres humanos, la cual es de 0.0003-0.001 mg/kg (de 0.0003 a 0.001 centésimas de gramo por kilogramo de peso corporal), esto muestra que la LSD posee una extremadamente baja toxicidad. Solamente una sobredosificación de entre 300 y 600 veces más la dosis efectiva de LSD, comparada con la dosis letal en conejos, o de entre 50.000 y 100.000 veces más que la dosis efectiva, en comparación con la toxicidad en el ratón, podría resultar fatal en seres humanos. Estas comparaciones de relativa toxicidad son, cabe decir, solo comprensibles como estimados del orden de la magnitud, ya que la determinación del índice terapéutico (es decir, el radio entre la efectividad y la dosis letal) sólo es significativa dentro de cada especie en particular. Un procedimiento así no es posible en este caso porque la dosis letal para humanos no se conoce. A mí saber, no ha ocurrido aún ninguna muerte que sea consecuencia directa de envenenamiento con LSD. Numerosos episodios de consecuencias fatales atribuidas a la ingestión de LSD han sido de hecho documentadas, pero estos accidentes, incluso suicidios, pueden ser más bien atribuidos a la condición de desorientación mental producida al embriagarse con LSD. El peligro de la LSD no reside en su toxicidad, sino más bien en la incapacidad de predecir sus efectos psicológicos" Capítulo 2, En: Hofmann, Albert. LSD: My Problem Child: Reflections on Sacred Drugs, Mysticism, and Science (McGraw-Hill, 1980). ISBN 0-07-029325-2. Accesible en la Red aquí o aquí; consultado el 1-06-2008.
  2. Allen, R.M. & Young, S.J. (1978): Phencyclidine-induced psychosis. Am. J. Psychiatry. 135:1081-1083.
  3. Griggs, E.A. & Ward, M. (1977): LSD toxcity: A suspected cause of death. J. Ky. Med. Assoc. 75:172-173.
  4. Gobierno de Canadá (1996). «Controlled Drugs and Substances Act». Justice Laws. Departamento Canadiense de Justicia. Consultado el 05-07-2007. 
  5. Psychedelic drug, LSD-25, likely to be legalized in Russian medicine. Diario Pravda. 19/07/05 Se puede revisar en: http://english.pravda.ru/science/19/94/377/15825_LSD.html
  6. After the War on Drugs: Blueprint fro Regulation. Del organismo estatal Fundación para la Transformación de las Políticas en Materia de DrogasAfter the War on Drugs: Blueprint for Regulation Transform Drug Policy Foundation 2009
  7. a b c d e f g Hofmann, Albert. LSD: My Problem Child: Reflections on Sacred Drugs, Mysticism, and Science (McGraw-Hill, 1980). ISBN 0-07-029325-2. Accesible en la Red aquí o aquí; consultado el 1-06-2008.
  8. Nichols, David. «LSD: cultural revolution and medical advances». Royal Society of Chemistry. Consultado el 1-06-2008. 
  9. «The Albert Hofmann Foundation». Hofmann Foundation. Consultado el 1-06-2008. 
  10. a b Stix, Gary. «LSD Returns--For Psychotherapeutics». Scientific American Magazine. Consultado el 9-10-2009. 
  11. R. E. L. Masters y Jean Houston (1974): LSD. Los secretos de la experiencia psicodélica, ISBN 84-02-03633-3. Barcelona: Bruguera, p. 69.
  12. Nichols, David (24 de mayo de 2003). «Hypothesis on Albert Hofmann's Famous 1943 "Bicycle Day"». Hofmann Foundation. Consultado el 1-06-2008. 
  13. a b c Hofmann, Albert. «History Of LSD». Consultado el 1-06-2008. 
  14. Cashman, John (1968): El fenómeno LSD, ISBN 84-01-32020-8. Barcelona: Plaza & Janés, pp. 64-66.
  15. «LSD reveals schizophrenia treatment», [1], 25/2/2008.
  16. Cashman, obra citada, p. 81.
  17. Escohotado, Antonio (1989): Historia de las drogas / 3, Madrid: Alianza, ISBN 84-206-0404-6, p. 51.
  18. Escohotado, obra citada, pp. 51-52.
  19. Masters, R. E. L. y Jean Houston obra citada, pp. 75-76.
  20. Escohotado, obra citada, p. 57.
  21. Masters y Houston, obra citada, pp. 78-79.
  22. Cashman, obra citada, pp. 85-86.
  23. Cashman, obra citada, p. 87.
  24. Lee, Martin A. y Bruce Shlaim (2002): Historia social del LSD: la CIA, los sesenta y todo lo demás, Barcelona: Castellarte, ISBN 84-921001-6-8 (edición original inglesa: 1985, con un epílogo adicional en la edición de 1991), p. 131.
  25. Lee y Shlaim, obra citada, p. 133.
  26. Lee y Shlaim, obra citada, pp. 133-134.
  27. Lee y Shlaim, obra citada, p.188
  28. Usó, Juan Carlos (2001): Spanish Trip. La aventura psiquedélica en España, ISBN 84-87403-54-9. Barcelona: La Liebre de Marzo, pp. 142-144.
  29. Masters y Houston, obra citada, pp. 70-76.
  30. Terrill, James (Dr). "The Nature of the LSD Experience". Mental Research Institute, Medical Research Foundation, Palo Alto, California. 1964. Consultar en línea: http://www.psychedelic-library.org/terrill.htm
  31. LSD Users Stare at the Sun
  32. Malleson, Nicholas (1971). «Acute Adverse Reactions to LSD in Clinical and Experimental Use in the United Kingdom». Brit. J. Psychiat. 118 (543): 229-30. PMID 4995932. 
  33. Cashman, obra citada, p. 79.
  34. Dowlding, W.J. (1995): The Beatles. Guía completa de canciones, ISBN 84-8211-035-7. Madrid: Celeste Ed., pp. 163-165.
  35. Dowlding, obra citada, pp. 140-141.
  36. «Green Day's Mike Dirnt», Bass Player magazine, November 1994: page 9, by Karl Coryat .

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