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Diferencia entre revisiones de «Conquistadores españoles»

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Otra característica de los [[conquistador]]es era que no provenían de la nobleza. Julio R. Villanueva Sotomayor nos dice que un sólo el 30% eran hidalgos, el grado más bajo de la nobleza española. El resto era de la clase popular. La empresa de la conquista era un medio (probablemente el único en la [[España]] de la época) de ascenso social en una sociedad rígidamente estratificada.
Otra característica de los [[conquistador]]es era que no provenían de la nobleza. Julio R. Villanueva Sotomayor nos dice que un sólo el 30% eran hidalgos, el grado más bajo de la nobleza española. El resto era de la clase popular. La empresa de la conquista era un medio (probablemente el único en la [[España]] de la época) de ascenso social en una sociedad rígidamente estratificada.

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== La conquista de América por España ==
== La conquista de América por España ==

Revisión del 20:11 21 sep 2009

Se conoce como conquistadores españoles a los colonizadores españoles que actuaron en América durante la llamada Era de los descubrimientos, la cual siguió a la llegada de Cristóbal Colón en 1492 y no alcanzó a superar el siglo de duración. La conquista fue abolida oficialmente en 1573 mediante un decreto del rey Felipe II, el cual prohibía los actos de conquista, denominándose a partir de entonces los actos llevados adelante por los españoles con la palabra pacificación.

Características de los conquistadores

Los conquistadores eran en general jóvenes, aunque los caudillos no era ni jóvenes ni viejos.

Los caudillos de la empresa conquistadora no eran jóvenes ni adolescentes como el resto de la hueste. Eran, más bien, hombres maduros. Ni jóvenes ni ancianos, porque al mozo se le pierde el respeto y al viejo la fuerza. Los caudillos de la conquista de México (Cortés, Alvarado) tenían 34 años. Francisco Pizarro, fue el mayor de todos. Por eso, los españoles le decían "El Viejo" y los incas le llamaron el "Apu Machu".
Pablo Macera

La relación entre los soldados rasos y los caudillos que figuraban como jefes, era extremadamente vertical; serviles los primeros y autoritarios los segundos. La autoridad del caudillo era asegurada por el encargo real, la experiencia y el control del botín. En algunas ocasiones, éste tuvo que recurrir a extremas proezas para asegurar su autoridad, como Hernán Cortés cuando mandó quemar sus naves o Francisco Pizarro cuando trazó la raya con su espada en la isla del Gallo. A partir de ese tipo de acciones, la soldadesca comenzó a verlos como héroes, figuras legendarias. En el caso de la conquista del Perú, la disciplina se mantuvo férrea hasta antes del reparto del botín. Después de ello, se desataron las bajas pasiones, asesinatos, actos de indisciplina y guerras civiles.

Otra característica de los conquistadores era que no provenían de la nobleza. Julio R. Villanueva Sotomayor nos dice que un sólo el 30% eran hidalgos, el grado más bajo de la nobleza española. El resto era de la clase popular. La empresa de la conquista era un medio (probablemente el único en la España de la época) de ascenso social en una sociedad rígidamente estratificada.

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La conquista de América por España

Fundación de Santiago de Chile

Los cronistas españoles han presentado la Conquista de América como un hecho maravilloso, digno de elogio y sucedido en un espacio de tiempo que no tiene parangón con las conquistas realizadas por ningún otro pueblo. Por el contrario, los testimonios de los pueblos indígenas, los cronistas anglosajones y alguno español, han presentado la Conquista de América como un hecho desgraciado, moralmente cuestionable, movido por la ambición de oro, en el que destacan sobre todo la destrucción y desaparición de las culturas de los pueblos originarios como un hecho sin parangón.

Con sentido contrario Fray Bernardino Sahagún dice:

Esto a la letra ha acontecido a estos indios, con los españoles, pues fueron tan atropellados y destruidos ellos y todas sus cosas, que ninguna apariencia les quedó de lo que eran antes.[1]

Los historiadores han destacado el corto tiempo en que sucedió la llamada conquista de América por España, poniendo acento también en la catástrofe demográfica en América tras la llegada de los europeos, en el que las enfermedades traídas de Europa jugaron un papel decisivo y que en pocas décadas diezmaron la población indígena. Las enfermedades se movieron aún más rápido que los conquistadores e incluso muchas veces llegaron antes. Ese fue el caso del Imperio Inca que, para cuando los conquistadores españoles llegaron, ya había sido diezmado por una epidemia de viruela que además causó la muerte del emperador desencadenando una guerra civil.

Por su parte el historiador estadounidense Charles Mann dice que España:

...no habría vencido al Imperio (Azteca) si, mientras Cortés construía las embarcaciones, Tenochtitlán no hubiera sido arrasada por la viruela en la misma pandemia que posteriormente asoló el Tahuantinsuyu... La gran ciudad perdió al menos la tercera parte de población a raíz de la epidemia, incluido Caitlahuac".[2]

Algo similar hace el cronista Pedro Cieza de León en Crónica del Perú:

Cuando me dispongo a escribir para la gente de hoy y del futuro, acerca de la conquista y descubrimientos hechos aquí en Perú, no puedo más que reflexionar que estoy tratando con uno de los asuntos más grandes de los que uno posiblemente pueda escribir en toda la creación en cuanto respecta a la historia secular. ¿Dónde antes han visto los hombres las cosas que ellos han visto aquí? Y pensar que Dios ha permitido que algo tan grande permaneciese escondido del mundo por un tiempo tan largo, desconocido a los hombres, y después dejado para ser hallado, descubierto y ganado todo en nuestro tiempo!

El mismo Fray Bartolomé de las Casas que consideraba a la Conquista de América como una de las «maravillas» del mundo, la definía también como «la destrucción de las Indias» y la describía del siguiente modo:

En estas ovejas mansas, y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles, desde luego que las conocieron, como lobos e tigres y leones cruelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazarlas, matarlas, angustiarlas, afligirlas, atormentarlas y destruirlas por las extrañas y nuevas e varias e nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad.[3]

Factores

Si bien los factores tecnológicos y culturales jugaron un importante papel en las victorias y derrotas de los conquistadores, el factor decisivo fueron las enfermedades traídas desde Europa, especialmente la viruela, que en muchos casos aniquilaron naciones enteras antes de la llegada de los españoles. Otro factor fundamental fue la habilidad de los conquistadores en explotar las diferencias entre los propios pueblos indígenas, ya sea apoyando a uno de los bandos de una guerra civil, como en el caso del Imperio Inca, o apoyándose en la poblaciones sometidas por el pueblo al que se pretendía sojuzgar, sea el caso del imperio Azteca.

Militarmente los conquistadores poseían algunas ventajas tecnológicas sobre los pueblos originarios, especialmente las armas de fuego y el acero. Por otra parte las civilizaciones originarias tenían la ventaja del poblamiento, el espíritu de libertad y la voluntad de permanecer independientes, que en muchos casos fue factor decisivo en la derrota de los conquistadores.

En todos los casos las naciones indígenas cuya conquista pretendían los españoles superaban a estos en número: en promedio los españoles peninsulares nunca superaron el 2% de la población de América. Sin embargo era habitual que los conquistadores españoles realizaran alianzas con naciones enemigas para formar ejércitos numerosos. El ejército con el que Hernán Cortés atacó Tenochtitlán estaba integrado por 200.000 soldados,[4]​ de los cuales menos del 1% eran españoles.[5]

A pesar de que muchas civilizaciones americanas habían desarrollado métodos avanzados para el tratamiento y fundido de los metales (oro, plata, bronce, estaño, cobre), este conocimiento se aplicó principalmente para la elaboración de objetos religiosos, artísticos y simbólicos, así como de utensilios domésticos de uso cotidiano. Sólo los quechuas y los purépechas elaboraban armas de cobre, pero estas no alcanzaban el filo y dureza del hierro y el acero. Los cascos y armaduras de hierro que utilizaron los conquistadores constituyeron un importante factor de defensa personal. Sin embargo, la depurada tecnología textil de las civilizaciones andinas, que permitía tejidos de hasta 500 hilos por pulgada estructurados en capas sucesivas, les permitió desarrollar eficientes armaduras de tejido acolchado (el escaupil) que fueron adoptadas finalmente por los españoles, abandonando sus cascos y corazas metálicas,[6]​ ya que estas no eran adecuadas para climas tropicales, tanto por el calor que daba a los portadores como por la corrosión que sufrian.

El arma principal de los ejércitos andinos era la honda, realizada con tejidos, con la que arrojaban piedras calentadas hasta el rojo vivo, envueltas en algodón y brea. Utilizando estas armas los quechuas arrasaron Cuzco ocupada por los españoles en 1536.[7]

En el primer momento de la conquista las armas de fuego y en especial los arcabuces causaron gran impresión debido al estruendo. Pero su efecto militar fue escaso. Las espadas de acero y de hierro, los cuchillos y las armaduras demostraron ser mucho más efectivos militarmente. Por esta razón, cuando alcanzaban el dominio de alguna nación, los españoles prohibían el acceso a las armas de hierro por parte de los pobladores sometidos.

Francisco Pizarro

Los animales fueron otro factor militar. Por un lado, la introducción del caballo por parte de los españoles, les permitió en algunos casos moverse con rapidez y lanzar rápidos ataques. Sin embargo en las zonas montañosas y selváticas, los españoles se mostraron menos adaptados tecnológicamente que las culturas amerindias, que utilizaban la llama y técnicas especiales para construir caminos y puentes adaptados a ese tipo de terrenos. En algunos casos los pueblos originarios, principalmente en Norteamérica, la pampa y la Patagonia, se apropiaron del caballo y desarrollaron técnicas de adiestramiento y monta superiores a las que tenían los españoles[cita requerida], y se volvieron un factor decisivo para rechazar a los conquistadores. Los españoles utilizaron también perros para rastrear y atacar indígenas y esclavos en la selva y en los bosques.

La forma de hacer guerra de los españoles, como la de la mayoría de los europeos era más sangrienta e involucraba más guerreros que los que los indígenas americanos estaban acostumbrados a utilizar. Las armas de hierro y acero producían lesiones tan evidentes como las de las flechas envenenadas. Además, algunos pueblos originarios no tenían la costumbre de matar gente en el campo de batalla, sino que los capturaban y los mantenían para ocasiones de sacrificios rituales[cita requerida], o comérselos en festivos banquetes. De ahí que las prácticas europeas en la guerra adquirieran un carácter más brutal.

Pero el factor decisivo en la derrota de las civilizaciones americanas fue el colapso demográfico. Entre los investigadores y sectores sociales no hay consenso sobre las causas de ese colapso, atribuyéndolos unos a un genocidio, otros a la introducción de nuevas enfermedades y un tercer grupo a una combinación de ambas causas. El investigador norteamericano H. F. Dobyns[8]​ ha calculado que un 95% de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón. Por su parte, Cook y Borak, de la Universidad de Berkeley, establecieron luego de décadas de investigación, que la población en México disminuyó de 25,2 millones en 1518 a 700 mil personas en 1623, menos del 3% de la población original.[9]​ En 1492 España y Portugal juntas no superaban los 10 millones de personas.[10]

Hay un cierto consenso en considerar que el colapso demográfico de la población original de América fue la causa principal de su derrota militar. Steven Katz ha dicho al respecto:

Muy probablemente se trata del mayor desastre demográfico de la historia: la despoblación del Nuevo Mundo, con todo su terror, con toda su muerte.[11]

El historiador estadounidense Charles Mann dice que España "no habría vencido al Imperio (Azteca) si, mientras Cortés construía las embarcaciones, Tenochtitlán no hubiera sido arrasada por la viruela en la misma pandemia que posteriormente asoló el Tahuantinsuyu... La gran ciudad perdió al menos la tercera parte de población a raíz de la epidemia, incluido Caitlahuac".[12]

Algo similar sucedió con el Imperio Inca, derrotado por Francisco Pizarro en 1531. La primera epidemia de viruela fue en 1529 y mató entre otros al Emperador Huayna Cápac, padre de Atahualpa. Nuevas epidemias de viruela se declararon en 1533, 1535, 1558 y 1565, así como de tifus en 1546, gripe en 1558, difteria en 1614 y sarampión en 1618.[13]​ Dobyns estimó que el 90% de la población del Imperio Inca murió en esas epidemias.

Autores como Jared Diamond resumen las causas de la victoria de Pizarro (paradigma de la conquista española) en "tecnología militar basada en armas de fuego y acero y caballos, enfermedades infecciosas endémicas en Eurasia, tecnología marítima europea, la organización política centralizada de los Estados europeos, y en la escritura".[14]​ En este último sentido, Diamond explica que los errores de juicio de Atahualpa y Moctezuma, que les llevaron a ser engañados por los españoles se debían a que éstos pertenecían a una sociedad alfabetizada que, gracias a la escritura, tenía a su disposición un enorme corpus de conocimiento sobre el comportamiento humano y su historia, algo de lo que carecían las naciones americanas. Con respecto a las afirmaciones de Jared Diamond, hay que tener en cuenta que las sociedades mesoamericanas habían descubierto la escritura varios milenios antes de la llegada de los españoles.

Factores que favorecieron a la conquista española

La Colonización europea de América se inicia a finales del siglo XV luego de que Cristóbal Colón llegara en 1492 con el mecenazgo de la Corona de Castilla. A partir de ahí, el Imperio Español, el Imperio Portugués, el Imperio Británico, Francia y Holanda, conquistaron y colonizaron algunos territorios y poblaciones que ya habitaban el continente.

El Imperio Español y el Imperio Portugués fueron los primeros en realizar la conquista, y se asentaron principalmente en Norteamérica, Centroamérica y en el área andina de Sudamérica (imperios Azteca e Inca, respectivamente).

España fue la potencia que mayor presencia colonial impuso en América. Tomó posesión por la fuerza de los dos grandes imperios existentes en América en ese momento: en América del Norte llegó a apropiarse de el Imperio Azteca, en el actual México, estableciéndose en sus ciudades. A partir de ahí controló una gran parte de América Central: desde la zona andina de América del Sur hasta la zona central de la actual Chile, incluyendo al Imperio Incaico en el actual Perú. En el Caribe, dominó sobre todo Cuba, La Española, Puerto Rico, Jamaica, incluyendo a la península de Florida dentro de sus posesiones caribeñas.

Portugal se apropió de la mayor parte de la franja costera atlántica de la parte norte de América del Sur, que más tarde originaría el Estado de Brasil.

Inglaterra estableció trece colonias en la franja costera atlántica norteamericana, además de algunas islas caribeñas y parte de Canadá.

Francia ocupó la actual Guayana Francesa en Sudamérica (aún bajo su dominio), Louisiana en el Golfo de México, algunas islas del Caribe, y la región canadiense de Quebec.

Holanda estableció colonias en Norteamérica (Nueva Amsterdam que luego sería Nueva York), norte de América del Sur (Guyana holandesa hoy Surinam) y algunos asentamientos en islas caribeñas (Antillas Neerlandesas y Aruba).

Véase también

Referencias

  1. Sahagún, Fray Bernardino de, Historia general de las cosas de Nueva España, T I, pag. 29
  2. Mann, Charles (2006). 1491; Madrid:Taurus, pag. 179-180
  3. De las Casas, Bartolomé. Brevísima relación de la destrucción de las Indias. (ver texto)
  4. Mann, Charles (2006). 1491; Madrid:Taurus, pag. 178
  5. Mann, Charles (2006). 1491; Madrid:Taurus, pag. 178
  6. Mann, Charles (2006). 1491; Madrid:Taurus, pag. 123
  7. Mann, Charles (2006). 1491; Madrid:Taurus, pag. 123
  8. Dobyns, H. F. (1983). Their number become thined: Native American population dynamics in Eastern North America, Knoxville (Tenn.), University of Tennesee Press.
  9. Cook, S. F. y W. W. Borah (1963), The indian population of Central Mexico, Berkeley (Cal.), University of California Press
  10. Mann, Charles (2006). 1491; Madrid:Taurus, pag. 136
  11. Katz, S. T. (1994-2003). The Holocaust in Historical Context, (2 vols.), Nueva York, Oxford Universtity Press
  12. Mann, Charles (2006). 1491; Madrid:Taurus, pag. 179-180
  13. Mann, Charles (2006). 1491, Madrid, Taurus, pag. 133
  14. Jared Diamond, Guns, germs and steel, 1997, ISBN 0-09-930278-0, pg. 80.

Bibliografía

  • Conquistadores, Michael Wood (BBC Books, 2000).
  • Los Conquistadores, Hammond Innes (Penguin, 2002).

Enlaces externos