Tratado de Alianza Defensiva

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El Tratado de Alianza Defensiva, también conocido como Pacto Secreto Perú-Bolivia o Tratado Riva Agüero-Benavente, fue un acuerdo internacional que, dada la coyuntura que se presentó por aquellos años en relación a los recursos naturales en el desierto de Atacama, suscribieron el Perú y Bolivia —mediante sus representantes, José de la Riva Agüero y Looz Corswarem y José de la Cruz Benavente, de manera respectiva— en Lima el 6 de febrero de 1873. Este tratado se mantuvo secreto hasta 1879. La alianza entre Perú y Bolivia terminó en 1880, tras la batalla del Alto de la Alianza en Tacna, Perú, durante la Guerra del Pacífico, pero su influencia continuó en las negociaciones de paz entre los países de la región.

En 1872, antes de su celebración, los países de la región mantenían diferencias entre sí: Argentina con Bolivia por Tarija y el Chaco; Argentina con Brasil por Misiones, llamado en Brasil «Paraná de las Palmas»; Argentina con Chile por la Patagonia; Bolivia con Brasil por el Acre; Bolivia con Chile por la zona de Antofagasta; y Brasil con Perú por el Amazonas. En aquella época, el Perú controlaba el comercio internacional de Bolivia a través del puerto de Arica y aún no habían determinado los límites entre ellos.

Las Repúblicas de Bolivia y Perú, deseosas de estrechar de una manera solemne los vínculos que las unen, aumentando así su fuerza y garantizándose recíprocamente ciertos derechos, estipulan el presente Tratado de Alianza defensiva [...]
Mapa que destaca los cambios territoriales tras la guerra.

Las alianzas antes de 1873

La independencia

Al finalizar la colonia, tanto Chile en 1818 como Perú en 1821 obtuvieron la independencia de la corona española. Soldados argentinos, chilenos, colombianos, peruanos y charquinos integraron un mismo ejército bajo las órdenes de José de San Martín y Simón Bolívar. Las fronteras de las nuevas naciones estaban basadas en los límites del virreinato, que fueron poco detallados. El virreinato del Perú limitaba en Atacama con la capitanía general de Chile. Bolivia fue una nueva república desde el 6 de agosto de 1825 al separase del Perú y del Río de la Plata, independencia que fue reconocida y firmada en el Perú por el ariqueño Hipólito Unanue.[1]

La confederación

El 9 de mayo de 1837, Andrés de Santa Cruz creó la Confederación Perú-Boliviana, para lo cual dividió al Perú en dos estados, apoyado por peruanos que deseaban la reunión del Alto Perú, nombre anterior de Bolivia, con el Perú. La división del territorio peruano y su ocupación por fuerzas bolivianas no fue de agrado de otro grupo de peruanos exiliados en Santiago y Guayaquil. A esto se sumó el apoyo de Santa Cruz a la expedición Freire para desestabilizar el gobierno de Chile. En Chile se organizaron las campañas restauradoras, una alianza conformada en su mayoría por chilenos junto a los peruanos independentistas. La Confederación fue derrotada el 20 de enero de 1839 por el Ejército Unido Restaurador en Yungay en el Departamento de Huaylas.[2]

Guerra entre Perú y Bolivia

En 1841, Agustín Gamarra, presidente del Perú, intentó anexar Bolivia, el Alto Perú colonial, lo que le costó la vida el 18 de noviembre de 1841. El ejército de Bolivia, al mando del general José Ballivián, ocupó las provincias peruanas de Tarapacá, Tacna y Arica. La retirada de las tropas bolivianas del Perú se lograría por las victorias peruanas. Al final de la contienda se firmó el Tratado de Puno el 7 de junio de 1842.

Guerra contra España

En 1862, España envió una expedición científica y diplomática a recorrer la costa americana desde Brasil hasta California. Mientras los barcos españoles se encontraban en el Pacífico, se produjo un incidente diplomático con Perú que desembocó en la ocupación de las peruanas islas Chincha. El conflicto degeneraría en una guerra abierta entre Chile, Perú, Bolivia y Ecuador por un lado y España por el otro. El 14 de enero de 1865, se firmó el Tratado de Alianza ofensiva y defensiva, celebrado entre las Repúblicas de Perú y Chile, firmado por el secretario de relaciones exteriores del Perú, Toribio Pacheco, y el ministro plenipotenciario de Chile, Domingo Santa María.[3]​ El combate del Callao del 2 de mayo de 1866 sería la última acción bélica importante de esta guerra, aunque no se firmaría un armisticio hasta 1871.

La explotación de recursos

En 1842 se descubrió el salitre y el guano como fuente de riqueza natural en la costa americana del Pacífico Sur. Esto provocó el poblamiento del desierto con empresas explotadoras chilenas respaldadas por capitales europeos. El 10 de agosto de 1866, Bolivia y Chile firmaron un acuerdo de asistencia, firmantes del denominado Tratado de 1866, donde Chile reconoció la soberanía boliviana a partir del paralelo 24°S, y estableciendo que, desde el paralelo 23°S al 25°S, se compartirían las utilidades mineras. Chile se encargaría de explotar los recursos, cobrando la mitad de los impuestos retenidos a las empresas explotadoras por las aduanas bolivianas, que serían fiscalizadas por chilenos. Este tratado establecía límites definitivos, pero el descubrimiento del yacimiento de plata de Caracoles, Bolivia comenzó un intento de renegociarlos, indicando que la zona de Caracoles no pertenecía al régimen del tratado de 1866. En 1867 se descubrió que el salitre era insumo de la dinamita, y de pólvora para municiones, y como reemplazo del guano. El desierto de Atacama albergaba grandes cantidades de salitre. En 1868, se fundó la Compañía Explotadora del Desierto con capitales chilenos para aprovechar la explotación del salitre. En 1869 inversionistas británicos compraron parte de la compañía. De la exportación del salitre, los dueños obtuvieron grandes beneficios; pero la recaudación boliviana no mejoró. En Bolivia la situación económica no era favorable.[4]

La triple alianza

En 1870 concluyó la guerra de la triple alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay, que culminó con la pérdida de territorios de este último a favor de los países de la alianza. En 1871, Paraguay seguía ocupado militarmente y los tratados producto de la guerra aún no se firmaban. Bolivia indicaba que se habían vulnerado sus dominios en el Chaco y un tratado que delimitaba esta región con Argentina aún no había sido firmado. En 1872 Bolivia ocupó el Chaco nombrando un jefe político militar creando el "Distrito Territorial del Gran Chaco". En respuesta, el nuevo ministro Carlos Tejedor de Argentina anexó todo el Chaco a su país. En mayo de 1872, una fuerza boliviana se internó hasta "Palo Santo" en Argentina donde fue derrotada. El 29 de agosto de 1872, se realizó un acuerdo preliminar que postergó el trazado de fronteras entre Argentina y Bolivia.[5]


La necesidad de una alianza

En Bolivia

General Mariano Melgarejo

Durante el gobierno del dictador Mariano Melgarejo, se realizaron concesiones a empresas chilenas en territorio boliviano. Pero Melgarejo fue derrocado por Agustín Morales el 15 de enero de 1871.

Las concesiones fueron anuladas en agosto de 1871 y Agustín Morales envió a Rafael Bustillos a renegociar con Chile el acuerdo de asistencia de 1866, sin resultados. En noviembre de 1871, Rafael Bustillos se enteró de que el navío "Tomé" iba a salir rumbo a Antofagasta con el fin de derrocar a Agustín Morales, pidiendo al gobierno chileno que lo detuviera, lo cual logró. Nuevamente en agosto de 1872, Quintín Quevedo, general que apoyó el regreso de Melgarejo al poder, organizó una expedición que salió desde Valparaíso con el fin de derrocar a Morales, pero el pedido de Bustillos por detener en Chile la expedición no tuvo acogida. La expedición llegó a Antofagasta donde fue disuelta por el prefecto de Cobija. Quevedo, se refugió en la corbeta Esmeralda que se encontraba patrullando la zona, bajo el mando de Patricio Lynch, quien lo trasladó al Perú.

Bustillos pidió explicaciones al gobierno de Chile por no haber acogido su pedido pero no tuvo respuesta. El presidente Morales recibió informes del apoyo de capitalistas chilenos y extranjeros a la expedición de Quevedo para que, con el retorno de Melgarejo, recibieran concesiones e intercambios territoriales.[6]

En Bolivia se temía la ocupación militar chilena de sus costas y pidió al Perú su mediación. Así, el presidente Manuel Pardo comunicó a Chile su intención de intervenir si Chile ocupaba la costa de Bolivia. En noviembre de 1872, Bolivia propuso al Perú el tratado de alianza defensiva que no tuvo acogida inicial.[7]

En 1872, Chile intentó comprar a Bolivia la región en cuestión, pero no tuvo éxito.[4]

El 8 de noviembre de 1872, la Asamblea Nacional de Bolivia, bajo la presidencia de Tomás Frías, brindó permisos a la marina del Perú a navegar por sus costas y autorizó al presidente de Bolivia a declarar una guerra si recibía agresión de otro país. Bolivia no contaba con una escuadra.

El 6 de febrero de 1873, Bolivia y Perú firmaron una Alianza Defensiva, donde se debían asistencia en caso de agresión externa, en salvaguarda de los recursos de Atacama.

Articulo I.- Las altas partes contratantes se unen y ligan para garantizar mutuamente su independencia, su soberanía y la integridad de sus territorios respectivos, obligándose en los términos del presente tratado a defenderse de toda agresión exterior, bien sea de uno u otros Estados independientes, o de una fuerza sin bandera que no obedezca a ningún poder reconocido.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

En el Perú

Mapa del Perú en 1865.

En 1868, durante el gobierno de José Balta, se inició el proyecto de ampliación de los ferrocarriles obteniendo crédito con base en la producción del guano concedido a Augusto Dreyfus. Sin embargo, en 1870 los ingresos decayeron por la competencia del salitre de Tarapacá. Los préstamos realizados y la venta del guano aún sin explotar, no habían cubierto las inversiones.

En agosto de 1872, fracasó la expedición de Quintín Quevedo en Antofagasta.

El 31 de agosto de 1872, el gobierno del Perú recibió una carta del doctor Daniel Ruzo, delegado fiscal en Londres, informando de la construcción de dos blindados y de rumores de una alianza entre Chile y Bolivia por la cual Bolivia cedería a Chile Mejillones, a cambio de entregarles Moquegua, y sus puertos de Ilo y Arica, a Bolivia. El 4 de octubre de 1872, José de la Riva Agüero hizo de conocimiento de ello al consejo de ministros del Perú, viendo con beneplácito las informaciones de Daniel Ruzo.[8]

El 19 de noviembre de 1872, el presidente Manuel Pardo creó el Departamento de Tarapacá que lo separaba de Chile el desierto de Atacama, cuyos recursos eran poco defendibles por una inexistente escuadra boliviana. Con los informes de Daniel Ruzo sobre los blindados y Moquegua, Pardo decidió apoyar a Bolivia y además unir fuerzas con Argentina, países con los cuales Chile mantenía diferendos.

Para sostener las inversiones en la construcción de ferrocarriles, el gobierno peruano intervino la producción de salitre en Tarapacá, monopolizando su comercio durante el gobierno de Manuel Pardo en 1873 con el fin de limitar su producción en beneficio del precio del guano. También el gobierno peruano arrendó la región de El Toco en Tocopilla por veinte años, siendo la Compañía de Salitres de capitales chilenos la única competencia del monopolio peruano en el salitre.[6]

El 18 de enero de 1873, se emitió una ley disponiendo el estanco del salitre en la República Peruana ,[9]​ lo que obligaba a los explotadores del salitre a vender obligatoriamente toda la producción de salitre al estado peruano al precio de dos soles y cuarenta centavos.

Perú y Chile no eran países limítrofes. En el Perú se tenía el temor de un Chile expansionista que, si invadiese Antofagasta, podría ampliarse a Tarapacá ,donde también se explotaba el salitre. El congreso aprobó los gastos en armamentos, pero no se contaba con caja para ellos por lo que no se realizaron.[7]

El Perú también temía que Chile y Bolivia iniciaran una alianza puesto que Chile apoyaba la expedición de Quintín Quevedo en 1872 y el regreso del dictador Mariano Melgarejo con quien Chile había firmado el Tratado de 1866. Una posible invasión chileno-boliviana al sur peruano significaría la entrega de Atacama y Tarapacá a Chile, y la entrega de Arica a Bolivia, bahía que desde la colonia fue el puerto natural de Potosí, Bolivia. El Perú prefiere que Bolivia sea su aliado, para evitar que la nación altiplánica firme una alianza con Chile.

El 6 de febrero de 1873, Bolivia y Perú firman una alianza defensiva, donde se debían asistencia en caso de agresión, y en julio de 1873 se intenta incluir a Argentina.

El congreso peruano lo aprueba el 22 de abril de 1873 y el presidente lo ratifica el 30 de abril de 1873.

La expansión de la alianza

Con Argentina

Artículo X.- Las altas partes contratantes solicitarán separada o colectivamente, cuando así lo declaren oportuno por un acuerdo posterior, la adhesión de otro u otros estados americanos al presente tratado de alianza defensiva.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

El 20 de mayo de 1873, el ministro de Relaciones Exteriores, José de la Riva Agüero y Looz Corswarem, encomendó a Manuel Yrigoyen Arias, canciller en Argentina, Brasil y Paraguay, buscar la adhesión de Argentina a la Alianza sobre la base de que Bolivia no podría resistir una invasión de Chile. Le hizo notar que el tratado prevenía la guerra y que utilizaba el arbitraje como medio para establecer límites. A esa fecha, Bolivia aún no había aprobado el tratado de la alianza.[10]

El 16 de junio de 1873, los gobiernos de Bolivia y Perú canjearon el tratado con la aprobación de sus congresos. Después, el 10 de julio siguiente, el canciller Manuel Yrigoyen inició las conversaciones con Argentina, realizando reuniones secretas con el canciller argentino Carlos Tejedor. El 4 de agosto de ese año, el gabinete argentino se reunió para determinar su adhesión a la alianza.

Argentina entonces contaba con tres corbetas de madera: la Uruguay, la Constitución y Los Andes, al mando de un coronel de caballería. En Argentina hubo oposición inicial de participar en la alianza, puesto que se mantenían reclamos con Bolivia sobre Tarija y el Chaco, aunque también debía enfrentar el arbitraje pedido por Chile por la Patagonia y la posible amenaza de guerra con Brasil por Misiones. Estos antecedentes llevaron al presidente Domingo Faustino Sarmiento a colocar la alianza en la agenda del congreso, siendo aprobada por la Cámara de diputados, autorizándose a gastar seis millones de pesos en armamentos. Este gasto sería aprobado en primera instancia en el Senado. Luego de eso, el canciller argentino Carlos Tejedor propuso a Manuel Yrigoyen Arias integrar la alianza si se resolvían los problemas limítrofes con Bolivia, además de no incluir el tratado de 1866 como casus foederis.

El 6 de agosto de 1873, el ministro de Relaciones Exteriores del Perú José de la Riva Agüero y Looz Corswarem envió una nota a su representante en Bolivia para que buscase alguna fórmula de tal manera que fuese Chile quien desconociera el tratado de 1866.

Artículo IV.- Declarado el casus foederis, las altas partes contratantes se comprometen a cortar inmediatamente sus relaciones con el Estado ofensor; a dar pasaportes a sus ministros diplomáticos, a cancelar las patentes de los agentes consulares, a prohibir la exportación de sus productos naturales e industriales y a cerrar los puertos a sus naves.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

El 27 de septiembre de 1873, el diputado argentino Guillermo Rawson envió al senador Plácido Sánchez de Bustamante sus inquietudes. Le informó de la aprobación en la Cámara de diputados y de que la adhesión a este tratado por parte de Argentina sería contra Chile y que podía terminar en una guerra. Rawson acusó al Perú de querer dominar el Pacífico en detrimento de Chile y acusó a Bolivia de haber usurpado el Chaco y Tarija desde 1826. Rawson también acusó a Chile de querer ocupar todo el estrecho de Magallanes. Si Chile atacaba a Argentina, tendría que esperar a que la alianza la reconociera como casus foederis para proteger a Argentina. Si Chile atacaba a Bolivia, irían a la guerra sin patriotismo, ya que no era su guerra. Rawson manifestó que Argentina debería de abstenerse de intervenir en las relaciones de otros estados.[11]

Bolivia rechazó el pedido de incorporar el tema de Tarija en la alianza, por lo que, en octubre de 1873, Argentina cambió de propuesta y pidió incorporar a Chile a la alianza o formar una alianza únicamente con Argentina y Perú. El gobierno del Perú desestimó la propuesta porque una alianza de ese tipo no le sería útil, puesto que el interés peruano era defender los recursos naturales en la frontera con Bolivia;[7]​ por otro lado, tendría que disponer de su armada y de su ejército si Argentina entraba en guerra con Chile.

El senado argentino demoró en tomar la decisión sobre la adhesión a la alianza. Mientras Tejedor e Yrigoyen discutían el deseo argentino de que los bolivianos renunciaran al reclamo limítrofe sobre Tarija, Bolivia cambió de rumbo en su política internacional debido a que la inclusión de Argentina estaba representando mayores conflictos para Bolivia. De esa manera, en vez de renunciar a sus derechos sobre Tarija y el Chaco, Bolivia prefirió acercarse a Chile antes de a la alianza.

En febrero de 1874, el canciller boliviano Mariano Baptista rechazó el uti possidetis propuesto por Argentina para resolver sus diferendos. En junio de 1874, Tejedor dio por concluidas la negociaciones y en septiembre de 1874 Yrigoyen renunció a su cargo.

Contra Chile

El congresista chileno Guillermo Blest Gana fue informado por un diputado argentino de la Alianza, pero no obtuvo mayores detalles.[12]

Contrario al acuerdo celebrado en la triple alianza al final de la guerra, Brasil había firmado un tratado con Paraguay sin participar a Argentina, anulando los derechos de Argentina al Chaco boreal, siendo el diplomático brasileño João Maurício Wanderley, el Barón de Cotegipe, el negociador del tratado. Las diferencias entre Brasil y Argentina los encaminaron a evitar que el otro país obtuviera mayor poder. Si bien no existía una alianza entre Chile y Brasil, el acercamiento entre ambos creaba un equilibrio en la región como lo indica el Barón de Cotegipe.[13]

En febrero de 1874, el canciller brasileño Barón de Cotegipe se encontraba en Santiago e informó al presidente Federico Errázuriz del Tratado secreto entre Perú, Bolivia y la inclusión de Argentina, aconsejando la preparación para la guerra. La posible unión de sus vecinos limítrofes, Bolivia y Argentina, así como la intervención del Perú en esta Alianza fue considerado como una entente ofensiva contra Chile, agravado por su estatus de secreto.[12]

A diferencia de Bolivia y Perú, Chile no tenía grandes recursos, excepto los que explotaba en Tarapacá y Antofagasta. El nitrato extraído y exportado por las empresas chilenas era conocido en Europa como «Salitre de Chile» aun cuando no se explotaba en su territorio. Chile también se encontraba en una crisis financiera y la anexión de la zona salitrera significaría prosperidad para el país y las empresas explotadoras.

Sin Brasil

En septiembre de 1873, Guillermo Blest Gana, ministro chileno de origen brasileño, viajó a Río de Janeiro para convencer a Brasil de formar una alianza en vista de la que se estaba formando entre Argentina, Bolivia y Perú. Sin embargo, no obtuvo resultados satisfactorios. Lo mismo realizó el ministro Domingo Santa María en abril de 1874, también sin resultados.

En junio de 1874, Manuel Irigoyen se entrevistó con el Vizconde de Caravellas, Ministro del Brasil, informándole sobre el Tratado de la Alianza que estaba conformándose entre el Perú, Bolivia y Argentina; pero que no era para enfrentar al Imperio del Brasil, sino que su objetivo era preservar los recursos en la costa boliviana. El Vizconde de Caravellas le respondió que conocía del tratado pero que ignoraba que Argentina ya lo había aprobado. Además le aseguró que Brasil no intervendría en asuntos de otros países.[8]

El tratado fuera de la alianza

La ley del estanco del salitre resultó ser perjudicial para los inversionistas chilenos quienes ya no podrían cobrar las letras europeas por venta del conocido «Salitre de Chile» explotado en Tarapacá. Tuvieron que migrar a Antofagasta. La situación desfavorable para las empresas explotadoras chilenas y, además, el conocimiento de las negociaciones para la formación de la Alianza, conllevaron al ministro chileno Carlos Walker Martínez a celebrar con Bolivia el tratado de 1874 que ratificó el paralelo 24ºS como límite entre ambos países, la repartición de tributos recaudados por las aduanas entre el 23ºS y el 25ºS y el comercio libre de productos chilenos y bolivianos en la zona. Además, Bolivia no podría incrementar los impuestos a personas chilenas durante 25 años y, en caso de controversia, recurrirían a un arbitraje.

El 6 de agosto de 1874, se firmó el tratado Baptista-Walker Martínez. Este debió ser de conocimiento del Perú, según lo indicaba el Tratado de 1873. En Bolivia se prefirió afianzar este acercamiento con Chile.[14]

Artículo VIII.- Las altas partes contratantes se obligan también (III) A no concluir tratados de límites o de otros arreglos territoriales, sin consentimiento previo de la otra parte contratante.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

En el Perú se dejó de buscar la incorporación de Argentina y, como los asuntos chileno-bolivianos estaban resueltos, dejó de preocuparse por una carrera armamentista.[7]

La alianza innecesaria

En 1874 la Alianza ya no era necesaria, porque Bolivia y Chile habían resuelto sus problemas de recursos y fronterizos mediante el Tratado de límites de ese año, que establecía en su artículo IV que «las personas, industrias y capitales de chilenos no quedarán sujetos a más contribuciones de cualquier clase que sean a las que al presente existen». El pacto continuaba siendo desconocido para muchos bolivianos y peruanos.[15]

Para obtener mayores ingresos en su caja, el Perú nacionalizó todas las empresas explotadoras en Tarapacá en 1875. Los problemas económicos continuaron en el Perú, el estanco al salitre no los resolvió, así que el 28 de mayo de 1875 se emitió una ley derogando leyes que establecieron el Estanco del Salitre y los supremos decretos expedidos para su ejecución[16]​ y se emitió una nueva ley que prohibía la adjudicación de terrenos salitreros y que autorizaba un préstamo para comprar los terrenos en operación a las empresas explotadoras. Las empresas chilenas en Tarapacá estaban incrementando su número.

El 6 de febrero de 1877, el Perú decidió proponer una comisión para enviarla a Bolivia con el fin de demarcar los límites entre Perú y Bolivia.[17]

Previamente, el 5 de febrero de 1877, se había aprobado el Tratado de amistad, comercio y navegación celebrado entre el Perú y Chile,[18]​ donde se detalla cómo debían conducirse ambos países si entraban en guerra o una guerra con terceras naciones, el arbitraje, las propiedades privadas, los nacionales en el país en conflicto, las deudas, los hospitales, los navíos, los bloqueos, el contrabando de guerra; sin embargo, no se realizaron los canjes.

La alianza como amenaza

Argentina y Chile mantenían una disputa por la Patagonia, el estrecho de Magallanes, Tierra del Fuego y sus islas, así como salidas a ambos océanos de ambos países.

En 1873, el presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento propuso una ley que disponía la Patagonia como argentina, pero no se consolidó ante la protesta de Chile al legislar sobre un territorio no reconocido.

En 1874 el presidente de Chile, Federico Errázuriz Zañartu, intentó negociar con el presidente argentino Domingo Sarmiento; ambos acordaron ir a un arbitraje, negociaciones que, finalmente, fracasaron repetidas veces.

La situación se agravó en 1878 cuando el navío francés Jeanne-Amélie y el navío estadounidense Devonshire transportaban guano con permiso argentino para atravesar el estrecho, pero las naves fueron detenidas por el navío chileno Magallanes.

Argentina envió buques de guerra a la zona en conflicto y Chile también se preparó para la guerra, pero la mediación estadounidense calmó los vientos de guerra. En Argentina se notaba la corriente nacionalista y antichilena con el fin de no ceder territorio.[13]

Las negociaciones fueron reiniciadas por iniciativa de Chile. El gobierno chileno había instruido a sus enviados a resolver la disputa de la manera más rápida posible, lo que permitió una coexistencia pacífica de tal manera que Argentina no integrase la Alianza Perú-Boliviana. El tratado reconocía la jurisdicción argentina hacia el Atlántico y la chilena hacia el Pacífico del estrecho de Magallanes y proponía un tribunal mixto para los temas pendientes, entre ellos la definición de límites.

En 6 de diciembre de 1878, Sarratea y Fierro llegaron a un acuerdo. El congreso argentino recién lo podría refrendar en mayo de 1879 cuando iniciara sus sesiones. Sin embargo, la prensa argentina tenía una postura antichilena y proboliviana además de encontrarse una facción antichilena en el congreso por la incursión de la nave chilena en aguas australes. Esta facción también buscaba obtener ventajas del conflicto del Pacífico, si Chile iba a una guerra al norte.[19]

Antes de sesionar el congreso argentino en 1879, Chile declaró la guerra al Perú. Argentina se mantuvo neutral y decidió no obtener ventajas de ello. Además, Argentina reconocía como amenazas el poder naval superior de Chile y el temor a una alianza de Chile con Brasil.[20]

La alianza en guerra

Los diez centavos

En la década de 1860 los capitales anglo-chilenos de Agustín Edwards Ossandón y la Casa Gibbs crearon la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, sucesora de Melbourne Clark y Cía, que consiguió el monopolio de la explotación del salitre en 1868 del presidente Melgarejo de Bolivia, quien necesitaba recursos para su gobierno, y así pagarle un arriendo. Este acuerdo sería anulado por el Congreso de Bolivia luego de ser derrocado Melgarejo.

El 27 de noviembre de 1873, la Compañía de Salitres firmó un acuerdo con el gobierno que le autorizaba a explotar libre de derechos por 15 años desde la bahía de Antofagasta hasta Salinas, incluyendo el Salar del Carmen.

El Congreso boliviano no ratificó el acuerdo puesto que su principal preocupación era el afinar el nuevo acuerdo con Chile de 1874.

En 1876 Hilarión Daza ascendió al gobierno de Bolivia.

En febrero de 1878 recién el Congreso de Bolivia ratificó el acuerdo con la Compañía de Salitres a condición de que se pagaran 10 centavos por quintal. Según la constitución boliviana, los acuerdos entre particulares y el gobierno debían ser refrendados por el Congreso.

Los empresarios de la Compañía pidieron apoyo al gobierno. El impuesto no era elevado para ellos, pero concluyeron que, si se aceptaba el impuesto, se crearía un precedente pudiendo crear otros impuestos e inclusive nacionalizar el salitre como lo había hecho el Perú. Para Chile primaba el Tratado de límites de 1874.

El gobierno de Chile prefirió negociar el impase. La crisis económica en Chile en esos días era producto de las inundaciones en el sur, la caída del comercio exterior, la alta desocupación y otro impase con Argentina por el tema de la Patagonia, que podría aliarse a Bolivia y Perú en una guerra contra Chile.[6]

La Compañía del Salitre y Ferrocarril de Antofagasta se negó a pagar, puesto que estaba fuera del convenio de 1874. Los dueños, chilenos y británicos, influyeron en el presidente Aníbal Pinto para tomar acción, pues se estaba violando este acuerdo, pudiendo afectar inclusive al desconocimiento del paralelo 24ºS.[4]

La suspensión del impuesto de 10 centavos, la anulación del contrato con la Compañía del Salitre y Ferrocarril de Antofagasta y el remate de esta por parte de Bolivia para cobrar los impuestos impagos desde febrero de 1878, marcó el fin del Tratado de límites de 1874 para Chile.

Los deudores

A inicios de 1870, Agustín Edwards Ossandón era el primer capitalista de Chile, dueño del 42% de la Compañía de Ferrocarril y Salitre de Antofagasta S.A., prestamista a través del Banco A. Edwards y Cía. Además, diputado entre 1871-1876 y senador entre 1876-1878. Entre sus deudores se encontraban dos presidentes: Mariano Ignacio Prado y Aníbal Pinto. Su viuda, Juana Ross de Edwards, condonó la deuda que tenía pendiente Aníbal Pinto con el Banco A. Edwards y Cía en 1881.[21]

Mariano Ignacio Prado tenía en arriendo perpetuo una propiedad del chileno Guilermo Gibson. Esta hacienda, llamada Maquehua, se encontraba en el río Carampangue, en Arauco, Chile. Prado pagaba 50 centavos por cada tonelada de carbón. Al fallecimiento del propietario, en 1877, Prado compró subvaluado el fundo Maquehua a la familia de Guilermo Gibson, quien era cuñado y deudor de Agustín Edwards Ross, diputado chileno.[22]​ Durante la guerra, su hijo Leoncio Prado fue fusilado el 15 de julio de 1883 por el ejército de Chile en Huamachuco.

La alianza ya no es secreta

Con el fin de resolver el problema entre Bolvia y Chile, el Perú nombró como Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario al embajador José Antonio de Lavalle, quien había llegado de Europa, con la finalidad de dar las garantías que el caso ameritaba al Gobierno de Chile y mediar en el conflicto suscitado por la Asamblea Constituyente de Bolivia, al crear un impuesto de diez centavos al quintal de salitre exportado por la chilena Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta y que Chile consideraba violatorio del Tratado de Límites de 1874, suscrito entre La Paz y Santiago.

La intervención peruana en el diferendo boliviano-chileno, que no era territorial sino un problema de aplicación de tributos, fue para mediar en calidad de árbitro, procedimiento contemplado en las cláusulas complementarias del Tratado de 1874.

En esta visita, el gobierno chileno denunció la existencia del Tratado del 6 de febrero de 1873, firmado entre Bolivia y Perú, de carácter secreto, que denominaron ofensivo contra Chile. No obstante, según el historiador peruano Jorge Basadre, el tratado no tuvo tal carácter de secreto, pues el gobierno chileno conoció de su existencia el mismo año en que fue firmado, pese a lo cual afirmó conocerlo recién en 1879.[23]

Según el Tratado de 1873, el problema de impuestos entre Chile y Bolivia no se encontraba entre las causales de su aplicación.

Artículo II.- La Alianza se hará efectiva para conservar los derechos expresados en el artículo anterior, y especialmente en los casos de ofensa que consistan: (I) En actos dirigidos a privar a algunos de las altas partes contratantes de una porción de su territorio, con ánimo de apropiarse su dominio o de cederlo a otra potencia. (II) En actos dirigidos a someter a cualquiera de las altas partes contratantes a protectorado, venta o cesión de territorio, o establecer sobre ella cualquier superioridad, derecho o preeminencia que menoscabe u ofenda el ejercicio amplio y completo de su soberanía o independencia. (III) En actos dirigidos a variar o anular la forma del gobierno, la constitución política o las leyes que las altas partes contratadas se han dado o se dieren en ejercicio de su soberanía.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

El 7 de febrero de 1879, el Blanco Encalada bloqueó Antofagasta. El 14 de febrero de 1879, el coronel Sotomayor ocupó Antofagasta y luego Calama. Chile pidió nuevamente revocar el impuesto. El presidente boliviano Hilarión Daza se encontraba en Tacna. Bolivia declaró el 1 de marzo de 1879 la ruptura de comunicaciones con Chile y el embargo de propiedades de ciudadanos chilenos.

Artículo VIII.- Las altas partes contratantes se obligan también: (I) A emplear con preferencia, siempre que sea posible, todos los medios conciliatorios para evitar un rompimiento o para terminar la guerra, aunque el rompimiento haya tenido lugar, reputando entre ellos, como el más efectivo, el arbitraje de una tercera potencia.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

Ante la denuncia del Tratado secreto, la diplomacia peruana, con base en el artículo VIII (I), presionó a Bolivia para que se sometiera al arbitraje de terceros. Chile, siguió movilizando sus tropas por territorio boliviano, no aceptando el arbitraje.

Para el Perú aún quedaba decidir, según el artículo III, si las tropas chilenas en Antofagasta correspondían a una causal para la ejecución del Tratado.

Artículo III.- Reconociendo ambas partes contratantes que todo acto legítimo de Alianza se basa en la justicia, se establece para cada uno de ellos, respectivamente el derecho de decidir si la ofensa recibida por la otra está comprendida entre las designadas en el artículo anterior.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

En Chile, las acciones diplomáticas del Perú fueron reconocidas como dilatorias a fin de que la Alianza se organizase y se preparase para la guerra; la búsqueda de un mediador externo no era más que para ganar tiempo en la preparación de los ejércitos aliados.

La activación de la alianza

El 5 de abril de 1879, Chile declaró la guerra al Perú. En el Perú se tomó como casus foederis del tratado de 1873 y se activó la Alianza con Bolivia.

Artículo V.- (Declarado el casus foederis) Nombrarán también las mismas partes, plenipotenciarios que ajusten por protocolo, los arreglos precisos para determinar los subsidios, los contingentes de fuerzas terrestres, y marítimas, o los auxilios de cualquier clase que deben procurarse a la república ofendida o agredida; la manera como las fuerzas deben obrar y realizarse los auxilios, y todo lo demás que convenga para el mejor éxito de la defensa. La reunión de los plenipotenciarios se verificará en el lugar que designe la parte ofendida.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

Las amenazas a la alianza

Artículo VII.- Declarado el casus foederis, la parte ofendida no podrá celebrar convenio de paz, de tregua o de armisticio, sin la concurrencia del aliado que haya tomado parte en la guerra.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

El 11 de enero de 1879, se firmó un tratado de comercio para el tránsito libre de las mercaderías bolivianas a través de los puertos peruanos de Arica y Mollendo así como de productos peruanos en Bolivia. Bolivia debía pagar al Perú un arancel de 4% del valor facturado en la importación y exportación de productos y así pagar el servicio prestado por los puertos peruanos.[24]

El 8 de abril de 1879, se hizo público en Bolivia el pacto secreto con el Perú. Ese mismo día, el excónsul de Chile en Bolivia Justiniano Sotomayor, hermano de Rafael Sotomayor Ministro de Guerra de Chile, dirigió a Daza una carta en la que, tras manifestarle que el Perú era el enemigo común de Chile y Bolivia, le insinuó la idea de romper la alianza con el Perú y unirse a Chile obteniendo como compensación a la pérdida de su litoral la anexión de territorio peruano a cuyos puertos sureños llamó los «únicos puertos naturales de Bolivia». Tres días después en otra misiva, Sotomayor insistió ante Daza en sus proposiciones anteriores señalando claramente que la anexión a Bolivia de Tacna y Arica sería la «varita mágica» para el progreso de ese país. En ambos documentos, Sotomayor tuvo especial cuidado en señalar que la opinión pública chilena tenía una mayor antipatía hacia el Perú que hacia Bolivia[25]

El 11 de abril de 1879, Hilarión Daza, presidente de Bolivia, recibió en Tacna al emisario de Chile, Gabriel René Romero, boliviano residente 24 años en Santiago, quien le propuso dejar la Alianza y unirse a Chile, ya que era el Perú quien controlaba su comercio. Bolivia recibiría de Chile los puertos de Ilo y Arica a cambio del ocupado Antofagasta. Mediante un documento secreto de la Cancillería chilena, firmado por el ministro de relaciones exteriores Domingo Santa María, el gobierno chileno había enviado a Gabriel René Moreno las bases del futuro acuerdo entre Chile y Bolivia, las cuales versaban sobre la guerra que se haría al Perú, las anexiones territoriales y reparaciones de guerra que se le impondrían y el apoyo en armamento militar que Chile brindaría a Bolivia aun después de concluida la guerra.

El 21 de mayo de 1879, la marina peruana rompió el bloqueo impuesto por la armada chilena sobre el puerto de Iquique; además llegó el presidente Prado a Arica para organizar el Ejército Aliado. Daza decidió continuar con la alianza e informó al Perú de las propuestas recibidas por Chile sobre Arica.[26]​Además, el gobierno peruano decidió aplicar un subsidio al comercio boliviano por los puertos peruanos.

El Alto de la Alianza

Artículo XI.- El presente tratado [...] Su duración será por tiempo indefinido, reservándose cada una de las partes el derecho de darlo por terminado cuando lo estime conveniente. En tal caso notificarán su resolución a la otra parte, y el tratado quedará sin efecto a los cuatro meses después de la fecha de notificación.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

El 26 de mayo de 1880, tuvo lugar la batalla del Alto de la Alianza en Tacna con la derrota de los aliados y la retirada de las tropas bolivianas de la guerra.

El 7 de junio de 1880, el ejército de Chile ocupó Arica.

Un nuevo intento de reunir a las dos naciones surgió en 1880, bajo los nuevos presidentes del Perú, Nicolás de Piérola, y de Bolivia, Narciso Campero. En plena guerra del Pacífico, acordaron la creación de los Estados Unidos Perú-Bolivianos. La inestabilidad producto de la guerra no consolidó este proyecto.[27]

La alianza se mantiene

Artículo VIII.- Las altas partes contratantes se obligan también: (III) A no concluir tratados de límites o de otros arreglos territoriales, sin consentimiento previo de la otra parte contratante.
Tratado de Alianza Defensiva Perú-Bolivia.

Continuar con la guerra no era beneficioso para Chile, porque debía de cuidar la frontera sur con Argentina, ni para el Perú, pues no tenía recursos para solventar la guerra.

En octubre de 1880, se realizaron las negociacones para la paz bajo los auspicios de los Estados Unidos a bordo del buque "Lackawanna", fondeado en Arica. Chile pidió a los aliados la derogación del pacto secreto y otras concesiones territoriales.

En negociaciones secretas paralelas, Chile ofreció a Bolivia el puerto de Ilo en Moquegua a cambio de Antofagasta. Chile también deseaba obtener Tacna, Arica y Tarapacá del Perú. Bolivia decidió no incumplir los tratados con el Perú.[26]

En marzo de 1882, con el fin de mediar entre los beligerantes, Estados Unidos envió como mediadores a Cornelius Logan a Chile, James R. Partridge al Perú y George Maney a Bolivia. Se iniciaron los tratos con el presidente provisional peruano García Calderón. En ellos, además de Tarapacá, se pedía al Perú la posesión de Tacna y Arica para poder ofrecerla a Bolivia como salida natural al mar y consolidar la presencia de Chile en Antofagasta. Además resguardaba Tarapacá del Perú, ya que limitaría por el norte con Bolivia.[28]

La alianza como amenaza

El 7 de junio de 1880 Chile ocupó Arica.

En octubre de 1880, se realizaron las negociaciones para la paz entre Chile, Bolivia y Perú en Arica bajo los auspicios de los Estados Unidos; estas fracasan, sin embargo. Con el fin de evitar el apoyo argentino a Bolivia y el Perú, el presidente chileno Aníbal Pinto pidió a Estados Unidos, representado por el gobernador Osborn, su mediación para terminar los diferendos que mantenía con Argentina, proponiéndolo como árbitro de los temas pendientes el 15 de noviembre de 1880.

El 17 de enero de 1881, Chile ocupó Lima.

Luego de conocidas en Argentina las victorias chilenas, el gobierno argentino, ordenó alistar el ejército y la armada argentina, la compra de un blindado y material de guerra en Gran Bretaña y también la construcción de un ferrocarril hasta los Andes como vía de abastecimiento logístico militar. Con ello, ambos países rompieron relaciones diplomáticas y se colocaron al borde de la guerra, aceptando la mediación de Osborn y, así, las negociaciones se reiniciaron.[29]

Finalmente, el 22 de octubre de 1881 se firmó en Santiago el Tratado de límites con Argentina, una negociación política favorable a Argentina quien dominará 1 000 000 km² de la Patagonia, aceptando un tratado que reconocía la Real Cédula de Felipe II de 1570 que fusionó Patagonia Oriental con el Río de la Plata;[30]​ mientras Chile estaba en guerra en el norte y, entonces, amenazado con un nuevo frente de guerra.

Chile propendió la neutralidad de Argentina en la Guerra del Pacífico para evitar que firmara el Tratado de Alianza Defensivo que se encontraba estancado en el senado argentino.[31]​ Se estableció como límite la cordillera de los Andes como división de aguas atlánticas y pacíficas.

En 1881, Brasil ocupó Misiones mientras Argentina realizaba negociaciones con Chile.

Cambios territoriales

  • En 1881 la Patagonia oriental es definitivamente parte de Argentina.
  • En 1884 Tarapacá ya es parte de Chile.
  • La Puna de Atacama es dividida entre Chile y Argentina en 1886.
  • Arica, Tacna y Tarata están bajo el dominio de Chile desde 1884 hasta 1925-1929.
  • En 1904 Antofagasta ya es parte de Chile.
  • Tacna y Tarata vuelven a ser peruanas en 1925-1929.
  • Arica es definitivamente chilena en 1929.

Referencias

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  2. Congreso del Perú (1839). «Ley: En reconocimiento a la victoria que obtuvo el Ejército Unido Restaurador en Ancachs, Villa de Yungay, Departamento de Huaylas, Perú» (PDF). www.congreso.gob.pe. Consultado el 15 de enero de 2007. 
  3. Congreso del Perú (1865). «Aprobando Tratado de Alianza ofensiva y defensiva, celebrado entre las Repúblicas de Perú y Chile» (PDF). www.congreso.gob.pe. Consultado el 15 de enero de 2007. 
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  23. Basadre 1998, p. 1677:
    Chile, en efecto, llegó a conocer no sólo la existencia del tratado sino también su contenido a través de varios conductos. Uno fue el ministro en Bolivia, Carlos Walker Martínez, muy ligado por vínculos de familia al canciller boliviano Mariano Baptista y en cuyo libro Páginas de un viaje a través de la América del Sur publicado en 1876 hay una referencia al tratado. Otro fue el ministro en Argentina Guillermo Blest Gana (octubre de 1873). Ahora sabemos, por las revelaciones de Armando Blanlot Holley y por un estudio del historiador chileno Francisco Encina, que Blest Gana obtuvo una copia íntegra del texto; a través de la Legación del Brasil. También ocurrió (según apuntes inéditos de Jacinto Sixto García) que el canciller Riva Agüero comunicó al ministro del Brasil en Lima, Pereira Leal, la existencia del tratado.
  24. Congreso del Perú (1879). «Ley: Tratado de Comercio, Aduanas y protocolo complementario celebrado entre las Repúblicas de Perú y Bolivia» (PDF). www.congreso.gob.pe. Consultado el 31 de enero de 2007. 
  25. documentos citados en "La Guerra de América entre Perú, Chile y Bolivia", 1882, Vol.1 págs. 102-105 por el escritor italiano Tomás Caivano.
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