Teatro Colón

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Teatro Colón
Monumento histórico nacional de Argentina

Fachada sobre la calle Cerrito
Localización
País Argentina
Localidad San Nicolás, Buenos Aires
Ubicación Bandera de Argentina Buenos Aires, Argentina
Coordenadas 34°36′04″S 58°22′59″O / -34.601083333333, -58.383083333333
Información general
Usos Complejo artístico
Estilo ecléctico
Declaración 1991
Inicio 1889
Finalización 1908
Construcción 1908
Capacidad 2487 espectadores sentados
Propietario Ciudad de Buenos Aires
Ocupante Teatro Colón
Altura 28 m
Dimensiones
Diámetro 58 m
Sistema estructural Hormigón
Diseño y construcción
Arquitecto Francesco Tamburini
Promotor Ángelo Ferrari
Contratista Armellini y Pellizzari
Mención Especial de los Premio Konex - 1989
https://teatrocolon.org.ar/
Para el teatro de Bogotá, véase Teatro de Cristóbal Colón

El Teatro Colón es un teatro de ópera de la ciudad de Buenos Aires. Por su tamaño, acústica[1]​ y trayectoria, está considerado uno de los cinco mejores del mundo.[2]

Comparable a La Scala de Milán, a la Ópera Estatal de Viena, a la Ópera Semper de Dresde y la Ópera de París, es índice inequívoco de consagración para quienes se presentan en él y lugar ineludible para los amantes de la música. El Colón ha sido desde siempre un teatro venerado por el público y por los artistas más renombrados.[3]​ A su vez, es sede del Ballet, Coro y Orquesta Estable del Teatro Colón y de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.

A fines del año 2006, el Teatro Colón fue sometido a un profundo proceso de restauración conservativa y modernización tecnológica que le devolvió el brillo original de sus años de esplendor, sin alterar su acústica.[4]​ Fue reabierto el lunes 24 de mayo del 2010, como parte de los festejos del Bicentenario de la Argentina.[5][6]

Orígenes del Teatro Colón

Proyecto original del arquitecto Tamburini (1890), luego modificado.

El Teatro Colón pertenece a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su creación fue una iniciativa del Intendente Torcuato de Alvear en 1886. Tres años más tarde se realizó una licitación pública para su construcción, en la que triunfó la propuesta del músico y empresario de ópera italiano residente en Argentina, Angelo Ferrari (1835-1897), quien acompañó su oferta con un proyecto del arquitecto e ingeniero italiano Francesco Tamburini (1846-1890). El lugar original para construir el teatro era una manzana en el cruce de las avenidas Rivadavia y Entre Ríos pero, como ésta se destinó finalmente al futuro Palacio del Congreso Nacional, se compró la manzana que ocupaba la Estación del Parque del Ferrocarril del Oeste, frente a la actual Plaza Lavalle.

Las obras comenzaron, a cargo de la empresa constructora de los italianos Ítalo Armellini y Francisco Pellizzari. En 1890, cuando la construcción apenas llegaba al primer nivel, falleció Tamburini, por lo que se hizo cargo de la continuación su colaborador, el arquitecto italiano Vittorio Meano (1860-1904), formado en Turín. En 1892 Meano introdujo cambios notables en el proyecto y continuó dirigiendo la obra, de lenta ejecución, hasta su asesinato en 1904. Asumió entonces la dirección su discípulo belga Jules Dormal (1846-1924), a quien se deben las terminaciones interiores de refinada calidad y rica ornamentación.

Los sucesivos arquitectos conciliaron en su diseño estilos tan disímiles como el ático-griego, que predomina en el exterior y, en palabras de Meano, "los caracteres generales del Renacimiento italiano, la buena distribución y la solidez propias de la arquitectura alemana, y la gracia, variedad y bizarría de ornamentación asociadas a la arquitectura francesa", hasta conformar un admirable ejemplo del estilo ecléctico del siglo XIX. Si bien el proyecto original de Tamburini era claramente Segundo Imperio, muy influido por la Ópera Garnier, Meano lo cambió al estilo italianizante y Dormal le dio detalles art nouveau.

Luego de casi veinte años de construcción, el edificio fue finalmente inaugurado el 25 de mayo de 1908 con una puesta de Aída, de Verdi, con Lucia Crestani y Amedeo Bassi en los papeles principales. Sin embargo, se siguió trabajando en detalles y en los interiores hasta después de 1910.

En rigor, la importancia urbana del Colón excede el marco de una sala de espectáculos para figurar, junto con el Palacio del Congreso y la Casa Rosada, entre los edificios históricos más representativos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El edificio

El edificio ocupa 8200 metros cuadrados –con una superficie total de 58.000 m²– en el predio delimitado por las calles Tucumán, Libertad, el pasaje Arturo Toscanini y la calle Cerrito (Av. 9 de Julio).

La sala principal -una de las mayores del mundo- tiene 32 metros de diámetro, 75 de profundidad y 28 de altura en un entorno de estilo ecléctico, que combina el neorrenacentismo italiano y el barroco francés, con una rica decoración en dorado y escarlata. Dividida en siete niveles, tiene capacidad para 2487 espectadores sentados y alcanza los 3000 si se incluyen los parados. El escenario tiene 35 metros de profundidad por 34 de ancho y la boca de escena es una de las más grandes en los teatros con forma de herradura a la italiana.

La cúpula original de Marcel Jambon donde también colaboró el pintor argentino Casimiro Mella, se dañó con filtraciones de humedad después de un baile de carnaval en los años 30 y fue pintada nuevamente en 1966 por Raúl Soldi. El diseño con motivos musicales rodea la araña central, de 7 metros de diámetro con 700 bombitas eléctricas.

Rodean la sala el gran hall de entrada (Foyer), el Salón Dorado, el Salón de los Bustos, el Salón Blanco y el Museo que alberga los trajes utilizados por algunas de las figuras que pasaron por el teatro.

El Instituto Superior de Arte, la biblioteca, el Centro de Experimentación Musical y los talleres conforman dependencias extraordinarias que diferencian al Teatro Colón de otros teatros del mundo ya que la mayoría de los telones, elementos escenográficos, vestuario y todo lo necesario para una puesta en escena completa se construyen en el mismo edificio. Tanto el instituto como los talleres y los cuerpos estables de coro, orquesta y ballet son un semillero de talentos que han dado prueba de la capacidad profesional y artística de sus egresados y empleados.

La entrada

La entrada principal se encuentra sobre la calle Libertad, bajo una marquesina de hierro forjado, y conduce a un gran foyer adornado por columnas con basamento de mármol rojo de Verona, recubiertas de estuco para imitar el mármol botticino y con aplicaciones de estuco dorado.

El hall, de 14 metros por 28, está coronado por un luminoso vitral en forma de cúpula a 25 metros del suelo, realizado por la casa Gaudin de París. El piso, con diseño de guardas y motivos decorativos, está cubierto por teselas de gres de forma irregular.

La escalinata de entrada, construida en mármol de Carrara, está flanqueda por dos cabezas de león talladas en piezas únicas. Mármoles amarillos y rosados de Siena y Portugal dan distintos matices de color y textura a la balaustrada. Sucesivas escalinatas, enmarcadas en vitrales de Gaudin, llevan a los niveles superiores.

La sala

Interior del escenario.

Está construida con curva "a la italiana", en forma de herradura algo alargada, tiene 75 metros de largo total, con 38 metros desde el fondo de la platea hasta el telón. La sala reúne las características ideales de la resonancia italiana y la claridad francesa, rasgo que ha convertido al Teatro Colón en el favorito de muchos artistas.

Un gran plafonnier de bronce en semiesfera ilumina la sala con 700 lámparas. Un centenar de apliques de bronce con tulipas de diseños variados y numerosas cajas con luz indirecta, sumados al rojizo y fresa de la tapicería y al oro pálido y marfil antiguo de los elementos de decoración, otorgan a la sala un tinte cálido y acogedor.

La platea está formada por 632 butacas de hierro forjado y madera, tapizadas en pana y dispuestas en 22 filas, divididas en dos por un corredor central.

Desde las entradas laterales hasta el escenario hay, a derecha e izquierda, sendas filas de cinco palcos baignoire o grillés, construidos bajo el nivel de la platea y cerrados por una reja removible de bronce. Utilizados originalmente por el sector del público que guardaba luto o no quería ser visto, esos recintos -que el arquitecto Meano llamaba "palquitos con reja"- albergan hoy cabinas de grabación de audio y video, así como de retransmisión de los espectáculos por radio o televisión. Estas grabaciones forman parte del archivo del Colón, que contiene buena parte de la memoria viva del teatro, y están ahora disponibles para los melómanos del mundo.

Desde la platea se elevan tres niveles de palcos: bajos, balcón y altos. Construidos a la francesa, abiertos y con divisiones bajas, una cortina de brocato de seda color rosa viejo los separa de su antepalco, amueblado con banquetas, espejos y percheros. Los pisos superiores reciben los nombres de cazuela (con espacio de pie tradicionalmente destinado a las mujeres), tertulia (con espacio de pie para hombres), galería y paraíso. A las localidades con asiento se suman más de mil quinientos lugares para espectadores de pie, distribuidos en esos cuatro niveles.

Cúpula

A 28 metros de altura, la sala está coronada por la cúpula realizada en 1966 por el gran pintor Argentino Raúl Soldi. En sus palabras:

«[…]He querido hacer de la cúpula un espejo, una memoria de colores que evoque la magia de este teatro. Al poner las manos en el proyecto, pensé fijar en el techo todo lo que acontece y aconteció en el escenario. De este modo surgió la idea de esa ronda en espiral invadida por cincuenta y una figuras, incluyendo los duendes del Teatro, que logré rescatar escondidos en cada rincón del mismo[…]».

Los personajes que habitan la obra ilustraron también el ballet que, sobre las arias y danzas antiguas de Ottorino Respighi, se representó en la sala el día de la inauguración de la nueva pintura de la cúpula, el 25 de mayo de 1966.

Salón y Foyers

El tradicional paseo durante los intervalos permite la visita a los grandes salones del Colón. El Foyerde los Bustos, decorado con bustos de compositores realizados por Luis Trinchero y con el importante grupo escultórico llamado "El secreto", de Eberlein, comunica con el Salón Blanco. De estilo Renacimiento francés, se trata del antepalco de la platea balcón en funciones oficiales y se utiliza frecuentemente para reuniones formales, conferencias y agasajos. Dos grandes galerías, coronadas por vitrales, ofrecen una vista amplísima del hall de entrada y conducen de la Galería de los Bustos al Salón Dorado.

El Salón Dorado es de inspiración francesa, reminiscente del Grand Foyer de la Ópera de París. El dorado a la hoja de su decoración, las columnas talladas, las arañas, los vitrales de Gaudin con imágenes de Homero y Safo y el refinadísimo mobiliario son reflejados por una sucesión de espejos que potencia su fastuosidad. Convertido ya en una sala con vida propia, el Salón Dorado es centro permanente de conciertos de música de cámara, conferencias y exposiciones paralelas a la actividad de la sala, con entrada libre y gratuita.

Historia

Primer Teatro Colón, en Plaza de Mayo, hoy manzana del Banco Nación. (1857-1888)
Última etapa de la construcción del nuevo Teatro Colón, ca. 1908. (Foto: AGN)
Inauguración del Teatro Colón, en 1908. Se ve un toldo provisional donde luego se construyó la entrada con marquesina de vidrio y hierro.

El primer Teatro Colón se inauguró el 24 de abril[cita requerida] de 1857 en el predio que hoy ocupa el Banco de la Nación Argentina, frente a la Plaza de Mayo. Son las instituciones y su gente, más allá de los edificios que los albergan y de sus inevitables influencias, las que cuentan para la historia. Un siglo y medio de tradición operística es la que tiene a su haber el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y esto no es poco pues las condiciones políticas y económicas cambian, y esto va jalonando ese gran derrotero histórico con períodos que ostentan rasgos singulares.

Aquel viejo Colón estaba llamado a apagarse un 13 de septiembre de 1888 para dar paso a un emprendimiento estatal de mayor calibre, que desembocó, veinte años después, en el actual edificio de la calle Libertad. En el intervalo, la crisis de 1890 y sus coletazos impidieron la inauguración de la nueva sala para el 12 de octubre de 1892, a 400 exactos años del descubrimiento de América.

En los veinte años durante los que el Colón no tuvo vida, el Teatro de la Ópera, ubicado en el mismo solar que el actual de la avenida Corrientes, fue amo y señor de las temporadas porteñas. Claro que lo alimentaba el mercado creciente de la inmigración, reflejado en una competencia intensa por parte del Politeama, el Odeón, el Teatro Comedia, el Teatro Marconi y el Avenida, a los que se sumaría en 1907 el Coliseo, sin perjuicio de salas menores como la de Mayo o la Zarzuela.[cita requerida]

El segundo Teatro Colón nace como un proyecto mixto que incluía al empresario italiano Ángelo Ferrari, a las autoridades municipales (que también formaban parte de la élite) y a un grupo de familias que habían comprado prácticamente de por vida abonos para los palcos más caros y prestigiosos. Sin embargo, los costos y tiempos de la obra hicieron que ese aporte no alcanzara a cubrir el 15% de la construcción y la municipalidad se transformó entonces en una pieza clave. En consecuencia, la influencia del empresario privado decayó y un comité nombrado por la municipalidad empezó a tomar decisiones artísticas referentes a las asignaciones presupuestarias, a las contrataciones y al repertorio, para finalmente reorganizar la estructura de las temporadas. En 1906 se publicó un decreto municipal de gran importancia por el que se le confirió al gobierno de la ciudad el poder de distribuir y asignar localidades, y quitárselas al empresario y a la élite. Las entradas tenían que pasar por una oficina municipal donde se las marcaba y numeraba antes de que salieran a la venta. Ninguna entrada podía ser vendida sin ese sello municipal o fuera de la boletería del teatro.[7]

El nuevo Colón nació el 25 de mayo de 1908, como "un teatro más", si se piensa que el Ópera ofreció ese mismo año 14 óperas en 54 funciones, con elencos superiores a los improvisados del que entonces aún no era el primer coliseo. La nueva sala estatal, concebida como un teatro de concesiones bajo la supervisión de una comisión municipal, nació a destiempo, en un mercado donde se derrumbaba la mayoría de las salas hasta hacía poco exitosas.

Así, el primer reto para el Colón fue sobrevivir en un mundo que había cambiado las reglas, pero él es el Estado el que lo salva. Es decir, en 1925 abre una nueva etapa al crear cuerpos artísticos como la Orquesta, el Coro y el Ballet, ante la imposibilidad de contar siempre con elencos extranjeros completos. Sin embargo, la paradoja no tarda en aparecer: entre 1925 y 1930 se volverá a un régimen de concesiones para la temporada principal o de invierno, mientras la municipalidad se hará cargo de una breve temporada de primavera.

El Colón en 1936, desde Plaza Lavalle. Detrás, se nota la ausencia de la Avenida 9 de Julio.

Recién en 1931 se plasmaría la municipalización que, hasta entrada la Segunda Guerra Mundial, logró una de las etapas más estables y fructíferas del teatro, que comienza a casi reinar solo en el mercado al que se dirige.

Los elencos internacionales eran cada vez más complicados de contratar por la guerra, lo que arrojó resultados disímiles según los casos. Para el Colón, fue el incremento de artistas nacionales que, al provenir de diversos orígenes, eliminaron distorsiones propias de la tradición italiana, que imponía esa lengua para todo tipo de óperas, costumbre que en el Coro tardó mucho en erradicarse.

Por entonces, las agendas y los cachets de los cantantes internacionales no eran tan exigentes como los actuales. Los directores artísticos viajaban a Europa o Estados Unidos para comprometer a los artistas, que sólo se contrataban formalmente dos o tres meses antes y con el presupuesto aprobado; costumbre que las circunstancias actuales hacen económica y prácticamente inviable.

Función de Gala en 1935.

En 1961 se estableció por ordenanza un nuevo esquema funcional, que persistiría hasta la década de 1990 que consistía de un equipo integrado por director general, artístico, técnico y administrativo.

Apareció así una pendularidad en la historia del Colón que es propia de la historia del país: un nacimiento en crisis (1908-1930), con la creación intermedia de épocas estables (1925), una primera época de oro con la Municipalización (1931-1943), una segunda crisis (1943-1960) y una nueva época dorada, que se iría agotando gradualmente hasta finalizar la década de 1980. Cabe destacar que en 1957, cuando el teatro se aprestaba a celebrar cincuenta años de inaugurado, un sacudón institucional provocó la suspensión de la temporada (que comenzó en septiembre de ese año), hecho que determinó la necesaria reorganización posterior.

En 1968 se proyectó la ampliación del Colón, que se construiría bajo tierra y a un costado del antiguo edificio, evitando así modificar su valiosa arquitectura. El diseño estuvo a cargo del estudio Mario Roberto Álvarez y Asociados, y fue pensado para concretarse aprovechando el tiempo de seis recesos consecutivos de temporada. La obra significó la refacción y reequipamiento de la sala, del escenario, de los camarines y de los talleres y la construcción del anexo subterráneo bajo la plazoleta República del Vaticano (que fue transformada en un estacionamiento), adonde funcionarían más talleres, depósitos y salas de ensayo.

El Colón sobrevivió a los sacudones de 1973 y se mantuvo como un teatro internacional hasta mediados de la década de 1980, que concluyó en 1988 con el cierre parcial del Teatro, sustentado en la necesidad de reformas técnicas, pero también alentado por una sociedad que padecía una arrasadora hiperinflación.[cita requerida]

Para ese entonces, aún no se advertían con claridad los cambios que en el mundo padecerían las instituciones dedicadas al arte lírico. El Estado tendería a resignar su responsabilidad en el sustento de grandes burocracias teatrales; tendería, como en el caso del Metropolitan, a la búsqueda incesante de patrocinios; los cantantes aumentarían sus retribuciones hasta límites impensados (hoy un comprimario cobra más que una primera figura en los 70), y las agendas harían imposible sostener un teatro con elencos internacionales que no contratare por lo menos con tres años de anticipación.

Miscelánea

Reapertura del teatro.

Su estatus artístico está arraigado de tal forma en el imaginario colectivo argentino que se saluda al grito de "¡Al Colón!" a los triunfadores de las más diversas expresiones culturales o a quienes alcanzan logros personales.

La mística que rodea al teatro ha inspirado obras literarias como El gran teatro de Manuel Mujica Láinez, basado en la representación de la ópera Parsifal en 1942 con Lauritz Melchior.

En noviembre de 1989 fue declarado Monumento Histórico Nacional.

En 2011, el sociólogo Claudio Benzecry publicó «El fanático de la ópera: etnografía de una obsesión», una investigación sobre el público asiduo del Teatro Colón, demostrando que contra el estereotipo que prejuzgaba como miembros de la aristocracia a los usuales visitantes del Colón, el público de melómanos y fanáticos de la ópera que concurría asiduamente al teatro era de toda clase de nivel socioeconómico.[8]

La restauración

Reapertura del teatro, vista exterior

A lo largo de los 116 años transcurridos desde su inauguración, el edificio ha sufrido deterioros, producto de la falta de mantenimiento e inversión, y el desgaste propio de sus materiales y la acción de agentes externos como la contaminación, la lluvia, la humedad y el paso del tiempo.

Entre 2007 y 2010 se realizaron obras de reparación conservativa en todo el edificio. La obra estuvo a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano de la ciudad de Buenos Aires.[9]

El 24 de mayo de 2010, como parte de las celebraciones por el Bicentenario de Argentina, tuvo lugar la reapertura del teatro con un espectáculo de animaciones tridimensionales. El evento contó con la presencia de artistas y políticos y se presentó La Bohème.

Instituto Superior de Arte del Teatro Colón

Hasta que comenzaron las obras de puesta en valor, dentro del teatro funcionaba este instituto que fusionó en 1960 las distintas academias de enseñanza que funcionaban previamente. Hoy está repartido en numerosas dependencias, con horarios de clase reducidos y a la espera de una sede definitiva. El instituto forma profesionales en música y danza, algunos de los cuales han realizado carreras de proyección internacional, como los bailarines Olga Ferri, María Ruanova, Esmeralda Agoglia, Violeta Janeiro, Julio Bocca, Paloma Herrera, Marianela Nuñez, Iñaki Urlezaga, Natalia Magnicaballi, Herman Cornejo, Erica Cornejo, Luciana Paris, Liliana Belfiore, Susana Agüero, Cecilia Figaredo, Eleonora Cassano, Hernán Piquín, Raul Candal, Silvia Bazilis, Maximiliano Guerra, Silvina Perillo, Ludmila Pagliero, Karina Olmedo, Maricel De Mitri y Norma Fontenla y José Neglia y los cantantes Bernarda Fink, Ana María González, Maria Cristina Kiehr, Verónica Cangemi, Dante Ranieri, Raúl Giménez y Cecilio Casas, entre otros.

Se dictan las carreras de:

Por su aporte a la música clásica de la Argentina, el Instituto recibió una Mención Especial otorgada por la Fundación Konex en 2009.

Referencias

  1. Vales, José (25 de mayo de 2010). «Teatro Colón conserva su «grandísimo defecto»». Buenos Aires: El Universal. Consultado el 25 de febrero de 2014. ««Este teatro tiene un grandísimo defecto. Su acústica y sonoridad son sencillamente perfectas». 
  2. Long, Marshall (abril de 2009). «WHAT IS SO SPECIAL ABOUT SHOEBOX HALLS? ENVELOPMENT, ENVELOPMENT, ENVELOPMENT» (PDF). Acoustics Today (en inglés). Consultado el 25 de febrero de 2014. «The prominent feature of the most successful halls is their rectangular shape. Among the five best, only Teatro Colon varies—having the horseshoe shape of a classic European opera house». 
  3. Adams, Guy (26 de mayo de 2010). «'World's finest opera house' reopens after four years» (en inglés). Inglaterra: The Independent. Consultado el 25 de febrero de 2014. «The opera house, built in 1908 from a design inspired by La Scala in Milan, is reputed to have the world's finest acoustics, and has played host to almost every great performer of the past century, from Pavarotti and Maria Callas to Nijinsky and Nureyev». 
  4. «Aspectos Generales del Plan de Obras del Teatro Colón». Buenos Aires: Buenos Aires, gobierno de la ciudad. Consultado el 25 de febrero de 2014. «Se estableció un mecanismo de intervención que contempla las normas internacionales en materia de conservación de un monumento histórico, conjugándolas con todas las acciones necesarias de actualización tecnológica. La tarea de restauración se entiende no como un retrotraer el edificio a su estado inicial, sino aplicando el concepto de la restauración conservativa y realizando acciones de actualización técnica, que son necesarias para que el monumento siga siendo lo que esencialmente fue, con su historia transcurrida, y para que continúe siendo apto para la función para la cual fue creado: ser un teatro lírico». 
  5. «Historia del Edificio del Teatro Colón». Buenos Aires: Buenos Aires, gobierno de la ciudad. Consultado el 25 de febrero de 2014. «Para el logro de este objetivo, el Gobierno de la Ciudad creó la Unidad de Proyectos Especiales (UPE-Teatro Colón), responsable de concentrar todos los esfuerzos de las obras en marcha, y solicitó a la Legislatura un presupuesto acorde con el valioso emprendimiento». 
  6. Horan, Tom (26 de mayo de 2010). «The Teatro Colón rebirth will bring tiers to your eyes» (en inglés). Inglaterra: Telegraph Media Group Limited. Consultado el 25 de febrero de 2014. «This year across Latin America tens of millions of people are celebrating the bicentenary of independence from their former colonial rulers in Spain. From Mexico to Venezuela, Colombia to Chile, the Latino bunting will be out, and last night it was the turn of Argentina. In the world’s eighth largest country, festivities focus on Buenos Aires and the long overdue re-opening of its renowned opera house, the Teatro Colón». 
  7. Benzecry, Claudio (2012). El fanático de la ópera: etnografía de una obsesión. Buenos Aires: Siglo XXI Editores. ISBN 978-987-629-214-6. 
  8. Iglesias Illa, Hernán (6 de mayo de 2012). «Mitos y verdades del público del Colón» (en línea). Nueva York: La NAción. Consultado el 25 de febrero de 2014. «Quiero decir: a diferencia del público tradicional y de los fundadores del Teatro Colón, que eran las viejas familias tradicionales, la gente de arriba no tiene la fantasía de ver a una Argentina potencia, moderna, integrada al mundo y a la alta cultura. Además, en los últimos 20 o 30 años el Colón dejó de ser un lugar importante de circulación social, en términos políticos y socioeconómicos». 
  9. «Teatro Colón» (en línea). Buenos Aires: Buenos Aires, gobierno de la ciudad. Consultado el 25 de febrero de 2014. «Luego de un año y medio de obras de restauración y actualización tecnológica, el Colón reabrió sus puertas para el bicentenario de la Nación. Más de 1.200 operarios y expertos trabajaron en las reformas». 

Bibliografía

  • Literatura sobre el Teatro Colón
  • Fuentes de Arquitectura de la web (Google)
  • Información brindada por: Secretaría de Turismo de la Nación
  • Enzo Valenti Ferro, Los directores: Teatro Colón, 1908-1984, Ediciones de Arte Gaglianone, c1985.ISBN: 9509004588 DDC: 780.98211 LCC: ML231.8
  • Enzo Valenti Ferro, Las voces: Teatro Colón, 1908-1982, Ediciones de Arte Gaglianone, c1986.. ISBN: 9509004758 DDC: 688.5 LCC: GT2111.5
  • Enzo Valenti Ferro, Aldo Sessa, Almas, ángeles y duendes del Teatro Colón.
  • Roberto Caamaño. La Historia del Teatro Colón. 1908-1968.
  • Aldo Sessa. El Mágico Mundo del Teatro Colón. 1995. ISBN-13: 978-9509140226
  • Aldo Sessa. Manuel Mujica Lainez (prólogo). Vida y gloria del Teatro Colón, 1982.
  • Benzecry, Claudio "El fanático de la ópera, radiografía de una obsesión", Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2012.

Enlaces externos