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Ciudad prehispánica de Chichén Itzá

Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

El Templo de tu jefa en la zona arqueológica de Chichén Itzá.
Chichén Itzá
Localización
País México México
Coordenadas 20°40′59″N 88°34′07″O / 20.683055555556, -88.568611111111
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios i, ii, iii
Identificación 483
Región América Latina y el Caribe
Inscripción 1988 (XII sesión)
Kukulcán, detalle de la zona arqueológica Chichén-Itzá.

Chichén Itzá (del maya: Chichén Itzá ‘Boca-del-pozo (chichén) de los brujos-de-agua (Itzá)’)[1]​ es uno de los principales sitios arqueológicos de la península de Yucatán, en México, ubicado en el municipio de Tinum, en el estado de Yucatán. Vestigio importante y renombrado de la civilización maya, las edificaciones principales que ahí perduran corresponden al periodo denominado clásico tardío o postclásico temprano (800-1100 dC.).

La arquitectura monumental que ha llegado hasta nuestros días, que es emblemática del yacimiento, tiene una clara influencia tolteca. El dios que preside el sitio, según la mitología maya, es Kukulcán, representación maya de Quetzalcóatl, dios tomado del panteón de la cultura tolteca.

Chichén Itzá fue una ciudad[2]​ o un centro ceremonial, que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación.

La zona arqueológica de Chichén Itzá fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988.[3]​ El 7 de julio de 2007, el Templo de Kukulcán, ubicado en Chichén Itzá, fue reconocido como una de Las nuevas siete maravillas del mundo moderno, por una iniciativa privada sin el apoyo de la Unesco, pero con el reconocimiento de millones de votantes alrededor del mundo.[4]

Toponimia

Zona central del yacimiento arqueológico de Chichén Itzá.

En idioma maya, Chichén Itzá significa «boca del pozo de los itzaes», haciendo referencia al Cenote Sagrado, el gran pozo natural que los habitantes de la región consideraban una de las entradas principales al inframundo, sede de importantes dioses, como los de la lluvia. Además, el nombre del sitio alude a los itzaes, poderosos señores mítico-históricos de la ciudad durante la época de su crecimiento y apogeo.[5]

Su nombre deriva de las palabras mayas: chi ‘boca’, che'en ‘pozo’, itz ‘mago o brujo’ y ‘agua’, al unir las palabras se obtiene ‘la boca del pozo de los brujos del agua’ o ‘en la orilla del pozo de los brujos de agua’.[6]​ O bien del huasteco ch'iich'en ‘en estado/apariencia de pájaro’, o también del huasteco itzam ‘serpiente’, ‘serpiente emplumada’.[7]

Historia

Chichén Itzá fue fundada hacia el año 525 d.C., durante «la primera bajada o bajada pequeña del oriente» que refieren las crónicas, por los chanes de Bacalar (que después se llamaron itzá y más tarde aun cocomes).[8]

Habiendo establecido los chanes la capital de su gobierno en Chichén Itzá en la época señalada, provenientes de Bacalar, continuaron su trayecto de oriente a poniente en la península de Yucatán, al cabo del cual fundarían también otras ciudades importantes como Ek Balam, Izamal, Motul, T'Hó, la actual Mérida de Yucatán y Champotón.[8]

Ya hacia el final del período clásico tardío, en el siglo IX, Chichén se convirtió en uno de los más importantes centros políticos de las tierras del Mayab. Para el principio del posclásico (desde el año 900 hasta el 1500), la ciudad se había consolidado como principal centro de poder en la península yucateca.

Evolución del sitio

De acuerdo con la evidencia disponible, es posible que muchas de las construcciones principales de la ciudad hayan sido destruidas hacia el final del siglo XI d. C. y reconstruidas más tarde. Se puede decir que el declive de Chichén Itzá se dio en un contexto de violencia, que condujo a la pérdida de la hegemonía Chichén Itzá en el Mayab.

En el año 987 d. C. se formó la Liga de Mayapán, que fue una unión de casas sacerdotales de la península, entre las que las más importantes eran Uxmal, Mayapán y Chichén Itzá. Sin embargo esta liga fue destruida por un desacuerdo entre los caciques (halach uinik) de los participantes que llevó a una declaración de guerra de uno de ellos, Hunac Ceel, quien se proclamó halach uinik de Mayapán. Esto originó la ruptura con los itzáes quienes perdieron el conflicto y debieron eventualmente huir en el año 1194 d. C. y refugiarse en el Petén, de donde habían venido originalmente hacia casi diez siglos.[9]

A diferencia del inicio, cuando Chichén fue fundada, en que los mayas venidos de oriente buscaban la paz y el desarrollo de su pueblo estableciéndose en el Mayab (en lengua maya: ‘no’; yab ‘mucho, muchos’; el lugar para unos cuantos, ‘para no muchos’ —nombre que tenía la región toda antes de la llegada de los españoles—,[10]​ al final, 1000 años después, la propia región se había convertido en lugar de pugnas y de luchas. En la caída, la élite estaba formada por guerreros, sacerdotes y comerciantes que gobernaban Chichén Itzá. Ellos habían introducido el culto al dios Kukulcán. Habían levantado impresionantes construcciones con taludes y muros verticales y representaciones del dios pájaro-serpiente que vino de afuera. En el proceso de declinación el militarismo fue el fundamento indudable de esta cultura. Esto se hace evidente en el monumento llamado Plataforma de las Calaveras donde exhibían, clavados en estacas, los cráneos de cientos de enemigos.[9]

Chichén Itzá conservaba su fama de sitio sagrado en la época de la conquista, y aun acudían a la antigua capital de los itzaes peregrinos mayas a realizar rituales en el Cenote Sagrado, en el Castillo y el Osario. Por la importancia de Chichén Itzá, Francisco de Montejo llegó a plantear establecer ahí la capital de la provincia de Yucatán, aunque la idea no prosperó. Los cronistas de la época, como fray Diego de Landa, quedaron impresionados por las dimensiones de Chichén Itzá y por sus bien conservadas construcciones.[5]

Arquitectura

Las edificaciones de Chichén Itzá muestran un gran número de elementos arquitectónicos e iconográficos que algunos historiadores han querido llamar mexicanizados.[11]​ Lo cierto es que es visible la influencia de las culturas provenientes del altiplano mexicano, y la mezcla con el estilo Puuc, proveniente de la zona alta de la península, de la arquitectura clásica maya. La presencia de estos elementos procedentes de las culturas del altiplano fueron concebidas hasta hace algunos años como producto de una migración masiva o conquista de la ciudad maya por parte de grupos toltecas. Sin embargo, estudios más recientes[12]​ sugieren que pudieron haber sido la expresión cultural de un sistema político muy extendido y prestigioso durante el posclásico temprano en toda Mesoamérica. Al paso de los años a la humanidad nos ha servido para realizar conocimiento arquitectónicos, ya que cuenta con conocimiento matemáticos para la realización de grandes dimensiones.

El Castillo y el descenso de Kukulcán

Formación de siete triángulos isósceles de luz en la escalera NNE simulando el cuerpo de una serpiente durante los atardeceres equinocciales, los rayos de luz penetran por la esquina nor-poniente de los basamentos de la fachada ONO.

Los múltiples y monumentales edificios de la explanada de Chichén Itzá están presididos por la Pirámide de Kukulcán, llamada por muchos "el Castillo", uno de los edificios paradigmáticos de la arquitectura maya. Es una pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. Se asienta sobre una plataforma rectangular de 55,5 metros de ancho y tiene una altura de 24 metros. Cada lado de la pirámide tiene una gran escalinata, 91 escalones por lado y 1 más que conduce al templo superior, dando 365 escalones, uno por día del año. Balaustradas de piedra flanquean cada escalera, y en la base de la escalinata norte se asientan dos colosales cabezas de serpientes emplumadas, efigies del dios Kukulcán. Es en estas escalinatas y muy particularmente en sus pretiles o balaustradas, donde se proyectan durante el transcurso del día equinoccial, las sombras de las aristas de las plataformas o basamentos superpuestos, que integran el gran edificio, configurándose así la imagen del cuerpo de la serpiente-dios, que al paso de las horas parece moverse descendiendo y rematando en la mencionada cabeza pétrea situada en la base inferior de la escalinata.

Es en este juego de luz y sombra, que representa la "bajada" de [Kukulcán] a la tierra, como quisieron los mayas simbolizar el mandato superior de acudir a la labor agrícola, ante la inminencia de la llegada de las lluvias, al concluir el mes de marzo en que se inicia la temporada de siembra de la milpa en la región.[13]

Queda evidente la íntima relación que hicieron, los inventores de semejante montaje, de su conocimiento astronómico, aplicado a la arquitectura, en un entorno religioso y para un fin estrictamente político de liderazgo de masas, que debían concurrir puntualmente a la cita de una ardua tarea de supervivencia: la del pesado trabajo agrícola de su cultivo esencial, el maíz, base de su alimentación. Se infiere, por ende, que ese espectáculo que hoy vemos como mágico, tenía que ver con la estabilidad social de los mayas.[14]

A pesar de lo anteriormente expuesto, recientemente algunos estudiosos han querido demostrar que las orientaciones hacia los equinoccios astronómicos no son tan evidentes en la arquitectura maya. Cierto es que el fenómeno del Castillo de Chichén Itzá puede observarse durante varios días alrededor de cada equinoccio, pero no hay pruebas de que realmente se relacione con los equinoccios y de que así haya sido planificado por los mayas.[15][16]

Recientemente el Instituto de Geofísica y la Facultad de Ingeniería de la UNAM, así como el Instituto Nacional de Antropología e Historia, descubrieron que en el interior de esa majestuosa estructura, en Chichén Itzá, hay una segunda subestructura sobre la que edificaron una primera (descubierta en los años 30 del siglo pasado) y la actual. En el interior de la pirámide se verificaron sus etapas constructivas y se precisó que ocurre con su estructura. En la primera de ellas, se descubrió que la misma pirámide maya está edificada sobre un cuerpo de agua (cenote). En la segunda estructura cambia totalmente la concepción que se tiene hasta ahora del proceso constructivo que ha sufrido Chichén Itzá y en particular la pirámide de Kukulcán. Este descubrimiento puede ayudar a resolver muchas de las interrogantes que hay, los arqueólogos nos podrán decir cómo eran y cómo vivían los mayas.

Cenote sagrado

Vista del cenote sagrado.

Es un cenote a cielo abierto de 60 m de diámetro, con paredes verticales de aproximadamente 15 m del nivel del acceso a la superficie del agua y de 13 m de profundidad, que es aproximadamente el primer piso freático en esa zona de la península de Yucatán.

El cenote sagrado de Chichén Itzá era considerado uno de los más importantes lugares de peregrinación de la cultura maya.[17]​ y a el peregrinaban personas de lugares muy distantes de Centroamérica como Piedras Negras.[18]

A principios del siglo XX d. C. un cónsul estadounidense, Edward Herbert Thompson (1857-1935), se enteró de leyendas en las que se describía el sacrificio de doncellas ricamente ataviadas en el cenote, así que compró la propiedad en donde se encuentra, dragó el cenote y extrajo numerosos objetos que envió a su país vendiéndolos, principalmente al Museo Peabody de Massachusetts.

Para 1926, el gobierno mexicano expropió los terrenos en donde se encontraba la entonces "Hacienda Chichén" y demandó a Thompson, acusándolo de haberse apropiado de manera ilegal del patrimonio. El litigio se prolongó hasta 1945 año en el que la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló en favor del estadounidense en 1945, dictaminando que Thompson había comprado la propiedad de manera legal y al no existir leyes de protección al patrimonio, el norteamericano tenía el derecho de explorar y exportar lo encontrado en el cenote de su propiedad. Aunque el arqueólogo había fallecido en 1935, la propiedad fue devuelta a sus herederos.[19]​ Eventualmente, después de diversas gestiones del gobierno mexicano, retornó a México, en 1970 y en 2008, una buena cantidad de las invaluables piezas arqueológicas, mismas que se encuentran a resguardo de diversos museos mexicanos.[20]

No obstante el aspecto legal, muchos expertos de entonces —y ahora— consideran que Thompson actuó con dolo y una total falta de ética, saqueando el cenote.

Sacrificios humanos

Actualmente, la antigua concepción romántica del sacrificio de doncellas en el cenote sagrado ha quedado superada con las investigaciones osteo-arqueológicas y epigráficas recientes.[21]​ En realidad los sacrificios en el cenote sagrado eran mayormente de niños, a quienes se ataviaba a la imagen de los dioses gemelos y se los sacrificaba en ceremonias ligadas al mito maya de la creación. Esto explicaría el limo color azul maya del fondo del cenote (color que en la cosmovisión maya representaba lo sagrado)[22]​ y la razón por la cual cerca de un 80% de los huesos encontrados en el cenote sagrado son de niños.[23]

Estructuras adicionales

El Tzompantli, o Plataforma cráneo (Plataforma de los cráneos), muestra una clara influencia cultural de la meseta central de México. A diferencia del Tzompantli de las tierras altas, sin embargo, las calaveras fueron empalados en vertical en lugar de horizontal como en Tenochtitlan.

Tzompantli en Chichén Itzá


Relatos de europeos y estadounidenses

Video de las características importantes de Chichén Itzá.

En el siglo XVI d. C. el conquistador español Francisco de Montejo y el franciscano Diego de Landa, realizaron las primeras visitas de los europeos a la zona y dieron cuenta detallada de la existencia de la ciudad.[24]

En 1840 el estadounidense John Lloyd Stephens en compañía del artista inglés Frederick Catherwood visitaron la zona arqueológica de Chichén Itzá. En esa época se encontraba dentro de la hacienda del mismo nombre que pertenecía a Juan Sosa.[25]​ En 1894, Edward Herbert Thompson adquirió la Hacienda de Chichén-Itzá, realizó estudios y exploraciones en la zona, en especial dentro del cenote sagrado. Durante esos trabajos muchos objetos encontrados fueron enviados indebidamente al Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard aunque, posteriormente, y debido a la intervención del gobierno mexicano, algunos de los objetos fueron devueltos. Al morir Thompson en 1935 la propiedad pasó a sus herederos aunque el control y la jurisdicción, así como la exploración sistematizada y el mantenimiento del extenso sitio arqueológico está a cargo, por disposición de ley, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, organismo descentralizado del gobierno federal mexicano.

Fachada del Templo de las Monjas, tal y como se encontraba en 1860. Fotografía de Désiré Charnay.

En 1860, el arqueólogo francés Désiré Charnay viajó a México donde visitó y fotografió varias de las ruinas mayas, entre ellas Palenque, Izamal, Chichén Itzá, Uxmal, Sisal, Dzitás, Ticul, así como las ciudades de Mérida y Campeche. A su retorno a Francia, logró montar una exposición con las fotografías tomadas en México, las que cautivaron la atención de la sociedad parisina, al grado que el emperador Napoleón III patrocinó en 1863 la edición de su libro Cités et ruines americaines, en donde describió lo aprendido en sus viajes[26]​ y se publicaron placas de sus mejores fotos.[27]

Imágenes

Galería

Panorámica

Vista panorámica de Chichen Itzá en la actualidad.


Véase también

Referencias

  1. Barrera Vásquez, Alfredo (1980). Cordemex, ed. Diccionario Maya - Español - Maya. Mérida, Yucatán, México. 
  2. «Descubrimiento de zona residencial en Chichén Itzá». Consultado el 8 de abril de 2010. 
  3. UNESCO. «Ciudad prehispánica de Chichén-Itzá (1988)». Consultado el 8 de abril de 2010. 
  4. El Universal. «Es Chichén Itzá una de las nuevas maravillas». Consultado el 8 de abril de 2010. 
  5. a b Chichén Itzá: Arqueología Mexicana, Editorial Raíces. [1]
  6. Alfredo Barrera Vásquez, en El libro de libros de Chilam Balam, según Luis E. Arochi en La pirámide de Kukulkán.
  7. Martínez Paredez, según Luis E. Arochi en La pirámide de Kukulkán.
  8. a b Juan Francisco Molina Solís Reseña de la Historia Antigua de Yucatán Descubrimiento y Conquista de Yucatán. Mérida, Yucatán, 1896.
  9. a b Yucatán en el tiempo. Enciclopedia alfabética, Mérida, Yucatán, México, 1998 ISBN 970-9071-00-9
  10. Diccionario de la lengua maya. Juan Pío Pérez (VO ca.1855) Edición alemana 1976.
  11. En referencia al área central de México, donde paralelamente al desarrollo de Chichén Itzá florecía la Cultura tolteca en Tollan-Xicocotitlan. Entre estos autores hay que citar a Michael D. Coe (2010). Sin embargo, hay opiniones divergentes bajo el argumento de que en aquellos años todavía no se construía siquiera la ciudad de México-Tenochtitlan.
  12. López Austin, y López Luján, 1996.
  13. Arquitectura y astronomía maya
  14. El equinoccio de Chichén
  15. Šprajc, Ivan; Sánchez Nava, Pedro Francisco (2013). «Equinoxes in Mesoamerican architectural alignments: prehispanic reality or modern myth?». Anthropological Notebooks 19: 319-337. 
  16. Šprajc, Ivan; Sánchez Nava, Pedro Francisco (2013). «Astronomía en la arquitectura de Chichén Itzá: una reevaluación». Estudios de Cultura Maya XLI: 31-60. 
  17. Drew, David (2002). Las crónicas perdidas de los reyes mayas. Siglo XXI. ISBN 9682323711. Consultado el 10 de marzo de 2017. 
  18. Eggebrecht, Eva; Eggebrecht, Arne; Seipel, Wilfried; Grube, Nikolai; Krejci, Estella (2001). Mundo maya. Cholsamaj Fundacion. ISBN 9789992256411. Consultado el 10 de marzo de 2017. 
  19. Jornada, La. «Chichén Itzá fue vendida a un estadunidense en 75 dólares - La Jornada». www.jornada.unam.mx. Consultado el 20 de diciembre de 2016. 
  20. México, El Universal, Compañia Periodística Nacional. «Devolverá museo de EU piezas mayas de jade a México». El Universal. Consultado el 20 de diciembre de 2016. 
  21. Economista, Laura Vargas-parada / El. «Encuentran cosmovisión maya reflejada en los cenotes». Consultado el 20 de diciembre de 2016. 
  22. Fuente, Beatriz de la; Cicero, Leticia Staines (1998). La pintura mural prehispánica en México. UNAM. ISBN 9789683667366. Consultado el 10 de marzo de 2017. 
  23. http://www.arqueomex.com/S2N3nCHICHEN83.html
  24. Landa, Diego de (1566) Relación de las cosas de Yucatán ed. Dastin (2003) ISBN 84-492-0363-5
  25. Stephens, John L. (2003) Viaje a Yucatán vol.II cap.XVI pp. 194-203 y 223 ed.Dastin ISBN 84-492-0370-8
  26. Charnay, 1863, pp. 165-537.
  27. Charnay, 1863, pp. 46-165.

Bibliografía

Enlaces externos