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Libro de la Sabiduría de Salomón

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Libro de la Sabiduría

Página iluminada (inicio de Génesis) de una antigua biblia italiana.
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Libros sapienciales
Libro de la Sabiduría

El Libro de la Sabiduría, o Sabiduría de Salomón, es un libro bíblico del Antiguo Testamento. No forma parte de la Biblia hebrea,[1]​ pero está incluida en la Septuaginta. Generalmente data de mediados del siglo I a. C., o del reinado de Calígula (37-41 d. C.). Sin embargo, distintas facciones y expresiones del Cristianismo Histórico lo incluyen en sus Biblias entre los llamados deuterocanónicos, en tanto que los grupos protestantes,[2]​ y otros grupos que se denominan cristianos[3]​ lo excluyen de sus Biblias, así como a los otros deuterocanónicos, a los cuales consideraron como "apócrifos". En las Biblias católicas aparece después del Cantar de los Cantares, y antes del Eclesiástico, dentro de la sección de los llamados "Libros Sapienciales".[4]

El tema central de la obra es la «sabiduría» en sí misma, que aparece bajo dos aspectos principales. El primer aspecto es que, en su relación con la humanidad, la sabiduría es la perfección del conocimiento de los justos como un don de Dios que se manifiesta en la acción. El segundo aspecto es que, en relación directa con Dios, la sabiduría está con Dios desde toda la eternidad.[5]​ Es uno de los siete libros sapienciales o libros de sabiduría de la Septuaginta, siendo los demás Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares (Cantar de los Cantares), Job y Sirach. Es uno de los libros deuterocanónicos, es decir, está incluido en los cánones de la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa oriental, pero la mayoría de los protestantes lo consideran parte de los apócrifos.

Después del Cantar de los Cantares en la Vulgata aparece el Libro de la Sabiduría, mientras que en la Biblia griega se ubica tras Job, el cual sigue a Salmos, Proverbios, Qohélet y Cantar de los Cantares. Este escrito no forma parte de la Biblia hebrea, pues fue compuesto en griego. En la tradición latina se le conoce como Libro de la Sabiduría, y en las iglesias orientales se lo llama Sabiduría de Salomón. La atribución a este rey se debe a su fama de sabio y a que en los capítulos 7 al 9 el autor habla como si fuera él, lo que llevó a que en las Biblias latinas se colocara después del Cantar.[6]

Aunque algunos autores cristianos entre los siglos III y V expresaron reservas, la Iglesia lo ha reconocido como inspirado y canónico. Con la Reforma del siglo XVI, Lutero y otros reformadores lo excluyeron del canon, siguiendo el criterio judío, y lo clasificaron entre los libros apócrifos. Para resolver estas discusiones, la Iglesia católica, en el Concilio de Trento en 1546 reafirmó su carácter sagrado y canónico, decisión que fue confirmada más tarde por el Concilio Vaticano I en 1870.[7]

Datos generales

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Rollo del libro de Proverbios.

Autor

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Fue compuesto en griego por un autor judío alejandrino. La mayoría de los estudiosos la datan en el siglo I a. C. basándose en sus temas y preocupaciones,,[8][9]​ aunque una minoría ha propuesto fechas que abarcan desde el reinado del rey Salomón hasta el emperador Calígula.[10][11][12]​ Aunque no se incluye en la Biblia hebrea, tuvo una temprana acogida en las tradiciones de la Septuaginta y la latina antigua, y era conocida por algunos de los escritores del Nuevo Testamento. [13]

Debido a una antigua tradición piadosa, durante muchos siglos, el llamado Cantar de los Cantares, así como los Libros de los Proverbios, del Eclesiastés, de la Sabiduría, y otros Libros de Salmos y de Odas, fueron atribuidos a la autoría de Salomón, personaje a quien cita la Biblia como hijo y sucesor del rey David,[14]​ dotado de una gran sabiduría,[15]​ así como de una gran habilidad para las relaciones diplomáticas,[16]​ constructor del primer gran templo de Yahveh en Jerusalén,[17]​ y también como uno de los reyes de todas las tribus israelitas.[18]​ En el caso de todas estas obras, algunos estudiosos bíblicos de tendencia protestante alegan que es un artificio literario, destinado a exaltar, por una parte, la gran inteligencia legendaria del mencionado rey, y, por otra, a tratar de aumentar la autoridad de los escritos, al atribuirlos a un autor conocido, ilustre en razón de su realeza, y, por añadidura, notable y destacado en el campo del conocimiento. Sin embargo, los Padres de la Iglesia lo citaban, tal es el caso de San Epifanio.[19]

El autor de este libro ha sido un convencido israelita piadoso, profundo conocedor de los textos sagrados, la historia y las costumbres propios de su pueblo.[20]​ Reproduce de forma muy fiel y minuciosa los usos y costumbres propios de la liturgia de los cultos paganos de la cultura egipcia, a los cuales reprueba y considera no actos religiosos, sino tan sólo prácticas idolátricas supersticiosas.[21]

Está versado en la cultura alejandrina, y parece ser, por consiguiente, un israelita de la Diáspora, avecindado o residente en Alejandría.[20]​ Y, como tal, escribe en una lengua griega muy fluida, provista de cierto grado de elegancia.[22]

Fecha de composición

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De lo anterior se desprende que, si el autor era alejandrino, la fecha del manuscrito no puede remontarse a ninguna fecha anterior a la fundación de la ciudad por el conquistador Alejandro Magno, en 330 a. C. Desde allí en adelante, la fecha exacta permanece sumida en el misterio, y no hay evidencia de que haya existido algún original hebreo o arameo que pudiese brindarnos mayores precisiones, sino tan solamente el texto griego.

Los estudiosos han determinado que el libro fue escrito en pleno período helenístico, principalmente por la armonía que el autor evidencia entre la espiritualidad judía y la mentalidad griega. Aunque el autor del Libro de la Sabiduría da muestras fehacientes de no haber asimilado de manera alguna profunda o substancial algún tipo de doctrina filosófica griega, sí se lo observa, en cambio, utilizar en numerosas ocasiones términos habituales entre los estoicos y platónicos.

El autor de este libro utilizó como fuentes para sus convicciones los textos de la Biblia griega de los LXX. Y, si bien no lo afirma de una manera expresa, parece sugerir en algunos pasajes que los alejandrinos se encontraban —en el momento en que él escribe— llevando a cabo alguna forma de campaña de discriminación contra los israelitas. De forma tal que no sugiere una acción de genocidio, o de limpieza étnica, sino más bien algunas expresiones sutiles de animadversión o de desprecio, que pudieron haber estado en boga durante aquellos tiempos.

Problemas de este tipo en la Alejandría helénica, realmente comenzaron durante el reinado de Tolomeo VIII. Y algunos historiadores manifiestan que pudieron haberse prolongado hasta los reinados de Tolomeo XII, o de Cleopatra VII. Si aceptamos esto, el libro fue compuesto en algún momento de los 140 años que van del año 170 a. C. al año 30 a. C. Exégetas católicos calculan que el período más probable para fechar el Libro de la Sabiduría se extiende entre los años 80 y 50 a. C.

Sabiduría fue añadido al Antiguo Testamento por las comunidades de israelitas piadosos de Alejandría, llegando, de esta forma, a convertirse en el más reciente y último de los libros canónicos de la Biblia Septuaginta, misma que representa la base y fundamento para el Antiguo Testamento de las Biblias usadas por la inmensa mayoría de las Iglesias Cristianas Históricas.

Canonicidad

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Orígenes en el siglo II d. C. se refiere a la incertidumbre sobre el Libro de la Sabiduría. [23]Melitón de Sardes[24]​ (posiblemente) en el siglo II d. C., Agustín[25]​ (c. 397) y el papa Inocencio I (405)[26][27]​ consideraba la Sabiduría de Salomón como parte del Antiguo Testamento. Atanasio escribe que el Libro de la Sabiduría, junto con otros tres libros deuterocanónicos, aunque no formaban parte del canon, «fueron designados por los Padres para ser leídos». [28]Epifanio de Salamina (c. 385) menciona que la canonicidad de la Sabiduría de Salomón era objeto de controversia. [29]​ Según el monje Rufino de Aquilea (c. 400 d. C.), el Libro de la Sabiduría se clasificó como «eclesiástico» en lugar de «canónico». [30]Melitón de Sardes[31]​ en el siglo II d. C., san Agustín (397 d. C.)[32]​ y el papa Inocencio I (405 d. C.)[33]​ consideraron que la sabiduría de Salomón formaba parte del Antiguo Testamento. Atanasio escribe que el Libro de la Sabiduría junto con otros tres libros deuterocanónicos, aunque no forman parte del Canon, "fueron designados por los Padres para ser leídos".[34]Epifanio de Salamina (c 385 d. C) menciona que la Sabiduría de Salomón era de disputa canónica.[35]​ Según el monje Rufino de Aquilea (400 d. C.), el Libro de la Sabiduría no era llamado libro canónico sino eclesiástico.[36]

El Libro de la Sabiduría fue incluido como canónico por el Concilio de Roma (382),[37]​ el Sínodo de Hipona (393),[38]​ el Concilio de Cartago (397) y el Concilio de Cartago de 419,[39][40]​ el Concilio Quinisexto (692),[41]​ el Concilio de Florencia (en 1442)[42]​ y el Concilio de Trento (en 1546). [43]

Forma parte integrante del canon de la Iglesia católica y también de la Iglesia ortodoxa.

Al no existir algún original hebreo o arameo conocido de este libro, y por el hecho mismo de hallarse solamente en la Septuaginta, los judíos rabínicos, así como los grupos protestantes,[2]​ y otros grupos cristianos con ideas diferentes de los antes citados,[3]​ por defecto dieron en dar por "apócrifo" éste, así como los otros deuterocanónicos, aunque algunas de ellas lo ven como lectura provechosa, y algunas importantes biblias protestantes, tales como la Biblia de Lutero, la Biblia de Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra (la famosa King James Version), de 1611, así como las Biblias de Casiodoro de Reina, de 1569, y de Cipriano de Valera, de 1602, recientemente reeditadas bajo el título de 'La Biblia del Siglo de Oro', incluyen este libro, así como los otros deuterocanónicos.

Según Juan de Damasco en su Exposición de la fe ortodoxa (c. 730), el Libro de la Sabiduría no se encuentra en el arca: «También están el Panaretus, es decir, la Sabiduría de Salomón, y la Sabiduría de Jesús, que fue publicada en hebreo por el padre de Sirach y posteriormente traducida al griego por su nieto, Jesús, el Hijo de Sirach. Estas son virtuosas y nobles, pero no se cuentan ni se colocaron en el arca».[44]

Temas

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El libro comienza con los pares opuestos justicia/injusticia y muerte/inmortalidad: aquellos que no siguen la justicia caerán en un «razonamiento sin sentido» y no estarán abiertos a la sabiduría; la sabiduría no es una cualidad inherente al ser humano ni algo que se pueda enseñar, sino que proviene del exterior y solo llega a aquellos que están preparados a través de la justicia.[45]​ El sufrimiento de los justos será recompensado con la inmortalidad, mientras que los malvados terminarán miserablemente.[46]​ Los injustos están condenados porque no conocen el propósito de Dios, pero los justos juzgarán a los injustos en presencia de Dios.[47]​ La Señora Sabiduría, a la que se refiere por primera vez como «ella» en Sabiduría 6:12, domina la sección central del libro (capítulos 6-9), en la que habla Salomón.[47]​ Ella existía desde la Creación, y Dios es su fuente y guía.[47]​ Ella debe ser amada y deseada, y los reyes la buscan: el propio Salomón prefería la sabiduría a la riqueza, la salud y todas las demás cosas.[48]​ A su vez, ella siempre ha acudido en ayuda de los justos, desde Adán hasta el Éxodo.[5]​ La sección final, capítulos 10-19, aborda el tema del rescate de los justos, centrándose en el Éxodo: «Tú (Dios) no has dejado de ayudar (a tu pueblo, los judíos) en todo momento y en todo lugar» (Sabiduría 19:22).[5]

Contenido

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Los 19 capítulos de la obra se pueden agrupar en tres secciones. [49][50][51]Lester Grabbe las organiza de la siguiente manera y la estructura se puede dividir en tres secciones::

  1. Libro de escatología
    • exhortación a la justicia
    • habla de los impíos, contrastes de los impíos y los justos
    • exhortación a la sabiduría
  2. Libro de Sabiduría
    • El discurso de Salomón sobre sabiduría, riqueza, poder y oración
  3. Libro de historia
    • introducción, seguida de dípticos de plagas
    • digresión sobre el poder y la misericordia de Dios
    • digresión sobre la adoración falsa y otras plagas
    • recapitulación y doxología final

El libro está dirigido a los gobernantes de la tierra (versículo 1:1), instándoles a amar la justicia y buscar la sabiduría; los malvados piensan que todo es casualidad y que deben disfrutar cada día, pero están engañados.[52]​ En la segunda sección, Salomón (no nombrado explícitamente, pero fuertemente insinuado) habla de su búsqueda de la sabiduría.

El libro también se dirige a los hermanos de raza de su autor, judíos e israelitas avecindados en Alejandría, para alertarlos de la devastación y la ruina moral a los que se verían reducidos en caso de dejarse seducir por los cultos paganos, o por el ateísmo o la falta de piedad hacia el Dios de sus padres. El objetivo último de Sabiduría es, pues, llevar a los compatriotas del redactor de nuevo al redil de la verdadera religión.

En tiempos alejandrinos, los judíos e israelitas piadosos solían enfrentarse, de manera continua, a la gran seducción del paganismo griego, y de su relajada conducta moral, su estilo de vida hedonista, y sus maneras amplias y libres de pensar. El autor del libro considera aberrante todo esto sin ambages, y constantemente lanza mordaces invectivas contra los griegos y su forma de vida. Trata de crear polémica y de convertir prosélitos para su causa, sin desdeñar siquiera a los griegos que quieran convertirse. Si puede conseguir simpatizantes entre los impíos y convertirlos al culto de Yahvéh, Dios de los israelitas, pues considerará que su tarea se cumple de esta forma.

La Sabiduría de Salomón puede relacionarse con varias formas de literatura antigua, tanto judía como no judía, pero claramente pertenece a los libros bíblicos de sabiduría, como el Libro de Job, uno de los cinco únicos libros de este tipo que existen en la literatura judía antigua.[53]​ En términos de género clásico, se ha identificado como un encomio y con el género griego del «discurso exhortatorio», mediante el cual un maestro intenta persuadir a otros para que sigan un determinado curso de acción.[54]

El Libro de Sabiduría es único en el Antiguo Testamento por la profundidad y amplitud de su exposición doctrinal: puede considerárselo un libro pleno de esperanza y de fe, así como el epítome, culmen y conclusión de todo el pensamiento religioso israelita justamente anterior a Jesucristo.

Destino del ser humano

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Sabiduría es simple y directo a este respecto. A la pregunta de cuál es el sentido de la vida responde: buscar la obra y la voluntad de Dios en las cosas terrenas. Esto es: alcanzar el conocimiento de Dios, rendirle culto y ofrecerle los servicios adecuados. Quien cumple todo esto no es otra cosa que un hombre justo, hijo, amigo y amante de la divinidad, mientras que quien se aparta de la doctrina es pecador e impío y se encamina a la perdición. El justo, por el contrario, es incorruptible e inmortal (Sab. 2:23).

Este libro perfecciona, en cierto modo, la doctrina de Daniel y II Macabeos. En ellos Dios esbozaba por primera vez la promesa de premios y castigos en la vida ultraterrena, primera concepción intelectual del más allá que antes no existía para la mentalidad judía. Esta prefiguración de la eternidad cristiana se encuentra descrita en Sb 3, 1-6.

Enseñanza

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El libro de la Sabiduría se distingue del de los Proverbios en que no se limita a ofrecer una serie de sentencias sueltas, sino que presenta un desarrollo literario y teológico más ordenado y profundo. Se trata de una obra en la que convergen la tradición sapiencial de Israel, la lectura de la historia como acción providente de Dios y la influencia crítica de la filosofía helenista. Su mensaje central advierte sobre los peligros de la idolatría y del ateísmo, proponiendo a la vez una visión en la que la sabiduría divina gobierna el universo, orienta la conducta moral y abre al hombre la esperanza de la vida eterna. El contenido de este libro es de gran riqueza teológica, pues aborda prácticamente todos los temas fundamentales de la fe y de la reflexión humana: el misterio de Dios, la creación, la providencia, la revelación natural y sobrenatural, el sentido de la vida y la muerte, la retribución en el presente y en el más allá, así como el valor de las virtudes morales. Esa amplitud de temas muestra la densidad doctrinal de la obra y su función como puente entre la tradición hebrea y el pensamiento griego.[55]

Un aspecto decisivo es que la Sabiduría introduce la novedad de expresar la revelación del Antiguo Testamento en categorías culturales griegas. Esto muestra cómo la Palabra de Dios no queda limitada a una sola cultura, sino que se encarna en diferentes modos de pensamiento, tal como ocurrirá también en el Nuevo Testamento escrito en griego. Así, el libro abre el horizonte de la fe judía hacia el ámbito grecorromano, anticipando la universalidad del mensaje cristiano. Otro aporte fundamental de la obra está en su visión del ser humano. Frente a la concepción semita, que entendía al hombre de manera unitaria aunque con poca precisión filosófica, y frente al dualismo griego que veía el cuerpo como prisión del alma, el libro de la Sabiduría ofrece una síntesis más equilibrada. Reconoce la distinción entre cuerpo y alma, pero sin negar la unidad de la persona, y afirma con firmeza la inmortalidad del espíritu. Esta visión anticipa la antropología cristiana, en la que el misterio de la encarnación de Cristo revela de manera plena la dignidad y destino del hombre.[56]

El Libro de la sabiduría a la luz del Nuevo Testamento

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Aunque el Nuevo Testamento no recoge citas textuales del libro de la Sabiduría, existe una profunda afinidad entre ambos. Numerosos pasajes, especialmente en el Evangelio de san Juan y en las cartas de san Pablo, reflejan conceptos y expresiones que evocan el espíritu de Sabiduría. La preexistencia del Verbo, su acción creadora, la omnisciencia divina, el amor de Dios por la humanidad y su paciencia misericordiosa son temas que resuenan en ambos escritos. También aparece la convicción de que Dios puede ser conocido a través de la contemplación de la creación, junto con la enseñanza sobre la corrupción moral del hombre y las consecuencias que de ella se derivan. Asimismo, la identificación de la Sabiduría con el Hijo como imagen del Dios invisible o reflejo de su gloria se percibe como un punto de unión que anticipa la cristología neotestamentaria. Desde los primeros siglos, la Iglesia reconoció el valor de este libro, y los Padres lo citaron con frecuencia como fuente doctrinal, aunque los comentarios sistemáticos llegaron más tarde, a partir de la obra de Rabano Mauro en el siglo IX. La liturgia también lo ha incorporado de manera abundante: sus textos aparecen en celebraciones eucarísticas, en fiestas marianas y en el culto a los apóstoles, evangelistas, doctores, vírgenes y confesores. Fragmentos como Sab 16,20, aplicado al misterio de la Eucaristía, o Sab 3,1-8, empleado en la conmemoración de los difuntos, han nutrido la oración oficial de la Iglesia y la vida espiritual de los creyentes a lo largo de los siglos.[57]

El hecho de que el judaísmo y gran parte del protestantismo no lo incluyan en el canon bíblico ha significado la pérdida de un doble patrimonio. Por un lado, se renuncia a una obra que ilumina la transición del Antiguo al Nuevo Testamento y ayuda a comprender el desarrollo progresivo de la Revelación. Por otro, se desaprovecha su talante abierto al diálogo con la razón, capaz de reconocer todo auténtico logro humano en el ámbito intelectual y espiritual. Al marginarse esta aportación, se corre el riesgo de separar innecesariamente fe y razón, con consecuencias que pueden derivar en posturas unilaterales como el deísmo, el fundamentalismo, el cientificismo o la incredulidad. Para el creyente de hoy, la Sabiduría sigue siendo un libro actual. Su enseñanza impulsa a integrar la fe con el trabajo de la inteligencia, mostrando que ambas no se excluyen, sino que se enriquecen mutuamente. Invita a contemplar la creación como obra divina, a asumir la responsabilidad de cuidarla y desarrollarla, y a vivir con esperanza y firmeza ante los desafíos del presente. En este sentido, constituye una guía segura para quienes buscan armonizar la fe con la razón y orientar la vida hacia Dios en medio de un mundo plural y complejo.[58]

Influencias

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Influencias que dieron forma al Libro de la Sabiduría

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La New American Bible Revised Edition señala que Sabiduría 9:15, «porque el cuerpo corruptible agobia el alma y la tienda terrenal oprime la mente con sus muchas preocupaciones»,[59]​ «se inspira en el lenguaje de Platón sobre la condición humana, [pero] la conclusión es muy bíblica: Dios sigue siendo un misterio». [60]

El autor estadounidense del siglo XIX Herman Melville anotó profusamente su ejemplar de La sabiduría de Salomón. Sin tener conocimientos de crítica bíblica, logró señalar la interacción entre el platonismo helenístico y la filosofía judía, y escribió: «Este admirable libro parece en parte mosaico y en parte platónico en su tono. No sé quién lo escribió. Alguien para quien tanto Platón como Moisés fueron sus padrinos». [61]​ La interacción de múltiples filosofías se ejemplifica en muchas de las obras de Melville, concretamente en Moby-Dick y Clarel, en las que la interacción religiosa y filosófica representa la lucha por la certeza en el siglo XIX.

Influencia en el Nuevo Testamento

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Aunque el Libro de la Sabiduría no se cita directamente, hay algunas referencias aparentes a él en el Nuevo Testamento.:

  • En Mateo 27:43, los principales sacerdotes, con los escribas y los ancianos, dicen: «Él confió en Dios; que ahora lo libre, si lo quiere, pues dijo: Yo soy el Hijo de Dios», mientras que la Sabiduría dice: «Porque si es verdadero hijo de Dios, él lo defenderá y lo librará de las manos de sus enemigos» (Sabiduría Sabiduría 2:18).
  • Hebreos 1:3 dice: «Él, que es el resplandor de su gloria y la imagen de su sustancia, y que sostiene todas las cosas con la palabra de su poder, haciendo la purificación de los pecados, está sentado a la diestra de la majestad en las alturas», mientras que la Sabiduría 7 afirma: «Porque ella es el resplandor de la luz eterna, el espejo inmaculado de la majestad de Dios y la imagen de su bondad». (Sabiduría Sabiduría 7:26)

Influencias en la vida y la práctica cristianas

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Según el Diccionario bíblico de Easton, el término «caída del hombre», que no aparece en la Biblia hebrea, probablemente tiene su origen en el Libro de la Sabiduría.[62][63]

Una parte considerable de la Sabiduría de Salomón, a partir del capítulo 2, se leyó en un servicio conmemorativo en Concord, Massachusetts, el 2 de diciembre de 1859, el día de la ejecución del abolicionista John Brown[64]

Véase también

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Referencias

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  1. La Biblia Judía. Tanakh: Las Santas Escrituras -- Nueva traducción de la JPS conforme al texto tradicional hebreo, editado por la Jewish Publication Society (Nov 1, 1985). Ver también el artículo Tanaj.
  2. a b La expresión protestantes incluye a las iglesias protestantes históricas, angloepiscopalianas, evangélicas, sabáticas bautistas y adventistas, pentecostales, neopentecostales, etc.
  3. a b Citamos, como ejemplos, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (comúnmente llamada la Iglesia “de Mormón”, o la Iglesia “Mormona”), o la Federación de Familias por la Paz y la Unificación Mundial (comúnmente llamada la Iglesia de la Unificación, o la Iglesia “de Moon”), o el grupo religioso La Familia (comúnmente llamado los “Niños de Dios”), así como la Sociedad Bíblica y Tratadística de la Torre Vigía (comúnmente llamada “Testigos de Jehová”).
  4. Este orden se sigue en la Biblia Vulgata Latina, así como la Biblia Sinodal Rusa y en muchas de las Biblias, versiones y ediciones católicas actuales. También aparece en la Biblia protestante Biblia del Oso, de Casiodoro de Reina, de 1569, así como en la revisión realizada por Cipriano de Valera en 1602, pero fue suprimido, junto con el resto de deuterocanónicos, en las sucesivas ediciones y revisiones. (Cfr.)
  5. a b c Tanzer, 1998, p. 294.
  6. Universidad de Navarra. Cátedra de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia; EUNSA p 4127
  7. Universidad de Navarra. Cátedra de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia; EUNSA p 4127-28
  8. Grabbe, L. L. (2004). Wisdom of Solomon. T&T Clark, pp. 87-88
  9. Dines, J. M. (2004). La Septuaginta (Comprender la Biblia y su mundo). T & T Clark / Continuum (Bloomsbury), p. 46
  10. Bosman, H. L. (2012). La paráfrasis teológica de la historia: La tradición del Éxodo en la Sabiduría de Salomón. HTS Estudios Teológicos, 68(1), 1-7 la fecha entre el 37 y el 41 d. C.
  11. Margoliouth, D.S. (1900). La sabiduría de Ben Sira y la Sabiduría de Salomón. The Expositor, 1(6.ª serie), 141-160, 186-193 revierte la dependencia de esta obra con respecto a Isaías
  12. Gregg, J.A.F. (1909). La sabiduría de Salomón: en la versión revisada, con introducción y notas. Cambridge University Press, p. 13 sugiere una fecha del siglo II a. C.
  13. Mazzinghi, L. (2019). Sabiduría (Comentario exegético internacional sobre el Antiguo Testamento). Kohlhammer Verlag, pp. 17-8, 40
  14. (Cfr. I Reyes 2:12.)
  15. (Cfr. I Reyes 4:29-34.)
  16. (Cfr. I Reyes 10:1-10.)
  17. (Cfr. I Reyes 8:20.)
  18. (Cfr. I Reyes 11:42.)
  19. Pierre Joseph Tricalet (1791). BIBLIOTECA PORTATIL DE LOS PADRES, Y DOCTORES DE LA IGLESIA.. p. 53. «Respecto del libro de la sabiduría de Salomón y el Eclesiástico, dice que no acostumbraban los Hebreos a ponerlos en la clase de los libros sagrados, por no haber sido puestos en él Aaron, esto es, en el Arca del Testamento. No obstante, San Epifanio reconoce estos dos libros por muy útiles, y se vale muchas veces de su autoridad. Cita el libro de Esthér y el de Job». 
  20. a b Escuela Bíblica de Jerusalén, Biblia de Jerusalén, Introducción al Libro de la Sabiduría.
  21. (Cfr. Sabiduría 13:10-19, 14:1.31.)
  22. (Cfr. el texto griego del Antiguo Testamento, comúnmente llamado Biblia de los LXX.)
  23. Coogan, Michael; Brettler, Marc; Newsom, Carol; Perkins, Pheme (1 de marzo de 2018). The New Oxford Annotated Apocrypha: New Revised Standard Version (en inglés). Oxford University Press. ISBN 978-0-19-027613-3. 
  24. Eusebio. Historia de la Iglesia (Libro IV). Newadvent.org. Consultado el 10 de julio de 2010. 
  25. Agustín de Hipona. htm Sobre la doctrina cristiana, libro II, capítulo 8:2. newadvent. Consultado el 12 de octubre de 2016. 
  26. Carta de Inocencio I a Exsuperius, obispo de Toulouse.. 
  27. Westcott, Brooke Foss (2005). Una visión general de la historia del canon del Nuevo Testamento Página 570 (6th edición). Eugene, OR: Wipf & Stock. ISBN 1597522392. 
  28. Atanasio de Alejandría, extracto de la carta 39
  29. Williams, traducido por Frank (1987). El Panarion de Epifanio de Salamina 8:6:1-4 (2.ª impresión. edición). Leiden: E.J. Brill. ISBN 9004079262. Consultado el 11 de octubre de 2016.  Parámetro desconocido |url-archive= ignorado (ayuda)
  30. Rufino de Aquilea. Comentario sobre el Credo de los Apóstoles n.º 38. newadvent. Consultado el 12 de octubre de 2016. 
  31. Eusebius. Church History (Book IV). Newadvent.org. Consultado el 10 de julio de 2010. 
  32. of Hippo, Augustine. On Christian Doctrine Book II Chapter 8:2. newadvent. Consultado el 12 de octubre de 2016. 
  33. Letter from Innocent I to Exsuperius, bishop of Toulouse.. 
  34. Athanasius of Alexandria, Excerpt from Letter 39
  35. Williams, translated by Frank (1987). The Panarion of Epiphanius of Salamis 8:6:1-4 (2. impression. edición). Leiden: E.J. Brill. ISBN 9004079262. Archivado desde el original el 6 de septiembre de 2015. Consultado el 11 de octubre de 2016. 
  36. of Aquileia, Rufinus. Commentary on the Apostles' Creed #38. newadvent. Consultado el 12 de octubre de 2016. 
  37. Decretum Galasianum
  38. B. F. Westcott, “'A General Survey of the History of the Canon of the New Testament”' (5.ª ed. Edimburgo, 1881), pp. 440, 541-2.
  39. Concilio de Cartago (en 419) Canon 24
  40. «Канон Библии. История канонизации книг Священного Писания». apologetica.ru (en ruso). Consultado el 5 de febrero de 2023. 
  41. Concilio de Florencia, Sesión 11—4 de febrero de 1442
  42. Concilio de Trento, Sesión IV celebrada el 8 de abril de 1546 bajo el pontificado del papa Pablo III
  43. Juan de Damasco, Exposición de la fe ortodoxa (Libro IV), traducido por E. W. Watson y L. Pullan, de «Padres nicenos y postnicenos», segunda serie, vol. 9, editado por Philip Schaff y Henry Wace. (Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co., 1899.) Revisado y editado para «New Advent» por Kevin Knight, consultado el 22 de septiembre de 2024
  44. Hayman, 2003, p. 764.
  45. Horbury, 2007, pp. 655–656.
  46. a b c Tanzer, 1998, p. 293.
  47. Horbury, 2007, p. 658.
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Bibliografía

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Enlaces externos

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