Fiebre amarilla

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Fiebre amarilla

Aedes aegypti: principal vector del virus de la fiebre amarilla.
Especialidad infectología
eMedicine med/2432 emerg/645
Sinónimos
Mal de Siam[1]
Enfermedad de Barbados[2]
YF
 
Fiebre amarilla

micrografía MET : múltiples viriones de la f. amarilla (234.000x)
Taxonomía
Familia: Flaviviridae
Género: Flavivirus
Clasificación de Baltimore
Grupo: IV (Virus ARN monocatenario positivo)
Especie tipo
Yellow fever virus

La fiebre amarilla, o vómito negro (también llamada la plaga americana), es una enfermedad viral aguda e infecciosa causada por "el virus de la fiebre amarilla", que pertenece a la familia de los Flaviviridae, y del género Flavivirus amaril.[3]​ Es una causa importante de enfermedad hemorrágica en muchos países de África y la zona norte de Sudamérica que origina 30 000 muertes cada año. En esas regiones es una enfermedad endémica.[4]​ Existe una vacuna efectiva pero no se conoce cura por lo que cuando personas no vacunadas la contraen solo se les puede proporcionar tratamiento sintomático. La palabra amarillo del nombre se refiere a los signos de ictericia que afectan a algunos pacientes.[5]

Historia

La fiebre amarilla ha sido causa de epidemias devastadoras en el pasado. Probablemente fue transmitida por primera vez a los humanos por otros primates en África oriental o central.[6]​ De allí se propagó a África occidental y en los siglos XVI o XVII saltó a América debido al tráfico de esclavos. Como la enfermedad era endémica en África, las poblaciones de ese continente habían desarrollado cierta inmunidad a ella y solo les provocaban síntomas similares a los de la gripe. Por el contrario, cuando la epidemia golpeaba a colonos europeos en África o en América la mayoría moría.[7][8]

La primera epidemia confirmada de fiebre amarilla en América fue la de 1647 en Barbados.[9]​ En el Caribe esta enfermedad tuvo consecuencias geopolíticas importantes ya que diezmó muchos ejércitos enviados desde Europa.[10]​ Así, gran parte del triunfo de la Revolución Haitiana de 1802 se debió a que más de la mitad de las tropas francesas murió a causa de la enfermedad.[11]​ Se produjeron también epidemias en otras regiones, como Norteamérica —fue famosa la de Filadelfia en 1793[12]​— y Europa, por ejemplo Barcelona en 1821.[13]​ Casi siempre afectaban a zonas urbanas con alta densidad de población, debido al corto radio de acción del mosquito Aedes aegypti.[10]

La transmisión de la fiebre amarilla fue un misterio para la ciencia durante siglos hasta que en 1881 el cubano Carlos Finlay descubrió el papel del mosquito Aedes. En 1901 la enfermedad fue erradicada de La Habana y en pocos años se volvió rara en el Caribe.[10]​ Sin embargo, hoy día las poblaciones no-vacunadas en muchas naciones en desarrollo del África y Sudamérica continúan en gran riesgo.[14]​ La Organización Mundial de la Salud estima que la fiebre amarilla afecta a unas 200 000 personas cada año y mata a 30 000 de ellas, en poblaciones no-vacunadas.[15]

Epidemiología

Zona endémica de fiebre amarilla en África, 2009.
Zona endémica de fiebre amarilla en Sudamérica, 2009.

La fiebre amarilla solo ocurre actualmente en África, Sudamérica y el Caribe.[16]​ La mayoría de los brotes en Sudamérica ocurren entre personas que trabajan en las selvas tropicales lluviosas, convirtiéndose por ello, en esas localidades, en una enfermedad ocupacional.

Es transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti y otros mosquitos de los géneros Aedes, Haemagogus[17]​ y Sabethes, que se encuentran generalmente a menos de 1.300 metros sobre el nivel del mar, pero Aedes han sido hallados ocasionalmente hasta los 2.200 msnm, en las zonas tropicales de América y África. En la fiebre amarilla de transmisión urbana hay que recordar que Aedes aegypti abunda en zonas húmedas alrededor del agua estancada limpia, y sólo pica durante el día.

La enfermedad puede permanecer localmente desconocida en humanos por extensos períodos y súbitamente brotar en un modo epidémico. En Centroamérica, Venezuela y Trinidad, tales epidemias se han debido a la forma de la enfermedad (fiebre amarilla selvática), que permanece viva en la población de monos aulladores y es transmitida por el mosquito Haemagogus, el cual vive precisamente en el dosel forestal de las selvas lluviosas. El virus pasa a los humanos cuando las selvas altas son taladas. Los obreros forestales pueden entonces transmitir la enfermedad a otros, iniciando así una epidemia.[18]

El período de incubación se sitúa entre los 3 y los 7 días.[19]​ La duración de la enfermedad en caso de curación es de una a dos semanas. Tras el período de incubación cabe distinguir dos formas clínicas: la leve y la grave o clásica.

  • Forma leve. Es poco característica y sólo se sospecha en zonas endémicas y especialmente durante las epidemias. Comienza bruscamente con fiebre elevada, escalofríos y cefalea. Pueden existir, además, mialgias, náuseas, vómitos y albuminuria.[20]​ Suele durar de 1 a 3 días y curar sin complicaciones.

Diagnóstico

El diagnóstico en zonas tropicales suele establecerse a partir de los datos clínicos. La confirmación del diagnóstico requiere la demostración de un ascenso al cuádruple en el título de anticuerpos en un paciente sin historia reciente de vacunación frente a la fiebre amarilla y si se han podido excluir reacciones cruzadas frente a otros flavivirus, o la demostración del virus de la fiebre amarilla, sus antígenos o genoma en tejidos, sangre o líquidos biológicos.

Tratamiento

No existe tratamiento eficaz para la fiebre amarilla, justificando la importancia de la vacunación. En los casos graves está indicado el tratamiento sintomático y de soporte, particularmente la rehidratación y el control de posible hipotensión. La mortalidad global es del 5% en poblaciones indígenas de regiones endémicas, aunque en los casos graves, en epidemias o entre poblaciones no indígenas, hasta el 50% de los pacientes pueden fallecer. Ciertos casos resultan en insuficiencia renal aguda por lo que la diálisis es importante para el tratamiento renal.

Pronóstico

Reportes históricos han mostrado la tasa de mortalidad entre 1 de 17 (5,8 %) y 1 de 3 (33 %).[21]​ Las notas informativas de la OMS para la fiebre amarilla, actualizadas en 2001, cita que 15 % de los pacientes entrarán en una «fase tóxica»y que la mitad de ellos morirían entre 10 a 14 días, y la otra mitad se recuperaría.[22]

Profilaxis

En 1937, Max Theiler, trabajando para la Fundación Rockefeller, desarrolló una vacuna para la fiebre amarilla, la cual efectivamente protege a aquellas personas que viajan a áreas afectadas, manteniendo a su vez un medio de control de la enfermedad.

La profilaxis se realiza mediante el uso de una vacuna que es eficaz desde los 10 días hasta diez años después de colocada y por medio de medidas de control que se basan en el aislamiento de los enfermos para evitar en lo posible que sean picados de nuevo por los mosquitos vectores, así como en la desinsectación, el control de mosquitos y el empleo de medios que eviten las picaduras (ropa protectora, repelentes, redes), aunque estas últimas no siempre son eficaces en el control del mosquito.[23]​ El mejor método de control es la vacunación de la población receptiva (habitantes de zonas endémicas y viajeros a éstas).

Estudios recientes han descubierto un incrementado número de áreas afectadas por infecciones virales transmitidas por mosquitos y han justificado la investigación y financiamiento de vacunas.[24],[25]

Véase también

Referencias

  1. J. J. Heagerty. Mal de Siam. Can Med Assoc J. 1925 diciembre; 15(12): 1243–1245. [1]
  2. Universidad de la Florida, Instituto de Alimentos y Ciencias Agrícolas. [2] Último acceso el 18 de septiembre de 2007.
  3. Schmaljohn AL, McClain D. (1996). Alphaviruses (Togaviridae) and Flaviviruses (Flaviviridae). In: Baron's Medical Microbiology (Baron S et al, eds.) (4th ed. edición). Univ of Texas Medical Branch. ISBN 0-9631172-1-1. 
  4. Estébanez, Pilar (2005). Medicina humanitaria. España: Ediciones Díaz de Santos. p. 261. ISBN 84-7978-671-X. «En África la zona endémica comprende la porción localizada entre las latitudes 15 °N y 10 °S». 
  5. Anker M, Schaaf D, et al (7 de enero de 2000). «WHO Report on Global Surveillance of Epidemic-prone Infectious Diseases» (PDF). WHO. p. 11. Consultado el 11 de junio de 2007. 
  6. Gould EA, de Lamballerie X, Zanotto PM, Holmes EC (2003). «Origins, evolution, coadaptations within the genus Flavivirus». Advances in Virus Research. Advances in Virus Research 59: 277-314. ISBN 9780120398591. PMID 14696332. doi:10.1016/S0065-3527(03)59008-X. 
  7. Oldstone, M. (1998). Viruses, Plagues, and History, New York: Oxford University Press.
  8. McNeill, J. R. (2010). Mosquito Empires:Ecology and war in the greater Caribbean, 1620-1914. NY: Cambridge University Press. pp. 44-45. 
  9. McNeill, J.R. (2004). «Yellow Jack and Geopolitics: Environment, Epidemics, and the Struggles for Empire in the American Tropics, 1650-1825». OAH Magazine of History 18 (3): 11. doi:10.1093/maghis/18.3.9. 
  10. a b c Rogozinski, Jan (2000). A brief history of the Caribbean. Plume. ISBN 978-0452281936. 
  11. Bollet, AJ (2004). Plagues and Poxes: The Impact of Human History on Epidemic Disease. Demos Medical Publishing. pp. 48-9. ISBN 1-888799-79-X. 
  12. Miller, Jacquelyn C (2005). «The Wages of Blackness: African American Workers and the Meanings of Race during Philadelphia's 1793 Yellow Fever Epidemic». The Pennsylvania Magazine of History and Biography 129 (2): 163-194. 
  13. Gaspar García, Dolores (1992). «La epidemia de fiebre amarilla que asoló Barcelona en 1821, a través del contenido del manuscrito 156 de la Biblioteca Universitaria de Barcelona». Gimbernat (18): 65-72. Consultado el 22 de julio de 2013. 
  14. Tomori O (2002). «Yellow fever in Africa: public health impact and prospects for control in the 21st century». Biomedica 22 (2): 178-210. PMID 12152484. 
  15. «Yellow fever fact sheet». WHO—Yellow fever. Consultado el 21 de julio de 2013. 
  16. «Yellow fever: a current threat». WHO. Consultado el June 25 de 2006. 
  17. Ministerio del Poder Popular para la Salud-Venezuela. [3] Último acceso el 18 de septiembre de 2007.
  18. Theiler, Max and Downs, W. G. (1973). The Arthropod-Borne Viruses of Vertebrates: An Account of The Rockefeller Foundation Virus Program 1951-1970. Yale University Press. ISBN 0-300-01508-9. 
  19. Gobierno de España. Ministerio de Sanidad y Consumo. Instituto de Salud Carlos III.[4] Último acceso el 18 de septiembre de 2007.
  20. ALERO, Nereida. A propósito de la fiebre amarilla en Venezuela. Invest. clín. [online]. dic. 2003, vol. 44, n.º 4 [citado 18 de septiembre de 2007], p.269-271. Disponible en la World Wide Web: [5]. ISSN 0535-5133.
  21. Mauer HB. «Mosquito control ends fatal plague of Yellow Fever». etext.lib.virginia.edu. Consultado el 11 de junio de 2007 de 2006.  (periódico no fechado)
  22. «WHO Yellow Fever Fact Sheet». Consultado el 19 de septiembre de 2007. 
  23. «Joint Statement on Mosquito Control in the United States from the U.S. Environmental Protection Agency (EPA) and the U.S. Centers for Disease Control and Prevention (CDC)» (PDF). Environmental Protection Agency. 3 de mayo de 2000. Consultado el June 25 de 2006. 
  24. Pugachev KV, Guirakhoo F, Monath TP (2005). «New developments in flavivirus vaccines with special attention to yellow fever». Curr Opin Infect Dis 18 (5): 387-94. PMID 16148524. Consultado el 18 de septiembre de 2007. 
  25. Petersen LR, Marfin AA (2005). «Shifting epidemiology of Flaviviridae». J Travel Med. 12 Suppl 1: S3-11. PubMed. Consultado el 18 de septiembre de 2007.