San Pedro Sacatepéquez (San Marcos)

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San Pedro Sacatepéquez es un municipio del departamento de San Marcos, en la República de Guatemala. La municipalidad es de segunda categoría y cuenta con una ciudad que es la cabecera municipal de San Pedro Sacatepéquez. Sus aldeas son: Cantel, Corral Grande, Chamac, Champollap, Chim, El Cedro, El Tablero, La Grandeza, Mavil, Piedra Grande, Provincia Chiquita, Sacuchum, San Andrés Chapil, San José Cabén, San Pedro Petz, Santa Teresa, La Cuchilla y Soché; y además cuenta con sesenta y siete caseríos en el área rural. San Pedro Sacatepéquez lleva el nombre de San Pedro en honor al Apóstol de Cristo, y de Sacatepéquez que se deriva de las voces «Sacat» -que significa hierba o sacate- y «tepet» que significa cerro; esto quiere decir que «Sacatepéquez» significa «Cerro de hierba o zacatera». Además del español se habla el idioma indígena Mam.

La economía del municipio se basa en el cultivo de maíz, trigo, papa, frijol, haba, alfalfa y cebada; actividades pecuarias como la crianza de ganado vacuno y ovino; la actividad industrial -fabricación de instrumentos musicales, joyería, productos de cuero, panadería y las artesanías del lugar -principalmente la producción de suéteres de lana, tejidos típicos de algodón, cestería, cohetillos, teja y ladrillo de barro y artículos en cuero-.[1]

Entre sus atractivos naturales están las cascadas de Los Tres Chorros, Las Cataratas de Los Chocoyos, y El Agua Tibia; el poblado está irrigado por los ríos Agua Tibia, Hondo, Escondido, Santo Domingo y Tres Chorros y el riachuelo La Ciénaga. Al municipio se llega por la Ruta Nacional N.° 1.[1]

Historia

La primera noticia documentada que se tiene de San Pedro Sacatepéquez data del 1 de mayo de 1543, cuando en Barcelona, España se emitió una Real Cédula en la que el emperador Carlos V agradecía los servicios prestados -conforme la relación hecha- por los caciques de los pueblos de Sacatepéquez en lo referente a Lacandón y la Verapaz durante las Capitulaciones de Tezulutlán, concediéndoles privilegios especiales.[2][3]

Época colonial: Doctrina mercedaria

Escudo
mercedario.
Conventos de los Mercedarios durante la época colonial en Guatemala y área aproximada de las doctrinas que les pertenecían.


Luego de la conquista española en la década de 1520, en 1565 se creó la provincia mercedaria de la «Presentación de Guatemala»; originalmente los mercedarios habían obtenido del obispo Francisco Marroquín varios curatos en el valle de Sacatepéquez y Chilmatenango, pero los cambiaron con los dominicos por el área de la Sierra de los Cuchumatanes.[4]​ Durante la primera parte del siglo xvii tenían a su cargo la evangelización de algunos pueblos alrededor de la ciudad de Santiago, que con el paso del tiempo pasaron a formar parte de la ciudad; dichos pueblos fueron Espíritu Santo, Santiago, San Jerónimo y San Anton —que funcionaba como la cabecera de su encomienda y vicaría y en donde estaba el convento que tenían los mercedarios y que asitía el comendador, cura y coadjudtor de la orden.[4]

La corona española se enfocó en la catequización de los indígenas. Las congregaciones fundadas por los misioneros reales en el Nuevo Mundo fueron llamadas «doctrinas de indios» o simplemente «doctrinas». Originalmente, los frailes tenían únicamente una misión temporal: enseñarle la fe católica a los indígenas, para luego dar paso a parroquias seculares como las establecidas en España; con este fin, los frailes debían haber enseñado los evangelios y el idioma español a los nativos. Ya cuando los indígenas estuvieran catequizados y hablaran español, podrían empezar a vivir en parroquias y a contribuir con el diezmo, como hacían los peninsulares.[5]​.

Pero este plan nunca se llevó a cabo, principalmente porque la corona perdió el control de las órdenes regulares tan pronto como los miembros de éstas se embarcaron para América. Protegidos por sus privilegios apostólicos para ayudar a la conversión de los indígenas, los misionares solamente atendieron a la autoridad de sus priores y provinciales, y no a la de las autoridades españolas ni a las de los obispos. Los provinciales de las órdenes, a su vez, únicamente rendían cuentas a los líderes de su orden y no a la corona. Una vez habían establecido una doctrina, protegían sus intereses en ella, incluso en contra de los intereses del rey y de esta forma las doctrinas pasaron a ser pueblos de indios que se quedaron establecidos para todo el resto de la colonia.

Las doctrinas fueron fundadas a discreción de los frailes, ya que tenían libertad completa para establecer comunidades para catequizar a los indígenas, con la esperanza de que estas comunidades pasaran con el tiempo a la jurisdicción de una parroquia secular a la que se le pagaría el diezmo. En realidad, lo que ocurrió fue que las doctrinas crecieron sin control y nunca pasaron al control de parroquias; se formaron alrededor de una cabecera en donde tenían su monasterio permanente los frailes y de dicha cabecera salían los frailes a catequizar o visitar las aldeas y caseríos que pertenecían a la doctrina, y que se conocían como anexos, visitas o pueblos de visita. Así pues, las doctrinas tenían tres características principales:

  1. eran independientes de controles externos (tanto civiles como eclesiásticos)
  2. eran administradas por un grupo de frailes
  3. tenían un número relativamente grande de anexos.[5]

La administración colectiva por parte del grupo de frailes eran la característica más importante de las doctrinas ya que garantizaba la continuación del sistema de la comunidad en caso falleciese uno de los dirigentes.[6]

Según la relación del obispo Juan de las Cabezas en 1613[7]​ y las actas de visita pastoral del arzobispo Pedro Cortés y Larraz en 1770,[8]​ los mercedarios llegaron a tener a su cargo nueve doctrinas, y sus muchos anexos, que eran: Santa Ana de Malacatán, Concepción de Huehuetenango, San Pedro de Solomá, Nuestra Señora de la Purificación de Jacaltenango, Nuestra Señora de la Candelaria de Chiantla, San Andrés de Cuilco, Santiago de Tejutla, San Pedro de Sacatepéquez en San Marcos, y San Juan de Ostuncalco.[9]

En 1754, debido a las reformas borbónicas impulsadas por la corona española, los mercedarios y el resto del clero regular tuvieron que transferir sus doctrinas y curatos al clero secular, por lo que la orden perdió su doctrina en San Pedro Sacatepéquez.[10]

Tras la independencia de Centroamérica

El 13 de octubre de 1876, de acuerdo al decreto 165 del gobierno liberal del general Justo Rufino Barrios y considerando conveniente poner en práctica medidas que tendieran a mejorar la condición de la clase indígena y que varios aborígenes principales de San Pedro Sacatepéquez habían manifestado su deseo de que se previniera que aquella región usara el traje como el acostumbrado por los ladinos, el presidente Barrios decretó que para los efectos legales, se declararan ladinos a los indígenas de ambos sexos de la localidad, quienes usaron desde 1877 entrante el traje que corresponde a la clase ladina.[11][a]

Revolución quetzalteca de 1897

Brigada del general García León en los campos de Totonicapán. Ejército leal al presidente Reina Barrios[12]

En septiembre de 1897, luego del fracaso de la Exposición Centroamericana y la grave crisis económica que afrontaba Guatemala tras la caída del precio internacional del café y de la plata, luego de que el gobierno había emprendido la construcción simultánea del Ferrocarril del Norte de Guatemala|ferrocarril interoceánico]] y de monumentos y edificios oficiales lujosos en la Ciudad de Guatemala, los quetzaltecos se manifestaron en contra de la decisión del presidente José María Reina Barrios de extender su mandato ya que violaba la Constitución de la República de ese entonces y además existía un descontento generalizado en el país por el despilfarro que el gobierno había hecho.[b]​ Un grupo de revolucionarios, entre los que se encontraba el ex ministro de Reina Barrios Próspero Morales, tomó las armas con el fin de apoderarse de varias instituciones y evitar que el gobernante siguiera en el poder. El 7 de septiembre, día en que estalló la revolución, los alzados avanzaron contra San Marcos, en donde tomaron el cuartel militar, la cárcel, las oficinas de rentas y las de telégrafos de esa ciudad. El 15 de septiembre las fuerzas revolucionarias proclamaron su victoria sobre las fuerzas militares de Reina Barrios y las autoridades quetzaltecas desconocen al gobierno del presidente; posteriormente los revolucionarios tomaron Ocós, Colomba y Coatepeque, pero el 4 de octubre el ejército contraatacó y retomó el control dando fin a la revolución. El 23 de octubre de 1897, luego de los eventos bélicos, San Pedro Sacatepéquez pasó a ser la cabecera del departamento de San Marcos.[12]

Siglo XX

Ruinas de la iglesia católica de San Pedro Sacatepéquez en 1925. La iglesia fue destruida junto con el resto de la población por la erupción del Volcán Santa María de 1902.

El 25 de octubre de 1902, el pueblo fue destruido por la erupción del Volcán Santa María, el cual antes de 1902 el volcán había estado inactivo por al menos 500 años y posiblemente varios miles de años, pero su despertar fue claramente indicado por un enjambre sísmico en la región que comenzó en enero de 1902 y un fuerte terremoto destruyó la ciudad de Quetzaltenango el 18 de abril de 1902. La erupción comenzó el 24 de octubre, y las explosiones más grandes ocurrieron durante los siguientes dos días, expulsando aproximadamente 5,5 km³ de magma, siendo una de las mayores del siglo xx.[14]​ Por la poca actividad previa en el Santa María, los habitantes locales no reconocieron la sismicidad precedente como un signo de aviso de una erupción. Al menos cinco mil personas murieron como resultado de la propia erupción, y un brote posterior de malaria mató muchos más.[15]

La erupción del volcán lanzó una columna de material que alcanzó 28 kilómetros de altura y formó una nube obscura que cubrió la luz del sol durante varios días. La erupción tardó treinta y seis horas y formó un gran cráter en el franco suroccidental de la montaña, lo que formó el volcán Santiaguito.

Erupción del Volcán Santa María en 1902 que destruyó el poblado.

En la Ciudad de Guatemala el presidente Manuel Estrada Cabrera y su gabinete estaban ocupados en la organización de los festejos de Minerva; su respuesta ante la catástrofe fue tratar de disminuir su impacto y, en el peor del caso, tratar de silenciarla evitando que los medios de prensa divulgaran las dimensiones de la catástrofe en la región occidental del país.[16]

La respuesta oficial del gobierno central ante las autoridades quezaltecas fue de declarar no disponibilidad de fondos públicos, ya que recientemente se habían empleado en la ayuda para esa misma ciudad, para los damnificados por los terremotos del mes de abril, por lo cual era imposible atender a la petición.[17]​ En tales circunstancias, el alcalde de la ciudad, en sesión extraordinaria informó a todos los miembros del consejo que a raíz de la erupción los pastos y siembras de la “la zona de occidente de la República” se arruinaron, por lo que entonces era de esperarse escasez de granos básicos, afectando tal situación especialmente a las personas de escasos recursos. Por tal razón, la corporación municipal decidió que doscientos pesos se invirtieran en la compra de alimentos para ser repartidos entre los más necesitados. Asimismo, el ganado de las haciendas estaba pereciendo. Empezaron a reportarse pérdidas, no solo por la desaparición de los rebaños sino también por la falta de ganado para abastecimiento de las carnicerías de la ciudad. Ante la escasez de alimentos en la región, el consejo municipal tomó la decisión de solicitar al gobierno central –la cual fue aprobada– la autorización para importar libre de gravamen dos mil quintales de harina hasta llegar a completar diez mil, durante los meses siguientes.

La población fue afectada en distintas formas: para los indígenas fue verdaderamente catastrófica, no solamente porque perderon parientes y amigos, sus casas y cosechas, sino además fueron obligados a trabajar en las labores de reconstrucción. Por su parte, los terratenientes vieron la oportunidad de resarcirse de los daños obteniendo otras tierras y así lo solicitaron al presidente Estrada Cabrera, quien les dio terrenos en San Miguel Uspantán en el Quiché y en Panam en Suchitepéquez y Sololá, las que hasta entonces habían sido tierras comunitarias de los indígenas de la región.[15]

El 3 de diciembre de 1926 se elevó la cabecera al rango de ciudad. Luego, el 16 de diciembre de 1935, se anexó a la población de San Marcos, formando un solo municipio al que se le llamó La Unión San Marcos, considerándose que era importante efectuar este acuerdo por ser de utilidad y necesidad pública. No obstante, La Unión San Marcos fue suprimido el 20 de julio de 1945, y se volvieron a establecer los municipios de San Pedro Sacatepéquez y de San Marcos, pasando este último a ser nuevamente la cabecera del departamento.

A inicios de la tercera década del siglo xx las ciudades de San Pedro Sacatepéquez y de San Marcos se abastecian del fluido eléctrico utilizando una planta de energía eléctrica ubicada sobre el río Nahuatla, cuya capacidad era de 84kw. La estructura organizativa de la Empresa Eléctrica local (EE) estaba integrada por un Comité Administrativo, un gerente, tesorero, maquinistas y peones. A medidados de la década de 1930 surgió la iniciativa por parte del gerente alemán, Walter Fox, de establecer una segunda planta de energía eléctrica; sin embargo, Fox se retiró de la empresa dejando inconclusa la instalación de la segunda planta.[18]​ El comité de administración nombró un nuevo gerente, el también alemán Erwin Bhir, quien residía en la ciudad de Quetzaltenango quien se comprometió a finalizar la instalación instalar la segunda planta que tenía capacidad de 125kw. La planta se puso en funcionamiento a principios de la década de 1940 y prestaba servicios únicamente en jornada nocturna, pero su capacidad no era suficiente para cubrir la demanda de San Pedro y San Marcos.[18]

Según acuerdo gubernativo del 21 de agosto de 1940 se acordó celebrar la feria titular de este municipio durante la última semana del mes de junio, siendo el día principal el 29, fecha en que la iglesia Católica conmemora a los apóstoles San Pedro y San Pablo. A esta fiesta se le conoce como «Flor de Retana», y como tradición en éste municipio los pobladores ya sean ladinos o mestizos se disfrazan con el traje típico de San Pedro como un tributo y reverencia a las generaciones pasadas originarias del municipio.[1]

Con el objetivo de ampliar la cobertura del servicio eléctrico, se reformó la red de distribución; de esta forma, el Estado de Guatemala, por medio de la Ley General de Electricidad, -Decreto 93-96 del Congreso de la República promulgada el 15 de noviembre de 1996- optimizó el crecimiento del subsector eléctrico y creó los marcos legales para formar empresas de generación, transmisión y distribución eléctrica. Como parte de esta reorganización, la Empresa Eléctrica Municipal de San Pedro (EEM), es el propietario de las instalaciones destinadas a distribuir comercialmente energía eléctrica en su jurisdicción.[18]

Siglo XXI: tormenta Stan

El huracán Stan, azotó Guatemala como huracán de categoría I en los primeros días de octubre de 2005 y causó daños y pérdidas al país por unos mil millones de dólares, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). De acuerdo al informe, el huracán afectó directamente a catorce de los veintidós departamentos de Guatemala; además, provocó seiscientos setenta muertos, ochocientos cincuenta desaparecidos y tres millones y medio de damnificados.[19]

Las lluvias continuas pusieron al descubierto el desastre medioambiental de Guatemala: las deforestadas montañas no soportaron los bolsones agua y humedad que en esos días se formaron provocando derrumbes y deslaves. La mayoría de los ríos que brotan en las depredadas montañas de la bocacosta, con sus cuencas casi sin vegetación y la pérdida de profundidad en sus causes, provocó que se desbordaran e inundaran amplias regiones cultivadas y decenas de comunidades rurales y cabeceras municipales en la franja costera del país. En la altiplanicie central y occidental, capas y pliegues de cerros y volcanes se derrumbaron destruyendo cientos de viviendas y la tragedia humana. De la parte alta de la cuenca del lago de Atitlán, los deslaves fueron continuos, arrastrando lodo, piedras, rocas y arena. El lago, que normalmente recibe las aguas negras de doce cabeceras municipales, fue inundado con un gran volumen de desechos que flotaron durante varios días.[20]

Los deslaves e inundaciones provocaron el colapso de las comunicaciones terrestres, aéreas y de telefonías, en un período que osciló de tres a cuatro días, en más de la mitad del país. Según las cifras del gobierno, se destruyeron quince puentes, un tercio de la red asfaltada y la mitad de caminos de terracería. UNICEF informó que mil dosciendos niños y niñas quedaron huérfanos.[21]​ El municipio de San Pedro Sacatepéquez fue uno de los que sufrieron las mayores pérdidas humanas.[21]

Algunos personajes destacados

Aspectos Físico Naturales

  • Fisiografía: Este municipio se encuentra en la Sierra Madre
  • Zona de Vida: Es un área de bosques muy húmedos montañosos, bajo subtropical, en el que predominan suelos francos a franco arcillosos con perfiles arables hasta 0.80 m con madera y drenaje interno, suelos profundos color negro a gris, pendientes entre 12- 32%, 32 a 45%, una precipitación pluvial con un promedio de 2,730 mm anuales, biotemperatura de 12.5 a 18.60 C, relieve accidentado en su mayor parte.
  • Accidentes Geográficos: Cuenta con 8 montañas y 13 cerros,
  • Accidentes Hidrográficos: Lo cruzan 25 ríos, 36 riachuelos y 7 quebradas.

Potenciales de Uso y Explotación

  • Producción Agrícola: Maíz, trigo, papa, fríjol, haba, alfalfa, cebada, además apta para la siembra de brócoli, lechuga, coliflor, frutales. En cuanto a especies forestales existen buenas condiciones para su establecimiento. La situación de los suelos y los bosques en este municipio es delicada y por tal razón existen ocho viveros forestales administrados por grupos comunales en cinco aldeas del municipio: Mávil, Piedra Grande, Sacuchum, dos en San Andrés Chápil, y tres en Santa Teresa.
  • Potencial Pecuario: la producción se da en su mayoría en lo referente a aves de corral, ganado vacuno, ganado porcino, ganado caprino, ganado caballar y conejos.
  • Áreas de Protección y Conservación: la municipalidad posee un astillero en el cual se encuentran las fuentes de agua que surten a la población por lo cual debe de someterse a una protección especial.
  • Producción Artesanal: una de las principales industrias a la que se dedican los habitantes del municipio es la tejeduría, en la que hacen verdaderas creaciones en corte, encajuelados muy especialmente de huipiles. Los suéteres de lana, tejidos de algodón, cestería, muebles de madera, instrumentos musicales, máscaras, joyería, productos de cuero, teja, ladrillo y ladrillo de barro, juegos pirotécnicos. Son famosos también los panes conocidos como Shecas hechas de harina de trigo, afrecho y otros ingredientes.

Cultura

Reliquias de San Pedro Sacatepéquez

Emperador Carlos V de España en 1548. Cuadro de Tiziano.
Fernando VII.
  1. Campana mayor de la iglesia: esta campana es la más antigua en Centroamérica ya que fue elevada al campanario por el padre fray Francisco Bravo en 1577.[1]​ La campana en la parte superior y en letras góticas tiene las inscripciones «Año de 1577» y la oración en latín «Pro Novis Virgo María alleluya ore tuorpis».[c]​; en la parte media contiene la frase en castellano «Siendo comendador el Padre Francisco Bravo, año MDLXXVII»; y, finalmente, en las faldas la inscripción en latín «Ptrus Apostulus et Paulus. Doctor genetium-ipsinos-Docueon. Legetuan Domine».[d]​ Está situada en el interior de la iglesia parroquial, cerca de la puerta; tiene un metro de alto, boca de 0.95 m, en la parte superior por dentro su diámetro es de 0.35 m, posee un espesor de 0.08 m, y tiene un peso aproximado de media tonelada. A través de los siglos le han aparecido grietas que terminaron por inutilizarla.[1]
  2. Pergamino concedido por Carlos V: en Real Cédula, fechada en Barcelona, España en 1543, el emperador español Carlos V, entre otras cosas, agradece al cacique Pedro de Sacatepéquez la ayuda que proporcionó a los frailes Pedro de Angulo, Rodrigo de Ladrada y Bartolomé de las Casas, O.P. en la conquista pacífica de las provincias de Teculiclán, Lacandón y sus comarcas (y que pasaron a llamarse las Verapaces), proceso conocido también como las Capitulaciones de Tezulutlán.[2][3]
  3. Medalla de plata del rey Fernando VII: de dos pulgadas de diámetro y 0.01 m de espesor, esta medalla fue un regalo del rey Fernando VII al pueblo de San Pedro Sacatepéquez. En el anverso, rodeada por una corona de laurel se lee la inscripción: «A la fiel generosidad de los indios del reyno de Guatemala». En el anverso y parte inferior aparecen algunas flechas y un arco. En el reverso, en la parte superior se lee: «Viva Fernando VII rey de España e Indias.», mientras que en la parte inferior está fechada «Año de 1,809».[1]
  4. Monolitos pre colombinos: se han descubierto varios monolitos en aldea San Pedro Petz, la cual se considera como el primer asentamiento de San Pedro Sacatepéquez. Dichos monolitos se encuentran en exhibición en la alcaldía auxiliar. Asimismo, se encuentran piezas arqueológicas que tienen sus propias leyendas, como por ejemplo las conocidas como «la del Peto y la Peta», de la se cuenta que alguna vez fue de una familia.[1]

Tradiciones y costumbres

  • Morería: en Guatemala, como en muchos lugares de América Latina, existen danzas centenarias que representan pasajes históricos o católicos, las cuales han quedado como herencia de las danzas doctrinarias de los padres de la Orden de Predicadores, quienes las utilizaban para transmitir sus mensajes a los pueblos indígenas que no hablaban el castellano.[2]​ En el xx, las danzas ya no eran informativas sino formaban parte de la cultura y distracción popular y se organizaron por grupos artísticos conocidos como morerías. Las primeras noticias que se tienen de morerías en San Pedro Sacatepéquez fue la que realizó la familia apellidada Chic, de Totonicapán; luego en 1925 hubo otra morería, en pequeña escala, a cargo de Paulino Velásquez. A partir de 1948, ha existido una morería tradicional muy bien organizada, propiedad de Gregoria Clementina Orozco de Navarro, quien ha confeccionado los trajes y máscaras de cedro que se utilizan en las representaciones.[1]​ Entre las representaciones que se realizan están: el Baile de la Conquista, «Baile de los Partideños o mejicanos»[e]​, el «baile del torito»{{refn|group=lower=alpha|Representado por los mismos personajes que aparecen en el baile de los partideños con la diferencia de que los toros usan capas de carpeta u otro material frágil y para el desarrollo de esta historia es necesario que la marimba ejecute diecisiete piezas.[23]​, los «tinecos» -que es una representación de los nativos de Zunil y San Martín Sacatepéquez-[1]​, el «baile de las Flores» -que se realiza con niños y niñas.[f]​ Con respecto al baile de las flores, existe una historia particular del que se representa en San Pedro Sacatepéquez: luego de estar en boga por varios años, dejó de representarse de repente. En 1938, la señora Flavia Velásquez de Velásquez recordó esta representación y escribió todo lo necesario para un nuevo jardín; posteriormente se lo comentó a su hijo Eduardo Noé, profesor de la localidad, quien solamente tuvo que hacer unos retoques a la rima y métrica de lo escrito por su madre. A los pocos días estaba el libreto listo y se solicitó a los vecinos para que accedieran a prestar a sus hijos. Fue así como se reestrenó este baile en ocasión de celebrarse una festividad del cantón San Sebastián, el 20 de enero de 1939.[1]
  • El Convite: llamado también «Los gracejos», es una reunión que se celebra el primer domingo de cada mes de diciembre por la tarde, en ocasión de la procesión de Nuestra Señora de Concepción, quien va a la cabeza de la misma, haciendo el mismo recorrido. Los asistentes se disfrazan de las formas más variadas, llevando máscaras de madera, y algunas de plástico.[1]
  • Barrilletes: durante el otoño, específicamente en los últimos días del mes de octubre y primeros de noviembre se acostumbra volar barriletes. Aunque esto se acostumbra en muchas regiones de Guatemala, en San Pedro Sacatepéquez existe una peculiaridad: la forma de los cometas es hexagonal, con tres varas de largo, y en la parte superior llevan un arco que produce un zumbido característico. El arco no es cilíndrico, a diferencia de las varas, es rectangular y mide una vara y media de largo por lo menos. La zumba puede ser de pergamino, hule u otro material, más corta que el arco para que al estar en el aire produzca un agradable sonido. Los barriletes son de papel de china, con figuras originales, así como matices diseñados para llamar la atención tanto en tierra como en el aire, y no llevan flequillos.[1]
  • Advenimiento: el embarazo de las futuras madres siempre ha sido muy respetado en San Pedro Sacatepéquez. Antiguamente, a las mujeres encintas se les proporcionaban un metal contra los eclipses, para que el futuro bebé no naciera con labios leporinos, y de todos los gustos alimenticios que necesitaran para que no abortaran o el bebé no naciera con la boca abierta, por no satisfacer «el antojo». Luego, al nacer el hijo o hija, la comadrona lo recibía, y luego del baño correspondiente, era envuelto en pañales, amarrado con fajuelas y protegido con un gorro en la cabeza. La misma señora cauterizaba el ombligo con un objeto candente. También se le movía la cabeza para saber si no había nacido deforme. Unos trapos se le cruzaban con el objeto de detenerle la cabeza y no fuera, con el tiempo, “petacón”. No se sentaba prontos el niño sino hasta los seis meses, para que no se le cayera la mollera y se volviera “cacheton”. También recibía sahumerios para protegerlo, y en la muñeca un collarcito de corales separados por cortados de plata y una cruz como terminal. En otro lado se le ponía una bolsita con 9 pepitas de pimienta, ruda, patas de pin, pin; para preservarlo del mal de ojo.
  • El Matrimonio: el cortejo y matrimonio es una tradición muy respetado en San Pedro. Cuando el hombre tiene ya edad escoge a una muchacha y la sigue hasta donde vive. Cuenta a sus padres lo ocurrido, y éstos averiguan la procedencia y -si la familia de la muchacha está a su nivel y condiciones- realizan una visita de cortesía.
    • «Abierta de la puerta»: El padre de la muchacha consulta con la esposa y luego con su hija. Los visitantes llegan preparados con aguardiente, cigarros, panes y chocolate, que dejan en la casa contigua. Al notar que el padre denota, en parte, consentimiento, a una señal sale uno y regresa con el canasto de regalos y se sirven unas copas, como agradecimiento y una esperanza de que sea admitida la solicitud del matrimonio del hijo del principal visitante con la hija del visitado. Una vez haya transcurrido cierto tiempo, la muchacha entra con jícaras de atole que obsequia a cada visitante. Esto da a entender que esta joven ha sido mandada por la madre para que conozca a su futuro esposo.
    • Decisión de la muchacha: mientras los visitantes se alejan, si la muchacha está de acuerdo, el asunto continía; ahora bien, si ella no acepta, pero el muchacho es aprobado por los padres, principian las conversaciones sobre la conveniencia.
    • Visitas: a la cuarta visita los padres de la muchacha -si han aceptado los términos- reciben con entera confianza a la familia del muchacho y es cuando la señorita vuelve a atenderlos. Ya para esta fecha los padres de la mucha fijan el sábado para recibir la respuesta.
    • «La sabida»: al llegar el sábado estipulado, los familiares acompañan al solicitante en unión de sus padres. La comitiva es grande y lleva consigo varios canastos de pan y café en jarros, cigarros y una o dos botellas de licor. Al entrar, los hombres se quedan en la sala y las mujeres se dirigen a la cocina. Y como ya se sabía de antemano el resultado de la solicitud, esta ceremonia es únicamente un requisito a llenar. [1]
  • Culto a la Madre Maíz:los indígenas consideran al maíz como una deidad de tipo femenino y natural, y por esa razón se le conoce como «paxil», y se le denomina «madre». En la celebración interviene el «Chimên» -brujo o sacerdote aborigen- quien en la cima de los cerros practica sus ritos quemando copal, sacrificando aves de corral y bebiendo licor; también práctica la «llamada de los espíritus», actos para los cuales durante algún tiempo guarda abstinencia sexual.
  • El Pregón: consiste en que parlamentos indígenas especializados recorren las principales calles de la ciudad pronunciando en determinados lugares una locución en Mam. El Pregón es amenizado con música y visitan casas de familias indígenas donde a continuación celebran el baile de la Paxá -o baile de la Pax-, en que los danzantes portan una mazorca de maíz vestida de mujer. Las ceremonias que se celebran incluyen misas, corte y distribución de elotes. La costumbre moderna se deriva del pregón que se usaba durante la colonia española y que consitía en que salía un tambor encabezando un grupo o desfile, que se detenía en cada esquina y un lector hacía saber a los asistentes y vecinos en general las nuevas disposiciones del rey, haciendo ver las consecuencias si no se cumplían sus órdenes; tras la Independencia de Centroamérica, se utilizó el mismo formato para agradecer al Creador el producto nacido de la tierra y repartir a los habitantes de San Pedro Sacatepéquez el producto de la cosecha, mediante un recorrido anual.[1]
  • Las sentadas: ésta es una costumbre que ha ido quedado en el olvido. Era una celebración por el acabo de novena del Niño Dios. La imagen del niño Jesús era sentada -de allí su nombre-, en un risco, y la mujer de mayor edad de la casa era la encargada de conducirlo a casa de los propietarios. Podía ser pequeña o grande la procesión. Se acostumbraba verificar estas reuniones de día, de las 8 a las 18 horas y, si así lo permitía el dueño de la casa, podía bailarse. Los asitentes descansaban a la hora del almuerzo -generalmente a las once de la mañana- y luego a la de la cena -usualmente las cinco de la tarde-.[1]
  • Inauguración de una vivienda: Después de terminada la casa (de adobe y teja de barro), se nombraban padrinos para la inauguración de la vivienda. Los dueños de la casa colocaban una cruz de madera o metal en la sala principal, adornándola con flores sobre una mesa con mantel blanco o floreado a amanera de altar. De antemano se le había ido a hablar al cura para la bendición. Sabiéndose el antemano se le había ido a hablar al cura para la bendición. Sabiendo el día y la hora, los padrinos y dueños esperaban al religioso, este llegaba acompañado de un sacristán y rezaban todos para el bien de los futuros habitantes. Terminada la ceremonia el cura desaparecía; entonces era la verdadera fiesta, que consistía en obsequiar copitas de aguardiente a cuanto invitado estaba presente, luego, almuerzo para la misma cantidad de asistentes. Terminada la bendición y repartido el aguardiente, se principiaba a bailar sones, tocados por marimba contratada especialmente, hasta terminar la fiesta, que por lo regular tardaba todo el día, de las 9 a las 18 horas.[1]
  • La Muerte: Cuando una persona se encontraba postrada en cama, se llamaba al chiman (brujo), para que dictaminara si tenía curación el enfermo; en caso contrario, los hijos y demás parientes se arrodillaban con los brazos cruzados uno por uno, para que el agonizante les diera la bendición. Si este moría lo bañaban con agua y jabón, si era hombre lo afeitaban y mujer, la peinaban, luego, lo recostaban sobre el suelo para ganar indulgencias y pagarle a la Santa tierra sus tributos. Además se le ponía un ladrillo como almohada. Luego, lo amortajaban con ropa nueva, un pañuelo negro era amarrado a la cabeza, otro, de la quijada a la cabeza, un cordón en la cintura de dos hilos y a cada uno le hacían cinco nudos de cuatro vueltas, los cuales significaban cinco misterios, para que los espíritus malos lo abandonaran y pudiera entrar a la gloria de Dios con jubilo. Al saber los familiares, vecinos y conocidos el fatal acontecimiento, se acercaban a la casa (no habían funerarias) y antes de saludar se dirigían en donde se entraba el cadáver encajonado, hincándose cerca y rezaban, luego se dirigían a los deudos y les daban el pésame, rogándoles, a la vez, resignación. Después repartían aguardiente a los deudos; “como para aguantar el dolor”. A veces llevaban agüita de hojas de te limón, de naranja. Si había velorio lo hacían en compañía de los vecinos y si no, lo conducían al cementerio por la principal calle a la iglesia. Formaban entre todos los acompañantes una valla en donde los hombres iban en un lado y las mujeres en el otro. Al llegar a la puerta del cementerio general, esperaban a que el cuerpo entrara siguiéndolo a continuación los demás. Se acostumbraba que los dolientes fueran detrás del cajón. También creían en una vida mejor más allá por ello acostumbraban colocar, dentro del féretro, algunas prendas de vestir con algunos rituales. Creían que el espíritu no moría.[1]

Clima

San Pedro Sacatepéquez tiene clima templado (Köppen: Cwb).

  Parámetros climáticos promedio de San Pedro Sacatepéquez 
Mes Ene. Feb. Mar. Abr. May. Jun. Jul. Ago. Sep. Oct. Nov. Dic. Anual
Temp. máx. media (°C) 17.5 18.1 19.6 20.7 20.7 19.9 19.9 20.4 19.8 19.1 18.6 18.1 19.4
Temp. media (°C) 10.1 10.5 12.0 13.7 14.9 14.9 14.8 14.7 14.7 13.9 12.2 11.3 13.1
Temp. mín. media (°C) 2.8 3.0 4.5 6.7 9.2 10.0 9.7 9.0 9.7 8.7 5.9 4.5 7
Precipitación total (mm) 7 5 28 69 231 345 270 298 306 218 18 14 1809
Fuente: Climate-Data.org[24]

Ubicación geográfica

San Pedro Sacatepéquez está a 249 kilómetros de la ciudad capital y a 48 kilómetros de la cabecera departamental de Quetzaltenango, distando también solo un kilómetro de la cabecera departamental de San Marcos.

Norte: San Lorenzo, municipio del departamento de San Marcos
Oeste: San Marcos, El Tumbador y Esquipulas Palo Gordo, municipios del departamento de San Marcos Este: San Antonio Sacatepéquez, municipio de San Marcos, y Palestina de los Altos y San Juan Ostuncalco, municipios del departamento de Quetzaltenango[25]
Sur: San Cristóbal Cucho, La Reforma y Nuevo Progreso, municipios del departamento de San Marcos[25]

Véase también

Notas y referencias

  1. El decreto 165 que declara ladinos a los indígenas de San Pedro Sacatepéquez permaneció en vigor hasta que fue derogado por el decreto No. 1719 del Ejecutivo el 29 de agosto de 1935, durante el gobierno del general Jorge Ubico.
  2. En ese tiempo no existía todavía el Canal de Panamá -que se iba a empezar a construir hasta 1903- y la idea de Reina Barrios había sido poner todos sus esfuerzos en promocionar este ferrocarril mediante la Exposición Centroamericana de 1897; desafortunadamente, el ferrocarril no fue concluido a tiempo y la exposición fue un rotundo fracaso que quebró la economía del país, y obligó al presidente a tomar medidas de austeridad, como cerrar las escuelas públicas.[13]
  3. Ruega por nosotros Virgen María, con voz, interés, e insistencia.[1]
  4. Apóstoles Pedro y Pablo, doctores de gentes. Ellos enseñaron la Ley del Señor.[1]
  5. En el baile de los partideños los personajes están distribuidos de la siguiente forma:
    • Primera Fila: Amo Pió, negrito, Agadón, don Marcelino, don Canuto, don Porfirio, don Lorenzo, pastorcito don Fermín Toros: Casco de Oro, Frente Lucero, Monte alegre, Campeador, Linda Tarde y Reservante.
    • Segunda Fila: Mayordomo Primero, Juan Zagal, don Gregorio, don Fernando, don Tomás, don Sebastián, pastorcito don Herculano.
    • Toros: flor de Campo, chino, Bramante, Chomeco, chiliano, flor de Zacatón y Morilián.
    El vestido de los hombre es el típico «charro jalisciense», con adornos de plata, tanto en los pantalones como en los sacos, bordados con el «águila mejicana» en el dorso y el charro. Los toros son jóvenes que usan una mascara del cuadrúpedo, adaptada a la cara humana, en cada cuerno una campanita, camisa blanca y saco negro. La historia es de unos vaqueros que tratan de domar a los toros; cada hombre tiene su parlamento, usan y suenan chinchines (jícaras o sonajas), y bailan al compás de las piezas que toca la marimba para ejecutar la danza completa, que consiste de treinta y tres sones y tarda cuatro horas.[23]
  6. El traje que usa cada uno de los participantes es confeccionado en su propia casa y con las características de una flor en particular; en la cabeza, los niños usan pelucas y las niñas se arreglan el cabello con adornos fabricados con flores y hojas. El torso y las manos verdes, los cuales forman el cáliz. De la cintura para abajo principal la corola, siendo tan largos los pétalos como lo requiere el representante, hasta llegarle a la orilla de la rodilla. A estos últimos le colocan alambres o los en para que se doblen hacia fuera y adquieran la forma de la flor. El argumento consiste en que el hortelano siembre unas matas y las cuida diariamente hasta que aparecen las flores; cuando considera que están en su punto, las corta y se las ofrece al Santo del lugar en donde se efectúa la presentación. Es una lucha constante entre este jardinero y el gorrión (o colibrí). Los acompaña una marimba sencilla, con diez piezas.[23]

Referencias

  1. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r Municipalidad de San Pedro (2014). San Pedro Sacatepéquez. San Pedro Sacatepéquez, San Marcos: Municipalidad de San Pedro Sacatepéquez, San Marcos. 
  2. a b c Ximénez, Francisco (1999). «XII». Historia de la provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala de la orden de predicadores. I, libro II. Tuxtla Gutiérrez: Gobierno del estado de Chiapas. ISBN 968-5025-10-X. 
  3. a b Yáñez, Agustín (1992). Doctrina. Fray Bartolomé de las Casas. México: Universidad Nacional Autónoma de México. ISBN 968-36-2016-7. 
  4. a b Juarros, 1818, p. 336.
  5. a b van Oss, 1986, p. 53.
  6. van Oss, 1986, p. 54.
  7. Pérez, 1966, p. 44.
  8. Cortés y Larraz, 1770.
  9. Pérez, 1966, p. 44-45.
  10. Juarros, 1818, p. 338.
  11. Asamblea Nacional Legislativa (1881). Recopilación de Leyes emitidas por el Gobierno Democrático de Guatemala. Guatemala: Asamblea Nacional Legistlativa. p. 453. 
  12. a b La Ilustración del Pacífico (15 de marzo de 1898). «La revolución de septiembre». La Ilustración del Pacífico (Guatemala: Siguere, Guirola y Cía) II (38): 206-208. 
  13. Arévalo Martínez, Rafael (1945). ¡Ecce Pericles!. Guatemala: Tipografía Nacional. 
  14. «Santa María». Global volcanism program (en inglés). Consultado el 7 October 2015. 
  15. a b Aragón, 2013.
  16. Arévalo Martínez, 1945, p. 64.
  17. Arévalo Martínez,, p. 67.
  18. a b c Fuentes Díaz, Herold (2009). Estudio de los indicadores de calidad comercial y distribución en la empresa eléctrica municipal de San Pedro Sacatepéquez, San Marcos. Guatemala: Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Carlos de Guatemala. 
  19. EFE. «El huracán Stan causó pérdidas en Guatemala por valor de 837 millones de euros». El País (Madrid, España). Archivado desde el original el 26 de febrero de 2015. Consultado el 26 de febrero de 2015. 
  20. SEGEPLAN, 2006, p. 2.
  21. a b SEGEPLAN, 2006, p. 3.
  22. «Los Internacionales Conejos - Marimba Orquesta». Marimbas de Guate. Guatemala. s.f. Consultado el 15 de octubre de 2015. 
  23. a b c Marroquín Rojas, Sonia (2009). «Baile de la Conquista». DeGuate. Consultado el 28 de noviembre de 2014. 
  24. «Climate: San Pedro Sacatepéquez». Climate-Data.org (en inglés). Consultado el 5 de septiembre de 2015. 
  25. a b SEGEPLAN (s.f.). «Municipios del departamento de San Marcos». Secretaría General de Planificación. Archivado desde el original el 10 de julio de 2015. 

Bibliografía

Enlaces externos