Diferencia entre revisiones de «Akenatón»

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== Titulatura ==
== Titulatura ==

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Cabeza perteneciente a una estatua colosal del faraón Ajenatón. Museo nacional de Alejandría.

Neferjeperura Amenhotep,[1]Neferjeperura Ajenatón,[2]Ajenatón,[3]​ o Akenatón,[4]​ fue el décimo faraón de la dinastía XVIII de Egipto.

Célebre por impulsar radicalmente una reforma religiosa siendo el primer reformador[5]​ religioso del que se tenga registro histórico. Fue el iniciador de un período que abarcó varios reinados y que culminó con la extinción de la casa reinante, originada en los príncipes tebanos que liberaron a Egipto de la dominación de los hicsos instaurando el Imperio Nuevo. El cambio radical que sometió a Egipto es conocido entre los historiadores como Período de Amarna[6]​ por el nombre actual del sitio donde inauguró la nueva capital del país: Ajetatón, traducida comunmente como Horizonte de Atón. Dicho período de Amarna involucró no solo cambios religiosos, sino también políticos y artísticos. Es considerado un período de los más fértiles y oscuros por los historiadores y arqueólogos de todos los tiempos.

Reinó de c. 1353/2 a 1338/6 a. C.[7]​ También es conocido como Akhenatón, Ecnatón, Ijnatón, Amenhotep IV, o Amenofis IV, nombre helenizado.[8]​ La transcripción de los jeroglíficos de su primer nombre de Trono y de nacimiento es Nefer-Jeperu-Ra Amen-Hotep.

El nombre del faraón

Ajenatón llegó al trono con el mismo nombre de nacimiento que su padre: Amenhotep, transcrito Amen-Hotep, que en el antiguo idioma egipcio significa "Amón está satisfecho" o "hágase la voluntad del dios Amón". Posteriormente, el nombre Amenhotep fue transcripto por los escritores de cultura griega como Amenofis[9]​)

Sin embargo, como consecuencia de su reforma religiosa, tras cuatro o cinco años de reinado cambió su nombre: Amenhotep, que significa «Amón está satisfecho», por el de Aj-en-Aten (Ajenatón) «útil a Atón» o «agradable a Atón».[10]

Nefertiti. Altes Museum.

Parentescos

Progenitores

Fue hijo de Amenhotep III y de la reina Tiye, que ostentaba el cargo de Gran Esposa Real. Conocimiento de las relaciones familiares de la Reina Madre de Ajenatón nos han llegado cuando se descubrió en forma casi intacta la tumba de sus padres, los nobles Yuya y Tuyu. Dicho descubrimiento fue considerado el más rico en términos arqueológicos hasta el hallazgo de la tumba de Tutanjamón (Tutankamon).

Se tiene conocimiento que los familiares de la reina Tiye eran originarios de la ciudad de Ajmin. Ajenatón sucedió a su padre tras la prematura muerte del príncipe Thutmose, sucesor por orden de primogenitura, prácticamente a la vez que la de Amenhotep. De hecho, no figura como heredero en ningún documento ni monumento de la época de su padre. No obstante, en la actualidad los distintos egiptólogos han llegado a un consenso en que el joven príncipe Amenhotep fue ascendido a corregente del rey Amenhotep III en los años finales de reinado de éste. Es más, se presume que la localización de la residencia del corregente era en la ciudad de Tebas, donde en sus primeros años contribuyó en la construcción de diversos templos.

Se sabe que a la muerte del faraón Amenhotep III, la reina viuda Tiye le sobrevivió un lapso importante de tiempo, viviendo el ascenso al trono de su hijo Ajenatón y los momentos cruciales de quiebre del orden establecido alrededor del clero de Amón y la posterior fundación de la nueva capital del reino, la ciudad de Ajetatón situada en un paraje jamás consagrado a divinidad alguna hasta ese entonces. Los historiadores creen que en dicha capital Ajenatón construyó un palacio para residencia de su madre, quien pasó los últimos días de su vida en dicho lugar.

Se cree que la reina madre Tiye falleció en Ajetatón y fue sepultada originalmente allí, pero al momento del abandono de la ciudad, y muy probablemente durante el reinado de su presunto nieto, Tutanjamón, se ordenó el traslado de sus restos a la necrópolis de Tebas donde fueron posteriormente hallados.

Familia

El cargo de Gran Esposa Real Ta hemet nesu fue ostentado por Nefertiti, quien era de una gran belleza y posiblemente tenía grandes dotes, pues con ella la figura de la Gran Esposa Real alcanzó cotas nunca vistas. Cabe mencionar que no existen registros de un faraón reinante y su principal esposa, ambos portando cartuchos reales. Una teoría sostiene que llegó a ser corregente junto a su marido con el nombre de Neferneferuatón. Incluso se creyó que a la muerte de su marido se convirtió en reina-faraón durante un corto período de tiempo con el nombre de Semenejkara, teoría abandonada en la actualidad.[11]

Los datos que se poseen posibilitan tener un adecuado conocimiento de la bella Nefertiti, quien era hija de un noble muy enraizado en la corte y quien jugaría un rol de primer orden en los años venideros de finales de la dinastía: Ay. Esta confirmado que Nefertiti era hija del noble Ay y una primera esposa, que se cree falleció prematuramente dejando a la niña Nefertiti huérfana a temprana edad. También se puede afirmar que con posterioridad Ay volvió a desposar a una nueva mujer con quien tuvo otra niña: Mutnedymet. Esta hermanastra de Nefertiti llegaría a ser consorte de un nuevo faraón que rompería la conexión con la línea sanguínea de la Dinastía XVIII: Horemheb.

Nefertiti acompañó en todas las obras que emprendió el faraon Ajenatón, ya que se la puede ver no solo en las conmemoraciones religiosas entorno al nuevo dios Atón sino también en múltiples ceremonias como el recibimiento de embajadores extranjeros, en funerales e incluso en las estelas fundacionales de la nueva capital Ajetatón. Desafortunadamente, no pudo dotar de vástagos varones al trono, y el destino de sus hijas sería el de desposar al pretendiente masculino al trono para darle legitimidad, fuera del mismo linaje sanguìneo (como era muy probablemente Tutanjamón) o un usurpador allegado (Ay).

Por último, las hipótesis apuntan a que el deceso de Nefertiti ocurrió muy probablemente antes del de su esposo, lo que implicó que Ajenatón elevase a una de sus hijas para ocupar el puesto de Gran Esposa Real.[12]

También destacó la figura de Kiya, mencionada como «La amada esposa», esposa secundaria de Ajenatón, quien muy probablemente haya cobrado relevancia por dotar de un hijo varón al rey, el príncipe Tut-anj-Atón, el futuro Tut-anj-Amón (Tutankamon), ya que en la actualidad sabemos que Nefertiti únicamente tuvo hijas del rey.

Asimismo, como era costumbre en los reyes de la dinastía XVIII, Ajenatón heredó de su padre Amenhotep III el harén real (Casa Jeneret), que incluía a la princesa mitannia Taduhepa fruto de un tratado diplomático, enviada para fortalecer aún más las relaciones entre Egipto y Mitanni durante el reinado de su padre Amenhotep III.

Ajenatón tuvo una numerosa prole de su unión con Nefertiti, todas niñas. A continuación vemos cuáles fueron sus nombres:

  • Hijas nacidas de Nefertiti (Fechas referidas al año de comienzo del reinado de Ajenatón):
    • Meritatón: durante el año 1-2. Fue gran esposa real de Ajenatón y de Semenejkara.
    • Meketatón: durante el año 2-3. Murió en el año 14.
    • Anjesenpaatón: durante el año 4-5. Fue gran esposa real de Ajenatón y de Tutanjamón.
    • Neferneferuatón-Tasherit: durante el año 7-8. Murió entre el año 14 y el 17.
    • Neferneferura: durante el año 8-10. Murió entre el año 12 y el 17.
    • Setepenra: durante el año 10-12. Murió entre el año 12 y el 17.
  • Hijas nacidas de Meritatón:

Reinado

El período histórico que comprende a la Dinastía XVIII envuelve a Egipto en un contexto histórico de excepcional importancia. Liberada del yugo de los hicsos, la tierra de los faraones se proyecta como potencia militar en territorios aledaños: por el sur en la lejana Nubia, rica en la provisión de oro y la puerta de acceso al interior de África con su oferta de marfil, pieles y maderas. Por el norte, pasando por Gaza, Palestina, Fenicia y Siria, la tierra de los faraones se podía aprovisionar de telas, maderas y distintos minerales.[13]

Escena íntima entre el faraón Tutankamón y su Gran Esposa Real Anjesenamón, hija sobreviviente de Ajenatón y Nefertiti. La herencia artística de Amarna sobrevivió a su instaurador. Las imágenes y el motivo artístico es típico de la época de Amarna. Detalle del respaldo del trono ceremonial de Tutanjamón.

Este caracter de potencia de orden mundial, que alcanzó su cénit con el faraón Tutmosis III, posibilitó el dominio no solo de amplias zonas territoriales sino también de profusos recursos mineros y alimenticios. De resultas de esto, Las Dos Tierras eran un país sumamente opulento que los faraones volcaron sucesivamente en la construcción y embellecimiento del país. Muchos estudiosos estiman que durante el reinado de Amenhotep III, padre de Ajenatón, Egipto alcanzó su cénit en términos económicos. En la actualidad, la encuesta del año 2008 de Forbes ubica a Amenhotep III en el puesto numero 12 dentro de 200 personajes más ricos de todos los tiempos.

De resultas, Ajenatón recibió un estado en muy buena posición financiera y económica, que el faraón no desaprovechó para sus fines políticos, sea la construcción de una nueva ciudad en un paraje inhóspito como fue la ciudad de Ajetatón o de nuevos templos al nuevo dios único.

Duración

Lo que se sabe ciertamente, de los restos encontrados en los distintos sitios arqueológicos que comprende este período, es que el reinado de Ajenatón tuvo una duración aproximada de 17 años. Después del decimoséptimo año de reinado, cesan todas las etiquetas de las ánforas y demás enseres de los palacios y almacenes reales; es decir que no se han encontrado hasta el momento, alguna referencia al reinado de Ajenatón pasado dicho año en ningún utensilio o cerámica. Cabe aclarar que el sistema cronológico egipcio se basaba exclusivamente en el año de reinado del faraón de turno. Así todos los sucesos registrables por los escribas se databan como (...) el año tercero de su majestad (...)

Inicios y la cuestión de la corregencia

Existe un hiato todavía no resuelto por los historiadores y egiptólogos en cuanto a si la duración del reinado incluye o excluye el período de corregencia. Mientras algunos estudiosos consideran que el periodo de 17 años es de reinado en solitario de Ajenatón, otros historiadores ponen en duda tal afirmación ya que consideran el período de corregencia de Ajenatón con su padre como parte integrante del lapso de 17 años.[14]

El destino quiso que el joven príncipe Amenhotep ascendiera como sucesor desginado. En nuestros dias se conoce la existencia de un joven príncipe ignoto llamado Thutmose quién aparentemente era el sucesor natural por ser el primogénito. Las evidencias son escasas y no se poseen más referencias para poder determinar si tal vástago era hijo real de la reina Tiye o de alguna otra reina de menor rango.

Se conoce que el padre de Ajenatón realizó varias fiestas Heb Sed cuya principal función era la de regenerar la fuerza del faraón reinante. Amenhotep III realizó una serie de dichas celebraciones en especial en la zona de Tebas, en la actual Malkata donde se asentaba unas residencias reales. Una en especial recibía la denominación Palacio del deslumbramiento de Atón, lo que atestigua una temprana mención al Atón.

Durante los primeros cinco años de su reinado no acaeció ningún problema, se estaba gestando el cambio. Se mantuvo en Tebas, y levantó varias construcciones. Cabe consignar que la persecución a lo que fue sometido todo lo relacionado con el rey hereje, en especial por los gobernantes de la Dinastía XIX, dificulta el hallazgo y seguimiento de los rastros.

Se tiene conocimiento hoy en dá que en los primeros años de reinado, Amenhotep IV, efectuó numerosas obras en la zona de Tebas, innovando en las técnicas de construcción, donde se sustituyo los bloques de roca con pequeños bloques de caliza, a modo de ladrillos, facilmente manipulables y trasladables por los obreros. Dichos bloques se los denomina Talata, como los obreros de las excavaciones los denominaron proveniente del italiano Tagliata. Esos bloques fueron descubiertos porque fueron usados como material de relleno en los pilonos de los templos de Amón en Karnak construídos por los reyes siguientes.

Entre las obras edificadas en este período ya surgen algunas dedicadas a Atón, simbolizado por el disco solar, y como novedad artística: la nueva técnica de utilizar bloques pequeños de piedra caliza, que facilitaba su transporte y construcción.

Los historiadores estiman que la duración del primer período o fase del reinado del rey Amenhotep IV no fue más alla del cuarto o quinto año. En este lapso, los primeros cambios en las representaciones artísticas pueden ser rastreadas aunque con dificultad. Asimismo, la figura de Nefertiti cobra resalte como Gran Esposa Real y el matrimonio real posiblemente halla dado sus frutos con al menos las dos hijas mayores.


Radicalización

Todas las evidencias apuntan a que alrededor del quinto o sexto año de reinado, el rey Amenhotep IV, profundiza el cambio volviendo más radical las reformas. En principio abandona su nombre de nacimiento en honor al dios Amón adoptando el de Ajenatón conjuntamente con modificaciones en los distintos títulos como los nombres de Horus, Nebty y Horus Dorado.

La radicalización del régimen puede observarse en la prohibición del culto de Amón, que en los comienzos podían coexistir libremente. La irrupción del dios Atón puede darse desde finales del reinado de Amenhotep III, pasando a convivir con el resto del panteón egipcio durante los inicios de Amenhotep IV y, finalmente imponerse sobre todos los dioses con la elevación de Ajenatón.

No se tiene conocimiento cuando comenzó la construcción de la nueva ciudad faraónica en la actual Tell-Amarna. El solar fue bautizado como Ajetatón siendo una traducción aproximada como Horizonte de Atón. Se establecieron diversas marcas en el terreno, en las mismas rocas yacentes en el topografía del lugar. En estas Estelas de Demarcación se declara la pertenencia del paraje al nuevo dios Atón. Aproximadamente al quinto año de reinado, el faraón, la familia real y la corte entera se trasladó a la nueva ciudad. La ruptura con el pasado es consumada en su totalidad.

Reforma religiosa

Antecedentes

Desde los inicios del Egipto faraónico, la religión ha variado constantemente amoldándose a diversos factores de caracter histórico que tanto social como culturalmente influenciaban la vida espiritual de los antiguos egipcios.

Dentro del panteón egipcio, conforme a la sucesión de las distintas dinastías egipcias, los centros de poder e influencia también sufrían desplazamientos y con ello también llevaban efectos en la vida espiritual. Así con una dinastía con sede en Menfis, residencia del dios Ptah, este se elevaba en preferencia por sobre el resto de las deidades del panteón egipcio. Esto presuponía una suerte de preferencia en la asignación de recursos (tierras, ganado, siervos, etc.) por sobre el resto de los dioses (y sus respectivos templos y clero). Y así ha existido en toda la historia egipcia una suerte de sucesión de preferencias de un dios por sobre el resto de los dioses.

A finales de la Dinastía XVII, estando el país todavía dividido por la invasión y sometimiento de los hicsos, los príncipes tebanos toman la iniciativa expandiendo las fronteras bajo su mando hasta liberar completamente el territorio egipcio. La reunificación del reino del Alto y Bajo Egipto en una sola corona se efectuó bajo el comando de los príncipes de Tebas y guiados espiritualmente bajo la tutela del dios Amón de Tebas, con sus centros espirituales de Luxor y Karnak.

Así, el culto y el clero de Amón, toman su sitial dorado de prevalencia en el panteón egipcio y se transforma en el Dios de la Victoria. El impulso guerrero no se acabó con la expulsión de los hicsos, sino que continuó con al expansión de las fronteras con la conquistas de Palestina, Fenicia y Siria, en lo que se denomina Imperio Nuevo.

Los gobernantes de la Dinastía XVIII, con Amón a la cabeza, convirtieron a Egipto en el primer imperio mundial que se tenga memoria histórica. Con cada nueva conquista, sea de Nubia, Fenicia, Palestina, etc., el agradecimiento a Amón se traducía en nuevas obras en los templos, como son las sucesivas expansiones en los pilonos de los templos de Karnak, y en nuevas prebendas económicas. Claro está que el culto y el clero de Amón recibieron un trato preferencial como nunca hasta entonces recibió algún dios o diosa egipcia.

Durante los reinados de Amenhotep III y Thutmose IV la tendencia se revierte paulatinamente, el clero de Amón había sido desplazado por el de Ra y se había introducido el culto a Atón, aunque como un dios secundario.[15]

Su padre (Amenhotep III) había protegido el culto solar, y fue deificado en vida. Ajenatón llevó al límite el sentido religioso de adoración del símbolo solar, convirtiendo a Atón en el dios personal del faraón y por ende, en el de todos y cada uno de sus súbditos.

El décimo año de su reinado, Ajenatón ordenó borrar el nombre de Amón y su esposa Mut de todos los monumentos, (hasta de los cartuchos con los nombres de todos los faraones, incluido el de su padre)[16]​ y confiscar las tierras de los templos de otros dioses. Esto traía consigo una consecuencia económica: los beneficios materiales que disfrutaban los sacerdotes desaparecían, y las tierras asignadas a ellos y sus rentas revertían a la corona, dejando a los sacerdotes sin las inmensas riquezas que acumulaban cada año.

Motivos

Como resulta sumamente dificultoso poder determinar cual o cuales fueron los motivos que indujeron a Amenhotep IV o Ajenatón a realizar la reforma religiosa, por carecer de registros históricos, se debe reconstruir el universo espiritual, social, económico y político del Egipto de finales de la Dinastía XVIII.

Altar hogareño para la adoración familiar o individual de Atón y la familia real. Bajorrelieve de la familia real bajo los rayos dadores de vida del único dios: Atón. Museo Egipcio de El Cairo.

Analizando el contexto de Egipto en esa época, muchos estudiosos afirmaron que la nueva religión apuntaba no solo en el plano espiritual sino también en el plano político.

Por los restos encontrados en la abandonada ciudad de Amarna, es clara la intención de Ajenatón de posicionarse entre el dios Atón y el simple adorador, sin intermediarios, sin sacerdotes en el medio, sin clero. Por ende el refuerzo de la autoridad real, ya no en el plano espiritual sino eminentemente político, es un objetivo palpable en los distintos restos encontrados en las tumbas o los altares de los templos.[17]

Esta hipótesis se ve reforzada por el hecho de que no es cierto que se encerrase en Amarna abandonando totalmente el mundo, ya que mantuvo cierto interés en la política. Aunque es cierto que la destrucción de su recuerdo no ha dejado muchos documentos de política interior, la correspondencia con otros reyes contemporáneos se ha guardado en los archivos de éstos, demostrando que se mantuvo activo, aunque posiblemente derivó muchas de sus obligaciones en sus colaboradores: La imagen de Ajenatón abandonando total o parcialmente su cargo debido a una religiosidad extrema y llevando a Egipto al declive (sobre todo en el exterior) ha ido perdiendo fuerza: Es claro que mantuvo el status quo en Canaán y Libia.

Revolución religiosa

Ajenatón impulsó una reforma religiosa en torno a un nuevo culto alrededor de un dios único preexistente en el panteón egipcio,[18]​ el atonismo, (como lo era anteriormente Ra), llamado Atón. Atón se representaba como un gran disco solar, del que salían brazos en disposición radial, que terminaban en manos con el signo anj de la vida, para recoger las ofrendas, dando a cambio luz y vida.

No existen imágenes antropomórficas, tan comunes en la religión egipcia, del dios Atón sean en esculturas, pinturas o bajorrelieves. Si se observa múltiples relieves del disco solar.

El faraón era el único profeta del dios y su intermediario ante los hombres. Para Flinders Petrie y otros antiguos egiptólogos, éste fue el comienzo de la primera religión monoteísta. En palabras del eminente egiptólogo Cyril Aldred, parafraseando el Corán: Existe un solo Dios, y el faraón es su profeta.

Todo el panteón egipcio completo fue barrido como religión del estado, desapareciendo del culto oficial y las festividades religiosas imperantes. Las representaciones antropomórficas fueron dejadas de lado y en su lugar, como íconos de adoración del culto oficial, se interpuso al disco solar y a la familia real.

El concepto de unión familiar se impone en el centro de atención, y antes donde en el altar de los templos se encontraban las estatuas de los dioses, en el reinado de Ajenatón se verá a la familia real, a veces en pareja, otras veces en su plenitud con todas las hijas, siempre estando el dios Atón, el disco solar, oficiando como protector y dador de vida.[19]

A su vez, existe un cambio radical en las formas y los modos de oficiar las ceremonias religiosas. Los templos cerrados, oscuros, donde lo primordial es el ocultamiento de la divinidad y el acceso restringido dan paso a templos abiertos, al aire libre, donde la observación de la divinidad está al alcance de cualquier neófito.[20]

Busto del faraón Ajenatón. Museo de El Cairo.

Ordenó construir una nueva capital en el desierto, Ajetatón, que significa "el horizonte de Atón" o "próxima a Atón" (actualmente sus ruinas son conocidas con el nombre árabe de la región: Tell el-Amarna). La ciudad quedó consagrada al dios Atón. Allí se retiró Ajenatón para adorar a su dios. Hizo construir templos con grandes patios, ya que el culto solar debía hacerse al aire libre.

Para dotar de recursos que permitieran construir su nueva capital en Amarna, confiscó todas las tierras que poseían los templos, quitó privilegios a los sacerdotes y buscó el apoyo del clero de Heliópolis, ocasionando su ruina. Como sumo sacerdote de Atón, no aceptaba la autoridad del sumo sacerdote de Amón, que tenía el título de Jefe de los sacerdotes de todos los dioses y un gran poder político.

Por último, a pesar de que Ajenatón pudo diseñar el culto oficial a gusto, dificultosa es la reforma de los cultos personales, sea en ámbitos familiares o sencillamente individuales. Sabido es que en la cultura egipcia, la multitud de deidades convivía en cada faceta de la vida del hombre: para la concepción (la fertilidad), el nacimiento, el matrimonio, la muerte, etc. Así, el egipcio común vivía en un entorno de prácticas y ceremonias religiosas íntimamente unidas: la protección de Osiris en la muerte, la invocación a Min para la cosecha, etc.

La revolución religiosa que propuso Ajenatón, supuso generar un vacío en el culto religioso individual y familiar, vacío que vanamente se pretendió desde el trono llenar con la adoración de la familia real. Múltiples hallazgos de altares familiares en las viviendas de la ciudad de Amarna atestiguan un esfuerzo por parte del estado faraónico de imponer el culto a la familia real y a Atón en el plano casero del súbdito egipcio.[21]

Muchos estudiosos creen que el abandono y olvido en que cayó la religión de Ajenatón una vez acaecido el deceso de éste, se debe al no haber llenado las necesidades espirituales en el plano del individuo y familia del egipcio. Así, la religión de Ajenatón nunca dejó de ser una religión del aparato del estado, ya que en el plano individual, el egipcio siguió encomendándose espiritualmente a las antiguas deidades.

Declinó el culto a Amón, y también a Osiris, ya que el destino en el Más Allá dependía de la lealtad al faraón. Pero el pueblo seguía adorando a los viejos dioses, los artesanos, trabajadores y pueblo común parecían seguir apegados a sus antiguos dioses y supersticiones.[22]​ Atón era un dios universal, creador de todas las cosas y anterior al mundo. Su culto no enraizó en el pueblo ya que incluso en la propia capital se han hallado estatuas de otros dioses erigidas en esa época.

Con el cambio religioso promovió también un cambio en los usos artísticos, por el que las representaciones humanas se tornaron más realistas, y se abandonaron las convenciones usadas hasta entonces, aunque volvieron a utilizarse después de la muerte de Ajenatón.

Relaciones Exteriores

Del Segundo Período Intermedio, Egipto sale sumamente fortalecido, ya que a la expulsión de los hicsos le sobreviene un período de conquistas que alcanza su máxima expansión durante el reinado del faraón Tutmosis III. El equilibrio de poderes se alcanza en la confrontación del reino de Mitanni con Egipto. Dicha rivalidad abarcaría casi dos siglos de historia y llegaría a un fin con el tratado de paz celebrado por Amenhotep III y el rey Shuttarna II de resultas que el rey de Mitanni envió a una hija (la princesa Giluhepa) suya para ser desposada con el faraón. El tratado fue reafirmado con el envío de otra princesa mitannia (Taduhepa)durante el reinado del rey Tushratta al harém real del faraón. Todo esto esta documentado en las Cartas de Amarna. Así el sistema de alianzas entre los estados de Babilonia, Mitanni, Asiria, Hati y Egipto implicaba un mantenimiento virtual del status quo internacional, dando la posibilidad de un juego monumental de relaciones diplomáticas que ha podido ser llevado a la luz de nuestros dias mediante el descubrimiento del archivo egipcio en la ciudad de Amarna. En estas relaciones diplomáticas, el trato que se dan entre los reyes es el de hermano no así el de los estados vasallos o dentro de la esfera de influencia egipcia, donde el trato era mucho mas servil, siendo el faraón tratado como Mi Señor de forma habitual.

La correspondencia diplomática nos indica que Ajenatón mantuvo el sistema de alianzas heredado de su padre. Los reyes aliados ofrecían amistad y alianza a cambio del oro faraónico. Los estados vasallos imploraban atención de parte del faraón para recibir recursos o ser beneficiados y conservar el poder.[23]

Finalmente, este status quo se mantendría durante el reinado de Ajenatón con una serie tendencia a desestabilizarse por la belicosidad y poderío que estaba tomando Hati, quienes primero caerían sobre el reino de Mitanni, que inútilmente pediría asistencia a Egipto. El liderazgo que alcanzaría el reino hitita llevaría a una serie de confrontaciones bélicas entre Egipto y Hatti que se prolongarían desde el gobierno de Tutanjamón hasta Ramses II, quien firmaría una paz durarera estableciendo un nuevo status quo internacional.[24]

Fin de un reinado

Es el capítulo más oscuro del período histórico conocido como Amarna. No se sabe a ciencia cierta como terminó el reinado del reformador religioso Ajenatón ya que no se cuentan ni con documentos ni con crónicas aunada a la maldición de su memoria que fue decretada por los posteriores faraones de la Dinastía XIX.

Tabla con escritura cuneiforme del rey Tushratta de Mitanni al faraón Amenhotep III, padre de Ajenatón, sellando alianza entre los paises mediante el casamiento real de la princesa mitanni Tadukhipa. Es uno de los primeros registros históricos de las relaciones diplomáticas de la humanidad, pertenece a las tabletas que conforman las Cartas de Amarna

Toda mención a la reina Nefertiti cesa en el año 14 de reinado de Ajenatón. No se ha encontrado rastro alguno con fecha posterior, lo que ha llevado a muchos historiadores a afirmar que con seguridad Nefertiti tuvo que haber fallecido para esa fecha. Esta hipótesis se potencia además con el ascenso al cargo de Gran Esposa Real a dos de sus hijas, dato no menor, ya que la posición tenía implicitamente un contenido ritualista para celebrar determinados actos religiosos y de política de estado.

Paralelamente, se puede datar los decesos de 4 de las 6 hijas de Nefertiti con el faraón, quienes fallecieron entre los años 12 y 17 del reinado del faraón. Esta sucesión de muertes dentro de la familia real ha abierto el espectro de especulación de diversos estudiosos por ser una relación muy remarcable.

Dos hipótesis se abren respecto a esto, la primera es de una enfermedad congénita y hereditaria que padecerían las hijas de Nefertiti y la otra, las mas consensuada dentro del mundo académico es la de una epidemia que azotó Egipto y particularmente cezgó a la familia real. La falta de identificación o hallazgo de las momias de los protagonistas de este período histórico imposibilitan avanzar más en dilucidar este enigma.

Lo concreto es que la sucesión no se encuentra debidamente registrada, más aún cuando los faraones posteriores pretendieron borrarlos de los registros tendiendo un puente entre Amenhotep III y el usurpador Horemheb.

La muerte de Ajenatón en el decimoséptimo año de su reinado da una edad probable del deceso de entre los 30 a los 36 años de edad del faraón. Su inmediato sucesor, el ignoto Semenejkara le sucedió por un breve período de tiempo, que algunos estudiosos estiman entre menos de un año a no más de tres años de reinado. A su fin, asciende al trono de Egipto un niño de no más de diez años de edad: Tutankamón.

La revolución de Amarna

Además del aspecto religioso (intento de monoteísmo), el gobierno de Ajenatón intentó debilitar el poder de los diversos grupos sacerdotales a lo largo del Alto Egipto y Bajo Egipto, que habían acaparado grandes riquezas, el control de extensas propiedades y un gran poder político. Para esto se valió del monoteísmo y de la creación de una nueva capital, huyendo de la cercanía del templo de Amón.

Aunque efímera, la llamada «revolución amarniana» significó un periodo muy interesante en el arte egipcio, se pasó del hieratismo monumental a un curioso y descarnado naturalismo en el cual se notan destellos de ternura (tal cual se aprecia en la estela que representa a Nefertiti con sus hijos pequeños, o en el famoso busto que representa a la célebre soberana). Tal naturalismo llega a lo descarnado hasta el punto que parece exceder el naturalismo aunque sin volver a las idealizaciones hieráticas, esto es patente en las pocas representaciones que de Ajenatón nos han llegado. Allí vemos a un personaje bastante deforme, tales deformidades han sido atribuidas a que posiblemente Ajenatón padeciera de una enfermedad genética y hereditaria llamada síndrome de Marfan.[25]

En el plano político

Indudablemente se afianzó el poder real. Por los rastros encontrados en las ciudades de Tebas y Ajetatón, todo demuestra que la preeminencia del faraón por sobre el resto del aparato del estado es evidente. Ni la clase sacerdotal, ni los principales referentes del engranaje burocrático del estado (virreyes, chatys, supervisores del tesoro, etc.) lograron aparentemente trascendencia con las solas excepciones de Ay y Horemheb, pero aún ambos fueron sumisamente funcionales al accionar del faraón. Los principales funcionarios del estado, han pasado a la posteridad más como seguidores incondicionales del faraón y su nueva ideología que por obras, hechos o documentos como queda mostrados en los relieves que ilustran sus tumbas en el cementerio de la nueva ciudad Ajetatón. En esas ilustraciones, se esfuerzan en demostrar su devoción hacia el rey, la familia real y obviamente la nueva religión.

Todo hace suponer que, en el manejo de las relaciones internacionales, el faraón mantenía el conocimiento y la toma decisiones en los tratos con las potencias extranjeras, como bien lo atestiguan las Cartas de Amarna. Aunque en algunas piezas de esas tablillas de barro cocido estaban dirigidas a la reina madre Tiyi, hace suponer que fue durante un breve período de tiempo inmediatamente posterior a la muerte del anterior rey Amenhotep III, donde el nuevo rey Ajenatón no estaba del todo familiarizado con las relaciones diplomáticas. Los problemas de datación inherentes a las Cartas de Amarna atentan con dilucidar estas cuestiones.

Por último, el desplazamiento del clero (en especial el de Amón) en las cuestiones terrenales puede ser una inferencia válida si consideramos no solo el abandono de las dos principales ciudades donde residían los faraónes: Menfis la sede política del reino y Tebas la sede religiosa y lugar de origen de la dinastía reinante.

En el plano religioso

Se barrió por completo el panteón egipcio dando lugar a un solo dios: Atón, creador de todas las cosas. El cambio se tradujo en múltiples facetas, quitando toda manifestación animalista de la deidad. Atón se representa solamente de una única manera: el disco solar, sea en bajorrelieves, dibujos e incluso en los jeroglíficos.

Templo de Atón en Ajetatón. Ajenatón secundado por Nefertiti y sus hijas realiza una ofrenda al dios en un altar al aire libre. Dibujo extraído del relieve en la tumba de Meryre en Ajetatón (Amarna).

Surge de este modo la nueva religión, apoyada fuertemente desde el máximo nivel político del estado faraónico.[26]​ con una característica central en su fuerte abstracción y conceptualización de la deidad. Si consideramos que la adoración de una deidad solar ofrecía oportunidades de eventos festivos en momentos determinados del calendario, como ser los dias de solsticio como así tambíen los equinoccios, y que Ajenatón determinadamente no utilizó en su reforma religiosa. Más aún, la orientación de los edificios en la nueva ciudad dedica a Atón no sigue ningún patrón solar o cósmico, sino que se adecúa a la toponimia del terreno donde fue asentada. En fin todo esto lleva a afirmar que la nueva religión entorno a Atón se basaba más en una fuerte abstracción en detrimento de otras manifestaciones religiosas.[27]

Se eliminan por completo las manifestaciones en imágenes de esculturas, relieves, muebles y enseres, etc. donde el viejo panteón egipcio proveyó de motivos artísticos para su construcción. La fuerte abstracción entorno al nuevo dios Atón originó un importante problema en el sistema de creencias del egipcio, ya que éste no concebía a los dioses sin forma e imagen, sino que necesariamente se corporizaba ya sea en una imagen antropomorfa o de un animal asociado.

Por último el nuevo culto se ejerce ya no en templos en penumbra sino en espacios abiertos, altares al aire libre protegido únicamente con doseles.

Quedan igualmente una cantidad enorme de interrogantes en lo relativo al culto de la nueva religión que se centran en dos ejes: el culto individual o familiar y el culto del más allá.

La religiosidad del egipcio antiguo demandaba una serie de practicas y deidades que intentaban contener y dar sentido a las necesidades espirituales sean del campesino, artesano o ciudadano medio del Antiguo Egipto. La cantidad de esculturas, amuletos y textos referidos a cultos particulares han mostrado que la religión tenía un profundo impacto en la vida cotidiana. Así existían una multitud de deidades menores a quienes el egipcio rendía una serie de cultos, sean diarios, semanales o festividades anuales para diversos motivos, como ser la cosecha de cereales, la fertilidad, la salud, etc. Por tal motivo, en la arqueología de las viviendas del Antiguo Egipto es muy común hallazgos de pequeños altares, esculturas etc. La arqueología de la antigua ciudad de Ajetatón ha arrojado variados restos donde sobresalen altares con la imagen de Aton con el faraón o la familia real como así también restos de las antiguas deidades egipcias, las cuales estaban prohibidas en el nuevo culto oficial. Por tal motivo, algunos historiadores apuntan a que en algún punto, Ajenatón observó que la religión que implantaba generaba un vacío no pudiendo cubrir determinadas necesidades espirituales de sus súbditos, y pretendío suplir esas necesidades con la adoración de la familia real, por intermedio de la cual se llegaba a Atón.

En lo referente al culto del más allá, en la religión egipcia este culto era el culto al dios Osiris, donde su epopeya de resurrección generaba un espejo a tener en cuenta en el momento del deceso del súbdito egipcio. El culto de la resurrección puede ser el hilo conductor que lleva desde el período predinástico hasta los tiempos romanos en toda la historia del Antiguo Egipto. Con diferentes desarrollos, las prácticas religiosas crearon piezas tan elaboradas como el Libro del Amduat, los rituales de embalsamamiento, la arquitectura de las necrópolis, etc. No se sabe todavía como Ajenatón como reformador religioso reemplazó o modificó el culto del más allá a pesar de que en la ciudad de Ajetatón hay situados dos grupos de tumbas, con ilustraciones y murales, pero dichas tumbas no hacen referencia alguna al culto osiríaco.[28][29]

En el plano artístico

En términos artísticos, existía un canon tradicional de representación en murales, relieves y pinturas. La escuela artística tradicional del Antiguo Egipto no utilizaba la perspectiva en las imágenes murales y el tamaño determinaba el grado de importancia del personaje respecto del resto de los componentes.

Princesas del período de Amarna. Cuellos estilizados y cráneos alargados.

Las imágenes antropomóficas se dibujaban de la siguiente forma: la cabeza, los brazos y las piernas de perfil, pero los ojos y el torso de frente. Este método de representación se modulaba con una cuadrícula de cuatro unidades de ancho por nueve de alto. En el período del reinado de Ajenatón, también llamado período de Amarna, este método se modifica trazandose una cuadricula de cuatro unidades de ancho por doce de alto —que continuará bajo sus inmediatos sucesores.

Una de las principales características del nuevo arte que nace con la nueva religión es el cambio en el estilo de representación. Las imágenes son más naturalistas, llegándose a extremos descarnados. Se deja de lado la reprentación idealizada, sin faltas o defectos físicos, y se remarcan algunos rasgos extremadamente: poseen cabezas alargadas en su parte posterior, ojos rasgados, labios gruesos, mandibulas prominentes, cuellos largos y estilizados, vientres pronunciados —tanto en personajes masculinos como femeninos— y contornos redondeados que en muchos casos dificultan la identificación del género del personaje representado.

Esto ha hecho pensar a muchos estudiosos del siglo XIX y principios del siglo XX que las esculturas del faraón Ajenatón describían malformaciones físicas producto de supuestas enfermedades crónicas que padecería el faraón. Las esculturas halladas del faraón herético describen una imagen nunca vista antes en cualquier otro rey: cuello alargado, hombros y torso estrechos, caderas protuberantes, labios gruesos y mentón alargado. Los historiadores y arqueólogos estiman que las imágenes del rey son representaciones artísticas y no son elementos suficientes para suponer que padecía enfermedades crónicas.

Escultura encontrada en el taller del escultor Thutmose en Amarna. Ojos rasgados, labios gruesos, mandibula prominente y cuello estilizado y cráneo alargado. El estilo artístico de Amarna.

Otro de los innovadores cambios de la revolución de Amarna es el motivo de las representaciones.[30]​ Eliminados los motivos religiosos, ya que Atón era una deidad abstracta simbolizada por el disco solar, en el universo artístico egipcio surgen las escenas íntimas, familiares y personales. Las imágenes tradicionales del faraón destrozando a sus enemigos, interiores o exteriores, son reemplazadas por en escenas íntimas del faraón, mostrando veneración por su dios, con su familia, o con su Gran Esposa Real: Nefertiti.

Surgen piezas excepcionales, donde el faraón es mostrado en una faceta más humanista, sea compartiendo un momento con su amada, jugando con su hijas en el regazo, o en momentos penosos, como la fúnebre despedida de una de sus hijas. En todos los casos, se muestra a un Ajenatón desde una faceta humanista, distante de la iconografía oficial de faraón, que desde tiempos inmemoriales era la forma habitual de propaganda del aparato del estado egipcio alrededor de la figura del faraón.

Gracias a las excavaciones en la ciudad de Ajetatón salieron a la luz importantes obras de arte del período. Precisamente, en el taller de Thumose, el escultor real, se encontraron dos docenas de piezas escultóricas, incluido el conocido busto de la reina Nefertiti.

De los legados del período instaurado por Ajenatón, solamente el artístico era el llamado a perdurar y sobrevivir a su forjador. Si el legado político se extinguió con su muerte —ya que el sucesor mejor conocido (el faraón niño Tutanjamón) estuvo virtualmente sometido a Ay y Horemheb—, el legado religioso virtualmente se extinguió con la muerte de su profeta, solamente el caudal artístico de la revolución de Amarna logró sobrevivir a su progenitor, pudiendo encontrarse rastros de tan importante legado aún durante los reinados de Tutanjamón, Ay y Horemheb. Pero, los nuevos gobernantes de la Dinastía XIX impulsarán la vuelta a la ortodoxia artística.

Himno a Atón

Himno a Atón. Transcripción de una tumba en Amarna

En algunas tumbas de los funcionarios de Ajenatón, particularmente en la de Aya, se encontraron fragmentos del Himno a Atón donde el propio faraón expresó los conceptos de la nueva religión, y es sorprendente su parecido con el salmo 104 de la Biblia. Dice así:

Eres tú quien desarrolla el embrión en la hembra,
tú quien crea la simiente en el varón,
tú quien da vida al hijo en el seno de la madre,
tú quien le mandas el consuelo que apacigua sus lágrimas,
tú, la nodriza de quien aún esté en el vientre materno,
tú el que no deja de dar aliento a la vida de cada criatura.
Cuando salen del seno materno para respirar, el día de su nacimiento,
tú abres al instante su boca y les das lo necesario.
(traducción de G. Fatás)

Sucesores

Una costumbre que se puso en boga durante la Dinastía XVIII era la de nombrar un corregente, donde el faraón reinante delegaba algunas funciones políticas y religiosas en la nueva posición. Dicho corregente era, sin lugar a dudas, el príncipe heredero al trono, quien una vez acontecida la muerte del rey, se elevaba al trono. En los casos en que la posición del príncipe heredero era indiscutible (como ser el hijo del rey y la Gran Esposa Real), la corregencia era vista como un marco de continuidad y formación del joven príncipe. En otras ocasiones, la instauración de un corregente era de improbable realización ya que no existía el potencial príncipe heredero, ya sea porque no existían hijos varones o porque el príncipe provenía de una esposa real pero de menor estirpe o rango que la Gran Esposa Real.

La sucesión de príncesas en la relación de Ajenatón y Nefertiti debe de haber planteado el problema sucesorio en forma prematura, ya que el trono egipcio solo era posible para el acceso de un hombre.

El período de sucesión de Ajenatón es muy oscuro aún hoy en día. Sabemos que existió a finales de su reinado un personaje denominado Anjjeperura-Semenejkara, quien portaba cartuchos reales, dando la apariencia que, si no fue corregente, seguramente fue el sucesor inmediato del faraón Ajenatón. La duración del reinado del rey Anjjeperura-Semenejkara no es clara, aunque todos los egiptólogos concluyen en que su lapso de tiempo fue sumamente breve, estimandose un intervalo de tiempo que va de menos de un año a un máximo de tres años. Se desconoce por completo cuál era el vínculo sanguíneo o político con el faraón hereje.[31][32]

Estela, mostrando algunos de los títulos del faraón Ajenatón, hallada en el gran templo de Atón, en Ajetatón.

Existen variadas hipótesis:

  • Semenejkara era hijo de Ajenatón y una reina de menor rango que Nefertiti (probablemente Kiya).
  • Era hermano o hermanastro de Ajenatón (o sea hijo real del faraón anterior Amenhotep III).
  • Era un alto noble en la corte del faraón quien desposó a la princesa Meritatón y por su vinculación e influencia accedió primero a la corregencia en las postrimerías del período de Amarna y después alcanzó el trono en solitario.
  • Era Nefertiti que emuló a su antecesora Hatshepsut convirtiendose en faraona asumiendo rasgos masculinos.[33]

Las puertas están abiertas a las variadas teorías y dado que las pruebas son muy escasas, no se sabe a ciencia cierta la vinculación, por lo menos hasta que algún nuevo hallazgo o descubrimiento hecho un poco de luz a este período de la historia.

La sucesión del ignoto faraón Semenejkara cayó en un joven príncipe de sangre real: Tutanjatón, quien desposándose con una de las hijas sobrevivientes de Nefertiti, Anjeseepatón, asciende al trono. Esta plenamente consensuado entre los historiadores que el lento período de restauración comenzó durante este reinado. El mismo faraón modifica su nombre de nacimiento en favor del anterior dios Amón, llamandose de ahora en adelante como Tutajamón. El abandono de la ciudad de Ajetatón se da en forma paulatina, donde se mudan no solo las oficinas administrativas y políticas del reino sino también la necrópolis con las momias reales, como bien lo atestiguó el descubrimiento de KV55. La pronta e inesperada muerte del faraón niño quiebra la línea sucesoria extinguiendose la Dinastía XVIII que liberó a Egipto del yugo de los hicsos y convirtió a las Dos Tierras en un imperio mundial.

El misterio de KV55

La tumba fue descubierta el 6 de enero de 1907 en el Valle de los Reyes por Edward Ayrton en una expedición solventada por Theodore Davies. Se pensó que era un lugar de entierros múltiples, ya que en un primer momento se identificó al lugar como la morada de la momia de la reina madre Tiyi, quien fue posteriormente relocada en la tumba KV35. Los restos encontrados, en muchos casos destrozados, hacen muy dificultosa su interpretación.

Sarcófago encontrado en KV55. La peluca de estilo nubio hace pensar de que fue diseñado primeramente para una mujer de la realeza y contiene menciones a la favorita real Kiya. El añadido de la barba faraónica hace pensar en un posterior reacondicionamiento muy probablemente para una momia real. ¿Fue de Ajenatón? El misterio continúa hasta nuestros días.

Por ejemplo, las puertas tienen los cartuchos de Tutanjamón, el sarcófago encontrado porta el nombre de la favorita real Kiya, el altar roto contiene los jeroglíficos de Tiyi y existen ladrillos mágicos con el nombre de Ajenatón. Una de las hipótesis es que el lugar haya funcionado como un lugar de entierro múltiples en distintos momentos de tiempo dentro del lapso de reinado de finales de Ajenatón y el de Ay.

Horemheb y sus sucesores destruyeron sistemáticamente todo lo relacionado con Ajenatón y su familia, incluyendo lo referente a Tutanjamón y Ay, para aparentar continuidad con Amenhotep III, por lo que no queda constancia de su enterramiento, aunque se estima que fue sepultado en la Tumba real de Amarna.[34]

Sin embargo, tras descubrir la tumba KV55 con un santuario en su interior dedicado a la reina Tiyi y por los estudios realizados a la momia allí enterrada, que arrojaron como resultado que la momia correspondía a un varón de unos 35 años, con el mismo grupo sanguíneo que Tutanjamón, supuesto hijo del faraón, y que tiene el cráneo proporcionalmente más grande que el cuerpo, guardando cierto parecido con las estatuas esculpidas durante su reinado; todo ello hace suponer que se trata, posiblemente, de la momia de Ajenatón, o la de su sucesor, Semenejkara.

Mientras algunos historiadores se inclinan a afirmar que la momia pertenece a Ajenatón basandose en que el sarcófago contiene los jeroglíficos del nombre borrados, al igual que los atributos de realeza (uraeus) y que junto con los ladrillos mágicos que portan el nombre de Ajenatón de la tumba, todo indicaría la pertenencia de Ajenatón; otros estudiosos le adjudican la momia al ignoto sucesor Semenejkara basandose en recientes estudios forenses donde la edad probable de deceso de la momia es cercana a los veinte años, dato que excluye terminantemente a Ajenatón.

Testimonios de su época

Además de ordenar construir la nueva capital, Ajetatón el «Horizonte de Atón», en la actual zona de Amarna, se han descubierto restos de antiguas construcciones de su época en:

  • Karnak, bloques pétreos reutilizados (Sethe 1957: 1990-1995),
  • Asiut, bloques pétreos (Gabra 1931),
  • Menfis, varios bloques y objetos (Lohr 1970).

Titulatura

Titulatura Jeroglífico Transliteración (transcripción) - traducción - (referencias)
Nombre de Horus:
G5
E2
D40
X7A28S9
k3 nḫt q3y šuty (Kanajt Qayshuty)
Toro potente, grande de Amón
(K. Sethe - W. Helck)
Nombre de Nebty:
G16
G36
r
M23t
n
iimip
t
Q1t
Z2ss
Usr nsyt m ipt sut (Usernesytem Iputsut)
Gran majestad en Karnak
(K. Sethe - W. Helck)
Nombre de Hor-Nub:
G8
U39M40N28
Z2ss
mO28W24
O49
M27
uṯs ḫˁu m iunu šmˁ (Udyesjauem Iunushema)
El que surge con gran majestad en Iunu (Heliópolis Sur)
(K. Sethe - W. Helck)
Nombre de Nesut-Bity:
N5nfrL1Z3N5
T21
n
nfr ḫpru rˁ uˁ n rˁ (Neferjeperura Uaenra)
Hermosas son las manifestaciones de Ra, el Único de Ra
(K. Sethe - W. Helck)
Nombre de Sa-Ra:
imn
n
R4
X1 Q3
R8S38R19
imn ḥtp nṯr ḥq3 u3st (Amenhotep Necherheqauaset)
Amón está satisfecho, Señor de Tebas
(Inscripción en su templo)

Cuando cambió de titulatura:

Titulatura Jeroglífico Transliteración (transcripción) - traducción - (referencias)
Nombre de Horus:
G5
it
n
N5
mr
mry itn (Mery Atón)
Amado de Atón
(K. Sethe - W. Helck)
Nombre de Nebty:
G16
G36
r
M23iit
Z2ss
Aa15
N27
it
n
N5
usr nsyt m 3ḫt itn (Urnesytem Ajetatón)
La Gran majestad de Ajetatón
(K. Sethe - W. Helck)
Nombre de Hor-Nub:
G8
U39r
n
V10it
n
N5
uṯs rn n itn (Udyesrenen Atón)
El que exalta el nombre de Atón
(K. Sethe - W. Helck)
Nombre de Nesut-Bity:
C2nfrL1Z3N5
T21
n
nfr ḫpru rˁ uˁ n rˁ (Neferjeperura Uaenra)
Hermosas son las manifestaciones de Ra, el Único de Ra
(C. R. Lepsius)
Nombre de Sa-Ra:
it
n
N5
G25Aa1
n
3ḫ n itn (Ajenatón)
Agradable a Atón, Útil a Atón o Resplandor de Atón
(British Museum)


Véase también

Notas

  1. Neferjeperura Amenhotep es la transcripción de su primer nombre de trono y de nacimiento, según las convenciones académicas.
  2. Neferjeperura Ajenatón es la transcripción de su nombre de trono y de nacimiento, después de adoptar el culto preferente a Atón, según las convenciones académicas.
  3. Ajenatón es la transcripción de los jeroglíficos del segundo nombre de nacimiento del faraón, muy utilizado en textos académicos.
  4. Akenatón es la denominación más común en español. Proviene de la errónea traducción literal de su nombre en idioma francés: Akhenaton (pronunciado Ajenaton en francés)
  5. Barry Kemp. El Antiguo Egipto - Anatomía de una civilización. Ed. Crítica Trad. Mónica Tussell. .1996 Capítulo VII pag. 332
  6. ver Jacobus van Dijk en The Oxford history of Ancient Egypt Capítulo 10 - Oxford University - Editado por Ian Shaw.
  7. Cronología según Grimal, Shaw, Krauss, Murnane y Málek.
  8. Otras grafías de su nombre: Aamakhaf, Achantaji, Achnaton, Akhnaton, Amenhotp, Amenhotpe, Amenofis, Amenophis, Anjenmaat, Ankhenmaat, Imenhotep, Khanakhtqaishuti, Naapkharriya, Naapkhurariya, Naapkhururia, Neferkheperure, Niipkhuurririya, Uaenre, Waenre.
  9. Amenofis es el nombre griego dado en los epítomes de Manetón a los faraones Amenhotep I y Amenhotep III, que por simplicidad y error se asignó a este faraón, aunque ningún egipcio o griego lo denominase así.
    Nombre del faraón según los epítomes de Manetón:
    Horus (Flavio Josefo, Contra Apión)
    Horus (Flavio Josefo, de Teófilo)
    Horus (Julio Africano, versión de Sincelo)
    Horus (Eusebio de Cesarea, versión de Sincelo)
    Horus (Eusebio de Cesarea, versión armenia)
  10. Valiente Molla, J.: Diccionario de religiones comparadas. p. 104. [1]
  11. Allen, James P. (1994). «The Amarna succession» (en inglés). Consultado el 28 de febrero de 2009. 
  12. Mientras el egiptólogo Nicholas Reeves (Rita E. Freed y otros.Pharaohs of the Sun - Akhenaten-Nefertiti-Tutankhamen páginas 88 y 89) expone la mutación de Nefertiti como faraona y la explica por su cambio de nomen en los cartuchos, otro egiptólo Cyril Aldred concluye que muy probablemente Nefertiti murió alrededor del año 14 del reinado de Ajenatón.
  13. Jacobus van Dijk en obra cit. páginas 282 y 273.
  14. Jacobus van Dijk en obra cit. página 275.
  15. Jacobus van Dijk en obra cit. páginas 273 y 274.
  16. Jacobus van Dijk obra cit. página 277.
  17. Barry Kemp. Obra citada. Veáse página 336.
  18. Algunos académicos consideran este culto a Atón más próximo al henoteísmo que al monoteísmo
  19. Barry Kemp. Obra citada. Capítulo VII. Páginas 382-383.
  20. Jacobus van Dijk en obra cit. páginas 281, 282 y 283.
  21. Barry Kemp Obra citada. Veáse las páginas 335 a 337 donde rebate dicho postulado entorno al monoteísmo. Es interesante la alternativa de pensamiento que explaya el autor entorno a la dicotomía Monoteismo - Politeísmo.
  22. Cyril Aldred, 1989, Akhenaton, Faraón de Egipto. p. 254.
  23. vease Rita Freed. Pharaos of the Sun. Capítulo Foreign Relations.
  24. Jacobus van Dijk obra cit. páginas 277 y 278.
  25. descripción del síndrome de Marfan
  26. Barry Kemp. Obra citada. Capítulo VII Página 358 a 360. El autor arriesga una idea donde Ajenatón refuerza su posición de poder mediante la adoración del gobernante.
  27. Barry Kemp. Obra citada Capítulo VII.
  28. John L. Foster en Pharaohs of the Sun Akhenaten - Nefertiti-Tutankhamen página 108.
  29. Jacobus van Dijk refiere a la decoración del sarcófago en la tumba destinada originariamente a Ajenatón en la necrópolis real de la ciudad de Ajetatón; más precisamente al reemplazo de las habituales imágenes de diosas aladas que decoraban los cuatro ángulos del sárcófago de piedra por imágenes de Nefertiti. En obra cit. páginas 284 y 285.
  30. Jacobus vn Dijk en obra cit. páginas 281, 282 y 283.
  31. Jacobus van Dijk. obra cit. páginas 280 y 281.
  32. Nicholas Reeves en Pharaohs of the Sun Akhenaten - Nefertiti-Tutankhamen en capítulo Royal Family.
  33. Nicholas Reeves abona esta teoría fundamentandola en el análisis de los jeroglíficos que componen los cartuchos del ignoto Semenejkara. La existencia de un determinativo femenino dentro de los jeroglíficos del nombre abre la puerta a la suposición de el tál Semenejkara pudo haber sido una mujer, imponiendose en tal forma la imagen de Nefertiti.
  34. Tumba real en Amarna, en digitalegypt

Bibliografía

Histórica

  • Barry J. Kemp; tr. Tusell, Mónica (1989). 'El Antiguo Egipto. Barcelona, edit. Crítica. ISBN 84-8432-485-0. 
  • * Ian Shaw y otros (2007). Historia Del Antiguo Egipto. La Esfera De Los Libros, S.L. 
  • Manetón (2008). Historia de Egipto. Madrid: Akal Ediciones. ISBN 978-84-460-2551-1. 
  • Oconnor, Forbes, Lehner y otros (1996). Egipto: Tierra de los Faraones, Segunda parte. Barcelona: Ediciones Folio, S.A. ISBN 84-413-0155-7. 

En inglés:

  • Ian Shaw y otros (2002). The Oxfor history of Ancient Egypt. Oxford University Press. ISBN 0-19-815034-2. 
  • Rita E. Freed, Yvonne J. Markowitz, and Sue H. D'Auria (1999). Bulfinch Press. ISBN 0-8212-2620-7.  Texto « Pharaohs of the Sun: Akhenaten - Nefertiti - Tutankhamen.» ignorado (ayuda); Falta el |título= (ayuda)
  • Cyril Aldred (1991). Akhenaten: King of Egypt. Thames & Hudson. ISBN 0-500-27621-8. 

Ficción

Son múltiples las menciones en obras de ficción del faraón Ajenatón, las más importantes publicadas en lengua española:

  • Naguib Mafuz; (2006). 'Akenatón. El País. ISBN 84-9815-231-3. 
  • Mika Waltari; (2006). 'Sinuhé el egipcio. El País. ISBN 84-9815-220-8. 
  • Wood, Bárbara; Traducción de Carme Geronés y Carlos Urritz (diciembre de 1996). «Los dioses guardianes (The Watch Gods)» (Rústica). Colección «Libro de mano». Barcelona: Grijalbo Mondadori S.A. ISBN 84-253-2994-9. 

Cine

El Egipcio. Película del año 1954 dirigida por Michael Curtiz basada en la nóvela histórica de Mika Waltari con un elenco que incluía a Victor Mature (Horemheb) Michael Wilding (Ajenatón) y Peter Ustinov (Kaptah).

Enlaces externos


Predecesor:
Amenofis III
Faraón
Dinastía XVIII
Sucesor:
Semenejkara