Diferencia entre revisiones de «Hebreos»

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[[Archivo:Schnorr von Carolsfeld Bibel in Bildern 1860 024.png|miniaturadeimagen|derecha|Inspiración bíblica en el arte. Julius Schnorr von Carolsfeld, ''Dios le muestra a Abraham las estrellas'', grabado, 1860. La palabra de Dios es fuente de esperanza para Abraham y fuente de inspiración en el arte: "Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia." —Génesis 15:5.<ref>[http://bibliaparalela.com/genesis/15-5.htm Génesis 15:5, ''Biblia Paralela'', accedida 18 de julio de 2013]</ref>]]
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Según la historia y las [[Judaísmo y cristianismo|tradiciones judía y cristiana]], la formación del pueblo hebreo tiene lugar durante el [[Segundo milenio a. C.|segundo milenio]] antes de la [[Era Común]], posiblemente alrededor de 1800 a.E.C.<ref>Josy Eisenberg, ''Histoire des Juifs'', París, 1970, primera parte. Pero Shlomo Sand propone el empleo el término "mito-historia" (''Comment le peuple juif fut inventé?'', 2011). El problema es que el prisma a través del cual Sand observa aquello que él denomina''mito-historia'' poco y nada tiene que ver con la historia en sí misma sino con su propia agenda personal que es político-ideológica. Es indudable que el mito juega en el caso del origen de los hebreos un papel tan importante como que el que juega en el caso del origen de cualquier otro pueblo y en lo que concierne a su propia identidad. Acerca de las primeras civilizaciones del Creciente Fértil, véase el ''Atlas of World History'', Londres, 2004, pp. 26-27, 30-31.</ref> Si bien existen ciertas dificultades para determinar la ubicación precisa de los primeros en hebreos en la historia, ello se debe en gran parte a que la tradición de ese grupo humano fue ante todo oral y no escrita. Y no solo fue la [[Tradición oral|tradición oral]] en sus inicios sino que además lo fue durante muchos siglos.<ref>Para el judaísmo, por ejemplo, la tradición oral es sagrada y continúa viva incluso en la actualidad. Al menos en teoría, la tradición oral es tan sagrada para esa religión como lo es el texto escrito de la [[Torá]]. </ref> El que las tradiciones y cultura de los hebreos, así como también sus conocimientos y percepción del mundo, hayan sido inicialmente transmitidas de modo verbal y de generación en generación ha dado lugar a lo que hoy pueden parecernos ser inconsistencias en la subsecuente tradición escrita.<ref>Acerca de las transformaciones del hebreo escrito en la literatura religiosa, véase María Martha Fernández, [http://www.transoxiana.org/Jornadas/JEO2005/Fernandez-hebreo.pdf "Hebreo"], ''Transoxiana'', 2005</ref> Los parámetros del [[Antigüedad|mundo antiguo]] no eran precisamente los mismos que los del mundo de hoy. Así, por ejemplo, la concepción del mundo, la noción del tiempo e incluso el ritmo de vida eran sin dudas diferentes a los nuestros.
Según la historia y las [[Judaísmo y cristianismo|tradiciones judía y cristiana]], la formación del pueblo hebreo tiene lugar durante el [[Segundo milenio a. C.|segundo milenio]] antes de la [[Era Común]], posiblemente alrededor de 1800 a.E.C.<ref>Josy Eisenberg, ''Histoire des Juifs'', París, 1970, primera parte. Pero Shlomo Sand propone el empleo el término "mito-historia" (''Comment le peuple juif fut inventé?'', 2011). El problema es que el prisma a través del cual Sand observa aquello que él denomina''mito-historia'' poco y nada tiene que ver con la historia en sí misma sino con su propia agenda personal que es político-ideológica. Es indudable que el mito juega en el caso del origen de los hebreos un papel tan importante como que el que juega en el caso del origen de cualquier otro pueblo y en lo que concierne a su propia identidad. Acerca de las primeras civilizaciones del Creciente Fértil, véase el ''Atlas of World History'', Londres, 2004, pp. 26-27, 30-31.</ref> Si bien existen ciertas dificultades para determinar la ubicación precisa de los primeros en hebreos en la historia, ello se debe en gran parte a que la tradición de ese grupo humano fue ante todo oral y no escrita. Y no solo fue la [[Tradición oral|tradición oral]] en sus inicios sino que además lo fue durante muchos siglos.<ref>Para el judaísmo, por ejemplo, la tradición oral es sagrada y continúa viva incluso en la actualidad. Al menos en teoría, la tradición oral es tan sagrada para esa religión como lo es el texto escrito de la [[Torá]]. </ref> El que las tradiciones y cultura de los hebreos, así como también sus conocimientos y percepción del mundo, hayan sido inicialmente transmitidas de modo verbal y de generación en generación ha dado lugar a lo que hoy pueden parecernos ser inconsistencias en la subsecuente tradición escrita.<ref>Acerca de las transformaciones del hebreo escrito en la literatura religiosa, véase María Martha Fernández, [http://www.transoxiana.org/Jornadas/JEO2005/Fernandez-hebreo.pdf "Hebreo"], ''Transoxiana'', 2005</ref> Los parámetros del mundo antiguo no eran precisamente los mismos que los del mundo de hoy. Así, por ejemplo, la concepción del mundo, la noción del tiempo e incluso el ritmo de vida eran sin dudas diferentes a los nuestros.


Al considerar al grupo étnico de los hebreos es necesario recordar que la [[Biblia]] no fue concebida para ser un mero texto de historia con presunciones científicas sino un testimonio colectivo trascendental en el cual los creyentes, tanto judíos como cristianos, atesoran desde hace ya más de dos milenios lo que consideran ser revelación y palabra de [[Dios]].<ref>Aquello que Clive Lawton, judío ortodoxo, explica acerca de los Evangelios es también aplicable a todos los textos bíblicos como su conjunto: "'''el punto''' [fundamental del texto bíblico] '''no es la precisión histórica, sino el ser un comentario didáctico''' e incluso [a veces hasta] polémico '''de la historia'''"; [http://www.bbc.co.uk/religion/religions/judaism/beliefs/eyes_1.shtml Jesus through Jewish Eyes], ''BBC'', 23 de junio de 2009 (accedido 21 de julio de 2013). A través de ese artículo títulado "Jesús visto por ojos judíos", Lawton reconoce además que la estructura de pensamiento de los cuatro Evangelistas le resulta verdaderamente familiar, dado que ella, según él, presenta varios puntos en común con las escuelas de pensamiento hebreo (a las que él conoce perfectamente).</ref>
Al considerar al grupo étnico de los hebreos es necesario recordar que la [[Biblia]] no fue concebida para ser un mero texto de historia con presunciones científicas sino un testimonio colectivo trascendental en el cual los creyentes, tanto judíos como cristianos, atesoran desde hace ya más de dos milenios lo que consideran ser revelación y palabra de [[Dios]].<ref>Aquello que Clive Lawton, judío ortodoxo, explica acerca de los Evangelios es también aplicable a todos los textos bíblicos como su conjunto: "'''el punto''' [fundamental del texto bíblico] '''no es la precisión histórica, sino el ser un comentario didáctico''' e incluso [a veces hasta] polémico '''de la historia'''"; [http://www.bbc.co.uk/religion/religions/judaism/beliefs/eyes_1.shtml Jesus through Jewish Eyes], ''BBC'', 23 de junio de 2009 (accedido 21 de julio de 2013). A través de ese artículo títulado "Jesús visto por ojos judíos", Lawton reconoce además que la estructura de pensamiento de los cuatro Evangelistas le resulta verdaderamente familiar, dado que ella, según él, presenta varios puntos en común con las escuelas de pensamiento hebreo (a las que él conoce perfectamente).</ref>

Revisión del 17:06 18 sep 2013

Tiépolo, Los hebreos recogiendo el maná en el desierto, boceto, 1740

Los hebreos (del latín Hebraei y del griego antiguo Hebraioi [Ἑϐραῖοι], y ambos a su vez del hebreo ‘Ivrīm [עברים]) son un antiguo pueblo semita del Levante mediterráneo (Cercano Oriente) y son también ancestros de los israelitas y del pueblo judío.[1]

La tradicional fuente de referencia para los hebreos es la Biblia, cuyo contenido también se encuentra en las escrituras hebreas de la Torá. Según estas fuentes los hebreos constituyen el grupo monoteísta inicial, que es descendiente de los patriarcas posdiluvianos Abraham, Isaac, y Jacob.

Según la Biblia y las tradiciones hebraicas (orales y escritas), los hebreos fueron originarios de Mesopotamia. Eran nómadas, vivían en tiendas, poseían manadas de cabras y ovejas, utilizando asnos, mulas y camellos como portadores. Siguiendo a Abraham, los hebreos emigraron hacia Canaán, la tierra prometida por Dios a los descendientes del primer patriarca. Varias tablillas descubiertas en Mari certifican frecuentes migraciones a través del Creciente Fértil.

Abraham es considerado el primer hebreo por dejar su Caldea natal y haber atravesado "del otro lado del río" Éufrates. El patriarca y los suyos se asientan en Canaán: en Siquem (actual Nablús), Beerseba o Hebrón. Poco a poco, se mezclan con los pobladores locales y se convierten en agricultores sedentarios. El pueblo de Israel era vecino de otros, como los edomitas, moabitas, amonitas e ismaelitas. El rasgo distintivo de los hebreos fue su convicción en la existencia de un único Dios (Yavé). Según los textos del Tanaj, el pueblo de Israel es elegido por Dios para la revelación de principios fundamentales (tales como los Diez Mandamientos contenidos en la Torá) y es con el primer patriarca del pueblo hebreo que Dios establece su Alianza o Pacto, también conocido como Convenio Abrahámico:

E.M. Lilien, Abraham contempla las estrellas, estampa, 1908
« Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré al que te maldiga, y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra ».

En la Biblia, Israel es el nombre nacional de los hebreos. Inicialmente y en su condición tribal, los hebreos no poseían un nombre que los distinguiese históricamente como grupo. El cambio del nombre del tercer patriarca, quien de "Jacob" pasa a llamarse "Israel" (Génesis 32:24 y 32:28) es reflejo el hecho histórico conocido como unión de las tribus hebreas iniciales y de su triunfo sobre los cananeos.[2]​ O, dicho de otro modo, "hebreos" eran antes de la conquista de la tierra de Canaán e "israelitas" se los llamará a partir de dicho acontecimiento (siglo XVIII a.E.C.).[3]

En la actualidad, "hebreo" se emplea para designar a todo aquél que sea miembro o descendiente del pueblo de Abraham, Isaac, y Jacob.[4]​ Hebreo es hoy además sinónimo de israelita y judío.[5]

En algunos idiomas modernos, entre ellos el griego, italiano, rumano y muchas lenguas eslavas, "hebreos" es empleado como etnónimo estándar de judíos.

La dispersión de los hijos de Noé después del Diluvio. El área ocupada por Sem y su descendencia, el Creciente Fértil, se encuentra marcado en rojo. C.V. Monin, Géographie des Hébreux et Tableau de la dispersion des peuples après le déluge, 1838-39. El propósito de este mapa era establecer el órigen geográfico de los hebreos, de ahí la expresión "Geografía de los hebreos" en su título.

Hebreos y tradición judeocristiana

Inspiración bíblica en el arte. Julius Schnorr von Carolsfeld, Dios le muestra a Abraham las estrellas, grabado, 1860. La palabra de Dios es fuente de esperanza para Abraham y fuente de inspiración en el arte: "Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia." —Génesis 15:5.[6]

Según la historia y las tradiciones judía y cristiana, la formación del pueblo hebreo tiene lugar durante el segundo milenio antes de la Era Común, posiblemente alrededor de 1800 a.E.C.[7]​ Si bien existen ciertas dificultades para determinar la ubicación precisa de los primeros en hebreos en la historia, ello se debe en gran parte a que la tradición de ese grupo humano fue ante todo oral y no escrita. Y no solo fue la tradición oral en sus inicios sino que además lo fue durante muchos siglos.[8]​ El que las tradiciones y cultura de los hebreos, así como también sus conocimientos y percepción del mundo, hayan sido inicialmente transmitidas de modo verbal y de generación en generación ha dado lugar a lo que hoy pueden parecernos ser inconsistencias en la subsecuente tradición escrita.[9]​ Los parámetros del mundo antiguo no eran precisamente los mismos que los del mundo de hoy. Así, por ejemplo, la concepción del mundo, la noción del tiempo e incluso el ritmo de vida eran sin dudas diferentes a los nuestros.

Al considerar al grupo étnico de los hebreos es necesario recordar que la Biblia no fue concebida para ser un mero texto de historia con presunciones científicas sino un testimonio colectivo trascendental en el cual los creyentes, tanto judíos como cristianos, atesoran desde hace ya más de dos milenios lo que consideran ser revelación y palabra de Dios.[10]

En lo que a "hebreos" concierne, las principales fuentes de conocimiento son tanto la tradición oral como la escrita, siendo el texto bíblico fuente de información y también fuente de inspiración,[11]​ desde hace —como mínimo— veinticuatro siglos.[12]

Creencias, ritos y ética

Monoteísmo

El Tetragramatón hebreo se lee de derecha a izquierda. Los cuatro caracteres hebreos (יהוה) son cuatro consonantes, «YHVH».
Circuncisión de Ismael. Grabado de Gerard Hoet, 1728
El Decálogo o Ley Mosaica. Jekuthiel Sofer, 1768. Bibliotheca Rosenthaliana, Ámsterdam

Los hebreos creen en un Dios y en uno exclusivamente. En la Antigüedad, el mundo que rodea a los hebreos era politeísta, y fetichista e idólatra. La tradición —en este caso hebrea e islámica—, ha preservado una significativa leyenda acerca del rechazo de Abraham respecto a los ídolos (aniconismo), cosa que lo condujo a una eventual destrucción de los mismos.[13]

Los hebreos creen en Yahvé (Jehová). Por respeto, evitan deliberadamente mencionar o por lo general escribir su nombre propio. Suelen referirse a Dios como Ha-Shem ("El Nombre" [de Dios]) o Barúj Ha-Shem (Bendito [es/sea] el Nombre [de Dios]). Los hebreos emplean además expresiones tales como Elohím (literalmente "Dioses", pero significando "Dios de Dioses"), El-Elión ("Dios Supremo" o "El Altísimo"), El-Shadái (Dios Todopoderoso) y El Ha-Rajamím (Dios Misericordioso). Le asignan también muchos otros nombres y, entre ellos, frecuente es el uso de Adón ("Señor"), Adonái ("Mi Señor") así mismo como Eli ("Mi Dios") y Eloheinu ("Nuestro Dios").

En la escritura, el nombre propio de Dios (Yahvé) es expresado a través de cuatro letras hebreas (יהוה «YHVH») a las que los hebreos, por respeto al "Creador del Mundo" (Boré Ha-Olám) y "Rey del Universo" (Mélej Ha-Olám), se abstienen de pronunciar. Por estar en hebreo compuesta de cuatro letras, la palabra en cuestión es denominada "Tetragrámaton".[14]

Yahvé no posee forma humana ni tampoco es la Naturaleza, sino su creador. Es espíritu y posee además atributos que le son propios (es eterno, todopoderoso, etc.). Pero los hebreos siguen el camino del aniconismo y evitan por lo tanto respresentarlo en términos visuales.

Alianza

Yahvé realiza su Pacto con Abraham, quien actúa en representación del pueblo hebreo. Dios se comprometía a brindarles protección y ayuda constante, una descendencia muy numerosa y la tierra prometida (Canaán). El pueblo hebreo se comprometía por su parte a ser incondicionalmente fiel a Yahvé y a la aceptación de la voluntad divina.

La prueba o demostración del acuerdo entre Dios y Abraham se da a través del rito de la circuncisión, por medio de la cual se selló el pacto. Ella constituirá además una señal de la sumisión y fidelidad de los hebreos para con Dios. Los hebreos son a partir de ese entonces los "Hijos del Pacto" (Bnei Brit). Una vez practicada, la circuncisión por otra parte constituye de por sí una característica que les otorga a los descendientes de Abraham identidad, pertenencia para con el grupo inicial e identificación para con lo pactado por el primer patriarca hebreo.[15]​ Todo varón de la casa de Abraham o descendiente del mismo era circuncidado a los ocho días de nacer y recibía entonces su nombre.[16]​ La alianza entre Dios y el pueblo hebreo es posteriormente ratificada en el Monte Sinaí, al recibir Moisés las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos.

Mesianismo

Los hebreos creen en la llegada futura de un Mesías y también en el papel protagónico del pueblo hebreo en ello, ya que de es precisamente del pueblo hebreo que surgirá el Mesías.[17]

Ética

Una característica importante de la religión hebrea es la moral. Según la alianza o pacto, Yahvé tiene derechos sobre el hombre porque lo creó, por lo tanto le determina prohibiciones y limitaciones, pero también le marca el camino para que alcance su plenitud y felicidad. Yahvé establece los Diez Mandamientos, que se resumen del siguiente modo: se prohíbe el politeísmo y la idolatría; la vana invocación del nombre de Dios así como el juramento en falso; se prohíbe matar; fornicar; robar; mentir; codiciar bienes ajenos; se ordena el honrar a los padres y la observancia del día de descanso.

Las escrituras de los hebreos reflejan sus costumbres y pensamientos morales. La gran diferencia del pueblo hebreo respecto a los demás es que los hebreos son monoteístas. Creen en un Dios bueno y justo, pero también sumamente celoso y exigente en lo que respecta la fidelidad que el pueblo le debe en virtud del convenio sellado con Abraham y sus descendientes.

Migraciones

Egipto

En el siglo XIV a.E.C. parte de los hebreos establecidos en Canaán emigraron a Egipto debido a la hambruna que asoló la región. Allí fueron recibidos y trabajaron para los egipcios. Inicialmente realizaron diversos trabajos, luego posiblemente formar parte del sistema de corvea, mediante el cual quienes no podían pagar los tributos con la cosecha debían hacerlo con su trabajo, por lo cual debían trabajar para el Faraón. La deuda de corvea era heredada por los descendientes, con lo cual siempre había algún miembro de la familia dentro del sistema de corvea. Según la tradición oral y escrita terminaron siendo esclavos. Hacia el siglo XIII a.E.C. se rebelaron y regresaron a Canaán, bajo la guía de Moisés. Su la salida de Egipto y posterior travesía por el desierto se conocen como el Éxodo del pueblo hebreo. En el Monte Sinaí, Moisés recibió de Dios el Decálogo y lo transmitió al pueblo hebreo.

Retorno a Canaán

Al volver a Canaán los hebreos se reunieron con otras tribus hebreas que habían allí permanecido. Se estableció la monarquía y bajo los reyes Saúl, David y Salomón combatieron con éxito a los filisteos y amalecitas. Salomón construyó el primer Templo de Jerusalén.

Luego de la muerte de Salomón el reino se dividió en dos: Israel al norte y Judá al sur. Esto fue seguido por un largo período de guerras con los pueblos vecinos, conflictos internos y hasta confusión religiosa.

Sociedad

La sociedad israelita estaba íntimamente relacionada con su religión. El núcleo de la sociedad hebrea es la familia. Esta es patriarcal. El padre es la máxima autoridad. Existían también los esclavos; que se obtenían por compra o por ser prisioneros de guerra. En los tiempos de nómades, los hebreos vivían en tiendas con pocos muebles. Esta forma de vida les facilitaba su traslado en búsqueda de pasturas para sus rebaños. Luego de asentarse en Canaán, habitaron en casas de piedra, rodeados de huertos, conformando poblados.

Economía y actividades

Los hebreos, establecidos en Canaán, se dedicaron a la agricultura y la ganadería. El cultivo característico era el olivo y la vid, también obtuvieron legumbres y lentejas. El pastoreo de ovejas, bueyes, cabras, caballos y camellos acompañaba la actividad agrícola. También trabajaron cerámica y confeccionaron numerosos tejidos de lana y lino, lo más importante de su actividad económica fue el comercio. Esto se debía a que su lugar de asentamiento, Palestina, era una tierra puente, es decir, un lugar de tránsito de mercaderes entre Mesopotamia y Egipto: exportaban aceite y vino e importaban metales, marfil y especias.

Organización social

El patriarcado

El núcleo de la sociedad hebrea era la familia patriarcal, en la cual el padre era la autoridad máxima. Al principio, los hebreos vivían en grupos familiares o clanes dirigidos por el más anciano, el patriarca, que administraba justicia, dirigía la guerra y los ritos religiosos.

La monarquía

Saúl, un buen guerrero para enfrentarse a los enemigos, fue el primer rey hebreo. En el año 1000 a.C. David fue elegido como sucesor de Saúl. El nuevo rey enfrentó a los enemigos, conquistó Jerusalén y la convirtió en capital del Estado. Organizaban a las ovejas según su genero

Organización política

Se dividían en tribus, sin conformar un solo estado, cuando eran atacados aceptaban eventualmente a un único jefe, llamado Juez, que generalmente era caudillo. Este unía varias tribus en su autoridad. La muerte de Salomón desencadenó una rivalidad entre las doce tribus que terminó en la división del reino en dos estados diferentes:

a) las diez tribus del norte formaron el Reino de Israel, más vasto y fuerte, con su capital en Samaria.

b) las dos tribus del sur formaron el Reino de Juda, con la capital en Jerusalén. Como consecuencia de esta división hubo una decadencia económica y religiosa.

Arte

La mayoría de las obras literarias fueron compiladas y organizadas durante el período de apogeo de la monarquía y por obra de rey. Merecen especial mención los salmos, los proverbios, los cantos nupciales del Cantar de los cantares, las Crónicas, el Génesis, el Éxodo, los Jueces, los Reyes y otros libros denominados sapienciales, como el Eclesiastés. Valoraron la música y la emplearon en las ceremonias religiosas. El shofar es un instrumento musical hebreo (cuerno de macho cabrío utilizado para convocar a las ceremonias rituales). También utilizaron cítaras, sistros, panderos (adufes) y flautas, por mencionar los más popularizados. No había pinturas ni esculturas por temor a caer en la idolatría y además porque lo tenían prohibido, ya que su Dios no se podía representar y cualquier forma humana o algo similar se podía tomar como que querría representar a su Dios. Fue destacada la arquitectura, dentro de ella los palacios, las viviendas de los nobles y los templos.

Los hebreos en el imaginario colectivo

Referencias

  1. Ello se desprende de los textos bíblicos que, para judíos y cristianos "contienen la palabra de Dios"; dichos textos son la Torá y la Biblia. En su etimolología de hebreo, el DRAE, 22a ed., incluye un "quizá del acadio ẖapiru[m], [acaso significando] paria". Posiblemente ello se deba a que existen algunas teorías que buscan conectar los "habiru" —a los que también se conoce como apiru— con los hebreos bíblicos. Sin embargo, lo cierto es tales intentos de relacionar al grupo de los apiru (Habiru) con el gentilicio "ivrim" carecen por el momento de pruebas concluyentes para sustentar tamaña idea. Escritos tales como los de Juan de la Torre Suárez no sólo son incompatibles con el texto bíblico sino que además proclaman abiertamente su propia "egiptomanía". Rainey explica que la supuesta relación entre habiru y los hebreos no es más que una expresión de deseo. Véase Anson F. Rainey, Unruly Elements in Late Bronze Canaanite Society, en Pomegranates and Golden Bells, ed. David Pearson Wright, David Noel Freedman, Avi Hurvitz, Eisenbrauns, 1995, p. 483. Para una discusión, ver O. Loretz, Habiru-Hebräer, Berlín, 1984; N. Na'aman, "Habiru and Hebrews: The Transfer of a Social Term to the Literary Sphere", JNES, 45, 1986, pp. 271-88; y A.F. Rainey, Habiru-Hebräer, 1987. "Habiru" no designa ninguna agrupación étnica y es un término empleado en la Antigüedad para referirse tanto a grupos semitas como para otros que no lo son: "la conexión [entre habiru y los hebreos], si es que hay alguna, permanece oscura" (J.D. Douglas, The Zondervan Illustrated Bible Dictionary, 2011, p. 557). Por otra parte, el sentido dado a "hapiru" en la etimología propuesta por el DRAE carece de referencia o sustento científico y por ello no es más que una hipótesis. Inesperadamente, el Diccionario acadio-español (Glosbe), no posee ni "abiru", ni "apiru", ni "habiru", ni tampoco "hapiru"; y lo mismo vale para el Diccionario sumerio-acadio de Casa Europa (ambos accedidos 12 de julio de 2013).
  2. Hebrews, Jewish Encyclopedia, versión sin editar 1906; accedida 17 de julio de 2013
  3. "Hebrew (people)", Encyclopædia Britannica, 2008, Encyclopædia Britannica Online, accedida 20 de diciembre de 2008 y 17 de julio de 2013: "Hebrew, any member of an ancient northern Semitic people that were the ancestors of the Jews. Biblical scholars use the term Hebrews to designate the descendants of the patriarchs of the Hebrew Bible (Old Testament)—i.e., Abraham, Isaac, and Jacob (also called Israel [Genesis 33:28])—from that period until their conquest of Canaan (Palestine) in the late 2nd millennium bce. Thenceforth these people are referred to as Israelites until their return from the Babylonian Exile in the late 6th century bce, from which time on they became known as Jews."
  4. Hebrews, thefreedictionary.com, accedido 17 de julio de 2013
  5. Aarón Alboukrek y Gloria Fuentes Sáenz, Diccionario de sinónimos y antónimos, Larousse-La Nación, 2005, p. 139: "hebreo"
  6. Génesis 15:5, Biblia Paralela, accedida 18 de julio de 2013
  7. Josy Eisenberg, Histoire des Juifs, París, 1970, primera parte. Pero Shlomo Sand propone el empleo el término "mito-historia" (Comment le peuple juif fut inventé?, 2011). El problema es que el prisma a través del cual Sand observa aquello que él denominamito-historia poco y nada tiene que ver con la historia en sí misma sino con su propia agenda personal que es político-ideológica. Es indudable que el mito juega en el caso del origen de los hebreos un papel tan importante como que el que juega en el caso del origen de cualquier otro pueblo y en lo que concierne a su propia identidad. Acerca de las primeras civilizaciones del Creciente Fértil, véase el Atlas of World History, Londres, 2004, pp. 26-27, 30-31.
  8. Para el judaísmo, por ejemplo, la tradición oral es sagrada y continúa viva incluso en la actualidad. Al menos en teoría, la tradición oral es tan sagrada para esa religión como lo es el texto escrito de la Torá.
  9. Acerca de las transformaciones del hebreo escrito en la literatura religiosa, véase María Martha Fernández, "Hebreo", Transoxiana, 2005
  10. Aquello que Clive Lawton, judío ortodoxo, explica acerca de los Evangelios es también aplicable a todos los textos bíblicos como su conjunto: "el punto [fundamental del texto bíblico] no es la precisión histórica, sino el ser un comentario didáctico e incluso [a veces hasta] polémico de la historia"; Jesus through Jewish Eyes, BBC, 23 de junio de 2009 (accedido 21 de julio de 2013). A través de ese artículo títulado "Jesús visto por ojos judíos", Lawton reconoce además que la estructura de pensamiento de los cuatro Evangelistas le resulta verdaderamente familiar, dado que ella, según él, presenta varios puntos en común con las escuelas de pensamiento hebreo (a las que él conoce perfectamente).
  11. H.W.F. Saggs, "Le monde juif d'avant l'Exil" (1979), en: Le monde du judaïsme, ed. E. Kedourie, París, 2003, pp. 37ff.
  12. Tradición escrita: documentos históricos
  13. Cuando joven y aún en Caldea, Abraham en cierta oportunidad día destruyó los todos ídolos de barro de la tienda que poseía su padre en Ur Kasdim; todos menos uno. Su padre no había estado presente durante la destrucción de los ídolos y, al regresar a la tienda, le preguntó a Abraham que había sucedido. Abraham, sin inquietarse, le respondió que súbitamente hubo una lucha feroz entre los ídolos y que el figurín que aún permanecía entero en la tienda de hecho era el que había ganado esa terrible lucha. Proveniente de la tradición oral, este episodio aniconista se encuentra hoy registrado tanto en el Midrash (Midrash Bereishit Rabbah 38:13) como en el Corán (Qur'an 21:51-70). Para el punto de vista hebreo, véase Shraga Simmons, Abraham breaking Idols, Ask the Rabbi en About.com, consultado 15 de enero de 2012. Para un estudio de la relación que exsiste entre las fuentes hebreas e islámicas, véase M.S.M. Saifullah, The Story of Abraham and [the] Idols in the Qur'an and Midrash Genesis Rabbah, Islamic Awareness, 2002-6, consultado 15 de enero de 2012. El episodio narrado tendrá más tarde influencia en la iconoclasia de David y de Mahoma respecto a la idolatría pagana. Ello puede obsevarse en ejemplos tales como La lucha de las tropas de David contra los filisteos y destrucción de los ídolos de estos últimos en Baal-Perazim y Asa quema los ídolos paganos (Rudolf von Ems, Weltchronik, Praga, siglo XIV, folios 265r. y 325r.; Landesbibliothek, Fulda), además de La entrada de Mahoma a Meca acompañada de la destrucción de los ídolos paganos, donde el profeta islámico es retratado como una llama de fuego (Bâzil, Hamla-i haydarî, Cashemira, 1808; Biblioteca Nacional de Francia, París).
  14. Para una discusión acerca de Yahvé, sus atributos y el Tetragrámatón, véase Yahvé.
  15. Como tradición ritual, la circuncisión es incluso hoy practicada tanto por judíos como por musulmanes, grupos que se perciben a sí mismos como descendientes directos del primer patriarca postdiluviano y son, a raíz de ello, los herederos y continuadores del Convenio Abrahámico.
  16. Siguiendo la tradición abrahámica y también la ley mosaica, Jesús de Nazareth fue circuncidado a los ocho días de nacer (Lucas 2:21). El hecho, que establece el linaje de Jesús y lo identifica como descendiente de Abraham, ha sido representado por numerosos artistas europeos.
  17. Es precisamente a raíz de esto que la Circuncisión de Jesús fue necesaria e importante, ya que legitimizó su pertenencia al pueblo de Israel, dando lugar, según la teología cristiana, al cumplimiento de las profecías hebreas:
    I. "Por tanto, el Señor mismo os dará la señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel" (Isaías 7:14); donde Emmanuel (עמנואל) en hebreo significa "Dios [está] con nosotros". Cf. Immanuel
    II. "Y brotará una vara del tronco de Isaí [padre del rey David] y retoñará de sus raíces un vástago (brote), sobre el que reposará el Espíritu de Dios, Espíritu de inteligencia, consejo y fortaleza, espíritu de entendimiento y de temor de Dios" (Isaías 11:1).
    Conciente de lo importante que es que el Mesías provenga del pueblo hebreo, el evangelista Mateo escribe: "De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce" (1:17). También el Evangelio de Lucas presenta la genealogía hebrea de Jesús y ella, una vez más, incluye tanto a David como a Abraham (3:23-38). Es interesante notar que ambos casos, lo que se muestra no es la ascendencia de María, sino la de José, el padre putativo de Jesús. Pero, sea como fuere, el pueblo hebreo aceptó al niño como uno de los suyos debido a la circuncisión. De ahí la importancia de la Circuncisión de Jesús.
    Jeremy Taylor sostiene en un tratado de 1657 que, de no haber pasado Jesús por el tradicional rito de la circuncisión, probablemente ningún hebreo habría recibido su prédica (Taylor, The Whole Works, Londres: Frederick Westley & A.H. Davis, 1835, p. 51). En la actualidad la pertenencia de Jesús al pueblo de Abraham y David no es cuestionada por ningún estudioso, historiador o investigador serio.

Bibliografía

Véase también

Enlaces externos

  • Cultura hebrea, Historia Universal, La Historia Cultural, julio de 2010
  • People of Israel, Jewish Encyclopedia, 1906; accedida 15 de julio de 2013
  • Hébreux, Encyclopédie Larousse en Ligne, accedida 17 de julio de 2013
  • Colecciones Educativas Tali (en inglés), accedidas 18 de julio de 2013
  • Gabriela Mistral, Poema "Al Pueblo Hebreo (Matanzas en Polonia)", Desolación (Instituto de las Españas en los Estados Unidos, Nueva York, 1922), 2ª ed., Santiago de Chile: Editorial del Pacífico, 2ª ed. 1957. Obras selectas II. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Observaciones sobre la autora y su poema por Gil Sinay. Ambos documentos accedidos 22 de julio de 2013.