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Charro Mexicano (1828)
Charro en el evento de charrería en la Feria Nacional de San Marcos.

El charro, en México, es un jinete, alguien que practica la charrería, considerada como el deporte nacional de este país.[1]

La charrería es una de las más importantes tradiciones mexicanas en la actualidad. Nace en los estados mexicanos de Hidalgo y Jalisco, los Charros actuales provienen de los CHINACOS que a su vez provienen de los CUERUDOS que eran jinetes INDIOS Y MESTIZOS. LA CHARRERIA MEXICANA todo lo que conlleva desde el jaripeo hasta los trajes han sido declarados como PATRIMONIO INMATERIAL DE LA HUMANIDAD.

Etimología

La referencia escrita más antigua de la palabra charro aparece en el libro “Vocabulario de refranes y frases proverbiales” de Gonzalo Correas en 1627, con una connotación peyorativa, sinónimo de tonto e imbécil.[2][3][4]​ Más de cien años después, en 1729, en el primer diccionario editado por la Real Academia Española, el Diccionario de Autoridades, se definió la palabra charro como: “La persona poco culta, nada pulida, criada en lugar de poca policía. En la Corte, y en otras partes dan este nombre á cualquier persona de aldea”.[5]​ En la primera edición del diccionario de la RAE publicado en 1780, se mantuvo esa definición original, definiendo la palabra como: “la persona basta y rústica, como suelen ser los aldeanos”, pero en esta edición agregarían una segunda acepción: “adjetivo que se aplica á algunas cosas demasiadamente cargadas de adorno y de mal gusto”.[6]​ De tal manera, la palabra charro se aplicaba originalmente de manera peyorativa, a cualquier persona del ámbito rural, y a cosas recargadas de adornos y de mal gusto. En ningún momento se hace mención de los aldeanos, o habitantes de Salamanca. No fue sino hasta la cuarta edición del diccionario de la RAE, publicado en 1803, que agregarían, como una tercera acepción, a los aldeanos salmantinos.[7]​ En 1745, el jesuita vasco Manuel de Larramendi, argumento que la palabra era de origen vascuence y que significaba “cosa ruin, y despreciable”.[8]​ Mientras que el historiador y filósofo catalán Antonio de Capmany, afirmaba que la palabra charro era de origen árabe y que originalmente significaba “malo, de la malicia moral y de costumbres”, y que pasó al castellano a significar “la malicia artística y del adorno”, así, algo “charro” es lo mismo que algo de mal gusto.[9][10]​ En las últimas décadas del siglo XX hasta nuestros días, la RAE ha venido alterando el significado de charro, a petición de autoridades y ciudadanos de Salamanca por considerar la definición original como algo ofensivo, así la RAE ha eliminado casi toda acepción peyorativa, y mantiene la acepción de “aldeano de Salamanca” como la acepción primaria.[11][12]​ Esto ha creado confusión y ha influido en la creencia de que los Charros mexicanos descienden de los aldeanos de Salamanca, cuando en realidad esto es simplemente una coincidencia.[13]​ La palabra “charro” se aplicaba desde el siglo XVIII como apodo peyorativo a los Rancheros mexicanos, que por ser personas aldeanas eran percibidas como ignorantes y bárbaras. De igual manera a los aldeanos salmantinos, por ser percibidos como torpes, ridículos e ignorantes, se les insultaba llamándolos “charros”.[14]

Origen

CHARRO HACIENDO SUERTES CON SU REATA
ilustración de rancheros mexicanos en el siglo XIX quienes influenciaron en el estilo chinaco y posteriormente el charro.
Pintura de un chinaco en el siglo XIX, los guerrilleros liberales mexicanos durante la guerra de Independencia, la Intervención estadounidense y la intervención francesa quienes más tarde influenciaron el charro.

Durante el Virreinato de la Nueva España, los españoles trajeron la cultura de la ganadería, que con el tiempo adquirió características propias.[15]

Los empleados de las haceindas los CUERUDOS y luego CHINACOS conformaron, primero en el centro de México y después en casi todo el país (incluyendo los actuales estados del sur y oeste de los Estados Unidos), un estilo hípico nuevo y único, adaptado a las características de este variable y accidentado territorio, la llamada "Escuela Hípica Mexicana".[16]

Tras la independencia de España y con el mestizaje, los mexicanos carecían de una identidad propia. Fue el emperador Maximiliano de Habsburgo el que basándose en la figura del chinaco —hombre del pueblo que peleó en la guerra de la independencia y que participó en la reforma liberal del siglo XIX.

Después de la independencia proliferaron los hombres "de a caballo" propietarios de pequeñas extensiones de tierra, arrieros y arrendadores conocidos como "cuerudos" y posteriormente durante las intervenciones francesas le conocerían como "chinacos"; mientras que a los empleados de las haciendas y algunos independientes se les llamaba simplemente "Mayorales", "Caporales", "Arrieros" y/o "Vaqueros".

Los hacendados ricos gustaban de ornamentaciones similares a las de los aristócratas y de los oficiales de caballería en trajes con un corte totalmente distinto haciendo alarde de sus riquezas, mientras que los jinetes menos acaudalados los hacían adornar con bordados de "pita" proveniente de la fibra del maguey, chumeteado (en hilo de algodón) o con grecas y calados en gamuza.

El general Ignacio Zaragoza en 1861, durante el gobierno de Benito Juárez, crea el primer "Cuerpo de Rurales", que eran auxiliares del ejército así como encargados de perseguir asaltantes de caminos y poblados rurales. Durante período de Porfirio Díaz, se caracterizaron por garantizar la seguridad. Eran jinetes muy experimentados y estaban uniformados con trajes de charro de color gris y sombrero. Sus armas las componían el machete, la reata, pistola, carabina de montar y una larga lanza; temibles en el uso de esta última, se dice que "con el lazo y con la lanza se forjó el charro".[17]

Para mediados del siglo XIX, los de a caballo en México se enfrentaron en la Guerra de Reforma, algunos de los charros de abolengo se acercaron al príncipe extranjero Maximiliano de Habsburgo, que buscaba rodearse de ellos para integrarse a México y a sus tradiciones, e incluso se le atribuye la modificación al pantalón de charro y el uso de botín en vez de las botas de campana. Por otra parte estaban los plateados, que eran rancheros acaudalados imitando el modo de vestir de los Bandidos de Río Frío, quienes usaban las piezas de plata producto de los bienes substraídos, para sustituir los botones de cuerno y hueso de sus trajes de cuerudos; pero liberales y los chinacos (cuerudos que en las guerras de guerrillas solo combatían por la noche) peleaban por la República.[18]

El Duque de Regla y Marqués de Guadalupe, Don Carlos Rincón Gallardo de Romero y Terreros, Carlos Rincón Gallardo, es considerado como uno de los representantes históricos de la charrería (quien regularmente era invitado a los coleaderos organizados por Maximiliano I de México, en el bosque se Chapultepec) y es antepasado de muchos charros notables y jugadores de polo.

Uno de los personajes históricos más representativos del charro mexicano fue el General Emiliano Zapata, quien aún antes de la Revolución era conocido en la región del Sur de México por ser un extraordinario jinete y arrendador de caballos.

La charrería se originó en el estado de Jalisco, posterior a eso se heredo a los estados de Tlaxcala, Puebla, de México e Hidalgo, y es hacia la década de 1920 con la migración del campo a la ciudad, principalmente hacia las capitales de estos estados, incluso la Ciudad de México, cuando surge la charrería como un deporte reglamentado y se construyen los Lienzos Charros agregando mangas a los ruedos de plazas de toros.

Traje charro

Historia

El traje charro tiene su origen en el siglo XVI cuando los guerrilleros liberales también llamados "chinacos" utilizaban este tipo de vestimenta que luego se conocería como traje charro y el traje de los chinacos era de manta y que se ponian cuero encima para protegerlo ya que les estaba prohibido vestirse como españoles,.[19][20]​ Los chinacos durante la Independencia de México usaban un sombrero plano parecido al andaluz, Calzón de manta largo cubierto por otro pantalón abierto de los lados exteriores los cuales eran abrochados por una botonadura que dio lugar a la que posteriormente han usado los charros mismos que en aquel entonces tenían una indumentaria similar a la del chinaco, pero más ostentosa.[21]​ Después de la independencia hubo una mezcla entre el traje típico chinaco con el de la monta inglesa durante los tiempos de Maximiliano (el segundo emperador de México).

A finales del siglo XIX el traje de charro se convirtió en el nuevo traje de jinete mexicano con el primer charro siendo Ponciano Díaz Salinas (1856-1899), primo de Porfirio Díaz y a principios del siglo XX los que tenían más dinero, utilizaban trajes fabricados con lana, con adornos de plata, y los más humildes utilizaban trajes de gamuza.[22]​ Luego de la Revolución mexicana esta vestimenta se "democratizó" y pasó a ser el atuendo nacional. Durante la época de oro del cine mexicano, el traje de charro se popularizó ampliamente con grandes estrellas que portaban este traje, como Pedro Infante y Jorge Negrete. Hoy el traje de charro es visto como un símbolo representativo de la cultura mexicana. El atuendo y otras imágenes de charro típicamente se incorporan en los anuncios turísticos y se han convertido en uno de los "emblemas de identidad mexicana más universalmente reconocidos en todo el mundo". El traje de charro se puede usar para expresar orgullo por la herencia mexicana.

Descripción

Traje (Gran Gala) de charro femenino y masculino.

Un traje básico de charro que usan los hombres consiste en pantalones largos y ajustados cubiertos con adornos a los lados.[23]​ El abrigo que usan tanto hombres como mujeres es corto y bordado. Estos abrigos también se conocen como chaquetas bolero o chaquetillas.[24]​ Tradicionalmente, el bordado se hacía con hilo metálico o de fibra de pitea. Los atuendos de charro también consisten en un sombrero de ala ancha (sombrero) y una corbata de seda. El traje charra de las mujeres es similar, las mujeres visten una falda larga bordada, que llega hasta los tobillos, en lugar de los pantalones. La falda suele ser lo suficientemente amplia como para permitir que la mujer monte de lado. Otros aspectos del atuendo pueden incluir una camisa de vestir, chaparreras, sarape y cinturón de pitea. El calzado es una bota de tacón alto o un zapato de cuero.[25][26]​ Los colores del traje permitidos son toda la gama de café, azul oscuro, marrón, gris y verde seco los cuales contrastan con las "grecas" o calados y las botonaduras. También se utiliza el rojo oscuro mezclado con negro únicamente en el pantalón de caporal y en los complementos de la montura. Los botones deben ser del color del cueraje de la silla, es decir miel, café o bayo. El traje negro es solamente para bodas o funerales y es el único que debe llevar botines negros. La camisa puede ser de cuello militar, conocida también como "pachuqueña", o cuello civil, también llamado "cuello doblado", dando preferencia al blanco y al color hueso.

En 1960 la Federación Nacional Charra hizo una clasificación de los trajes que puede vestir un charro, estos trajes del más formal al menos son:

Gran Gala: Totalmente negro desde el mismo sombrero, de prenda fina, botones de plata, pajarita blanca, negra o roja, botas de gamuza o charol, camisa blanca y canana del mismo color de los zapatos. Este traje solo se usa en ceremonias importantes y no es apto para montar.

Gala: Puede ser de otro color que el negro, de paño fino, adornado con botones de plata y con las mismas condiciones que el anterior. Usado en ceremonias, desfiles, fiestas, ceremonias civiles, apto para montar, etc.

Media gala: Está algo menos decorado que el Gala, pero respetando las mismas normas de uso. Es apto para montar.

Faena: Puede ser un traje completo, pero menos austero o simplemente compuesto por pantalón, camisa, botas, corbatin de color oscuro y un sombrero fuerte y resistente. Adecuado para competiciones.

Sombrero de charro

Diferentes tipos de sombreros y algunos de charro.

El sombrero de charro mexicano es de origen mestizo, de la región de Andalucía y también de Navarra, donde era un accesorio para hacendados acaudalados y también en la Nueva España usado por los criollos mexicanos y cuyos bordados y decorados han sido hechos por indígenas y mestizos mexicanos así como su aparte la deformación de estos[27]​ Está elaborado con fieltro de lana, de pelo de liebre o de paja de trigo y es una auténtica protección para el brillante sol y para la caída desde el lomo de un caballo. Por eso el verdadero sombrero de charro es de ala ancha, levantado de la parte posterior; lleva en la copa cuatro "pedradas" que le dan resistencia en caso de impacto. Para ese último caso es mejor el sombrero hecho de palma, que es más sólido sin ser demasiado pesado.

De acuerdo a la región presenta variantes: en las zonas más secas, el ala es más ancha que en las zonas boscosas, y en aquellas con mayor humedad, los materiales son más frescos y ligeros que en las tierra altas.

Suelen adornarse generalmente con toquillas y ribetes bordados o "calados". Los tipos de sombrero más usados son el "San Luis Moderado", "Pachuca", "Cocula", "Hacendado", entre otros.

Un sombrero de charro verdadero es elaborado por artesanos especializados, y es muy distinto al que se vende en las tiendas de "souvenirs" para turistas.

Se pueden añadir más usos del sombrero charro. Para quienes lo han usado saben los múltiples usos y beneficios de su diseño. Algunos pueden ser: no sólo cubrir del brillante sol sino igualmente del viento y, sobre todo, del polvo; con él se atiza un fuego como se apaga si se enciende el campo; se ataranta una víbora y luego se la mata; se realiza un bonito lance a un toro bravo que sale por el monte y se le esquiva; se le da de beber a un cuaco (caballo); se cubre el anonimato antes de un lance de amor o de librarse de un enemigo; se utiliza como escudo en la defensa de un ataque a machete o navaja, tomándolo del barbiquejo; cubre estupendamente de la lluvia que, con manga de paja o lona ahulada, es el mejor paraguas a pie o a caballo; en jaripeo, sobre todo de toros cebú, protege de los peligros de una cornada y, en caso de caída, hace las veces de casco; y otros usos se que podrían añadir por quienes lo han utilizado en el campo.

Silla charra

Silla charra con bastos cola de pato.

La silla de montar mexicana es una de las principales características del charro. Este tipo de montura de fuste con cabeza es de diseño único, pues las anteriores eran de origen militar y la mexicana está diseñada para trabajo en el campo. No obstante el hecho de que es relativamente pesada comparada con otras, es muy cómoda tanto para el caballo como para el jinete y básicamente se conforma por un "fuste" o esqueleto de madera con cabeza (la cual se utiliza para amarrar las sogas o reatas), cuerajes y estribos, entre otros accesorios. Existen tan bellas sillas de montar que son auténticas obras de arte: de cuero talabarteado o amartelado que forman figuras en todas sus elementos o arreos; las hay con herrajes de oro o plata, con bordados en pita, oro y plata o hiladuras (chumeteado) de colores que alegran y embellecen los arreos, y se acompañan de tientos, donde se atan y cuelgan lo mismo un machete que una cuarta o una reata, un rifle o un gabán.[28]

Los arreos y avíos del charro o vaquero mexicano fueron copiados por el cowboy o "buckaroo" estadounidense (la propia palabra "buckaroo" es una transcripción espontánea de la fonética de "vaquero" en labios anglosajones), luego de la colonización del territorio mexicano perdido a manos de Estados Unidos. La silla de montar tejana está también basada en la silla mexicana de los chinacos.

Durante la Revolución mexicana el caballo criollo mexicano prácticamente desapareció, debido a su excesivo uso durante el combate. Así que los caballos más utilizados para la charrería son el Cuarto de Milla, de origen norteamericano y el caballo Azteca, que es una raza reciente.

La silla charra debe estar hecho de materiales naturales, no artificiales como el plástico. Hay principalmente dos tipos de sillas de montar que posee el charro: la silla de trabajo y la silla formal.

La silla charra tiene un cuerno más ancho que el de una silla del "cowboy estadounidense", lo que ayuda a evitar que el charro se caiga o se cuelgue. Hay dos agarraderas en la parte trasera de la silla, en caso de que el charro necesite agarrarse debido a un acto inesperado del caballo.

Escaramuza charra

Escaramuza charra.

Las Asociaciones de Charros, a la manera provinciana y tradicional, eligen una "Reina de los Charros" cada año, que es una joven perteneciente a una asociación o a una región que comprende varias asociaciones. Su función es social y son encargadas de inaugurar temporadas o festejos.

En un contexto con cada vez más equidad de género, la amazona es una deportista activa en el medio de la charrería y su principal disciplina es la escaramuza charra. Para esta se utiliza una montura llamada albarda charra. Además, hay mujeres que practican otras suertes también muy intrépidas y espectaculares.

Contexto social

Ya a fines del siglo XIX, el charro era sinónimo de un jinete muy diestro o experimentado.

Uno era el rico terrateniente y otro el peón de hacienda, si bien ambos usaron sombrero ancho durante mucho tiempo. El charro al ser terrateniente o empleado de confianza del dueño de la tierra, tenía generalmente un estatus social "superior" al de los otros campesinos.

Durante los siglos XIX y XX los jinetes que no pertenecían a las clases altas eran peones comunes

El amansador o el vaquero jornalero (hábil jinete), aun siendo humilde, contaba con el prestigio de ser mejor "cotizado" como empleado que cualquier otro tipo de trabajador y vestía trajes de charro semejantes a los de los patrones.

Con excepciones notables como la del mismísimo caudillo revolucionario Emiliano Zapata o Benjamín Argumedo, el charro actual es en muchos casos conservador y con frecuencia reaccionario. Por eso, en el sindicalismo mexicano se le llama "líder charro" a aquel que representa los intereses del patrón y no de los agremiados (una curiosa paradoja es el caso del Jorge Negrete, quien en el cine representaba al charro, pero como sindicalista fue notable por su honestidad y por las conquistas laborales que logró en su tiempo).

Los caballerangos, herreros, pastores y arrieros no eran considerados necesariamente charros, pero aspiraban a serlo. De manera bastante similar al servicio personal en la España medieval, en las haciendas mexicanas los charros tenían un prestigio caballeresco al cual muchos de los vaqueros buscaban acceder.

El discurso oficial de las primeras décadas del siglo XX estableció al charro como "arquetipo del mexicano al lado de la china poblana.

No obstante el origen clasista del charro mexicano, en la actualidad, en los equipos que practican la charrería hay atletas tanto humildes como acaudalados que destacan por su desempeño en un ambiente de igualdad (al menos) durante las prácticas y encuentros.

En las zonas rurales, la posición social del charro ha sido emblemática, aunque desde hace varias décadas, con la influencia globalizadora han cambiado mucho las cosas.

El fenotipo más común en el charro es el del blanco y luego del mestizo con facciones predominantemente ibéricas o “mestiblanco”, variando desde luego en cada región: en Jalisco hay charros de tez clara a morena clara; en la costa del golfo los hay con rasgos mulatos y en el sur se ve más el tipo indígena. Curiosamente una buena parte de los descendientes de inmigrantes libaneses y sirios se ha integrado al ambiente de la charrería.

Existen en Estados Unidos asociaciones de Charros, tanto de aficionados como profesionales, debido a la enorme población de origen mexicano en ese país.

Cultura y espectáculo

Juego: "Los Charros Contrabandistas", 1890-1917. Litografía de Antonio Vanegas Arroyo.

El charro cancionero y alegre del cine mexicano no es tan ficticio como sus críticos pretenden, ya que antes de la era de los medios masivos de comunicación, la gente del campo se entretenía haciendo música y bailes, y esto fue la fuente del folclore.

En México, la cultura de la fiesta y de la convivencia hicieron del charro un personaje alegre, un tanto fanfarrón y un ente completamente social a diferencia del (parco) aunque también machista vaquero estadounidense o cowboy.

La influencia de la cultura de la charrería está presente en el México actual en múltiples expresiones; por ejemplo la palabra lana como sinónimo de dinero, ya que esta fibra era distintivo de las clases dominantes en el campo; expresiones como "no te bajes del caballo" o sea: "no cedas"; o bien el imperativo "pícale" (con las espuelas al caballo) para significar "corre" o "apúrate". Este "pícale" también ha derivado en "ándale" con la misma función.

Los cuadros del pintor Ernesto Icaza retratan diversas escenas de charrería en el campo, documentando las costumbres y características de la charrería de finales del siglo XIX y principios del XX.

En el cine, el charro ha sido tema tan recurrente como el cowboy. Algunos de los charros cinematográficos han sido: Pedro Infante, Luis Aguilar, Javier Solís, Vicente Fernández, Tito Guízar, Miguel Aceves Mejía, Francisco Avitia, entre otros.

Un particular charro de México fue Antonio Aguilar, originario de Zacatecas, quien era un auténtico charro y no solo actor, excelente caballista que con sus espectáculo ecuestre dio a conocer la charrería con giras por diferentes países junto con toda su familia. En sus películas se le puede ver practicando diferentes suertes sin efectos de cámara como: lazar, colear, calar y hacer pasos de la muerte. También sus hijos son excelentes charros, Pepe Aguilar y Antonio Aguilar Jr., a quienes en las películas también se les ve efectuando suertes charras

Jorge Negrete, el Charro Cantor, es considerado el mejor representante del charro mexicano en el cine.

Notable por sus brillantes espectáculos ecuestres ha sido Antonio Aguilar, posiblemente el último representante genuino del charro en la industria del entretenimiento, misma que en las últimas décadas ha contribuido a la distorsión del concepto y de la imagen del charro en telenovelas de baja calidad y con cantantes puramente comerciales, con poco o escasísimo contenido cultural.

En muchas mujeres de Hispanoamérica aún producen suspiros el charro, el rejoneador o el gaucho, tal vez porque en el inconsciente colectivo representan a la virilidad original y originaria.

Aun cuando México se caracteriza por su riqueza y variedad folclórica, la imagen del charro unifica a México debido a que su uso no ha estado limitado a una sola región y a que representa el mestizaje mismo, que se considera la base de la identidad mexicana.

Véase también

Referencias

  1. «Dia del Charro: Qué es y cuál es el origen de la charrería». Pin and Travel. 12 de septiembre de 2019. Consultado el 28 de mayo de 2020. 
  2. Correas, Gonzalo; Mir, Miguel (1906). Vocabulario de refranes y frases proverbiales y otras fórmulas comunes de la lengua castellana en que van todos los impresos antes y otra gran copia que juntó el maestro Gonzalo Correas. Estab. tip. de J. Ratés. p. 284. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  3. Medina Miranda, Hector Manuel (2009). LOS CHARROS EN ESPAÑA Y MÉXICO. ESTEREOTIPOS GANADEROS Y VIOLENCIA LÚDICA. Universidad de Salamanca. p. 97. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  4. https://www.cervantesvirtual.com/obra/vocabulario-de-refranes-y-frases-proverbiales-y-otras-formulas-comunes-de-la-lengua-castellana---van-anedidas-las-declaraciones-y-aplicacion-adonde-parecio-ser-necesaria-al-cabo-se-ponen-las-frases-mas-llenas-y-copiosas/
  5. Diccionario de la lengua castellana,. Madrid: Imprenta de Francisco de Hierro. 1729. p. 311. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
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  7. DICCIONARIO DE LA LENGUA CASTELLANA, COMPUESTO POR LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, REDUCIDO Á UN TOMO PARA SU MAS FÁCIL USO (4th edición). Madrid: Real Academia. 1803. pp. 259, 918. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  8. de Larramendi, Manuel (1745). Diccionario trilingue del Castellano, Bascuence y Latin. San-Sebastian, Riesgo y Montero 1745. San Sebastián: Riesgo y Montero. p. 195. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  9. Diario curioso, erudito, economico y comercial. Imprenta Manuel González. 1787. p. 727. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  10. Capmany y Montpalau, Antonio (1858). Museo Histórico, que comprende los principales sucesos de España y el estranjero, como asimismo toda la parte artística y monumental de los principales paises Volume 1 (1st edición). J. Casas y Díaz. p. 409. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  11. «PP y PSOE piden a la RAE que la palabra «charro» deje de significar «abigarrado o de mal gusto»». ABC Castilla y León. 06/03/2015. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  12. «Los charros dejan de ser de mal gusto según la RAE». La Gaceta de Salamanca. 24 de diciembre de 2018. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  13. AVENDAÑO, Reyna Paz (25 de junio de 2021). «No se introdujo el charro de España a México, señala Héctor Medina». Crónica. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  14. Medina Miranda, Hector Manuel (2009). LOS CHARROS EN ESPAÑA Y MÉXICO. ESTEREOTIPOS GANADEROS Y VIOLENCIA LÚDICA. pp. 97, 268, 281, 282. Consultado el 26 de febrero de 2022. 
  15. «Charreria». www.miaulavirtual.com. Consultado el 28 de mayo de 2020. 
  16. «Cómo se viste una charra». Consultado el 28 de mayo de 2020. 
  17. «La historia del ejército charro que se preparó para combatir a Hitler». México Desconocido. 18 de diciembre de 2017. Consultado el 28 de mayo de 2020. 
  18. Nájar, Alberto (30 de septiembre de 2016). «El olvidado ejército charro creado para defender a México de los nazis». BBC News Mundo. Consultado el 28 de mayo de 2020. 
  19. «Dónde se originó el traje de charro, ¿Es mexicano?». El Heraldo de México. Consultado el 13 de enero de 2022. 
  20. Virtual, Charro (29 de junio de 2016). «El curioso origen del traje de charro». www.charrovirtual.com. Consultado el 13 de enero de 2022. 
  21. «Traje de Charro: Origen y tipos celebrando a México». La Verdad Noticias. Consultado el 13 de enero de 2022. 
  22. «La Charrería Mexicana, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: UNESCO». 
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  27. «Sombrero, prenda de vestir y de trabajo para los mexicanos». Contacto Hoy. Archivado desde el original el 18 de febrero de 2019. Consultado el 17 de febrero de 2019. 
  28. «11 curiosidades sobre la charrería -». Más de México. 1 de diciembre de 2016. Consultado el 28 de mayo de 2020. 

Bibliografía

  • El libro de charrería. José Valero Silva, 1989. México, D.F. Gráficas Montealbán.
  • La equitación mexicana. Carlos Rincón Gallardo y Romero 1923. La Habana: J.P. Talavera.
  • Charrería mexicana: an equestrian folk tradition. Mullen Sands, Kathleen 1993. University of Arizona Press.
  • Gran enciclopedia de España y América, Varios Autores. Madrid, Espasa Calpe, 1990
  • Orígenes del charro mexicano. Álvarez del Villar, José 1968.
  • Reglamento General de Competencias Charras, 2006. Federación Mexicana de Charrería, A.