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Por adopción Cayo Julio César Octaviano y por aclamación del Senado Cayo Julio César Octaviano Augusto (en latín, Caius Iulius Caesar Octavianus). Nacido el 23 de septiembre del año 63 adC y fallecido el 19 de agosto del año 14 dC), de nombre Octavio durante el periodo de su vida anterior a la lectura del testamento de César y su consiguiente adopción por su tío abuelo, es considerado el primero y más importante de los emperadores romanos, aunque él mismo no se consideró como tal durante su reinado, prefiriendo usar el título republicano tradicional de princeps civium (esto es, el primero de los ciudadanos). Augusto mantuvo externamente las instituciones republicanas, pero en realidad reinó como un autócrata durante más de 40 años. Acabó con un siglo de guerras civiles y dio a Roma una era de paz (Pax Romana), prosperidad y grandeza imperial.

Juventud de Octavio

Augusto nació en Roma, recibiendo el nombre de Cayo Octavio Turino. Su padre, también llamado Cayo Octavio Turino, provenía de una familia respetable del orden ecuestre y ejercía el cargo de gobernador de Macedonia. Su madre, Atia Balba Cesonia, era sobrina del gobernante de facto de Roma, Cayo Julio César, hija del matrimonio entre Marco Atio Balbo y Julia César (hermana de Cayo Julio César). Su infancia transcurrió en la casa de su abuelo, cerca de Veletrae (el moderno Velletri). Su padre murió en 58 adC, cuando Octavio apenas tenía cuatro años, y pasó el resto de su infancia bajo la tutela de su padrasto Lucio Marcio Filipo.

En 51 adC, a la edad de once años, pronunció la oración fúnebre por su abuela Julia, tía de Cayo Julio César y viuda de Cayo Mario. Se le otorgó la toga viril (en latín toga virilis) a los quince años y fue elegido Pontífice. César quería que Octavio se uniera a él en la Segunda Guerra Civil de la República de Roma durante su campaña de África, pero su madre Atia protestó, al considerarlo demasiado joven. Al año siguiente, en el 46 adC, finalmente, consintió en que Octavio se uniera a César en Hispania, donde éste luchaba contra Cneo Pompeyo y Sexto Pompeyo, los hijos de Pompeyo, pero cae enfermo. Recuperado, en el 45 adC, se dirige a Hispania, naufragando en el viaje. Tras llegar a tierra, atravesó el territorio, hasta llegar al campamento de César, en junio de 45 adC, 3 meses después de la derrota y muerte de Cneo Pompeyo en la Batalla de Munda. Tras su regreso a Roma entró en la órbita de César, su pariente más cercano, y se convirtió en un temprano aliado suyo en el Foro y su mano derecha. Su primo hermano Sexto César había muerto el año anterior en Oriente. César cambió su testamento, fechado el 13 de septiembre de 45 adC, en favor de Octavio, aunque manteniéndolo en secreto.

Ascenso al poder

El Testamento de César

El famoso Augusto de Prima Porta

Cuando César fue asesinado el 15 de marzo de 44 adC, Octavio estaba con el ejército en Apolonia, en lo que ahora es Albania. En su testamento, César, sin hijos legítimos, adoptó a su sobrino nieto, que toma el nombre de Cayo Julio César Octaviano y le nombró su heredero. La tradición romana sugiere que añadió el sobrenombre de "Octaviano" como recuerdo de su familia biológica; sin embargo, no hay evidencia de que usara tal nombre alguna vez. Marco Antonio acusó posteriormente a Octavio de haberse ganado su adopción a cambio de favores sexuales, aunque Suetonio considera dicha acusación como una difamación con fines políticos.[1]

Después de las exequias funerales y la lectura pública del testamento de César, los principales conjurados (Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longinos) huyeron de Roma, a la par que Marco Antonio declara abolida la dictadura, aunque se niega a reconocer a Octavio como heredero del poder político de César.

En el 44 adC y 43 adC los conjurados se dispersan por el Imperio Romano: Marco Junio Bruto se refugia en Macedonia, Casio lo hace en Siria, y Décimo Junio Bruto Albino en la Galia Cisalpina.

En esta última se desarrolla la Guerra de Módena, con Marco Antonio persiguiendo a Décimo Bruto por la provincia, hasta encerrarlo en Módena, donde lo somete a asedio.

Mientras, Octavio atraviesa Italia y recluta un ejército entre los veteranos de César, haciendo valer su condición de heredero. Con apenas 18 años, se subestiman sus posibilidades y su poder real. Así, se enfrenta al lugarteniente de César, Marco Antonio; contando con el apoyo de Cicerón y de los republicanos del Senado de Roma que le conceden poderes de propretor, con lo que esperan dividir a los cesaristas y enfrentarles entre sí; también cuenta con el apoyo de los grandes financieros (como Mecenas), lo que le permitió costearse su ejército privado.

Tras derrotar a Marco Antonio en el año 43 adC, en la guerra de Módena, en la que mueren los cónsules Aulo Hircio y Cayo Vibio Pansa Centroniano, exige del Senado el nombramiento como cónsul; rechazado por su juventud (tenía sólo 20 años), marcha sobre Roma y se hace nombrar cónsul por el pueblo y las legiones, no teniendo necesidad de trabar combate.

Desde el año 43 adC, Octavio es cónsul haciéndose otorgar poderes extraordinarios, en principio para hacer cumplir las sentencias de los tribunales especiales establecidos para perseguir a los asesinos de César.

Enfrentado a la resistencia de los republicanos Bruto y Casio, fuertes en Oriente, Octavio decide aliarse con sus antiguos enemigos Marco Antonio y Marco Emilio Lépido. El 11 de noviembre del 43 adC se produce la Entrevista de Bolonia, de la que sale el Segundo Triunvirato.

El Segundo Triunvirato (43 adC - 36 adC): Octavio, Antonio y Lépido

Una vez controlada Roma, el Segundo Triunvirato logra el reconocimiento legal de sus acuerdos, a diferencia del Primer Triunvirato de Pompeyo, César y Craso.[2]​ Por la Ley Titia: constitución del Triunvirato de la República, en latín Lex Titia: Triumviri rei publicae constituendae, se limita su vigencia a 5 años, y se procede al reparto territorial:

Los triunviros promueven una campaña de proscripciones en la que se confiscan las propiedades y se ejecuta a unos trescientos senadores, entre ellos Cicerón, y al menos dos mil caballeros romanos (equites). Se trata de algo más que la estricta persecución de los asesinos de César, ya que cumple la doble tarea de eliminar todos los adversarios y al tiempo recabar fondos para pagar a las tropas.[3]

En el 42 adC, Marco Antonio y Octavio marchan contra Bruto y Casio, refugiados en Oriente, mientras que Lépido permanece en Roma. En la doble batalla de Filipos en Macedonia, Marco Antonio vence a Casio primero y, 20 días después, a Marco Bruto, suicidándose ambos.

Mientras Octavio regresa a Roma, Marco Antonio se hace atribuir las provincias orientales, esto es, Asia, Siria y Egipto, dirigiéndose a ésta última, donde conforma una alianza con la reina Cleopatra, antigua amante de Julio César y madre de Cesarión, según Cleopatra hijo de César. Durante su estancia en Egipto, Marco Antonio mantuvo una relación amorosa con Cleopatra, de la que nacen tres hijos, Alejandro Helios, Cleopatra Selene, y Ptolomeo Filadelfo.

En el 41 adC, con el pretexto del reparto no equitativo de tierras entre los veteranos por parte de Octavio, se produce la Guerra de Perugia, en la que Agripa, magister militum de Octavio derrota al cónsul Lucio Antonio, hermano de Marco Antonio.

En el 40 adC, con la mediación de Mecenas, se produce la Conferencia de Brindisi, en la que establece un nuevo reparto de zonas de influencia entre los triunviros:

  • las provincias de Occidente, ampliadas hasta el río Drin (en Albania), para Octavio,
  • las provincias de Oriente, recortadas hasta el río Drin, para M. Antonio,
  • África para Lépido,
  • Italia se considera neutralizada bajo el dominio conjunto de los triunviros.

Para sellar la paz entre ambos, Marco Antonio deja a Cleopatra y contrae matrimonio con Octavia, hermana de Octavio en el 40 adC. Fruto de esta unión, nacieron dos niñas, llamadas ambas Antonia. Sin embargo, en el 36 adC Antonio abandonará a Octavia volviendo a Egipto con Cleopatra.

Octavio y Sexto Pompeyo (39 adC - 36 adC)

Calmadas momentáneamente las tensiones en el Triunvirato, Octavio procede a ocuparse de Sexto Pompeyo, el hijo superviviente de Pompeyo, que dominaba con su flota el Mediterráneo occidental, controlando de facto Cerdeña y Sicilia, y amenazando la provisión de trigo a Roma.

La primera opción de Octavio es la cooptación, y en el 39 adC acuerdan el Tratado de Miseno, por el que Sexto Pompeyo se compromete a abastecer a Roma de trigo a cambio del reconocimiento del dominio de Sicilia y Cerdeña y la concesión de Córcega y Acaya.

En el 38 adC, se procede a la renovación prevista del Segundo Triunvirato por otros 5 años.

En el 37 adC, Octavio cambia de política respecto a Sexto Pompeyo, y llega al Tratado de Tarento con Marco Antonio, que cede su flota a Octavio a cambio de apoyo económico y la recluta de legiones en Italia para una futura campaña contra los Partos.

En el año 36 adC, la flota de Octavio, encomendada a Agripa, derrota a Sexto Pompeyo en las batallas de Mylae y Naulochus, siendo posteriormente asesinado por los hombres de Octavio.

Octavio y Lépido: Ruptura y preterición (36 adC)

En paralelo a las operaciones navales, Lépido había procedido a invadir Sicilia, donde trata de atraerse a los sextianos, con el fin de conservarla para sí. Sin embargo Octavio se presenta en la isla y consigue atraerse a las tropas de Lépido.

Octavio acusa de traición a Lépido, y procede a su destitución como triunviro. Sin apoyos, Lépido cede sus dominios de Sicilia y África a Octavio, que le perdona la vida y lo envía a Roma, desprovisto de todos sus títulos, excepto el de Pontifex Maximus que conserva hasta su muerte el 13 adC.

Octavio y Marco Antonio: ruptura del Triunvirato y Guerra Civil (36 adC - 30 adC)

Desde la creación del Segundo Triunvirato, el marco de actuación de Marco Antonio es Oriente. Entretanto, Octavio, sin dejar de consolidarse en Occidente, refuerza su red de apoyos en Roma, a la par que desarrolla una campaña de desprestigio contra Marco Antonio, al que presenta como subordinado a los intereses de Cleopatra y poco patriota, al adaptarse a los modos y tradiciones orientales, y, sobre todo, egipcias. La situación se torna cada vez más tensa, sobre todo a raíz del incumplimiento del Tratado de Tarento (Octavio evita que las tropas reclutadas se unan a Marco Antonio cuando éste las reclama) y del abandono de Octavia por Marco Antonio en el 36 adC, cuando vuelve a Egipto con Cleopatra.

En el 34 adC, Marco Antonio, sin las tropas italianas prometidas, lleva a cabo una campaña contra los partos, que fracasa, aunque logra ocupar Armenia.

Durante el año 33 adC la situación empeora entre Octavio y Marco Antonio. En primer lugar, Marco Antonio cede algunos de los territorios conquistados a Cleopatra, en pago por los suministros materiales, económicos y militares que ésta ha aportado, aunque esto es presentado por Octavio y sus propagandistas como el primer paso para la fundación de un reino helenístico, con base en Egipto. En segundo lugar, Marco Antonio, para contrarrestar lo anterior y buscar apoyos entre los cesarianos, se nombra tutor de Cesarión, al que proclama como hijo legítimo de Julio César. A su vez, Octavio, para diluir los posibles apoyos a Marco Antonio, publica el testamento de Marco Antonio, en el que no aparecen ni Octavia ni sus hijas, legalmente herederas según el Derecho Romano.

Las hostilidades estallan en la Guerra Ptolemaica, en el 32 adC, declarada por Octavio. Ésta se decidió el 2 de enero de 31 adC, en la gran batalla de la bahía de Actium, en la costa occidental de Grecia, en la que Marco Vipsanio Agripa derrota a la flota romano-egipcia, mientras sus rivales huyen a Egipto.

Octavio les persigue hasta Egipto, tomando Alejandría el 2 de agosto de 30 adC. Marco Antonio se suicida. Cleopatra también se suicida después de que se le explicara el papel que jugaría en el desfile triunfal de Octavio; y Cesarión, el supuesto hijo de Julio César y Cleopatra, "fue asesinado sin remordimiento alguno".[4]

Augusto como magistrado

Octavio se convierte en Augusto: la creación del Principado

La Devolución de Poderes y Restauración de la República

Con la parte occidental del imperio dominada, y cuyo control se había reforzado con un juramento de lealtad a Octavio antes de la batalla de Actium en 30 adC, la política octaviana durante la Guerra Ptolemaica había sido tendente a atraerse a los orientales. Así, perdonó la vida e integró en su ejército a las 19 legiones que se habían rendido. Asimismo, fueron parte de los 120.000 veteranos asentados como colonos en Oriente, con la doble función de recompensar a estos y controlar el territorio. En consecuencia, después de la derrota de Marco Antonio y Cleopatra, el Oriente le apoyó, colocando a Octavio como el único gobernador de todo el imperio.

Los casi 20 años de guerras civiles, habían dejado a Roma en una situación de casi total anarquía, con una estructura estatal obsoleta, una situación legal confusa, pero no preparada para un Estado regido por una sola persona, aunque fuera Octavio. No obstante, Octavio no podía entregar su autoridad sin riesgo de más guerras civiles entre los generales romanos, e incluso, aunque él no lo hubiese querido, su posición como líder le exigía que mirase por el bienestar de las provincias. Así, Octavio disolverá sus fuerzas personales, llevando a cabo unas elecciones, en las que resultará elegido cónsul, con lo que ahora estaba legalmente al mando de las legiones de Roma.

Fundamento Legal del Principado

La condición de Princeps Civium (el "primer ciudadano") sólo implica la de "primus inter pares ("primero de los iguales"), se basa en la aceptación general (consensus universorum) por parte del resto de la ciudadanía. Los Poderes (Potestae) del Princeps derivan de su Ejemplaridad, que alimenta su Prestigio (Auctoritas), aunque son formalmente conferidos según los principios constitucionales romanos, básicamente por el Senado.

El Primer Pacto (27 adC - 23 adC)

El 13 de enero de 27 adC, Octavio devuelve oficialmente al Senado romano sus poderes extraordinarios (potestas omnium rerum), proclamando la "Restauración de la República", proponiendo resignar el mando militar sobre Egipto y dimitir del consulado.

Según algunas fuentes, esta situación causó alborotos entre la plebe de Roma, lo que condujo a un compromiso entre el Senado y Octavio denominado Primer Pacto el 16 de enero de 23 adC, en el que se delimitan los poderes civiles, militares, religiosos y título y honores de Octavio, así como el área de acción del Senado.

Octavio mantiene el consulado (que renovará anual y sucesivamente hasta el 23 adC), y que es el basamento constitucional de su poder.

Se dividen las provincias en dos grupos:

Al dominio de Octavio se añade Egipto como posesión personal, así como la supervisión sobre los reinos vasallos: desde el 26 adC Mauritania, el 20 adC Capadocia y Armenia y el 14 adC el Reino del Bósforo.

Los aspectos económicos se regulan también dividiéndolos:

  • El Senado administra el Tesoro Público (aerarium populi romani).
  • Octavio administra la Hacienda (Fiscus). Además cuenta con las rentas de Egipto en exclusiva.

En el aspecto simbólico, importante por ser donde reside la Auctoritas de donde deriva la Potestas de Octavio, el Senado le otorga dos honores o títulos clave:

  • Augustus: es un título religioso que no denotaba autoridad política, pero que confería al Princeps un status sagrado; tal status colocaba su cargo y sus decisiones en un rango casi divino. Según el contexto socio-religioso de la época, el título simbolizaba la autoridad de Octavio sobre la humanidad, y trascendía cualquier definición de su estado constitucional. Además, el título Augustus, servía para fomentar una transición a un reinado pacífico en contraste con la ola de terror que le había llevado al poder bajo el nombre Octaviano.

En este mismo campo de lo simbólico, el Senado otorgó a Octavio el privilegio legal de llevar la corona cívica de roble y laurel. Esta disposición supera la tradicional usanza, en la que se otorgaba sólo a generales romanos victoriosos, y se sostenía por encima de la cabeza sujeta por un esclavo que constantemente le repetía la frase, "Recuerda, eres mortal". El hecho que a Octavio se le había concedido el derecho de ponerse la corona (no simplemente portarla encima de la cabeza), es quizás la señal más clara de la creación de una monarquía de facto.

Estas acciones hubieran sido altamente anormales de ser emitidas por el Senado romano, pero éste ya no era el mismo cuerpo de patricios que había asesinado a César. Marco Antonio y Octavio habían purgado el Senado de los elementos cómplices y remplazado con partidarios leales.

El Segundo Pacto (23 adC - 19 adC)

En las elecciones consulares de 23 adC, Octavio Augusto renuncia a presentarse al consulado, después de llegar a un arreglo con el Senado de Roma.

Por el conocido como Segundo Pacto, Augusto renuncia al Consulado el 1 de julio de 23 adC.

A cambio asume el poder tribunicio (tribunicia potestas), pero no el título de tribuno, con carácter vitalicio. Esto le confiere numerosas competencias:

  • Convocar al Senado.
  • Convocar las Asambleas de la Plebe.
  • Derecho de veto de las decisiones del Senado y las Asambleas de la Plebe.
  • Presidir las elecciones.
  • Derecho a intervenir en primer lugar en cualquier reunión.

También se le confiere la autoridad moral tribunicia (tribunicia auctoritas morum), que generalmente estaba reservada al Censor; esto incluye el derecho de supervisar la moral pública y escrutar las leyes para asegurar que respondían al interés de los ciudadanos. También habilita para llevar a cabo el censo y, con ello, determinar la validez, económica, social y moral, para acceder al Senado.

Ningún tribuno romano había tenido jamás tales poderes y en tal combinación. Si los poderes de censura fueron otorgados a Augusto como parte de su autoridad de tribuno, o si simplemente asumió estas responsabilidades, es todavía un asunto de debate.

En el aspecto militar, a Augusto se le concedió la ampliación territorial y funcional de sus poderes: la "autoridad sobre todos los procónsules" (imperium proconsulare maius et infinitum), que le concedía el derecho de intervenir en cualquier provincia, imperial o senatorial, del imperio romano y anular cualquier decisión de cualquier gobernador. Incidentalmente, Augusto se convirtió en el único individuo capaz de recibir triunfos dado a que era mando supremo del ejército romano.

Pese a los nuevos poderes y a la renuncia al consulado, retiene alguna de las funciones consulares, principalmente el abastecimiento de trigo (cura anonae) de Roma y el mantenimiento y control de las calzadas (cura viarum).

La imposición del Tercer Pacto: La consolidación definitiva (19 adC)

En el año 19 adC Augusto procura un nuevo pacto, por el cual asume nuevos poderes, sin renunciar a los anteriores, lo que implica la total consolidación del poder de Augusto:

  • El consulado pleno y, en esta ocasión, vitalicio.
  • El cargo de Censor y Vigilante de las Costumbres (cura morum).

Con el tiempo, asumirá o se le concederán nuevos cargos y honores:

  • En el 13 adC, se le concede el poder militar (imperium) dentro de los límites de la ciudad, (pomerium) de Roma: todas las fuerzas armadas en la ciudad, antes bajo el control de los prefectos urbanos, pasan al mando de Augusto, que reforma la Guardia Pretoriana, que se estableció en Roma como una unidad especial de escolta personal del emperador y de protección de la familia imperial.
  • En el 12 adC, después de la muerte de Lépido, accede al cargo de Pontifex Máximus.
  • En el 10 adC, recibe el último de los honores que le serán conferidos: Padre de la Patria (Pater patriae).

El siglo de Augusto

El Ara Pacis - Panel sur con una procesión.

La audacia de Augusto le llevó al poder y su gobierno se caracterizó por la prudencia con la que gobernó. A cambio del poder absoluto y la confianza que el pueblo había depositado en él, Augusto dio a Roma 40 años de paz cívica y de prosperidad constante, el período conocido históricamente como la Pax Augusta, o paz augusta. Creó el primer ejército permanente y la marina de guerra de Roma y colocó a las legiones a lo largo de las fronteras del imperio, donde no podrían involucrarse en la política. También reformó las finanzas de Roma y los sistemas fiscales.

Política exterior

Ampliación territorial

La política exterior de Augusto, ha sido definida como de "redondeo de fronteras", y evitó tanto renovar el enfrentamiento finisecular con el Imperio Parto como las guerras de entidad, exceptuando la incursión en Germania.

Península Ibérica

Así, la primera ampliación territorial, corresponde a esta política de aseguramiento de fronteras, con la conquista del resto del territorio de la Península Ibérica. Las primeras acciones de las Guerras Cántabras empezaron en el 29 adC y se consideró oficialmente cerrada en el 24 adC, aunque un rebrote de rebelión en el 22 adC obligó al envío de Agripa, que acabó con la rebelión en el 19.

Galacia

Otra ampliación, en el 25 adC, deriva del legado del rey Amintas de Galacia, cuyo reino había sido confirmado por Marco Antonio en el 36 adC y aumentado con territorios de Pisidia, Licaonia y partes de Frigia y de Isauria. Vencido en el 31 adC por el propio Octavio Augusto, se le mantuvo en el trono como vasallo, con la condición del legado testamentario.

La Frontera del Danubio

Los territorios alpinos fueron conquistados después de las incursiones de los galos y las fronteras se extendieron al Danubio Superior. La tarea fue encomendada a sus hijos adoptivos Tiberio y Druso, que conquistaron el Nórico en el 16 adC y la Retia en el 15 adC.

El avance hacia el Danubio Medio continuó con la reconquista de Panonia en la Guerra de Bato entre los años 6 y 9.

La Frontera del Elba y el Rin

El interés por región de Germania (Alemania moderna) es la política expansiva más mantenida en el tiempo, desarrollándose en varias campañas:

  • El relevo lo toma, del 8 adC al 6 adC, Tiberio, en su Primera Campaña, alcanzando el río Elba.
  • La Segunda Campaña de Tiberio se desarrolla entre los años 4 y 6, dirigida contra los Queruscos, con los que llega a un Tratado, los Longobardos y los Marcómanos encabezados por Marobodo, aunque debe abandonar para trasladarse a Panonia.
  • La expansión en Germania acaba con la victoria de Arminio, en alemán Hermann, que aniquila 3 legiones al mando de Varo el 9 en la batalla del bosque de Teutoburgo. Después de eso Augusto evacua la Germania Magna, aceptando el Rin como la frontera norte permanente del imperio.

El Imperio Parto

En el este, cambió la política de agresión al Imperio Parto por otra de contemporización, bien simbolizada por la devolución por parte de Fraartes IV de las águilas e insignias tomadas a Marco Licino Craso y Marco Antonio tras el acuerdo de no intervención en las áreas de interés.

Los Reinos vasallos

En África, en el año 26 adC, se sometió a vasallaje la Mauretania.

En el Este, se satisfizo con establecer el control romano sobre Capadocia y Armenia y el Cáucaso, a partir del año 20 adC.

El grupo de reinos vasallos se completa el 14 con el del Bósforo.

Política interna

En materias domésticas, Augusto acanaló la abundancia enorme traída de todo el imperio para mantener al ejército feliz con pagos abundantes, y a mantener a los ciudadanos de Roma contentos con juegos magníficos y obras que embellecieron la capital. Según unas fuentes, Augusto se jactó que había "encontrado a Roma de ladrillo, y la había dejado de mármol". Asimismo, construyó la Curia, un nuevo hogar para el Senado, construyó los templos de Apolo y del Divino Julio, así como una capilla cerca del Circo Máximo. El templo Capitolino y el teatro de Pompeyo se registran como proyectos de Augusto, cuyo nombre no fue mencionado a propósito. Fundó un ministerio de transporte que construyó una red extensa de calzadas que mejoró la comunicación, el comercio y el servicio de correos. Augusto también fundó la primera brigada de bomberos del mundo, y creó una fuerza regular de policía para Roma.

Estatua de bronce de Augusto, Museo Arqueológico de Atenas

La economía

Los gobernantes romanos entendían poco sobre la economía, y Augusto no era ninguna excepción. Como todos los emperadores, exigió demasiado a la agricultura y gastó el rédito en los ejércitos, los templos y los juegos. Una vez que el imperio dejó de extenderse, y no había nuevos botines de las conquistas, la economía comenzó a estancarse y a declinar con el tiempo. El reinado de Augusto se considera así, en cierta manera, como el punto alto del poderío y prosperidad de Roma. Pero, aunque Augusto colocó a los soldados jubilados a través del imperio en un esfuerzo de restablecer la agricultura, la capital siguió siendo dependiente del grano traído de Egipto.

La Religión y la Moral

Augusto promovió la religión tradicional romana, especialmente el culto a helios, y presentaba la derrota de las fuerzas egipcias ante los romanos, como la derrota de los dioses de Egipto por los de Roma.

Durante su gobierno llevó a cabo una cruzada de valores morales, regulando el matrimonio (prohíbe el casamiento entre senatoriales y descendientes de libertos), la familia y la procreación, a la vez que desalentaba los lujos, el sexo desenfrenado (incluyendo la prostitución y la homosexualidad) y el adulterio. La campaña, iniciada el 18 adC, resultó ser un gran fracaso, a tal punto que su propia hija Julia fue desterrada bajo cargos de adulterio.

Las artes

Como patrón de las artes, Augusto dotó de favores a poetas, artistas, escultores, y arquitectos. Se considera que durante su reinado la literatura romana (latina) alcanzó su edad de oro. Horacio, Tito Livio, Ovidio, y Virgilio prosperaron bajo su tutelaje, pero a su vez, tuvieron que pagar tributo a su genio y adherirse a sus normas. (Ovidio fue desterrado de Roma a lo que hoy es Rumania por haber violado los códigos de moralidad de Augusto).

Fue patrocinador de la Eneida de Virgilio con la esperanza que ésta aumentaría el orgullo de la herencia romana en el pueblo. Con el pasar del tiempo, se ganó el aprecio de la mayoría de la clase intelectual romana, aunque en privado, muchos todavía deseaban volver a los tiempos de la República. Usó los juegos y las fiestas públicas para su propia gloria y la de su familia y para consolidar su popularidad con las masas. Cuando murió, una vuelta al viejo sistema de la República era inimaginable. La única cuestión que quedaba sin resolver a su muerte, era quién le iba a suceder.

Sucesión

El control que Augusto ejerció sobre el imperio, fue tal que le permitió preparar su sucesión, introduciendo, si bien imperfectamente, el principio hereditario.

El surgimiento del problema sucesorio

Inmediatamente después del Primer Pacto, Augusto enfermó, haciendo patente los problemas de sucesión. El propio Augusto cedió el control de los símbolos y documentación del Gobierno a Agripa y Mecenas, integrantes del círculo más cercano, los “Amigos del César” (Amici Caesaris).

Una vez recuperado, en año 24 adC, Augusto empezó a preparar los mecanismos de sucesión.

El primer candidato: Marcelo

El primer sucesor considerado fue su sobrino-nieto Marco Claudio Marcelo, hijo de su hermana Octavia. A tal efecto, lo convirtió en su yerno, casándolo con su hija Julia la Mayor en el año 23 adC y que falleció al poco, víctima de una intoxicación. Aunque las fuentes antiguas tienden a acusar a Livia, esposa de Augusto, de su muerte, así como de otras varias, no existen pruebas al respecto.

El segundo candidato: Agripa

El siguiente candidato pareció ser Agripa, su mano derecha desde los primeros tiempos, al que casó con la recientemente enviudada Julia la Mayor. Fruto del matrimonio nacieron cinco hijos:

Una señal que confirmaría su consideración como posible sucesor, es el haber sido el único personaje con el que Augusto compartió la Potestad Tribunicia, con la que gobernó el Oriente del Imperio, a partir del 18 adC, en principio por un plazo de 5 años. La muerte de Agripa en 12 adC, impide saber si se le hubieran renovado las competencias.

Los hijos de Livia: Tiberio y Druso

Los hijastros que Livia había aportado al matrimonio con Augusto, fruto de su anterior marido Tiberio Claudio Nerón, no fueron en ningún caso postergados, siendo adoptados por Augusto y encomendándoseles diversos cargos y misiones de alto rango, como por ejemplo las Campañas en Germania.

Así mismo, Augusto propició el matrimonio de Tiberio, al que ordenó divorciarse, con su hija, recién enviudada de Agripa, Julia la Mayor. Augusto prefería claramente al hijo mayor, Nerón Claudio Druso Germánico, hasta el punto de presionar al Senado para permitir a Druso ejercer cargos 5 años antes de la edad reglamentaria. Sin embargo, Druso morirá en Germania el 14 de septiembre de 9 adC; mientras, Tiberio mantendrá tales diferencias con Augusto que dimitirá de sus cargos en el 6 adC y se autoexiliará en Rodas en el año 5 adC.

Los hijos de Agripa

El favor que Augusto había concedido a Agripa, se trasladó a su descendencia, y así, adoptó rápidamente a sus dos hijos mayores, Cayo César y Lucio César, en el mismo año 12 adC. Que los preparaba para ser sus sucesores parece claro, por cuanto al alcanzar los 15 años, al vestir la toga virilis, fueron nombrados Príncipe de la Juventud, (Principem Iuventus), el primero en el año 4 adC y el segundo en el 2 adC.

Póstumo César y Tiberio

El tercer hijo varón, Póstumo César o Agripa Póstumo, no fue inicialmente adoptado, al parecer por el deseo de Augusto de que hubiera continuidad del apellido familiar, pero debido a las tempranas muertes de Cayo Julio en 4 adC hallándose en Licia y de Lucio César 2 dC en Marsella, también acabó siendo adoptado por Augusto el 26 de junio del año 4 dC.

La temprana edad de Agripa Póstumo, impelió a Augusto a reclamar a Tiberio en Roma, que fue adoptado el mismo 26 de junio de 4, aunque con la condición de que adoptaría a su sobrino Nerón Claudio Druso, lo que hizo el 27 de junio de 4 dC, esto es al día siguiente.

La doble adopción, no confirió estabilidad a la sucesión, antes bien, enfrentó a ambos herederos.

Muerte de Augusto y Ascenso de Tiberio

El 19 de agosto del 14, Augusto muere en Nola. Póstumo Agripa y Tiberio habían sido nombrados coherederos. Sin embargo, Póstumo había sido desterrado y muere antes de poder acceder al trono por una conspiración fomentada por Livia quien quería a su hijo como emperador pero para Tiberio fue fácil asumir los mismos poderes que había tenido su padrastro.

El legado de Augusto

Retrato de Augusto: detalle de la famosa estatua de Prima Porta.

Poco tiempo después de morir Augusto, el 19 de septiembre del 14, fue deificado (consecratio) adorado como un Divo, dos de sus nombres, César y Augusto, se convirtieron en títulos permanentes de los gobernantes del imperio por los próximos 400 años y aún en el siglo XV se usaban en Constantinopla. Los títulos zar (en ruso, "Царь" - Tsar' - que proviene de "Цесарь" o César, dado a los emperadores Bizantinos que siguieron usándolo, indicando así la continuidad del imperio romano) y káiser (alemán, Kaiser) son derivados del nombre o título César y continuaron en uso hasta el siglo XX. El culto al Divino Augusto continuó hasta que la religión oficial del imperio fue cambiada a la cristiandad en el siglo IV. Testamento de su legado, son las tantas estatuas y bustos eregidos en su honor, así como también el mausoleo que originalmente contenía las columnas de bronce con las obras de la vida de Augusto llamada Res Gestae Divi Augusti.

Muchos consideran a Augusto el emperador más grande de Roma; sus políticas extendieron la vida del imperio e iniciaron la Paz romana, también conocida como Paz Augusta. Era guapo, inteligente, decisivo, y un político sagaz, pero quizás no tan carismático como Julio César o Marco Antonio; como resultado, Augusto no posee tanto renombre como los anteriores, y a menudo es confundido con el primero. No obstante, su legado demostró perdurar más en el tiempo.

El mes de agosto (en latín Augustus), conocido hasta ese entonces como sextilis recibió su nombre actual en honor a Augusto.

En una visión retrospectiva del reinado de Augusto y su legado al mundo romano, su longevidad no debe obviarse como un factor clave en su éxito. Hubo gente que nació y alcanzó la madurez sin conocer otra forma de gobierno que el principado. Si Augusto hubiera muerto a edad más temprana, la historia podría haberse desarrollado de distinta forma. El desgaste de las guerras civiles en la oligarquía republicana vieja y la longevidad de Augusto, por lo tanto, debe verse como uno de los mayores factores en la transformación del estado romano en una monarquía en estos años. La experiencia de Augusto, su paciencia, su tacto, y su perspicacia política jugaron un papel fundamental a lo largo de su mandato. Puso las primeras piedras de lo que sería el Imperio Romano, desde la creación de un ejercito profesional que estableció en las fronteras, al principio dinástico que tan a menudo se utilizó en la sucesión imperial, pasando por el embellecimiento de la capital mediante el culto al emperador. Su legado último fue la paz y prosperidad de la que el imperio gozó durante los siguientes dos siglos. Su memoria se consagró durante la época Imperial como el paradigma de buen emperador, y aunque cada emperador adoptara su nombre, Cesar Augusto, sólo unos pocos, como Trajano, pudieron compararse con él. Su reinado fundó las bases de un régimen que perduró 250 años.

Construcciones por o en honor a Augusto

Octavio Augusto en la Cultura Popular

  • En la aclamada serie de televisión de 1976, Yo, Claudio, el emperador Augusto es interpretado por Brian Blessed. Se le muestra como un hombre agradable y simpático que buscaba lo mejor para Roma y su familia, aún así, era un títere en manos de su esposa Livia, interpretada por Sian Phillips.
  • En la primera temporada de la serie televisiva Roma de 2005, el joven Augusto es interpretado por Max Pirkis. Augusto es un joven que vive de cerca la guerra civil entre Julio César y sus oponentes políticos. La segunda temporada comienza tras la muerte de Julio César y narra los acontecimientos que culminan con el ascenso de Octavio a la posición de Primer Ciudadano. Al principio de esta última temporada, Max Pirkis vuelve a interpretar a Augusto, cambiando a mitad de temporada por Simon Woods para encarnar a un Augusto más maduro. Se le presenta como un hombre ambicioso, manipulador, sin escrúpulos, frío y sin carisma para conectar con el pueblo. A medida que va asumiendo poder sus ofertas de pacto adquieren una forma más ventajosa, pero en el fondo se aprecian como órdenes que no se pueden rechazar. Triunfa gracias a una mezcla de astucia política y el miedo que infunde, tanto en sus enemigos como en sus allegados. Quedan fuera de la descripción de su personalidad las virtudes que le hicieron un buen gobernante, y una persona querida y respetada durante siglos.

Bibliografía

Fuentes primarias
Fuentes secundarias
  • Nathan, Fernand; Décadence et chute de l'empire romain, Fernand Nathan Éditeur, S.A., París; Photocomposition Coupé, S.A. - 44880 Sautron, Francia; Impreso en Hong Kong, 1981. ISBN 2 09 293 103 2. Traducción francesa del libro Decline and Fall of the Roman Empire (Decadencia y caída del imperio romano) por Edward Gibbon, 1979, de Bison Books, Londres, R.U., pp. 11-13, 16-18, 27-29.
  • Matyszak, Philip, Chronicle of the Roman Republic, Thames & Hudson, Ltd., Nueva York, NY, 2003. Impreso en Eslovenia por Mladiska Knijga Tiskarna, 2003. ISBN 0-500-05121-6; pp. 202, 204, 205, 208, 210-215, 218-231.

Notas

  1. Suetonio, Augusto 68, 71
  2. From the Gracchi to Nero: HH Scullard p163
  3. From the Gracchi to Nero: HH Scullard p164
  4. Alexander to Actium: Peter Green pp 697

Véase también

Enlaces externos


Precedido por:
No existía el título
Emperador romano
César Augusto

27 adC-14
Sucedido por:
Tiberio
Precedido por:
Gaius Julius Caesar y Marcus Antonius
Cónsul de la República Romana
44 adC
Sucedido por:
Aulus Hirtius y Gaius Vibius Pansa Caetronianus
Precedido por:
Aemilius Lepidus Paullus
Cónsul de la República Romana junto con Lucius Volcacius Tullus
33 adC
Sucedido por:
Gnaeus Domitius Ahenobarbus y Gaius Sosius
Precedido por:
Gnaeus Domitius Ahenobarbus y Gaius Sosius
Cónsul del Imperio Romano
31 adC-23 adC
junto con
M. Valerius Messalla Corvinus(31 adC)
Marcus Licinius Crassus Dives(30 adC)
Sextus Appuleius (29 adC)
M. Vipsanius Agrippa (28 adC)
T. Statilius Taurus (27 adC)
M. Iunius Silanus (26 adC)
Sextus Appuleius (25 adC)
Norbanus Flaccus (24 adC)
A. Terentius Varro Murena (23 adC)
Sucedido por:
M. Claudius Marcellus Aeserninus y L. Arruntius
Precedido por:
A. Terentius Varro Murena y C. Antistius Vetus
Cónsul del Imperio Romano junto con L. Cornelius Sulla
5 adC
Sucedido por:
C. Calvisius Sabinus y L. Passienus Rufus
Precedido por:
L. Cornelius Lentulus y M. Valerius Messalla Messallinus
Cónsul del Imperio Romano junto con M. Plautius Silvanus
2 adC
Sucedido por:
Cossus Cornelius Lentulus y L. Calpurnius Piso

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