Trilogía de Will Rogers

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La trilogía de Will Rogers es un conjunto de tres películas estadounidenses dirigidas por John Ford entre 1933 y 1935 y protagonizadas por el actor Will Rogers. Está compuesta por los filmes Doctor Bull (1933), Judge Priest (1934) y Steamboat' Round the Bend (1935).

John Ford

Ford había dirigido más de sesenta películas durante el período del cine mudo. Tras iniciarse realizando westerns de bajo presupuesto, género en el que destacó con la colaboración del actor Harry Carey,[1]​ y ganarse la confianza de los estudios con la superproducción El caballo de hierro,[2]​ demostró que era capaz de dirigir con solvencia películas de otros géneros. En 1928 obtuvo su mayor éxito con el drama bélico Cuatro hijos.[3]

A diferencia de otros directores, Ford fue capaz de realizar la transición al cine sonoro, habiendo dirigido hasta 1933 una docena de filmes de diversos géneros y estilos que nunca ocasionaron pérdidas a los estudios.[4]​ Sin embargo, durante el rodaje de su mayor éxito sonoro hasta la fecha, Arrowsmith, una crisis personal y sus conocidos excesos con la bebida ocasionaron que incumpliera el contrato con el productor Samuel Goldwyn, lo que conllevó que Fox Film Corporation diera por finalizado el contrato de exclusividad que había disfrutado durante años. A partir de ese momento, tuvo que modificar su forma de trabajar, aceptando u ofreciendo proyectos a diferentes productoras.

En 1933, Ford aceptó un encargo de su vieja compañía, la Fox, para dirigir un drama casi rural protagonizado por el popular y peculiar actor Will Rogers. Lo que parecía un encargo más, supuso el comienzo de una intensa colaboración entre director y actor que solo se interrumpiría con la prematura muerte del segundo en un trágico accidente aéreo.

Will Rogers

El popular actor Will Rogers, protagonista de las tres películas

El peculiar actor Will Rogers era una de las estrellas más populares en los Estados Unidos, si bien su fama nunca fue tan notoria en otros países, particularmente en Europa, que constituía el principal mercado exterior de la industria cinematográfica de Hollywood. Cuando comenzó a colaborar con Ford había rodado más de cuarenta películas, gozaba de un enorme éxito y era una de las estrellas mejor pagadas de Hollywood.

Nacido en el Territorio Indio (luego Estado de Oklahoma), él mismo presumía de tener ascendencia amerindia. Comenzó trabajando como vaquero, pero su habilidad con el lazo le permitió trabajar en el circo y el vodevil, llegando a colaborar con Ziegfeld. Su creciente popularidad le permitió pasar al cine de la mano de Samuel Goldwyn.

Uno de los motivos de su fama eran los comentarios que realizaba durante sus actuaciones, dotados de un peculiar sentido del humor que no excluía la profundidad y que abarcaban todo tipo de temas, política y moral incluidas. Además de sus actuaciones en directo, su voz llegaba al público a través de sus intervenciones en diversos programas de radio. También escribía habitualmente en numerosos periódicos y revistas, y publicó varios libros humorísticos.[5]​ La llegada del cine sonoro le permitió conectar mejor en este medio con el público, al llegar al mismo directamente con su propia voz en vez de con los rótulos propios del cine silente (que él mismo redactaba).

Sin embargo, su interpretación y discurso resultaban de alcance local, llegando con dificultad al público de fuera de los Estados Unidos, razón por la que no es tan conocido en otros países.

La colaboración con un reputado director como Ford le permitió conferir más prestigio a su ya popular imagen.

El doctor Bull (1933)

Berton Churchill es otro de los actores que aparecen en las tres películas

Doctor Bull (título traducible como El doctor Bull) está basada en una novela de James Gould Cozzens adaptada por Jane Storn,[6]​ y narra la historia de un médico de una pequeña ciudad de Connecticut en época contemporánea a la de su rodaje.[6]​ Supone la segunda aproximación de John Ford al mundo de la medicina tras Arrowsmith. Sin embargo, en este caso el protagonista no es un joven y ambicioso investigador sino un médico ya mayor, cargado de experiencia y buen sentido, que lleva décadas intentando curar a sus pacientes o, al menos, ayudarles en el duro tránsito a la otra vida cuando no puede sanarles. A diferencia de Martin Arrowsmith, Bull (encarnado con su inimitable estilo por Will Rogers) sabe que los pacientes no siempre sobreviven, y desarrolla su trabajo teniendo en cuenta este hecho. Pero todo ello no le priva de la sabiduría médica suficiente para devolver la capacidad de caminar a un paralítico desahuciado por todos (salvo por el mismo Bull).[7]

El tono costumbrista de la película no es totalmente complaciente con los personajes. La amistosa relación entre Bull y la viuda Carmaker es objeto de agrios comentarios por parte de las mentes bienpensantes de la comunidad, a las que Ford presenta en el tono crítico[8][9]​ que habitualmente utilizará con ellas en futuros films (como en la parte final de Two Rode Together, 1961). Aunque marcadamente cristiano y católico en sus creencias (lo que quedará patente en su personal obra de 1947 El fugitivo), Ford fustigaba duramente a los defensores de una moralidad intolerante, como mostraría pocos años más tarde en ¡Qué verde era mi valle! (1941). En este sentido, el desarrollo circular de la película, abierta con la llegada de un tren a la estación y cerrada con la partida de otro, es interpretado por cierta crítica como una forma de señalar el aislamiento en el que vive la pequeña comunidad local.[10]

El conflicto será desencadenado por la existencia de una industria cuya contaminación ocasionará una epidemia de fiebre tifoidea entre la población. Aunque Bull señalará desde el principio el foco de la plaga, será doblemente censurado: por su supuesta incapacidad para frenar la enfermedad[11]​ y por su oposición al presunto progreso que representa la factoría.[12]​ Sus sensatas medidas preventivas son rechazadas por las corruptas autoridades locales, que temen un negativo efecto sobre el turismo.[13]​ Finalmente, el médico deberá abandonar la ciudad, si bien los periódicos se hacen eco simultáneamente de su último gran éxito profesional.[14]

Doctor Bull es la más seria de las películas de la trilogía. El mismo Ford manifestó años después a Peter Bogdanovich que la historia era triste, pero que Will Rogers le insufló grandes dosis de humor hasta el punto de convertirla en una de las preferidas del actor. No obstante, el escaso público que visiona hoy la cinta se muestra dividido: por un lado están quienes la consideran una buena obra menor de Ford,[15]​ caracterizada formalmente por su estilo invisible de dirección y en cuanto al contenido por la defensa de los valores morales del director; por otro, quienes opinan que su estatismo la hace demasiado lenta incluso para los parámetros de la época en que fue rodada.[16]

Relación entre Ford y Rogers

Años después de haber terminado una larga relación profesional con el actor Harry Carey que dio lugar a más de veinte westerns (la mayoría de ellos, desgraciadamente perdidos), Ford encontró en Rogers al segundo actor importante de su carrera cinematográfica.[6]​ Es conocida la aversión que el director de Maine sentía hacia las personas con pretensiones intelectuales. Durante los rodajes, era más fácil verle rodeado de extras y operarios que dialogando con los guionistas. A pesar de su talento cinematográfico, que poco después empezaría a ser reconocido de forma generalizada, Ford siempre rechazaba cualquier pretensión artística o "autoral", limitándose a decir que hacía cine para pagar sus facturas. Cuando concedía entrevistas, era habitual que respondiese con socarronería a los periodistas que le preguntaban acerca de las intenciones artísticas que había en un determinado plano o secuencia. Un personaje como Will Rogers, que parecía encarnar la sabiduría popular y era todo lo opuesto al conocimiento académico, encajaba perfectamente con la mentalidad de Ford. De ahí que se sintiera cómodo trabajando con él y dispuesto a repetir una experiencia que, además, iba acompañada por el respaldo del público.

Consciente de que el público no deseaba ver a Rogers interpretando un papel sino que quería verle actuando con su habitual espontaneidad, Ford nunca intentó que memorizara los diálogos. Le explicaba lo que debía decir el personaje, pero le exhortaba a que lo expresara con sus propias palabras. Rogers respondía perfectamente al planteamiento, y sabía en qué momento debía dar entrada a los restantes compañeros de reparto.[6]​ Para facilitar el trabajo del actor, Ford ponía a su servicio toda la puesta en escena, concebida a través de planos estáticos en los que la cámara permanecía inmóvil facilitando que Rogers estuviera dentro de plano.[17]​ Este tipo de realización, tan diferente de los complicados movimientos de cámara y el expresionismo que el propio director había utilizado en anteriores películas, configuraba ya lo que luego sería conocido como el estilo invisible de Ford.

El juez Priest (1934)

La interpretación de Hattie McDaniel es recordada por la crítica

Tras el rodaje de El doctor Bull, actor y director realizaron otros trabajos por separado antes de volver a colaborar en otra película al año siguiente. A principios de 1934, Ford realizó para RKO La patrulla perdida, un filme del género bélico, de no muy alto presupuesto, muy personal, y de tono claustrofóbico que tuvo buena acogida por parte de la crítica. De esta forma, tanto público como crítica volvían a sonreír a Ford.[18]

El mismo año 1934, Ford y Rogers volvieron a coincidir en otro proyecto. En esta ocasión se trataba de una historia creada por los guionistas Dudley Nichols y Lamar Trotti a partir del universo descrito en varias de las historias breves del escritor sureño Irvin S. Cobb.[19]​ El resultado fue una comedia costumbrista ambientada en un idílico Sur marcado por el recuerdo de la Guerra de Secesión en el que Will Rogers encarna a un veterano juez viudo. La película muestra episodios aparentemente banales en los que vemos la relación del juez con los sumisos habitantes negros, su rivalidad con el fiscal que desea arrebatarle el puesto en las próximas elecciones, su apoyo a una joven pareja y la solución de un pequeño misterio que envuelve a un hombre de oscuro pasado. El filme se abre con una secuencia muy representativa en la que el juicio a un perezoso negro se desarrolla de forma surrealista, con el juez leyendo viñetas mientras el pomposo fiscal presenta la acusación, el público discutiendo acerca de una antigua batalla en la que venció la Confederación y el diálogo sobre pesca entre juez y acusado. La siguiente secuencia nos presenta ya a estos dos últimos yendo a pescar juntos.[20]

La película obtuvo buenas críticas ya en su momento.[21]​ Con el paso del tiempo, nuevas generaciones de críticos cinematográficos destacan secuencias como aquella en la que Priest se une a la criada interpretada por Hattie McDaniel en su canción, los monólogos del juez con su difunta esposa —que prefiguran secuencias semejantes en futuras películas de Ford—, la improvisación de Rogers —como cuando da una palmadita en la espalda a la joven que se encara con la puritana pariente del juez— o las actuaciones de los actores secundarios.[20]

Véase también

Notas y referencias

  1. Casas, 1989, pp. 30-34.
  2. Casas, 1989, pp. 38-42.
  3. Casas, 1989, p. 49.
  4. Casas, 1989, pp. 53-72.
  5. John Schwartz (25 de marzo de 2011). «Will Rogers, Populist Cowboy». The New York Times (en inglés). Consultado el 21 de noviembre de 2012. 
  6. a b c d Casas, 1989, p. 72.
  7. Levy.  Falta el |título= (ayuda)
  8. Levy.  Falta el |título= (ayuda)
  9. Hall, Mordaunt (06/10/1933). «Doctor Bull (1933)». The New York Times (en inglés). Consultado el 21 de noviembre de 2012. «Dr. Bull has a ready reply to any accusation and when a successful effort is made to expel him from the post of health officer, he berates those who sit in judgment on him». 
  10. Levy. «In "Doctor Bull", the train indicates the community's self-containment and isolation from the outside world».  Falta el |título= (ayuda)
  11. Levy. «It pollutes the water supply, causing a typhoid epidemic, for which Bull is held responsible, even though he was the first to warn against the danger».  Falta el |título= (ayuda)
  12. Levy. «Bull is accused of being against technological progress».  Falta el |título= (ayuda)
  13. Levy. «Bull's advice, to boil all drinking water and take the inoculation immediately, is rejected, because the town's corrupt leaders fear that if the news gets out there will be no tourist trade in the summer».  Falta el |título= (ayuda)
  14. Levy. «But he quits as a winner: Having cured a man of paralysis, he becomes a celebrity, with his name all over the newspapers».  Falta el |título= (ayuda)
  15. Alberto Abuín (03/08/2007). «"Doctor Bull", un Ford menor». Blog de cine. Consultado el 20 de noviembre de 2012. «A pesar de que la película es entretenida y bastante entrañable de ver, lo cual deja una buena sensación en el cuerpo, realmente al film le falta la fuerza típica de su director en otros títulos de la misma índole». 
  16. Bruce Eder. «Doctor Bull (1933) - Review». All movie (en inglés). Consultado el 20 de noviembre de 2012. «The primitive acting styles and directorial technique make for a surprisingly slow-going 90 minutes for modern viewers, even making allowances for the movie's age and giving Ford all manner of benefits of the doubt». 
  17. Casas, 1989, pp. 72-73.
  18. Casas, 1989, pp. 77-80.
  19. Casas, 1989, p. 481.
  20. a b Casas, 1989, pp. 73-77.
  21. «Judge Priest (1934) Presenting Dr. Rogers». The New York Times (en inglés). 12 de octubre de 1934. Consultado el 9 de abril de 2014. 

Bibliografía utilizada

Enlaces externos

Doctor Bull

El juez Priest