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Seseo

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Cambios fonéticos involucrados en el ajuste de las sibilantes del español.

El seseo es un fenómeno lingüístico de la lengua española y de la lengua gallega, por el cual los fonemas representados por las grafías "c" (ante "e" o "i"), "z" y "s" se vuelven equivalentes, asimilándose a la consonante fricativa alveolar sorda /s/, en contraposición al ceceo que ocurre en algunas variantes y a la distinción entre /s/ y la consonante fricativa dental sorda /θ/ que ocurre en el dialecto castellano y es tenido por la norma en España, mientras que en América, que cuenta con la gran mayoría de los hablantes del español, dicha distinción no existe. La aparición de estos fenómenos data de los siglos XVI y XVII, cuando ocurrió un reajuste consonántico en el idioma.

Extensión en Europa

Tal como ocurre en todo el español americano, el seseo existe en el dialecto andaluz y canario. En Andalucía la zona fundamentalmente seseante comprende, por provincias:

También se da un seseo en varias pequeñas zonas castellanohablantes de la Comunidad Valenciana colindantes con otras de dominio lingüístico valenciano. En algunas de ellas, la lengua castellana sustituyó a la valenciana (Vega Baja), y en otras (en las provincias de Valencia y Castellón) el castellano se extendió tras la expulsión de los moriscos, al quedar algunas zonas despobladas. Así pues, el valenciano queda como sustrato en el primer caso, y como lengua influyente en el segundo, debido a su cercanía, tanto en vocabulario específico como en la característica del seseo, resultado de la inexistencia del fonema [θ] en la lengua catalana. Así mismo, en el Campo de Cartagena se puede oír el seseo entre las personas de edad más avanzada. No debe confundirse este seseo minoritario, propio de castellanohablantes nativos, con el de los valencianohablantes nativos cuando hablan en castellano.[1]

En el mapa pueden verse a grandes rasgos las zonas de Andalucía ceceantes, seseantes y distinguidoras. Nótese que la ciudad de Cádiz, es un área seseante aunque no esté indicada.

Existe seseo entre las generaciones gallegohablantes de edad más avanzada al hablar castellano por influencia directa de pronunciaciones dialectales del gallego. Se da este fenómeno, a grandes rasgos, en la parte más occidental del territorio gallego [1]. El mapa corresponde al seseo en lengua gallega, pero se puede aplicar también al seseo en castellano, aunque en claro retroceso.

Actualmente, la presión de la fonética castellana, adoptada mayoritariamente por los medios de comunicación (incluso en Andalucía), está causando una regresión histórica del seseo en España. No obstante, en el caso de los seseos andaluz y canario, tal fenómeno goza de una extensión absolutamente dominante en sus respectivas zonas (en el caso del andaluz, en la Andalucía seseante), por lo que la posible regresión, en el caso de producirse, no afectaría de forma sustancial el carácter seseante de lo hablado en dichas zonas. En el resto del mundo hispano la característica es la contraria, ya que no se pronuncia el fonema [θ] en ninguna variable estándar (existen no obstante numerosos casos de población ceceante en distintos puntos de Hispanoamérica).

Origen del seseo

Las razones del seseo se remontan a los diferentes cursos evolutivos que siguió el complejo sistema de sibilantes que poseía el español anterior al siglo XVII, y que se modificó de distintas maneras en las regiones norte y sur de España. En ese entonces, se empleaba una distinción entre cuatro fonemas que podemos resumir del modo siguiente:

Grafía Fonética (en IPA) Ejemplo
ce, ci, çe, çi africada dento-alveolar sorda /ts/ pizza (en pronunciación italiana), lots (en inglés)
z africada dento-alveolar sonora /dz/ dotze (en catalán)
ss fricativa apico-alveolar sorda /s/ sandía, así en dialecto castellano
s intervocálica fricativa apico-alveolar sonora /z/ zipper (en inglés)

Hacia fines del siglo XVI, este sistema experimentó un primer cambio, por el cual sonoras se ensordecieron y quedaron solamente /ts/ y /s/ apicoalveolar; sin embargo, el sistema resultante era inestable, al ser la similitud fonética entre el par de sonidos demasiado marcada como para hacer depender de su diferenciación los criterios fonológicos.

La evolución que siguió a partir de este punto difirió en las regiones norte y sur de la península. En la zona de Castilla las consonantes sonoras desaparecieron, dejando sólo las sordas /ş/ (dento-alveolar) y /s/ (apicoalveolar); la distinción entre éstas se subrayó a través del adelantamiento de la posición del ápice de la lengua en [ş], que de dento-alveolar se transformó en la dental [θ], perdiendo en el proceso la sibilancia. Como efecto colateral, el proceso que distanció ambas sibilantes afectó también a la consonante fricativa palatal sorda /ʃ/, que correspondía a las grafías de "x", "g" y "j"; para distinguirla claramente de /s/, a la que se aproxima mucho en su forma de articulación, la consonante se desplazó hacia atrás, dando la consonante fricativa velar sorda /x/.

En la zona de Andalucía, la distinción entre consonantes dento-alveolares y apico-alveolares desapareció antes de que el proceso de ensordecimiento eliminara las consonantes sonoras; de hecho, según Ralph Penny,[2]​ el andaluz nunca llegaría a oponerlas. Como resultado, la inestabilidad se resolvió asimilando todos los sonidos a /s/. La realización concreta de este último varió de acuerdo a las zonas; la pronunciación que llegó a América era la [s] predorsodental, común a otros idiomas, pero en algunas regiones se conservó la dento-alveolar [ş]. Esta última se distingue de la /θ/ castellana por ser sibilante, y de la /s/ seseante por la posición más alta de la punta de la lengua, y es casi exclusiva del dialecto andaluz entre las lenguas de Europa.

El predominio de los nativos de las tierras del sur peninsular entre los colonizadores del Nuevo Mundo llevaron a la mayor difusión de la pronunciación andaluza en éste, salvo en los centros administrativos de Lima y de México, en los que la presencia más o menos constante de personajes de importancia nacidos en la península conservó la distinción entre /s/ y /θ/ entre las clases altas durante un tiempo. El sonido [θ] sobrevive parcialmente en dialectos andinos del Perú en determinadas palabras como "doce" y "trece".[3][4]

Ejemplos

  • Abrasar: Quemar, producir brasas. / Abrazar: Estrechar con los brazos.
  • Asar: Exponer al fuego, en seco, un manjar crudo para poder comerlo. / Azar: Casualidad, evento fortuito, desgracia imprevista.
  • Casar: Unirse en matrimonio. / Cazar: Matar animales salvajes.
  • Coser: Juntar con hilo piezas de tela. / Cocer: cocinar alimentos al fuego.
  • Poso: Residuo que deja un líquido. / Pozo: aljibe donde se almacena agua.
  • Reses: Plural de res. / Reces: 2ª persona singular del presente de subjuntivo del verbo rezar.
  • Rosa: Flor, color y nombre propio de mujer. / Roza: 3ª persona singular del presente de indicativo del verbo rozar.
  • Siento: 1ª persona singular del presente de indicativo del verbo sentir. / Ciento: diez veces diez (apocopado como "cien").
  • Sirio: habitante de Siria. Estrella de la constelación Canis Maioris. / Cirio: vela que se enciende.
  • Tasa: acción y efecto de tasar / Taza: recipiente para beber café, té u otras infusiones.

Referencias

  1. Mapa de isoglosas de la distinción s/z en el castellano de la Península Ibérica
  2. Penny, R. (2002). A History of the Spanish Language. Cambridge: Cambridge University Press. ISBN 0-521-80587-2. 
  3. MODELOS PROBABILÍSTICOS MULTINOMIALES PARA EL ESTUDIO DEL CECEO, SESEO Y DISTINCIÓN DE /S/ Y /θ/. DATOS DE LA CIUDAD DE MÁLAGA Nota 13: ... la oposición constatada en Cajamarca y Cuzco se establece entre variantes apicoalveolares de /s/ e interdentales de /θ/
  4. CARAVEDO, R. (1992): “¿Restos de la distinción /s/ /θ/ en el español del Perú?”, Revista de Filología Española, LXXII, 639-654. Al lado de la variedad articulatoria apical y tensa se puede registrar en la zona andina una forma interdental, en muchos casos coincidente con la castellana central en determinados contextos léxicos, los cuales evocan los restos de una posición distintiva eliminada (dices, doce)

Bibliografía

  • Zamora Vicente, Alonso, Dialectología española, segunda edición muy aumentada, Ed. Gredos, 1967 (6ª reimpresión, 1996).
  • Alvar, Manuel (director), Manual de dialectología hispánica. El español de España, Ed. Ariel, 1999.
  • Alvar, Manuel (ed.) (1996). Manual de dialectología hispánica: el español de América. Barcelona: Ariel. ISBN 84-344-8218-5. 
  • "Metafora 9" Castellano y literatura, Grupo Editorial Norma 2006

Véase también

Enlaces externos