Diferencia entre revisiones de «Idioma hebreo»

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Revisión del 18:48 30 may 2010

Idioma hebreo
' עברית / ‘Ivrit '
Hablado en Bandera de Israel Israel
Minorías en Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Francia, México, Panamá, Perú, Reino Unido, Rusia, Uruguay y Guatemala
Hablantes 7-8 millones
(195.375 en Estados Unidos)
United States Census 2000 PHC-T-37. Ability to Speak English by Language Spoken at Home: 2000. [1]
Familia

Afro-asiático
 Semítico
  Semítico central
   Semítico noroccidental
    Lenguas cananeas
       Hebreo 1

2
Escritura Hebreo
Estatus oficial
Oficial en IsraelBandera de Israel Israel
Regulado por Academia del Idioma Hebreo
(האקדמיה ללשון העברית)
Códigos
ISO 639-1 he
ISO 639-2 heb
ISO 639-3 heb

El hebreo es una lengua semítica de la familia afroasiática hablada por cinco millones de personas en Israel (95%) y por otros dos o tres millones en comunidades judías repartidas por el mundo, lo que da un total de ocho millones de hablantes. En Israel es, junto con el árabe, una de las dos lenguas oficiales del país y es hablada por la mayoría de su población.

Historia

El hebreo es una macrolengua con casi 30 siglos de historia escrita. Obviamente en un período tan largo la lengua ha sufrido procesos de cambio lingüístico que hacen del hebreo antiguo y el hebreo actual, más que la misma lengua puedan considerarse lenguas emparentadas pero que difieren en pronunciación, gramática y léxico. En un sentido parecido, el latín y las lenguas románicas son lenguas claramente emparentadas pero difieren en un número de aspectos, a tal punto que los modernos hablantes no pueden comprender el latín clásico sin un aprendizaje específico de los elemento básicos de la lengua antigua.

Hebreo antiguo

Al margen de la Biblia, el más antiguo texto escrito con alfabeto hebreo data del siglo IX a. C. A esta época pertenece la estela de Moab, escrita en dialecto cananeo-moabita, en la cual Mesha, rey de Moab, describe sus triunfos contra Omrí, el rey de Israel. Guarda gran paralelismo con el 2º libro de los Reyes, capítulo 3.

En la estela de Tel Dan, escrita en hebreo a mediados del siglo VIII a. C., conmemora las victorias del rey sirio Hazael sobre Joram, hijo de Acab, rey de Israel, y sobre Ocozías hijo de Joram rey de Judá, de la dinastía de David. Es la mención escrita más antigua respecto a esta dinastía.

El hebreo dejó de hablarse alrededor del siglo I a. C., aunque siguió utilizándose en la literatura y, sobre todo, en la liturgia y con propósitos académicos. En Palestina fue sustituido como lengua hablada principalmente por el arameo. En cuanto a la diáspora judía, sus lenguas comunes han sido históricamente sobre todo dos: el yidish entre los judíos llamados ashkenazíes (centro y este de Europa) y el ladino o judeoespañol entre los llamados sefardíes (cuenca mediterránea).

Hebreo moderno

El hebreo como lengua hablada fue recuperado por el sionismo a finales del siglo XIX, gracias al trabajo de, entre otros, Eliezer Ben Yehuda, para servir de lengua nacional al futuro Estado judío.

Como la mayoría de hablantes de hebreo moderno tienen antepasados europeos, y durante siglos el hebreo fue sólo una lengua muerta, el renacimiento del hebreo ha ido acompañado de una notable influencia de tipo sustrato de las lenguas europeas. En particular las faringales, y algunas fricativas se han perdido. También en gramática el uso de la lengua como lengua vehicular en Israel ha hecho surgir nuevos usos no presentes en el hebreo bíblico.

Fuentes

Aunque la Biblia es la principal fuente para el hebreo clásico, la misma lengua se usa en varias inscripciones. Entre las mejor conocidas están las del calendario Gezer (siglo X a. C.), una lista de meses definidos por el trabajo agrícola característico realizado en ellos; las inscripciones Kuntillet 'Ajrud y Khirbe el-Qom (de finales del siglo IX o principios del VIII a. C.), que mencionan a Yahveh y a su Asherah; los Ostraka de Samaria (siglo VIII a. C.) recoge pagos de vino, aceite, etc.; la inscripción del túnel Siloam (finales del siglo VIII a. C.), encontrada en el túnel construido por Ezequías bajo la ciudad de David para llevar agua del manantial de Gihon hasta la Reserva de Siloam; los Ostraka de Lachish (principios del siglo VI a. C.) con mensajes militares antes de la invasión babilónica; y los ostraca Arad (del mismo periodo) recogiendo las provisiones suministradas a los soldados. La Piedra Moabita (ca. 830 a. C.), en la que el rey Mesha de Moab se jacta de sus victorias sobre los israelitas, está en un lenguaje casi idéntico al hebreo bíblico.

Aspectos dialectales históricos

El hebreo antiguo no era una lengua completamente homogénea. Es bien conocido que había diferencias dialectales entre los israelitas. Jueces 12:5-6 recoge que los fugitivos efraimitas eran incapaces de decir "*shibboleth" y en cambio decían "sibboleth" y por eso delataban su origen a sus enemigos gileaditas.

La Biblia hebrea fue transmitida por la gente en Judá, pero restos de otro dialecto -presumiblemente septentrional- han sido preservados en la Biblia. La Canción de Debora (Jueces 12), que parece ser de origen septentrional, usa el masculino plural acabado en -în en el v.10 y la partícula relativa sa- en el v.7, donde el dialecto de Judá habría usado -îm y 'aser, respectivamente.

Hubo otras diferencias entre el hebreo del norte y del sur, como en la segunda persona del singular femenino del pronombre y en el sufijo pronominal. Un relato como el de 2Reyes 4 (en el que el profeta del norte Elisha aparece) ha retenido también algo de su dialecto septentrional. Luego, algunas inscripciones septentrionales muestran diferencias dialectales. Por ejemplo, la palabra de la Biblia hebrea para casa es bayit, pero las inscripciones norteñas tienen bt, que refleja probablemente una pronunciación [bet], y "año" es st en contraste con el sureño snh. El libro de Oseas contiene muchas dificultades lingüísticas y textuales, y algunas de ellas puede quizá ser explicadas como resultado del dialecto norteño del profeta.

Filiación lingüística

El hebreo pertenece al grupo noroccidental de las lenguas semíticas y más concretamente al subgrupo cananeo. Este subgrupo incluye también al fenicio-púnico, al moabita y al amonita. El otro subgrupo de las lenguas semíticas noroccidentales es al que pertenece el arameo, cuyas similaridades con el hebro aún son evidentes aunque algo más distantes que con el fenicio. Muy posiblemente algunas variedades de fenicio y algunas de hebreo fueran mútuamente inteligibles en un alto grado.

La palabra hebreo ('ivrît) no es usada en la lengua hasta el periodo helenístico, pero se puede leer acerca de "la lengua de Caná" en Isaías 19.18; y en 2Reyes 18.26,28 (= Isa. 36.11,13; 2Crón. 32.18) y Nehemías 13.24; los jerosolimitanos hablan yehûdît, esto es, "judeo" (más tarde "judío").

Con certeza, la similitud entre el hebreo bíblico y el fenicio, y algunas palabras cananeas que aparecen en las cartas de Amarna desde el siglo XIV a. C., muestra que la lengua de los israelitas no difería mucho, después de todo, de la de los cananeos. Algunos han inferido de las comunes características del hebreo y el cananeo, y de las palabras "un arameo errante fue mi padre" (Deut. 26.5), que los antecesores de los israelitas hablaban arameo y que adoptaron de los cananeos la lengua más tarde conocida como hebreo.

Es dudoso, sin embargo, si Deuteronomio 26.5 pretende transmitir información sobre historia lingüística, y las afinidades del hebreo con lo que fue hablado por los cananeos pueden ser explicadas sobre la hipótesis de que los israelitas y sus antecesores ya hablaban una lengua fuertemente relacionada con la de los cananeos.

Evolución histórica

El dintel Shebna de la tumba de un mayordomo real que se encuentra en Siloam se remonta al siglo VII a. C.

El hebreo cambió con el paso del tiempo. La lengua del libro de las Crónicas, por ejemplo, es diferente del de Reyes. El arameo se convirtió en la lengua dominante en la región Siro-Palestina e influyó al hebreo y, finalmente, lo desplazó en algunas áreas. Nehemías 13.24 se queja de que algunos niños de matrimonios mixtos ya no podrían hablar la lengua de Judá sino que hablaban "la lengua de Ashdod". Es posible que esto se refiera no a un vestigio de la lengua filistea (aunque esto es algo que no debe ser descartado) sino al arameo.

La lengua del Eclesiastés difiere marcadamente de la de los textos del preexilio, y las peculiaridades lingüísticas de la Canción de Salomón son con frecuencia atribuidas a una fecha tardía. Alguna gente, sin embargo, podría todavía escribir en el estilo primitivo, como se puede ver en el juicio de Jesús ben Sira, escrito alrededor del 180 a. C. y en el parcial escrito de Qumrán. Con todo, tales ensayos de composición en hebreo clásico fueron intentos de arcaización. El prólogo a la traducción griega de Sirach también contiene el uso primitivo del término hebreo para la lengua del antiguo Israel.

La escritura rabínica de los primeros siglos de la era común usa una forma del hebreo que es usualmente conocida como hebreo misnaico (de la colección de tratados legales conocida como Misná, de ca. 200). Fue entonces generalmente creído que esta lengua nunca había sido usada por la gente común sino que fue una lengua erudita creada bajo la influencia del arameo. Ahora es generalmente reconocido que los rabís no confeccionaron una lengua erudita sino que usaron una forma del hebreo que se desarrolló en los últimos siglos a.C. Esta conclusión emerge desde un estudio de la naturaleza de la lengua y de las referencias en los textos rabínicos hasta su uso por la gente ordinaria, y este uso vernáculo sin duda deja entrever su presencia en el trasfondo de los rollos Copper de Qumrán y en algunas cartas de la Segunda Revuelta Judía (132-135).

Aunque el hebreo se usó en Judá en el primer siglo como vernáculo, el arameo y el griego fueron también hablados, y hay evidencias de que el arameo fue dominante en el norte de Galilea. Jesús vino de Galilea, y probablemente habló arameo. Algunas de sus palabras citadas en los Evangelios están en arameo, aunque algunas (tales como "*abba" y "ephphatta") puedan ser tanto hebreo como arameo. No es improbable que también hablase hebreo, especialmente en sus visitas a Judea. Algunos estudios (ver enlaces exteriores) indican que lo más probable es que Jesús hablara hebreo con "acento de Galilea".

Codex Aleppo: Biblia hebrea del siglo X con puntuación Masorética.

Varios versículos en el Nuevo Testamento parecen a primera vista referirse a la lengua hebrea, y la palabra griega traducida como "Hebreo" (hebraisti) se refiere a esa lengua en Apocalipsis 9.11; 10.16. Pero son también usadas del arameo palabras como Gabbatha en Golgotha en Juan 19.13,17, y ello probablemente denota una lengua semítica (como distinta del griego) hablada por los judíos, incluyendo tanto el hebreo como el arameo, antes que refiriéndose al hebreo en distinción del arameo. Igualmente, la expresión aramea Akeldema se dice en Hechos 1.19 en "su lengua", esto es, la lengua de la gente de Jerusalén.

Algún tiempo después de la Segunda Revuelta Judía, el hebreo murió como lengua vernácula en Palestina, probablemente a finales del siglo II o en el III. Continuó, sin embargo, siendo usado por lo judíos como una lengua religiosa, erudita y literaria, y fue también hablado en ciertas circunstancias. Fue revivida como vernáculo sólo a finales del siglo XIX, y hoy es la lengua viva del estado de Israel.

Descripción lingüística

Esta sección hace una descripción del hebreo moderno, que difiere en un cierto número de aspectos del hebreo antiguo o bíblico. En la pronunciación el hebreo moderno presenta una reducción del número de consonantes. En la gramática presenta un acercamiento a la sintaxis de las lenguas europeas, así como una importante cantidad de préstamos léxicos procedentes de estas lenguas.

Desde el punto de vista tipológico el hebreo es una lengua sintética con un alto grado de fusión. En cuanto al orden básico el hebreo tienen SVO y usa preposiciones, con tendencia a ser núcleo inicial. Un alineamiento morfosintáctico de tipo nominativo-acusativo.

Fonología

Labial Coronal Dorsal Glotal
Oclusiva simple p, b t, d k, g ʔ
Africada simple ʦ
Fricativa f, v s, z; ʃ χ, ʁ h
Aproximante l j
Nasal m n

Comparación con el español

Las coincidencias entre el español y el hebreo antiguo son escasas, mientras que las existentes entre el español y el hebreo moderno son más numerosas. La razón de esto es que la lengua antigua tenía una exigua influencia de la lenguas origen del español, el latín y el griego, mientras que el hebreo moderno ha adoptado numerosos préstamos de ambos idiomas. Además, la adopción por el Estado de Israel de la norma de pronunciación sefardí (frente a la ashkenazí) supuso que la pronunciación moderna del hebreo sea casi igual a la de los judíos expulsados de España en 1492, y naturalmente próxima a la del español. Un ejemplo de ambas similitudes serían los nombres hebreos de numerosas ciencias: ביולוגיה (biologuia), גאוגרפיה (gueografia), היסטוריה (historia) etc.

Entre las coincidencias está la presencia de dos géneros gramaticales (masculino y femenino) así como la relativa libertad del orden sintáctico en las frases. El orden SVO y el uso de preposiciones, así como una morfología nominal más o menos sencilla junto a una morfología verbal más compleja y de tipo fusionante.

Entre las diferencias entre el hebreo antiguo (junto con otras lenguas semíticas) y el español están la presencia en el primero de las consonantes guturales ʕayin y het; las consonantes enfáticas tet, tsadik y kuf (tipos de /t/, /s/ y /k/); la sibilante sin (probablemente, la misma que hay en dialectos sur-arábigos modernos) junto con samej (/s/) y sin (/s/). En el hebreo moderno, sin embargo, tales consonantes se pronuncian con sonidos exactamente iguales que en el español: - ʕayin no se pronuncia - het como j /x/ - tet como t /t/ - tsadik como ts /ts/ - kuf como 'c, q /k/ - sin como s /s/ - samej como s /s/

Otras diferencias son el uso de la forma dual para ciertas formas de algunos nombres que aparencen en parejas (ej. ojos, orejas, pies); el hecho de que muchas palabras deriven de raíces de tres consonantes; y un sistema verbal en el que el uso de ciertas vocales y consonantes denota diferencias en el significado (ej. katab "él escribió"; niktab "eso fue escrito"; hiktîb "él hizo escribir") y en el que hay dos formas, las llamadas perfecto e imperfecto, que fueron usadas en los últimos tiempos para denotar el pasado y el futuro, pero que habían sido empleadas en los primeros tiempos de forma que es todavía discutida.

Por último, las escasas similitudes semánticas entre ambas lenguas se deben, además de a la influencia latina y griega sobre el hebreo moderno, a la influencia del árabe sobre el español, que introdujo palabras semíticas similares en algunos casos al hebreo: לימון limón (limón). Existen además préstamos directos del hebreo bíblico al español, como 'aleluya', 'amén' o 'mesías', así como gran cantidad de nombres de pila como Juan, José, María, Jesús, Ana, Manuel.

Escritura

La lengua hebrea se escribe de derecha a izquierda con un alfabeto de veintidós letras. Originalmente, denotaban sólo consonantes, pero w, y y h han sido también usadas para representar ciertas vocales largas y vocales al final de palabra (w = /u/; y = /i/; h = /a/, /o/ y /e/; w y y fueron usadas más tarde para /o/ y /e/, respectivamente) hasta, al menos, el siglo X a. C. y w y y en el interior de palabra hasta el siglo IX. Estas consonantes auxiliares escritas para denotar vocales se emplean también en otras lenguas semíticas, y se denomina matres lectionis.

En textos procedentes de Qumrán y en escritos tardíos, las letras se usaron con más profusión para representar vocales. El sistema completo de representación de vocales, añadiendo puntos a las consonantes, se desarrolló mucho más tarde, entre el siglo V y X d. C.

El actual sistema de vocalización reproduce, entonces, la pronunciación corriente de unos mil años después del final del periodo bíblico, aunque sin duda está basado en las primeras tradiciones de lectura de la Biblia.

Enlaces externos

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