Diferencia entre revisiones de «Aborigen australiano»

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Si el sentido primero de la palabra "aborigen" define a los habitantes nativos de cualquier país, ese término se aplica preferentemente a los habitantes nativos de Australia.
Si el sentido primero de la palabra "aborigen" define a los habitantes nativos de cualquier país, ese término se aplica preferentemente a los habitantes nativos de Australia.

Revisión del 20:48 18 ene 2010

Aborigen australiano
El rey de la isla Bathurst, en el oeste de Australia, en 1939
Descendencia 463.706[1]
Idioma Varios cientos de lenguas aborígenes australianas (muchas extintas o próximas a la extinción), inglés australiano, inglés aborigen australiano, Kriol
Religión Sistemas de creencias tradicionales basados en el tiempo de los sueños, y formas variadas de cristianismo
Etnias relacionadas ver lista de nombres de grupos de indígenas australianos y representación en UNPO

Bandera de Australia

Nueva Gales del Sur
 144.236
Queensland
 112.095
Australia Occidental
 68.526
Territorio del Norte
 61.616
Victoria
 30.178
Australia Meridional
 26.483
Tasmania
 16.350
Territorio de la Capital Australiana
 4.004
Otros territorios
 233

Los aborígenes australianos son, junto con los Isleños del estrecho de Torres, los descendientes de los primeros habitantes del continente australiano y sus islas adyacentes, y han continuado viviendo allí a lo largo de la colonización Europea. Según la legislación australiana, ambos pueblos constituyen el conjunto de los indígenas australianos. El territorio tradicional de los aborígenes australianos se extiende por toda Australia, Tasmania y algunas islas cercanas.

Aclaraciones sobre la terminología

Si el sentido primero de la palabra "aborigen" define a los habitantes nativos de cualquier país, ese término se aplica preferentemente a los habitantes nativos de Australia.

El adjetivo "aborigen" (aboriginal en inglés) aparece en inglés desde al menos el siglo XVII y significa "desde el origen" (ab-origine), derivado del latín. Ha sido usado en Australia para describir a sus pobladores indígenas ya desde el año 1789. Pronto se convirtió en un nombre propio y se empleó para referirse a todos los indígenas australianos. Hay que hacer notar que en inglés, el uso de aboriginal como nombre ha adquirido connotaciones negativas, incluso despectivas entre algunos sectores de la comunidad, que lo ven como poco sensible e incluso ofensivo, y tiende a evitarse por las asociaciones históricas hechas con el colonialismo. También el uso de la palabra "nativo", que era común en la literatura antes de los años 60, actualmente se suele considerar ofensivo. El término más aceptado es el sustantivo aborigines. Esta distinción no se aprecia en castellano, que traduce ambos términos por "aborigen".

Algunos aborígenes a su vez reivindican el uso del término inglés aborigines (aborigen) con mayúscula, para diferenciarse de los aborígenes de otras partes del mundo y que se les reconozca como un pueblo específico. Este uso de la mayúscula, propio del inglés, no se puede aplicar sin embargo al castellano. [2]

Con motivo de los debates sobre la posible inclusión en la Constitución australiana de los derechos territoriales ancestrales de los aborígenes, la política aborigen Lowitja O'Donoghue abogó a favor del término "aborigen", y rechazó el término "indígena" para referirse a su pueblo, por ser demasiado general.

El gobierno australiano, de acuerdo con las comunidades autóctonas, emplea desde los años 80 del siglo XX la expresión "indígenas australianos" (Indigenous Australians) para referirse conjuntamente a los Aborígenes y a los Isleños del estrecho de Torres, y distinguirles de los pobladores coloniales y de otros orígenes.

Los habitantes de las Islas del Estrecho de Torres poseen una herencia e historia cultural y social que les diferencia de los aborígenes. Los habitantes de esas islas, en particular de la parte este, se relacionan concretamente con el pueblo papuano de Nueva Guinea, y hablan lenguas papúes. Por ello no se incluyen bajo la designación de "aborígenes australianos". Éste ha sido uno de los factores que han llevado hacia el término, más genérico, de "indígenas australianos".

Definición del Gobierno australiano

Después de numerosos debates, el gobierno australiano ha adoptado la siguiente definición:

Un Aborigen o un Isleño del Estrecho de Torres es una persona descendiente de los Aborígenes o de los Isleños del Estrecho de Torres, que se identifica como Aborigen o Isleño del Estrecho de Torres y es aceptado como tal por la comunidad en la que vive.[3]

El color de la piel no se considera un criterio válido para determinar la pertenencia a cualquiera de los grupos indígenas, dado que muchos son blancos. Se toman en cuenta exclusivamente criterios culturales y sociales. Se prohíben también matizaciones basadas en el mestizaje. Uno es o no es aborigen, pero no puede ser "medio aborigen".

Los diversos pueblos aborígenes

Existen más de 400 pueblos aborígenes australianos, cada uno con rasgos culturales diferenciados y una localización geográfica propia.[4]​ Se les identifica por el nombre de su lengua indígena o por la palabra con la que ellos se autodenominan. Entre los principales tenemos:

Esos grupos pueden ser a su vez divididos en subgrupos. Por ejemplo, los Anangu (que significa 'persona de la región del desierto de la Australia central') incluye las subdivisiones locales Yankunytjatjara, Pitjantjatjara, Ngaanyatjara, Luritja y Antikirinya.

Lenguas

Antes de la colonización europea, se hablaban más de 250 lenguas aborígenes de Australia, que en el siglo XX se han reducido a menos de 20 (y algunas en grave peligro de extinción).

Algunos lingüistas consideran que casi todas las lenguas aborígenes están emparentadas, aunque lejanamente,[5]​ y las clasifican en dos grandes familias: las lenguas pama-ñunganas, habladas en la mayor parte de Australia, y las lenguas no pama-ñunganas, habladas en el norte del país. Pero debido a la dificultad de establecer una filogenia clara, otros estiman que las lenguas aborígenes no forman verdaderas familias lingüísticas, sino que constituyen un Sprachbund, a saber un grupo de idiomas parecidos debido a su proximidad geográfica y a los contactos frecuentes.[6]

Algunas lenguas aborígenes son consideradas como lenguas aisladas, como es el caso de la lengua tiwi hablada en la isla del mismo nombre, en el Territorio del Norte. Respecto a las lenguas de los aborígenes de Tasmania, se conocen demasiado poco para relacionarlas.

Cultura

Frutos recogidos en la región de Alice Springs. Las bayas constituyen la base de la alimentación tradicional de los aborígenes australianos.

La cultura aborigen se desarrolló de manera autárquica, dando lugar a una gran variedad de lenguas y culturas con rasgos comunes, y es la cultura viva más antigua del planeta. Los aborígenes llevaban una vida de cazadores-recolectores, y vivían en grupos semi nómadas que recorrían amplios territorios cazando con lanzas y boomerangs, pescando en canoas y recolectando frutos y plantas. Al no tener lengua escrita, transmitían su conocimiento por medio de relatos y canciones.

El Tiempo del Sueño

El Tiempo del Sueño (Tjukurpa en lengua anangu o Dreamtime en inglés) es un conjunto de leyendas aborígenes que explican sus orígenes, sus relaciones con su entorno natural y su futuro. Esta tradición religiosa constituye el núcleo de la cultura aborigen y les sirve de guía en su vida cotidiana. Su lugar sagrado es la formación rocosa llamada Uluru (también conocida como Ayers Rock), clasificada por la UNESCO desde 1987 como sitio natural Patrimonio de la Humanidad, y desde 1994 como sitio cultural.

Música

El más conocido de los instrumentos musicales aborígenes es el didgeridoo, o yidaki, tocado tradicionalmente por los hombres de la Tierra de Arnhem y de la región de Kimberley, en el norte de Australia. Este instrumento se ha divulgado en el mundo entero, y goza de una creciente popularidad entre músicos tanto de música tradicional como de rock, pop y jazz.

Pintura

Pintura rupestre aborigen.

La pintura aborigen es un arte de tradición milenaria. Los motivos representados suelen relatar las leyendas del "Tiempo del Sueño", por lo que se ha asimilado a veces a una forma de escritura. Se realiza mayoritariamente sobre rocas, cortezas y telas. Con excepción de las pinturas rupestres, se trataba tradicionalmente de un arte efímero: dibujos en la arena y pinturas corporales.

El pintor aborigen Albert Namatjira (28 de junio de 1902 - 8 de agosto de 1959) es uno de los pintores australianos más reputados. El estilo de sus acuarelas inspiró la Escuela Hermannsburg de arte aborigen.

Deportes

El lanzamiento del búmeran es la práctica deportiva favorita de los aborígenes australianos, seguida por el fútbol australiano, el rugby y el críquet. Desde la década de 1960, se ha ido incrementando el número de deportistas aborígenes olímpicos en distintas disciplinas.

Cocina aborigen

El bush tucker designa el conjunto de las especies animales y vegetales australianas que permiten al hombre sobrevivir en la naturaleza, y su conocimiento es parte integral de la cultura aborigen. Los alimentos pueden ser asados sobre brasas, o envueltos en cortezas para ser cocidos en hornos excavados en el suelo.

Desde finales del siglo XVIII, la pérdida de sus territorios tradicionales de caza y recolecta impidió que los aborígenes conservaran sus tradiciones alimentarias. Por otro lado, el desprecio manifiesto de los colonos europeos hacia este tipo de alimentación, y la introducción de alimentos nuevos no aborígenes condujo a la progresiva desaparición del bush tucker, especialmente en las zonas altamente pobladas del sureste australiano.

En los años 1970, varios estudios de botánica y horticultura avivaron el interés por la alimentación tradicional aborigen y la pusieron de moda. A partir de los años 1990, fue renombrada bushfood y empezó a aparecer en la carta de algunos restaurantes gastronómicos de Sidney, en libros de cocina y en programas culinarios de televisión. La creciente demanda en ingredientes silvestres australianos impulsó entonces la creación de cultivos industriales basados en los conocimientos de los aborígenes, sin que éstos participaran de este nuevo y próspero negocio. Desde principios del siglo XXI, algunos organismos australianos están promoviendo la incorporación de las comunidades aborígenes a la producción y comercialización de alimentos tradicionales aborígenes.

Historia

La Australia aborigen

Se piensa que hacia 40.000-50.000 años atrás, en el pleistoceno, llegaron los primeros australianos procedentes del sureste de Asia. Aquellos primeros pobladores habrían viajado de isla en isla, utilizando los puentes terrestres que unían muchas de ellas en aquella época, y recorriendo cortos tramos marítimos hasta alcanzar el extremo oriental de las Islas Menores de la Sonda y la isla de Nueva Guinea, para luego desplazarse por la plataforma continental australiana, por entonces encima del nivel de los mares. Los restos humanos más antiguos encontrados hasta la fecha, el Hombre de Mungo,[7]​ datan de hace 40.000 años pero los expertos consideran que las primeras migraciones humanas podrían remontar hasta hace 125.000 años, aunque esta fecha sea contestada. Los restos del Hombre de Mungo fueron encontrados en Nueva Gales del Sur, a unos 3.000 km de la costa norte de Australia donde se piensa que se realizaron los primeros asentamientos humanos.

Cuando los ingleses llegaron a Australia, a finales del siglo XVIII, se estima que había entre 300.000 y 750.000 aborígenes, repartidos en unas 250 naciones concentradas sobre todo en el sur y en el este del país. La mayor densidad de población aborigen se encontraba en el valle del Río Murray. Esas naciones estaban unidas por alianzas, y cada una tenía su propias costumbres y su propia lengua. Cada nación se componía de varios clanes cuyo número podía variar de 5 o 6 hasta 30 o 40.

Siglo XVIII y XIX: la colonización británica

En 1770, el capitán James Cook tomó posesión de las dos terceras partes de Australia en nombre de la corona de Inglaterra, basándose en el principio de Terra nullius, que presuponía que la tierra no tenía dueño.

En 1788, se inició la colonización británica con el desembarco en la actual Nueva Gales del Sur de la First Fleet (Primera Flota), una flota de 11 navíos con casi 1.500 personas a bordo. Eran presos deportados que habían sido autorizados a fundar unas colonias penitenciarias. Al año siguiente, una epidemia de viruela acabó con la vida del 90% del pueblo aborigen darug que habitaba la región. Los británicos atribuyeron más adelante la epidemia a pescadores macasares procedentes de las islas Célebes,[8]​ aunque no se avistaron embarcaciones macasares más allá de las regiones del norte de Australia hasta 1869.[9]

Ante la llegada repentina de los colonos británicos, los aborígenes tuvieron reacciones diversas, pero se volvieron inevitablemente hostiles cuando tuvieron que competir por conservar sus recursos vitales, y cuando asistieron a la ocupación y secuestro de sus territorios. Las enfermedades europeas que los colonos traían consigo acabaron con la vida de miles de aborígenes, y la destrucción de sus territorios de caza y de recolección provocó graves hambrunas. A diferencia de Nueva Zelanda, donde el tratado de Waitangi fue percibido como una legitimación de la colonización, en Australia no se firmó ningún tratado con los pueblos autóctonos, y éstos nunca permitieron ni aceptaron la colonización de su país.

Si no hubo guerra de conquista propiamente dicha, los británicos tuvieron sin embargo que enfrentarse a varios episodios de resistencia. Entre 1790 y 1802, Pemulwuy, un aborigen de etnia Bidjigal o Bediagal, llevó a cabo repetidos ataques contra asentamientos británicos, generalmente en respuesta a asesinatos de aborígenes o secuestros de niños. Fue abatido en 1802, y es considerado como el primer héroe de la resistencia aborigen. A partir de 1813, los británicos franquearon las Montañas Azules de Nueva Gales del Sur para adentrarse en el territorio de los Wiradjuri. Éstos les opusieron una fiera resistencia, hasta que Windradyne, su jefe, acabara pactando con el gobernador inglés.

Truganini, sentada a la derecha, con los cuatro últimos aborígenes de Tasmania.

La conquista de la isla de Tasmania, a partir de 1803, fue también motivo de graves y prolongados conflictos a los que se dio el nombre de Black War (Guerra Negra). En 1830, después de casi 20 años de guerra, un defensor de los aborígenes, George Augustus Robinson, intervinó para salvar el centenar de habitantes aborígenes (de los 6.000 habitantes iniciales) que habían sobrevivido a la masacre, y les trasladó a la Isla Flinders hasta que terminara la guerra. Desterrados y abandonados a su suerte, muchos murieron de epidemias y los escasos supervivientes nunca pudieron regresar a su tierra. Robinson recurrió en un principio a la ayuda de una mediadora aborigen de Tasmania, Truganini, para trasladar a sus congéneres e intentar luego crear un campamento en el continente australiano donde albergar a los refugiados de Tasmania. La Guerra Negra es considerada como un genocidio, dado que llevó a la total extinción de los aborígenes de la isla. Truganini, fallecida en 1876, fue la última superviviente.

Por otro lado, desde los primeros años de la colonización, varios aborígenes se hicieron célebres actuando como intermediarios con los británicos: Baneelon o Bennelong (1764-1813), un eora que fue el primer aborigen que aprendió a escribir en inglés, Bungaree, un diplomático y explorador de la tribu de Broken Bay fallecido en 1830, y Mokare, un noongar fallecido en 1831.

A partir de 1834,[10]​ los colonos empezaron a recurrir a guías aborígenes para explorar y orientarse en el interior de Australia. Se les utilizaba también para rastrear a los numerosos bandidos, llamados bushrangers, que escapaban a la justicia refugiándose en el interior de las tierras.

Trabajadores de una granja del Protectorado de Victoria, en 1858.

En 1838, a consecuencias de un informe elaborado a petición de la Cámara de los Comunes sobre la grave situación de los aborígenes, el Secretario británico a la Guerra y las Colonias recomendó el nombramiento de "Protectores de los Aborígenes" (Protector of Aborigines), que gobernarían unas zonas llamadas Protectorados. El primer Jefe Protector de los aborígenes fue George Augustus Robinson. Los Protectores tenían que aprender el idioma de los aborígenes viviendo en su Protectorado, y debían velar por que no se violasen sus pocos derechos ni se les expoliase. Desempeñaban también un papel crucial en la integración de los aborígenes en la sociedad colonial. Esta figura, que existió hasta 1970, ha sido muy controvertida debido al excesivo control que han ejercido sobre los aborígenes y sus bienes, y debido a su poca efectividad. A partir de la década de 1860, con el auge de los estudios antropológicos, los investigadores internacionales empezaron a desenterrar numerosos cráneos y esqueletos aborígenes, particularmente en la isla de Tasmania, para su estudio y posterior exhibición en museos europeos. Desde finales del siglo XX, se están llevando a cabo campañas reclamando la devolución de esos cuerpos a su lugar de origen para darles una sepultura digna.

El primer equipo de críquet australiano que viajó al extranjero era exclusivamente aborigen. Aquí en 1867.

Los pueblos aborígenes se vieron relegados a los lugares más inhóspitos del país, viviendo en reservas o refugiados en misiones. La implantación de nuevas granjas ganaderas fue en un principio motivo de ataques y de conflictos, hasta que con el tiempo los ganaderos emplearan a los aborígenes como pastores y vigilantes del ganado.

En aquella época, los trabajadores aborígenes de las granjas empezaron a practicar el críquet, en los que destacaban por su habilidades físicas. En una época en la que casi no había encuentros deportivos internacionales, el primer equipo australiano de críquet en viajar a Inglaterra fue un equipo enteramente compuesto de jugadores aborígenes, en 1868.

Siglo XX

Para mediados del siglo XIX, el número de aborígenes se había reducido a cerca de 45.000. Ahora la población aborigen ha vuelto a aumentar y supera los 250.000 (lo que supone un 2,6% de la población total). Pero no es hasta 1960, cuando el gobierno Australiano comienza a reconocer las demandas territoriales de los aborígenes. Antes de esa década los aborígenes eran considerados parte de la fauna de Australia. Esta situación cambió mediante un referéndum nacional, lo que permitió un censo de la población y que se vieran reconocidos derechos primarios como el derecho al voto.

Notas y referencias

  1. Cifras del censo del 30 de junio de 2006, publicadas por el Australian Bureau of Statistics (última actualización el 14 de septiembre 2009) [1]
  2. Ver artículo de Eve D. Fesi en la revista Aboriginal Law Bulletin, nº 39, 1986[2]
  3. Ver en la página del Parlamento de Australia, Research Note 18 2000-01, The Definition of Aboriginality, por John Gardiner-Garden, Social Policy Group, 5 de diciembre de 2000 [3]
  4. Horton, David, The Encyclopedia of Aboriginal Australia: Aboriginal and Torres Strait Islander History, Society, and Culture, Aboriginal Studies Press, Canberra, 1994, ISBN 0-85575-234-3
  5. Claire Bowern y Harold Koch, Australian Languages: Classification and the comparative method, John Benjamins, Sydney, 2004
  6. Robert Malcolm Ward Dixon, The rise and fall of languages, Cambridge University Press, 1997
  7. Sobre el Parque Nacional de Mungo (en inglés)[4]
  8. Judy Campbell, Invisible Invaders, 2002, ISBN 0-522-84939-3
  9. Charles Campbell MacKnight, The Voyage to Marege: Macassan Trepangers in Northern Australia, Melbourne University Press, 1976, ISBN 0-522-84088-4
  10. Fecha del primer caso documentado.

Véase también

Enlaces externos

Referencias