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Plantilla:Infobox City

Imagen de Nueva Orleans tras el paso del Katrina.
Los tradicionales tranvías de (St. Charles Street Car) Nueva Orleans ya cuentan con más de 165 años de operación continua y son un atractivo turístico.
El Café du Monde.
Cartel en la Plaza de Armas (hoy "Jackson Square"), en el barrio francés.
Mapa alemán de Nueva Orleans (1888)
Calle Canal Street vista desde el río (fotografía de los años veinte).
Casas coloridas del barrio francés
Nueva Orleans vista desde la otra orilla del Misisipi

Nueva Orleans[1]​ (La Nouvelle-Orléans en francés, New Orleans en inglés), es la ciudad más grande del estado de Luisiana, en los Estados Unidos. Es también el principal puerto del río Misisipi. En el año 2000, su población era de 484.674 habitantes. Tras ser parcialmente destruida por el huracán Katrina en 2005, la población disminuyó considerablemente por evacuación o defunción y en 2006 la población era aproximadamente la mitad, entre 192.000 y 230.000 habitantes. Nueva Orleans es una ciudad multicultural del sur de los Estados Unidos (con especial influencia africana, latina, española, francesa), muy conocida por sus festivales, su música y su cocina. Eventos como el Mardi Gras, Jazz Fest y el Sugar Bowl (tazón del azúcar) mantienen a la ciudad como un destino turístico constante.

En Nueva Orleans nacieron el gran trompetista Louis Armstrong, los hermanos Marsalis y Harry Connick, Jr.. También es la cuna de los escritores Tennesse Williams y John Kennedy Toole.

Geografía

  • Altitud: –3 metros.
  • Latitud: 29º 57' 15" N
  • Longitud: 090º 04' 30" O

Limita: al norte con la parroquia de St. Tammany, al este con el Golfo de México, al sur con la parroquia de St. Bernard, al suroeste con las parroquias de Plaquemines y Jefferson.

Historia

Época colonial

Nueva Orleans fue fundada en 1718 por colonos franceses dirigidos por Jean Baptiste Lemoyne, señor de Bienville, quien dio al asentamiento el nombre de La Nouvelle-Orléans. El territorio fue obviamente usurpado a la corona española, dándose la circunstancia, favorable a Francia, de hallarse el trono ibérico en manos de la familia francesa Borbón. Francia fijaba los límites de su colonia entre las posesiones inglesas del Atlántico y las españolas del Pacífico. Al norte quedaban las posesiones rusas e inglesas de lo que hoy es Canadá. El sitio para la fundación de Nueva Orleans, cabecera de la colonia, fue elegido por ser la planicie del delta del Misisipi, a fin de crear una ruta de comercio con los nativos americanos que fijaban sus tiendas entre el Misisipi y el lago Pontchartrain. Nueva Orleans se convirtió en la capital de la Luisiana francesa en 1772, adquiriendo preponderancia sobre Biloxi.

En 1763, Francia decidía compensar a su aliada España por los servicios que ésta le prestaba frente al común enemigo inglés. Así pues, tras la pérdida temporal de La Habana y Manila a manos de los ingleses, Francia cedía el territorio de la Luisiana al Imperio español en cláusula secreta al tratado de París. El primer gobernador sólo arribó en 1766; se trataba entonces del célebre geógrafo Antonio de Ulloa, quien sufrió el absoluto rechazo de la población, al creer ésta erróneamente que los españoles venían a cambiar sus usos y su lengua; a Ulloa sucedió don Alejandro O'Reilly, bajo cuyo mandato un grupo de colonos franceses, contrarios a las restricciones comerciales de la nueva metrópoli, se rebeló contra el gobierno español y su "mal vino." O’Reilly, siguiendo órdenes de Madrid, reprimió enérgicamente la revuelta, nada menos que decapitando a los cinco principales sediciosos. Tras eso, la tranquilidad sería absoluta a lo largo de todo el período español. Entre los gobernadores de la Luisiana española sobresale Bernardo de Gálvez, figura decisiva de la participación española en la génesis de los Estados Unidos. Sus victoriosas campañas frenaron el avance inglés por el flanco sur de la joven república norteamericana. Con una poderosa flota traída desde La Habana derrotó a los ingleses en el Golfo de México, haciendo que Inglaterra reconociera la soberanía española en las Floridas. Gálvez también supo poner fin al contrabando inglés. Mantuvo excelentes relaciones con los colonos franceses, no sólo por sus dotes de gobernante, sino también por desposar a Felicité de Saint Maxent, criolla francesa. Fomentó la agricultura, para lo que trajo pobladores procedentes de las Islas Canarias y de su pueblo natal de Macharaviaya (Málaga), a los que distribuiría en colonias cercanas a Nueva Orleans.

Es aceptado por la generalidad de los historiadores que la administración española probó ser más eficaz y progresista que la anterior, por lo que cesaron las peticiones de retorno al control francés. En efecto, España dotó a la ciudad de alumbrado de gas, canales, diques de contención contra las crecidas de río y lago, obras portuarias, policía municipal, enfermería, guardia nocturna, prensa diaria y otros numerosos servicios públicos. El clero y los administradores españoles enviados a la colonia eran escogidos de entre una clase ilustrada y bilingüe, a fin de congraciarse con una población de suyo reacia a la transferida soberanía. Bajo España, la ciudad fue elevada a sede diocesana, siendo su primer obispo el capuchino Fr. Andrés Peñalver y Ródenas, venido de La Habana. Luego de dos grandes incendios, en 1788 y en 1794, el Cabildo español impuso el adobe o ladrillo como material de construcción de inmuebles en la ciudad, con lo que ésta fue adquiriendo su hermoso y peculiar aspecto. Don Andrés de Almonaster y Rojas, notario público de la ciudad que aspiraba a títulos nobiliarios, pagaría de su propio peculio grandes obras públicas, como la vasta Plaza de Armas, incluidos la Catedral, los palacios del Cabildo y del Presbiterio y los edificios de apartamentos que, con soberbios balconajes, flanquean dicha plaza. A la muerte de Almonaster, su hija, la baronesa Micaela Almonaster de Pontalba, completaría la obra paterna. Todo ello ha sido preservado hasta hoy día.

La ciudad sufrió grandes epidemias de fiebre amarilla, malaria y viruela. La última de ellas a principios del siglo XX. En 1795, España cedió los derechos de uso del puerto a los Estados Unidos, lo que trajo un considerable auge comercial a la ciudad. En 1801, rescindido el pacto borbónico entre Francia y España, Napoleón decidió unilateralmente la retrocesión de la Luisiana a Francia. La noticia sólo se hizo pública en 1803; al mes de saberse, el gozo de los residentes franceses se trocó en consternación, pues también aprendían que la inmensa colonia, incluida su hermosa ciudad, era vendida a la joven república norteamericana (Cf. Compra de Luisiana. En la época, la ciudad de Nueva Orleans tenía una población de unos 10.000 habitantes. Cuentan los cronistas que, tras cuatro décadas de dominio español y al arriarse la bandera española por última vez en la Plaza de Armas, muchos residentes dejaron escapar lágrimas de gratitud y nostalgia. Con todo, injustamente son centenares las obras que tratan de la administración francesa, así como las que exaltan el supuesto carácter francés de la ciudad, en tanto que que son escasísimos los estudios acerca del período español, verdadera época de florecimiento de la Nueva Orleans.[2]

Siglo XIX

La naturaleza multicultural de Nueva Orleans es característica principal de la ciudad. La ciudad creció rápidamente con la influencia de las culturas española, hispano-americana, francesa, norteamericana, así como por la inmigración de colonos franceses y sus esclavos al huir de la revuelta independentista de Haití. Durante la Guerra Anglo-Estadounidense de 1812, los británicos intentaron conquistar la ciudad, pero fueron repelidos por la fuerzas lideradas por Andrew Jackson.

La población de la ciudad se duplicó en los años 1830 llegando a tener 102.000 habitantes para 1840, convirtiéndose en la cuarta ciudad de los Estados Unidos y la más grande del sur del país.

Nueva Orleans fue la capital del estado de Luisiana hasta 1849 y entre 1865 y 1880. La importancia de su puerto convirtió a Nueva Orleans en punto de comercio de los esclavos destinados al sur de los Estados Unidos. Al mismo tiempo era la ciudad con mayor número de ciudadanos afroamericanos libres. Durante la Guerra de Secesión Nueva Orleans fue capturada por las fuerzas de la Unión sin mayor resistencia y no sufrió la destrucción de la guerra del resto del sur del país.

Siglo XX

La mayor parte de la ciudad se encuentra bajo el nivel del mar. Está flanqueada por el río Misisipi y el lago Pontchartrain, de manera que debe protegerse mediante diques. Hasta principios del siglo XX existían fuertes restricciones para la construcción de nuevas edificaciones; sólo se utilizaban los altos terrenos de aluvión que constituían en sí diques naturales entre los múltiples defluentes del delta del Misisipi. El resto de las zonas son pantanosas y están sujetas a inundaciones frecuentes. Originada en la hoz o meandro del gran río, tal característica dio a la ciudad su forma de media luna y su apodo La ciudad del cuarto creciente. En la década de 1910, el ingeniero e inventor A. Baldwin Wood puso en marcha su ambicioso plan de secar la ciudad, para lo que diseñó bombas aspirantes de gran tamaño (que todavía hoy se utilizan cuando hay fuertes lluvias), las cuales drenan el agua hacia el río dándole a la ciudad la posibilidad de expandirse a una mayor superficie.

En los años 1920 se hizo un esfuerzo de modernización de la ciudad, que desgraciadamente eliminaba los balconajes de hierro fundido de la zona comercial de Canal Street. En los años 1960, otro esfuerzo de modernización remplazó el tranvía por líneas de autobuses. Ambas acciones se consideran retrospectivamente como errores y el tranvía regresó progresivamente a Canal Street en los años 1990.

Nueva Orleans siempre ha sido una de las ciudades más visitadas de los Estados Unidos, aumentando esta tendencia en el último cuarto del siglo XX. Las zonas como el Barrio Francés y el distrito comercial, antes dedicados a uso residencial y de negocios, respectivamente, en la actualidad ven desarrollarse en ellos las actividades de la industria turística.

Huracán Katrina (2005) y Reconstrucción (2006-actualmente)

A finales de agosto de 2005, el huracán Katrina, de categoría 5, hizo impacto en las costas de Luisiana, arrasando la parte este de la ciudad. Los fuertes vientos dañaron la infraestructura de la ciudad y produjeron una devastadora inundación. Una gran sección de los diques —pobremente construidos— que separan a la ciudad del lago Pontchartrain cedió ante el embate de los vientos y, como consecuencia, se produjo un colosal vertido de aguas del lago en la ciudad. Como resultado, Nueva Orleans quedó sumergida prácticamente en su totalidad.

El 30 de agosto, Kathleen Blanco (gobernadora de Luisiana) ordenó la evacuación total de la ciudad, y la alcaldía estimó que harían falta por lo menos 12 semanas para hacerla nuevamente habitable. La catástrofe afectó especialmente al pueblo afro-americano, que habitaba en las zonas más humildes y también más vulnerables, así como a los numerosos centroamericanos, en especial de origen hondureño (en el estado de Lusiana, la comunidad hondureña cuenta con más de 200.000 habitantes).[cita requerida]

En los días siguientes la ciudad fue presa del caos. Sin servicios públicos y con agobiantes temperaturas de hasta 35 grados centígrados, la gente empezó a saquear los almacenes en busca de comida y de agua, pero también de armas. Rápidamente se organizaron bandas de delincuentes, lo cual dificultó la ya de por sí lenta acción de las organizaciones de rescate, que no aparecieron en la ciudad hasta cinco días después de la llegada del huracán. En los primeros días de septiembre se aprobó una ayuda extraordinaria que ascendió a los 10.000 millones de dólares y la llegada de más de 24.000 soldados, incluyendo algunos que sirvieron en Iraq, para recuperar el control[1]. En 2006, sin embargo, prácticamente no había llegado ni la ayuda prometida ni el dinero recaudado en el Congreso; la mitad de la población aún no había podido regresar, pues infinidad de hogares quedaron totalmente destruidos por el agua y el viento. La reconstrucción prácticamente no se había iniciado y la total y segura reparación de los diques se postergó. Se reabrieron algunos centros de ocio, jazz y cultura en el Barrio Francés, pero las cifras del turismo se mantuvieron por un tiempo muy por debajo de los niveles previos al Huracán. Los suministros de agua y gas respectivamente estaban al 41% y 60% del funcionamiento anterior, y el transporte público hay numerosas líneas que aún no habían sido restablecidas. Un elevado porcentaje de negocios abandonó la ciudad. En julio de 2006, la población había descendido a unas 200.000 almas, de las casi 500.000 con que contaba antes del huracán, y la criminalidad había aumentado proporcionalmente en relación con el nuevo número de habitantes. No obstante, ya en el 2009, aunque algunos problemas de servicio persisten, la "nueva" Nueva Orleans ha restaurado su infraestructura turística y el Area Metropolitana ha recobrado aproximadamente un 90% de su poblacion original. Aunque el crimen y la falta de infraestructura en las zonas más afectadas por Katrina siguen afectando a sus habitantes, la ciudad está mostrando innumerables signos de recuperación y se espera que en los próximos años se consolide esta tendencia.

Cultura

Nueva Orleans es conocida por su cultura criolla, por la práctica del vudú por algunos de sus residentes negros y por su música, arquitectura, gastronomía y festividades. Muchos visitantes consideran a Nueva Orleans como una ciudad de esparcimiento y la asocian a la frase Laissez les bontemps rouler es decir, ‘Dejad que los buenos momentos duren’.

En su idiosincrasia, Nueva Orleans ha adaptado la música de banda militar a los funerales, cuando en el cortejo que acompaña al difunto dicha música se mezcla a himnos religiosos y música triste. Tras ello, los dolientes regresan del cementerio al son del Jazz, más alegre. Los funerales con jazz son lógicamente una inesperada atracción para los visitantes.

En el jazz de Nueva Orleans se detectan influencias de la música antillana, afroamericana, francesa y norteamericana. Son muy evidentes las influencias latino-caribeñas. Más adelante también nació en Nueva Orleans el rhythm and blues, de gran influencia en el estilo rock and roll. Otros estilos de música practicados en la ciudad son la música cajun, zydeco y delta blues.

La ciudad es también conocida por su gastronomía. Entre sus especialidades se encuentran las pupusas y tamales centroamericanos; los cangrejillos de agua dulce conocidos como crawfish; el emparedado Po'boy; los camarones y las ostras del golfo, así como otras especialidades de pescado y marisco; la étoufée, la jambalaya, el gumbo y otros platos criollos. Los lunes por la noche generalmente se come arroz con frijoles (i.e., judías) rojos (La despedida favorita de Louis Armstrong en sus cartas era "red beans and ricely yours".)

Más un razón para visitar Nueva Orleans es el programa Louisiana Tax Free (Louisiana Sin Impuestos). Turistas del exterior pueden ser reembolsados para los impuestos que les pagaron en compras dentro del estado de Louisiana. El turista debe guardar los recibos de las compras, y puede ser reembolsado en el aeropuerto antes de salir.

Panorámica de Nueva Orleans de 1919.

Ciudades hermanas

[cita requerida]

Notas

  1. Se pronuncia Orleáns, pero según el Diccionario panhispánico de dudas, «Es incorrecto escribir Orleans con tilde, pues no la llevan las palabras agudas terminadas en -s precedida de otra consonante»
  2. Obra consultada para el capítulo "Época colonial: José MONTERO DE PEDRO (Marqués de Casa Mena): Españoles en Nueva Orleans y Luisiana. Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica del Centro Iberoamericano de Cooperación, 1979.

Enlaces externos