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== Etiología ==
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== Epidemiología ==
== Epidemiología ==

Revisión del 00:15 22 dic 2009

Pie de atleta
Especialidad infectología
Sinónimos
Tiña podal
Dermatofitosis del pie
Infección micótica del pie
Tiña de los pies
Infección del pie por hongos
Tinea pedis

El pie de atleta es una infección micótica producida por hongos dermatofitos (que se alimentan de queratina) o por levaduras (casos muy raros con alteración del sistema inmune). Afecta los pliegues interdigitales, la planta y los bordes del pie.

Etiología

Las dermatofitosis son micosis producidas por un grupo de hongos que tienen la capacidad de infectar tejidos cutáneos queratinizados no viables, incluso el estrato córneo, uñas y pelo; se incluyen aquí el Trichophyton rubrum y en menor proporción, el Epidermophyton floccosum.

Epidemiología

Es la dermatofitosis más frecuente, y representa un 70 por ciento de las tiñas y un tercio de las infecciones del pie. El 20 por ciento de los individuos son portadores asintomáticos de una tiña contagiosa. Es frecuente ver el paso del organismo a zonas distantes del pie a través de toallas, ropa contaminada y sábanas, entre otras.[1]

El pie de atleta es más frecuente en hombres que en mujeres, y se ve tanto en niños como en adultos. Los atletas y deportistas tienen una mayor morbilidad a la tiña pedis. El contagio es por transmisión directa de persona a persona, así como de superficies húmedas donde el hongo persiste por meses, tales como piscinas, baños, duchas, toallas, alfombras, en cuarteles, colegios, saunas, hoteles y gimnasios. El mantener el pie húmedo (sudor, por ejemplo) por tiempos prolongados y uso de calzado cerrado como las botas aumenta el riesgo de aparición o permanencia de la infección[2]​ pues crea un ambiente cálido, húmedo y oscuro favorable para el hongo.

Los animales domésticos como perros y gatos pueden ser responsables de la transmisión e incremento de las micosiscita requerida[cita requerida].

Signos y síntomas

El pie de atleta causa enrojecimiento y picor constante. Algunos casos pueden presentarse sin síntomas, excepto por la característica maloliente de la infección. Es frecuente ver también grietas, ampollas y escamas en el área afectada. En casos de mala circulación periférica en las extremidades, como en ciertos pacientes diabéticos, pueden presentarse complicaciones infecciosas, celulitis y amputaciones del pie.

Diagnóstico

No sólo los hongos del pie de atleta causan irritación del pie. Otras múltiples enfermedades, como el eccema y la psoriasis o irritaciones por productos del calzado (tintes, adhesivos, etc) pueden causar dolor, picor y eritema. Muchas veces el diagnostico es incorrecto tratandose de otra dolencia que no es causada por pie de atleta seguida de un tratamiento incorrecto incluso que puede agravar el problema; por ello es importante acudir a un especialista. El diagnóstico correcto debe ser precedido por una historia clínica completa, la toma de muestra raspando la zona afectada, para realizar un examen directo en busca de hifas características del hongo y para llevar a cabo la siembra de un cultivo micológico, con objeto de identificar el organismo.

Tratamiento

El tratamiento consiste en la utilización de un antimicótico, bien por vía oral o tópica. Por vía tópica la desaparición completa del dermatofito es difícil: un 65% de los pacientes vuelven a experimentar la enfermedad en un plazo de dos años. Para estas recaídas son de utilidad los antimicótico por vía oral (ketoconazol, por ejemplo). Entre los muchos fármacos utilizados para el pie de atleta podemos destacar los derivados del imidazol (econazol, miconazol, ketoconazol, entre otros), ciclopirox, tolnaftato o terbinafina.

Otro factor determinante a considerar en el tratamiento es cómo reacciona el sistema inmunitario. Aquellos que desarrollan hipersensibilidad retardada al dermatofito terminan curándose por sí solos. En cambio, los que tienen una respuesta inmediata del tipo IgE pueden requerir tratamiento más detallado y extenso.

El jabón o champú a base de sulfato de selenio se usan con frecuencia para lavar los pies,[3]​ pero no deben utilizarse si hay heridas inflamatorias considerables, por ejemplo en personas inmunodeprimidas (diabetes).

El pie de atleta puede presentarse en tres formas clínicas:

  • Forma crónica intertriginosa presentada como un infección interdigital seca, cuyos síntomas son: picazón (en algunos casos), maceración blanquecina, grietas y fisuras con un olor característico y descamación.
  • Forma aguda, generalmente plantar: prurito (en algunos casos), grietas e hiperqueratosis por donde todo el pie se amolda al zapato. Es frecuente ver ulceraciones y costras en lugares de mayor fricción.
  • Forma vesicular húmeda: con vesículas que nunca deben de ser explotadas intencionadamente.

Véase también

Referencias

  1. American Podiatric Medical Association - Español. [1]
  2. MedlinePlus - Pie de atleta. [2]
  3. Fisterra-salud. Información para pacientes. [3]