Diferencia entre revisiones de «Muerte»

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*[http://www.philosophica.info/voces/muerte-inmortalidad/Muerte-inmortalidad.html ''Philosophica'': Enciclopedia filosofica ''online''. Voz "La muerte y la inmortalidad"]
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*[http://www.ferratermora.org/ency_concepto_kp_muerte.html Ferrater Mora: Diccionario de filosofía: Conceptos: Muerte]
*[http://www.ferratermora.org/ency_concepto_kp_muerte.html Ferrater Mora: Diccionario de filosofía: Conceptos: Muerte]
*[http://dichter-narr.blogspot.com/2009/12/adolescere-la-muerte-o-el-advenimiento.html Nicolas Zaupa: "La muerte para el adolescente"]


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Revisión del 12:28 17 dic 2009

La muerte es, en esencia, la extinción del proceso homeostático y por ende el fin de la vida.

El Triunfo de la Muerte (1562) por Pieter Brueghel el Viejo.

La muerte como evento

Suceso obtenido como resultado de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. Dada la degradación del ácido desoxirribonucleico (ADN) contenido en los núcleos celulares, la réplica de las células se hace cada vez más costosa.

La muerte como contraste

Es el fin de la vida, opuesto al nacimiento. El evento de la muerte es la culminación de la vida de un organismo vivo. Sinónimos de muerto son occiso (muerto violentamente), difunto y fallecido.

Se suele decir que una de las características clave de la muerte es que es definitiva, y en efecto, los científicos no han sido capaces hasta ahora de presenciar la recomposición del proceso homeostático desde un punto termodinámicamente recuperable.

Consecuencias psicológicas, muerte humana

Definiciones y significados emotivos

El tipo de muerte más importante para el ser humano es sin duda la muerte humana, sobre todo la muerte de seres queridos. Conocer con certeza el instante de una muerte sirve, entre otras cosas, para asegurar que el testamento del difunto será únicamente aplicado tras su muerte y, en general, conocer cuándo se debe actuar bajo las condiciones establecidas ante una persona difunta.

Medicina forense

Archivo:Josef-mengele.jpg
El doctor nazi Josef Mengele fue apodado el "Ángel de la muerte".
Cuando los vagones del tren repletos de prisioneros llegaban a Auschwitz, con frecuencia Mengele los esperaba y, frente a las filas, indicaba con un gesto quién vivía y quién moría.

En particular, identificar el momento exacto de la muerte es importante en casos de trasplante, ya que los órganos deben ser retirados del cuerpo lo más pronto posible tras la muerte.

Históricamente los intentos por definir el momento preciso de la muerte han sido problemáticos. Antiguamente se definía la muerte (evento) como el momento en que cesan los latidos del corazón y la respiración, pero el desarrollo de la ciencia ha permitido establecer que realmente la muerte es un proceso, el cual en un determinado momento, se torna irreversible. Hoy en día, cuando es precisa una definición del momento de la muerte, se considera que este corresponde al momento en que se produce la irreversibilidad de este proceso. Existen en medicina protocolos clínicos que permiten establecer con certeza el momento de la muerte, es decir, que se ha cumplido una condición suficiente y necesaria para la irreversibilidad del proceso de muerte.

Gracias al avance tecnológico de la medicina, hoy es posible mantener una actividad cardíaca y ventiladora artificial en cuidados intensivos, en una persona cuyo corazón ha dejado de latir y no es capaz de respirar por sí mismo, por lo cual esto demuestra que no es estar muerto. El protocolo utilizado para el diagnóstico de la muerte en este caso es diferente y debe ser aplicado por especialistas en ciencias neurológicas, hablándose entonces de "muerte cerebral" o "muerte encefálica". En el pasado, algunos consideraban que era suficiente con el cese de actividad eléctrica en la corteza cerebral (lo que implica el fin de la conciencia) para determinar la muerte encefálica, es decir, el cese definitivo de la conciencia equivaldría a estar muerto, pero hoy se considera, en casi todo el mundo, difunta a una persona (aún si permanece con actividad cardiaca y ventiladora gracias al soporte artificial en una unidad de cuidados intensivos), tras el cese irreversible de la actividad vital de todo el cerebro incluido el tallo cerebral (estructura más baja del encéfalo encargada de la gran mayoría de las funciones vitales), comprobada mediante protocolos clínicos neurológicos bien definidos y soportada por pruebas especializadas.

En estos casos, la determinación de la muerte puede ser dificultosa. Un electroencefalograma, que es la prueba más utilizada para determinar la actividad eléctrica cerebral, puede no detectar algunas señales eléctricas cerebrales muy débiles o pueden aparecer en él señales producidas fuera del cerebro y ser interpretadas erróneamente como cerebrales. Debido a esto, se han desarrollado otras pruebas más confiables y específicas para evaluar la vitalidad cerebral como la Tomografía por Emisión de Fotón Único (SPECT cerebral), la Panangiografía cerebral y el Ultrasonido transcraneal.

El deseo y la capacidad de morir

Algunas personas, en momentos determinados de su vida, experimentan el sentimiento autodestructivo de terminar su existencia. El acto para conseguirlo es lo que llamamos suicidio. Lo contrario es el deseo de vivir, el cual no contraria al instinto de supervivencia, ya que éste nos impulsa a esquivar la muerte. Por ejemplo, suicidas que saltan al vacío intentan agarrarse a algo para no morir, eso es el instinto de supervivencia.

La muerte en la sociedad humana

Muerte, y el sonido de la alarma autollamadora

En torno a la muerte giran todas las culturas y organizaciones sociales humanas. Así, su concepción de la muerte como fin o como tránsito, su creencia en una vida después de la muerte, en el Juicio Final... actúan como condicionantes para la actuación de los individuos en un sentido u otro. La idea de inmortalidad y la creencia en el Más allá aparecen de una forma u otra en prácticamente todas las sociedades y momentos históricos. Sin embargo, hasta ahora no existen evidencias concluyentes a favor de esa vida ultraterrena (véase experiencia cercana a la muerte). Usualmente se deja al arbitrio de los individuos, en el marco de los conceptos dados por su sociedad, la decisión de creer o no creer y en qué creer exactamente. La esperanza de vida en el entorno social determina la presencia en la vida de los individuos de la muerte, y su relación con ella. Su presencia en el arte es constante, siendo uno de los elementos dramáticos a los que más se recurre tanto en el teatro, como en el cine o en novelas y relatos.

Tradiciones religiosas

Personas de Viet Cong 1968 muertas en combate.

La segunda pregunta en surgir de la muerte humana y tal vez la más interesante es: ¿Qué ocurre a los seres humanos tras la muerte?. Realmente, lo que se preguntan es qué ocurre con las facultades mentales de la persona que ha fallecido. Unos creen que se conservan gracias al espíritu que impelía a su mente, elevando su estado de conciencia a realidades aun mayores, otros creen en la migración del alma de un ser humano tras su muerte a un plano físicamente inalcanzable.

La religión cristiana considera la muerte como el fin de la permanencia física del ser humano en su estado carnal, el espíritu abandona el cuerpo físico que se deteriora y que es incapaz de sostenerse bajo las leyes de este universo finito, e inmediatamente vuelve a Dios (Eclesiastes 12:7). El alma, dependiendo de si conoció y reconoció a Jesucristo como su Dios y salvador (Romanos 10:9) se va a un lugar de reposo a la espera de la segunda venida de Jesucristo (1 Tesalonicenses 4:16) en ese lugar de reposo su relación con el Ser Supremo sería directa (el Paraíso), y el otro, el de los espíritus encarcelados quienes no reconocieron a Jesús como su Señor y Salvador deberán presentarse en el Juicio Final. Aquellos espíritus que acceden al Paraíso tienen la oportunidad de volver a ver a sus seres queridos que ya habían partido. El Paraíso es un mundo dinámico donde se realiza una interacción con la obra de Dios y con las personas en la tierra mediante ministerio de ángeles. Según esta religión la obra de Dios se resume en las siguientes frases: -"Esta es mi Obra y mi Gloria, llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre"-

Según la religión cristiana de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, (Mormona), el espíritu que abandona el cuerpo es semejante en apariencia al que deja en estado carnal, pero en su forma más joven. Los conocimientos adquiridos, la apariencia física se conservan pero en un estado de perfección intangible para este mundo y más puro.

Para los testigos de Jehová cuando la "nueva tierra" (nuevo sistema, 2 Pedro 3:13) se encuentre establecida bajo el reinado milenario de Cristo, la resurrección se llevará a cabo en todo el globo y es allí donde serán juzgados según sus actos, los que obraron mal a la muerte eterna (Muerte sin mas) y los que obraron bien a la vida eterna en un paraíso terrenal.[1] Asegurando que "la muerte será reducida a nada".[2]

Segun la '''Iglesia Adventista del Septimo Dia'''[3], la muerte es un retorno al polvo (Eclesiastés 3:20). No se goza ni sufre más (Eclesiastés 9:5, 6). Deja de ser (Salmos 104:29). Terminan los pensamientos (Salmos 146:4). No se participa más de las preocupaciones de los vivientes (Job 14:21; Salmos 6:5). La inmortalidad: Sólo Dios es inmortal (1 Timoteo 1:17; 1 Timoteo 6:15, 16). El hombre es por naturaleza mortal (Isaías 51:12). Su carne es mortal (2 Corintios 4:11). El alma también es mortal (Ezequiel 18:4). La inmortalidad será concedida después de la resurrección (1 Corintios 15:52-55).Cristo, esperanza de vida: Cristo promete dar la vida eterna (S. Juan 10:27, 28). Cristo quita la muerte y saca a luz la vida (2 Timoteo 1:10). La vida y la muerte:“Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:14). Esta es la pregunta que más preocupa al ser humano. Afortunadamente, Dios en su amor ha dado amplia respuesta en su Santa Palabra. Nos explica que la vida es la asociación de dos elementos: el polvo y el aliento de vida (espíritu) proveniente de Dios (Génesis 2:7) La muerte es el proceso inverso: el polvo vuelve a la tierra y el aliento de vida, o principio vital impartido por Dios, regresa a Dios (Eclesiastés 12:7). La causa real de la muerte es el pecado (Romanos 6:23). El pecado pasó a todos los hombres y por eso todos tienen que morir (Romanos 5:12). ¿A dónde van los muertos? Según la Biblia: los muertos van al sepulcro, donde duermen hasta el regreso de nuestro Señor Jesucristo. La palabra infierno significa sencillamente sepulcro, pero no un lugar de sufrimiento perpetuo. En la Biblia no se menciona el purgatorio. Tampoco dice que los muertos van al cielo, pues la recompensa se dará a los justos cuando vuelva nuestro Señor Jesús y se produzca la resurrección. ¿Podemos comunicarnos con los muertos? En su desesperación muchos deudos procuran entablar relaciones con sus seres amados muertos. Pero la Biblia es clara cuando enseña que los muertos no saben nada (Eclesiastés 9:5, 6). Por lo tanto, no pueden comunicarse con nosotros, ni nosotros con ellos. Debemos recordar que la primera mentira de Satanás se refirió a este asunto. Dios dijo a Adán que si pecaba moriría, pero Satanás replicó: “No moriréis” (Génesis 3:4). Satanás sigue tratando de engañar con respecto a la muerte, y está empeñado en sostener su mentira original. Puede hacerlo fácilmente porque “se disfraza como ángel de luz” (2 Corintios 11:14). También los demonios son capaces de hacerse pasar por gente muerta (2 Corintios 11:15). Muchos de los fenómenos aparentemente inexplicables o sorprendentes son provocados por “espíritus de demonios, que hacen señales” (Apocalipsis 16:14). Por eso se nos insta: “No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” (1 S. Juan 4:1). Dios en la Biblia condena terminantemente cualquier práctica ocultista o espiritista (Levítico 19:31, Levítico 20:37; Isaías 8:19). Esperanza maravillosa: La muerte es un sueño.Así como después de un arduo día de trabajo viene el sueño reparador, después de una :vida larga y llena de trabajos, Dios nos concede un merecido sueño de descanso (S. Juan 11:11-14). La resurrección La muerte no es el fin de todo. La despedida al ser querido que parte no es definitiva, es simplemente un “hasta luego”. En la Biblia, en muchos lugares, se habla de la esperanza bendita de la “resurrección” (Isaías 26:19; 1 Tesalonicenses 4:16; S. Juan 6:40). La transformación: Al resucitar se poseerá un nuevo cuerpo, una nueva mente y una nueva personalidad (1 Corintios 15:42-44 e 51-56; Filipenses 3:20, 21). No habrá más muerte.: Como sucederá con todas las otras desgracias producidas por el pecado, Dios eliminará la muerte para siempre. Al reunirnos con nuestros seres amados, lo haremos con la plena seguridad de que nunca más se dirá adiós y que jamás habrá separación (Isaías 25:8; S. Lucas 20:36). Esta maravillosa esperanza debe robustecer nuestra fe en las seguras promesas de Dios. Cuando muera un ser querido tendremos la natural tristeza humana, pero nuestro llanto no será de desesperación, porque “el justo en su muerte tiene esperanza” (Proverbios 14:32).



Muchos antropólogos creen que los entierros dedicados de los Neandertales son evidencia de su creencia en la vida después de la muerte.

Iconografía

La mayor parte de los escultores cristianos representan la muerte en figura de un esqueleto empuñando una guadaña y algunas veces, también un reloj de arena u otras armas. Los etruscos la pintaban con el rostro horrible o bajo una cabeza de Gorgona erizada de culebras o en figura de lobo rabioso. La más común de las alegorías de esta divinidad entre los romanos fue un genio triste e inmóvil con una antorcha apagada y vuelta del revés. Los helenos le daban un aspecto mucho menos lúgubre, según el emblema que se encuentra en algunas cornalinas: es un pie alado cerca de un caduceo y encima una mariposa que emprende el vuelo. El pie alado es indicio del que ya no existe y va a seguir a través del espacio a Mercurio y su caduceo; la mariposa es imagen del alma que sube al cielo.[1]

Véase también

Rituales

Medicina

Referencias

  1. Diccionario enciclopédico popular ilustrado Salvat (1906-1914)

Bibliografía

En castellano

  • Aries, P. (1982). La muerte en Occidente. Barcelona: Argo Vergara. 
  • Arregui, Jorge V. (1992). El horror de morir: el valor de la muerte en la vida humana. Tibidabo Edicions. ISBN 978-84-86421-89-2. 
  • Becker, E. (2003). La negación de la muerte. Barcelona: Kairós. 
  • Bowker, J. (1996). Los significados de la muerte. Cambridge University Press. 
  • Cobo Medina, C. (2000). Los tópicos de la muerte. La gran negación. Madrid: Ediciones Libertarias. 
  • Critchley, Simon (2008). El libro de los filósofos muertos. Madrid, Taurus. ISBN 978-84-306-0677-1. 
  • García-Sabell, D. (1999). Paseo alrededor de la muerte. Madrid: Alianza Editorial. 
  • Huisman-Perrin, E. (2003). La muerte explicada a mi hija. Barcelona: El Aleph. 
  • Kübler-Ross, E. (1989). Sobre la muerte y los moribundos. Barcelona: Grijalbo. 
  • León Azcárate, Juan Luis de (2007). La muerte y su imaginario en la historia de las religiones. segunda edición. Bilbao: Universidad de Deusto. ISBN 978-84-9830-101-4. 
  • Llinás, Rodolfo (2003). El cerebro y el mito del yo, el papel de la neuronas en el pensamiento y el comportamiento humano. Belacqua. 
  • Lonetto, R. y Templer, D. I. (1992). La ansiedad ante la muerte. Barcelona: Ediciones Temis. 
  • Moody, R. A., Jr. (2006). Vida después de la vida. Barcelona: Círculo de lectores. 
  • Josef Pieper (1982). Muerte e inmortalidad. Herder. ISBN 978-84-254-0530-3. 
  • Jesús Poveda; Silvia Laforet (2009). El buen adiós. Espasa. ISBN 9788467030266. 
  • Max Scheler (2001). Muerte y supervivencia. Encuentro Ediciones. ISBN 978-84-7490-623-3. 
  • Evelyn Waugh (2000). Los seres queridos. Círculo de lectores. ISBN 978-84-226-7804-5. 

En inglés

  • Gregory, Richard (2002). Illusión: Making Sense of the Senses. Oxford University Press. 
  • Ledoux, Joseph (2003). Synaptic Self, How Our Brains Become Who We Are. Penguin. 

Enlaces externos