Ejército Popular de la República

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Ejército Popular de la II República Española


Activa 16 de octubre de 1936
País España
Fidelidad bando republicano
Tipo Ejército
Función Seguridad exterior y defensa militar del país.
Parte de Fuerzas Armadas de la República Española
Acuartelamiento ocho regiones militares en la Península, dos comandancias generales en Ceuta y Melilla, y dos capitanías generales en las Islas Canarias e Islas Baleares.
Disolución 29 de marzo de 1939
Alto mando
Comandantes
notables
José Miaja
Vicente Rojo Lluch
Enrique Líster
Juan Modesto
*Segismundo Casado
Cipriano Mera
Ignacio Hidalgo de Cisneros
Enrique Castro Delgado
Manuel Tagüeña
Etelvino Vega
*Hernández Saravia
Cultura e historia
Marcha Himno de Riego
Himno Himno de Riego
Guerras y batallas
Batalla de Guadalajara,
Batalla del Jarama,
Batalla de Madrid,
Batalla de Teruel,
Batalla del Ebro,
Batalla de Brunete.
Reproducción de la bandera de la 44 división del Ejército Popular Republicano que se conserva en el Museo de la Guerra Civil en Tabar (Navarra).[1]​ Esta unidad fue creada en mayo de 1937 y combatió en los frentes de Belchite, Aragón, Ebro, donde estuvo integrada en el XII Cuerpo de Ejército comandado por el teniente coronel Etelvino Vega,[2]​ y la campaña de Cataluña.

El Ejército Popular de la República (EPR) fue la denominación adoptada por las fuerzas armadas terrestres de la Segunda República Española tras la reorganización emprendida por sus autoridades y la disolución de las milicias de voluntarios surgidas en los primeros meses de la Guerra Civil Española, en respuesta al apoyo de la mayor parte de las fuerzas armadas regulares hacia el bando sublevado.

Origen

En octubre de 1936 el gobierno republicano procedió a la reconstrucción de sus fuerza armadas sobre la base de las unidades y cuadros militares que habían permanecido leales, al tiempo que refundía las milicias en unidades regulares del nuevo ejército. El pronunciamiento militar del 17 y 18 de julio de 1936 descompuso la estructura organizativa del Ejército español que resultó fragmentado en función de las lealtades establecidas en cada unidad en favor de la sublevación o de la fidelidad a la legalidad vigente. El fracaso del plan de sublevación, el colapso de la autoridad y la falta de acuerdo de las breves negociaciones, fueron algunos factores que favorecieron la deriva del conflicto hacia una guerra abierta. El gobierno presidido por José Giral intentó entonces crear un ejército de voluntarios sobre la base de las unidades leales y con mandos profesionales, pero la realidad de su atomización y la urgencia de las operaciones, asi como las formación de milicias populares armadas por partidos y organizaciones sindicales dificultó el proyecto. En el Ministerio de la Guerra se formó la Inspección General de Milicias que intentó impulsar el proyecto y, en todo caso, dar cuerpo a las unidades de milicias que se se creaban continuamente, coordinarlas y avituallarlas correctamente. Esta tarea fue encomendada al coronel de artillería Juan Hernández Saravia y a un equipo de oficiales profesionales como Luís Barceló, Antonio Cordón y José Martín-Blazquez entre otros. Al producirse el cese del General Castelló, el coronel Hernández Sarabia pasó a ser el nuevo Ministro de la Guerra. En agosto de 1936, el apoyo militar del Tercer Reich alemán y de la Italia mussoliana al bando sublevado permitió romper el bloqueo del Estrecho de Gibraltar que mantenían las fuerzas navales fieles al Gobierno republicano.

La Armada Republicana, atacada por la aviación italiana y alemana, estuvo obligada a operar con base en Málaga y Cartagena sin poder repostar en Gibraltar o Tánger, sin poder impedir el puente aéreo que permitió el desplazamiento de las unidades sublevadas del Ejército de África a la península. Estas unidades, formadas en parte por soldados mercenarios y agrupadas en unidades de combate curtidas como la Legión Española, y las Fuerzas de Regulares indígenas, bajo el mando de oficiales sublevados, derrotaron a los grupos de soldados, milicianos y paisanos que encontraron a su paso y avanzaron hacia Madrid. La toma de Talavera a finales de agosto de 1936 abrió el camino de la capital e hizo ver al Gobierno republicano que el peligro de una derrota militar era real y que el sistema de milicias no era operativo para oponerse a las unidades militares sublevadas. Las derrotas militares sufridas en agosto ante el Ejército de África crearon una crisis de gobierno. Se formó un gobierno de unidad sobre la base de todas las fuerzas democráticas representadas en las Cortes y con presencia de las organizaciones sindicales (CNT y UGT) que estaban constituyendo la base misma del nuevo ejército popular. Francisco Largo Caballero, nuevo presidente del gobierno asumió la tarea de defender a la República Española y derrotar a los rebeldes, y llamó a su gabinete de amplia base parlamentaria y ciudadana Gobierno de la Victoria.

Octubre de 1936: Primera organización

La formación del Ejército Popular Regular (EPR) fue la primera de las tareas emprendida por el nuevo Gobierno de la Victoria, compuesto por todos los partidos del Frente Popular y los sindicatos CNT y UGT. La reestructuración comenzó por el propio ministerio de la Guerra que desapareció y dio paso al Ministerio de la Defensa Nacional, cartera asumida por el propio presidente. El 16 de octubre de 1936 se publica en la Gaceta de la República la orden de creación del nuevo Ejército Popular Regular y la militarización de las milicias hasta entonces existentes.

Las milicias del Ejército habían estado organizadas hasta ahora a voluntad de sindicatos y partidos políticos, principalmente por la coalición del Frente Popular (véase el Quinto Regimiento comunista o las Milicias Confederales anarquistas) y sin coordinación eficaz entre sí. En un principio se había asalariado a todo miliciano con diez pesetas mensuales pero el Gobierno seguía sin tener control real sobre el Ejército, desvanecido tras el inicio de la guerra.

El 16 de octubre se creó también el Comisariado de Guerra. Los comisarios políticos tenían como misión dar moral a los soldados en todas las unidades y asegurar su cooperación con los oficiales de alto grado (en los que muchos milicianos republicanos no confiaban). El 18 de octubre de 1936 se crearían las seis primeras brigadas mixtas (organizaciones que irían sustituyendo a las columnas y a las milicias). La primera (dirigida por el coronel comunista Enrique Líster), la segunda (dirigida por Jesús Martínez de Aragón), la tercera (por José María Galán), la cuarta (por Eutiquiano Arellano), la quinta (por Fernando Sabio) y la sexta (por Miguel Gallo Martínez). También se organizarían las XI y XII Brigadas Internacionales con los combatientes voluntarios de todo el mundo entrenados en Albacete. Pronto se organizarían más brigadas que encuadrarían a unos ochenta mil hombres a principios de noviembre.

Hasta el 30 de octubre no se movilizaría a toda la población masculina de entre 20 y 45 años al Ejército. La llegada de tanques y aviación soviética financiadas por la venta del llamado oro de la República sirvió para abastecer de armas al creciente Ejército republicano. Aún así sería fácil encontrar a chicos de hasta 16 años en el frente afiliados a las Juventudes Socialistas Unificadas.

Pero durante los combates en la Sierra de Madrid y el avance franquista serían las milicias las que contendrían al invasor mientras se fraguaban las brigadas mixtas y el Ejército Popular. La primera y tercera brigada mixta entrarían en combate precipitadamente en la Batalla de Madrid dónde partidos y sindicatos movilizaron a todos sus miembros a alistarse al ejército (formándose batallones de milicianos cómo peluqueros o ferroviarios que nunca habían tocado un fúsil antes y que debido a la escasez de armas tendrían que esperar frecuentemente a la caída de un compañero para coger un arma). Por ésta época aunque ya hubiese pensado un mando único y una regularización del ejército aún habría una mezcla de estas brigadas mixtas "entrenadas" y batallones de combatientes recién alistados sin experiencia, muchos de ellos formados por milicianos del comienzo de la guerra.

Transcurso de la guerra

Bandera utilizada por el Ejército Popular Republicano durante la Batalla del Ebro

Durante los primeros meses de lucha en 1936, y en muchos casos incluso en fases más avanzadas del conflicto, los soldados no recibían ropa ni armas o balas suficientes o de buena calidad. Sólo la comida y el sueldo (que podían cobrar las familias de los combatientes en las ciudades) estaban casi asegurados.

No será hasta 1937 que la reorganización de las fuerzas republicanas sea completa, agrupando unidades armadas como las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC), las milicias de las Juventudes Socialistas Unificadas, el Quinto Regimiento (de filiación comunista) y los milicianos de origen anarquista y comunista, unificando èstas en un solo conjunto, militarizando a cada grupo de voluntarios e instaurando una organizaciòn y disciplina castrense. En frentes como los de Aragón los anarquistas se resistieron en un principio a la militarización en tanto ello implicaba abandonar el modelo de las milicias de la CNT y a encuadrarse bajo un poder único.

En la Batalla del Ebro el ejército republicano alcanzaría su máxima organización y su máxima operatividad (llegando a movilizar a la "quinta del biberón", la generación de soldados con 18 años de edad). Luego las brigadas internacionales se retirarían y los franquistas frenarían la ofensiva del Ebro. El Ejército Popular se disolvió en torno a finales de marzo de 1939 y sus milicianos entregaron las armas a soldados franquistas siendo muchos de ellos (sobre todo los oficiales profesionales, y los voluntarios) apresados y fusilados. Otros formarían una pequeña resistencia en montañas de Toledo y Pirineos que acabaría desapareciendo.

Organización

La organización del ejército se producía en brigadas mixtas que contenían cuatro batallones (que solían organizarse según sindicatos y partidos políticos en un primer momento). Cada batallón estaba formado por varias compañías. Las brigadas mixtas no solían exceder el número de 4000 combatientes y conforme avanzase la guerra se organizarían en regimientos, divisiones, cuerpos de ejército y Ejércitos. Muchos de los combatientes voluntarios extranjeros se encuadrarían en brigadas internacionales bajo bandera republicana y estrella roja de tres puntas.

Dirigentes

Unidades Militares

Referencias y notas

Enlaces externos