Damnatio memoriae

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Tondo con la familia de Septimio Severo en el que aparecen retratados Severo, su esposa Julia Domna, sus hijos Caracalla y Geta, cuya cara ha sido borrada por su damnatio memoriae ordenada por su hermano y asesino Caracalla.
Lucio Elio Sejano fue condenado a la damnatio memoriae después de conspirar contra Tiberio en 31; como consecuencia, sus estatuas fueron destruidas y su nombre borrado de todos los registros públicos. Esta moneda de Augusta Bilbilis, acuñada para conmemorar el consulado de Sejano, tiene raspado su nombre.
Miliario CIL II 4803 de la Vía Nova entre Bracara Augusta y Asturica Augusta, en la provincia Tarraconensis en Hispania erigido bajo Tito, con su hermano Domiciano como César, y a quien, tras su muerte en 96, se le sometió a la damnatio memoriae, por lo que su nombre fue borrado excavando el granito del miliario.

Damnatio memoriae es una locución latina que significa literalmente 'condena de la memoria'. Era una práctica de la antigua Roma consistente en, como su propio nombre indica, condenar el recuerdo de un enemigo del Estado tras su muerte. Cuando el Senado Romano decretaba oficialmente la damnatio memoriae, se procedía a eliminar todo cuanto recordara al condenado: imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre. Muchos emperadores también se vieron afectados por esta práctica.

Procedimiento

El balance del reinado de un emperador se hacía después de su muerte, cuando el Senado convocaba a una sesión y decidía en ella si el gobernante recién fallecido se había convertido en un dios y merecía por tanto culto público. En ciertos casos se admitía la divinización del emperador difunto, en otros simplemente se elevaban oraciones en su honor y se admitía su culto dentro de su gens como parte del usual culto a los antepasados en Roma, pero en casos especiales, cuando el emperador muerto resultaba manifiestamente impopular y detestable (o si el sucesor deseaba imponer una visión muy negativa del fallecido), el Senado decretaba la damnatio memoriae y el nombre del perjudicado era borrado de monumentos, pinturas, monedas, edificios, etc., acto denominado abolitio nominis (borrar su nombre de las inscripciones).

Las estatuas del difunto condenado eran destruidas, junto con toda representación física de su imagen; sus leyes y decisiones eran abrogadas o se consideraban como emitidas por su sucesor. Similar suerte corrían las obras que había construido, que si escapaban a la destrucción se consideraban erigidas por sus sucesores. Esta práctica era conocida en el mundo helenístico y se introdujo en Roma después de la muerte de Julio César.

La damnatio era lo contrario de la Apoteosis, cuyo significado era que el emperador fallecido obtenía la deificación y recibía público homenaje por ello, al considerar que estaba "ascendiendo al cielo de los dioses".[1]

Emperadores romanos condenados

Estos son algunos de los emperadores romanos condenados:[1]

Fuentes clásicas sobre la damnatio

Prácticas similares en otros momentos históricos

Inscripción honoraria romana procedente de Mérida (Badajoz, España) dedicada en honor del emperador Galieno, cuyo nombre ha sido borrado por instigación del usurpador Póstumo, cuando las provincias hispanas juraron lealtad al Imperio Gálico en 260.
Archivo:Voroshilov, Molotov, Stalin, with Nikolai Yezhov.jpg
Fotografía de Stalin con Molotov, el general Voroshilov, y Nikolái Yezhov (jefe de la NKVD), en 1937.
Archivo:The Commissar Vanishes 2.jpg
Cuando Yezhov fue arrestado y ejecutado por orden de Stalin en abril de 1939, esta fotografía fue retocada para que Yezhov no apareciera en ella.
  • El faraón de la Dinastía I de Egipto, Semerjet, borró todos los datos de su predecesor, Adyib, borrando su nombre de archivos y monumentos. En el caso egipcio, destruir el nombre de un muerto resultaba una agresión especialmente dañina, al perjudicar la estancia del difunto en el país de los muertos tras el Juicio de Osiris.
  • Los testimonios de la Reina faraón Hatshepsut (ca. 1490–1468 a. C.) fueron sistemáticamente borrados, tras su fallecimiento, por su sobrino y sucesor Tutmosis III debido a la presunta usurpación del trono por parte de Hatshepsut.
  • Cuando el pastor Eróstrato incendió el Templo de Artemisa en 356 a. C. para convertirse en personaje famoso, los gobernantes de Éfeso procuraron desalentar en el futuro semejantes actos y por ello decretaron que el nombre de Eróstrato fuera borrado de todo recuerdo humano y que jamás debía ser mencionado, ni registrado en documento alguno, bajo pena de muerte.
  • En 897, el papa Esteban VI aplica la damnatio memoriae a su antecesor, el papa Formoso durante el “Concilio cadavérico”, “Sínodo del terror” o "Sínodo del cadáver". El cadáver de Formoso fue desenterrado, vestido con los ropajes clericales y sometido a un juicio, en donde fue declarado culpable de diversos delitos. Como resultado, sus decretos y ordenaciones fueron declaradas inválidas, los tres dedos de su mano con los que impartía la bendición fueron cortados y su cadáver arrojado al Tíber, decretando Esteban VI que Formoso debía ser considerado como si jamás hubiera ejercido el pontificado (luego, el cadáver fue rescatado de las aguas por un monje).
  • En 1355 el dux veneciano Marino Faliero intentó hacerse con el gobierno de la República de Venecia mediante una revuelta armada contra sus instituciones políticas. La conspiración fue descubierta prontamente, por lo cual Faliero fue procesado y ejecutado por orden del Consejo de los Diez. Tras su muerte, Faliero fue condenado a una efectiva damnatio memoriae. En la Sala del Maggior Consiglio, donde se colocaban retratos de todos los dogos que gobernaron Venecia, su imagen fue cubierta con un manto negro, en el cual se lee hasta la actualidad una inscripción en latín: Hic est locus Marini Falieri decapitati pro criminibus ("Este es el sitio de Marino Faliero, decapitado por sus crímenes").
  • En la Unión Soviética, desde 1934 hasta 1953 el régimen de Stalin tuvo la costumbre de practicar la damnatio memoriae contra sus enemigos políticos, prohibiendo bajo severas penas toda mención de sus nombres y eliminando éstos de la prensa, libros, registros históricos y documentos de archivo. Tal medida incluía a los escritos de tales personajes, los cuales eran sacados de la circulación y destruidos. Incluso las fotografías oficiales resultaban retocadas por la censura del régimen para eliminar de allí a los "personajes incorrectos". Víctimas de esta práctica fueron León Trotsky, Nikolái Bujarin, Grigori Zinóviev y muchos otros líderes políticos que en alguna ocasión cayeron en desgracia ante Stalin (como sus jefes de la policía secreta, Génrij Yagoda y Nikolái Yezhov).
  • Tras el golpe de Estado de 1955 en Argentina contra Juan Perón, el régimen posterior prohibió que se mencionase públicamente el nombre del presidente constitucional derrocado, sea de modo verbal o por escrito. Los edificios públicos y demás lugares nombrados en homenaje a Perón y de su esposa Eva Perón fueron cambiados de denominación. A Juan Perón no se lo mencionaba por su nombre en escritos oficiales, sino con la ofensiva denominación de "el Tirano Depuesto".
  • Los nombres de Hosni Mubarak y de su esposa Suzanne, luego de que él fuera depuesto por la Revolución egipcia de 2011, fueron eliminados de lugares públicos, como calles, parques, edificios o instalaciones de cualquier clase.[2]

Véase también

Referencias

  1. a b Damnatio memoriae, en Livius.
  2. Hosni Mubarak’s Shadow Still Falls Over Egypt

Enlaces externos