Nuevo cine argentino

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Cine Independiente Argentino, también llamado Nuevo Cine Argentino, es un movimiento estético perteneciente al Cine argentino contemporáneo, surgido durante la década de 1990.

El Nuevo Cine Argentino -término que también se utiliza en ocasiones para expresarse sobre corrientes cinematográficas posteriores al mismo- se encuentra indisolublemente ligado a la palabra «Independiente», y actualmente se utiliza esta expresión con más frecuencia que el histórico "Nuevo Cine...". Sin embargo, el concepto detrás del término varía cuando se aplica a esta corriente cinematográfica: puede ser considerado independiente en sus modos de producción -aunque en varias ocasiones el Estado Argentino lo subsidie-,[1]​ o independiente en la marginalidad de su estética y temas, pero no en cuanto a su inserción al circuito nacional e internacional de festivales, al cual se circunscribe.[2]

Historia

Cine Independiente Argentino contemporáneo

El puntapié inicial lo da Martín Rejtman, escritor y cineasta, con su primer película, Rapado (1991). Filmado en 1991 pero estrenado comercialmente en 1996, éste es un film solitario, hosco y sobrio hasta el paroxismo. Frágil y preciso, el “no-argumento” que proporciona surge de la cruza de varias historias del libro homónimo de relatos de Rejtman, e implota, como asordinado, en la más absoluta cotidianeidad. Minimalista al extremo, la simple y cuidada (a)puesta del filme sienta las bases para gran parte del cine que vino después. Otro dato importante que ayuda a definir el mapa de situación es el crecimiento sostenido (e impresionante en su proporción) que se da en el número no sólo de los alumnos, sino de las escuelas de cine en Argentina. Los cortometrajes florecen de modo imparable y las vertientes temáticas se diversifican, surgiendo dos importantes corrientes: el costumbrismo social, austero y realista, generalmente en blanco y negro; y un cine más ligado a indagar en cuestiones de identidad y género (conocido como ``Gender Cinema´´ en el otros países), personal e intimista.

En 1995, un grupo de nuevos realizadores, ganadores de un concurso del INCAA (Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales) de cortometrajes, deciden estrenar los cortos conjuntamente bajo el nombre de Historias breves. Lo que empezó como una simple muestra pasó a tener una importantísima repercusión crítica y, sorprendentemente, de público. Casi todos los realizadores tienen alrededor de veinticinco años, y han pasado por alguna Escuela de cine. Adrián Caetano, Bruno Stagnaro, Sandra Gugliotta, Daniel Burman, Lucrecia Martel y Ulises Rosell son algunos de los nombres que esta “punta de iceberg” hace visible, y entregarán en el futuro inmediato títulos fundamentales para este nuevo cine. Los primeros en llegar al largometraje son Caetano y Stagnaro con el inmenso y artesanal éxito (de crítica y de público) de Pizza, birra, faso (1997) y Daniel Burman con su ópera prima Un crisantemo estalla en Cincoesquinas (1997), una sorprendente aventura con toques de Spaghetti western, que remite a un nuevo mundo, completamente ficcional e imaginario, ligado a una Latinoamérica mítica y mística.

Pablo César es otro de los nombres que es imposible olvidar al pensar en el Cine Independiente de los '90, desde Fuego gris (1994), su particular fábula sobre la alienación juvenil construida de sugestivas metáforas visuales en una tenebrosa Buenos Aires y en torno a la siempre efervescente música original de Luis Alberto Spinetta (quien compuso la banda sonora del film y la editó en su álbum Fuego gris), a Afrodita, el jardín de los perfumes (1997), su relectura -con un estilo influenciado por Pier Paolo Pasolini- de un mito imaginario de Malí, África. Continuando el trazo de esta corriente de cine decididamente libre aparece la ópera prima de Mariano Galperín, 1000 boomerangs (1994). Con un guion novedoso, acerca de una banda de rock inglesa de paso por "La Pampa", rico en situaciones absurdas y un sutil sentido del humor, sumado a una puesta en escena más que nunca desarrollada desde lo artesanal, abre el juego para otro color distinto en el cine local. La llamada "locura" de Galperín no se detiene: más adelante estrenaría Chicos ricos (2001), esta vez con el moderno aporte de la música original de la banda Trineo, y una cómica y trágica historia de publicitarios "cornudos", dealers y putas. La apoteosis de esta vertiente llega con la ópera prima de Eduardo Capilla, + bien (2001), protagonizada por Gustavo Cerati y Ruth Infarinato, con una originalísima puesta visual y narrativa y la esencial partitura del mismo Cerati; el film se presenta a sí mismo como “una obra para el bien público”.

Este cine, donde la importancia de modelos con poca inserción en el circuito comercial (cortometrajes y documentales) es capital, tuvo un aliado esencial en su difusión y crecimiento. Organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) surge como una necesidad impostergable en abril de 1999, e inmediátamente se instala como una cita obligada del calendario local. A él le deben su plataforma de lanzamiento los herederos del costumbrismo de Pizza, birra, faso de Israel Adrián Caetano, cuya vertiente fue la más difundida y exitosa internacionalmente. Una serie de títulos: Mundo grúa (1999, Pablo Trapero) (ganadora de los premios a Mejor Director y Mejor Actor, Luis Margani, en la Competencia Oficial de la 1a edición del BAFICI), Bonanza (2001, Ulises Rosell) (un original falso documental sobre una familia “no tan normal” con música original de Manu Chao), Modelo '73 (2001, Rodrigo Moscoso) (una historia de amor sobre tres amigos y un auto viejo al calor del verano en Salta, con música del cansino Adrián Cayetano Paoletti), La libertad (2001, Lisandro Alonso) (minimalismo al extremo, nada más que un día en la vida de un hachero en La Pampa, “tal cual es”), Bolivia (Israel Adrián Caetano, 2001) (la xenofobia latina, en una historia sobre un inmigrante boliviano que llega a Buenos Aires, donde es explotado y su vida es seriamente amenazada). Por último, Tan de repente (2002, Diego Lerman): una historia en parco blanco y negro sobre la vida de todos los días, pero contada a través de personajes luminosos, con una novel y joven actriz (Tatiana Saphir) que brilla en medio de una historia optimista. A su vez, Saphir protagoniza también el corto de Nicolás Álvarez, Violeta (2001), ganador del premio al Mejor Corto Argentino de Italia Cinema en el 3.er BAFICI (y luego exhibido con éxito rotundo en los Festivales de Venecia y Los Ángeles Latino); convirtiéndose en uno de los rostros claves de este nuevo cine, junto a los de Dolores Fonzi (Caja negra, Esperando al Mesías), y Héctor Anglada (Pizza, birra, faso, Bolivia, Herencia (Paula Hernández, 2001)).

Mujeres en el cine independiente

El desempeño de las mujeres directoras de este Cine Independiente Argentino merece un párrafo aparte. Entre los minúsculos y artesanales cortos de Eloísa Solaas (Lila (1998), Todas las cosas (1999)) y la impresionante consagración de Lucrecia Martel con su largometraje debut, La ciénaga (2001), una interesante camada de directoras presentan obras de gran valor. De los cortometrajes, un capítulo vital de esta historia, resaltan el universitario y fresco relato de Violeta Uman, Clarilandia, gotas de amor (2001), y las esenciales experimentaciones de Albertina Carri, Barbie también puede estar triste (2001) (melodrama porno de animación protagonizado por las populares muñecas Barbie) y Aurora (2001) (comedia relatada en foto fija acerca de una mujer que se enamora de una quesera); el denominador común de estas obras es el tema de la diversidad sexual. Por otro lado las preciosistas obras de Daniela Cugliándolo en Super 8: de los largos, dos óperas primas: la ya mencionada Herencia, estrenada con gran éxito, y el debut de Verónica Chen, Vagón fumador (2001), una sórdida historia de amor entre una adolescente y un taxi boy que atiende en cajeros automáticos en una crepuscular Ciudad de Buenos Aires.

Nuevo Cine Independiente Argentino de bajo presupuesto

Desde hace algunos años, lo que en la década del ’90 se denominó Nuevo Cine Independiente Argentino, entró en una etapa de franca decadencia. El verdadero Cine Independiente Argentino atraviesa actualmente serias dificultades, dado que la Crisis Argentina de 2001 complicó en gran manera para los nuevos realizadores la obtención de apoyo financiero. Ante esta situación una nueva etapa comenzó a partir (o alrededor) del año 2008, en la que jóvenes cineastas y artistas relacionados con el cine, decidieron emprender el dificultoso camino de producir sus obras por cuenta propia, de manera cooperativa, con el aporte de recursos materiales y humanos de particulares o productoras independientes, pero con el objetivo de que este “nuevo cine independiente” tenga la posibilidad de ser difundido, no solo en festivales, sino hacia el público masivo. La idea de este grupo de jóvenes es también iniciar una renovación del cine independiente argentino, no solo en cuanto a temáticas, si no a puntos de vista ideológicos y estéticos. Algunos ejemplos se encuentran en el caso de Henry More, cuya ópera prima será prontamente estrenada como Continuado, o el de Fabio Sánchez, otro joven cineasta quien realizó su primer film, llamado Jesús de San Nicolás, y co-dirigió Continuado con More.

Festivales y premios de cine vinculados con el Cine Independiente Argentino

Véase también

Referencias

  1. Suárez, Pablo. Nuevo Cine Argentino: Temas, Autores y Tendencias de Innovación (Ediciones Tatanka, 2002) (en inglés)
  2. http://www.cinenacional.com/blog/2011/10/se-viene-un-ciclo-de-cine-argentino-con-varias-peliculas-ineditas

Enlaces externos