Alejandro María Aguado

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Alejandro María Aguado de las Marismas
I Marqués de las Marismas del Guadalquivir

Marqués de las Marismas del Guadalquivir
1829-1842
Sucesor Alexandre Aguado de las Marismas, II Marqués de las Marismas del Guadalquivir
Información personal
Nacimiento 29 de junio de 1784
Sevilla, España
Fallecimiento 14 de abril de 1842
Gijón, España España
Sepultura Cementerio del Père-Lachaise
Familia
Padre Alejandro Aguado, conde de Montelirios
Madre María Remírez de Estenes
Consorte
    • María del Carmen Victoria Moreno
  • Hijos
  • Alejandro María de Aguado y Remírez de Estenoz, en francés Alexandre Aguado, (Sevilla, 29 de junio de 1784 - Gijón, 14 de abril de 1842) fue un banquero español, Marqués de las Marismas del Guadalquivir.

    Orígenes

    Alejandro María Aguado nació en Sevilla el 29 de junio de 1784. Hijo del segundo conde de Montelirios[1]​ y de Mariana Remírez de Estenoz y Herrera,[2]​ de ilustre y rica familia sevillana noble, originaria de cristianos viejos de La Rioja. Inició sus estudios en Sevilla, donde recibió una buena formación matemática (ver libro A. R. Puente, citado al pie de esta entrada).

    Vida militar

    En 1799 ingresó como cadete en el regimiento de infantería Jaén, de donde pasó en junio de 1808 al batallón de Voluntarios de Sevilla nº 4, participando en las batallas de Tudela y Uclés contra las tropas napoleónicas. Ocupada Sevilla por los franceses se alistó en las filas del ejército de José I Bonaparte, siendo incorporado como edecán del Estado Mayor del mariscal Jean de Dieu Soult. Como coronel del regimiento de Lanceros Españoles combatió en Albufera y fue nombrado comandante militar del Condado de Niebla. Cuando los franceses fueron derrotados por las fuerzas coaligadas mandadas por Wellington, se exilió a Francia, rechazó el nombramiento de gobernador de Martinica y abandonó la carrera militar.

    El comerciante y banquero

    Su actividad comercial se inició como proveedor del ejército francés en Andalucía, con la probable ayuda del mariscal Soult. En 1813 salió hacia Francia. Casado con Carmen Victoria Moreno tuvo tres hijos, todos ellos nacidos en este país. Con el apoyo de sus contactos familiares establecidos en Cuba, México y Cádiz, creó en París varias empresas de importación y venta de vinos, aceite y frutas y de fabricación y venta de perfumes, procedentes de América y Andalucía. En 1821 inició sus primeras operaciones en la Bolsa y se vinculó a los banqueros Fould y Pereire. En 1824 se hizo cargo de la gestión en París del Empréstito Real, en momentos en que ningún banquero europeo quería asumir riesgos con España, sumida en una catastrófica crisis económica. En 1828 y 1830 suscribió dos nuevos empréstitos con el rey Fernando VII y refinanció las deudas que España tenía con el Reino Unido, Francia y Holanda. En agradecimiento el monarca le otorgó el título de marqués de las Marismas del Guadalquivir. Para entonces se había convertido en uno de los grandes banqueros de París y era considerado “el hombre más rico de Francia”. Avencindado en Ivry-sur-Seine durante varios años, fue alcalde del municipio; embelleciendo la localidad y encargando la construcción de un puente colgante sobre el Sena, que recibió su nombre.

    El mecenas

    Monumento a Aguado en Buenos Aires.

    En 1831 Aguado cedió su Banco a la casa Ferrere, Lafitte, quedando como socio comanditario de la misma, y se dedicó a promocionar importantes actividades culturales: durante once años - el resto de su vida - financió la Ópera de París y el Teatro de los Italianos, creó revistas - como la Revue de Paris - y diarios - como Le Constitutionnel -, presidió el Ateneo de París, y formó la más importante de las colecciones privadas de arte existentes en Francia. Su palacio de París y el palacio Petit Bourg, ubicado en Évry a 25 kilómetros de la capital, se convirtieron en centro de reunión de artistas líricos y del ballet, compositores como Rossini y escritores como Balzac y Nerval. Su vocación de mecenas y coleccionista de arte (reunió 360 cuadros, principalmente de pintores españoles como Velázquez, Murillo, Ribera, Zurbarán, y también de las escuelas italianas, como Leonardo da Vinci y Rafael y holandesa-flamenca, como Rubens y Rembrandt) no le impidió continuar sus actividades financieras y comerciales: empréstitos a Grecia, al Piamonte y a los Estados Unidos, construcción del canal de Castilla, desecación de las marismas del Guadalquivir, explotación de las bodegas Château Margot y de minas de carbón en Asturias. En un viaje que realizó a Asturias para visitar sus minas e inaugurar una ruta de peaje, murió de un fulminante ataque de apoplejía en 1842. Tiene calle dedicada en Gijón. En el exilio permaneció al margen de las alternativas y bandos políticos de su patria (absolutistas y liberales, carlistas y progresistas) y con gran generosidad ayudó a cuantos españoles habían tenido que refugiarse en Francia. Fundó escuelas y hospitales en Évry y otras localidades donde tenía grandes posesiones y en todo momento se sintió y proclamó español. Fue sepultado en el cementerio del Père-Lachaise.

    Aguado y José de San Martín

    Aguado había nombrado en la década de 1830 a su amigo el general argentino José de San Martín, -compañero de armas en el ejército español, previamente a su pase al ejército napoleónico- su albacea testamentario y tutor de sus hijos, haciéndolo además heredero de todas sus alhajas y condecoraciones personales. El artífice de la independencia de Argentina, Chile y Perú, retirado de la vida política de las naciones americanas, y autoexiliado en Europa, se encargó de la compleja misión de ejecutar el testamento y repartir la inmensa fortuna, que se estimaba en más de sesenta millones de francos, vendiendo las minas y posesiones y la colección de obras de arte que eran la admiración de toda Europa, y que hoy se exponen en importantes museos del mundo.

    En septiembre de 1842 José de San Martín le escribió al general Guillermo Miller:

    Mi suerte se halla mejorada, y esta mejora es debida al amigo que acabo de perder, al señor Aguado, el que, aun después de su muerte, ha querido demostrarme los sentimientos de la sincera amistad que me profesaba, poniéndome a cubierto de la indigencia.[3]

    Órdenes de caballería[4]

    Nacionales

    Extranjeras

    Referencias

    Fuentes