Ir al contenido

Diferencia entre revisiones de «El Salvador en la República Federal de Centroamérica»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Juan Miguel (discusión · contribs.)
Etiquetas: Edición desde móvil Edición vía web móvil Edición móvil avanzada
Juan Miguel (discusión · contribs.)
Etiquetas: Edición desde móvil Edición vía web móvil Edición móvil avanzada
Línea 393: Línea 393:
El malestar dejado por la guerra civil llevó a considerar la necesidad de reformar la constitución federal (lo que incluía el traslado del gobierno federal a otro lugar fuera de la ciudad de Guatemala y la reducción del número de diputados guatemaltecos en la asamblea federal); a este fin, el gobierno estatal había concedido gratis la imprenta del Estado para que se hablase y discutiese sobre este tema. Una de las propuestas para reformar la constitución, dada por el entonces jefe del estado guatemalteco doctor Pedro Molina -quien fue destituido por ello-, era la de convertir la Federación en una [[confederación]] (al modo de [[Suiza]] y sus [[Cantones de Suiza|cantones]]). Esta propuesta, que sería rechazada por la mayoría de las autoridades federales y estatales, se consideraba que era apoyada por Cornejo; pero él, en realidad, buscaba gobernar de forma moderada en conformidad con la opinión dominante del Estado y las resoluciones del congreso estatal. Aún así, Cornejo si que apoyaba la idea de una reforma a la Constitución, para redefinir las esferas de acción estatales y nacionales.{{Sfnm|Monterey|1996|1p=214|Reyes|1910|2p=243|Montúfar|1832|3pp=200-202|Herrera Mena|2008|4p=127}}
El malestar dejado por la guerra civil llevó a considerar la necesidad de reformar la constitución federal (lo que incluía el traslado del gobierno federal a otro lugar fuera de la ciudad de Guatemala y la reducción del número de diputados guatemaltecos en la asamblea federal); a este fin, el gobierno estatal había concedido gratis la imprenta del Estado para que se hablase y discutiese sobre este tema. Una de las propuestas para reformar la constitución, dada por el entonces jefe del estado guatemalteco doctor Pedro Molina -quien fue destituido por ello-, era la de convertir la Federación en una [[confederación]] (al modo de [[Suiza]] y sus [[Cantones de Suiza|cantones]]). Esta propuesta, que sería rechazada por la mayoría de las autoridades federales y estatales, se consideraba que era apoyada por Cornejo; pero él, en realidad, buscaba gobernar de forma moderada en conformidad con la opinión dominante del Estado y las resoluciones del congreso estatal. Aún así, Cornejo si que apoyaba la idea de una reforma a la Constitución, para redefinir las esferas de acción estatales y nacionales.{{Sfnm|Monterey|1996|1p=214|Reyes|1910|2p=243|Montúfar|1832|3pp=200-202|Herrera Mena|2008|4p=127}}


El 28 de enero de 1831, el congreso estatal presidido por José Antonio Ximenez, derogaría el nombramiento de José Matías Delgado como gobernador eclesiástico de San Salvador y todas las leyes relacionadas con la creación del obispado salvadoreño, debido a que se tenían dudas sobre la legitimidad de ese nombramiento (que también las tenía el propio Delgado). El poder ejecutivo estatal comunicaría dicha medida al arzobispo Casaús (exiliado en Cuba) quién nombraría como gobernador provincial y vicario general de San Salvador al presbítero José Ignacio Ávila.<ref name="La iglesia-independencia 1808 1833"/>
El 28 de enero de 1831, el congreso estatal presidido por José Antonio Ximenez, derogaría el nombramiento de José Matías Delgado como gobernador eclesiástico de San Salvador y todas las leyes relacionadas con la creación del obispado salvadoreño, debido a que se tenían dudas sobre la legitimidad de ese nombramiento (que también las tenía el propio Delgado). El poder ejecutivo estatal comunicaría dicha medida al arzobispo Casaús (exiliado en Cuba) quién nombraría como gobernador provincial y vicario general de San Salvador al presbítero José Ignacio Ávila.<ref name="La iglesia-independencia 1808 1833"/><ref>{{Cita publicación|apellidos=González Torres|nombre=Julián|título= Poder y territorio, crisis y disputas eclesiásticas entre San Salvador y Guatemala, 1822-1842|fecha=2021|publicación=Diálogos. Revista electrónica de historia|editorial=Centro de Investigaciones Históricas de América Central, Universidad de Costa Rica|DOI=10.15517/dre.v22i2.46718}}</ref>


A la una de la mañana del 7 de febrero de 1831, sucedería un fuerte terremoto que causaría granades estragos en San Salvador y varias poblaciones de la costa. Por otro lado, y más adelante, el 27 de junio, la asamblea federal rechazaría la propuesta de designar a Sonsonate para la reunión de la asamblea federal.{{Sfnm|Monterey|1996|1p=215|Marure|1895|2p=63}}
A la una de la mañana del 7 de febrero de 1831, sucedería un fuerte terremoto que causaría granades estragos en San Salvador y varias poblaciones de la costa. Por otro lado, y más adelante, el 27 de junio, la asamblea federal rechazaría la propuesta de designar a Sonsonate para la reunión de la asamblea federal.{{Sfnm|Monterey|1996|1p=215|Marure|1895|2p=63}}

Revisión del 21:23 17 ene 2023

Estado del Salvador
Estado federado
1824-1841





El Salvador con los demás estados de la República Federal de Centroamérica
Capital San Salvador (1824-1835, 1840-1841)
San Vicente (1835-1840)
Entidad Estado federado
 • País República Federal de Centroamérica
Idioma oficial Español
 • Otros idiomas Náhuat
Lenca
Cacaopera
Chortí
Religión Catolicismo
Moneda Real de la República Federal de Centroamérica
Historia  
 • 1824 Emisión de la Constitución estatal
 • 1841 Disolución de la República Federal de Centroamérica
Precedido por
Sucedido por
Provincia de San Salvador
Alcaldía mayor de Sonsonate
El Salvador

El Estado del Salvador o de El Salvador[nota 1]​ fue uno de los estados constituyentes de la República Federal de Centroamérica, que surgiría el 12 de junio de 1824 con la publicación de la constitución del estado, que uniría a la Alcaldía mayor de Sonsonate y la Provincia de San Salvador en está nueva jurisdicción.[3]

A partir de 1834, y luego de varios enfrentamientos con el gobierno federal con sede en Guatemala, su capital San Salvador se convertiría en la sede del gobierno federal y se le crearía un distrito federal con parte del territorio del estado; por ello, a partir de esa fecha la cabecera del estado sería San Vicente hasta principios de 1840 cuando retornó a San Salvador.[3][4]

En 1838, la República Federal entraría en crisis, desatándose una guerra civil entre los estados, que paulatinamente se irían separando hasta quedar únicamente el estado salvadoreño, que el 30 de enero de 1841 aceptaría la disolución de la federación y asumiría su estatus como república independiente, aunque mantendría la denominación de estado hasta el 25 de enero de 1859.[3][5]

Historia

Creación del Estado y jefatura de Juan Manuel Rodríguez

Juan Manuel Rodríguez, primer jefe del estado del Salvador con el título de jefe político
José Mariano Calderón, primer presidente del congreso constituyente del estado

En febrero de 1824, y estando aún en las Provincias Unidas de Centroamérica, la Provincia de San Salvador y la Alcaldía mayor de Sonsonate (que era parte de la Provincia de Guatemala), siguiendo a las bases de constitución federal, escogieron a diputados (15 por la provincia y 3 por la alcaldía mayor) para unir ambos territorios. Dichos diputados conformarían, el 14 de marzo de ese año, el congreso constituyente del estado; que tendría como primer presidente a José Mariano Calderón y como sede el que fuese el convento franciscano en San Salvador, donde hoy está el mercado ex cuartel o de artesanías.[6][7]

El 21 de abril, por moción del diputado Miguel José de Castro y Lara, el congreso eligiría como jefe político del estado a Juan Manuel Rodríguez; quien tendría como secretario o ministro general primeramente a Alejandro Escalante y luego a Pedro José Arce.[7][8][9]

El 4 de mayo de 1824, el congreso constituyente ratificaría la creación de la Diócesis de San Salvador y el nombramiento del presbítero José Matías Delgado como obispo, que había hecho con anterioridad la junta gubernativa de la provincia de San Salvador el 30 de marzo de 1822 y que el ejecutivo del estado había ratificado el 27 de abril de 1824. El 5 de mayo, se celebraría dicho nombramiento, con presencia de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, en una misa solemne en la iglesia parroquial (hoy iglesia el Rosario) oficiada por el diputado presbítero Pablo María Sagastume que fue seguida de un te deum y una oración del presbítero José Simeón Cañas.[10]

La decisión de crear una nueva diócesis y nombrar a Delgado como Obispo traería desacuerdos con la Arquidiócesis de Guatemala (a la que formaba parte el territorio salvadoreño) y su arzobispo fray Ramón Casaus y Torres, quien: el 21 de junio declararía esa elección como nula y sin ningún valor; en el mes de julio, enviaría a fray Anselmo Ortiz en el mes de julio para que predicase en San Salvador en contra de Delgado; y el 11 de octubre, informaría a la Santa Sede (dirigida por el papa León XII) sobre lo acontecido. También algunos sacerdotes del territorio estarían opuestos a tal nombramiento, como es el caso del ex cura de Izalco Miguel Muñoz que empujaba a su feligresía a que desobedeciese a Delgado.[11]

El 5 de mayo, la Asamblea Nacional Constituyente de Centro América decretaría que cada estado podía conformar su propio congreso y elegir a su jefe de estado. Esto debido a que el territorio salvadoreño había conformado un congreso constituyente contradiciciendo lo decretado por la Asamblea Nacional, que solamente la constitución federal era quien iba a decidir la forma de gobierno de la provincia, para de ese modo asegurar la adopción del sistema federal (como lo proponía las bases de constitución federal, que era un anteproyecto de constitución), ya que en la Asamblea Nacional no se había decidido cuál sería el modelo de nación que se seguiría (centralista o federalista).[12]

La Asamblea Nacional dictaminaría que cada uno de los Estados contribuiría al mantenimiento del gobierno central, lo cual estaría basado en los cálculos de población y riqueza. Así, al estado de El Salvador, al que se le calculaba una población 212.573 habitantes y una riqueza 1.478.780 pesos, le correspondían aportar 196 soldados y dar anualmente 70.012 pesos.[13]

El 7 de mayo, el congreso decretaría la creación de la Legión de la libertad (hoy Fuerza Armada de El Salvador), en base al informe hecho por el general Manuel José Arce; que estaría dirigido por un Comandante General de las Armas, siendo el primero Arce, y luego que él fuese a Guatemala (a ser miembro del poder ejecutivo centroamericano) lo sería Macario Sánchez.[7][8]

Los diputados del congreso constituyente sostenían que había un déficit en la hacienda estatal, por lo que no se podían costear algunas exigencias de la Asamblea Nacional (como que cada departamento enviase a dos jóvenes a estudiar medicina); también por ello, el 24 de mayo, dictaminaría la imposibilidad de costarle al comandante general de las armas un secretario, libros y todo lo que necesitaría para su despacho. Este problema económico se debía a las secuelas de las batallas que la provincia de San Salvador libró contra las tropas guatemaltecas y mexicanas.[14]

Para hacerle frente a los problemas económicos, el congreso estatal propondría medidas como: pedir un informe a todas las municipalidades sobre cuáles eran sus fondos, así como su rendimiento y erogaciones; dictaminaría que se pudiesen guardias en las garitas para la recaudación de de alcabalas; que el estanco de tabaco permaneciera hasta que se mostrase su efectividad; se cobraría el diezmo a ley de depósito, para invertirlo en lo más justo y benéfico; se premiaría el uso de las tierras improductivas, ya sea por nacionales o extranjeros; y se licenciaría las milicias no necesarias, y se pagaría únicamente a la Legión de la Libertad (en la que estarían aquellos que combatieron contra las tropas imperiales), por lo que las tropas cesantes no recibirían su sueldo.[15]

El 10 de mayo, el congreso decretaría la creación de municipalidades en poblaciones con menos de 1000 habitantes; y el 18 nombrarían como primer presidente de la Corte superior de justicia (hoy Corte suprema de justicia) a Joaquín Durán y Aguilar, y como demás miembros a Liberato Valdéz y Francisco Merino, instalándose esa primera Corte el día 2 de agosto de ese año.[8][16]

El 24 de mayo el congreso constituyente del estado mandaría a cumplir el decreto de la libertad de los esclavos sin ninguna indemnización. Dicho decreto, había sido pedido en la Asamblea Nacional por el diputado presbítero José Simeón Cañas el 31 de diciembre de 1823, siendo avalado ese mismo día.[17]​ Paulatinamente el congreso iría incorporando varios decretos emanados de la Asamblea Federal, como: la abolición del uso del Don; el derecho a la ciudadanía, a todos los habitantes naturales o naturalizados con dieciocho años cumplidos, profesión útil, y modo de vivir conocido; impuesto igualitario sobre las rentas de los ciudadanos; y abolición de las diferencias de sueldo en las milicias (por el color de piel, méritos, virtud, y aptitud para ocupar empleos civiles).[18]

El 12 de junio se emitiría la Constitución del estado y el 4 de julio sería promulgada y jurada solemnemente; con lo que el gobierno sería popular y representativo estando dividido en tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial; y un cuarto, el Consejo Representativo que sería intermediario entre el legislativo y el ejecutivo) y el territorio quedaría organizado en 4 departamentos (San Salvador, Sonsonate, San Miguel, y San Vicente). Con ello, el congreso, presidido en ese momento por Manuel Romero, pasaría a desempeñar funciones legislativas.[19]​ Está sería la primera constitución, de los 5 estados que compondrían inicialmente la república federal, en emitirse; antecediendo incluso a la propia Constitución de la República Federal.[20]

El 13 de julio de 1824, el congreso constituyente del estado declararía habilitado el puerto de San Carlos de La Unión como puerto mayor.[21]​ Por otro lado, el 31 de julio, saldría a la venta por primera vez El Semanario Político-Mercantil (primer periódico salvadoreño), del que sería editor y redactor el presbítero y diputado Miguel José de Castro y Lara, quien compraría una imprenta en Guatemala para ese fin.[22]

Primera jefatura estatal de Mariano Prado

El 14 de septiembre se verificaron las elecciones, donde la población escogió por primera vez al jefe y vicejefe del estado, resultando electos como jefe supremo del estado Juan Vicente Villacorta Díaz y como vicejefe a Mariano Prado. Debido a que Villacorta no se encontraba presente, el 1 de octubre de 1824, Prado asumiría provisionalmente la jefatura del estado; teniendo como secretario o ministro general a Joaquín Chávez y luego a Ramón Meléndez.[9]​ Con anterioridad, Prado había sido el último jefe político de la provincia de San Salvador, y Villacorta se había desempeñado como diputado en la Asamblea Nacional Constituyente y miembro del gobierno ejecutivo de Centro América.[23][24]

El 9 de octubre de 1824, Prado mandaría a cumplir el decreto con el que el congreso constituyente (con funciones legislativas; y presidida por Juan Manuel Rodríguez, el anterior jefe del estado) mandaba a las municipalidades a que tuviesen un libro donde llevarían el registro de los ciudadanos de su jurisdicción, y que conformasen una junta (compuesta por los alcalde, regidor y síndico primero; el párroco; y tres vecinos que ellos escojan) que se encargaría de formar el registro.[25]

El 21 de octubre el congreso estatal decretaría que los diputados serían elegidos por departamento, renovándose cada año. En total habría 10 diputados propietarios y 5 suplentes; correspondiendole al departamento de San Salvador 3 diputados propietarios y 2 suplentes, y a los otros tres departamentos 2 propietarios y 1 suplentes.[26]

El 22 de noviembre de 1824, es emitida la Constitución Federal; la Asamblea Nacional Constituyente continuaría desempeñando funciones legislativas hasta su clausura el 23 de enero de 1825. Mientras que el congreso constituyente del estado se clausuraría el 23 de noviembre, siendo su último presidente el presbítero Miguel José de Castro y Lara.[27][6]

Jefatura de Juan Vicente Villacorta

Juan Vicente Villacorta, primer jefe supremo electo del estado del Estado del Salvador, gobernó desde el 13 de diciembre de 1824 al 1 de noviembre 1826
Manuel José Arce, primer presidente de la República Federal de Centroamérica

Suscesos de fines de 1824 a 1825

El 13 de diciembre tomaría posesión Villacorta como jefe supremo; quien tendría como secretario o ministro general a José Ignacio Marticorena.[9]​ Asimismo, en ese mes, debido a que la provincia de Nicaragua se encontraba en medio de una guerra civil, el jefe Villacorta enviaría al general Manuel José Arce (quien había sido miembro del poder ejecutivo centroamericano hasta el 17 de septiembre), con un contingente de 500 hombres, para ir a pacificar dicho territorio. Dicho contingente entraría a la ciudad de León (cabecera de esa provincia) el 9 de enero de 1825, y en Managua el 22 de enero; con lo que poco después terminaría de pacificar esa jurisdicción; permaneciendo en Nicaragua hasta el 24 de abril, cuando Arce regresaría con parte de las tropas al estado salvadoreño.[28]

El 6 de enero de 1825, la constitución federal es juramentada por los funcionarios del poder ejecutivo estatal; que estaba formado (además del jefe Villacorta, el vicejefe Prado, y el secretario general Marticorena) por el intendente de hacienda Manuel Durán y el comandante interino de armas José León Díaz.[29]

El 30 de enero se instaló el primer congreso ordinario del estado, siendo su primer presidente José Antonio Ximénez y Vasconcelos. Asimismo, el 6 de febrero, se instaló la primera Asamblea Nacional de la República Federal de Centroamérica, que estaría presidida por Mariano Gálvez y que sería la encargada de dar a conocer el resultado de la elección de presidente de la República.[30][31]

El 24 de marzo, la Asamblea Federal decretaría que los congresos estatales tienen la facultad de examinar las resoluciones y providencias dadas por las autoridades federales. Por otro lado, el 9 de abril, el congreso estatal (presidido en ese momento por el presbítero José Nereo Marín y Cañas) decretaría la extinción del Montepío de cosecheros de añil (institución que le brindaba créditos a los productores de añil), dejando únicamente el 2 por ciento para el estado.[32][33][30]

En abril se llevaron a cabo las elecciones a presidente de la República Federal, en el que estuvieron como candidatos Manuel José Arce por los liberales y José Cecilio del Valle por los conservadores. Para ello, la Asamblea Nacional establecería que por cada 15.000 habitantes habría un voto; así al estado salvadoreño le correspondería 18 votos.[34]​ Sin embargo, como ningún candidato obtuvo la mayoría de votos, la Asamblea Nacional la declararía nula y nombraría como ganador a Manuel José Arce el 21 de ese mes, decisión que resultaría muy controversial; mientras que el cargo de vicepresidente recaería en del Valle pero este no lo aceptó por lo que en su lugar fue nombrado José Francisco Barrundia, pero no lo aceptó por lo que se designó a Mariano Beltranena y Llano. Tanto Arce como Beltranena tomarían posesión del cargo el 29 de abril. [35]

El 20 de abril, el congreso estatal establece el uso de papel sellado para las actuaciones civiles, administrativas y contratos. Posteriormente, El 15 de mayo sería sancionado el decreto que establece cuanto deben de ganar los empleados públicos, y el 18 de ese mes lo es el decreto que establece la dirección general de rentas y su reglamento, ambos decretos serían sancionados por el vicejefe Prado por no encontrarse presente el jefe supremo.[36]

El 17 de julio, la Asamblea Federal decretaría el establecimiento de un Colegio Militar en la ciudad de Guatemala, señalando el número de alumnos que cada estado debería de enviar; para ello, el 26 de abril de 1826, Villacorta sancionaría el decreto que facultaría al gobierno estatal el poder nombrar a los jóvenes que ingresarían al Colegio Militar, teniendo en preferencia a los hijos de los fallecidos en 1811, 1814,1822 y 1823.[37]​ Asimismo, el 16 de agosto de 1825, la Asamblea Federal decretaría el libre comercio por los puertos nacionales para todas las naciones.[38]

El 9 de noviembre 1825, la secretaría de la Asamblea Federal recibiría una solicitud de Sonsonate y Santa Ana para separarse del estado salvadoreño. Si bien dicha iniciativa no llegó a más, muestra la disconformidad de algunas poblaciones. En el caso de Santa Ana se debía al constante asedio, por parte de las fuerzas de San Salvador, que vivió en el tiempo de la anexión a México en 1822, y la actitud de castigo que tuvieron los diputados constituyentes del estado (el que no lo designarán cabecera de un departamento o que su batallón fuese el único que no llevase el nombre de la población); mientras que en el caso de Sonsonate (y de algunas de las otras poblaciones de la antigua alcaldía mayor), se debía a que las familias poderosas del lugar estaban enlazadas con las de Guatemala (y por ende no contaban con tradición inmemorial de sujeción a San Salvador) y por que sufrían vejaciones e insultos de otras poblaciones del estado.[39]

Cuestión del obispado salvadoreño

Presbítero José Matías Delgado, quien buscaría ser obispo de San Salvador a pesar de la oposición del arzobispo Ramón Casaus y Torres

El 23 de abril de 1825, el gobierno del estado decretaría la prohibición de todas las pastorales, edictos, y circulares del arzobispo Casaus sin antes ser verificado por el gobierno. Al siguiente día, el presbítero Delgado tomaría posesión como obispo de San Salvador, e iría expulsando del territorio a todos aquellos sacerdotes que se oponían a su nombramiento.[40]​ Ante ello, el 21 de junio, el arzobispo emitiría un decreto en el que se oponía al obispado salvadoreño, insultaba y llamaba herejes a Delgado y al clero que lo obedecía; lo que causaba alarma e intranquilidad en el estado.[41]

Para intentar detener el conflicto entre el arzobispo y el presbítero Delgado, la Asamblea Federal decretaría la creación de la diócesis salvadoreña pero declararía insubsistente el nombramiento de Delgado como obispo. Pero el Senado Federal vetaría la resolución de la Asamblea y haría su propio decreto, el 5 de agosto, en el que aprobaría tanto la creación del obispado como el nombramiento de Delgado; pero el presidente Arce no le daría cumplimiento sino que permitiría al arzobispo a que suspendiese todo lo relacionado al obispado salvadoreño.[42]​ Asimismo, el papa León XII, en su breve epistolar del 7 de septiembre, exhortaría al arzobispo a que manifieste su desaprobación sobre la creación del obispado y nombramiento de Delgado, quien tendría que implorar la misericordia de la Santa Sede para evitar ser excomulgado.[43]

En dos notas enviadas a la Gobierno Federal, el 14 de junio y el 13 de octubre, el jefe Villacorta recriminaba la actitud del arzobispo, proponía el nombramiento de tres personas en quien podía recaer el nombramiento del papa, que el gobierno federal debía evitar que el arzobispo actúe de ese modo, que el gobierno estatal ya no limitaría sus providencias sino que cortaría de raíz el problema, y que ya no molestaría más al gobierno federal sobre ese problema. Asimismo, el jefe Villacorta enviaría a Roma al Dr. fray Víctor Castillo para que negociase con el papa y este aceptase la creación del obispado y nombramiento de Delgado, pero todo sería denegado.[44]

El 23 de octubre de 1825, agentes del arzobispo provocan una sublevación en Santa Ana, encabezada por uno de los alcalde, que depondrían al jefe departamental, provocarían el fallecimiento de varias personas y saquearían varias casas. Luego de que dicho levantamiento fuese sofocado, sus promotores se refugiarían en Guatemala y serían protegidos por el jefe supremo de ese estado Juan Barrundia.[45]

El 1 de octubre de 1826, el papa León XIi declararía ilegítima la creación del obispado y la elección del obispo; posteriormente, el 1 de diciembre, enviaría tres breves al arzobispo, al jefe Villacorta y a Delgado respectivamente, en la que declaraba la ilegalidad de la creación de dicho obispado y la designación de Delgado como obispo, condenando todo lo hecho y señalandole a Delgado un plazo de 50 días para que dejase el ministerio de obispo y reparase el escándalo. Delgado acataría dicha resolución y se retiraría de la idea del obispado.[46]

Acontecimientos de 1826

En 1826, retornarían al estado salvadoreño las tropas que habían quedado en Nicaragua, pero por ello dicho estado quedaría en anarquía; y además, el congreso estatal emitiría el código penal del estado.[47]

La última diputación provincial de la provincia de San Salvador había concluido su período para fines de 1825; por lo que el 6 de febrero de 1826, el congreso estatal (presidido por José María Cornejo) decidiría suprimir dicho ente y en su sustitución crearía las diputaciones o juntas departamentales compuestas por: 1 diputado por cada distrito, 2 por la cabecera departamental, y por el jefe político intendente del departamento. Éstas diputaciones existirían hasta el 1 de junio de 1829, cuando el congreso estatal (presidido por Mariano Funes) decretaría su extinción debido a que consideraban que no habían cumplido su propósito y a que eran gravosas a los ciudadanos.[48][49][50]

El 24 de febrero, el congreso estatal (presidido por Miguel José de Castro) emitiría un decreto por el cual se crearían juntas en cada una de las cabeceras departamentales, integradas por 6 personas (3 designadas por las municipalidades y 3 por el gobierno), encargadas de supervisar la creación y arreglo de los cementerios en las afueras de las poblaciones, ya que estaría prohibido el enterramiento en las iglesias (como se hacía con anterioridad).[51][50]

El 2 de abril, el congreso estatal (presidido por Mariano Antonio de Lara) decretaría autorizando al poder ejecutivo a que decrete el cumplimiento de las leyes emitidas por el gobierno federal (luego de escuchar el dictamen del Consejo Representativo) durante el receso del congreso, y que el Consejo Representativo (que según la Constitución era quien convocaba al congreso) convocase extraordinariamente al congreso para suspender la ejecución de las medidas federales que excediesen las atribuciones de la Constitución.[52][50]

El 9 de abril, por decreto del congreso del estado (en período extraordinario), se extinguiría completamente el Montepío de cosecheros de añil y las contribuciones destinadas a sus fondos, no pudiéndose cobrar los réditos por las habilitaciones desde el año 1800, se abonarían los intereses pagados a los capitales que serían pagados por décima parte cada año comenzando desde el mes de diciembre de 1827.[53]

El 13 de abril, el congreso estatal declara como fiestas cívicas: el día de la Santísima Trinidad, que se celebra el primer domingo después de pentecostés; el 6 de agosto, día del Salvador del mundo; el 6 de febrero, en memoria de los fallecidos por la libertad de la patria (en la guerra entre la provincia de San Salvador y el Imperio Méxicano); el 4 de marzo, fecha de la instalación del congreso constituyente; el 3 de junio, por la victoria en 1822 contra los ejércitos imperialistas comandados por Manuel de Arzú; y el 12 de junio, fecha que se emitió la constitución estatal. Más adelante, la asamblea federal decreta que las fiestas religiosas serían las de: los días jueves, viernes y domingo de Semana Santa; el Corpus Christi; y el 8 de septiembre, día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María; Las cívicas serían: el 15 de septiembre, en recuerdo al primer pronunciamiento de la independencia; el 14 de septiembre, en honor a los fallecidos en 1823 en la rebelión de Ariza; y el 22 de noviembre, día en que se firmó la Constitución Federal. Ambos decretos serían sancionados por el jefe Villacorta el 4 de julio.[54]

El 27 de mayo, la municipalidad y unos 59 vecinos de Santa Ana manifestaron a la Asamblea Federal, en un documento, su deseo de separarse del estado salvadoreño y formar un nuevo estado (con todo el departamento de Sonsonate). En ese documento expresaban que dicha solicitud ya era conocida por la asamblea estatal; que aunque la Constitución Federal establecía la elaboración de una ley que fijaría los límites de los Estados, dicha ley todavía no se había creado; eue estaban los casos de Nicoya (separada del estado de Nicaragua para unirse al de Costa Rica por voluntad de sus habitantes) y Sonsonate; y que está sería la última vez que llevarían este caso a la Asamblea Federal (pues ya lo habían intentado en cuatro ocasiones). Si bien hubo interés en llevar a cabo esa petición, aunque fue retrasada por trabas y dilaciones hasta 1828; al final, debido a la oposición del gobierno salvadoreño, todo quedó igual.[55]

Preludio a la guerra civil

El Congreso Federal (que estaba presidido por José Cecilio del Valle), y en particular los diputados guatemaltecos que eran en su mayoría liberales, se encontraban en oposición al gobierno de Arce; debido a que él, que en un principio era liberal, al no contar con apoyos entre sus partidarios, se había puesto de lado de los conservadores (lo que significaba que estaba del lado de la aristocracia guatemalteca, el arzobispo, y los que consideraban que la República debía ser centralista y no federal).[56]​ Por lo que la asamblea, convocaría a 4 suplentes guatemaltecos para que supliesen los puestos de los representantes de otros estados; quedando el congreso con 28 diputados donde: 16 representaban Guatemala, 7 a El Salvador, y 5 era la suma de los representantes de los demás estados. Debido a ello, el 22 de mayo, los representantes salvadoreños (que eran: José Miguel Alegría, Buenaventura Guerrero, Mariano Funes, Marcelino Menéndez, presbítero José Antonio Peña, José Higinio Sánchez y presbítero Joaquín Durán) decidirían informar al gobierno estatal sobre dicha situación, el cual junto con el congreso estatal aprobaría su conducta y los exhortaría a no volver a sus asientos hasta que se retirase los suplentes.[57]

El 2 de junio, los representantes salvadoreños renovarían sus reclamos, y ese día junto con los demás diputados no guatemaltecos se retirarían de la Asamblea Federal; y el 8 de junio firmarían una proclama a los pueblos que los eligieron, explicándoles el motivo de su retiro. La asamblea federal continuaría funcionando hasta el 30 de junio, cuando se divolvería por falta quorum; se intentaría reunir en los siguientes días, pero el congreso salvadoreño prevendría que los representantes salvadoreños sólo concurran con el objetivo de acordar la traslación de las autoridades federales.[58]

El 22 de agosto, el presidente Arce comunicaría al gobierno estatal la situación en la que se encontraba el estado guatemalteco (en la que incluso había ordenado la captura y arresto del jefe de ese estado Juan Barrundia); a lo que el gobierno salvadoreño respondería que era el momento de actuar con las armas. El 15 de septiembre, el ministro general Marticorena le comunicaría al gobierno federal que El Salvador aprobaba las medidas para detener los intentos de revolución; y en ese mes se enviaría un contingente de 300 soldados para apoyar al gobierno federal, que llegarían a Guatemala el 14 de octubre.[59]

El 10 de octubre, buscando solucionar la situación política, el presidente Arce convocaría a elecciones para un Congreso Nacional Extraordinario que se reuniría en Cojutepeque. Sin embargo, dicho decreto agravaría más los problemas, ya que según la Constitución Federal era el Senado quien tenía la atribución de convocar a elecciones.[60]

A consecuencia de la situación política en el estado guatemalteco, el 21 de octubre, se reúniría extraordinariamente el congreso estatal (en segunda ocasión, y estando presidido por Francisco Gómez), que aceptaría la convocatoria a una nueva Asamblea Federal con las condiciones de que: no se alterase el sistema federativo y que en las resoluciones regiría (además de la mayoría de los representantes) la mayoría de los estados; y más adelante, el 28 de octubre, exhortaría al gobierno federal a que convocase a elecciones para el congreso del estado guatemalteco en caso de no poder hacerlo el Senado Federal (Arce decidiría llevar a cabo esas elecciones, junto a la del consejo representativo y de jefe supremo del estado guatemalteco, el 31 de octubre).[61][50]

El congreso estatal conformaría una comisión (integrada por los diputados Juan Manuel Rodríguez, Ramón Meléndez, y Miguel José de Castro) para examinar la situación política de la República. En su informe manifestaban que el estado de Guatemala se encontraba en completa anarquía y en una hostilidad abierta contra el gobierno federal; mientras que en el estado nicaragüense amenazaba una guerra civil.[62]

Segunda jefatura de Mariano Prado

Mariano Prado, quien gobernó el estado como vicejefe del 1 de octubre al 13 de diciembre de 1825 y del 1 de noviembre de 1826 al 30 de enero de 1829; y como jefe supremo del 25 de julio de 1832 al 9 de febrero de 1833

Llegada al poder y antesala de la guerra civil

El 1 de noviembre de 1826, debido a estar sumamente enfermo, el jefe Villacorta decidiría retirarse y dejar el cargo al vicejefe Mariano Prado; quien continuaría con José Ignacio Marticorena como secretario o ministro general hasta abril de 1827, cuando fue sustituido primeramente por Fulgencio Mayorga, luego por Doroteo Vasconcelos y al final de su mandato por Pedro Molina.[63][23]

Para ese momento, varios de los opositores al presidente se habían refugiado en el territorio salvadoreño (como Antonio Rivera Cabezas, Ciriaco Villacorta, el general Nicolás Raoul, y el coronel José Anacleto Ordóñez), siendo el más destacado el ministro plenipotenciario para los gobiernos de Sudamérica Dr. Pedro Molina, quien buscaría convencer a Prado y al presbítero José Matías Delgado de oponerse a Arce, lo cual lograría; en el caso de Delgado porque estaba disgustado con el presidente por su falta de cooperación en los problemas con el arzobispo, y por haber permitido la publicación del edicto sobre el jubileo del año santo (en el que se excluía a El Salvador). El vicejefe Prado se pronunciaría abiertamente contra el presidente y daría toda clase de auxilio a los refugiados guatemaltecos.[64]

El 6 de diciembre, Prado convocaría a los gobiernos Honduras, Nicaragua y Costa Rica, para que se reuniensen en Ahuachapán los diputados de la asamblea federal disuelta. Los gobiernos de los Estados antedichos apoyaron esta medida; llegando a reunirse hasta 12 diputados en Ahuachapán, pero nunca fueron los suficientes como para formar el congreso.[65]

El presidente Arce se dirigiría a Santa Ana, donde enviaría a Bonifacio Paniagua para que fuese donde Delgado y lo convenciese de que el estado salvadoreño debería adoptar el decreto del 10 de octubre; pero Delgado no lo aceptaría porque dicho decreto no estaba hecho conforme a la Constitución Federal.[66]

Guerra civil centroamericana

El gobierno salvadoreño comenzaría a hacer prepativos de guerra, disponiendo tropas en Santa Ana y Ahuachapán; con el objetivo de hacer cumplir las determinaciones de la asamblea y del senado para que pudiesen deliberar libremente sin la influencia del presidente. Mientras que el gobierno federal había diseminado sus fuerzas en 3 divisiones: una en los de Santa Rosa (Honduras), para salvaguardar los depósitos de Tabaco del gobierno federal; otra estaba en Quetzaltenango, donde había sido asesinado el vicejefe de Guatemala Cirilo Flores Estrada; y otra en Chiquimula, para proteger los intereses de los comerciantes guatemaltecos. [67]

En el territorio salvadoreño se conformaría el «Ejército protector de la ley», que estaba dirigido por el general Nicolás Raoul, el coronel Isidoro Saget, y el coronel José Anacleto Ordóñez; y asesorado por una junta de guerra compuesta por Joaquín de San Martín, Antonio Rivera Cabezas y Ciriaco Villacorta.[68]

Primera invasión a Guatemala y batalla de Arrazola
Mariano Beltranena, vicepresidente federal, se hacía cargo del gobierno de la República cada vez que Arce iba a conducir el ejército. Luego que Arce se retiró a la vida privada en 1828, Beltranena se encargaría del gobierno federal hasta el fin de la guerra

En marzo, un contingente al mando del coronel Ruperto Trigueros invadiría Guatemala para derrocar al presidente. Ante esto, el 16 de marzo, Arce decidiría depositar el cargo en en el vicepresidente Mariano Beltranena, y asumir el mando de las tropas federales; conformaría una fuerza de 800 soldados, y el 17 de marzo establecería su cuartel general en la hacienda de Arrazola.[69]

El 17 de marzo el vicepresidente Beltranena enviaría un mensaje al coronel Trigueros, preguntándole sobre las razones para invadir al territorio guatemalteco; asimismo, le escribiría a Prado, comunicándole que había asumido la presidencia, a que mande a detener la marcha de las fuerzas de Trigueros, y a que nombre dos comisionados para que con dos representantes de los otros estados acuerden los medios para restablecer el orden constitucional. Sin embargo, no se llegó a ningún acuerdo, ya que las instrucciones de Prado eran terminante y no les permitía detener la marcha de las tropas hasta que se restituye se las autoridades que fueron destituida el año anterior; por lo que se le daría a Beltranena un plazo de 12 para que diése una contestación, lo que no ocurrió por lo que comenzaría la guerra. [70]

El 21 de marzo, el congreso estatal, bajo la presidencia de Juan José Guzmán, se reuniría extraordinariamente y le comunicarían al vicepresidente que desconocían la autoridad de Arce, a quien pedían que se le privase del mando de las tropas federales y lo pudiesen a disposición de la asamblea federal.[71][72]

El 21 de marzo las fuerzas salvadoreñas divisaron a las tropas de Arce a la altura del valle de Canales; y para el 22 las ya se encontraban en la jurisdicción de Santa Catarina Pinula. Al darse cuenta de estos movimientos, Arce movería su cuartel general a Ciudad Vieja. Mientras que las tropas salvadoreñas (así como el comandante Trigueros) comenzaron a desalentarse al ver que las contrarias eran dos veces mayores; pero Raoul, Saget y Ordóñez, decidirían seguir adelante, avanzando hasta la villa de Guadalupe, donde se libro un enfrentamiento entre las guerrillas de vanguardia de los dos ejércitos, en el que resultaron rechazados los salvadoreños.[73]

Las tropas salvadoreñas comenzarían a retroceder hasta la hacienda de Arrazola. Entonces Arce movilizaría a su ejército en la madrugada del 23 marzo, atacando las los puestos de avanzada salvadoreños a partir de las 7 de la mañana; las tropas salvadoreñas comenzaron a dispersarse y a retirarse (incluido el coronel Trigueros), únicamente el oficial José Dolores Castillo y el coronel Ordóñez lograron oponer una resistencia hasta que uno de los cañones fue desmontado, lo que significó la derrota; quedando un total del lado salvadoreño más de 60 muertos y mayor número de heridos y algunos prisioneros, mientras que del lado guatemalteco fue de 26 muertos y 38 entre heridos y contusos.[74]

Primera invasión de las tropas federales al territorio salvadoreño

Luego de la victoria de Arrazola y de perseguir a soldados salvadoreños que habían quedado, el presidente se estacionaría en Los Arcos; mientras que las autoridades de los distritos de Santa Ana y de Sonsonate se declararían a favor del gobierno federal. Con ello, el 5 de abril, el presidente Arce, al mando de una tropa de 3000 soldados, invadiría el territorio salvadoreño, se posicionaría sobre Santa Ana y avanzaría lentamente hasta situar su cuartel general en Apopa para principios del mes de mayo.[75]

En el estado salvadoreño, el 9 de abril, por decreto ejecutivo se: se publicaron leyes marciales; se exigieron préstamos forzosos; se proscribieron a los conservadores; se establecieron tribunales de policía; y se le facultaría a Prado a que interceptara las cartas, allanara las casas de las personas sospechosas, hiciera los gastos que creyese necesario, y aplicase la fuerza en cualquier punto del territorio. Asimismo, se puso en el mejor estado de defensa toda la línea entre Soyapango y el callejón El Guarumal (hoy autopista Los Chorros); y se enviaría un contingente de 300 soldados, al mando del coronel Ordóñez, a Honduras para que apoyasen al jefe de ese estado Dionisio Herrera, pero llegarían después de que las tropas federales lideradas por el coronel José Justo Milla hubieran destituido a Herrera, por lo que el coronel Ordóñez se iría a Nicaragua donde tomaría el cargo de jefe de estado. [76]

El gobierno salvadoreño enviaría proposiciones de paz por medio del coronel Raoul, quien le escribiría (por medio de Carlos Meani) al secretario general del presidente coronel Manuel Montúfar, mientras las tropas federales se encontraban en Santa Ana. Pero Arce no prestaría atención a ello hasta que las tropas federales llegaron a Opico, donde Montúfar recibiría otra carta de Raoul, a lo que Montúfar respondería invitándolo a conferenciar en las inmediaciones de Nejapa, cuando el ejército federal llegase ahí.[77]

El 24 de abril, mientras las tropas federales se encontraban en Nejapa, el gobierno salvadoreño presentaría al secretario Montúfar, por medio del coronel Raoul, un proyecto de bases para establecer la paz titulado: «Proyecto de concordia entre las autoridades de Centro-América». El 25 estas propuestas fueron devueltas con anotaciones del presidente, que serían rechazadas por el gobierno estatal. El 27 de abril, Prado emitiría una proclama en la que manifestaba que había rechazado las propuestas del presidente porque pedía que entrase en la balanza el peso de los triunfos. El 2 de mayo, desde Nejapa, Arce envía un ultimátum para que el gobierno estatal acepte las bases propuestas, lo cual sería negado, por lo que San Salvador buscaría resistir a través de sus fortificaciones, mientras las tropas federales se movilizan a Apopa.[78]

El secretario o ministro general José Ignacio Marticorena sería destituido por el congreso estatal a pedido del pueblo, y sustituido como se dijo anteriormente por Fulgencio Mayorga. Así también fueron destituidos el coronel Ruperto Trigueros y el coronel Nicolás Raoul (quien estaba a cargo de la defensa de San Salvador con el título de inspector general); este último, debido a que se temía una traición con el gobierno federal, sería puesto en prisión.[79]

El 17 de mayo, por consejo del presbítero José Matías Delgado, el ejército salvadoreño saldría de sus fortificaciones hacia los llanos de la hacienda del Ángel, conformando una fuerza de casi 2000 soldados (donde solamente unos 800 estaban armados con fusil y el resto tenía armas blancas; y la caballería, liderada por el coronel Isidro Saget, estaba muy mal equipada) dirigidos por Tomás Alfaro. Cuando estas tropas estuvieron frente a las federales, Alfaro se acercaría a negociar con Arce, quien propondría que los dos ejércitos marchen juntos a San Salvador, pero Alfaro diría que tenía que consultarlo con sus oficiales; más adelante el coronel Saget informaría al presidente que las tropas no habían aceptado, Arce les daría un ultimátum hasta las 6 de la mañana del día siguiente para darle una respuesta, acto seguido las tropas salvadoreñas volverían a San Salvador sin que Arce reaccionara de alguna manera. [80]

El 18 de mayo, Arce dirigiría sus tropas desde Apopa hacia el cantón Milingo (en Suchitoto), donde se liberaría una batalla contra las fuerzas salvadoreñas. Las tropas federales llegarían a ese cantón para las 9 y media de la mañana, mientras que las tropas salvadoreñas sabían del movimiento de las fuerzas contrarias gracias a un encuentro con exploradores del presidente, lo que dio tiempo suficiente para reforzar los puestos amenazados. Las fuerzas salvadoreñas lograrían defenderse de las tropas federales, que se verían inposibilitadas de atravesar las fortificaciones y defensas del lugar. Después de 5 horas, el presidente daría la orden de retirada, quedando cerca de 200 fallecidos y teniendo los federales el doble de heridos; entre los fallecidos estarían el teniente coronel Tomás Sánchez y Pedro Barriere (intendente jefe político de la provincia de San Salvador al momento de la independencia).[81]

Las tropas federales se retirarían, llegando a Santa Ana el 22 de mayo; el 23 habría una pequeña escaramuza en la hacienda San Antonio (hoy barrio) de Santa Ana, en la que resultaron 4 salvadoreños fallecidos y varios caballos robados. Luego de ello, las tropas federales regresararían a Guatemala, asentando su cuartel general, el 28 de mayo, en Guajiniquilapa, donde Arce daría una proclama explicando los acontecimientos.[82]

El 21 de mayo, el vicejefe Prado propondría medios para que se restablezca la paz: que se reuniese el congreso federal y el senado; que las autoridades federales se trasladasen al territorio salvadoreño, para fijar su residencia; y que se retiren las fuerzas federales de Honduras, licenciando a las milicias armadas que no fuesen de las permanentes. Pero el 16 de junio, el gobierno federal a través de su secretario de estado Juan Francisco Sosa, rechazaría dicha propuesta. Más adelante, el 9 de julio, presentaría nuevamente esas propuestas pero limitandolas a que únicamente se renovasen todas las autoridades federales, y que el congreso escogiese un lugar de los estados de El Salvador o Nicaragua para reunirse, también mencionaba que se nombrasen comisionados que se reuniesen en un lugar donde sean libres para discutir estas propuestas y allanar toda dificultad; pero nuevamente dichas propuestas fueron rechazadas, a excepción del de nombrar comisionados que si se intentaría llevar a cabo en varias ocasiones. [83]

El 29 de mayo, el vicejefe Prado emitiría una proclama en la que le concedería perdón por la rebelión a los habitantes del departamento de Sonsonate. El 3 de julio se establecería el tribunal militar, para juzgar la infidencia de los opositores. Por otro lado, Raoul recobraría su libertad el 18 de mayo, haría reconocimientos en la zona del río Paz por parte del gobierno salvadoreño, y luego con ayuda de Manuel Montúfar retornaría a Guatemala, donde no formaría parte del ejército federal. [84]

Segunda invasión de las tropas federales al territorio salvadoreño

La división expedicionaria del presidente Arce comenzó a ponerse nuevamente en movimiento y el 14 de julio ocupó la población de Chalchuapa. En ese momento, las tropas de Santa Ana, que eran entre 800 a 1000 soldados, evacuaron esa población la noche del 15. A la mañana siguiente, la caballería federal ocupó esa ciudad y poco después llegaría el presidente Arce.[85]

Para aumentar su sus fuerzas, Arce comenzaría a hacer reclutamiento forzosos en Santa Ana, Sonsonate, Ahuachapán e Izalco; se apoderararía de las rentas de esas poblaciones, y prevendría a todas las administraciones subalternas a que hicieran todos sus depósitos en la tesorería del ejército; dictaría órdenes de penas y castigos severos para los que no obedeciesen las órdenes federales; y procedería inmediatamente a la elección de diputados que había dictaminado, el 10 de octubre del año anterior, que se reunirían en Cojutepeque; todo ello se llevaría a cabo en todos los departamentos controlados por las fuerzas federales. A pesar de esto, durante el año de 1827, los puestos de avanzada federales no pasaron de Izalco y la guerra quedaría reducida en su mayor parte a escaramuzas, que si que afectaron las poblaciones y haciendas donde pasaban; asimismo el gobierno federal, cerraría el comercio exterior y los puertos del estado (el de La Libertad, y el de La Unión), y armaría en corso algunos pequeños buques para cortarles el comercio; mientras que las tropas salvadoreñas se introducirían al territorio hondureño para combatir a José Justo Milla, que estaba de jefe supremo de ese estado luego de destituir a Dionisio Herrera.[86]

El 4 de septiembre de 1827, el vicejefe Prado propone nuevamente medidas para restablecer la paz, que en esta ocasión incluye también un indulto para los que habían tomado parte en el conflicto, y que todos los españoles fuesen desarmados y separados de los puestos públicos; esto último debido a que, en el mes de agosto, se recibieron comunicaciones del encargado de negocios de la República cerca del gobierno de los Estados Unidos sobre noticias de intentos hostiles de España sobre sus antiguas colonias. Sin embargo no se llevaron a cabo dichas propuestas.[87]

En septiembre, Arce se daría cuenta que un contingente salvadoreño se disponía a desalojar el destacamento federal que estaba en Izalco, al mando de Agustín Prado; aunque en realidad las tropas salvadoreñas nunca se alejaron de Tepecoyo. Por lo que decidiría trasladar su cuartel general a Izalco. Sin embargo, en el camino el coronel Manuel Montúfar y la vanguardia del ejército terminaron yéndose por un camino fragoso alrededor del lago de Coatepeque, debido a que se desviaron o por los extravío el práctico o guía que les había puesto el presidente; al final llegarían, aunque fatigados, a Izalco.[88]

El 5 de octubre, Prado solicitaría al vicepresidente Beltranena a que se nombren comisionados para que busquen medios para restablecer el orden constitucional. Así, el 10 de octubre, llegarían a Izalco los capitanes Timoteo Menéndez y Francisco Gómez, como comisionados salvadoreños, para presentarle a Arce proposiciones de paz; Arce dejaría abierta la proposición y consultaría a Guatemala; pero ese mismo día el congreso guatemalteco dictaminó que el gobierno federal no pueda realizar ningún acuerdo de paz, sin la intervención y acuerdo del estado guatemalteco, por lo que el conflicto continuó. También ese día, los coroneles Raoul y Montúfar tuvieron una entrevista, en las inmediaciones de Nejapa, sobre convenios de paz; pero sus bases no fueron aceptadas por el vicejefe Prado.[89]

El vicepresidente Beltranena había solicitado, el 28 de septiembre, a Arce para que retome el mando de la nación y deje el mando militar en el general Francisco Cáscaras; lo que efectivamente haría Arce el 12 de octubre. Esto sería de agrado del ejército Federal, ya que consideraban que Arce era parcial a favor de sus paisanos; además de que mantenía comunicaciones con los presbíteros José Matías Delgado e Isidro Menéndez, este último había intentado emigrar a Guatemala con la recomendación del presidente pero el arzobispo lo suspendió de sus funciones con el beneplácito del vicepresidente y el jefe de estado guatemalteco (Mariano Aycinena) debido a que estuvo a favor del obispado de Delgado, por lo que regresaría al territorio salvadoreño.[90]

El 17 de octubre la balandra federal Chocoana capturaría al bergantín salvadoreño Boyer, este había salido del puerto de La Libertad con rumbo a Sudamérica, y llevaba consigo: 80 bolsas de añil de propiedad guatemalteca, que habían sido confiscadas hace poco; más de cien tercios de tabaco; y un costal de semilla de Jiquilite; y además a Nicolás Espinoza y Antonio Corzo, enviados por el gobierno salvadoreño para comprar armas, pólvora, municiones, y para solicitar algunos oficiales sudamericanos e informar a esos países acerca de las causas del conflicto que envolvía a la república centroamericana.[91]

A San Salvador llegarían, procedentes de Guayaquil (República de la Gran Colombia), los hermanos Rafael y Guillermo Merino, y su cuñado el francés Alejo Sumaestre; que habían militado tanto en la Gran Colombia como en Perú, y habían sido expulsados por estar opuestos a la constitución impulsada por Simón Bolívar debido a que apoyaban el sistema federal. Rafael Merino sería nombrado comandante general de las tropas salvadoreñas, con el rango de coronel; su hermano Guillermo sería comandante de una división, con el rango de teniente coronel; y Alejo Sumaestre, mayor general en la marina estatal. Ellos se encargarían de reorganizar el ejército e infundirle disciplina y un aspecto marcial.[92]

Elm Izalco, el 19 de octubre, desertaron casi todas las tropas de Sonsonate y Santa Ana. El general Cáscaras intentaría reunir toda sus tropas en un solo punto y reemplazar el batallón de Santa Ana; también se situaría aproximaría a Quezaltepeque, donde una se encontraba una columna expedicionario salvadoreña que se retiraría del lugar al darse cuenta de los movimientos de Cáscaras. Posteriormente, el 14 de noviembre, establecería su cuartel general en la villa de Coatepeque; para ese momento el ejército federal contaba con unos 1800 soldados.[93]

El 5 de diciembre, el presidente Arce, que había reasumido el mando el 27 de noviembre, emitiría un decreto en el que convocaba a elecciones a la asamblea y senado federal, designaría a Santa Ana como su lugar de reunión, y mandaría a suspender las hostilidades y restablecer las comunicaciones. Pará comunicar tal disposición al gobierno salvadoreño, el presidente designaría a Juan de Dios Mayorga.[94]

El 11 de diciembre, Mayorga llegaría a Nejapa (donde el coronel Rafael Merino había establecido su cuartel general), donde sería detenido por Merino quien le impediría que siguiese adelante. Luego llegaría a esa población el vicejefe Prado, que influenciado por los liberales guatemaltecos, no aceptaría el decreto Federal y le impediría a Mayorga a que fuese a San Salvador a conferencia con el presbítero Delgado. Al regresar a Coatepeque, Mayorga le avisaría a Cáscaras que sería atacado.[94]

El 14 de diciembre, el coronel Rafael Merino avanzaría desde Nejapa a Santa Ana con una fuerza de 1400 soldados divididos en tres divisiones, estando su vanguardia al mando del coronel Isidoro Saget. El 17 llegarían a la entrada de Santa Ana, que estaba ocupada por las tropas federales lideradas por el coronel Agustín Prado; quien a pesar de su defensa no lograría detener a las fuerzas salvadoreñas, que tomarían la ciudad incendiando a su paso el barrio de Tahuilapa (hoy San Sebastián). Entonces Cáscaras se movilizaría desde Coatepeque, y se apoderaría del sur y occidente de la ciudad, librándose batalla en las calles de la ciudad. Finalmente, a solicitud del coronel Merino se firmaría un armisticio, donde ambos ejército se retirarían de la población, las tropas federales irían a Chalchuapa y las salvadoreña a Coatepeque, y el gobierno salvadoreño aceptaría el decreto Federal del 5 de diciembre.[95]

El 18 de diciembre, las tropas federales abandonan Santa Ana y se dirigen a Chalchuapa, luego de canjear prisioneros; llegarían a Guatemala el 26 de diciembre, con una fuerza reducida a 700 soldados. El 19 de diciembre, el coronel Rafael Merino ordenaría saquear la ciudad santaneca; comunicaría a Cáscaras el rompimiento del armisticio; y trasladaría su cuartel general de Ahuachapán, desde donde mandaría destacamentos a territorio guatemalteco, que cometerian actos vandalicos.[96]

Segunda invasión a Guatemala y primer verdadero intento de negociación

Para inicios de 1828, los liberales (partido al que pertenecía el vicejefe Prado) también habían logrado derrotar a las tropas federales en Honduras, en la batalla de La Trinidad, con una división conformada por hondureños, salvadoreños y leoneses (procedentes de Nicaragua); y se había instalado provisionalmente como consejero designado a la jefatura de ese estado Francisco Morazán. Ello impulsaría al gobierno salvadoreño a iniciar una nueva invasión a Guatemala.[97]

Según la memoria del secretario general Fulgencio Mayorga, presentada al congreso estatal a inicios de 1828, el estado contaba, para su defensa interna, con: 1242 soldados; 404 fusiles útiles; 29 cañones montados y 7 desmontados; 2 morteros; 760 tiros de cañón; 800 balas sueltas; 120 granadas; y otos útiles para el servicio de las diferentes armas. Mientras que el ejército de operaciones, destinado a atacar Chiquimula (Guatemala), constaba de dos divisiones: la división del sur, al mando de Rafael Merino (que debido al triunfo de Santa Ana había obtenido el rango de general de brigada), que contaba con más de 2000 hombres bien armados y con municiones, que conformaban 2 escuadrones de caballería, de carabineros y lanzeros, 1 compañía de gastadores, y los artilleros necesarios para el servicio de dos cañones de campaña, y además de una comisión de guerra, un auditor cirujano maior y subalternos; y la división del norte (la misma que había participado en la batalla de la Trinidad), estaba a cargo del teniente coronel español Ramón Pacheco (quien tenía que obrar según las órdenes del general Merino), que tenía entre 400 a 600 hombres que podían aumentarse a 1000 si se requería.[98][99]

La división del norte, se internaría en el departamento de Chiquimula y llegaría a la villa de Zacapa el 2 de enero de 1828. Donde se apoderarían de 200 tercios de distintos productos de comercio guatemaltecos y una cantidad considerable de metálicos que había en la aduana de Gualan.[100]

Arce había nombrado al coronel inglés Guillermo Perks como jefe de estado mayor y lo enviaría a Chiquimula a detener las fuerzas de la invasión del norte. Perks entonces, junto al jefe departamental Indalecio Perdomo con algunas milicias de infantería y una parte de la gran guardia cívica urbana, marcharía hacia Zacapa; donde Pacheco ordenaría a sus tropas que evacuasen inmediatamente, dejando abandonado la mayor parte de las cosas que habían tomado. Perdomo intentaría detenerlos por la cuesta de Santa Ana con una pequeña fuerza, que sería derrotada; con lo que la división del Norte, con muy pocas pérdidas, retornarían a El Salvador el 8 de enero.[101]

El 21 de enero, el congreso del estado, presidido por José María Cornejo, decidiría adoptar el decreto del presidente del 5 de diciembre; lo que se pondría del conocimiento al gobierno federal, informandole a su vez que el congreso estatal estaba dispuesto a enviar a sus comisionados cerca del mismo o en cualquier otro punto que le designarse. A lo que el gobierno federal contestaría, el 29 de enero, a que mandaría sus comisionados a Jutiapa y que el 15 de febrero se reunirían con los de El Salvador.[102][103]

A pesar de los intentos de negociación, el gobierno federal decidiría enviar a sus tropas (al mando del coronel Guillermo Perks) a Jalpatagua, donde se situarían el 5 de febrero. Ahí, el 9 de febrero, sucedería una sublevación de las tropas contra Perks, instigada por los coroneles Antonio López de Irisarri (el segundo jefe de las tropas), Manuel Montúfar y Vicente García Granados; que depondrían a Perks del mando de las tropas e instalarían en su lugar a Irisarri. Entonces las tropas se movilizarían a Conguaco, donde decidirían no dar parte al presidente Arce y obedecer únicamente los designios del jefe de estado de Guatemala Mariano Aycinena.[104]

El 13 de febrero el vicejefe Prado le comunicaría al gobierno federal que los comisionados deberían de reunirse en la hacienda Guayacán, para alejarse de la influencia de la guerra y las milicias que estaban en Conguaco. Por otro lado, el 24 de febrero, con previa consulta al congreso guatemalteco, el presidente Arce decidiría renunciar al cargo (que lo asumiría el vicepresidente Beltranena) y volver a la vida privada, porque estaba disgustado con el proceder de los acontecimientos políticos en Guatemala, y para que no se pusiesen obstáculos a la celebración de conferencias de paz con el estado salvadoreño.[104]

El congreso guatemalteco trataría de intervenir en las negociones con los comisionados salvadoreños, y nombrarían como delegados al diputado Manuel Pavón y al consejero Domingo Estrada, para que junto con los comisionados federales Juan de Dios Mayorga y Juan Francisco de Sosa concurriesen a la conferencia de paz. Ante esto, el congreso salvadoreño opino que no debería de admitirse a los comisionados del gobierno guatemalteco porque no se había tenido ningún acto hostil contra dicho gobierno estatal.[105]

El 21 de febrero, los comisionados guatemaltecos y federales notificaron al congreso salvadoreño que se retirarían el día 22, luego de esperar a los comisionados salvadoreños, porque el gobierno guatemalteco había transferido esa misión al general Manuel Arzú, quien tomaría la conducción de las tropas federales. Arzú conferenciaría con los comisionados salvadoreños Juan José Guzmán y José María San Martín el 28 de febrero, pero rechazaría las propuestas dadas por dichos comisionados. [106]

Tercera invasión de las tropas federales

El 29 de febrero, el general Arzú invadiría el territorio salvadoreño y ocupa la población de Chalchuapa, donde ubica su cuartel general. El 1 de marzo el general Merino, con 3500 soldados, atacan las posiciones federales en Chalchuapa, pero no pudieron con las defensas, siendo derrotados y los rendidos acuchillados; falleciendo alrededor de 600 salvadoreños y 12 de los federales. Esa noche, Arzú entraría a la ciudad de Santa Ana, y el 3 de marzo ocuparía Quezaltepeque.[107]

El 5 de marzo, el general Merino entraría a San Salvador con 200 soldados; Prado nombraría a Doroteo Vasconcelos como su secretario general, y enviaría al anterior (Fulgencio Mayorga) a pedir ayuda al gobierno estatal de Honduras; asimismo, se reorganizaría el ejército, se armarían los cuerpos dispersos, se verificarían nuevos alistamientos, se decretaron préstamos forzosos, y se mandaría a recoger las platas de la iglesia para reducirlas a moneda provisional (que por sería llamada de «Prado»).[108]

Las tropas federales estaban divididas en tres cuerpos: el primero al mando del coronel Manuel Montúfar, el segundo por el coronel Vicente Domínguez, y el tercero dirigido por el teniente coronel Antonio Aycinena. El 4 de marzo, el coronel Manuel Montúfar atacaría las cuestas del Atajo y Milingo (defendidas por una guarnición muy escasa que se replegaría a San Salvador), con lo que los federales ocuparían Mexicanos. Mientras que Arzú movilizaría la segunda división de la coronel Domínguez hacia La Ceiba (entre San Salvador y Santa Tecla), y sería sorprendido por un destacamento salvadoreño al mando del coronel Joaquín Somoza, que lo derrotaría, por lo que retrocedería a Quezaltepeque por 2 días para después ir el 7 de marzo a Mexicanos.[109]

El 11 de marzo, Arzú enviaría un mensaje intimidando al vicejefe Prado. Al día siguiente, atacaría San Salvador, tomando el barrio San José que sería saqueado e incendiado; pero debido a que él y varios de sus subalternos se emborracharían, las tropas salvadoreñas lograrían sacarlos de la ciudad. En este resultaron del lado federal unos 40 o 50 soldados (más 3 oficiales destacados) y gran número de heridos; mientras que del lado salvadoreño hubo 12 fallecidos (incluidos el soldado Ortiz y el coronel Joaquín Somoza) y 30 heridos.[110]

El 14 de marzo, el teniente coronel Agustín Prado llegaría a Mexicanos con un contingente de 500 soldados guatemaltecos. Más adelante, entre los días 28 y 29 de marzo, las fuerzas salvadoreñas intentarían atacar el cuartel general federal en Mexicanos, pero no lo lograrían y sufrirían bajas considerable.[111]

El 31 de marzo se celebraría la primera conferencia de paz en la casa Esquivel, en el punto medio entre San Salvador y Mexicanos; entre los comisionados salvadoreños (Juan Manuel Rodríguez, José María Blanco, José Miguel Álvarez, y Doroteo Vaconcelos) y los comisionados de Arzú (Luis Batres, Juan de Dios Castro, Agustín Prado, y José Valdes); pero no se llegaría a un acuerdo, porque las instrucciones dadas a Arzú exigían la entrega de armas y ocupación de San Salvador.[112]

Al darse cuenta Arzú que desde San Vicente llegaban recursos para el ejército salvadoreño, dispuso el 1 de abril que el coronel Vicente Domínguez fuese con 600 soldados a esa población; no podría ocuparla por mucho, ya que contingentes de vicentinos (que habían abandonado su casa por la llegada de las tropas federales) lo atacarían desde Apastepeque y le quitarían el agua y abastecimiento de víveres, por lo que Domínguez partiría hacia San Miguel. Para detenerlo, el gobierno salvadoreño nombraría, el 5 de abril, al coronel Guillermo Merino; encontrándose ambas fuerzas, el 13 de abril, en Quelepa, donde el contingente salvadoreño sería derrotado y retornarían a San Vicente, quedando el departamento de San Miguel (toda la zona oriental salvadoreña) a manos de Domínguez.[113]

Para distraer a las fuerzas salvadoreñas del avance de Domínguez a los departamentos orientales, el 3 de abril Arzú atacaría a San Salvador y mandaría a incendiarla, pero sería derrotado y el incendio sofocado. Más adelante, el 15 de ese mes, atacaría a las tropas del general Rafael Merino, que estaban estacionadas en Aculhuaca (hoy parte de Ciudad Delgado); las tropas federales se apoderarían e incendiarían esa población, y causarían varios abusos a la población civil. Ese mismo mismos día 15, Arce intentaría reasumir el mando presidencial pero no lo permitiría el vicepresidente Beltranena.[114]

El 18 de abril, el presbítero José Matías Delgado le escribiría al coronel Montúfar para restablecer las conversaciones de paz. Así, el 19 y 20 de ese mes, se realizaría la segunda conferencia de paz en la casa de esquivel; estando del lado salvadoreño Delgado y Juan Manuel Rodríguez, y del lado federal Montúfar y Agustín Prado. Al final, estas conversaciones no llevaron a ningún lado, por lo que el conflicto continuaría.[115]

El 30 de abril, el vicejefe Prado asumiría el mando de las tropas salvadoreñas, mientras que el general Rafael Merino obtendría un pasaporte, y se embarcaría desde el puerto de La Libertad rumbo a Colombia en el bergantín Caupolicán; pero al anclar esa embarcación en La Unión, las fuerzas de Domínguez lo capturarían y lo enviarían a San Miguel, donde sería enjuiciado y fusilado.[116]

El 12 de marzo, el coronel salvadoreño Tomás Cordero Alfaro intentaría atacar Sonsonate, pero sería repelido por una columna federal al mando del capitán Manuel Menéndez, quien fallecería en ese enfrentamiento. Luego, el 15, debido a las numerosas derrotas, los emigrados guatemaltecos al servicio del ejército salvadoreño decidirían acogerse al indulto prometido por el congreso guatemalteco el 31 de marzo. Posteriormente, el 19 de mayo, al tenerse noticias que vendría con sus tropas el general Francisco Morazán (entonces jefe supremo del estado hondureño), se mandaría un destacamento al río Lempa que sería derrotado por las fuerzas de Domínguez en la hacienda El Socorro por junio de ese año; después de lo cual, Domínguez se dirigiría a saquear San Vicente y sus haciendas.[117]

El gobierno federal nombraría a Manuel Pavón como como comisionado, quien llegaría el 7 de junio a la casa de Esquivel, donde conferenciaría con el presbítero Delgado, y juntos firmarían el 12 de junio el tratado de Esquivel, que contenía: que San Salvador aceptaría el decreto del 5 de diciembre de 1827, que se harían nuevas elecciones, las autoridades federales se reunirían en Santa Ana, y el ejército federal ocuparía San Salvador. Dicho tratado sería rechazado por la población, y el gobierno salvadoreño acordaría no ratificarlo el 19 de junio; abriéndose nuevamente las hostilidades el 22 de junio.[118]

Al no poder reasumir el cargo de presidente, Arce se trasladaría a Santa Ana donde entablaría conversaciones con el presbítero Delgado y el vicejefe Prado. El plan de Arce eran establecer el gobierno federal en San Salvador; repetir el decreto del 5 de diciembre de 1827; césar las hostilidades; y si el gobierno guatemalteco decidiese continuar la guerra, él la sostendría liderando las tropas salvadoreñas. Aunque dichas ideas eran apoyadas por Delgado, el vicejefe Prado las rechazaría; y también se oponían a ellas el secretario o ministro general Vasconcelos, Juan Manuel Rodríguez, y los emigrados guatemaltecos que continuaban en San Salvador.[119]

El gobierno salvadoreño organizaría varios contingentes de tropas volantes, que fueron disciplinados por los tenientes coroneles Enrique Terrelonge y Juan Prem, y destinados a obrar en las afueras de San Salvador. Así quedarían organizados: el batallón invencible, al mando del teniente coronel Miguel Fuentes; la columna La Vencedora, dirigida por el teniente coronel Prem; un escuadrón de caballería, liderado por el capitán Juan Antonio Parada; y otros contingentes dirigidos por Julián "El Zonto" Ramírez, Jorge Puch, y Tomás Castro.[120]

Llegada de Francisco Morazán, fin del conflicto en El Salvador
Morazán dirigiendo a las tropas en la batalla de la hacienda El Gualcho

El 24 de junio de 1828, el general Francisco Morazán deposita el mando del estado hondureño en el vicejefe Diego Vigil, y se dispone a partir en auxilio de El Salvador con una fuerza de 1400 hombres compuesta de hondureños y nicaragüenses; colocándose en la población de Lislique para recibir los refuerzos salvadoreños.[121]

El 5 de junio, el teniente coronel Ramírez le avisaría a Morazán que al día siguiente podría cruzar el río Lempa, con algunas dificultades porque había falta de barcas. Debido a la lluvia, Morazán haría que sus tropas descansasen en la hacienda El Gualcho. A la mañana siguiente, el coronel Domínguez movilizaría a sus combatientes a esa hacienda, donde se libraría una batalla que sería ganada por Morazán; quien luego se fue miembro de movilizaría a San Miguel mientras que el coronel Domínguez buscaría refugiarse en los gramales de Santiago de María.[122]

En San Miguel, Morazán pediría un empréstito forzoso, confiscaría la mercadería de los comerciantes y todo lo que fuese guatemalteco, e incorporaría como soldados a los que no completaban la cuota que les había asignado; después, regresaría temporalmente a Honduras, debido a la insubordinación de las tropas auxiliares nicaragüenses, rebeliones en Honduras, y la deserción de la tropa.[123]

El 7 de julio Arzú, enviaría al coronel Agustín Prado, con un contingente de 600 soldados, para auxiliar al coronel Domínguez; pero debido a la derrota de este, Agustín Prado iría a Ilobasco, donde derrotaría a un contingente salvadoreño dirigido por el capitán José Antonio Parada. Más adelante, el 24 de julio, saldría Manuel Arzú hacia San Miguel (con un contingente de 400 soldados), dejando en Mexicanos al coronel Manuel Montúfar; en San Vicente se le uniría el coronel Agustín Prado; el 31 de julio cruzaría el río Lempa en la hacienda La Barca, a pesar del ataque de un destacamento hondureño de 200 soldados al mando del coronel Rosario López Plata, que sería derrotado. Arzú entonces se dirigiría a Usulután, donde se le uniría el coronel Domínguez el 2 de agosto, y a quien enviaría en persecución de Morazán (llegando hasta Nacaome, desde donde se regresaría); mientras que Arzú situaría sus tropas en Chinameca.[123]

El 31 de julio, los salvadoreños intentarían atacar a las fuerzas federales en Aculhuaca, pero serían derrotados con grandes pérdidas. El 9 de agosto, las tropas salvadoreñas lideradas por el coronel Juan Prem toman Ayutustepeque. Más adelante, las tropas salvadoreñas pondrían sitio a las fuerzas federales Mexicanos, y el 14 de agosto el coronel Montúfar sería completamente derrotado. Montúfar se comunicaría con el comandante de Santa Ana el sargento mayor Pedro González, diciéndole que no podría mandarle tropas de auxilio; mientras que en Sonsonate, el 8 de agosto, el comandante militar Felipe Vega había puesto su renuncia ya que los vecinos no querían defender a la población y no lograba reunirlos de ningún modo. Posteriormente, el coronel Juan Prem derrotaría el 25 de agosto al coronel José Valdes cerca de Quezaltepeque, y al teniente coronel José Antonio Vigil el 29 de ese mes en El Nance (cerca del Playón). [124]

El 22 de agosto, el vicejefe Prado propondría al gobierno federal el nombramiento de comisionados para que se reuniesen en Ahuachapán y restableciesen la paz; el encargo de llevar esa comunicación sería el licenciado Manuel Aguilar, comisionado por el gobierno estatal de Costa Rica para encontrarle solución al conflicto. EL 6 de septiembre el gobierno federal recibiría el mensaje, y el 10 nombraría a Juan Francisco Sosa como su comisionado. El 11 el gobierno guatemalteco nombraría al presbítero Fernando Antonio Dávila, y el 22 el gobierno salvadoreño designaría a Juan Manuel Rodríguez. El 1 de octubre se reunirían los comisionados federal y salvadoreño con la mediación de los comisionados costarricense y guatemalteco; pero no se lograría llegar a ningún acuerdo, disolviendose la conferencia después del 10 de octubre de ese año.[125]

El 18 de septiembre el coronel Juan Prem derrotaría al Mayor José María Vera en el el cantón La Ceiba (en camino a Santa Tecla), y las tropas salvadoreñas intentarian atacar Mexicanos, pero serían rechazados con perdidas. El 20 de septiembre volverían atacar Mexicanos, y lograrían vencer a las tropas federales que saldrían con los honores de guerra a entregar sus armas en Apopa; serían liberados los prisioneros que había en Mexicanos, entre ellos el coronel Ramón Pacheco; y quedarían como rehenes el coronel Manuel Montúfar, Juan Montúfar, Indalecio Perdomo, Juan Antonio Palomo, el poeta José Batres Montúfar, y otros 12 entre generales y oficiales, quienes serían tratados con alguna consideración, se les señalaría como prisión la casa particular esquina opuesta al atrio de la parroquia central (hoy iglesia El Rosario), y recibirían sueldo diario.[126]

El 2 de septiembre, el general Morazán saldría de Tegucigalpa con 600 soldados (400 hondureños, 100 nicaragüenses, y 100 salvadoreños) para enfrentarse a las fuerzas de Arzú que estaban atrincheradas en San Miguel. El 2 de octubre, llegaría a la población de Goascoran donde pediría al gobierno salvadoreño que le enviasen 400 o 500 soldados para que se le incorporasen; y el 5 de octubre un contingente (de las fuerzas de Morazán), al mando del capitán Antonio Corzo, atacaría y se apoderaría del puerto de La Unión.[127]

Al darse cuenta de la llegada de Morazán, el general Arzú decidiría moverse de San Miguel a Usulután, con los 500 soldados que le quedaban; ahí Arzú dejaría el mando, debido a estar enfermo, al coronel Antonio Aycinena. El 7 de octubre, estás tropas se moverían a Jucuapa, y el 8 a la hacienda Jalapa para luego situarse en la colina de la hacienda San Antonio; donde tendrían un encuentro con las fuerzas de Morazán y dejarían un cañón en poder de los contrarios. El 9 el sargento mayor federal José María Espinola se presentaría ante el general Morazán, informándole que su comandante (el coronel Aycinena) deseaba capitular; entonces Morazán se reuniría con Aycinena en la casa de la hacienda San Antonio y Aycinena firmaría la capitulación, rindiendose y entregando sus arma. Morazán dejaría libre a todos los oficiales federales y los auxiliría con 3000 pesos para que retornasen a Guatemala; pero Aycinena se separaría de las tropas, para llegar más rápido a Guatemala, y estás pasarían haciendo varios abusos en las poblaciones salvadoreñas y hondureñas que encontraban. Con ello acabaría la tercera invasión de las tropas federales al territorio salvadoreño.[128]

Inicios de la tercera invasión a Guatemala y fin del gobierno de Prado

El 23 de octubre, Morazán entraría triunfante en San Salvador. Desde ese momento se empezaría a preparar una nueva invasión a Guatemala, con el fin de deponer a todas las autoridades guatemaltecas y federales que eran consideradas intrusas desde los suscesos de 1826. Así, el 14 de noviembre, Morazán y Prado hicieron las siguientes condiciones para la paz: que se reinstalase el congreso federal y guatemalteco de 1826, que se le devolviese el mando del gobierno guatemalteco a Juan Barrundía, indemnización por los daños ocasionados por el conflicto en el territorio salvadoreño, y reorganización del personal administrativo nombrado por el jefe estatal de Guatemala Mariano Aycinena; lo que sería completamente rechazado por el gobierno federal y guatemalteco; por lo que Morazán iría a Ahuachapán, donde reuniría una fuerza de 2000 soldados que sería conocida como el Ejército Aliado Protector de la Ley.[129]

El 8 de noviembre, el vicejefe Prado convocaría a elecciones para jefe, vicejefe y diputados estatales. En ellas competirían Prado y el coronel Antonio José Cañas; al ver Prado que el que obtenía la mayoría de votos era Cañas, buscaría suspender las elecciones el 4 de diciembre. Estas elecciones también tuvieron sus propias polémica, ya que los partidarios de Prado sostenían que Cañas era apoyado por Manuel José Arce (quien se suponía que estaba a favor de los conservadores y la aristocracia guatemalteca) y llamaban a sus partidarios «arcistas»; incluso, el diario El Salvadoreño anotaba que el presbítero Isidro Menéndez había logrado que 12 electores votaran a favor de Cañas en Ahuachapán. En vista de estas irregularidades, el congreso estatal anularía las elecciones el 12 de diciembre [130][56]

Prado le ordenaría al jefe político intendente de Sonsonate Juan Manuel Rodríguez a que hiciese salir del país al general Manuel José Arce, que estaba residiendo en la ciudad de Santa Ana, por que creía que favorecía la elección de Antonio José Cañas. Rodríguez haría efectiva esa orden; mientras que Morazán, debido a la intervención de unos amigos de Arce, enviaría al coronel José María Gutiérrez para que le avisase a Arce la orden del gobierno salvadoreño para que de esa forma evitase ser llevado por una escolta. Arce saldría inmediatamente hacia Guatemala.[131]

El congreso estatal establecería el 21 de diciembre como el día en que se llevarían a cabo nuevamente las elecciones; pero ese día surgiría un disputa entre el congreso y el directorio electoral de San Salvador (que se formó ese día, y probablemente por partidarios de Cañas), por lo que al siguiente día el congreso anularían ese directorio y le comunicarían al jefe político intendente de San Salvador Francisco Padilla las actitudes que criticaban del directorio anulado (como el haber permitido el voto a los soldados de la guarnición, que por su características de ser dependientes, sin previa califacion, y sin vecindario, no tenían derecho a elegir).[56]

La opinión pública manifestada en la actas de las municipalidades y secundadas por algunos periódicos pedirían que se diese cumplimiento al artículo 46 de la Constitución estatal, que dice que los jefe supremos durarían 4 años. Por lo que el 30 de diciembre, el congreso estatal decretaría que el vicejefe Prado había concluido su período desde el 24 de septiembre, y daría las providencias necesarias para las nuevas elecciones que se realizarían en enero.[132]

A inicios de 1829, el coronel Juan Prem se internaría por Chiquimula y se enfrentaría a las tropas del coronel Vicente Domínguez, a quien vencería en una batalla en las calles de Guastatoya el 15 de enero, con lo que se apoderaría de ese departamento. Por otro lado, el 6 de enero, el vicejefe Prado decretaría el reclutamiento de 2000 soldados repartidos en los entonces 4 departamentos; para cuando fue emitido este decreto, ya se encontraba como secretario general Pedro Molina.[133]

Primera jefatura de José María Cornejo

José María Cornejo, jefe supremo del estado del 30 de enero de 1829 al 16 de febrero de 1830, y del 4 de diciembre de 1830 al 3 de abril de 1832

Inicios del gobierno y fin de la guerra civil Centroamericana

El 22 de enero, serían electos como jefe supremo José María Cornejo y como vicejefe Nicolás Espinoza; y el 30 de enero tomarían posesión de su cargo. Cornejo, que se encontraba en el punto de mira de los partidarios de Prado, buscaría en principio seguir el camino de su predecesor hasta la finalización del conflicto con las fuerzas federales. Tendría durante su mandato, como secretario o ministro general sucesivamente a: Pedro Molina, José Félix Quirós, y Manuel Barberena.[134]

La Antigua Guatemala se pronunciaría a favor del general Morazán y armaría un contingente de 600 soldados al mando del coronel Nicolás Raoul, pero serían inmediatamente derrotados por las tropas federales. El 15 de febrero, el contingente morazanistas dirigido por el coronel Cayetano de la Cerda fue derrotado por las tropas federales del general Ramón Pacheco; quien más adelante fue derrotado por las tropas morazanistas del coronel Enrique Terrelonge y el teniente coronel Doroteo Corzo. El 16 de febrero, Morazán ocuparía la Antigua Guatemala y situaría ahí el ejército aliado; y el 15 de marzo derrotaría al coronel federal Agustín Prado en Las Charcas. En abril, un destacamento morazanista liderado por el coronel Manuel Jonama derrota en el departamento de Quetzaltenango al coronel Antonio José de Irisarri, quien sería aprisionado y enviado como preso a El Salvador.[135]

El 6 de marzo, el congreso estatal (presidido por Mariano Funes) declararía responsables a los que ejercieron como jefes políticos durante la ocupación de los departamentos de Sonsonate y San Miguel, así como a los que fueron nombrados por ellos; y el 14 de marzo le otorgaría facultades extraordinarias al pode ejecutivo para que pudiese sostener la guerra.[136][49]

El 9 de abril, Morazán pondría sitio a ciudad de Guatemala; y con la mediación del ministro de los Países Bajos Juan Verver se llevaría a cabo una conferencia de paz en Ballesteros, donde estarían: el licenciado Manuel Arbeu, en representación del vicepresidente Beltranena; el licenciado Manuel Pavón, en representación del jefe de estado guatemalteco Aycinena; el coronel y licenciado (recién electo vicejefe) Nicolás Espinoza, en representación del gobierno salvadoreño; y el general Morazán, representando a Honduras y Nicaragua. Pero el general Morazán no aceptaría lo acordado, debido a que los comisionados federal y guatemalteco pidieron que las tropas sitiadoras no entrasen a la ciudad.[136]

El 12 de abril, se presentarían en San Francisco (cuartel general de Morazán) el general Manuel Arzú y el teniente coronel Francisco Pavón, como comisionados del jefe de estado guatemalteco, para tratar sobre los términos de rendición de la ciudad. A las 8 de la noche, el coronel Nicolás Raoul ocuparía la ciudad y tomaría posesión de los cuarteles; el 13 y 19 de ese mes serían reducidas a prisión varios de los funcionarios y personas notables de la Federación y Guatemala (incluyendo el presidente Manuel José Arce, el vicepresidente Beltranena y el jefe de estado guatemalteco Aycinena). Con ello acabaría la guerra civil e iniciaría el período de la restauración y que se restablecieron las autoridades disueltas en 1826.[137]

Consecuencias de la guerra civil y otros sucesos de 1829

El 14 de abril el general Morazán convocaría a los diputados de la asamblea federal 1826, a excepción de los de El Salvador, Nicaragua y Costa Rica que se opusieron a los prevaricatos del congreso; para alcanzar el quorum necesario se citaría a ciudadanos que habían sido diputados antes de 1826 (esta asamblea estaría presidida por Doroteo Vasconcelos); en el territorio salvadoreño se eligiría a Antonio José Cañas como diputado en la Asamblea Federal.[138]

También se restauraría el congreso estatal guatemalteco de 1826, y ahí se presentaría una lista de casas y edificios destruidos en el estado salvadoreño, en 1828, durante el conflicto. En total en Aculhuaca se destruyeron 141 construcciones; en San Sebastián Texincal 82; en Cuscatancingo 255; en San Martín 8; en Mexicanos 280; en Ayutuxtepeque 128; en Nejapa 285; y en los barrios de San Salvador 89 (73 en el de San José, 8 en el de Concepción, y 8 en el de Santa Lucía).[139]

Los diputados del congreso salvadoreño José María Silva y el presbítero José Antonio Colom pedirían al pleno legislativo a que se juzgue militarmente a los prisioneros recluidos en San Salvador, desde que las tropas federales se rindieron en Mexicanos, debido a la destrucción que causaron al país; pero esa propuesta sería rechazada.[140]

El 7 de mayo, los coroneles Antonio José de Irisarri, Manuel Montúfar y Juan Montúfar, que estaban en calidad de prisioneros en San Salvador, presentaron una protesta ante el congreso y gobierno salvadoreño reclamando que se les tenía incomunicados y sujetos a malos tratos, que les deberían de tener consideración al ser reos del Estado y que no los pueden someter militarmente.[140]

El 30 de mayo el congreso estatal, opinaria que debería de suspenderse el empréstito forzoso quincenario, debido a la reticencia de los ciudadanos de pagar; el 4 de junio, decretaría la creación de una estadística exacta para arreglar la administración de la Hacienda Pública; el 8 de junio decretaría el establecimiento del puerto del Espíritu Santo (en la Bahía de Jiquilisco, entonces en el distrito de Usulután, departamento de San Miguel), concedería tres años de libertad por los derechos de exportación e importación en dicho puerto, y los ciudadanos salvadoreños solo pagarían el uno por ciento para la construcción de lanchas y otros objetos de seguridad y limpieza del puerto; y el 10 de junio, autorizaría al poder ejecutivo estatal el poder imponer empréstitos forzosos en casos urgentes.[141]

El 9 de junio, el congreso estatal designaría a los diputados José María Silva y al presbítero José Antonio Colom como comisionados al gobierno federal para que: verificasen, que de instalarse la asamblea federal con los diputados de 1826, este convocase inmediatamente a elecciones y nombrase al senador más antiguo como presidente provisional; y que hiciesen saber que el congreso salvadoreño no aceptaría que el congreso guatemalteco indulte a los participantes en la guerra civil Centroamericana. La asamblea federal, con diputados de 1826, se instalaría el 22 de junio; el 25 de ese mes nombraría a al senador José Francisco Barrundia como presidente provisional; y el 18 de agosto convocaría a elecciones generales (de presidente y vicepresidente; diputados y senadores federales; y miembros de la Corte Suprema de Justicia) y designaría la cantidad de diputados de cada estado en la asamblea federal, correspondiéndole a El Salvador 9 diputados con sus respectivos suplentes, y que en el senado federal cada estado tendría 2 senadores propietarios y un suplente. [142]

El 12 de junio, el vicejefe Nicolás Espinoza renunciaría a ese puesto, por lo que se convocaría a elecciones para nuevo vicejefe; el 24 de agosto, el congreso estatal, luego de verificar lo votos, declararía electo para ese cargo al licenciado José Damián Villacorta.[143]

El 20 de julio, el jefe Cornejo demandó al general Morazán el cumplimiento de la ley con relación a mantener con vida al general Manuel José Arce; por ello, Morazán no buscaría llevar a cabo el fusilamiento de Arce y de Mariano Aycinena, como lo tenía planeado. Arce partiría, desde el puerto de Omoa (Honduras) a Estados Unidos en septiembre; mientras que el resto de prisioneros que estaban en El Salvador y en Guatemala (que eran 61, incluyendo el arzobispo Ramón Casaus) serían embarcados en el puerto de Acajutla en el bergantín General Hidalgo el 28 de agosto, únicamente quedaría en San Salvador el coronel Antonio José de Irisarri que se fugaría pocos días después y se embarcaría rumbo a Chile.[144]

El 1 de agosto, buscando mejorar la Hacienda del Estado, el jefe Cornejo decretaría un empréstito de 10.000 pesos sobre los hacendados y comerciantes que tuviesen una ganancia de 2000 pesos arriba, que estaría repartido según los departamentos: 4000 en San Salvador, 3000 en San Miguel, y 1500 en Sonsonate y San Vicente respectivamente. Más adelante, el 30 de septiembre, el jefe Cornejo pediría un empréstito forzoso de 1000 pesos repartido en los 4 departamentos. [145]

El 28 de agosto, los comisionados al gobierno federal Silva y Colom pedirían al gobernador del arzobispado de Guatemala doctor José Antonio Alcayaga a que nombrase como provisor y vicario eclesiástico de San Salvador al presbítero José Matías Delgado; lo cual así se haría. Sin embargo, estas medidas no le gustaron al arzobispo Casaus, quien desde La Habana (Capitanía General de Cuba, aún parte del Imperio Español), el 27 de enero de 1830, anularía el nombramiento de Delgado y destituiría como gobernador del arzobispado a Alcayaga y en su lugar colocaría primeramente a Pedro Ruiz de Bustamante y luego a Diego Batres.[146][147]

El 29 de septiembre, el congreso estatal decretaría que: sería derogado el decreto que estableció el obispado en San Salvador; que dejaría la puerta abierta para continuar las negociaciones con la Santa Sede para ese fin; que nombraría a José Matías Delgado como gobernador eclesiástico del Estado, para lo que se solicitaría las licencias necesarias al gobernador metropolitano Alcayaga; que todas las provisiones eclesiásticas tendrían que tener el pase del ejecutivo del Estado; y que el ejecutivo estatal procedería, de acuerdo con el consejo representativo, a remover todo obstáculo al cumplimiento de las medidas antedichas (ya sea al interior del Estado o en las negociaciones necesarias en el exterior). [148]

En septiembre, se tendría noticias de que algunos de los expulsados se encontraban en La Habana promoviendo la restauración del dominio español en Centroamérica; por lo que la asamblea federal, el 8 de octubre, decretaría cerrando los puertos de la República al comercio con España.[149]

Para fines de 1829 había revueltas en Nicaragua y en Honduras, en este último instigado por el general Vicente Domínguez (que había eludido el decreto de expulsión). Debido a ello, el general Morazán iría a San Salvador, y solicitaría el 7 de septiembre al gobierno estatal a que contribuya con 8000 pesos; más adelante, el 7 de enero de 1830, también pediría que el estado salvadoreño le enviase 400 soldados para ayudarlo en esa pacificación, lo que así se haría. El 19 de febrero de 1830, con la derrota de los revolucionarios en Opoteca, terminaría el problema en Honduras; y el 12 de marzo, con la toma de posesión como jefe de estado de Dionisio Herrera, terminaría el problema en Nicaragua.[150]

Jefatura de José Damián Villacorta

El 16 de febrero de 1830, el jefe Cornejo se retiraría temporalmente de la jefatura estatal, quedando el cargo en manos del vicejefe José Damián Villacorta; quien seguiría teniendo como secretario o ministro general a Manuel Barberena, que posteriormente sería sustituido por Isidro Reyes.[9][23]

El primero de marzo, el congreso estatal, presidido por el presbítero José Antonio Colom, decretaría la extinción de las órdenes religiosas (lo cuál ya había sido decretado con anterioridad en el estado guatemalteco el 11 de julio de 1829); esto incluía que: los miembros de ellas podían seguir residiendo en sus conventos, prestarían obediencia al prelado eclesiástico, y seguirían manteniendo sus hábitos; las iglesias administradas por ellas quedarían como filiales de las parroquias; y todos los bienes de los conventos quedarían en propiedad del gobierno estatal y los créditos que les adeudaban pasarían a la tesorería estatal.[151][49]

El 27 de marzo se instalaría la asamblea federal (presidida por el presbítero José Antonio Alcayaga) y procedería a convocar a elecciones de presidente y vicepresidente. En junio se realizaría el conteo de votos, teniendo la mayor cantidad el general Morazán seguido de José Cecilio del Valle, pero ninguno había logrado la mayoría absoluta, por lo que el congreso decidiría decantarse por el obtuvo mayor número de votos (a diferencia de 1825 donde escogió a quien mejor le pareciese), quedando electo como presidente el general Francisco Morazán; mientras que como vicepresidente el ganador fue Mariano Prado (quien había sido vicejefe del estado salvadoreño); tomarían posesión el 16 de septiembre.[152]

El 26 de agosto, debido a que las leyes anteriores no había logrado organizar correctamente el sistema de justicia estatal, el congreso del Estado, presidido por Pedro Garay, decretaría la ley reglamentaria para tribunales y juzgados del Estado. En esta ley se crearían, por vez primera, los juzgados de primera instancia en las cabeceras departantamentales y en algunas de los distritos; estos serían ejercidos por personas letradas y no por alcaldes (quienes eran los que anteriormente ejercían dicha función; y que aún mantendrían ciertas pregorativas sobre ello, principalmente en aquellos lugares en los que no se instalaron dichos jueces).[49]

El 19 de octubre, el congreso estatal, presido por Anselmo Paiz, decretaría declarando la circulación forzosa de aquellas monedas de plata que tengan algún signo de valor, sin importar su desgaste.[153]

Segunda jefatura de José María Cornejo

El 4 de diciembre, Cornejo retomaría el cargo de jefe supremo del Estado; en el que seguiría teniendo como secretario general a Isidro Reyes, y además en 1832 tendría como secretario de hacienda y guerra a Joaquín Durán y Aguilar. [154]

El malestar dejado por la guerra civil llevó a considerar la necesidad de reformar la constitución federal (lo que incluía el traslado del gobierno federal a otro lugar fuera de la ciudad de Guatemala y la reducción del número de diputados guatemaltecos en la asamblea federal); a este fin, el gobierno estatal había concedido gratis la imprenta del Estado para que se hablase y discutiese sobre este tema. Una de las propuestas para reformar la constitución, dada por el entonces jefe del estado guatemalteco doctor Pedro Molina -quien fue destituido por ello-, era la de convertir la Federación en una confederación (al modo de Suiza y sus cantones). Esta propuesta, que sería rechazada por la mayoría de las autoridades federales y estatales, se consideraba que era apoyada por Cornejo; pero él, en realidad, buscaba gobernar de forma moderada en conformidad con la opinión dominante del Estado y las resoluciones del congreso estatal. Aún así, Cornejo si que apoyaba la idea de una reforma a la Constitución, para redefinir las esferas de acción estatales y nacionales.[155]

El 28 de enero de 1831, el congreso estatal presidido por José Antonio Ximenez, derogaría el nombramiento de José Matías Delgado como gobernador eclesiástico de San Salvador y todas las leyes relacionadas con la creación del obispado salvadoreño, debido a que se tenían dudas sobre la legitimidad de ese nombramiento (que también las tenía el propio Delgado). El poder ejecutivo estatal comunicaría dicha medida al arzobispo Casaús (exiliado en Cuba) quién nombraría como gobernador provincial y vicario general de San Salvador al presbítero José Ignacio Ávila.[147][156]

A la una de la mañana del 7 de febrero de 1831, sucedería un fuerte terremoto que causaría granades estragos en San Salvador y varias poblaciones de la costa. Por otro lado, y más adelante, el 27 de junio, la asamblea federal rechazaría la propuesta de designar a Sonsonate para la reunión de la asamblea federal.[157]

División Administrativa

Departamentos del Estado en 1824
Distritos del Estado en 1824

El estado se encontraba dividido en departamentos que eran liderados por un jefe político intendente, designado por el jefe supremo del estado; que sería además comandante militar del departamento, hasta el 15 de mayo de 1839, cuando se ordena que se nombre a un comandante general en cada departamento.[158]

Los departamentos a su vez se encontraban divididos en distritos, que agrupaban a varios municipios. Los distritos podían tener funciones políticas, electorales y/o judiciales; el tener funciones políticas significaba que eran liderados por el alcalde de primer voto de su cabecera, por lo que además tendría el título de jefe de distrito; en el caso de tener funciones judiciales, estos eran sede de un juzgado de primera instancia (desde la creación de estos en 1832); mientras que el tener funciones electorales implicaba que en su cabecera se reunirían los electores de cantones electorales para elegir a los electores de partido.[159][160]

Organización al momento de la creación del estado

Para el momento de la creación del estado, había 4 departamentos, 16 distritos (que eran los mismos 15 distritos de la provincia de San Salvador, más el territorio de la alcaldía mayor de Sonsonate) y unos 178 municipios, encontrándose conformado de la siguiente manera:[161][160][162]

Departamento Distrito Municipios
San Salvador San Salvador San Salvador, Mejicanos, San Jacinto, Ayutuxtepeque, Cuscatancingo, Aculhuaca, Paleca, San Sebastián Texincal (estos tres en 1935 serían unidos en el municipio de Delgado, desde 1986 Ciudad Delgado), Soyapango, Ilopango, Nejapa, Apopa, Guazapa, Tonacatepeque, San Martín, San José Guayabal, Suchitoto, San Luis Aguacayo (anexado el 8 de febrero de 1859 a Suchitoto), Antiguo Cuscatlán, Huizúcar, Panchimalco, San Marcos, Santo Tomás y Santiago Texacuangos
Cojutepeque Cojutepeque, San Bartolomé Perulapía, San Pedro Perulapán, Tenancingo, Ilobasco, Jutiapa y Santo Domingo
Opico Opico, Tacachico, Quezaltepeque, Guaymoco (hoy Armenia), Sacacoyo, Ateos (hoy un cantón de Sacacoyo), Cacaluta (hoy San Julián), Cuisnahuat, Zapotán (hoy Santa Isabel Ishuatán), Mizata, Tepecoyo, Jayaque, Talnique, Teotepeque, Jicalapa, Comasagua, Tamanique y Chiltiupán
Chalatenango Chalatenango, Arcatao, Concepción Quezaltepeque, San Miguel Techonchogo (hoy San Miguel de las Mercedes), El Carrizal, Dulce nombre de Jesús, Azacualpa, Potonico, y Comalapa
Metapán Metapán, y Atempa Mazahuat (hoy Masahuat)
Tejutla Tejutla, Citalá, Chiconhuezo (hoy Nueva Concepción), Santa Rita, Dulce Nombre de María, Agua Caliente, y La Palma
Sonsonate Sonsonate Sonsonate, Sonzacate, Acajutla, Asunción Izalco, Dolores Izalco (estas dos poblaciones fueron combinadas el 24 de febrero 1838), Caluco, Nahuizalco, Nahulingo, Juayúa, Salcoatitán, Santa Catarina Masahuat, Santo Domingo de Guzmán, San Pedro Puxtla, Guaymango, Jujutla, Apaneca, Ahuachapán, Tacuba, Ataco, Atiquizaya, San Lorenzo, y San Antonio del Monte
Santa Ana Santa Ana, Santa Lucía Chacalcingo (hoy un barrio de la ciudad de Santa Ana), Chalchuapa, Coatepeque y Texistepeque
San Vicente San Vicente San Vicente, San Cayetano Istepeque, Tecoluca, Apastepeque, Sagayuapa (hoy barrio de Apastepeque), San Sebastián, Tepetitán, y Verapaz
Sensuntepeque Sensuntepeque, Guacotecti, La Puebla de Titihuapa (hoy Dolores), Chocaique (hoy Victoria), y San Isidro
Zacatecoluca Zacatecoluca, San Juan Nonualco, Santiago Nonualco, San Pedro Nonualco, Santa María Ostuma y San Sebastián Analco (hoy es un barrio de Zacatecoluca)
Olocuilta Olocuilta, Cuyultitán, San Juan Talpa, Tapalhuaca, San Francisco Chinameca, San Miguel Tepezontes, San Juan Tepezontes, San Antonio Masahuat, San Pedro Masahuat, y Analquito
San Miguel San Miguel San Miguel, Uluazapa, Quelepa, Moncagua, Chapeltique, Sesori, Cacahuatique (hoy Ciudad Barrios), Lolotique, Chinameca, Jucuapa, Tecapa (hoy Alegría), Zapotitán (que sería unido a Tecapa antes de 1865), San Luis de la Reina, Estanzuelas y San Buenaventura
Usulután Usulután, Santa María, Santa Elena, Ereguayquín y Jiquilisco
Gotera Gotera, Chilanga, Sensembra, Yamabal, Guatajiagua, Lolotiquillo, Yoloaiquín, Osicala, Gualococti, San Simón, San Carlos, Torola, Perquín, Saco (hoy Concepción de Oriente), Santa Rosa de Lima, Arambala, Araute (hoy El Rosario), Jocoaitique, Meanguera, Cacaopera, Anamorós, Lislique, Polorós y San Antonio del Sauce
San Alejo San Alejo, Pasaquina, Jocoro, Yucuaiquín, Comacarán, Yayantique, Jucuarán, Intipucá, Conchagua, y San Carlos de La Unión

Modificaciones de 1827 a 1835

En 1827 se crearían los distritos de Izalco (separado del distrito de Sonsonate), Chinameca (separado del de San Miguel), y San Antonio del Sauce (separado del de Gotera). El de Izalco estaba conformado, además de la población homónima, por Guaymoco, Caluco, Cuisnahuat y San Julián Cacalula (siendo los últimos dos provenientes del distrito de Opico); mientras que el de Chinameca, lo estaba por Lolotique, Jucuapa, Tecapa (hoy Alegría), Zapotitan, Estanzuelas, y San Buenaventura; y el de San Antonio del Sauce por Santa Rosa de Lima, Saco, Poloros, Anamoros, Lislique y Pasaquina (este último proveniente del distrito de San Alejo).[159][160]

El 23 de febrero de 1828 sería creado el distrito de Ilobasco, que contaba además con las poblaciones de Santo Domingo y San Sebastián (este último del distrito de San Vicente). Pero, el 23 de enero de 1830 se derogaría esa ley, volviendo las poblaciones a sus distritos originales.[160]

En los años de 1830, el coronel colombiano Narciso Benítez, que se desempeñaba como jefe político del departamento de San Miguel, iría fundando varias poblaciones en ese departamento (como: Bolívar, Sociedad, Nueva Esparta, Carolina, Nueva Guadalupe, y San Antonio); lo que contribuiría a rellenar espacios huecos y organizar el territorio de oriente.[159]

Por decreto legislativo, del 14 de julio de 1832, sería creado el distrito de Ahuachapán (que contaba además con las poblaciones de Apaneca, Tacuba, Ataco, Atiquizaya, y San Lorenzo) como un distrito judicial. Ese mismo decreto también establecía que le serían dadas funciones judiciales (el ser sede de un juzgado de primera instancia) a los distritos de Zacatecoluca y de Cojutepeque; mientras que los distritos de Gotera y San Antonio del Sauce estarían agrupados en un solo distrito judicial con sede en Gotera (hasta el 28 de marzo de 1839, cuando su sede pasaría a San Antonio del Sauce).[163]

Entre 1833 y 1834, se crearía y disolvería el departamento de Tejutla, que estaba compuesto por los distritos de Metapán y Tejutla; luego que ese departamento fuese disuelto, ambos distritos volvieron a formar parte del departamento de San Salvador. Asimismo, en 1834 Sonsonate fue brevemente capital federal. [164]

El 3 de julio de 1833 se ordena el traslado de la población de Arambala al valle del Matazano. Por otro lado, por decreto ejecutivo del 4 de octubre de 1833 (y ratificado por el congreso estatal el 22 de abril de 1834), la localidad de Quezaltepeque sería separada del distrito de Opico e integrada al distrito de San Salvador.[160]

De la creación del distrito federal en 1835 a la disolución de la federación

El 22 de enero de 1835, San Salvador sería declarada como capital de la Federación y San Vicente se convierte en la capital estatal. Se crea el distrito federal con la mayoría de poblaciones del distrito de San Salvador, con la excepción de: Quezaltepeque, que volvería al distrito de Opico; y Suchitoto, que pasaría a encabezar su propio distrito, donde además estarían las poblaciones de Guazapa, San José Guayabal, y San Luis Aguacayo. Con eso, el departamento de San Salvador se disolvería y se crearía el departamento de Cuscatlán, que estaría integrado por los distritos de Suchitoto, Chalatenango, Tejutla, Opico (cuya cabecera, a partir del 22 de mayo de ese año, sería Quezaltepeque), Cojutepeque, y Olocuilta) teniendo como cabecera a Suchitoto; mientras que el distrito de Metapán, pasaría a formar parte del departamento de Sonsonate (cuya cabecera pasaría a ser Santa Ana).[164][160]

El 20 de junio de 1835, por decreto ejecutivo se crearía, en el departamento de Cuscatlán, el distrito de Ilobasco; que además estaría integrado por Jutiapa, San Sebastián (hasta el 30 de julio de 1836, cuando volvería al distrito de San Vicente del que había sido separado), y los valles o caseríos aledaños.[160]

Por el decreto legislativo de 9 de marzo de 1836, Quezaltepeque se separaría del distrito de Opico y pasaría a formar parte del distrito federal; mientras que Opico volvería a ser cabecera de su distrito el 30 de julio de ese año. Ese mismo día, el distrito de Zacatecoluca y el de Olocuilta serían cedidos al distrito federal; permaneciendo ahí hasta el 30 de junio de 1838, cuando serían reincorporados al departamento de Cuscatlán del estado salvadoreño.[160][165]

El 17 de marzo de 1836, sería creado el distrito de Osicala, desmembrado del de Gotera, y que además contaba con las poblaciones de: Meanguera, San Simón, Villa del Rosario, Jocoaitique, Arambala, Perquín, Torola, San Fernando, Gualococti, Cacaopera, y Yolaiquin. Por otro lado, el 30 de julio de ese año, Tenancingo es separado del distrito de Cojutepeque y unido al de Suchitoto. [166]

El 30 de septiembre de 1836, las poblaciones de Cacalula, Cuisnahuat y Zapotan son separadas del distrito de Opico y unidas al de Izalco; mientras que Mizata, también del distrito de Opico, es unido al de Sonsonate; y San Pedro Puxtla, del distrito de Sonsonate, es unido al de Ahuachapán (hasta el 28 de febrero de 1839, en que se dictaminó que en lo judicial quedase unido al distrito de Sonsonate y en lo electo al de Ahuachapán).[167]

El 10 de marzo de 1837, el valle del Rincón Grande (en la jurisdicción de Titihuapa, hoy Dolores, en el distrito de Sensuntepeque) es erigido como pueblo con el nombre de Guadalupe. Por otro lado, el 28 de febrero de 1839, las haciendas San Francisco, Candelaria Lempa, y San Ildefonso pasaron a formar parte de la jurisdicción municipal de Titihuapa.[168]

Por otro lado, el 17 de mayo de 1839 sería erigido el departamento de La Paz con los distritos de Zacatecoluca y de Olocuilta, quedando su cabecera en la localidad de Zacatecoluca.[165]

El 30 de julio de 1839 se decide disolver el distrito federal; con ello se restaura el departamento de San Salvador, conteniendo únicamente los distritos de San Salvador (aquellas poblaciones que conformaban el distrito federal) y de Opico.[160]

Para fines de la época federal, el estado contaba con los siguientes departamentos y distritos:[169][160]

Departamento Distrito
San Salvador San Salvador
Opico
Sonsonate Santa Ana
Sonsonate
Metapán
Ahuachapán
Izalco
Cuscatlán Suchitoto
Tejutla
Cojutepeque
Chalatenango
Ilobasco
La Paz Zacatecoluca
Olocuilta
San Vicente San Vicente
Sensuntepeque
San Miguel San Miguel
Gotera
San Alejo
Chinameca
Usulután
San Antonio del Sauce
Osicala

Referencias

Notas

  1. El nombre oficial de «El Salvador» fue aceptado en la primera Constitución del Estado, promulgada el 12 de junio de 1824. Sin embargo, la usanza de hacer contracción de la primera palabra provocó que fuera escrito como «Estado del Salvador». Incluso, esa misma Carta Magna estipulaba que el Estado se denominaría «Estado del Salvador» (art. 7).[1][2]

Citas

  1. Departamento de Relaciones Públicas. Casa Presidencial: El Salvador 1974-1975, pp. 12-13.
  2. «Constitución Política de la República de El Salvador de 1824 | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes». Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. 12 de junio de 1824. Consultado el 2 de marzo de 2016. 
  3. a b c Ministerio de Educación (2009). Historia de El Salvador. 
  4. Lardé y Larin, 1957, p. 457.
  5. Marure, 1895, p. 127; Reyes, 1910, pp. 339-340; Figeac, 1938, pp. 188-189.
  6. a b Cañas Dinarte, Cortez y Aguilar Avilés, 2006, p. 13.
  7. a b c Larde y Larín, Jorge (1974). «Capítulo VIII. Fundación del ejército salvadoreño». Orígenes de la Fuerza Armada de El Salvador. Ministerio de Defensa y Seguridad Pública. 
  8. a b c Cañas Dinarte, Carlos (2006). «Actas de las sesiones del primer Congreso Constituyente del Estado de El Salvador, 17 de abril al 29 de mayo de 1824». Boletín (Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica (AFEHC)) (Nº 25). ISSN 1954-3891. 
  9. a b c d Marure, 1895, p. 143.
  10. Monterey, 1996, pp. 123-125.
  11. Monterey, 1996, pp. 125 y 129; Marure, 1837, p. 203; Herrera Mena, 2016, p. 53.
  12. Marure, 1837, p. 37; Marure, 1895, p. 17; Herrera Mena, 2005, pp. 9-11.
  13. Chamorro, 1951, p. 96.
  14. Herrera Mena, 2016, pp. 54-55.
  15. Herrera Mena, 2016, p. 55.
  16. Marure, 1895, p. 20; Monterey, 1996, p. 125.
  17. Monterey, 1996, pp. 116 y 125.
  18. Herrera Mena, 2005, p. 12.
  19. Marure, 1895, p. 20.
  20. Marure, 1895, p. 17.
  21. Monterey, 1996, p. 126.
  22. Molina y Morales, Roberto (1980). «El precursor y fundador del periodismo en El Salvador. Pbro. Don Miguel José de Castro y Lara». Revista Cultura Nº 70 (Ministerio de Educación de El Salvador). 
  23. a b c Freddy Leistenschneider y María Leistenschneider (1980). Gobernantes de El Salvador (Biografías). Publicaciones del Ministerio del Interior. 
  24. Monterey, 1996, p. 127.
  25. Monterey, 1996, p. 128.
  26. Monterey, 1996, pp. 129-130.
  27. Monterey, 1996, p. 130.
  28. Monterey, 1996, pp. 127, 130 y 134; Marure, 1837, pp. 159-160.
  29. Herrera Mena, 2016, p. 54.
  30. a b Cañas Dinarte, Cortez y Aguilar Avilés, 2006, p. 21.
  31. Monterey, 1996, p. 133; Marure, 1895, p. 26.
  32. Monterey, 1996, pp. 133-134.
  33. Lindo Fuentes, Héctor (2002). «Perspectivas Históricas». El Faro. 
  34. Chamorro, 1951, p. 104.
  35. Monterey, 1996, p. 134; Marure, 1837, pp. 208-213; Chamorro, 1951, p. 106.
  36. Monterey, 1996, pp. 134-135.
  37. Monterey, 1996, p. 150.
  38. Monterey, 1996, pp. 136-137.
  39. Herrera Mena, 2016, pp. 56-57, 59-60 y 62.
  40. Reyes, 1910, p. 281.
  41. Monterey, 1996, pp. 134-136; Marure, 1895, pp. 27-28.
  42. Monterey, 1996, pp. 136-137; Marure, 1837, p. 204.
  43. Monterey, 1996, p. 138.
  44. Monterey, 1996, pp. 139 y 142.
  45. Monterey, 1996, p. 139.
  46. Monterey, 1996, pp. 157 y 159; Marure, 1837, p. 205.
  47. Monterey, 1996, pp. 148-149.
  48. Monterey, 1996, p. 149 y 199.
  49. a b c d Imprenta del Estado de El Salvador. Colección de decretos y órdenes de la asamblea y gobierno del Estado correspondiente a los años 1829 y 1830. 
  50. a b c d Cañas Dinarte, Cortez y Aguilar Avilés, 2006, p. 26.
  51. Monterey, 1996, pp. 148-149; Menéndez, 1855, pp. 204-205.
  52. Monterey, 1996, p. 149.
  53. Monterey, 1996, pp. 149-150.
  54. Monterey, 1996, pp. 150-151 y 153.
  55. Herrera Mena, 2016, pp. 60-63.
  56. a b c Herrera Mena, Sajid (2011). «Las facciones políticas en El Salvador del siglo XIX». Historia electoral de Centroamérica (Lea Grupo Editorial). 
  57. Monterey, 1996, p. 151.
  58. Monterey, 1996, pp. 152-153 y 156.
  59. Monterey, 1996, pp. 154-157.
  60. Monterey, 1996, p. 157; Marure, 1837, pp. 270-272.
  61. Chamorro, 1951, pp. 188-189; Monterey, 1996, p. 158.
  62. Monterey, 1996, p. 158.
  63. Marure, 1895, p. 143; Marure, 1878, p. 15.
  64. Monterey, 1996, p. 159.
  65. Marure, 1878, pp. 15-16.
  66. Monterey, 1996, p. 160.
  67. Marure, 1878, pp. 16-17; Monterey, 1996, pp. 162-163.
  68. Monterey, 1996, p. 163; Marure, 1878, p. 18.
  69. Monterey, 1996, p. 163; Marure, 1878, pp. 18-19.
  70. Monterey, 1996, p. 163; Marure, 1878, p. 21.
  71. Monterey, 1996, pp. 163-164.
  72. Cañas Dinarte, Cortez y Aguilar Avilés, 2006, p. 30.
  73. Marure, 1878, pp. 21-22.
  74. Marure, 1878, pp. 22-23.
  75. Marure, 1878, p. 26 y 34.
  76. Marure, 1878, p. 41; Monterey, 1996, pp. 165-166.
  77. Marure, 1878, pp. 41-42; Montúfar, 1832, pp. 65-66.
  78. Marure, 1878, pp. 42-43; Monterey, 1996, pp. 164-165.
  79. Marure, 1878, p. 44; Monterey, 1996, p. 165.
  80. Monterey, 1996, p. 166; Marure, 1878, pp. 44-46.
  81. Marure, 1878, pp. 46-47; Monterey, 1996, p. 166.
  82. Monterey, 1996, p. 166; Marure, 1878, pp. 47-48.
  83. Monterey, 1996, pp. 166-167; Marure, 1878, pp. 52-53.
  84. Monterey, 1996, p. 167; Marure, 1878, pp. 51-52.
  85. Marure, 1878, p. 60.
  86. Marure, 1878, pp. 59-61.
  87. Monterey, 1996, p. 168; Marure, 1878, pp. 56-58.
  88. Marure, 1878, pp. 62-63.
  89. Monterey, 1996, pp. 169-170.
  90. Monterey, 1996, pp. 169-170; Marure, 1878, p. 62; Montúfar, 1832.
  91. Marure, 1878, pp. 63-64.
  92. Marure, 1878, pp. 68-69; Monterey, 1996, p. 170.
  93. Monterey, 1996, pp. 169-170; Montúfar, 1832, p. 76.
  94. a b Monterey, 1996, p. 171.
  95. Monterey, 1996, p. 171; Marure, 1878, pp. 74-75.
  96. Monterey, 1996, p. 172.
  97. Marure, 1878, p. 98.
  98. Mayorga, Fulgencio (1828). «Memoria». Documentos y datos históricos y estadísticos de la República de El Salvador (Biblioteca Nacional, publicado el 1926). 
  99. Marure, 1878, pp. 79 y 99.
  100. Marure, 1878, p. 99.
  101. Marure, 1878, p. 99; Monterey, 1996, p. 174.
  102. Marure, 1878, p. 108; Monterey, 1996, p. 174.
  103. Cañas Dinarte, Cortez y Aguilar Avilés, 2006, p. 37.
  104. a b Monterey, 1996, p. 175.
  105. Monterey, 1996, pp. 175-176; Marure, 1878, p. 109.
  106. Monterey, 1996, p. 176.
  107. Monterey, 1996, p. 176; Marure, 1878, pp. 112-114.
  108. Monterey, 1996, pp. 176-178; Marure, 1878, p. 116.
  109. Monterey, 1996, pp. 176-177; Marure, 1878, pp. 116-117 y 118; Montúfar, 1832, pp. 88-89.
  110. Monterey, 1996, p. 177; Marure, 1878, pp. 119-122.
  111. Monterey, 1996, p. 177.
  112. Monterey, 1996, p. 178; Marure, 1878, pp. 123-124.
  113. Monterey, 1996, pp. 178-179; Figeac, 1938, pp. 86-87.
  114. Monterey, 1996, p. 179.
  115. Monterey, 1996, pp. 179-180; Marure, 1878, pp. 131-132.
  116. Monterey, 1996, p. 180; Reye, 1910, p. 237.
  117. Monterey, 1996, pp. 180-182.
  118. Monterey, 1996, pp. 182-183; Marure, 1878, p. 132.
  119. Marure, 1878.
  120. Monterey, 1996, p. 183.
  121. Monterey, 1996, p. 183; Montúfar, 1878, «Tomo I», pp. 14-15.
  122. Monterey, 1996, p. 183; Montúfar, 1878, «Tomo I», pp. 16-17.
  123. a b Monterey, 1996, pp. 183-184.
  124. Monterey, 1996, pp. 184-185 y 187.
  125. Monterey, 1996, pp. 186-190.
  126. Monterey, 1996, pp. 188-189.
  127. Monterey, 1996, pp. 187 y 189.
  128. Monterey, 1996; Reyes, 1910, pp. 238-239.
  129. Monterey, 1996, p. 191; Montúfar, 1878, «Tomo I», p. 54; Figeac, 1938, pp. 92-93.
  130. Monterey, 1996, pp. 191-192.
  131. Monterey, 1996, pp. 192; Montúfar, 1878, «Tomo I», p. 54; Montúfar, 1878, p. 55-56.
  132. Monterey, 1996, pp. 192-193.
  133. Monterey, 1996, p. 195; Figeac, 1938, p. 93.
  134. Monterey, 1996, p. 195; Montúfar, 1832, p. 150; Marure, 1895, p. 143.
  135. Monterey, 1996, pp. 195-196 y 198; Montúfar, 1878, «Tomo I», pp. 61-63.
  136. a b Monterey, 1996, p. 196.
  137. Monterey, 1996, pp. 197-q98; Marure, 1895, p. 53-54.
  138. Monterey, 1996, pp. 198-199.
  139. Montúfar, 1878, pp. 97-98.
  140. a b Monterey, 1996, p. 199.
  141. Monterey, 1996, pp. 199-202.
  142. Monterey, 1996, pp. 201-202 y 205.
  143. Monterey, 1996, pp. 202 y 206.
  144. Monterey, 1996, p. 204 y 206-207.
  145. Monterey, 1996, pp. 204-205 y 208.
  146. Monterey, 1996, pp. 206-207; Montúfar, 1878, pp. 259-260.
  147. a b López Benítez, Luis Ernesto (2007). La Iglesia y la independencia política de Centro América: "El caso de El Estado de El Salvador" (1808-1833). Gregorian Biblical BookShop. 
  148. Monterey, 1996, pp. 207-208.
  149. Reyes, 1910, pp. 242.
  150. Monterey, 1996, pp. 207-212; Reyes, 1910, p. 242.
  151. Monterey, 1996, pp. 204 y 212.
  152. Monterey, 1996, pp. 212-213; Montúfar, 1878, «Tomo I», pp. 267-269.
  153. Monterey, 1996, pp. 214.
  154. Monterey, 1996, p. 214; Montúfar, 1832, p. 150; Marure, 1895, p. 143.
  155. Monterey, 1996, p. 214; Reyes, 1910, p. 243; Montúfar, 1832, pp. 200-202; Herrera Mena, 2008, p. 127.
  156. González Torres, Julián (2021). «Poder y territorio, crisis y disputas eclesiásticas entre San Salvador y Guatemala, 1822-1842». Diálogos. Revista electrónica de historia (Centro de Investigaciones Históricas de América Central, Universidad de Costa Rica). doi:10.15517/dre.v22i2.46718. 
  157. Monterey, 1996, p. 215; Marure, 1895, p. 63.
  158. Menéndez, 1855, p. 159.
  159. a b c Sistema de Información Territorial, 2004, p. 29.
  160. a b c d e f g h i j Lardé y Larín, Jorge (1957). El Salvador: historia de sus pueblos, villas y ciudades. Departamento Editorial del Ministerio de Cultura. 
  161. Sistema de Información Territorial, 2004, pp. 28-29.
  162. Menéndez, 1855, pp. 155-159 y 305.
  163. Menéndez, 1855, p. 303.
  164. a b Sistema de Información Territorial, 2004, p. 30.
  165. a b Menéndez, 1855, p. 160.
  166. Menéndez, 1855, p. 304.
  167. Menéndez, 1855, p. 305.
  168. Menéndez, 1855, p. 109 y 305.
  169. Sistema de Información Territorial, 2004, pp. 30-31.

Bibliografía

  • Marure, Alejandro (1895). Efemérides de los hechos notables acaecidos en la República de Centro-América Desde el año de 1821 hasta el de 1842. Guatemala: Imprenta de la Paz. Consultado el 8 de julio de 2019. 
  • Reyes, Rafael (1910). Nociones de Historia del Salvador. Precedidas de un resumen de Historia Universal. Barcelona, España: Universidad de California. 
  • Lardé y Larín, Jorge (1957). Ministerio de Cultura, ed. El Salvador: historia de sus pueblos, villas y ciudades. Departamento Editorial. 
  • Figeac, José F. (1938). Recordatorio histórico de la República de El Salvador. 
  • Montufar, Lorenzo (1878). Reseña Histórica de Centroamérica. Volumen 1. Guatemala: Tipografía El Progreso. 
  • Montufar, Lorenzo (1878). Reseña Histórica de Centroamérica. Volumen II. Guatemala: Tipografía El Progreso. 
  • Marure, Alejandro (1837). Bosquejo Histórico de las Revoluciones de Centro-América desde 1811 hasta 1834. Tomo I. Guatemala: Imprenta de la Nueva Academia de Estudios. 
  • Marure, Alejandro (1878). Bosquejo Histórico de las Revoluciones de Centro-América desde 1811 hasta 1834. Tomo II. Guatemala: Imprenta de la Nueva Academia de Estudios. 
  • Cañas Dinarte, Carlos; Cortez, Violeta Scarlett; Aguilar Avilés, Gilberto (2006). Historia del Órgano Legislativo de la República de El Salvador. Tomo I. San Salvador: Junta Directiva Órgano Legislativo. 
  • Herrera Mena, Sajid Alfredo (2005). «La invención liberal de la identidad estatal salvadoreña, 1824-1839». ECA Estudios centroamericanos (Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas") (Nº 684). ISSN 0014-1445. 
  • Monterey, Francisco J. (1996) [1943]. Historia de El Salvador: anotaciones cronológicas 1810-1842. Historia de El Salvador en dos tomos. Volumen I (3 edición). Universidad de El Salvador, San Salvador, El Salvador: Editorial Universitaria. 
  • Chamorro, Pedro Joaquín (1951). Historia de la Federación de la América Central 1823 - 1840. Madrid, España. 
  • Montúfar, Manuel (1832). Memorias para la Historia de la Revolución de Centro-América. Guatemala: Imprenta de la Paz. 
  • Herrera Mena, Sajid Alfredo (2016). «Pueblos, municipalidades y gobierno central: la difícil organización del estado de El Salvador, 1823-1824». En Reichert, Rafa, ed. Discursos históricos, literarios y culturales desde el sur de México y Centroamérica (Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, publicado el 2017). ISBN 978-607-8410-84-2. </ref>
  • Sistema de Información Territorial (2004). «Poblamiento, ciudades, regiones y demarcaciones. Sistema de ciudades y demarcaciones territoriales a los efectos de planificación y desarrollo territorial». Plan Nacional de Ordenamiento y Desarrollo Territorial (El Salvador: Viceministerio de Vivienda y Desarrollo Urbano). 
  • Menéndez, Isidro (1855). Recopilación de las Leyes del Salvador. Tomo I. 
  • Gobierno del estado del Salvador (1824). Constitución política. 
  • Herrera Mena, Sajid (2008). «Capítulo III: Fiscalidad, estancos y Federación. Los termómetros de la fortaleza gubernamental en El Salvador (1824-1839)». Los estancos, las prácticas monopolicas y las rentas del Estado en El Salvador. Biblioteca de Historia Salvadoreña. Volumen No. 20 (Concultura).